Y sigue ah...
Publicado en Jul 11, 2013
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Seguía ahí, aún vestía ropa vieja y unas ojotas que al parecer, antes pertenecían a otra persona.Desde niña, cada vez que pasaba cerca de esa estación, lo miraba. Se sentaba sobre un lote de tierra que permanecía ahí desde hace muchos años, nadie se había dado el tiempo de removerlo.
En ese entonces, yo sólo tenía cuatro años, para mi la vida sólo era jugar y ver televisión. Ni siquiera fui al jardín, mi primer acercamiento a un colegio fue a los cinco años.
El hombre, cuyo nombre aún no conozco, lleva hasta hoy más de quince años en el mismo lugar. Siempre con el mismo rostro, siempre con esos ojos que sólo expresan tristeza y soledad.
La gente le habla, le da comida, le regala ropa antigua... y eso parece ser suficiente para él. Desde hace más de 15 años que conozco a ese hombre, y desde ahí, siempre he tenido ganas de darle un abrazo, de preguntarle de donde viene, de acercarme a él aunque sea a regalarle una sonrisa. Porque sé que aunque ha aguantado muchos años en la calle, la fortaleza que ha ganado, no es suficiente para ocultar su desgano, su falta de vitalidad.
Creo que lo admiro, no sé si sería capaz de aguantar en esas condiciones por tantos años. El hombre de cabello largo y barba canosa, no es sólo un "torrante" como le llaman, es un ejemplo de valentía y tal vez, de sufrimiento.
Lo vi un día con una sonrisa en su rostro. Entre sus manos, había un pequeño trozo de pan (seguramente alguna persona con buen corazón se lo había dado), a su lado, un perro callejero lo miraba atentamente, mientras movía su cola. 
El hombre, que por la forma en que comía seguramente tenía mucha hambre, tomó un poco de su pan y se lo dio al animal, se lo dio y en ese momento, sus ojos brillaron y su sonrisa se hizo más firme.
Hay días es que paso cerca de la estación u no lo veo, hay días en que creo que el valiente hombre ha dejado de existir... pero pasa un tiempo y nuevamente aparece ahí, en el lugar de siempre.
Algunas veces con algo de comida, algunas veces con un vaso de plumavit con té caliente. Hay veces en que sus ojos están tristes, hay otras veces en que pareciera que ya no le quedan fuerzas para seguir... Y sin embargo, el hombre continúa allí.
Creo que las pocas personas que trabajan en la estación han de conocerlo, seguramente son ellos quienes en ocasiones les dan ropa y les ofrecen comida. 
Espero que esa gente, no se olvide de que existe. Espero algún día tener valentía suficiente para acercarme a él, sin temor alguno. Espero que su vida continúe en paz, con la simpleza que ha tenido hasta ahora.
No sé si tiene una familia, no sé si hay alguien que lo quiera... sólo espero seguir viéndolo allí, sentado en la estación, en el lugar de siempre           
                

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Foto del autor Maria Paz Torres
Textos Publicados: 7
Miembro desde: Jun 30, 2013
1 Comentarios 545 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Es triste... es cierto.-

Palabras Clave: hombre dolor vida

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



Comentarios (1)add comment
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MARIA VALLEJO D.

El día que no le veas en el lugar de siempre, se encogerá tu corazón, porque
le tienes afecto, aunque jamás hayas hablado con él.
Tuve una experiencia similar, por eso me atrevo a escribirte ese dato.
Real y triste historia amiguita.
Pero se repite en todos los lugares, hay cientos sufriendo hambre física, espiritual
y moral.
Saludos
Responder
July 11, 2013
 

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