Sí. Eran largas las tardes de ese Abril, fueron frías las mañanas de marzo. Solo. Agosto fue un libro de añoranzas lleno de páginas y sueños. Septiembre con flores y sin flores, y un noviembre en la nostalgia. Con un libro en la mano y una guitarra, por carreteras y caminos, se cansaban mis pies, soñando. Hasta que de pronto tú, con ondulaciones y pasos, con un navío en los ojos y una luz interminable, cambiaste mi rumbo y borraste mi soledad para siempre. Ahora brilla octubre en tus ojos, y diciembre traerá un sol de mayo para mi verano en tu pecho.