Sin retorno
Publicado en May 16, 2013
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Buenos días, buenas tardes o buenas noches, no importa, lo que importa es que sean buenas.
Soy una persona muy sensible y tiendo a pensar más en los demás que en mí, lo cual para muchos sería un defecto , pero a veces pienso que es un don ya que no hay muchas personas así.
Tuve una adolescencia llena de emociones. La verdad la vida en esas edades se ve demasiado grande , pero luego uno se va dando cuenta que pasa demasiado rápido.
Cuando era un bebé y estaba dentro del útero de mamá sentía un escalofrío tremendo. Mi mamá no podía tener hijos, lo intento muchas veces, pero mis hermanos no pudieron desarrollarse bien. Pero yo sí. Por eso siempre digo que cada persona que está en este mundo viene con un propósito en la vida y creo que yo también, por algo se me dio la maravillosa oportunidad de vivir, si no , no estaría aquí. Y aunque no sepa a donde llegaré espero que sea lo más alto posible y sobre mis expectativas.
Me acuerdo perfectamente de mi primer día de kínder...todos los niños tirados en el piso llorando porque no querían dejar a sus madres y no es que yo quisiera dejarla, pero estaba tan ansiosa de llegar ,que para mí era asombroso estar en un lugar lleno de dibujos, lápices , sillas y mesas de colores, con personitas que se transformarán en mis amigos... por un tiempo o quizás por un tiempo bien largo.
Yo vivía en unos departamentos de 4 pisos, yo estaba en el primero. Tenía vecinas amigas y cuando pequeña hacíamos piruetas en unas barandas de una escalera y nos dábamos vueltas y vueltas toda la tarde. Había un displayer, así le decíamos, un espacio de cemento como una cancha que nunca se terminó de hacer. Ahí jugábamos a las quemadas o al tombo , toda la noche , bueno, hasta que mi madre gritaba ¡esperanza! y tenía que entrar a mi casa.
Me costó mucho dormir sola. Me quedaba dormida con mi mamá y luego ella me llevaba a la otra pieza. Pero yo siempre me despertaba y cerraba los ojos fuertemente. Recuerdo una vez que mi papá me dejo en la otra pieza y se fue... y cuando desperté veía como los peluches se caían uno por uno, obviamente estaba muerta de miedo. Bueno que en ese departamento, mi padre y yo hemos visto cosas bien extrañas así que no es nada que no se conozca.
Desde chica que me tope con gente que no debería haberme topado y no daré nombres. Bueno uno es pequeña y no sabe de envidia, ni de mentira o de traición, lamentablemente las únicas personas que le enseñan a los niños esas cosas somos nosotros..la misma especie que creó las guerras.
Recuerdo una frase de jhoon lennon que dice más o menos así " vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor y la guerra es practicada a plena luz del día"
Apenas Tenía 10 años y yo jugaba más con hombres que con mujeres. Jugaba a la pelota , pero no necesariamente con una pelota..podía ser una lata de bebida aplastada o una tapa de una botella o una pelota de papel . Tenía solo una compañera con la que me reía mucho, y bueno con las otras no tenía ningún problema, pero ellas si conmigo.
Me fuí de ese colegio y llegué a los 11años, a un colegio más estructurado.
Mis compañeros por dentro eran cerebritos, pero cerebritos que lo único que sabían era calcular, puesto que en esos colegios te colapsan de tareas y nunca te enseñan a amar, a respetar, ni a tolerar.
Jamás jugué a la pelota como antes. Por supuesto que duré un año ahí y quise cambiarme, y mi madre trabajaba en un colegio no con grandes estatus.
Ya tenía 12 y me fui ahí. Yo iba con una cola de caballo, con mi uniforme planchado, porque la verdad siempre me ha gustado ir bien al colegio, y confieso que me gusta ir. La filosofía del colegio era que no importaba la apariencia .,, lo que importa es lo de adentro. Tenía compañeros de 16 o 17 años. Me sentía muy pequeña. Éramos 15 alumnos. Yo al poco tiempo me hice amiga de todos.
En ese colegio aprendí la amistad, la lealtad y la confianza. Todos hablábamos, habían tantas historias detrás de personas tan jóvenes. Me acuerdo de una compañera que siempre recordaba de su pasado y a veces llegaba llorando y por primera vez yo vi a un profesor que abrazara a una alumna como un acto total del ser humano.
Estos fueron unos de los mejores años de mi vida. En ese tiempo yo ya empecé a interesarme en el sexo opuesto, pero no me emparejé con nadie, no lograba fijarme en alguien y que esa persona lo hiciera de mí.
Tuve una desordenada experiencia de amor...al final.. me mandaron al psicólogo.
A todo esto mis papas ya no vivían juntos.
El cambio de casa fue algo nuevo para mí. Aunque debo confesar que echaba de menos poner tres tazas para cenar. A mi papá lo veía como 2 veces al mes, a veces íbamos a pescar, la única actividad que hemos hecho juntos y digamos que no lo hacemos tan mal. La paso bien con él, en el auto escuchando música disco como a él le gusta , bueno un cambio para no escuchar la música de la nueva ola de mi madre.
Cindy era mi psicóloga, me ayudó a decir las cosas y sacarlas afuera. Siempre recuerdo que a ella le preocupaba la manera en la que yo podía "explotar", ya que nunca le dije una mala palabra a alguien o solté mi enojo con un golpe.
No me refugié en los vicios para relajarme. Primero para sentirme feliz por un momento y relajada, escucho música fuerte y cierro mis ojos, segundo, para dejar atrás los problemas y estar tranquila, en vez de fumar, los anoto en un papel y los quemo, así me doy cuenta de que todos los recuerdos son cenizas que ya pasaron y que se las llevó el viento y la única persona que sigue en pie soy yo. Para llegar a las estrellas no hay nada mejor que enamorarse y decirse cosas bonitas. O simplemente soñar y hacer cosas diferentes, mirar el cielo y ver lo hermosas que son las nubes o el sonido del saxo en un jazz, o ver a los pájaros que cantan al lado de sus nidos, es todo tan lindo y lo mejor es que es gratis.
Al final de mi experiencia desordenada, me vino esta frase a la cabeza:  
" Si las hojas tristes se relacionan con hojas tristes , jamás sanarán su tristeza",
Mi educación media la pasé en un colegio grande de patio, pero no de estructura. Me gusta sentirme libre. En aquel lugar conocí a alguien muy especial.
El primer día de clases me llamó mucho la atención un chico nuevo, es que por fin veía a alguien más alto que yo y que sus proporciones de cuerpo y cara, y personalidad no hacían un mal conjunto. Lo que pasó fue igual que una historia de película... Se dice que la primera vez que me vio, no dejó de pensar en mí. Y bueno yo no estaba con muchas ganas de caer en una relación sentimental. No paraba de molestarme, cosa que me molestaba y que no, lo que terminó por preocuparme porque...mi cabeza no quería nada con nadie.
Pasaron 7 meses, de Marzo- a Septiembre, y los juegos de niños seguían iguales, este niño me decía que en dos meses estaría con él. YO JAMÁS me topé con alguien tan optimista ...Lo extraño tanto...
Recuerdo que en vacaciones de invierno de ese año fuimos a un parque de diversiones, nunca había ido. Sin mentirles, ese fue uno de los mejores días de mi vida. He de confesar que en el bus iba sentada, obviamente, con el joven a quien yo le gustaba. Y me hice la dormida, y con el meneo del bus, luego de media hora caí en su hombro, y por dentro me brillaban los ojitos, era mi estrategia para no ser tan obvia.
Todas las tardes me iba a dejar a mi casa y luego se devolvía a tomar su micro. Así como un ritual. Una vez estábamos abrazados y de pronto él comienza a darme un besito en mi mejilla izquierda, luego en la derecha y así. Así se dio nuestro primer beso. Ese fue un 9 de septiembre del 2011, hoy es...no lo sé, hace tiempo que no mido el tiempo.
Desde ahí comenzó una relación especial. Ambos somos diferentes, pero es como si eso fuese una combinación perfecta. Salimos al cine, a comer, a la típica playa donde más de una vez hemos ido con nuestra persona amada, recibí flores, chocolates, cartas y dibujos, etc. Amo el regalo, porque creo que es lindo pensar que aquella persona que te está regalando algo...lo estuvo buscando para ti.
Me ha tomado tanto tiempo acostumbrarme a todo esto. Aún no comprendo donde estoy ni a donde llegaré. He estado en muchas partes, sintiendo muchas cosas a la vez. No comprendo cómo llegué a este punto...No tengo edad, ni neuronas para encontrar los años perdidos de mi existencia. Ya no soy más que ese polvo que se acumula en los muebles cuando no limpias, ya no soy más que esos zapatos que cuelgan en los cables de los postes, pero sé que puedes ser parte de mi , como yo de ti. Ayúdame a encontrar una salida. Es difícil, quizás no lo soportarías...
Lo amo tanto...Aunque sea tan joven, los días pasan tan rápido. No lleguen ha pensar que la relación que tenía es un cuento de hadas...Porque el cuentito del príncipe azul definitivamente no existe...y si no creen, después cuando terminen sus vidas , un poco antes, se darán cuenta que el hombre perfecto no existe.....porque la mujer perfecta tampoco.
El amor no es fácil...y muchas veces hay parejas que se quedan en el camino porque no fueron capaces de luchar por el otro, y luego se arrepienten el resto de sus vidas.
Estar con alguien no tiene que significar una falta de libertad , si no un anexo de ella, porque podemos hacer con esa persona lo que queramos, mostrar lo que queramos, dar lo que queramos, dar un beso cuando queramos, acariciar cuando queramos, de eso se trata, de ser cómplices.
Y es ahí cuando ocurre la entrega máxima, cuando sabemos que esa persona que tenemos al lado puede hacernos desde la mujer más feliz del mundo, hasta la más desdichada.
Amo los animales, desde los más feos a los más hermosos, pero me parecen que los más curiosos son los del mar...puesto que aun no han sido descubierto todos. Bueno, nadie lo ha descubierto todo.
Tuve la oportunidad de bucear, de entrar en un mundo totalmente ajeno a casi todos. Si tienes la oportunidad de hacerlo. Hazlo, es maravilloso e inolvidable. Te sientes como un ángel flotando en el aire, viendo peces flotando contigo, rocas y algas, colores, aromas, temperaturas, y el sol que penetra sus rayos en el agua. Es el paraíso.
Una de las playas más hermosas que he visto y me he bañado ..es la ballena...por las mañanas es un mar lleno de rocas, por las tardes el mar se recoge y deja la costa con arena lisa, con rocas llenas de cangrejitos y estrellas de mar, de fauna.
Son los recuerdos que tengo cuando me llamaba esperanza  y vivía en la tierra, amaba a quien quería y estaba rodeada de gente que me estimaba.
Luego de 10 años desde entonces, estudié biología marina, hice cursos de teatro, y el arte no lo dejé nunca... tenía 26 años. Vivía en una casita pequeña con mi pareja que conocí en la educación media, visitaba regularmente a mi madre, y hace mucho que no recibía noticias de mi padre.
Buceé y viajé por muchos lugares, participé de obras de teatro, vendía mis cuadros y arrendaba mis libros. Escribía canciones y cantaba en un bar. Descansaba en mi casita, mientras mi pareja también lo hacía, luego de jornadas de trabajo.
Mi inestabilidad emocional nunca se fue de mi...y una vez que discutí con él, salí en mi moto a andar por la carretera, a despejarme, a soltarme. Estaba tan enfurecida, pero la verdad no sabía por qué. Mi ira no tenía fundamento alguno.
Era de Noche, exactamente las 23:45, aún lo recuerdo.
Nos conocimos apenas en el colegio cuando solo tenía 16. Llegaste en el momento más preciso y oportuno. Somos tan distintos, pero a la vez tan iguales.
Queremos las mismas cosas, por eso no llegamos a un acuerdo. Pero todo pasa. Años juntos ya, y pensaba en casarme contigo cuando estuviéramos ancianos, pero el destino me arrebató ese sueño.
Aún no entiendo porque tuve que salir de la casa esa noche. Porque no paraba de acelerar.
Terminé por una pendiente sin fin, totalmente inconsciente, incomunicada, casi sin vida, nadie sabía de mi paradero, nadie buscaría en ese acantilado.
Vi luces muchas, vi autos muchos, no sé cómo se dieron cuenta, creó que él salió a buscarme. Yo pensaba en nunca más volver a escapar de tal forma y quería pararme, lo hice, pero algo extraño sucedió. Movía mis manos pero no las veía moverse, no sentía frío, ni calor, ni dolor, sólo estaba extrañada. Logré ponerme de pie, pero en realidad yo no estaba en pie. Yo si estaba en pie, pero mi cuerpo no...me vi...estaba totalmente dormida, con cara de niña, pero no tomé atención y corrí a los brazos de mi madre, que estaba ahí también y a los brazos de él. Pero me acerque y no notaron mi presencia. Estaban mirando el cerro, pero no se daban cuenta de que yo estaba ahí con ellos. Abracé a mi madre y sólo le dio frío y se puso un chal, en cambio él estaba helado y parecía no importarle.
Los veía llorando, gritando en el suelo, estaban todos pendientes de mi cuerpo. Te ví tan desesperado.
¡No podía ni siquiera tocarte, abrazarte, consolarte, hablarte, me sentía tan culpable!... y no quería que él pensara el resto de su vida que mi muerte fue su culpa.
Mi madre destrozada, y yo sin poder hacer nada. Mi padre estaba ahí, lo cual me impresionó, lloraba por toda la rabia de no haber estado en mis momentos y no haberme ayudado cuando se lo pedía, de no haberme dado el tiempo que necesitaba. Todos lloraban de impotencia...de no haber podido evitar lo sucedido.
Mientras estaba con mi familia, vi mi cuerpo salir entre las ramas y me llevaron en una ambulancia a urgencia, pero no pudieron salvarme. Los días que pasaron fueron horribles.
Juro que pasé cada noche al lado de cada persona que me recordaba, a veces me desesperaba y tenía que decidir dónde ir. Pasaba mayor tiempo con mi madre, mi padre y con él.
Pase noches enteras contemplándolo a él, mis cosas estaban intactas en la casa, yo en su lugar, no lo soportaría. Fue esa noche cuando le juré que volvería.
Quería llevarte conmigo, pero me sentía incapaz de hacerlo.
No sentía el aire, no comía, no bebía, no iba al baño, en cierto sentido no respiraba y ya no recordaba donde había quedado mi cuerpo. No me presenté en mi velorio, ni en mi funeral, no soportaría haber visto sufrir a las personas que más amé en mi vida. Sólo los visitaba de noche o a medio día.
Cada vez me iba alejando más del suelo, hacía el intento por bajar, pero parecía que la gravedad ya no me afectara. Comprendí que en algún momento ya no estaría lo suficientemente abajo para verlos. Entonces esa noche agoté mis energías, entrando a los sueños de cada uno, diciéndoles mis más sinceros deseos.
Me costó salir del sueño en el que estaba con él, pero sabía que si no salía, nunca iba a despertar y no quería privarlo de vivir.
Me elevé cada vez más por horas interminables, al fin pasaba por entremedio de una nube, siempre lo quise.
De un momento a otro se oscureció todo, y la tierra se hacía cada vez más pequeña, yo que quería viajar alguna vez a la luna, ya lo estaba haciendo. Me iba a otra dimensión, la corriente de un agujero negro me tiraba, sin medio, caí en su interior.
Cuando desperté un poco mareada por el torbellino, había una escalera infinita. Comencé a subir. Cada escalón que pisaba era una fotografía. 365 fotografías por año, de los momentos más importantes que viví cada día, durante 26 años. Videos donde me veía cantando, actuando, pintando, riéndome, enojándome,llorando,etc. Eran escalones anchos, y todo oscuro. A veces me detenía más tiempo en algunos escalones recordando.  Me daba pena, pero no podía llorar, no tenía ojos.
Las fotografías estaban gigantes a ambos costados de mí, tamaño pantalla de cine. Los videos se reproducían solos. Miraba hacia atrás y el escalón que había pisado ya no estaba, las fotografías tampoco. Sólo había un abismo al que no me atrevía a saltar. Al final de la escalera comenzó a aparecer un extraño túnel con una luz al final. A pesar del cansancio y el miedo, aun me quedaban esperanzas de llegar a ese túnel, puesto que si me rendía corría el peligro de pasar toda mi existencia ahí mismo. No calculo cuanto tiempo estuve subiendo escalones de peldaños que tenía que subir con manos y pies, eran a veces más altos que yo, dependiendo de la importancia de esos momentos en mi vida y lo que me había costado llegar a ellos. Seguía subiendo. Cada esfuerzo tiene su recompensa.
No podía verme, no tenía forma, y era totalmente transparente, después de todo, lo único que no perdí fue mi memoria, mi conciencia y mis sentidos.
Cuando llegué a la entrada del túnel dormí una siesta, y no tengo idea cuanto dormí, quizás fueron días o años. Avancé y logré entrar en un mundo totalmente paralelo a lo que conocía.
Los niños jugaban en el campo, los abuelos parecían más jóvenes que yo, las casas eran redondas, con ventanas como de cuentos, nadie notó mi presencia. Una de esas casas decía esperanza. Entré. Fue asombroso.
Cada puerta era un mundo diferente, en una de ellas podía volar en el cielo de la tierra y bajar a ver a mis seres queridos, claro que tenía sólo 24 horas para hacerlo y sólo lo podía visitarlos dos días de la semana terrestre.
En otra puerta aparecía debajo del mar con cuerpo de sirena y podía navegar y navegar, cuidando de que ningún humano me viera. No corría riesgo de que una ballena gigante me comiera, debido a que yo ya estaba muerta, no había nada que perder.
En otra puerta había un parque de diversiones gigante solo para aquellos que estaban conmigo en ese momento, estuve miles de horas, días o años en ese lugar.
Entonces cada puerta contenía algo que era de mí gusto, así se repetía en cada casa, cada una con puertas a lugares según el gusto del dueño de la casa. Ningún mundo detrás de las puertas se repetía, lo que te podía tomar un siglo descubrir todas las aventuras de todas las miles de millones de casas que habían.
Las puertas eran mis distracciones, pero cuando llegaba la noche y dormía en esas nubes flotantes que hay en un cuarto lleno de colores y fotografías mías, recordaba a mi familia, mis amigos y a él. Había compartido lo suficiente con todos, pero con él siento que me faltó mucho por hacer. Me arrepentía de nunca haberle preparado una cena romántica, o de haber ido de vacaciones a otro país, a lo cual no accedí por el miedo a gastar mucho dinero. Ahora que estoy atrapada en este lugar me doy cuenta que el dinero no es nada, que no se merecía tanto cuidado. En ese momento puede que haya cuidado más el dinero , que lo que cuidé de él.
Calculé que pasaron como 23 años más en el paraíso, mientras yo seguía divirtiéndome en las puertas. Había encontrado a mis mascotas bebiendo agua del río. No había nadie más conocido, algunos llegaban a este lugar, otros se quedaban en el camino fastidiados por el largo de la escalera.
Lo visitaba a él a menudo, tuvo una novia con la cual estuvo a punto de casarse, pero yo veía desde lejos como ella se iba con otro cada vez que se despedían. Las cosas que había dejado en mi casa terrestre habían sido donadas o quemadas o guardadas en un cuarto oscuro. Luego de tanto tiempo ya casi no existía en la memoria de ellos. Pero él conservaba una pequeña fotografía mía en su billetera, y mi madre prendía una vela cada noche con una fotografía mía a un lado. Mis padres volvieron a vivir juntos y se acompañaron juntos, pero al parecer sólo viven juntos, pero no revueltos.
Seguía tan enamorada de él cómo la primera vez que lo besé. Pasaban las horas eternas, yo estaba envejeciendo, lo noté porque me pesaba el alma, habían cosas que los demás me preguntaban y yo no recordaba, ya no veía tan bien como antes.
Una vez que fui nuevamente a visitarlo ( era una de las pocas almas que después de un siglo en el paraíso seguía viendo a los humanos). Una noche él se acordó de mí, ese día lo habían despedido del trabajo, y le faltaba el apoyo de alguien, rompió en llanto recordando y se quedo dormido con la fotografía tamaño carnet que tenía de mí. A la mañana siguiente se fue a vivir con sus padres y puso en venta nuestra casita. Fue cuando comprendí que él no me había olvidado aún , en la tierra habían pasado ya 12 años, él cumpliría hoy los 38 años.
No podía soportar esperarlo miles de siglos más en el paraíso. Tomé la decisión de marcharme. Caminé sin descanso mientras veía que la noche y el día aparecían y desaparecían. Hasta que llegué a la entrada del túnel nuevamente. Me armé de valor y caminé hasta el agujero oscuro que se hacía al final del túnel, devolviéndome. Pero cuando llegué al término del túnel, me di cuenta de que ya no había escalones... Sólo había un abismo perturbador. Al cerrar mis ojos, una voz de aspecto grueso y áspero me preguntó- ¿ A dónde piensas ir'?- a lo que yo respondí- A la tierra, a mi país, donde está mi familia que me necesita, yo los necesito, donde está mi verdadera felicidad, no aquí abriendo y cerrando puertas. Aquí no hay nadie que conozca, no conocí a mis abuelos. - a lo que la voz dijo - Si sales de este lugar no podrás regresar nunca y si vuelves a la tierra y le cuentas a los humanos lo que viviste en el paraíso morirás y te irás directo al infierno por el resto de tus días-.
Tomar riesgos es parte de la vida. Caí en el abismo gigante y me fui con la única idea de volver a sentir el hambre, la sed, el amor, las caricias, la felicidad plena.
Volví a la tierra, aparecí en un callejón lleno de basura. Me miré las manos, mi cuerpo estaba intacto de 26 años, la edad en la que fallecí. En el reflejo de un charco de agua logré verme. Estaba sucia y tenía una cicatriz en mi brazo, que había sido el corte que me dio el espejo de la moto cuando se tiró encima de mí. Me dolía todo el cuerpo, cómo si recién hubiese salido del accidente, del hospital. Caminé sigilosamente a la calle sin que se notara mi presencia, la gente hablaba un idioma que no conocía, y mi aspecto no era muy distinto al de las otras personas, estaba descalza.
Ahora mi misión era buscarlo a él y donde estaba él estaba mi felicidad. Creo que estaba muy lejos de mi origen, puesto que la bandera que colgaba de las ventanas del callejón, logré recordar que pertenecía a la india.
No podía hablar de lo que viví en el paraíso, no sabía cómo iba a reaccionar él al verme, quizás lo iba a sorprender enamorado ya de otra mujer, o no lo iba a encontrar y se iba a marchar al cielo antes de verlo. Tenía que encontrarlo, no podría morir con él, no me iría al paraíso y si le contaba donde estuve me iría al infierno. Sólo me quedaba una cosa por hacer, comenzar mi travesía... llegar a América.
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Descripción

Título: Sin Retorno Autor: Laira Farben Inspirado en la vida real , de la mezcla de arte, realidad y sueños. Espero les gusta esta historia..así podemos pensar en una segunda parte.

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Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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