Pasó otro día, con el corazón en las manos, latiendo sin fuerzas, hasta escuchar tu voz, confundiendo mi tristeza. Te extraño, la noche es larga, con los ojos cansados, el cuerpo, el alma, un dolor empapado por lágrimas. La mentira se termina, Una duda se confunde entre miles de palabras, un silencio inagotable. Pasó otro día, sin fuerzas, casi muriendo y con frío, entre el hielo de este amor, me congelo... Romina H 

Hoy, por creer que las plantas viven puedo comprender su lenguaje, ¡y me hablan!,como me habla el viento y el agua,porque ellos me hacen vivir, porque ellos me contienen.Hoy, por creer en el movimiento,mi naturaleza fluye, sin límites...Hoy, por creer en la paradójica ley de la vida,puedo sentirme libre, entre miles de dificultades,Y gritar sin culpas, ni  miedosque no quiero que mi ser se detenga,ni que mi mente se contamine,ni que mis pensamientos sean invadidospor lo que solo tocan mis manos.¡No!, porque de esta manera siento la dicha,porque de esta manera me siento libre..La belleza escondida en cada forma y materia,acariciando la inagotable magiade lo invisible, dentro de mí. Romina H  

Corre una brisa cargada de humedad, Puedo ver esas nubes que anuncian la inevitable y refrescante lluvia de verano. Aquí la lluvia significa otras cosas distintas a las de allá, se renueva el curso del rio que viene de la montaña. Las crecientes son comunes y esperadas. Estoy sentada debajo de una frondoza parra, el olor de las uvas maduras, me hace sentir como en casa de los abuelos. Un sapo observa atento a un insecto, y se le acerca… quizás anuncie la lluvia que no se desató esta tarde, a pesar de tanta humedad. Levanto la mirada y observo la libustrina recien cortada, en perfecta simetria rectangular, y detrás, un arbolito asoma la copa, en forma redondeada. Las hojas de la parra caen con el viento A unas cinco cuadras esta el río. Desde la vereda, a la derecha, se ven las montañas y el Cerro Pan de Azúcar, no son muy altas, pero las veo majestuosas.