En Medio De La Oscuridad/Un Beso Mortal
Publicado en Jun 16, 2013
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En medio de la oscuridad, sólo él podía escuchar sus palabras. Las palabras de ellos, que, una y otra vez, lo atormentaban sin descanso alguno. Lo dejaban sin aliento.
Y, cada vez, moría más por dentro. Afuera...
No quería regresar. Le temía a la oscuridad pero le temía aún más a los habitantes de allá fuera. Lo odiaban. Lo despreciaban de pies a cabeza y esto lo confundía mucho. ¿Qué tenía él que estaba mal? ¿No se suponía que él vivía en una sociedad en la que todos eran iguales? ¿Qué lo diferenciaba? Tenía ojos, cabello, nariz, dos piernas, dos brazos, dientes, boca, labios, mente, sentimientos... Miedo.
A pesar de que sus ideas no eran conforme a las de los demás, eso no era para que lo criticasen. Había libertades, incluídas las del pensamiento. No todos pensaban igual sin embargo todos eran iguales, contrario a esto, ellos no lo trataban como debían. No, para nada. Lo trataban como si fuera un fenómeno; una aberración de la naturaleza. Porque, claro, ¡hasta la naturaleza comete errores!
Los murmuros no tardaron en oírse a lo lejos de su habitación. Sus padres tenían visitas y esto no era para nada bueno. Arriba, arriba, arriba. Golpeteo, golpeteo, golpeteo. Pasos... Estaban subiendo y una vez arriba, no existiría Dios que los detuviese. 
Entrarían (derrumbando la puerta si era necesario), lo rodearían y, entre todos, corregirían a la oveja negra de la sociedad. No había otra salvación más que la muerte. En sus últimos momentos, ya nada era tan terrible como la vida. 
De golpes a patadas, la puerta hizo un movimiento finiquitante, seguida de un estruendo revelador de su castigo. Habían llegado.
La mayoría, con palos, y otros pocos a puño limpio, le quitaron lo raro mientras aumentaban su ignorancia a extremos sin límites. 
Vomitó sangre negra y su sabor fue todo, menos refrescante. Era amarga y repugnante, así como en sus días decidieron tratarlo a él. De entre tantos tocidos, fue un milagro que no se ahogara. Lo habían dejado vivo por unos minutos más, mientras, al irse, tiraron un cuerpo a su lado. 
Era una mujer que escondía su hermosura por debajo de los moretones y la sangre que ensuciaba su rostro. Con un último aliento, su mano se elevó despacio hasta alcanzarla. No quería lastimarla más de lo que ya había hecho. Todo por un impulso estúpido por parte del cerebro.
Un riesgo que AMBOS decidieron tomar. ¿Habría valido la pena? 
Sus labios intentaban decirle "Te amo" pero sus ojos llorosos tan sólo rogaban por perdón.
Ella ya había fallecido. 
Destrozaron no sólo su amor sino también quebrantaron su cuerpo. Su mente y alma; sueños y esperanzas.
Y todo por una única y maldita diferencia. Una diferencia insignificante y estúpida. Errónea y mal vista.
La había besado en un mundo donde el hombre y la mujer no podían amarse. ¡Tremendo error!
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Foto del autor Sergio
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Descripción

"Cuando un hombre quiere matar a un tigre, lo llama deporte; cuando es el tigre quien quiere matarle a él, lo llama ferocidad." George Bernard Shaw

Palabras Clave: en medio de la oscuridad beso mortal golpes miedo diferencias igualdad sangre

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficción


Creditos: Sergio O. Valdés

Derechos de Autor: Sergio Valdés


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