• javier castillo esteban
raskolnikov
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El sótano y un quinqué son sus compañerosEl lápiz su promesa y el fracaso su certeza. Jorge, neófito en el mundo de la literatura busca palabras bonitas con las que sorprender a Sara. Afanado por aderezarlas nunca halla una manera clara de expresar sus emociones, entrando así en una espiral de rebuscados adjetivos adverbios sin salida y metáforas imprecisas un día a su regreso del partido abrió su buzón y extrajo con celo la misiva que cuidadosamente y en papel cebolla enviaba siempre Sara. Esta decía así:Jorge, he recibido tu última carta, a decir verdad y siendo fiel , por supuesto no restando su intrínseco valor literario, que lo tiene, he de decirte que me resulta vacía,exenta de objeto, con un estilo bastante abigarrado y pretencioso.  No te ofendas por esto, pues sabes de sobra que soy la primera persona que te anima y seguiré haciéndolo con intensidad.Debes buscar otro reto, algo más ligero y no por ello nimio, limando los rasgos más superfluos y ajenos al escritohe pensado que podrías describir el día que empezamos a salir, cómo te sentías a la hora de revelar nuestras inquietudes, la perspectiva  de ello y al final y a la postre  lo intenso y real...que menciones tus miedos.Es una idea que me ronda hace un tiempo y sería un regalo para mi.Te amoHombre de naturaleza impulsiva y pusilánime azotado por las varas de una frustración muy conocida decidió postergar sus escritos durante un tiempo indeterminado. Aquel fue un batacazo terrible Transcurrió una semana dar señales de vida ,engullido por la desidia sin otro quehacer que alimentarse  pobremente dos veces al día y satisfacer las necesidades mas acuciantes, desatendio la correspondencia y las llamadasEse día,El teléfono sonó por cuarta vez  y merced a La virtud del autómata descolgó el auricular Sara había muerto.La noticia lejos de enterrar al miserable surtió  un efecto rejuvenecedor en su labor y dedico los días y las noches a escribir . Así pasaron las semanas y los meses sin alterar su cuello rígido refugiado en el papel y vestido con sus truculentos relatos. Todos hablaban de Sara y finalizaban exangües , cansados de fluir donde su nombre se difuminaba hasta desaparecer, Jorge se acercó a "los locos" firmando el fin a la oscuridad de sus días esclareciendo su figura tosca sobre el último risco irisado por el cielo raso y rojizo lanzando su cuerpo a la espuma infinita del rompiente lugar donde sus tripas fueran devoradas por las gaviotas Marco hermano y único familiar con vida de Jorge,  su albacea literario, ha recorrido los verdes valles y  oscuros recodos de Cantabria , poniendo voz a su pluma quebradiza y desgarradora.Hoy Sus obras póstumas se han publicado,cientos de poemas y ensayos, escritos sobre la vida en el campo , la bondad en las relaciones con animales y su vasta creacion a cerca de los"ratones y los hombres"   Prueba irrefutable de la caricia de los sueños,  convivir apaciblemente con ellos está al alcance de ti y de mi. De los dos. De todo el mundo
ICONOCLASTA El que rompe la imagenDe un pasado sagrado Compone con su menteIrrumpe dando un portazoAsí reverbera el sonido del castilloEntre el musgo de sus piedrasUna bocanada llena de lamentoQue huye en espiral  Más arribaHasta el fin convexo La luz sucede a las oscuras lecturas A las noches mal dormidasLa princesa abre sus ojos Ensancha su abrazoCae postrada ante su amadoÉl la tiene cogida con fuerzaNo quiere perder su alientoElla vuelve a moverse con graciaNo ha olvidado su manosPero queda camino por retornarhasta las entrañas del genio
Lo más grande de esta vida son las mujeres- pensaba Javier al observar a Nuria aporrear el teclado. Era la hora del almuerzo, y sin tiempo de incorporarse avasalló a Nuria en su puesto. -         quieres tomar un café ¿ -         no tengo mucho tiempo, he quedado para comer y a las 4 cuando volvamos lo podemos echar en la máquina -         había pensado que quizá 10 minutos antes nos viéramos en la esquina, me gustaría hablarte de algo -         tan importante es..?- sonrió ella- no sé si llegaré a tiempo, hacemos una cosa, tendré el móvil a mano y si acaso te mando un mensaje , vale? -         Bien, vale   Cogió su abrigo magenta del perchero y salió corriendo   -         adios- nos vemos luego -         hasta luego!   El despacho quedó vacío con sus ganas flotando, y el pensamiento evaporado, hasta que sonó el teléfono. Asintió en varias ocasiones y pasado medio minuto , colgó y  puso una nota en el monitor de Nuria. Antes de abandonar la oficina, advirtió sus gafas arrinconadas, las cogió y escapó al bar de enfrente para comer El bocadillo vegetal era especialmente bueno en ese sitio y  mientras comía  la mirada abotargada de la camarera lo engullía a él   Miró por la ventana, pero ella no aparecía, pagó la comida y el vino y esperó en la semiterraza. La lluvia fina empezó a caer sobre los zapatos que despuntaban fuera del toldo, sospechando el plantón   A las 4 aparcó el periódico que hojeaba encima de la cuba de madera, y subió  las escaleras con un dolor terrible en el pecho .Cuando fue a abrir, la puerta se volteó repentinamente y la marabunta de cucarachas se precipitó por el pasillo, sorteando a Javier sin dejar rastro.   En el hall de la oficina, Nuria yacía en el suelo con el corazón infartado y un post-it en la mano:   Van a venir de AIPE , los del control de plagas  al mediodía les he dejado las llaves debajo del felpudo, me comentan han encontrado un nido importante de cucarachas en los cimientos del edficio, te aviso para que no te asustes si llegas antes Un beso   Javi  
infarto
Autor: javier castillo esteban  482 Lecturas
Con legañas o sin ellas   Abres los ojos    Son muecas, balbuceos y carantoñas   Ilusionas   Te arrastras y luego caminas   Creces Te ilusionan    Noches y palabras de alcohol   De risa y de algún que otro hostión     Te maldicen     De paso y sin carencias la encuentras   Principio del formulario Como una flecha en mil pedazos   Se parte el corazón Sois dos, luego tres, luego cuatro Compone la sinfonía aceras en curva  Luego volvéis a ser dos Carreteras rectas y miríadas de pupilas Altivas, tristes, con ganas Decreces Una muerte del pasado  Otra Final del formulario El presente la alcanza Arrugas tu sonrisa Colocan una cruz, después una flor   Alguien lee un poema  
Absortos ante sí   En la mitad sombría de la calleSurge el reencuentroDel mismo vuelo que el OtoñoPues todavía parece entero Corteza dura , sin nada huecoDos manos se cogen de extrañezaNuevos surcos en la pielOquedades barnizadas con esmeroOjos que refulgenDe tenerse pese a todoEl otro al uno, alteraciones que no sufrenUn producto entre estacionesQue no se ha olvidado de amarNi de agujas mirando al marLa bahía de los sueñosSiempre más pequeña desde lejos Emite ecos de pasitos cortosDeslizándose sin mucha prisaLos amantes , apodados de mote,Firman con silencio todo lo que suena a tormentaDe terror y comediaPara una mueca incontenible del caprichoResultado de lo inquietanteDe miedo a reírse otra vez juntos Se marchan por donde han venido
El mejor premioEl pasado viernes recibí un premio por escribir. Empeñarme en recrear abiertamenteese tiempo con las otras dos premiadas, amigos, organizadores, y algún que otroaficionado a la literatura resultaría quimérico, incluso presuntuoso. Hubo personasfundamentales en mi vida que faltaron, quizá por los mismos motivos que me llevarona presentar las menos de 2000 estridentes palabras que exigían las bases del concurso.Lo lamento y espero puedan perdonarme, y entenderme. Quedará, pues, pendiente derevisión, el vasto terreno de las emociones y su inescrutable gobierno.La sala ocupada por el Ámbito Cultural de El Corte Inglés acogía una pequeñaexposición de pintura que todavía puede visitarse. Retazos de Navarra que, bajo laadecuada inclinación de varios flexos, confieren al rectángulo un cierto aire friki paralos amigos del mundillo. Merece la pena acercarse y departir con la autora. La mujerno ha perdido ni un ápice de su belleza pese a los años.Una ojeada en perspectiva auguraba el viaje al fondo de la habitación, donde vino ycanapés redondeaban una celebración de manual, por lo menos para quiénesrendimos pleitesía a toda suerte de apetitos, sin marginar a una cosa de la otra.En este contexto pude conocer a Blanca, la ganadora al “Mejor relato navarro”. Susonrisa era real, tanto como la enfermedad con la que ha convivido desde muy joven.Sin embargo, aunque las secuelas que ella me relató podrían aflorar sin preguntar, suánimo lo advertí intacto, ajeno a la aspereza de conmiseraciones e inciertospronósticos.La noticia del premio le sorprendió sobremanera, más aún por haberse producido tressemanas después de presentar su primer libro. “Y eso que soy de ciencias”, me dijoincrédula. Yo no tuve respuesta para eso, ni tampoco más palabras para ensalzar elvalor una mujer que rezuma talento.Recientemente ha escrito una novela autobiográfica, abordando la enfermedad desdesu experiencia. Una lectura recomendada, a ciegas, que seguro contendrá la inefablevalentía de sus gestos.Su historia fue el 4º premio, y no conllevó dotación económica.
 Para ti mi don para ti la primaverao cualquier estaciónenredada y sinceraPara ti los versosPara mi el recitar buscando entre los más bellosno encontré el lugarPara ti la luzPara mi el ocasovestido con la cruztu nombre fue descanso
Voto de tu sombra empequeñecida con el alma empañada de humedad recreo en la distancia ensoñaciones partidas que deleite inspiran estos versos nacidos de las olas que me enseñaste a mirar De espaldas a la orilla...la espuma abrazada a nuestros cuerpos frágilesdevora atardeceres desprovistos De lluvia fiel y mojada  Y tu ojos ,tesoros prohibidos codiciados por incontables primaverasrefulgen caprichosos estrujando el canto lisonjero del ruiseñortestigo eterno de su brillantez Esta noche no mancharé mis manospara que nuestra sangre violácea no engendre costra,y con la piel abierta supurar nuestro sinoevocando  el tañido de la campana que  convergió estos caminos buscando una sola dirección
Es tarde, y yo sigo observando desde mi ventana...el cielo derrama abultadas lágrimas que se posan en la aceramientras un manto blanco se prolonga a lo lejosengullendo el horizonte nocturno e impenetrabley yo sigo observando desde mi ventana...Secunda la función el viento Que  exhala vigoroso sus penuriasy Esgrime desafiante su distinguido acervo ante la tierra que pisa y yo sigo observando desde mi ventana...Caen rendidos los árboles, de sustentar sobre sus hojas cimbreadas el peso del inviernoque antes morir coletea como un pez y yo sigo observando desde mi ventana...Las gentes se guarecen en sus casas despotricantesDe las nubes creadas en la alcoba del paraísoY no sabenCómo, lo que muere es su corazón,Que ha dejado de palpitar Por el reniego de la naturalezay yo sigo observando desde mi ventana...el sueño se aproxima apacible y mis pensamientos dormitan recostados en la quietud que respira la nochebuscando su sillón entre las fragancias perdidas que deja la nevaday yo sigo observando desde mi ventana...
nieve
Autor: javier castillo esteban  384 Lecturas
Ojos de vidrioPoca pasta Pamplona y sus costumbresJulio de jarana Alcohol , perversión Tradición en la dianaTarde de júbilo  Esperpento nocturnoPantacas sucios , pañuelo achampanadoTambién de noche , palabras sinceras Cabeza de máquina , a todo trapoVuelta a casa Final de un 14Otra más fría , esta con espuma
Jarana
Autor: javier castillo esteban  527 Lecturas
  Qué puedo decirte que mis versos ya no sepan pues te han oido tantas veces que mi mente ya no sufre , y gasta su tiempo diseminando el amor que ocupa mi pecho   desraizando cada quiebro de mi aullido he desbaratado el silencio removiendo la tierra han germinado los besos y en este fecundo jardín la exuberancia de las rosas hacen coros     qué puedo decirte después de 25 años si la mañana no es mañana sin tu voz y el rostro más serio se asocia con mi rostro cuando  los días más extraños separan de mi  tu abrazo eterno y rollizo     deambulo por  este terruño evocando los momentos más dichosos y tú, antojadiza, te apoderas de todos sirviendo una historia diferente haciéndote valer con una sonrisa inefable desterrando el dolor con solo mirarme     Qué puedo decirte en este día madre mía, si engrilletado estoy a tu amor dime, qué puedo decirte ahora Si  mi camino es quererte con locura
Nos veíamos al mediodía para no levantar sospechas, a la mis hora, cuando las cigarras también dormían. Ella se escondía detrás de la columna blanca que sujetaba la techumbre de aquel café de malas miradas y derrochadora displicencia. A las 15.05  entré , saludando tímidamente a la vieja  propietaria . -qué va ser!? - un cortado con hielos gracias,¿ tiene azúcar¿ - cógelo tu mismo- tendiéndome un cenicero de cristal  Me giré con la taza ardiendo y reparé en ella , arrinconada debajo de su pelo negro, me guió hasta la mesa con una sonrisa orbital, levantando las cejas y retorciéndose en la suavidad de su piel. -hola- dije con la voz partida - hola… Su voz candorosa me derretía el alma, lava encharcada de cada palabra que  conseguía enmarcar con dificultad Por ultima vez, me decidí y antes de sentarme le di un beso al que ella respondió furtivamente en pos de mi tranquilidad -Ya era hora… Mis labios enyesados flotaban sobre la ceniza del fogonazo y con un gesto inocente correspondí Media hora de palique fue suficiente para desbordar mi paciencia, deseoso por escapar de ese inhóspito lugar y alcanzar los muros grises de la plaza, invisible a todo examen. Emancipar violentamente el frenesí surcando su pecho y agotando el ultimo depósito de saliva.  te deseo- grité dentro de su boca mientras nos devorábamos , y ella balbuceaba su amor desnudando a jirones mi interior, erizándome la piel  y colmando el instante con una terrible erección contra su falda La noche se encargó de nosotros regalándonos su habitación engalanada de negro y de luces, de llantos y voces que desgarraban nuestro cuerpo, fustigándolo hasta quedar exangue.
voluptuoso
Autor: javier castillo esteban  421 Lecturas
Amigos virtuales, amigos que no se esconden pese a ocultar su rostro, Se han contado la vida en palabras descuidadas, calculando a ojo el alcance del disparo, cercano a la cabeza. Ya es tarde, y la noche no divaga a la hora de ennegrecerse por completo, despertando ilusiones desprovistas de significado en otro lugar     -Por los pelos… El viento ha pasado como una exhalación, llevándose consigo el soplido de otra confesión -Y tú ¿qué? -Yo… pues… Nací y crecí donde la hoja caía puntual, ubicado en la frente que tanto se retuerce , pero que pocas palabras derrocha -¿Eso es todo? Puedes mucho más! -Sinceramente no, pero prefiero saber más de ti, qué te hizo conocerme sin yo saberlo -Otro tanto a mi favor, por cierto, sigo ganando, faro distraído… de todas formas te creo, pero no estoy segura de la verdad que quiero -¿Tienes algún problema con mi silencio? -Más bien al contrario, dudo de que el silencio se adhiera a tus labios en apariencia tranquilos -Al final has resultado ser tú la suspicaz… -Bueno, quizá tengas razón, pero imagina ahora que lo vivido es un flexo bajo el cual nos escuchamos, y apartados de él, nuestro encuentro se disipa. -Yo lo llamaría fantasear, lo que existe son las letras que nacen del teclado e Internet dispone en tu chat -Demasiado relamido, ¿no crees? -Basta ya! No es sino una conversación extraña que nos quiere enredar -Tú lo has dicho, nos quiere… -Ahora la que noto extraña es a ti   Internet perdió la conexión, y las luces de la casa se apagaron en ese momento.   Fran se llevó la cuchara a la boca regocijándose de su encuentro con la creatividad. Acabó de cenar y revisó el cuadro eléctrico, comprobando que todos los pilotos habían saltado. Los subió, y la casa recuperó la calidez , ignorate de que toda acción tiene sus consecuencias. Las escaleras le condujeron a su cuarto,  al abrir la puerta una mujer apuntaba cada uno de los versos imaginados, robando la historia y escapando fugazmente por la ventana.   Fran no pudo hacer nada y lloraba sin remedio, hablando con su voz, arrepentido de soñar despierto.  
        El otro día escuché que escribir no es trabajar, una ofensa no solo dirigida a mí, sino a todo aquel profesional o enamorado que dedica su vida a ello. De repente me sentí cansado, justo a pocas semanas de comenzar un nuevo viaje ligado estrechamente a este OFICIO.   Mi opinión, aunque merezca ser tildada de insolente, me confirma que cada persona explota sus aptitudes y desarrolla los recursos que posee, sean manidos o escasos, Sin embargo la experiencia se traduce en que nos dejamos olvidado el barro, con la intención de construir de adobe el futuro, creyéndonos ideólogos de la construcción por poner paja sobre paja, prescindiendo de la masa que la une En cualquier caso, la frase caló con posos, y me cuestioné: ¿Será que levantar yunkes es el único trabajo que concebimos digno y productivo, o que las ideas nacieron solas y fluctúan entre la niebla ascendiendo como el globo que perdió aquel niño? Las piezas encajan en este puzzle trasnochado y resulta  tristemente cierto, aun a día de hoy, y en lugares no tan recónditos, hablar de asuntos de hombres y de “cosas” de mujeres al margen de un todo. Heroicidades viriles frente a labores femeninas y abnegadas contradicciones que se camuflan en una atmósfera insostenible.   No hablaré una vez más de sexismo, sino más bien de las exiguas lindes que dispone nuestra mente anquilosada en el buen hacer y en la rectitud de una persona honorable Se me ocurren muchos ejemplos bien cercanos de frases entrecomilladas  “trabajar para ganarse el pan”, “eso son mariconadas…”,“ muchos pájaros en la cabeza…”que han conseguido bloquear nuestra creatividad, abocándonos a caminos sin salida. Pero no se trata de enumerar el  profuso legado de garrote vil que hemos mamado, sino de rebelarse contra las osadas sentencias de quienes nos ningunean y pretenden convertirnos en víctimas del tiempo que nos ha tocado vivir.   Queremos un futuro menos precario, lejos de pucherazos, con menos fútbol, con más verdades, con justicia y menos alardes. Partiendo de estas premisas, habría que ir pensando más en el deber que en los anhelos utópicos de “un mundo feliz”, donde todos nos miremos un poco menos el ombligo y prestemos un ápice de nuestra atención ahí fuera. ¿O sería ésa la verdadera utopía?
 Quizá una crítica sea más aguda y válida en torno a otro ser igual que tú. La luna será igual de bella para los dos, aunque los matices que resumáis difieran por entero. Granos que flotan en la capa más blanca, que se muestra más rabiosa y pálida a los ojos de otro bandido. La luz se ha ido apagando y no nos hemos enterado, el cielo negro es más negro y solo la pobre sombra artificial perdura con fecha de defunción.Obligados a convivir hemos nacido y también a aguantarnos , por muy lejos que estemos. Porque siempre recordará mi lecho cerca de otro hombre más fornido y menos cabal que yo, más feliz y menos confuso que los dos.
   He pensado en escribirte tu regalo… Para alimentarte con letras y arrullarte con versos Pues en este día de campanas bandeadas e ilusiones irrompibles Sólo tengo fe para lo que mis yemas transmiten a la noche   Mis secretos son tan frágiles como dos gotas de agua Debajo humedecen encima resplandecen Pero así han de seguir si nadie es capaz de interrogarlas Ya han vivido demasiado solas juzgadas por palabras   No hubiera sabido de la errática conquista De no ser porque mis intenciones se han hundido en la certeza Sabiéndote mujer contraria y firme ante no pocas Desprendidas lisonjas y malhumoradas vilezas   Mis sueños duermen junto a ti, en un plácido dormitar Creyéndose a salvo de criaturas ávidas de incomprensión De obtusas y ajenas miradas que anhelan vernos desunidos transitar Y ya no puedo compartir su inhóspita reflexión   A veces deseo viajar tan lejos de aquí… Que en el ensayo he olvidado que un día fui feliz en la orilla Contando las ondas que describe tu voz Inmerso en el cántico que se repite atronador 
EN VERDAD
Autor: javier castillo esteban  881 Lecturas
Aprendí a escribir y supe que no hay mina que mine sino palabra que muere mojadaque solo dice la verdad que pesa aunque no quierastan naturalmente engranada a tu espalda De tus días por ella se sabe que aún sueñas en torno a sus encantos pero no le gusta recitar poesíasiempre la creyó falta o desprovista quizá de fingida entonación de zalamerías sin costumbre Hoy es tu momento, como mañanaiguales, quieren ser más que números abyectos polizones de algo que se muevede traqueteo sobre traviesas, de agrietadas carreterasla vida nos espera en la siguiente confesióntras el polvo, tras los días 
Qué malo escribir al fluir de tu corriente Al henchirme de motivos que anhelan entenderte De no saber que eras gota de arena en un mar de desierto Pirámide de espinas que mis versos penetran sin aliento Sortean,  deambulan, ente vías delirantes y ardiendo recuperan el color Porque aún de suspiros y noches embriagadas vive tu olor Más prosaico que nunca más vivo que siempre Y es que tus ojos han abordado sin intención este recuerdo inerte
Elegía a un perro   Te  escribo ahora que estás vivo para no leerte muerto De largos caminos están cansadas tus patas Y amigo te has hecho de la pesadumbre en los ultimos días La dicha  sin embargo  la percibo invicta en tus ojos Marrones en  invierno y amarillos en primavera   El séptimo u octavo no recuerdo Como tampoco el día ni la hora Solo la imagen de una perra extenuada, Marcada por  los partos de mil bestias tu hocico me buscaba a tientas En medio de una jauría de sollozos   Tu nombre desmerecido por tu bravura Se ha paseado inocente por las bocas de los hombres que de tu hermosura  han quedado prendados   Qué  gallardo te presentas hoy , ajeno a la vejez Luciendo tu  pelaje blanco y canela que el sol barniza a conciencia Agitando  ardorosamente el rabo al cruzar  el umbral de tu jardín   Cómo rebosa en este tarro tu desinterés extranjero de nuestra ruindad cuando con mayúsculos lametazos  nos contagias  tu viveza   Ay! el día que me faltes… Cuan ingenuo y descreido  al pensar que no te extrañaré Aquí contaré las horas, a la vera  del río susurrante bajo el relente del valle madrugador esperando volver a contemplarte
 Abre la ventana y entrecruza sus brazos sobre el marco. Más allá, el mar. La brisa de primavera atenta contra los sentidos. Y su amor, lejos de de donde ella mira, emite ecos sin voz. ¿ Seguirá allí? Las barquitas viejas lucen sus astillas al atardecer, se bambolean y vuelven a su posición una y otra vez, flotan para siempre. La bahía se retuerce hasta desfigurar el estrecho margen que da cabida a embarcaciones de mayor tamaño. ( Seguro que no)Un velero...Nunca le gustaron, no valían para la pesca.   
El puerto
Autor: javier castillo esteban  425 Lecturas
Pedro es un extraño de si mismo. Lo guia de la mano  Luisa, su mujer, a casa de una amiga. Debe hacerlo de esta manera, de lo contrario lo perdería. En más de una ocasión ha escapado con los niños jugando al escondite Pedro ha sido niño y lo sigue siendoLa casa está construida de hormigón y pintura blanca y posee un corral en la parte trasera  donde antaño la familia criaba gallinas  Luisa sienta a su marido en el sofá, mientras platica con Ramona. Los chismes aletean en la habitación creyendo Pedro que se trata del vuelo de mariposas. La sonrisa pueril y  los dientes asomando, corretea alrededor del sofá intentando dar caza a las de color amarillo, esas son sus preferidas.Pedro fue cautivo incontables veranos de su armonía en la parcelita de su abueloLuisa pone grito en el cielo, y ataja con su brazo huesudo el frenesí de la sombra cándida. Ramona la tranquiliza restando importancia al suceso y convida a Pedro a jugar con un estuche con pinturas y papel. Garabatea el papel, trazando líneas oblicuas y paralelas, evidenciando en el papel un vestusto retratoEl perro de Ramona melenudo como una oveja y zalamero, descansa sobre la baldosa. Pedro llama su atención  chistándole, el animal abre los ojos y excitado menea el rabo y comienza a ladrar como un poseso. Pedro le pisa al rabo y se lleva la mano a la boca ,desatando risotada incontenibleLuisa suspira, y antes de que pueda incorporarse de la silla, Ramona posa firme la mano en sus rodillas y esmerada recalienta un puré de verduras que reposa en el frigorífico. Ella misma pone el babero a Pedro y  ayuda con un cuchara de gran tamaño recoger los restos del puré que caen densos por las comisuras. Come con tal fruición que se atraganta a cada sorbo. Mientras, cabizbaja Luisa  oculta la lágrima derramada sobre el mantel de franela blanco.Pedro, amigo del vino recio y  de los manjares que ofrece la tierra fértil de la Ribera,  celebraba reuniones en la sociedad por todo lo alto, engrandeciendo su magnificencia entre los lugareñosCuando salen de la casa la noche respira por cada poro que ilumina testarudo las cabezas del matrimonio.Luisa Abrocha con fuerza la cremallera del viejo abrigo de Pedro cuando este miraimpasible el paso de los escasos coches que circulan por  la calle SoledadPedro había heredado el abrigo de paño de su padre, y prometió enfundárselo hasta el día de su muerte La humedad penetra una vez más en los andurriales del alma de Luisa al acostarse, sus soliloquios nocturnos son el visitante que acude como invitado cerrando un círculo deliranteAntes del sueño mira a su marido y acaricia el semblante, hercúleo y suave a un mismo tiempo, inmune a la memoriaPedro sonríe complacido y cierra sus  ojos
ALZHEIMER
Autor: javier castillo esteban  386 Lecturas
Ayer  visité el pueblo de los ancestros por parte de padreMuchos años atrás, cuando mi existencia no proyectaba silueta, la familia vendió la casa de tres pisos heredada de mis abuelos y estos de mis bisabuelosHoy, yacen en el panteón más grande del cementerio próximo a nuestro destino, allá donde la sombra del ciprés no alcanza a guarecerlos. Un ángel de mármol blanco y polvoriento escudriña las tumbas posando con gracilidad sus pies sobre éstas. Oramos por ellos y proseguimos nuestra rutaEn las tripas de Aragón y encajonado en un valle arcilloso duerme Daroca, enclave estratégico y militar Al llegar tropiezo con un sol radiante que ilustra los vestigios de  varias murallas, ligadas a una baja entrada remodelada, ascendiendo la escarpada  ladera  y poniendo cerco al invasorMirando en derredor, hilvanando la imagen anterior advierto sendas almenas derruidas que dominan la ciudad sobre los riscos, además de diversas oquedades en la roca que sugieren nuevas cuevas Abducido súbitamente por el entorno, me adentro en las entrañas de la fortificación hasta conquistar el barrio de la morería. Saboreo incesantes saltos seculares sin piedad y me percato de algunos carteles diseminados guiándome por la ruta monumental Que recorre los vericuetos de la localidad por calles angostas y negros pasillos  bajo los cuales el peso de las edificaciones hace crujir viejos maderos superpuestosEn el corazón de Daroca se yergue la colegiata que merece especial atención, pues no solo sobresale su imponente fachada sino igualmente las escenas sobre las arquivoltas que retratan el juicio final, fieles al estilo románico-góticoEl carácter de las gentes que allí he conocido no difiere mucho del nuestro, y salvo el trato noble y solícito del policía municipal, que nos ha aconsejado un buen sitio para comer y el horario de apertura de los comercios, nuestra relación ha sido bastante fríaEl plato típico de la zona es la paletilla de cordero, que si bien estaba rica, no era nada espectacular. Resulta chocante a la par que evidente la decadencia del lugar, donde abundan los fósiles y la juventud está en peligro de extinción. La misma miseria que a otras aldeas se ha precipitado sobre Daroca, siendo víctima del anquilosamiento industrial. La harinera no mitiga un irremisible éxodo hacia un futuro más halagüeño dentro de empresas instaladas en núcleos de población más venturosos.Pienso en la idea del abandono, cómo nuestra familia y muchas otras se han visto obligados a partir y desprenderse de la infancia y sus sempiternos recuerdos, arrastrándolos como una valija raída por la nubecilla gris que levantamos al caminarA lo lejos queda el resplandor de nuestra efímera visita cuando miro por el espejo retrovisor y lentamente se diluye el embrujo de la vega. En mi interior sedimentada una sensación de nostalgia y anhelante retorno atora mis pensamientos durante el viaje de vuelta
un pueblo
Autor: javier castillo esteban  499 Lecturas
Tanto te gustan mis indecisos renglones si ni siquiera al borde de tu falda estánNi facultados para describir los claros de tu piel desnuda.. Tanto ansías visitar la consecuencia de mis escarceos mentales  ángel dorado...?Que derramas la pintura de los dioses en tus ojos ahogados...Proclamando calles desteñidas y paraísos inevitablemente mates Recabando pistas de muelles escoltados por esa luz tan redonda y sola vagas buscando la verdad que te alivie por finY te devuelva al mar en compañía de almas escamosas Oh! y donde estaré yo a la hora de tu oda sin consueloCiego gracias a tu halago sincero ,Fantaseo meciendote a salvo de rescoldos sobre una tierra yerma, empuñando una brizna de vida verde que refulja a cada lado y sea el espejo del sol, de un nacimiento, del germen de nuestro encuentro sufragado con el olor de 100 años sin tu amor.
Sí algo ha aprendido Andrés es a no llorar. No cree justo ver a una madre sufrir por su pielSus  evidentes arrugas No fingen que la vida sea Fácil Sin embargo la base de su felicidad radica en el mismo bache desafortunado que se resuelve como un acicateconsidera  Andrés su situación privilegiada y ni mucho menos una maldición. Tiene  el tiempo y la fe en dios que le ha ofrecido las manos y la oportunidad de dibujar la vida. Creando paisajes sublimes a los ojos de Ana , Pedro, igor...Agota los días visitando a niños en estado terminal que  como el quedan prematuramente calvos . Y en las noches reza por volver a verlos con una sonrisa inabarcable  que le insufle las ganas de seguir convirtiendo la tierra en el reflejo del cielo. 
Cáncer
Autor: javier castillo esteban  411 Lecturas
Problemas.. en los días más negros soportados por la velocidad con que vistes los paisajes   Que libre me siento cuando desperezo mi alma en el seno de tu traqueteo, vía dormida y silenciosa que tus curvas me han marcado más que los días pasados cuando te veía pasar y no eras mía.   Y cómo hablan de cultura con la boca tan llena como un besugo, siendo su baba la que emerge  por entre las escamas y no de sus visceras De una cabeza nutrida con las raspas que deja la sobredifusión maldita después de su pesca   En las tardes soleadas se revelan atisbos de soluciones sabrosas que no se excitan lo suficiente frente a ti y en sí las letras abordan de una manera más firme la estricta sentencia de mantenerme alejado de los hombres para penetrar de nuevo a tu falda   No se acuerdan de la tormenta escandalosa? Te prefiero a ti  incluso con los seres salvajes que desinteresadamente has colocado en este jardín Acércame la vida,  la muerte asustadiza y el pájaro cantor alegrará los semblantes olvidados. Proyéctame en tu solícito cielo azul  que rechaza las nubes exhibiendo su pecho impávido y transparente descansa tranquila que también en los inviernos más duros cuando lloras lágrimas pálidas me acuerdo de ti, fragante conquistadora Supón ahora que La tediosa calma con la que juegan mis dedos encadenan la carrera que disputa un lápiz, esforzado en figurarse horizontal y diluido  en el trayecto  que ha ido sedimentando la resina me encuentres prendado de tu aroma  
    He soñado con la luz amarillenta al pasar frente a ti, Guarecido entre castaños, convertidos en infancia desperdigada, Y el gris infinito de las aceras de Pamplona   Vaga memoria de unos ojos vastos, saturados de saber En un minúsculo espacio Y bigotes encendidos en postura reflexivamente conciliadora   Recuerdos del frío detenido en tu regazo, Bajo el perentorio efecto de la hipnosis literaria Donde tus hojas no han dejado de pasar, como incansables filos sobre el viento Poseedoras de la historia más reciente y pasada, erigida frente a la mano censuradora Y asomada, desde la reticencia, cautelosa Escudriñando los establecimientos atiborrados de sospechosa cultura   Allí aprendí a leer, violado por las palabras Enjaulando mi inocencia en pos de conquistar una tierra lejana a la cotidianidad, y al mismo tiempo extrañamente familiar. Aventuras y miserias he absorbido, robando una brizna de intimidad a los personajes más singulares y célebres, escondidos en aquellas hondas estanterías de madera.   Qué triste duerme la calle, ahora que ya no respiras con versos Pues todas las noches escucho los sollozos de tus paredes Derrumbadas de silencio,   Y en esos momentos cuando la luna todavía no ha mermado rEAPARECE El murmullo de los libros que abandonaron el altar ReverberANDO  plácidamente en los dormitorios encendidos Emitiendo la señal de una vida que no se ha consumido A pesar de evidenciar el vacío mortal de lo que un día fue su hogar  
Pocas películas transmiten tanto como Forrest Gump. La vida de un hombre apartado de la aceptable sociedad, un extranjero que lejos de interpretar los problemas, actúa desafiante, flotando entre vacuas y desagradecidas recompensas Será Dios algo parecido a Forrest, un corazón abierto, que sangra bondad y tiñe la tierra del mismo sentimiento, mientras nosotros nos encargamos de conferirle un estado negruzco para evitar que refulja demasiado.   La película recrea la abnegación de un ser que en ningún momento se presenta castigado a vivir, que conserva la fuerza de la inocencia sin el peso de lo bueno y lo malo. Vivimos en tercera persona el cruce o atropello de pintorescos personajes desembocando en un cocido de situaciones tristes y desternillantes, siempre bajo la hechizada ojeada del espectador. Escenas que rebobino y me siguen estremeciendo, aunque si pudiera grabar, a golpe de cincel, un sempiterno resumen antes de que ardiera entre mis recuerdos, hablaría del amor incondicional de Forrest hacia una mujer que ha elegido sufrir en los brazos de otros hombres, y la amistad con Buba, su fiel compañero en cuya memoria más tarde compraría un barco de gambas.   Admiro profundamente el polifacético papel de  Tom Hanks, actor relegado por los propios clichés a un estatus envidiable, donde su piel se deshace en forma de niños con cuerpo de hombre, soldados, olvidados, cómicos, tipos corrientes… Quizá por este motivo, mi crítica sea excesivamente sesgada ante el debate de los puristas, cuando quisieron rápidamente poner linde al cine comercial de calidad   Como punto final, y por encima de cualquier rostro visible, destacaría perceptiblemente su  etéreo OPTIMISMO y la encomiable carencia de hechos que lo vanaglorian produciendo humo, un espacio para la verdad del amor prevaleciente delante y detrás de la pantalla.   Se habla, esta vez, del intrínseco casamiento del cine y la literatura, yo sin embargo, matizaría esta relación, separando ambas disciplinas en su virtud y máxima expresión ya que ambas contienen la suficiente sensibilidad para tocarnos el alma y rápidamente  desaparecer para volverlas a encontrar.
Una historia bien documentada habla de un ser que vivía en la calle T., cerca de la esquina del abrevadero. Nadie daba fe de su rostro, mas una luz mortecina que se encendía dos veces al día, y las visitas intempestivas de la señora Roy deshacían la ficción.Congregados en la plaza, los ancianos elucubraban acerca de su imagen, como si fuera de verdad lo que sus lenguas viperinas inventaban. El 2 de diciembre, y bajo una intensa nevada, la señora Roy acudió como cada mañana a la casa, enferma y acechante, y sacó los retazos de un papel garabateado soltándolos al viento, con la ventura o la suerte de entrar silbando en mi habitación, mezclándose la revelación con los copos gruesos y esponjosos. Recompuse con celo cada parte del escrito, con las carencias del original, descifrando e interpretando lo más acertadamente posible ciertos renglones:   En ese momento estaba yo fumando en el alto de K. embelesado por el regocijo de una visión prohibida, alentando a que la vieja diera el paso. Ella sin embargo recelosa, repasaba cada palmo del casco mayor sin margen al descubrimiento fortuito en mitad de la tempestad. Finalmente sacó el manojo de llaves de su bolso y abrió la puerta del destartalado edificio para perderse en la negrura del vestíbulo. Las tejas patinaban aleatoriamente, y las grietas de la fachada acompasaban la mala salud de los cimientos. Creíamos todos que más tarde que pronto se derrumbaría el mamotreto, muriendo el misterio consigo, y provocando la vana estampida de víboras removiendo las piedras y contemplando el cuerpo aplastado de aquello con vida.  Esta sería la última oportunidad antes de evaporarme y desaparecer  de aquel inhóspito lugar, del que nada bueno perduraba ya.   A las dos ,una enorme figura se agachaba para no llamar la atención  mientras la vieja posaba las manos sobre un manto gris  de paño ocultando la cabeza y el tronco. No puedo describir el terror que sentí cuando un rabo  asomó por debajo  del escudo improvisado. Los ahogados resoplidos confirmaron la silueta demoníaca que se desplazaba con torpeza, manteniendo el equilibrio con ayuda de su protectora.   He pegado la nota de forma anónima en el tablón del ayuntamiento, esperando la reacción de los vecinos. El experimento puede salirme muy caro, los perros ladran con furia hoy, salivando rabiosos a mi paso. Rosa la panadera no me ha dirigido la palabra, incluso Javier me ha mirado con hostilidad  Los nervios se han esfumado al llegar a casa, creo ser víctima de la sugestión, nada malo rodea mis pesquisas, nadie recuerda haberme visto colocar el cartel. Voy al baño y me miro de frente, tampoco mi piel ha mutado, noto un cosquilleo en la parte posterior de mis rodillas, y respiro aliviado. Mi rabito sigue meciéndose con dulzura.
LA BESTIA
Autor: javier castillo esteban  540 Lecturas
La coraza apelmazada cierra la atmósfera y vacía las calles de aceras fútiles, deformando aleatoriamente las lindes del pensamiento cabal y mesurado. Si de verdad llueve, que me asista su frescor y me cale de humedad. Que atienda mi discordante fortuna para inferir que no soy nada si no destilan las nubes su pesar. Así, odio igual que amo las gotitas rompientes contra mi cuero, las hojas soldadas al suelo bajo su compacta dedicación, los exabruptos de jóvenes envejecidos, sin margen para las impresiones, concentrados en el ciclo mortuorio, la chispa con que las mujeres sortean vastos charcos, las miradas extraviadas y el sinfín de paraguas horteras y frágiles. No puedo vivir sin escuchar el silencio de un domingo gris y opresivo ni el gorgoteo atorado de las cañerías cuando aumenta la presión de mis venas. Los colores del mundo pierden valor y confieren mayor subjetividad a las cosas, más incoherentes pesquisas, y menos inapetentes conclusiones.   Esto es para mí el cielo y el averno, el placer y martirio; es, sin duda, las ganas de no vernos.
ESCAPAR
Autor: javier castillo esteban  540 Lecturas
PUNCTUM   Casi como un latido, aunque más intenso si cabe. Otra vez, y otra, los escasos bancos de nubes navegan deprisa sobre un cielo límpido, de una claridad inusitada. La anchura de hombros del Padre dobla la de mi madre y tías. En el fondo de la imagen dos cuervos picotean algo inapreciable. Uno de éstos se ha quedado con la pieza más grande después de perder un ojo.  Despierto.No es de noche ni de día. Me dirijo al sótano donde descansa el cuadro desvencijado. Alrededor de la obra, cacharros y metales y una bici de hierro con las ruedas pinchadas y el manillar torcido. Nunca antes reparé en la pintura, supongo. El retrato se acerca con desdén a la recreación de una fotografía extraviada, perdida en dos grandes ojos de  mujer.  Afuera se oye el silbido del viento, amenaza tormenta, pero no lloverá. Ya viene, inaplazable, una fanfarria desafinada de bombo duro y platillo resquebrajante. La sangre detiene su movimiento ventricular y me contengo ante aquel espanto. Risas y algarabía, el lienzo comienza a articularse, se desvanecen el sótano y sus paredes ennegrecidas, el ruido se superpone al silencio, los colores brotan en una espiral incandescente, mis manos pierden forma en favor de aquellas pupilas familiares. Siento que voy a ser engullido, fijo la mirada entre niebla y grillos acechantes. Hago un último esfuerzo por reconocerme tras esas sonrosadas mejillas… -¿Dónde estabas?- Mi  madre me tiene cogida la mano y la miro. El espectáculo taurino ha terminado y la banda recoge los instrumentos. Me resulta imposible decir nada. El Padre hace un gesto desde el balcón en señal de que subamos. Huele bien, la cena debe estar lista. Antes de voltearse sonríe extrañamente y desaparece entre los jirones de goma que custodian la puerta. Todos están sentados a la mesa, primos, tíos y el Padre. La televisión está apagada. Los cubiertos repiquetean conformando la música que seduce a los vidriosos ojos de una de mis primas. Me mira y esboza lo que anhela disfrazarse de puerilismo. Algo fluye debajo de mis zapatos, el suelo de baldosa está resbaladizo y denso.  Alcanzo con el dedo índice una muestra de lo que parece semen.  
PUNCTUM
Autor: javier castillo esteban  591 Lecturas
He caído. Después de perder buena parte de mi sueldo en la ruleta y otra suma, nada desdeñable, prestada por un amigo, puedo decir que se acabó, o eso creo.De la misma manera dejo el tabaco, asociado a una supuesta creatividad y a una certera miseria, a alcohol y a dolor de cabeza. Hasta ahora no lo he compartido con nadie porque es humillante y penoso, vergonzante a más no poder. Noches calmando mi frustración expeliendo humo, una densa nube en misión de envolver las luces del casino, de cubrirlas para que no deslumbren .Incluso las letras han buscado refugio ante el poder letal de mis impulsos. Se han alejado, no sonríen, y miran escondidas detrás de un árbol con formas extrañas cuyas raíces se hacinan en el parque. Temerosas pues, una, no la única, ha regado con un aleteo de luz este inhóspito alto en el camino. ¿ Quién eres? A veces no lo sé, quizá un vago recuerdo de infancia y juventud destartalada, una sombra de otra sombra, noche engendrada por el sol y alba parida por la noche.
Es primavera, y una bandada de pájaros recorre desnortada la ciudad. En este momento parece muerta, aunque no lo está. Escudriña por debajo y por encima de nubes. Allí se encuentra, sola en una esquina, la verdad más sublime y dolorosa. - ¿Qué os pasa ?- Ya no me hablaSu mano empuja la cuchara, casi con rabia, hundiéndola en el potaje. No puedo ver más adelante, pues se encoge y endurece el gesto. De mirada prácticamente torva me devuelve los intentos por comunicarme y sentirlo cerca. - ¿ Es bueno contigo?- No lo tengo claro A escasos metros del incidente una sombra merodea impaciente, próxima al desencanto y de inefable movimiento, Se acerca a la puerta y toca la aldabaUna, dos y detiene el golpeo.-! Vete de aquí!(...)- Tranquila, no va a pasar nada.- Por favor... dile que se vaya .- ¿ A quién?---- AHHHHHHLa visión del sol en lo alto se difumina después de la lluvia. Lo niños pisan los surcos que describe la tierra roja y quebrada.
CUALQUIERA
Autor: javier castillo esteban  499 Lecturas
“De mi pueblo son las cerezas”, decían. Y también las miradas como lanzas. Mi pueblo no tenía un aspecto diferente al mundo, pero la asfixia era mayor, casi material. Jugábamos a no vernos en un embrollo de calles sin linde, que subían, que bajaban, que huían despavoridas. ¿ A dónde iban con esa premura si allí, arriba o abajo, nada esperaba? Quizá una ráfaga de viento silbando, o el calor aplastante de aquel verano, apostado hasta en la sombra.A veces escuchaba mis pensamientos y temía por su voz, pues esas cuestas susurradas por viejos de los de bastón seguían custodiadas de rencillas y chismes inagotables. Los niños, empujados por sus abuelos, y éstos por los retorcidos propósitos de sus hijos, salían como un rayo a casa de la "Patro" o del "Peje" para anunciar al forastero. En mi pueblo, si no vives durante las cuatro estaciones del año, eres forastero.Existe todavía en lo alto de mi pueblo una iglesia de ladrillo marrón, sin espadaña, pero de grandes tañidos . La casa de la familia se sitúa a dos palmos del templo, a su cobijo. " Tolón, tolón" , así, formando un tedioso ritmo onomatopéyico, algunos nos desvelábamos de noche, a cada hora.  Hasta hace poco ese sonido hubiera sido nostalgia, amor, familia, cariño... ahora me taladra la sien.La sacristía tiene una entrada exterior, como queriendo no ser vista, pero yo la veía muy bien. La relación de mi abuelo con el cura también la veía yo bien, sin extrañeza, aunque escondido. Mi abuelo siempre tuvo buen trato con la iglesia y todo lo concerniente a la institución, sin embargo decía que “la calderilla p´al cura". Una calderilla que significaba monedas de cobre ganadas al parchís. Esa forma despectiva de referirse al párroco y sus acólitos entroncaba con las ganas de llevar la contraria al más pintado, incluso los que pensaban como él y tenían idénticas creencias.
Una visita inesperada, ahora que ya no soñaba con nada .Entró por la misma brecha, de noche, sin hacer demasiado ruido. La reconocí enseguida por su silueta desgarbada, casi con gracia, inclinando la cabeza de lado. No aparentaba.Su pelo, desprendido de mí y de mi hallazgo,  flotaba en silencio . No era mi imaginación ,  pese a que brillaba la luna Intensa, artificial. Dañaba de solo mirarla, o de mirarla solo, no lo sé . Ella delante del espectro incandescente se esmeraba  por hablarme en vano.Yo tampoco podía. Era incapaz de serme fiel¿ Quiénes éramos nosotros a través de la negrura ?Allí arriba, por encima de las últimas estrellas, una nube cortaba la luna a manos de quien parecía rodar la escena . No era aquello una película,  pero sí una disección, agonizante ,sin etiqueta, llena de símbolos. La vida hediendo vida.Ahora escribiría sin ella, junto a su desvanecida aparición, ambos muy lejos.
La visita
Autor: javier castillo esteban  448 Lecturas
Te he vuelto a veral solaz de unas piernasque deambulan sin graciapues ya no se insinúandebajo de ese vestido negrolargo y sin vueloa juego con tus ojos tristestintineantesde mirada hastíade los que no vivensino señores del tormentosólo tu pelo enredadoque en otros tiempos crecíade sueños y desafíosse alicata a sus palabrasde cariño embusteroalimento masticadoimprimido en sus manoscobardes extensiones que atenazan la carne estremecidanostálgica de otro tiempodesprende una nueva lágrima de amor malentendidohenchido de alabanzasde muecas falsasy ahorasin fuerzas yade sentirte desdichadagritas por última vezqueriendo escucharteaunque no queda voz detrás de esas cuerdasbarnizadas de herrumbreavezadas y obedientes al silencioa lo cotidiano
 Una mano surca su pelo  despierta ,escondida, como ella sabey saletodavía indemne es el fulgor del último sueñocierra los ojos de nuevoIntenta disipar el rosario de golpazossu mente vuela, y se enreda nada ha cambiado cuando sus pestañas se desplieganni siquiera su pómulo amoratadoestirado como un mantel de pulpa naranja que mancha su blancuraEl alba asiente, sin dilatarseaunque el café no huela, ésta se desperezafiltrando más rayos a través de la ventanasu cuerpo postrado, sus legañasel sol busca cómplices después de la jaranasilencio que encuentra un manojo de llaves desgañitarseuna puerta entornadaCesa de repente el tintineosu vida estalla en mil pedazoscompadecida por las intrépidascuando el parquet suena, y se hunde  las que han mirado de frente, alimentando la paradojaaterrada, sucumbe son sus entrañas vencidas de congoja   Pero sus ojos son frágilesdos platos al contactoy morirán otro día dispuestos a contarloen forma ovalada, de rostro hondo vacíos después de beberse,de usarsede relamerse  
Si tu desdicha es quererme mi fortuna es no verte Si morir no es para tí vivir lno significa para mí Si aun con todo ríes seré yo en quien confíes Si tu lágrima reluce a mi eterna pena conduce Si me anhelas cerca tendrá sentido que desaparezca Si me extrañas lejos Convendrás en no vernos Si crees en la ambigüedad somos nosotros ,de verdad  
    Son verdes y armoniosos los arcos que atisban mis ojos  a los lados del agua estancada, Tan grandes y robustos que quisieran palmear las almenas del viejo castillo Más abajo entre las rosaledas, árboles frutales ofrecen los nacimientos de la naturaleza Los hay rojos casi granates y amarillos como  el limon, de todas las gamas que la mente tenga el capricho de imaginar Los mirlos   apoyan sus gráciles patitas sobre el fontanal entonando su piar desafinado a unos pocos metros queriendo ser partícipes de mi estancia      Después de una cura de reposo, laxo, el caminante se sienta a la orilla de un estanque sintiendo la brisa en sus mejillas y escribe: El papel ha amarilleado desde la primera vez que decidí enviarte esta carta . El valor nunca me ha acompañado y siendo francos no he sido muy celoso yo tampoco a su compañíaLo que me arrastra irremisible y penosamente a expresarme en estas lineas no es grato de leer , supongo que la  fuerza con la que en estos momentos sostienes la misiva es la misma de la que yo carezco  aunque seguramente derrames más lágrimas horadando el papel hasta convertirse  en nada.Huelga decir nuestra relación se ha deteriorado  desde la última primavera, y quizá hemos acrecentado esta lluvia fina e incesante de falsas carantoñas hasta difuminarse el erotismo. No dudo que el amor sobreviva risueño aún aquejado de metástasis. Siempre ha sido un recalcitrante empedernido diletante de la realidad y erudito de la ilusión y la esperanza.   Sí embargo,no puedo más... Sólo deseó que el remoto aro de fuego que cicatrizazo mi piel a la tuya despida su últimas ascuas  y contemplemos nuestros cuerpos libres, desencadenados  y no ser víctimas de la gula que devora la vereda de los designios más profundos.Anhelo tu respuesta aunque no la espero mas lo entiendo y yo mismo hubiera actuado de la misma forma Mario                
Desamor
Autor: javier castillo esteban  797 Lecturas
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