• javier castillo esteban
raskolnikov
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Como cualquier otro día, él la mira con gracilidad, desde el infinito calor. Ella tiene un secreto inefable, destructivo. La inmadurez transita dando tumbos cuando descubre el embarazo prematuro, la llegada temprana o tardía según quién, de lo que hubiera sido la eclosión de la felicidad.   Las manos trémulas interrumpen la sonrisa abierta y cerrada de su novio, se hace el silencio en una órbita lejana a la visita dominical del bar de esquinas. Mantiene el dedo índice posado sobre los labios de éste, con la firmeza embelesadora de la mujer   Pedro intenta reanudar el lance silencioso de sus comisuras arqueadas, pero Sandra aprieta con más fuerza evitando que las palabras salpiquen la hora.   Tan afectado se encuentra que huye del bar aferrado  a su maletín, mientras la corbata flota meciendo la soledad de Sandra, en la única dirección que conocerá su vida, desmoronada entre las luces mortecinas que expanden su luz a los charcos quietos.   Sale a la calle, y arrodillada  achica la catarata de cristal que cubre empecinadamente sus ojos confundiendo la brisa con el sueño, esa proyección barata que repite oníricamente sus pases  
DEMONIZAR LA DESGRACIASería estéril, a ojos de todos, encaramarse a la ingente cantidad de demostraciones que lucen solidarias en un viernes 13. Ya lo sabemos, y es evidente la náusea que nos produce ver una vez más la bandera tricolor con nuestro rostro estampado. Ciertamente deberíamos reflexionar sobre qué está superpuesto, si el propio rostro, o la bandera. De la misma manera, todos conocemos la repulsa que practicamos hacia actitudes hipócritas, menos cuando es la nuestra. Realmente es complicado comulgar con todo lo que se escribe, se dice o se hace. Pero quizá, este último verbo reverbere con mayor intensidad en nuestra conciencia en el momento que estamos sumándonos al carro de las vanidades y la imitación de un Hermano Mayor más vanidoso, si cabe. Hacer no es rehacer, y de hecho deshacemos cuando lo volvemos a hacer. Parece patético aquello que resulta una perogrullada, sin embargo deberíamos analizar las suposiciones más pueriles y sencillas antes de rebotar la “creatividad” de algunos medios/personas con ideas estridentemente geniales.He visto el perfil de una mujer en los años 60 derramar una lágrima, aunque no sé si es de dolor o de conmiseración, pues si Audrey Hepburn ha sido cartel de algo tan descabellado como es la muerte, significa que estamos dignificando la obra a través de un retrato demasiado aplaudido.
Escapa el ratoncito ante el silbido de las púas plastificadas. La vieja blande el viento en busca de un roedor precavido. Las dos brillantes cápsulas rodeadas de pelo escudriñan la inútil tarea cuando la silueta reaparece como un resorte al final de cada hilo invisible. Negra, más aún que la noche, de tibia permanencia y agotada espera continúa haciendo lo que mejor sabe y peor recuerda.El hombre simula una sonrisa, vuelve sobre sus pasos, pero no quieres perderlo de nuevo. Recortas la distancia y consigues abrir fácilmente la puerta que hasta hace un momento estaba atrancada. Hojas que no cesan de vibrar en círculos. La casa también es negra y el camino describe meandros que sortean sauces comidos por la hiedra. La puerta está abierta, no así la tuya que después del portazo ha sido cerrada desde dentro. La vieja sujeta las cortinas para apremiarte, te giras y encaras el vacío extendido más allá del umbral. Se oye  musitar al ratoncito, un chillido lánguido, cada vez más lejano. Los contornos de la oscuridad adoptan formas familiares cuando la puerta se voltea.
    Historias de gloria miserable De muertes prematuras, derretidas en invierno Miradas confundidas, dirigidas a tu regazo Imploran desgastada clemencia Con exultante apremio Mientras Viertes tu voluntad osada Erigido en tu abrasador silencio Anuncias sobre el agua clara Recuerdos de la solitaria vena Atiborrada de sangre Anciano vigilante De biblias y profetas Fusiles y cadenas Heridas de la guerra infinita Obstinado dilapidador de la simiente Posas tu primer beso sin tinta Ocultando la corriente Y aún sigues colgado del cielo Guardando el ocaso y la aurora Estampando el fresco azulado Creador de la luz y a sombra Bajo este terruño apagado
Sin duda ni complejos dedico estas líneas a María Vallejo, hacedora de textos y poeta.Palabra sincera y agradecida ,regresas cada día en charlas vespertinas enalteciendo a tus cofrades Reina y mártir del verso En tu imagen invisible distingo el talento de tu sino Céfiro desfigurado levantas ahora un viento huracanado que recoge tu corazón y lo estampa contra el papel sangrante como la plumaExudando certezasAhogado en este pozo de narcosis y letras
Leo a un autor y después miro al cuadro. Allí , lo que parecen dos rosas de tono anaranjado,  se mantiene estático. No vuelo ni vibro como yo quisiera, como lo siente el autor .Vuelvo a mirar mientras escribo , tan rápido que ahora mismo no recuerdo la imagen , solo sé que está allí. Quizá hablar de intuición suene presuntuoso, pero aquí estoy escribiendo de nuevo y otra vez cada renglón da sentido al anterior . Literatura y conciencia alcanzan los niveles de tu propio yo . Ahora ya lo tengo , no veo las rosas ni el marco , se desvanecen conmigo en una habitación parecida a cualquier otra. Única
El cuadro
Autor: javier castillo esteban  433 Lecturas
Igual que siempre sigues aquíDe alguna y más maneras interpretandoY yo, empecinado, vuelvo a escribir para tiEn busca de recodo que dobla para hacerse más extrañoNo más halagos, rodeada de gracias y más graciasNo te mueras porque yo te hallo aun cuando hago mal y de mirada pueril te pido perdón con ansiasCóseme contigo pues el mejor de tus zurcidos me quisoJunto a este verso, junto a tus besos
Las llamas amplían el cerco. El secuestro no anda lejos. Uno de estos cae solo, de lado, esgrimiendo su corteza seca.  Ahora el cielo adopta un tono incierto, ni vivo ni neutro, tampoco muerto.Hebra tras hebra se desgarra la última cuerda que conduce al otro lado.   Algunos pasos tímidos y vacilantes de los curiosos con pies sin recorrido. ora adelante ora atrás. Más savia en señal lacrimosa  Cuatro cerillas desprendidas expelen su última risotada antes de terminar y yacer para siempre. Alguien las encuentra, siguen allí aún después ennegrecer. - !Han sido ellos!Haciendo un esfuerzo, en la gran distancia que marcan los lindes de la hacienda, se pueden oler las huellas de la tiranía.  Clemencia que da paso a la lluvia, extraña en la cara, contaminada de humo en sus partículas, tiznan la piel de aquel rostro que, a pesar de todo, la agradece como hizo siempre. Las montañas se cierran en un espejismo de eternidad. Mañana amanecerá de luto. Las cenizas flotan de un gris artificioso y consentido.
INCENDIO
Autor: javier castillo esteban  432 Lecturas
  Mis labios enmudecen cuando mi sino atiende  inquieto, retozando frente a vuestra tez presto a la venganza de no evocarte en su desnudez desaliñadaacude frágil y decidido a tu visitadespreocupadamente bella  La pericia he ido perdiendo, de no escribir quizá,sumido en intrincadas cuestionesque no hallarán veredamas soy recalcitrante, letárgico intérprete de certezasafincado bajo el relente donde el grillo escucha cantar a la noche,y en cuyo silencio inspirador he vuelto a vislumbrarte  Cómo, sin saberlo, de ausencia he despertado  cavilando la forma de cosernossobre cada tarde fría y lluviosa hemos prevalecido ante los anhelos pues ya es verdad que te sientoarrebujada contra mi, encogido por tu aliento.   
AMANECE EN EL CONGRESO  Se escucha el giro recalcitrante de unos radios de bicicleta Son modelos idénticos a los de verano azul aunque minutos antes juraría haberlas visto aparcadas a la vuelta de la esquina… En cualquier caso, ahora llevan el sello Europa y traen consigo el descrédito, por ello se dejan el pulmón, apartan su corbata y pedalean con la misma intensidad que sus ganas por salir guapos en pantalla.La ocasión bien lo merece, se trata de la asunción de una nueva cámara, un hemiciclo repleto de caras extrañas, rastas atusadas, y bebés utilizados…Algunos medios han otorgado denominación a la obra: “La vuelta al cole”, y en verdad no les falta razón, porque la amalgama de jueguecitos y sonrisitas caballonas ha ocupado toda la mañana, mientras los “profes”  intentaban educar, inútilmente, a los nuevos alumnos. La honrosa instrucción se ha reflejado mediante una mezcolanza insoportable de emociones, coronada por la incredulidad y calzada por la resignación, pues aquellos que eran protagonistas no lo han sido tanto y por ello han resuelto despotricar acerca de las generaciones venideras. En un intento épico, los más elegantes han empleado su pericia en corregir la posición de la levita y encauzar el camino de un rizo sin gomina, para, entre clase y clase, lanzar insolentes miradas hacia los neófitos que trataban de abordar materia de adultos delante del objetivo. En algún rincón del pabellón, los había que todavía pensaban en el hecho de dejarse una barba con chinches o una camisa sin planchar para motivo de mayor pavoneo, si cabe. Lo mismo debían barruntar sus ignoradas flatulencias antes de salir despedidas bajo el yugo de un trasero respingón que finalmente ha hallado los suntuosos sillones de cuero granate…Ahora entiendo que prefieran no ducharse a tener que acarrear con el peso de que a uno le hagan partícipe de  “La Casta”.El resto… ¡Igual! Y lo más preocupante está en saber si esa palabra tiene una connotación positiva o negativa, una incertidumbre que comienza a descubrirse demasiado cierta.Será pues que ya no se trata de legislar ni forzar el rostro hasta los límites de la adustez y la solemnidad, sino de competir en una carrera de disfraces grotescos, donde la bandera blanca se empuña con fuerza a pesar de hundirse el barco. Las ratas perecen, pero los necios también.¿Y el Senado…? ¡A quién le importa el Senado! A lo que íbamos:“¡Sí se pué!"
“De mi pueblo son las cerezas”, decían. Y también las miradas como lanzas. Mi pueblo no tenía un aspecto diferente al mundo, pero la asfixia era mayor, casi material. Jugábamos a no vernos en un embrollo de calles sin linde, que subían, que bajaban, que huían despavoridas. ¿ A dónde iban con esa premura si allí, arriba o abajo, nada esperaba? Quizá una ráfaga de viento silbando, o el calor aplastante de aquel verano, apostado hasta en la sombra.A veces escuchaba mis pensamientos y temía por su voz, pues esas cuestas susurradas por viejos de los de bastón seguían custodiadas de rencillas y chismes inagotables. Los niños, empujados por sus abuelos, y éstos por los retorcidos propósitos de sus hijos, salían como un rayo a casa de la "Patro" o del "Peje" para anunciar al forastero. En mi pueblo, si no vives durante las cuatro estaciones del año, eres forastero.Existe todavía en lo alto de mi pueblo una iglesia de ladrillo marrón, sin espadaña, pero de grandes tañidos . La casa de la familia se sitúa a dos palmos del templo, a su cobijo. " Tolón, tolón" , así, formando un tedioso ritmo onomatopéyico, algunos nos desvelábamos de noche, a cada hora.  Hasta hace poco ese sonido hubiera sido nostalgia, amor, familia, cariño... ahora me taladra la sien.La sacristía tiene una entrada exterior, como queriendo no ser vista, pero yo la veía muy bien. La relación de mi abuelo con el cura también la veía yo bien, sin extrañeza, aunque escondido. Mi abuelo siempre tuvo buen trato con la iglesia y todo lo concerniente a la institución, sin embargo decía que “la calderilla p´al cura". Una calderilla que significaba monedas de cobre ganadas al parchís. Esa forma despectiva de referirse al párroco y sus acólitos entroncaba con las ganas de llevar la contraria al más pintado, incluso los que pensaban como él y tenían idénticas creencias.
Como un pájaro de fuego irrumpiste en mis entrañas para derretir el frío que hostigaba mi cuerpo exánime en la cama de un hospital gris abandonado contaban mis párpados los minutos,los segundos...me despojaste de la soledad,mi bendita concubina, la misma que arrullaba mis noches y desterraba el albor de la mañana, que hacía de mi alma oscuridad y silencio, un refugio cetrino en medio de las tinieblas.La ciénaga de mi corazón arrastro torrentes de un lodazal pétreo en otro tiempo, dejando paso a una luz blanquísima que engalanaba los resquicios de mis tumefactas heridas con incipientes lirios de claros tonosDejaste que muriera para regresar y descubrir tu piel angelical, arribar al confin de tu zalema y  antes de quedar varado ahogarme en el requiebro y olvidar que haya existido siquiera en tu mirada
ahaztearen gainean/ DESTIERRO     18/09/2015     Algunos, con mayor o menor sentido que otros, aparecen diseminados por la loma. Son  pequeños archipiélagos de piedra que han clavado sus raíces hace tiempo para no moverse. Quizá porque tengan miedo a la culebra de brea que circunda su badajo y observa sin pestañear. Solo mediante angostas veredas y trochas más escuetas se accede a estas creaciones huérfanas, crecidas en soledad y que hablan un idioma ininteligible. Son años erigidos sobre la historia de las montañas y por debajo del sempiterno color verdoso que esboza el paisaje.   Se farfulla, en los pueblos menos remotos, acerca de los fantasmagóricos moradores que ocasionalmente descienden para comprar leche y alquilar reses. Tienen el rostro macilento y las mejillas sonrosadas, pero más allá de su aspecto, las terribles historias brotan desbocadas y salvajes del pico de sus creadores. Así, el mito o la verdad, circulan afanosos, impulsados por la creciente curiosidad de los vecinos de abajo, alimentando con un cupo de miedo las horas vencidas y las que restan por vencer   A las 17.00 el crepitar de ramas sin secar anuncia su llegada, pero rara vez  se los ve caminar. Segundos después, el umbral queda igual de mundo que el montón de guijarros depositados en el fondo del río. Los hay que, arrebujados en mantas para soportar el frío y tapados hasta los ojos, aguardan el paso de los extraños. Sin embargo, no se alude al aviso sino a la improvisación, pues cuando perciben ojos desconocidos su imagen se evapora y recogen sus aperos.
  Qué puedo decirte que mis versos ya no sepan pues te han oido tantas veces que mi mente ya no sufre , y gasta su tiempo diseminando el amor que ocupa mi pecho   desraizando cada quiebro de mi aullido he desbaratado el silencio removiendo la tierra han germinado los besos y en este fecundo jardín la exuberancia de las rosas hacen coros     qué puedo decirte después de 25 años si la mañana no es mañana sin tu voz y el rostro más serio se asocia con mi rostro cuando  los días más extraños separan de mi  tu abrazo eterno y rollizo     deambulo por  este terruño evocando los momentos más dichosos y tú, antojadiza, te apoderas de todos sirviendo una historia diferente haciéndote valer con una sonrisa inefable desterrando el dolor con solo mirarme     Qué puedo decirte en este día madre mía, si engrilletado estoy a tu amor dime, qué puedo decirte ahora Si  mi camino es quererte con locura
  Lágrimas destiladas marcan el horizonte de la tarde, crédula y rojiza. Caminos sin dueño que llevan a ninguna parte, Martillazos nostálgicos sobre la sien, Que penosamente combate la caza del renombrado silencio Evocando la dulzura de la miel   Los olivos aún verdean cuando la noche adusta se cierne Protegiendo su color de la oscuridad cegadora Y ésta, prendada del olor aceitoso que expiden sus huestes de madera De astillas apuntadas hacia el cielo  estrellado Retrasa su llegada, víctima de una ilusión traicionera   En un pazo descansa el pastor y su perro, Debatido lenguaje entre gañidos y caricias De muerte advenediza, y vencidos guerreros Cuando  El viento sopla arrastrando las hojas Formando remolinos de vida alrededor de las lomas     Allí yace el cuerpo del animal, descuidadamente solo Entre tanto la pala cava sin dilación su lecho, Bajo la atenta mirada de los grillos Llenándolo de tierra seca y guijarros mordisqueados Y abajo, dónde el último ladrido invisible se hace eco Brilla la estampa de su eterno cabello halado.
    Cómo llamar tu atención? Se me ha antojado asfixiante y sin retorno, En el camastro yace cansada la pluma, humilde y engreída, que no logró amagar tu escucha, relegada de una batalla reservada, supongo, a caballeros más duchos y menos sinceros Me siento solo sin tus ojos, aterrado con cada carta que regresa. Intento disimular la vena henchida de hambre, crecida de no hallarte, como pataleando por salir del portador envenenado de ausencia Sigo sonriendo cada noche pese a no tener espejo ni espectadores, con la obligación de no olvidárseme el gesto, no vaya a ser que el veleidoso destino postre tu cuerpo ante estas rejas, y desee entonces dedicarte satisfacción y gozo. La esperanza… poco conocemos de su rostro, destellos de ilusión desfigurada, de imaginarte flotando con gracia delante de la celda, siendo reina y gobernadora de este tabuco, adornado con la sangre seca que tanto suspiró en balde o en camino de tu olor. Hoy quizá, mi último renglón, ha quedado desteñido merced a la lluvia invisible anegando estas manos bailonas, confiriéndoles la ventura o la desgracia de susurrar canciones que recuerdan al amor.
Por un motivo que solo sabía él, ya no era más que una pantalla encendida. Afuera el sol se agotaba entre nubes dejando entrevista pesadez y densidad. Habíamos llegado cansados, extenuados, libres de trabajo y dispuestos a morir. Éramos hijos del desprecio, ánimos recortados, sonrisas frágiles, un montón de sentimientos enterrados, clavados al suelo. La grapadora esgrimía una boca peligrosa, amenazante, como si esperase el hilo de un viento para cerrarse para siempre y estrangular la vida.
 Abre la ventana y entrecruza sus brazos sobre el marco. Más allá, el mar. La brisa de primavera atenta contra los sentidos. Y su amor, lejos de de donde ella mira, emite ecos sin voz. ¿ Seguirá allí? Las barquitas viejas lucen sus astillas al atardecer, se bambolean y vuelven a su posición una y otra vez, flotan para siempre. La bahía se retuerce hasta desfigurar el estrecho margen que da cabida a embarcaciones de mayor tamaño. ( Seguro que no)Un velero...Nunca le gustaron, no valían para la pesca.   
El puerto
Autor: javier castillo esteban  425 Lecturas
( Me acariciaba después de hacerme el amor. El misterio hedía al tocar su piel desde abajo, mientras una gotita caía a trompicones por su pecho, resbalando en cada curvo vestigio de placer. En otra dirección, antagónica al fluir de mis pocas palabras , la seguí hasta que desapareció en el ombligo)- ¿Piensas en la muerte a a menudo?- Sólo cuando dejas de tocarme- Lo digo en serio...- Yo, también. Pero creo que no es real, sino una ilusión fruto de la ansiedad- ¿Una recreación nerviosa?- Algo así. Siempre nos imaginamos el final como un agotamiento del que no se puede deducir paz.    - ¿Repentino?    - Depende de cada muerte    - Al final... todas son iguales.(Se quedó largo rato mirándome con una sonrisa inescrutable que duró unos instantes.Sus ojos, tornados en desprecio, pronto me anunciaron el reflejo que empuñaba debajo de la almohada)   - No lo creas
CRÁTER   El día que nos conocimos yo no me tenía en pie, después de las siete  no tenía un plan más apetecible que ir a la librería más cercana y sucumbir a la voracidad de la literatura. Saludé con ademán educado  a la dependienta sin caer en cordialidades y me dirigí a mi sección favorita, el siglo xix, Los dorsos rocambolescos eran mis víctimas preferidas y siempre buscaba una excusa para decantarme por su contenido antes que adquirir los libros comerciales que pregonaban en la última sección del telediario. Al cabo de media hora me ardía la nuca y mis dilemas llamaron la atención de una mujer  con el cabello alborotado y unos ojos marrones que evocaban la tierra húmeda de marzo, de una profundidad impenetrable. Pese a su corta edad tenía una presencia curtida que exaltaba gravemente su belleza Se acercó sin tibieza y con una elegante sonrisa inquirió   -veo que no te decides Se me cayó un libro que sostenía en la mano izquierda y petrificado sólo se me ocurrió responder -         el otro día lo tenía, pero … ( la mujer no pudiendo contener la risa)- que tenías el qué? -         eh, pues.. -         bueno.. si te consuela a mi me ocurre lo mismo cada vez que me paseo por aquí, vengo con  una idea en la cabeza y después de embarullarme una y mil veces  acabo  diluyéndome y preguntándome qué era lo que realmente buscaba, si te interesa el siglo xix,  te recomiendo memorias del subsuelo -          ¿dostoievski? -         Sí, un genio explorando la condición humana desde las raíces, un hombre de su tiempo, comprometido,¿ sabías que fue preso en un campo de concentración? -no, no lo sabía… - pudieron apretar el gatillo, pero no tuvieron el coraje necesario,  consideraron que sus balas y su cinismo tenía un valor insignificante comparado con su prosa -una manera poética de describir su vida en pocas palabras - he leído algo de su biografía recientemente, me apasiona la literatura rusa - Lo tendré en cuenta, pero si te digo la verdad, estaba desquiciado, me han hablado muy bien de Goethe, venía con esa intención  parecía convencerme pero cuando voy a sacar la cartera descubro algo dispar que en el momento se adapta más a la coyuntura, -         supongo que es natural, nunca nos contentamos con algo que a priori es propicio y ventajoso -          esa creo que es la clave de todo, y en cierto modo es bueno el hecho de ser inconformistas me refiero ( la mujer quedose reflexiva y con la mirada fija en el suelo) -         inconformismo como motivo de cambio, un acicate que lo impulse y fortalezca la acción -         sí , estoy de acuerdo -         pero si ese cambio no llega ¿es decir,  burlamos a nuestro inconsciente creyendo que hay más, y si no hay más? ( Sentía el calor y sosiego de la conversación , y eso me elevó) -         Más bien digamos que el camino lleva otros derroteros, es tortuoso y en momentos como un oasis , caprichoso. El que es capaz de lidiar con ello, con esa lucha por una victoria utópica, con el laberinto de mil puertas e interrogante pintado en rojo en cada una de ellas. - Quiero entenderte… -         A lo que voy es que quizá no exista esa respuesta final, o ni siquiera exista un final a todo esto sino una pregunta imperecedera que muta dependiendo de nuestra senda, siendo el trayecto una evolución en sí mismo -         Yo ahora mismo podría decir que soy más feliz que infeliz y he conseguido muchos de los objetivos que me he propuesto, sin embargo me preocupa la desazón como una constante, un telón de fondo en nuestra vida. -         Intenta no pensar en ello, es algo duro e inabarcable,no estamos preparados para adaptarnos a una respuesta satisfactoria.             Suponiendo que la genética y nuestro entorno tengan que decir algo al respecto,  no es un matrimonio, no tienen una vida en común y  muchas veces rigen nuestro comportamiento inexorablemente -         Quieres decir que no podemos controlar nuestro destino?, no tenemos capacidad  brincar sobre el condenado!? -         Piensa en Dostoieveski, puedo la bala cambiar el destino, cuando se hallaba casi incandescente, lista  y dispuesta para verter la sangre de la pluma y acallar sus letras? - Si piensas así y pretendes que reforme mi panorama  te equivocas, sin embargo, no pudiendo atisbar el  instante que sucede a este, voy a  besar tus labios y los dos sin saberlo nos ahogaremos bebiendo de lo incierto. ¿ no es asi?
crater
Autor: javier castillo esteban  423 Lecturas
-Ha sido del tercero, pregunte por el telefonillo.   -¿Está segura ?-Ya lo creo que sí... Llame si quiere. No es mi trabajo molestar a nadie-El mío tampoco, señora. No se preocupe... La hilera de botones estaban alineados perfectamente y no presentaban la menor resistencia al presionarlos. Cada uno con su número, ninguno parecía estar hundido. En ese momento el hombre de uniforme fingía no tener miedo. Pulsó el metal hasta dos veces sin respuesta. Cuando volvió la cabeza, la mujer guiñó un ojo al tiempo que dirigió su mano abierta al cielo. Un remolino invisible comenzó a formar betas rojizas alrededor de su cuerpo. -  ¿Quién es?....- Soy... Bueno, el caso es que ha llamado una mujer quejándose de que han caído varios objetos de su vivienda_ ¿ Qué mujer? La plaza está vacía.- Pero...- En ese momento se interrumpió la voz dejando en suspenso varias palabras distorsionadas - ¿ Oiga?- E S T A   M U E R T A-!Policía! !Abra la puerta inmediatamente!La estridencia del timbre hizo desdoblarse la imagen que tenía del cristal, su reflejo mostraba la plaza gris, sus columnas en apariencia torcidas... Abrió la puerta en un contradictorio impulso por aclarar el entuerto. El panel del ascensor únicamente anunciaba tres pisos. Marcó sin vacilar el número tres La puerta se cerró por módulos y sus ojos, llenos de pánico, pestañearon por última vez.
Una gota hinchada, a punto de caer.   Más allá, los últimos gritos de la noche  Gruñidos inefables que deja la cacería  El pájaro blanco reordena las últimas ramitas  Parte solo, al fin,  Y vuela, muy alto,   Entre las nubes recrea su paraíso lejano Cercado por tormentas,más que empapado  Sus ojos ya no brillan en adelante  Han hecho de sí la misma aberración  Impertérrito, dentro aún vive   Rememora una zanja en algún punto inconcreto del pasado  Llena de algo aterrador   Pero ya no suena, solo en ocasiones surge un silbido  Prácticamente imperceptible  Que intenta evitar en balde  Alimento, en boca de su madre  Abierta como siempre   Un atisbo en la agradable noche tropical  Una pizca de verdad dentro de este texto 
El día 5 de enero, después de infructuosos ensayos, se decide retirar al paciente J del programa debido a la constante negación de lo acontecido y su parentesco con el equipo docente. De cualquier modo, el cabello sintético y los productos cosméticos siguen en su poder con el fin de encauzar el pensamiento inconsciente. Ha superado su primer “periodo”, sin embargo aduce no reconocer a su beneficiaria.  Quizá sea demasiado prematuro enfrentarla con ella misma.   Día 1   No hablaré de Gertrude a nadie, de lo contrario, no tendría sentido nada de lo que voy a relatar. Sólo diré que es bella y peligrosa, como toda naturaleza que provoque conocimiento y tentación. Ella me ha arrastrado hasta donde estoy, no la culpo, al igual que no me culpo a mí, pues quizá sea inevitable que las paredes de la habitación no tengan ventanas ni tampoco cordones mis zapatos. Ahora, con más intensidad, la recuerdo sin su máscara. Sé que está al acecho, un soplo de viento ha cruzado sobre el espacio cerniendo un extraño silencio.     (Nota)   Gertrude… Relámpago infinito Caricia cegadora ¿Dónde estás cuando aquí no se oye?   Día 2   Ha comenzado a llover con fuerza cuando un silbato estridente nos ha guiado hasta el patio  El cielo ha seguido negro un buen rato y, en su dilatada expresión, ha  disparado con suspicacia a los que nos movíamos, apesadumbrados, mirando a los adoquines. Algunos se escondían, o quizá ni siquiera eso, estaban presentes en otra calidad orgánica. Otros, caminaban deprisa, con rabia, articulando miradas frenéticas y ávidas, no sé muy bien de qué. De vuelta a mi tabuco he leído varias páginas de un libro venerado por muchos y leído por pocos. Yo lo interpreto a mi manera y copio los pasajes que más me enseñan. Después de dos capítulos la imagen desfigurada de ella me ha hecho estremecerme y cerrar los ojos. He apagado la luz y me he sumido en la oscuridad.   Día 3   Un sueño escalofriante me ha despertado a las 8.00. Me encontraba solo en el bloque de hormigón, solo podía oírme, nadie más hablaba. Tenían la boca sellada y sus ojos enormes me miraban altivamente. Eran fotografías de los antiguos propietarios que, desde cada ángulo, querían arrancarme la ropa con su diabólica sonrisa. El día normal, aunque necesito hacer un gran esfuerzo por escuchar a mis compañeros.   Día 4.   He acudido al médico al punto de la mañana, la incipiente sordera de ayer me hace interrumpir los ejercicios pidiendo a gritos que me repitan cada frase. Palabras huecas retumban como un ladrillo al final de un pozo. Mis compañeros creen que finjo y eso me hace estar más alerta.       Día 5   Mi piel es más suave. Me gusta deslizar mis dedos sobre la esponjosidad de esta nueva textura. Pero me siento vacía, extraña en este cuerpo tosco y descompensado. Ya no me dejan salir con los demás. Los únicos rostros que deambulan por el pasillo palidecen de frío y tampoco los envidio. La corriente, intrusa, se cuela cuando se abre y se cierra la puerta y una gélida sensación  penetra entre mis piernas. A pesar de la temperatura no paro de sudar…    Día 6   Una mujer frente a mí. Me han atado a la cama. En un bolsillo de su bata un alfiler sustenta el aviso de plástico: Gertrude. He chillado sin oírme y han venido más médicos. Después de varios calmantes me han soltado las cintas de goma y he escrito con el único instrumento que poseo, mi sangre.
GERTRUDE
Autor: javier castillo esteban  422 Lecturas
Procesión Desprovista de solemnidad, igual que un desgarro, recupera su bandeo la virgen a cada flanco. Aupada por decenas de costaleros se siente dubitativa, más sola que nunca.   Y llora, impía,  derramando litros de agua salada sobre los embriagados, incluso encima de quienes caen en la cuenta de que es ella, a la vuelta de una esquina. El llanto silencioso cobra más fuerza en el pecho de éstos.   Otro descanso invisible que da pie a trompetas, tambores y bombos. Mi corazón tiembla al son de una mujer que me mira de noche, tras un reflejo. Sonríe, rezuma una descripción inexacta.   Ya se detiene la carroza frente a una iglesia que al contrario que sus coetáneas no muere inadvertida. La ciudad despide sus aromas entre estandartes y chaquetas almidonadas. Vivas a la Virgen, a la madre de Dios.   La evocación, lejos de concluir, retumba victoriosa en ese hueco lleno de zarzas dedicado a no olvidar. Todos respiran aliviados y emprenden otra peregrinación más intrincada y compleja. Ella ha desaparecido, yo también.
PROCESION
Autor: javier castillo esteban  422 Lecturas
Nos veíamos al mediodía para no levantar sospechas, a la mis hora, cuando las cigarras también dormían. Ella se escondía detrás de la columna blanca que sujetaba la techumbre de aquel café de malas miradas y derrochadora displicencia. A las 15.05  entré , saludando tímidamente a la vieja  propietaria . -qué va ser!? - un cortado con hielos gracias,¿ tiene azúcar¿ - cógelo tu mismo- tendiéndome un cenicero de cristal  Me giré con la taza ardiendo y reparé en ella , arrinconada debajo de su pelo negro, me guió hasta la mesa con una sonrisa orbital, levantando las cejas y retorciéndose en la suavidad de su piel. -hola- dije con la voz partida - hola… Su voz candorosa me derretía el alma, lava encharcada de cada palabra que  conseguía enmarcar con dificultad Por ultima vez, me decidí y antes de sentarme le di un beso al que ella respondió furtivamente en pos de mi tranquilidad -Ya era hora… Mis labios enyesados flotaban sobre la ceniza del fogonazo y con un gesto inocente correspondí Media hora de palique fue suficiente para desbordar mi paciencia, deseoso por escapar de ese inhóspito lugar y alcanzar los muros grises de la plaza, invisible a todo examen. Emancipar violentamente el frenesí surcando su pecho y agotando el ultimo depósito de saliva.  te deseo- grité dentro de su boca mientras nos devorábamos , y ella balbuceaba su amor desnudando a jirones mi interior, erizándome la piel  y colmando el instante con una terrible erección contra su falda La noche se encargó de nosotros regalándonos su habitación engalanada de negro y de luces, de llantos y voces que desgarraban nuestro cuerpo, fustigándolo hasta quedar exangue.
voluptuoso
Autor: javier castillo esteban  421 Lecturas
Puentes lejanos e ignotos ,en cuyos pies el agua discurre formando ondashasta chocar contra el cemento, Las torres sustentan la nostalgia allí donde aún se reside el  otro líquido, puro y cristalinoParaíso estático recorrido por el espacio, vertido de circunstanciasque destilan un denso vapor descompuesto, lejos de las alturasTocando las nubes se erige el gigante atronador con rayos descuartizadosen cada mano. Con fuerza son lanzados hacia el sucio baluarte del futuro escoltando la frontera entre la inocencia y el destino. La sonrisa del torrente, sumida en el desprecio, absorbe con voracidad los sueños sin retorno que murieron de pequeño     
pasado
Autor: javier castillo esteban  421 Lecturas
Plagio era ver su espalda a través de una cerradura, colmarse de deleite encumbrando la cima de sus piernas infinitas. Sin embargo, adivinar su intimidad sin haberla manoseado ni esculpido en demenciales propósitos, era morir de enfermedad despiadada, hablar de algo tan prosaico como remoto. Plagio, seguro y obstinado, quiso pintar sus ojos sin las pistas de sus constreñidas cejas, arrebatar sus ignotos encantos dando por hecho que flotaban sobre la superficie de lo cierto. Plagio no conocía la verdad de un cuerpo virgen y desprendido de miradas, pues era él la nota común y quebradiza que emplean algunos hombres que sufren de torpeza para obtener la belleza inalcanzable. La mujer sintió en ese momento un escalofrío. La crisis y los celos que la escudriñaban se ocultaron tras el rostro del silencio perturbador. Trémula toda, igual que el trofeo de oro tambaleante que está punto de estallar en mil pedazos, soltó una estruendosa risotada, casi inhumana.     La cortina empapada de sangre seca se movía sin hacer ningún ruido. Afuera las luces de la noche y el revoloteo de algún pájaro agazapado eran los únicos testigos de un crimen que no se iba a resolver. El cuerpo grácil y tranquilo yacía con las manos sobre su sexo. Cuando llegaron, el inspector y el forense, encontraron idénticas pruebas a los casos previos. Tres horas después el viento crecía en intensidad y mecía la ventana con violencia. El frenético balanceo convirtió las ventanas en trocitos de cristal, que se esparcieron por la habitación. Cada uno de estos fragmentos reverberaba de manera distinta, pues los intentos desesperados de la luna por demostrar su inocencia se habían esfumado.
MARGINAL
Autor: javier castillo esteban  418 Lecturas
Yace un hombre de avanzada edad en mitad de la acera con la cara desfigurada y la piel ennegrecida, balbuceando rezos ininteligibles, la multitud se arremolina en la parada de la línea 9 cuando todavía las pastelerías despiden un inconfundible e intenso aroma a café recién molido y a tostadas con mantequilla. La marabunta, describiendo un círculo en torno a él, mira de soslayo al pobre desgraciado que pide limosna inútilmente en cuatro renglones mal escritos sobre una caja de cartón desvencijada, y una platito con monedas de cobre que el mismo ha dispuesto estratégicamente. La noche ha sido fría y sus huesos y riñones se resienten, pidiendo calor en forma de punzantes y sordas súplicas.Un hombre alto y de fuerte constitución repara en el mendigo y ofrece algo de cobre que es aceptado con una sonrisa lastimera y una mirada de complicidad, con la intención de crear un vínculo con su benefactor. El hombre generoso guiña un ojo y sigue su marcha pues no posee más tiempo para asistir al anciano.Despierta  cada mañana, aterido y con una fuerte migraña que no lo abandona hasta media mañana. Su primera tarea autoimpuesta consiste en caminar trabajosamente, debido a su maltrecha pierna derecha, hasta el parque que domina desde su mirador la periferia de la ciudad. Realiza como todos los días sus abluciones con rigor junto con otros mendigos como él en una fuente suntuosa donde dos siglos antes se recogían con pozos el agua que escupen las grandes cabezas de leónSu estómago, ridículamente pequeño subsiste a base de raspas de pescado y sobras putrefactas rechazadas por los perros. Sin embargo el bocado más amargo y repugnante es el de la soledad, que impregna  su alma y engulle sus  sentidos, como un relámpago que aterriza violentamente en el mar.
    Te posan Y ocupas tu sitio en la mesita de día Absorbiendo el sol Legando tu compañía De cristal y barro tus huesos, de vacío el estómago que de  hondas fragancias se alimenta masticando espinas y tallos tiesos   Te posan Y ocupas tu sitio en el ocaso relevando el aire marchito con una nueva inquilina que de dicha y  reposo se impregnan  tus paredes sin memoria  vadeando azules fantasías     Te posan y ocupas tu sitio en la mesita de noche ocultando los brotes rebasan tus diques y cimbrean las ramas evocando la muerte sometidas a la eterna negrura planean en silencio  carentes de prisa los pétalos perdidos lejos de tu vida
        Intentaré ser lo más claro posible aunque no es fácil. Todo comenzó con saludos y palabrería de rigor ante unos amigos que a veces creía desconocidos y otras mis hermanos. Por aquellos días los nombres de los bares no permitían encariñarse con ninguno y las calles atiborradas de humedad morían entre la exuberancia del silencio. Yo comenté:   -Si un tío se lanza al vacío y se estrella contra tu coche lo cubrirá el seguro?, me refería al coche por supuesto, después de tres en años en el sector, había aprendido no muchas cosas, pero sí que el suicidio estaba excluido en todo caso de las condiciones particulares de los seguros de vida.   ( cara de exorbitante perplejidad de mi amigo)- qué pregunta es esa..? Realmente su respuesta iba más allá, intuía pos supuesto que alguna conexión de mi cerebro no tenía puente con otras, y que era un perfecto sádico. Sin embargo nada más lejos de la realidad, era una duda que pensaba resolver al llegar a la oficina, o quizá no…   Despedí a mi pareja, que por cierto, iba conmigo cuando llegué al bar en cuestión, donde los camareros no se molestaron en preguntar si estábamos hambrientos, sedientos, o las dos. Tampoco era mi idea de domingo, así que propuse dar un paseo bajo la fina lluvia que blandía la ciudad. Un viejo amigo de la madre de Rosa( mi pareja) la recogió y la llevó en el coche a casa, nos dimos dos tiernos y efímeros besos y nos dijimos adiós. El coche negro camuflado con la noche salió reptando y se introdujo en el contingente que formaban las rostros adustos de regreso a sus realidades, y al hastío de una vida bien vivida   Adoraba esos paseos nocturnos de conversaciones surtidas de existencia y ajenas a  la viscosa  palabra “crisis” de moda entre los intelectuales y gerifaltes de la nueva Europa La generación perdida, eso era seguro, y dentro de esa maseta, sedimentados en la capa primaria, nos encontrábamos los seres más auténticos y despreciables, aquellos de los que nadie hablaba en facebook ni compartían sus publicaciones   No cabía nuestro ego , en un  reducto demasiado exiguo para tanto refrito de individualidad, y el hecho de negarnos la ascensión  al pedestal de la estupidez fue nuestra suerte o nuestra desgracia… .                     2       Al llegar al cruce de Baiona con Sancho el Fuerte, nos detuvimos antes de ser arrollados por una ambulancia, y siguiendo su estela alcanzamos las reverberantes luces rojas y azules en los edificios de ladrillo. Presos incurables del chismorreo, aunque yo lo disimulaba con cierta pericia, nos acercamos al lugar del incidente, en cuya acera se arremolinaban los puntuales curiosos que alzaban sus cuellos hasta el segundo piso.   Ambulancia, policía y bomberos.   Yo me temía lo peor, a pesar de que I. con un fingido criterio tranquilizador expuso la serie de potenciales motivos de la congregación de instituciones, siendo uno por uno leves consecuencias de edificios habitados por personas decrépitas.   Sin duda, éramos unos actores de renombre, jugando a ser héroes con distintos poderes que completaban el círculo intraspasable. Dentro de ese mismo círculo cada uno creía ser consciente de su poder, netamente superior, y confiado de no desatar sospechas de su rayo láser averiado. Nos gustaba sentirnos salvadores de la inocencia y así discurría nuestra verdadera amistad, a veces tropezando por el espinoso sendero, y otras montados sobre la bala silbante del engreimiento.   Reflexiones confundidas con las manos ensangrentadas de la mujer que lloraba con estrépito desde su balcón. Me acerqué a la maraña de cabezas agitadas y descubrí el cuerpo de su marido atravesando la luna delantera de un citroen. I. puso la mano sobre mi hombro disuadiéndome del efecto hipnótico de la sangre, que pendía como una catarata arrastrando cientos de cadáveres.   La policía nos expulsó abruptamente, y emprendimos la marcha hacia el fin de la noche, constatando efectivamente ,que nuestros poderes “terrenales”, nos habían conducido a una grotesca  premonición. Qué culpable me sentía!, incapaz de reaccionar frente a la muerte.     A las doce llamó David, con una familiaridad espantosa, y no se todavía por qué descolgué, pues no tenía fuerzas para sumirme en una conversación normal, llena de cumplidos agotadores. I. mientras tanto caminaba con la cabeza erguida, escuchando atentamente el diálogo cansino, no me miraba a mí pero sí me escuchaba, y clavaba sus pasos rectos como en un marcha militar, evocando a  tambores de guerra solitarios con la piel más que curtida     A las doce y cinco sonó el teléfono de I., y argumentando la llamada de su padre, se escondió detrás de una columna. Estaba muy nervioso y se le cayó el teléfono en dos ocasiones.         -Si bien, en otro momento -Lo dejamos para mañana entonces -Sí,  ya te lo he dicho, estoy vencido  me iré a la cama pronto -Te llamo por la mañana temprano - Puede ser, te avisarán -Que me avisarán de qué? -Adios David -Oye te noto raro, todo bien? (… silencio) -Si quieres ya sabes… para lo que haga falta… -Lo sé -Estás bien seguro?  Me estás asustando. Ese que habla de fondo es Héctor? (…sollozos incontenibles) - Qué te pasa tio!? Dime dónde estás -Héctor está muerto..!
el suceso
Autor: javier castillo esteban  417 Lecturas
Una belleza sublime que recorría los hondos pecados cometidos Extrañaba su olor después de tanto dispendio nocturno en busca de la pielpor calles desiertas y refugios prohibidos tanta sonrisa amarga repetida en el corazón, acusándome de serme fiel Ante cualquier error, sentirme eternamente con la razón De quedarme solo mirándome de reojo, cuando mi sombra superaba la propia figura Hollaba las esponjosas entrañas de la otra persona,dilatando cada segundo de existencia en vivir para ella, con la satisfacción de escudriñar el brillo espontáneo de su comisura incorruptible exhibiendo dicha   Ya no era un egoista, empuñaba la botella reobsante de ella, devorando el camino con la distancia recortada de ilusión, terrones caducos de ilusión.
PapáHe soñado contigo, me agarrabas de la mano con gesto dichosoYo, embelesado, me resarcía con ese brillo , aquel en donde atiendes mis caprichos a menudo sin mesura y a destiempo.Únicamente hay algo que advierto diferente en mi sueño, Caminas con prisa y tus oídos apremian una noticia, aunque no se cuál ya que he despertadoVoy a tu cuarto a regalarte mi sonrisa presenteTe estiras en las sábanas  y abres un ojo remoloneando por un día,Pásame el testigo, sé, por apenas un instante, el hombre de la suerte, quien compra el último billeteCuanto te debo...Que prodigio desahogarme cobijado en tu caniculaY yo me digoJamas los sentimientos más puros afloran en soledad aunque descansen libres sin esperar nadaPor eso prefiero el remanso de tu inocencia a perder el brío de la poesía que albergo para tiApretare los dientes y contendré mi anhelo  a Fin de no adentrarme en una desbandada de emocionesQuiero oírte sin hablar,Abrazar tu vida como si fuera la mía, Cabalgar entre la guerra y la avenencia Cuidar de las traviesas que guían este tren ligero y cadenciosoTe quiero mientras fluye mi sangre sobre tu sangre
(Pamplona. 24/11/2015.El artista Abel Azcona expone una obra titulada Amén, donde dibuja, con 242 hostias consagradas, la palabra PEDERASTIA) Una carrera meteórica la de nuestro venerado alcalde que, cuando no pone pañitos con la Ikurriña en todos los sofás, avala y subvenciona el “arte” de los intelectualoides navarros. Abel Azcona es presentado, en este caso, como triunfador del concurso de vanidades en el que siempre participa el mismo equipo.Huelga juzgar la exposición de este personaje destapador de complejos y prejuicios.Pues,querido Abel,no es  algo grave que insultes a la religión, ni siquiera a una región eminentemente católica, tampoco tu jactancia sobre la epopeya de recoger cientos de hostias consagradas en las iglesias. Lo que realmente evidencia tu palurdismo y cerrazón es el constante empeño por asimilar la forma al contenido, la libertad de expresión como ente conceptual o la práctica de la misma.  Si opinas que destruir es construir, estás en lo cierto, pero en tu exclusiva certeza, muy lejos del sentimiento del que dice libremente, habita la cabezonería de un ser vulgarmente incomprendido.En los tiempos del "Pray for Paris" la arrogancia alcanza cotas impensables y el descaro manda igual que un paladín envalentonado. En cualquier caso, ni la confrontación que pretendes, ni el falso disimulo de tu obra, merecen mayor mención que la que adorna el sensacionalismo de saldo de los dos panfletos forales.Después de anunciarse el esperpento, hordas de católicos asaltaron el museo sito en una plaza de nuevo nombre, que no dudo que lo merezca más que el anterior, pero que una vez más es impuesto. Polémica en bandeja esmaltada y dispuesta a allanar la vereda por donde cabalga el caballo de las dos mitades. La misma náusea que me ha producido la intención de una obra catalizadora de odio se ha adueñado de mí al presenciar, in situ, cómo los enviados de Dios organizaban una cruzada contra el analfabetismo del pueblo, en un gesto de querer confesar los pecados de un pobre diablo.Con todo, los ingredientes siguen sobre la encimera, secos de tanto esperar. Sombras desfiguradas sobre los posos para una masa subyugada por ídolos de audiencia y  mensajes lobotomizados.Aún así...debemos elegir...-¿Qué va a ser? ¿Alubias con chorizo o garbanzos con jamón? (La carta, en verdad, no es muy variada, y ambos platos me producen aerofagias)-¡ Dame un vaso de agua!
Dos enormes ojos verdes me escudriñaban desde la distancia, cautivos de mi vientre terso y lechosoPrimero fue solo un gesto de incredulidad, luego, el espanto se apoderó de cada uno de sus poros Incapaz de evidenciar mi aspecto humano, urgía buscar refugio.La escoba me perseguía a lo ancho del garaje, afanosa por asestarme un zurriagazo. Quise gritar, pero mi voz, inaudible para mamá, se quebró antes de partir.Por suerte, unos cuantos leños apilados en la esquina, me brindaron la última esperanza, despedacé la corteza de uno de estos y escribí:Soy Laura, la lagartija
    Desde tu pelo hasta mi pelo Existe una distancia peligrosa Recortada alegremente hacia la espesura, Tan gruesa como insondable, madre de emociones Oblicuas y llanas, despiertas y escondidas Que se retuercen y abrazan tu piel, a fin de conocerse Expandiendo sus tejidos, encubriendo nubes sin sentido Soy tú y soy yo, cada uno de los dos Y dentro del muro que circunda nuestros claros Como dementes y extraños nos amamos Discurriendo entre fenómenos cotidianos, Impregnados de savia y de corteza seca. Hechos al fin de un pedazo de tierra y otro de aire Un suspiro tenaz que arremete y se despide Cuando todavía arden en la orilla Las ascuas malditas que dejó el viaje.
Episodio XI: El despertar del Inmovilismo.Ayer fui a votar.Cuando llegué al colegio no vi el habitual Patrol de la Guardia Civil custodiando nuestro voto y me extrañé, pues a priori eran las elecciones más candentes de los últimos años.No se por qué pero el mero acto de votar me endurece el gesto e incluso adopto una actitud bastante sobria. Ni la resaca, ni los consejos de última hora me hacían pestañear ni confundir la papeletaLa gente reía, charlaba(o más bien vociferaba) y hablaban de las navidades o el partido de Osasuna. Alguno que otro, lejos de estas dos empresas, cotorreaba y escudriñaba desde algún rincón a los vecinos del valle, haciendo del colegio un mentidero, la sala de estar de las hacendosas zurcidoras.En esta ocasión me pareció que la participación era masiva, aunque seguramente fuera la hora, después de salir de misa, tomar el vermouth o sacar al perro, la principal responsable de este pensamiento. También el tiempo, bastante suave para la época del año, pudiera tener algo de culpaHasta ahí todos contentos, una croquetita, un Martini, y a esperar…Mientras en una Galaxia muy lejana ...(. Esperar , esperar ... Practico ejercicio de relajación cuando nos ponen unas elecciones en diciembre, como si el voto por sí solo fluyera a la urna y usase la Fuerza de sus ancestros, los árboles, pidiendo desesperadamente consejo, y el consejo fuera : ve a comprar al Corte INgles, festivo de apertura ... )Pero las esperas discurren por caminos paralelos a nuestras ganas, así que amenizamos la tarde con la mejor película de Star Wars desde que se volatilizasen sus personajes allá por los 80. Quizá la única vez en la Saga que el director de la película quiso, en un ejercicio de humildad, no mostrar las armas tecnológicas que tiranizan a las grandes superproducciones del s. XXI.Han Solo, Leia, Chewie, Luke… Incluso el busto desfigurado de Lord Vader consiguieron hacernos vibrar...Recursos sencillos y eficaces que quedaron ligeramente empañados por un archienemigo patético. En definitiva, viejas glorias que rememorar y disfrutar en compañía de un viejo amigo.Llegué a casa a eso de las diez, y en la tv se daba a conocer el mapa coloreado con la tinta de los principales partidos políticos. Por un momento pensé que “el cambio” no era, únicamente, lo que recibías cuando pegabas de más una cuenta. Al margen de los malos resultados de los dos monstruos, que aun con todo seguían a la cabeza, se apreciaba una mayor representatividad. Sin embargo pronto se diluyó la ilusión y se transformó en una indeseable y viscosa certeza, que deduje en la siguiente dicotomía:Inmovilismo A (voto rojo y azul) frente a Inmovilismo B( voto morado)Efectivamente ya no eran dos partidos, eran tres, solo que el último aglutinaba a las fuerzas inmovilistas del grupo C, al patriotismo rancio y desfasado de los megalómanos, y a la carcoma barnizada con toneladas de Polyform.Sentí vergüenza al escuchar "sanidad pública, blindaje de derechos sociales, solidaridad y pluralismo"pues inevitablemente fantaseaba con Testaferros en bandeja de plata para el voto útil y casitas de piedra en Pals. La obra inacabada del secesionismo encubierto toca a su fin, es hora de coger la espada láser y empuñar la bandera del " sí se pué"La "primera orden" tiene su nueva Estrella de la Muerte. Eso sí, esta vez sin efectos especiales .
Sobre su ausencia esperas encantada Buscando el halo de sus reflejos oblicuos Desesperada por oler su rastro, y mecerte en encuentros polvorientos   Bendices sus pasos  sin réplica expositores del destello cegador Agachados, ocultos tras la niebla de disputas Que avecinan colofones terribles y sinceros   Venas dilatadas en presencia de su piel Que atraen los latidos implacables Credos esculpidos invocando el músculo rusiente de la memoria Se funden en la piel hundida disimulando el dolor Infligido por el  nombre más glorioso y deseado   Tu que conservas la calidez de los días más fríos Te atreves a contemplar la esperanzada travesía Desde caminos pedregosos y remotos Vislumbrando Los muros escarpados de la dicha   Cada vez más cerca Hacedora del plausible sino Poseedora del silencio Se halla el sol estruendoso Que has de buscar sin demora Hasta secar la última gota de tu exagerado pómulo
1     La lluvia, inmortal desde el invierno, había cesado…   En los días previos a sus vacaciones, Pedro ultimaba precipitadamente las prendas odiosas que habían dejado sus compañeros de trabajo. Esperaba ansioso a que dieran las dos, después de aguantar una abúlica reunión con obedientes clientes y proyectos incompetentes A las once de la mañana, recibió la inesperada visita de un agente comercial con el que todavía no actuaban. Presentó su ficha a expensas de recibir la acogida del gerente, pero , incapaz de demostrar simpatía por la intempestiva cita, lo despachó en sendas capeas argumentando el tiempo limitado para otros asuntos inopinadamente relevantes. Lo hizo de tal forma que no ocasionó el malestar de su interlocutor, pero dejando muy claro que ese no era el día propicio para vender humo El contraataque no resultó ser un revulsivo ya que no podía quitarse de la cabeza los 15  tediosos correos pendientes de respuesta. Tres llamadas más y alguna interrupción ramplona de su compañera fueron el colofón de la jornada que agonizaba entre el calor y las seis paredes del primero derecha.    Aquel día de agosto era extrañamente parecido a los demás, perturbado únicamente por las farolas escondidas detrás de carteles anunciadores de las fiestas. Los rostros descompuestos y las camisas abiertas de los yuppies conformaban un cuadro perfecto que abandonar cuanto antes, la ciudad respiraba un agotamiento insoportable. Finalizó abruptamente el pavimento y antes de cruzar la carretera, Pedro se giró y contempló por última vez la avenida central que no lo volvería a atrapar jamás.   Llegó a casa y aún  con tiempo de sacar del frigorífico los restos del día anterior, cayó rendido sobre la mesa de la cocina, atiborrada de papeles escritos a máquina. Un sueño profundo capturó la imagen de las noches insomnes con una novela que no concluía como debiera                                                                  2            El viento batió violentamente una de las ventanas de la casa, causando un estruendo infernal Pedro dio un respingo, y en la posición de alerta en la que se encontraba, advirtió el plato de macarrones boca a bajo y el tenedor hincado en el codo, dejando su huella estriada como prueba de la  dedicación.   Eran las seis de la tarde, e interrumpiendo aquel clamor prolongado en su pecho, el sonido inescrutable de unas alas, acompañado de sendos graznidos reverberó en la habitación. El revoloteo provenía de la terraza, y Pedro presa de un temor infundado, se acercó lentamente, desechando la postergación de cualquier sueño.   A menudo los gorriones formaban nidos junto a las antenas de la azotea, pero aquel  reclamo era totalmente inédito en los oídos de nuestro protagonista, pues poseía un eco penetrante que helaba la sangre La gigantesca sombra se desperezó, proyectando sus enormes alas sobre el ladrillo El movimiento de sus articulaciones se tornaba más recalcitrante cuanto menos distancia restaba entre los dos seres. Estaba decidido, y empuñando la escoba, que descansaba en una de las jamabas de la puerta acristalada, abrió súbitamente la puerta, girando su cuerpo hacia el animal.   Pedro quedó inmóvil, atenazado ante la lógica burlesca, y es que el origen de tan lúgubre aparición se dilucidó en una cría de estornino multicolor que piaba ahora con dulzura, mientras movía espasmódicamente su cola. Hubo un momento que el pájaro quedó de perfil al hombre mirándolo con miedosa profundidad, desde la negrura de su inocencia  
La conversación ( 1974) FF.CópolaGene Hackman es "Harry"Aún escucho el diálogo en forma de latido que emite el protagonista...Clarea, oscurece y vuelve a clarear, bajo un rostro desconocido, pero de tan bellas facciones que no he de olvidar. Mira desconcertado la vida pasar, igual que un atisbo que lo ha de encerrar en su universo de lagrimas encerradas por no llorar, las más tristes sombras yo vi vagarLuces y sombras, sombras y luces para servir una copa al piano que nos alicata a la butaca. Esta noche... "La conversación", obra maestra de los 70 y, posiblemente,la película más introspectiva de Cópola. Tras el rastro de Hitchcock y la tenebrosidad digna de un argumento vulgar, el director nos presenta al antihéroe, un perfeccionista y solitario detective condenado a vivir en un mundo extraño, rodeado de amenazas.El amor está sobrevalorado mientras el saxo golpea los estantes del eco, un eco ensordecedor. La sangre circula libre atemorizando a los sentidos y creando las escenas más estridentes grabadas detrás de una cortina y un cristal translúcido. Psicosis tiene celos de la chica fea y discreta que baila ahora...Harry contra Harry, la corrupción del espíritu, la inútil búsqueda redentora, y finalmente...la bacanal de la esquizofrenia. Apoteosis como colofón para un thriller de culto que discurre a hurtadillas paralelamente a la celebérrima "Taxi Driver". Música para camaleones y para algún que otro adicto al arte, cualquiera que sea, pero con las mismas agallas. Algo o alguien que demuestre que no es verdad que antes es mejor que ahora.Dame cine y dime tonto, pero... Dame Cine.
Sí algo ha aprendido Andrés es a no llorar. No cree justo ver a una madre sufrir por su pielSus  evidentes arrugas No fingen que la vida sea Fácil Sin embargo la base de su felicidad radica en el mismo bache desafortunado que se resuelve como un acicateconsidera  Andrés su situación privilegiada y ni mucho menos una maldición. Tiene  el tiempo y la fe en dios que le ha ofrecido las manos y la oportunidad de dibujar la vida. Creando paisajes sublimes a los ojos de Ana , Pedro, igor...Agota los días visitando a niños en estado terminal que  como el quedan prematuramente calvos . Y en las noches reza por volver a verlos con una sonrisa inabarcable  que le insufle las ganas de seguir convirtiendo la tierra en el reflejo del cielo. 
Cáncer
Autor: javier castillo esteban  411 Lecturas

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