Este agridulce relato trata sobre una dama y su vagabundo
Residen en la misma ciudad mas parecen de distintos mundos
Se aferran a la atracción que existe entre los polos opuestos
Al igual que los yonkis a la paz que sienten cuando están puestos
Pero como a éstos últimos sólo se trata de un mero espejismo
El simple reflejo del edén estando ante el inhóspito abismo
 
El caballero destronado, sin títulos ni galones que ofrecer
Se esmera y martiriza por un hombre de buena ley parecer
Comentan que de donde no hay mucho no se puede sacar
Por mucho buscar, en bolsillos vacíos poco vas a rascar
Soy el primero en luchar por derribar esas estúpidas barreras
Pero en este caso os separan tajantemente vuestras carteras
 

La damisela en cambio protagoniza su propio cuento de hadas
Ajena a la crudeza presente día a día, semana tras semana
Sus aires de grandeza inflan el globo que en las nubes la sostiene
Pero para vivir así alguien tiene que llenar la cuenta corriente
Bajo ninguna circunstancia pretendo colgarte etiquetas o juzgarte
Mas para la plebe la vida se complicó de un tiempo a esta parte
 
Lo que está claro es que cada uno vive la película como quiere
Sabiendo que en las de miedo quien se separa del grupo muere
Demasiado grande veo la zanja que separa ambos territorios
De muy pocas canciones se compone vuestro pobre repertorio
Aunque me tienen contado que el bueno del amor todo lo puede
Y que el camino por veces es agradable y que otras tantas duele