• javier castillo esteban
raskolnikov
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                                               1Un periodista hojea con parsimonia y con cierto aire altivo diferentes periódicos en la hemeroteca de la universidad, buscando una noticia que sirva de base para el relato que pretende comenzar. Es un hombre cínico y sin principios muy consagrados, excepto el de rendir culto a su inteligencia y a su cuerpo, cualidades que  considera innatas, por lo que decide brindarse su propia obra y exhibir su pluma sin más demoraEntre las efemérides le llama la atención una, que abunda en los disturbios que se produjeron al cerrar varias empresas de fundiciones del metal  en Bilbao.Las revueltas duraron Varias semanas, y la tensión se apuró hasta el último aliento, dejando un bagaje de 3 muertos y cientos de heridos, amén de la quema de varias naves industriales. La incompetencia de la clase política y sus  dirigentes, que gobernaban sin criterio ni mesura,  terminó por provocar la desazón y el hastío de un pueblo que decidió tomar sus propias decisiones y acarrear con sus consecuencias   Diario de Bilbao16 de enero 1985Yorket, empresa matriz dedicada a la fabricación, gestión y comercialización de perfiles; quiebra junto con todas sus filiales y buena parte de las empresas  que tejen sus redes comerciales más allá de la frontera. El anuncio, un secreto a voces, se  intenta encubrir por empresarios y colaboradores que temen la respuesta irremisible del sector 1. Se ha cerrado la puerta a medios de comunicación externos que llevaban merodeando varios días las instalaciones y se vierten  las más grotescas falacias, por medio de faxes y correos,  a los periódicos vizcaínos. 17 de enero de 1985La situación se hace insostenible, el hermetismo de los gerentes de la empresa se traduce en una incipiente desconfianza, que a raíz de no celebrarse la reunión ordinaria anual  se acrecienta a marchas forzadas. EL sector 1 exige conversaciones y conocer  futuro más próximo. La mediación entre sindicato y directivos se vuelve un obstáculo y proponen acciones directas. 18 de enero 1985 Hordas de trabajadores coléricos, ante la amenaza que planea sobre ellos y sabedores que los malos presagios son pacientes confidentes, se atrincheran en la sede central exigiendo lo que es suyo, su pan. Asimismo, en otras comunidades en un acto de confraternización, las  principales empresas metalúrgicas convocan paralizaciones, pretendiendo, y logrando ser una mancha de tinta indeleble en la portada de los periódicos durantes las siguientes semanas. 19 de enero 1985 El humo, las deflagraciones y el ruido ensordecedor de las sirenas componen un paisaje dantesco. Las fuerzas de élite de la policía no consiguen siquiera contener la sedición, y se ha impuesto el toque de queda por orden del gobernador civil                                        2Después de leer con una avidez enfermiza los pasajes más inquietantes, y saltar como un antílope los últimos párrafos que trataban asuntos políticos de difícil comprensión, abandona su lectura. Apoya los codos sobre la mesa y enreda los dedos de sus manos en su oscura y frondosa melena. Reflexiona unos minutos acerca de la noticia y busca un resquicio donde hincar el diente. Su primera tarea es elaborar una tormenta de ideas, haciendo y deshaciendoUn estridente pitido le eriza la piel arrancándole de su ensimismamiento, alza la vista y ve a un hombre escuchimizado que con deje displicente hace un llamamiento a los estudiantes para que abandonen la sala, se trata de un simulacro en caso de incendios. Reverbera en la cúpula de la biblioteca el sonido de los libros como un mazo al cerrarse, y los estudiantes abandonan mansamente en fila de dos la gran sala, como si todo hubiera sido programado para esa hora. Al ir a depositar el diario plastificado en el carrito, se escurren unas hojas sueltas de cuaderno, amarillentas y ajadas por el paso del tiempo. Reúne todos los fragmentos de lo que parece una crónica con firma propia, sobre los acontecimientos de aquellos días. Ordena el documento por el patrón de numeración  que figura a pie de página, percatándose de que faltan páginas, y lo mete en su carpeta estimulado por la creciente curiosidad.Afuera la multitud se apiña en la entrada del edificio para fumar entorpeciendo el paso a toda persona ajena a su distracción. Finalmente,  consigue salir trastabillado de la marea humana y busca un sitio donde apaciguar sus nervios. Un árbol remoto, en la zona más alejada del campo, parece el lugar idóneo para sumergirse en lo garabateados papeles amarillos donde la letra es casi ilegible en determinadas líneas.                    19 de enero 1985Primer día en la guerra...
SEDICION
Autor: javier castillo esteban  344 Lecturas
La noche y la mañana Que no tienen guia Y se encuentran En cielos desnudos Me hallan desierto Frente a mi mismo Sin nubes que ahoguen Ni barreras naturales Me siento yo Y también me siento discretamente tu
los dias
Autor: javier castillo esteban  344 Lecturas
    Los libros siempre han sido muy injustos con quien los busca, pues los escuchas  hasta la saciedad y desesperas buscando su contenido entre los lugares más remotos.  En uno de estos tugurios penetró nuestro protagonista dando fe de un suceso increíble. El misterioso emisor silenció la reverberante sala con la historia:   Los políticos suplantados por páginas sobadas estudiaban su cuerpo, desarrollando nuevos conceptos gracias a la profusa literatura ingerida. Inyectaron letras comprimidas de opiáceos contemporáneos. Los ojos desorbitados esgrimieron al parecer caminos  anegados de 1917. Esta fase no se alargó demasiado debido a la violenta reacción del paciente, atrapado en el casquillo de  una ak-47.EL clero maldito lo hizo incrédulo,perdiendo  así el sentido de la cirugía, una operación henchida de moral.   En verdad, aquel hombre fue voluntario del macabro experimento inconcluso, donde los científicos aún ansían retomar la herencia de  estos días, recobrando la cultura escondida en el tupido bosque de la ignorancia.  He tenido la ocasión de entrevistar a Pablo Iglesias, después de superar el show,  y me ha comentado someramente, el singular e inédito dossier  que contiene el programa de PODEMOS. Parte del relato muestra el Apocalipsis zombi, y a las palabras supervivientes alimentándose de mentiras, siendo éstas principio y final de sus creadoras. Añade también que, bajo los adoquines, la playa está sepultada  y que el espíritu del 68 sigue latente, quebrando la tierra   El relato toca su fin, ensalzando los delirios del autor y el sueño inevitable que precede al sueño real, sonríe y mira al frente, la coleta serpentea sobre sus hombros como un secuaz sospechosamente pulcro.
Mientras miraba por la ventana ella miraba al techo, postrada sobre arrugas de hacía semanas. Olía a hierba recién cortada y a lo lejos un perro vacilaba antes de atravesar el asfalto. Caminaba sin saber a dónde, así que pensé en abrir la puerta de casa y ofrecerle algo que echarse a la boca. No tenía mal aspecto, y parecía bien alimentado. Empero, un bocado caliente hubiera reafirmado su seguridad basada en los asuntos que debía emprender, o dejar de hacer. Tenía un pelaje marrón, tan liso que deducía la fragilidad de su carácter y la débil resistencia al maltrato, su hocico sin embargo reunía las mayores costras que había visto jamás. De repente,sobresaltado,me giré al escuchar un gruñido terrible detrás de mi. Era ella la que, poseída por la rabia, quería disuadirme de acoger al perro.Cuando me volví de nuevo el perro ya no estaba y la luna se hallaba más baja.
PERROS
Autor: javier castillo esteban  344 Lecturas
 me encantaría hacerte el amor envuelto en palabras y pese a todo no hablar
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CINE PARA DOSUna garrapata irrumpió en la máquina de hacer palomitas cuando el niño pidió su cucurucho. La muchedumbre comenzó a arremolinarse en derredor dando pasos cortos y contemplando la escena. La alimaña devoraba el contenido de la máquina al tiempo que repasaba de soslayo la amalgama de ojos fijos en su abdomen La visión se deshizo tras caer una montaña de palomitas sobre el bicho. El montículo se erigía mudo y desolador ante la impresión de los no convocados. Creyóse entonces segura, sepultada como estaba por la sal y el viscoso aceite que se impregnaba por doquier.A escasos metros del acontecimiento un señor ataviado con un sobretodo y un ridículo sombrero se acercó y consoló al niño, pues las lágrimas comenzaron a brotar, irreprimibles, de aquellas dos pupilas sinceras.Le preguntó el hombre acerca de su aflicción y éste le habló de la muerte con una pena inefable.-¡Pero si es solo una garrapata!-Espetó el extrañoEl niño, que apenas alcanzaba las rodillas de su benefactor, respondió que el cine era la experiencia más increíble que su padre conocía. Detrás del cristal apareció, entre las ruinas de maíz, el vientre hinchado del arácnido y el imperceptible guiño que el niño había reconocido.
LA MULA"!Qué fácil fue otras veces!, pero su cuarteado hocico en un día como el 31 crepitaba lastimero.Cuando llegamos, la Lola me dio su adios. No era un adios convencional pero era el suyo, sin duda a la altura de los incomparables adioses a los que era extraño. Eran las dos de la tarde en S. y la brisa se colaba entre los irreductibles muros de hormigón que vestían el nuevo polideportivo. En la calle, el sol impertérrito se apoderaba de las aceras y desgarraba las sombras convirtiéndolas en luz.Todo era luz en la tarde gris, hedor a recuerdos sumergidos y alcoholes de inopinado vacío . América era un destino ignoto para mis ininteligibles sentimientos que se aferraban a la tozudez del que vive y muere en un pueblo.Compungida, tiraba una vez más de mi brazo, pero mis articulaciones inermes solo querían refugiarse de la gratitud del verano, sudar el futuro en la sombra de aquella mole y olvidarse de articular. Quería exprimir los últimos resquicios de nuestro paso por S., grabar el lugar en un espacio de obligado regresoCuando volvió a acercarse a mí, ya había desaparecido. "
la mula
Autor: javier castillo esteban  340 Lecturas
  Los veo allí, moviéndose como hormigas, con sus cascos blancos apuntando al sol, inquietos por repeler sus rayos lacerantes. Sudan gotas exhaustas y hablan alto, muy alto, pues sufren de ignorancia, de oídos taponados y miradas esquivas, de pasos que todas las mañanas recorren el lugar a esa misma hora. El color de alguno resulta extraño, y de cuando en cuando la piel blanca se mezcla con las costumbres de las incivilizadas maneras para tornarse en otro extraño y descolorido compañero. También comen, seguramente de ayer, pero comen.   En las sillas y mesas de los locales más nobles y selectos nos encomendamos a la providencia, y nos indignamos cuando alguien menciona el asunto, pues creemos sin dudar que la providencia, con todos sus ángulos y prismas, los debiera arrullar lo suficiente para conseguir un lustroso empleo y un exquisito pan duro. Por ello, no queremos oír ni hablar de desigualdades ni de partos provocados, bastante tenemos con gestionar la sobredosis de estrés que discurre, como un guijarro arrastrado por el río de la cotidianeidad, para además procurar la refinada reflexión de nuestras vastas mentes a galimatías inútiles y tareas triviales.    Probablemente no sea necesario acudir a clichés ni difamar a locales de moda para perorar sobre la voracidad, nacida cual pájaro de fuego que a cada exhalación arrasa las inmediaciones y contagia su fuego eterno y secular.                                                                                                                                 
El poema más sencillo se compone de nosotros, de la sempiterna habilidad en embrollarnos con palabras que desembocan en una catarata interminable de adjetivos. Adjetivos que, bien descritos, acuñarán más de una nueva expresión a nuestro carácter renombrado. Es por esto que prefiero, entre todos, los renglones torcidos y sin rima, solitarios, bebidos y drogados de nuestra execrable sustancia, embrutecidos... Sólo actuar de este modo nos elevará más alto que la sabihonda pluma que todo lo quiere adornar vilmente. Imágenes para recordarlágrimas para llorarlágrimas para reír caer para vencerpelo para mirarojos para mirarojos para evitarmanos para tocar tocar para saber personas para amaramar para sufrirsufrir para vivir 
LA DIVINA TRAGEDIA  Cerca del 40 aniversario de la Revolución Iraní lideradapor Jomeini, muchos nos preguntamos si, con posterioridad a la destrucción de un proceso autocrático y fuertemente alicatado por las castas palaciegas, ha habido de verdad un cambio detrás de un paradigma socializador traducido en lo que hoy conocemos  como Estado Islámico. Ya advirtió Trump que quien arropa al terrorismo “se arriesga a ser su víctima”, después del ataque que perpetró en junio el ISIS al mausoleo de quien fue más héroe que villano derrocando al último Shah. Unas palabras que, con razón o sin ella, conducen a una inevitable reflexión sobre la situación que sufre, no solo occidente, sino el mundo entero.El jueves en Barcelona, y, lamentablemente, otro día cualquiera en que luzca el sol y la brisa recorra la aparente cotidianeidad, la primavera árabe corre el riesgo de derramar una nueva lágrima mezclada con almizcle, pues un conflicto de semejante envergadura carece de la composición de una tierra fértil y la profundidad de un nicho suficiente en la que enterrar un conflicto global y con demasiadas partes involucradas.La Guerra Santa se declaró hace ya tiempo y nosotros: armados. Pero, ¿De qué?; Del skyline de ciudades que se han deleitado con el regusto metálico de la sangre, de crespones edulcorados que adoptan idéntica tipografía en telediarios y redes sociales, de programas “informativos” y de declaraciones sensacionalistas que pretenden alimentar la tragedia. ¿Cuándo hemos recibido nosotros, de la jurisprudencia cristiana, la vara para medir actos tan desalmados de una forma tan trivial?Nuestros verdugos: 17, 22 ,24 años… Son solo algunos de los diques artificiales que ha impuesto el destino a su supuesta causa. Vidas frágiles, y yermas ya. Edades que, sin identidad en el futuro, sorbieron las lacerantesenseñanzas de sus maestros y que han cicatrizado con la muerte. Los primeros, aquellos que han tragado con la interpretación “ad hoc” de estos últimos al enunciar Yihad. Ya no como “esfuerzo” por crear una comunidad musulmana mejor y presta a una causa noble, donde la paz y la armonía, desde la vivencia y el respeto de los principios del Islam, auspicien la propia vida. No.  Sino, más bien, como un salvoconducto entre Alá y la tierra, cuyos únicos intermediarios son la miseria y la soledad que circunda la juventud, ese espacio inhóspito y anodinado por la sociedad.En nuestro objeto reside, pues, la capacidad de captar la belleza de esos rostros jóvenes y con aspecto pueril. Cojamos aliento, respiremos una vez más y afrontemos elreto, en ocasiones ímprobo, de atisbar una brizna de fe en la convivencia. Un “esfuerzo” por regar cada mañana, entre todos, un jardín sin dueño, un lugar que acoja tallosverdes y sin forma, que den frutos y no polinicen de virosis a los que están por nacer.
Un ramo de rosas embotelladas se dejaba meter mano por los que explicaban al resto. Lo hacían gesticulando histriónicamente, siendo la escena una sombra más de su arrogancia. El atardecer, sin embargo, causaba un efecto embriagador en los sentidos de quien se detenía a mirar el fresco, y Héctor lo podía captar sin vacilar. A esas horas los matices parecían casi rosados y habían perdido la blancura inicial Héctor creía que la obra, si bien no de manera explícita, recreaba el fugaz apogeo del color, desde su nacimiento hasta la sequedad marchita, aunque esperaba a escuchar, de boca de los artistas de la galería de enfrente, las pedanterías más selectas: “Estruendosa” o “quimérica” se concluyó lacónicamente sin más aportación que la del silencio que sentencia.   El recital terminó y se marcharon igual que habían entrado. Hablaban en clave de cuchicheo con aire ingenuo y despistado, acrecentando la imagen de personas de pensamiento elevado y críticos de la exquisitez. La exposición era, en verdad, una farsa, pero una farsa de su gusto, de profusos y distinguidos paladares que confundían  las bellotas frescas con las podridas. Era su farsa diaria y vital.   Héctor escupió a las rosas repetidamente hasta caer derrotado. Le pregunté, simulando un horror poco convincente, por qué lo hacía. Apoyado en la tarima expositora y sin mover un ápice su deprimente postura,  me respondió- -¡Míralas, no han sobrevivido, están muertas, no sufren ya más! Pensé que Héctor era otro artista más, otro comediante que fingía el ultraje de su obra. Pero supo ver a través de mi intención y su mirada se trocó amenazadora. Depuse, pues, mi sinceridad y en seguida argumenté que  no estaba hecha la miel para la boca de ciertos animales…”   Aún hoy sigue pintando, a pesar de todo, pues la nueva temática continúa triunfando igual de “quimérica” y “estruendosa” gracias a los intrépidos ojos que recorren una vez más el cuadro preguntándose por las pezuñas que sostienen vigorosamente las rosas. 
LA RECUA
Autor: javier castillo esteban  333 Lecturas
ruego me disculpéis por la grosería y vehemencia de este texto, y es que leyendo un artículo de un diario de mi ciudad sobre EXTREMODURO, grupo de rock consolidado hace mucho en España, me ha venido la náusea. No la de Sartre, sino la del trago amargo y con regusto a realidadEstos payasos sin tener gomaespuma roja en su nariz, se jactan en su canciones irreverentes de ser los paladines de una tropa de transgresion, rock y  movimiento antisistema. Indudable es su valor como artistas musicales, pues hacen de la composición, punteos y melodías su insigniaen todos sus discos. Por otro lado,  lo que realmente venden son sus letras, llenas de odio y amor, desarraigos y putadas..Denuncian en un comunicado el robo y la filtracion de su nuevo álbum a un mozo de almacén, para después presurosos y resollando llamar corriendo a denunciar como un niño llama a su mamá cuando llega la hora y su madre no está esperándole en el lugar acordado. Su colaboración encomiable con los cuerpos de seguridad se ve enturbiada con la intención de demandar a Guardia Civil, Dscográfica, jóvenes que bajan sus discos de internet por no tener 20 euros en el bolsillo todos los días, deberían enseñarles a ser como ellos, unos "chorizos" que desalojan a unos chavales de un tejado por no poder pagarse el concierto de su grupo favorito. Como era previsible todo el proceso frena en seco y recula puesto que el sonido del metal se va diluyendo en sus oidos, perdíendose, hasta convertirse en algo imperceptible. Así que sanan sus conciencia,echándole un poco de agua de romero  y descargan toda su ira contra la policia, políticos y sus mariachis en sus canciones para luego dorar la pildora a quien haga falta con tal de no perder un céntimo.Seguidores acérrimos de EXTREMODURO calientan los bolsillos de un tío que se hace llamar "Robe",instigador del consumo de drogas entre los más jóvenes. por qué, ya puestos, no le piden  las familias solo una decima parte del dinero recaudado en los conciertos para pagar las adicciones que ha fomentado y apoyado en centros de reahilitacion Yo digo iros vosotros a tomar por culo!!!
Amanece  creyéndose en otra cama y en otro cuerpo .Empapado en sudor y jadeante corrobora que sigue inmerso en la pesadilla. No era otra que la que se repetía cada noche, sin duda para él era nueva, pues no recordaba nada de la incesante actividad de su cerebro. Finalmente se despierta.Cuando abre los ojos ,atezados, de una intensidad aterradora, sólo queda el aturdimiento y una fuerte jaqueca. Mitiga el  desasosiego con dos orfidales, después del desayuno mientras se disipa su nerviosismo. Paulatinamente comienza a encontrarse mejor. Emplea la mitad de la mañana escribiendo, continuando  su vasta novela, que agoniza por no ser acabada. Se viste y prepara el sillín de su bicicleta negra del ejército sueco para visitar a su madre en la otra orilla del puerto./ El edificio, moderno y blanco, aunque carcomido por la humedad, ofrece a los visitantes un hall bastante frío con unas paredes desconchadas, disimulando la suciedad con  las creaciones de los internos. Por encima en un lugar destacado se observan los méritos de  médicos residentes en el centro. Dondequiera que pasees la mirada puedes hallar un reconocimiento enmarcado, tanto de instituciones públicas como del propio gobierno , donde se alaban  de forma grotesca y fingida las maravillas que obran los cirujanos en sus pacientes. Lobotomía  perofrontal, parietal...  "Una delicia", según comenta el doctor Moniz; Sí, es una delicia realmente, observar  cómo se hacinan hordas de enfermos dándose cabezazos en paredes de colchón mientras abrían la boca como muñecos en las manos del mejor ventrílocuo emitiendo sonidos guturalesEl hilo musical de la sala de espera reproduce una machacona ranchera americana que recuerda a la sempiterna y hacendosa madre de familia  americana anunciando refrescos americanos con un pañuelo rojo de cuadritos blancos sobre un cuatro latas americano más largo que los días sin mamá.  Afortunadamente para mi salud, la displicencia del bedel  y sus exabruptos frenan en seco mi desbordante imaginación ( el bedel sin levantar la vista puesta en una revista de jardinería)- Ya le he dicho mil veces que no, señora! Su hijo no puede salir hoy ni durante unas semanas por lo menos, no insista! - Hágame el favor, sólo quiero que le de el aire y que vea a su abuela,que está muy mayor ya.- Confórmese con verle usted, ya que no es precisamente una chavala- Oiga, ¡Yo no le he faltado usted al respeto en ningún momento!- ( incorporándose y de forma autoritaria ) ¡Señora, se lo he repetido por activa y por pasiva, su hijo! no  va   a salir, ni ahora ni nunca! ¡Siéntese por favor!- Es el único día que puedo venir, por favor... Usted no sabe el dolor que arrastro...(El bedel abandona unos instantes su puesto detrás del mostrador acristalado para ir al baño( se oye un golpe seco y estruendoso que hace que todos los que estamos allí demos respingo regresa y retoma la lectura, haciendo caso omiso de los ruegos de su interlocutora- (Silencio y tristeza se mezclan en su rostro constreñido que aguanta las ganas de llorar. La mujer  sexagenaria  obediente y resignada se sienta a esperar la llamada para entrar en la habitación de su hijo, Las sillas destrozaculos, cubos sin respaldo, en apariencia de plástico, sugieren haber sido construidas  con cemento armado, puesto que la hormigonera abandonada en el soportal , parece que aun funciona y las obras de la fachada concluyeron hace algún tiempo.La visita dura apenas una hora, por lo que no  puedes distanciarte demasiado de la entrada si no quieres que interpongan una denuncia de fuga  tras dos minutos del toque de queda, Según el protocolo, y la costumbre salen en fila de a uno los pacientes recogiendo dócilmente en la recepción sus pertenencias que son  requisadas de nuevo al regresar. Los objetos  más comunes son las benditas cajetillas de cigarros que los pacientes arrancan al bedel de sus manos  para, seguidamente, aporrear las puertas del hall hasta que éste pulsa el botón y salen a trompicones al exterior para expulsar el humo que han  inhalado en el infierno. Esta escena se repite todos las mañanas a excepción de alguna en la que se interpolan forcejeos con puñetazos mientras acude el personal de seguridad y soluciona  con más puñetazos  y patadas la disputa por los enseres.Minutos después, da parte de los sucedido  por walki al director de  la empresa de seguridad encargada del centro comunicándole  la resolución pacífica y sin altercados del incidente
COMANDANTES DE SILLON        La semana pasada vinieron los padres de mi pareja a pasar unos días por Pamplona. Agosto. Cielo gris. Como es habitual en cualquier visita, les enseñamos los apartados más notables de la ciudad  cuando, a la altura de la calle Chapitela, reparamos en un grupo de individuos apostados en uno de los chaflanes. Tenían montado un stand con diferente merchandising revolucionario, sendas banderas comunistas y una pancarta con un lema que rezaba: “Solo el pueblo venezolano es dueño de su presente y su futuro”. El cielo seguía amenazante, hacía frío. Las opciones de piscina u otras actividades estivales estaban descartadas para ellos, por lo que era preferible pasar la tarde adoctrinando a una juventud gratuitamente sin tener cuidado de si existe de verdad una masa que calla y difiere mucho de ser engañada, pese a su silencio.  Nos dirigimos a hablar con ellos y preguntar la posición que tenían ante la situación que vive el país de los barriles vacíos, pues mi pareja y sus padres son venezolanos y han tenido que abandonar el país por razones más que obvias y fundamentos demasiado prolijos como para enumerarlos en pocos párrafos.  Ajenos a la posibilidad de entablar un diálogo más o menos sereno, se dedicaron a elevar la voz y enfrentarse , no especialmente asertivos, y a proferir apelativos como “ escuálidos”, por otro lado bastante trasnochados y de adolecida imaginación.  Apelaban al sinsentido y nos acusaban de ignorancia sobre el tema, desoyendo la historia incómoda de quien ha sufrido una experiencia directa. Pareciera que a miles de kilómetros se acumulase más material y más riguroso para ahondar en la problemática y defender ciegamente lo que le dicta la dirección homóloga en Navarra. La discusión no duró por mucho tiempo. Sin embargo, en el momento en que me dedicaba a convencerlos en desistir, basándome en la invalidez de nuestro propósito y su yerma reacción, aparecieron dos chavales oriundos de Caracas. No pasarían de los 25 años, pero, al igual que mi pareja, habían aprendido a sobrevivir lejos de su familia, en un exilio mitigado por rostros  que fingen que “la situación no está tan mal” a través de una pantalla, a no volver la cara ante la insensatez de quien se empecina en sostener palabrería y fanatismo, a soportar a quien sostiene una soberbia recalcitrante desde el calor de un lugar que no padece hambre ni carece de libertad. Arropados por ellos les dijimos “sinvergüenzas”, aunque eso poco les importa, pues su destino únicamente les aguardaba variaciones entre u bar u otro para potear después. Al fin y a la postre las lágrimas se sienten más sinceras en soledad, sin necesidad de dar audiencia al artículo, pero con el fin de apostillar la crítica sorda, que no escucha reproches, y que sin ningún tipo de cortapisas ni censura, todo el mundo puede atender.
Por primera vez no había regalos debajo del pino, tampoco  púas que recoger. En su lugar una suerte de ramas plastificadas sostenían las bolas a una distancia escasa al suelo Algunas eran de cristal otras de un material indefinible. Por lo demás, el espumillón se encargaba de tapar las bajezas de su descaro.  Las lágrimas, seducidas por nuestro encuentro, fingieron ser fluidas y sinceras, no cejaban en su empeño por hallar surco resbaladizo. Ellos, mi familia, no querían repetírselo, el abuelo ya se había despachado suficiente en ausencia de su mujer, y con cualquier rastro de sonrisa en la mesa. La Navidad, ¡qué regalo para el recuerdo! Pero no era allí donde yo portaba mis pensamientos, aunque allí cavilara, deshaciendo el poco tiempo restante, sobre si hubo siquiera un ápice de verdad digna de relatar. Salí de mi ensimismamiento, necesitaba respirar. Me disculpé y corrí hacia la sala de estar. –¿ A dónde vas?- Gritó papá. Allí una única ventana alumbraba un espacio ocupado por un juego de visillo y sillón. Me acerqué y miré a través del cristal, por encima de los edificios de ladrillo rojo. Una estrella se pavoneaba torcida, con uno de sus picos mirándonos inquisitivamente . No tenía palabras para ella ni para el resto. Sola, luz marcada en el cielo negro, se desprendía de  despojos y paseaba libre de la misma manera que los ornamentos sin vida se adherían al pino sin olor, pues de su misma condición se hacían fieles, durante un mes, quizá más, dependiendo de cada casa… Siempre me gustaron las mañanas, incluso ésas que aún despierto crees entender por qué un chaval grita mientras su novia disimula los sollozos con una manga, justo debajo de sus ojos.  Ésas en las que individuos que todo y nada tienen en común se reúnen en torno a los cafés más madrugadores. 
Buenas, Como otros años, te escribimos unas lineas para que te emociones un poco. El ordenador antes del papel para no emborronarlo con un pensamiento detrás de otro, cosas que luego ves que no encajan o pierden el sentido. No por ello es menos sincero, sino que soy proclive al jalón y al adorno, pero ahora es Navidad y no desentona. Han pasado algunas semanas desde que cumplieras 26, en este tiempo has experimentado cosas que no son agradables, sin embargo nada en esta vida se da en vano y con perspectiva aprenderás más de lo que crees, si no lo has hecho ya. El dicho es sabio y la suerte, de verdad, llega para los que saben esperar. Así que ánimo y fuerza para este periplo que no termina ni comienza con la pena, tampoco con la UNIVERSIDAD y sus "educadores"...Por otro lado, tampoco debemos culpar de nuestros baches a la familia, pues aun no eligiéndola, sí la proyectamos en cualquier dirección con nuestros actos, decisiones e indecisiones...Este mundo, nuestro mundo, es el que nosotros construimos, y, por desgracia o caridad cristiana, debe acoger a toda suerte de indeseables como nosotros, tus amigos, los que siempre custodiarán y serán embajadores de tus rabietas, tus paridas y también tus lágrimas. Después de todo ya sabes que nos encanta refutar tus argumentos, de si es mejor ir a Madrid en furgoneta o en autobús, o simplemente por el gozo que nos causa afirmar que no tienes ni puta idea de arte después del siglo xix. Un abrazo
-No esperes a que, muerto , caminen tus pasos-Me dijo contrariado un hombre que reconocía el sol de mirarlo y no por calentarYo, así, sin saberlo, sonreí.Que habría la decrepitud de encontrar a su edad, asustada y a distancia de la nuestra- no resuelvas por vergüenza en soledad  las dudas que seguirán siéndolo - esta vez incurriendo en un gesto que dobló su cuerpo en señal de vencimiento Aquel ser ,venido sin anuncio, me dejó una nota después de morir.- yo ya he estado allí , ¿y tú? Sigues imperecedero, pero de piedra-Fueron igual tres veces las que hicieron tañido las campanas¿Para qué?-Para vivir, supongo.Su voz se dispersó  lejos de allí , en cualquier otro lugar del futuro 
Un mito. Nada es en balde para el héroe, ni siquiera las tardes aferrado a la lluvia, que cae sin alivio al otro lado de la ventana. Todo adopta un significado, indescifrable, en el brillo mate de sus ojos, un estadio difuso para su séquito, que, a pesar de todo, lo espera enfervorizado, tratando de poner lindes a la incertidumbre.  Se cura, o eso piensa, de una herida profunda, confiado al remedio que Claudia le ha prometido será eficaz. No obstante, el ritmo no es el mismo que el alcanzan sus pensamientos, embrollados en espadas y cuchillos afilados; esta vez la sangre discurre lenta, parsimoniosa, con un tono de ajenidad desconocido hasta entonces.  El héroe pregunta constantemente por su jumento, única vida que, según asevera Claudia, late como antes. Recuerda las tardes montado sobre el lomo de suave pelaje, recorriendo al paso su cuidado vergel. De vez en cuando le ofrecía un fruto al asno, como en señal de caridad, sin reparar en que la vida suya era más dulce que los asaltos a los que acostumbraba.  Quienquiera de nosotros podría verlo reflejado en un caballero que vivió siglos antes, en otras tierras, junto a su animal, su escudero, su amor susurrado y un ideal desquiciado por puya. Sin embargo, tanto el nombre de aquél como el suyo nadie ha tenido el atrevimiento de mentar después de todo. Para qué poner nombre, en forma de hombre, pensaría él a cada rato; y afanados nosotros en traducir pensamientos insondables con el objeto más insondable de la finalidad.Ante nuestra curiosidad sabida, él escribió algo antes de su último estertor:  Después de todo, solo conocemos una brizna de los otros, la otra descansa, muerta o viva, más allá, en algún lugar remoto.  
UN MITO
Autor: javier castillo esteban  308 Lecturas
Normalmente, cuando te acercas a una mujer, ésta pierde todas las cualidades que ha podido crear tu imaginario; en este caso fue distinto.  Pelo negro a juego con su vestido, y sus pies descalzos, suspendidos. Sentada en un banco leía con avidez lo que parecía una novela de las de premios y televisión.Y no fue la tapa,dura, la que servía a la inspiración, sino su pecho libre y apacible bajo el oleaje de un escote. Su mirada en consonancia miraba con atrevimiento, sin amilanarse, pidiendo a gritos que le hablase con voz queda, casi susurrando. Pero no pude, pues la belleza, de cerca, impresiona más que una ilusión.
Se deforma el sentido de las oraciones, ya no hay sostén, las intenciones se quedan en eso, en ya mañana lo haré,y así, sólo con comas, entiendo mejor lo que escribo, vuelvese inteligible hasta para el obtuso, porque a pesar del cartón, ya no queda trampa
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Autor: javier castillo esteban  78 Lecturas
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