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Cambió mi vida Se realizó un Foro sobre relaciones humanas con personas de diferente profesión. Cada profesional exponía tres inconvenientes en su profesión y aportes sobre relaciones humanas. Los médicos se quejaban de injustos salarios, de falta de garantías a la seguridad de su salud y a falta de instrumentos necesarios para las cirugías. Sugerían amabilidad con los pacientes, llamarlos por su nombre y explicarles para que sirve cada medicamento recetado. Igualmente, ingenieros, abogados, arquitectos, psicólogos, antropólogos y otros profesionales cubrían el objetivo del foro. Todos los profesionales habían expuesto sus inquietudes, faltaba que uno de ellos interviniera en el Foro. El moderador dijo: “Que hable el profesional que falta por intervenir”. Julián se puso de pie, hizo una venia y dijo: soy profesional en varios campos, debido al cambio de mi vida. Yo era profesor de filosofía en un prestigioso colegio, mi esposa era estudiante de derecho, tenemos tres hijos pequeños de dos, cuatro y seis años. El colegio en el que fui profesor de filosofía fue vendido y los profesores quedamos desempleados. Mi esposa inició su trabajo de abogada, como Inspectora de Policía y yo me convertí en “AMO DE HOGAR” Asumí el cargo de niñero, cocinero, mensajero, aseador, mesero, psicólogo etc. Al servicio de mi esposa y mis hijos. Jamás imaginé lo interesante de estos trabajos: ´Como niñero me interesó alistar el baño de los niños, manejo de pañales, preparación de teteros, compotas, horarios de las comidas y el trato amoroso con los niños´. ´Como cocinero me interesó leer libros de recetas de cocina, averiguar los efectos de los productos alimenticios como calorías, vitaminas, calcio, potasio, fibra, sabores, aromas y preparación de alimentos´. ´Como aseador me interesó la limpieza inmediata de cada elemento usado, aprendizaje del manejo de la escoba, el trapeador, la aspiradora, los detergentes y jabones, aseo de baños, lavado de toallas y baño frecuente de manos´. ´Como mesero me interesó la limpieza de la mesa, decoración, alistamiento de cubiertos, servilletas, mantel o individual, buena presentación de los platos y su lavado después de usarlos´. ´Como mensajero me interesó convertirme en especialista de mercadeo, visitas a las tiendas, investigación de lugares de ventas de primera calidad, compra de todo lo necesario en el hogar, colocación de cada cosa en su lugar y ´Como psicólogo me interesó analizar el temperamento de mi esposa, el de mis hijos y el mío para llevar el hogar pacífico y bien organizado´. Además, me inscribí en la Universidad a Distancia para estudiar Ingeniería de Alimentos. Por cada uno de mis trabajos hice exhaustas investigaciones, que poco a poco fueron conocidas por vecinos y amigos. Mi residencia se convirtió en Consultorio de administración de hogar, logrando buena remuneración por mis enseñanzas. Mi esposa se desempeña como abogada litigante, ella me ha solicitado que pase hojas de vida en los colegios, porque mi categoría como filósofo se denigra como “Amo de Hogar”. De ninguna manera acepto, pues, qué importa “No figurar como filósofo” si, mi gran satisfacción ha sido la investigación y el resultado de mi trabajo en mi hogar, y no quiero que lo continúe otra persona, porque la alimentación, la organización, el amor y la paz de mi hogar no seguirían igual. Esta experiencia me ha convertido en GERENTE GENERAL DE HOGAR. Terminada mi exposición los organizadores y asistentes al Foro me aplaudieron y felicitaron por mi ejemplar conducción de hogar y por mi cambio de vida. Rechazo a David No soy Julieta, ni tú Romeo No soy de Verona, ni tú de Italia No eres Shakespeare, ni poeta No eres romántico, ni amoroso Solo te importa el silabeo Sólo te importa la rima Sólo te importa la cadencia Sólo te importa la concordancia No me importa el silabeo No me importa la rima, ni la cadencia No me importa el romanticismo No me importa el poeta de apariencia Sólo me importa el verdadero amor Sólo me importa la valentía y honor Sólo me importa el verdadero ser Sólo me importa el sentimiento de amor A MI GUITARRA Cuerdas de mi guitarra Mensajeras de mi corazón Cuerdas que lloran y cantan Cuerdas que ríen y gozan Cuerdas de mi guitarra Amigas de mi inspiración Cuerdas que vibran y llevan Canciones al corazón. Cuerdas de mi guitarra Que guardan recuerdos de amor Cuerdas cual palomas mensajeras Que por el viento reparten inspiración. Cuerdas de mi guitarra Compañeras de mi vida Cuerdas de anhelos soñadores Cuerdas que hacen palpitar el corazón. PRIMERA PELEA A LOS TRES MESES DEL MATRIMONIO. “Pensativa y silenciosa recostada en un sillón” Como dice la canción, así estoy en el día de hoy, recordando palabras amargas y dulces, de hace unos cuantos años. La historia es como sigue: Habían pasado tres meses de mi matrimonio con un caballero español. Todo marchaba bien ya nos cubría la felicidad de esperar nuestro primer hijo, poco a poco nos adaptábamos a nuestras costumbres, no era fácil, diferencia en las comidas, en las costumbres, en el lenguaje, yo obsesionada por la música y mi esposo por la poesía. A mi esposo no le gusta ver televisión antes de dormir, prefiere leer historia de cualquier país y le encanta declamar poesías (Lo hace bien) Una de esas noches le dio por declamar “La esposa infiel”, de Federico García Lorca y en la medida que recitaba me fue dando sueño hasta quedar profunda. Al día siguiente, quise saludar a mi esposo con un beso, me rechazó, voltio la espalda, ¿Qué te pasa? Pregunté, no respondió, me preocupé y volví a preguntar ¿Qué te pasa? Y respondió: Creí haberme casado con una mujer que me amaba, que compartíamos todo, que podía dedicarle muchas poesías de amor, pero me equivoqué, me desprecias, me dejas declamando solo, como un bobo, te apartaste de mis brazos, te volteaste, sin escucharme, sin pedir disculpas, sin un beso, sin responder mis caricias, ¡Vaya, maldita desilusión! A lo que respondí: “Maldita desilusión la mía” creí haberme casado con un hombre comprensivo, que entendiera que mi sueño en estado de embarazo es normal, es involuntario, no tuve culpa de mi sueño, no puedo controlarlo y si armas semejante molestia por tan poca cosa creo no poder tolerarte. Mientras yo respondía él se duchaba, se arreglaba como todos los días cuando sale al trabajo, pero era domingo y bien temprano. Mientras se afeitaba decía palabras que yo no entendía. Le dije: habla claro, no entiendo lo que dices, terminó de afeitarse y me dijo: si dices que no me puedes tolerar, yo tampoco te puedo tolerar, me llené de ira, me arreglé y salí del apartamento, cerré bruscamente la puerta. Caminando por la calle pensé ¿A dónde voy? Oh, no a casa de mis padres no, mi padre había reprochado que me casara con un español, seguí pensando ¿qué hago? Si yo no lo amara sería la mejor ocasión de separarme, pero lo amo y mucho. Resolví tomar un taxi hasta la Comuna Providencia a la casa de mi suegra. Ella se sorprendió al verme sola y tan temprano, le conté lo ocurrido y ella me dijo: parece un juego de niños, ustedes son muy jóvenes, tómelo como el juego que es. Él me llamó y viene para acá, recíbalo sonriente y con el amor que dice profesarle. Él está preocupado, reproché su comportamiento, me entendió y confesó el gran amor que siente por usted. Esa pelea no tiene trascendencia, mejor, preocúpense por la buena educación de su hijo que viene en camino. Llegó mi esposo, cuando lo vi abrí mis brazos y le sonreí, él me abrazó, me besó y dijo: “Anda Guapa, que te vas cuando te da la gana”, desayunamos con la suegra, fuimos a misa y regresamos amorosos al hogar.
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[3] Próx. > Fin >> Una nueva oportunidades una puerta abierta al futuro,una luz de amanecer,un día recien estrenadopara comenzar de nuevo. Imaginar un proyectode posible realización;iniciar la marchahasta el lugar deseadoes la ilusión del camino. La nueva oportunidadnos permite elegir,imaginar, crear, vivir,superar obstáculos,ponernos a prueba. Una nueva oportunidades la apertura a desarrollarla fuerza de voluntadque nos ayuda a sermejor de lo que fuimos. E.G.M. Sobre el blanco papelse expresan con letras diversasrazones y sentimientosde un ser del presenteque sueña futuros. Cuántos latidos vividos,suspiros al aire,anhelos soñados,luces de esperanzasdel ayer perdido. Cuántos fervoresde amor encendidoy gozo de besosen fugaz alientoy adioses malditos. Y cuántos sufrimientos y lágrimas negrasque hundieron al almaen las noches tristesque duraron siglos... Sobre el blanco papelcuántos latidos escritos,con dolor o gozo,en lejanos recuerdosde aquellos que se fueron. E.G.M. Abiertos están los caminospara poder elegir tu senda,y, aunque limitados por milcircunstancias adversas,siempre quedará un horizonteposible con el que soñar. Es cierto que elegir es privilegiode los que gozan de libertady que las alas del deseonecesitan un amplio cielopara poder volar. Pero siempre queda un aire,un paisaje extensoen los espacios del alma para salir de la cárcelque aprisiona los sueños,porque siempre es nuestroel reino sagrado de la libertaddonde nadie, nadiepuede encadenar los pensamientos. E.G.M. Tu sombra -siempre blanca- baila conmigo justo donde el mar se hace cielo, ahí donde posibles e imposibles fabrican los milagros y lo real no importa ser real; en donde las miradas son verdaderos versos y el punto ya no existe como punto final. La vida en si misma es un musical !! pero que importante es la nota en la que la debemos de cantar ¡¡sean vivencias de alegria en altas, o en bajas de tristeza y amargo dolor,debemos interpretar cada tema siempre, poniendo en nuestras almas la misma pasion...La vida por si misma ,como dije,...es una rapsodia escrita en versos de una cancionpero lo que nunca, nunca nos ha de importar, es si tenemos buena o mala afinacion...... ---------Democles------------- Paco Rubiales sintió tanta urgencia por acudir a la cita del dentista que se olvidó cerrar la puerta de su vivienda. El dolor de muelas estaba haciendo estragos en su cerebro. Así que, una vez que regresó al hogar, rápidamente supuso que alguien podría haber aprovechado la ocasión y entrar a desvalijarle todo lo que tuviera algo de valor. Sí. Alguien había entrado sin su permiso, pero encontró todo debidamente en orden y tal como él lo había dejado. Solamente supo que una persona extraña había penetrado en su bien ordenada casa, pues Paco era muy meticuloso ante el orden y la limpieza, por una nota escrita que encontró sobre el televisor. Tomó la hoja entre sus manos y leyó en voz alta ya que le gustaba mucho oírse a sí mismo para mejorar su tono de voz puesto que era vendedor profesional. - Gracias por haberme dejado entrar en tu santuario. Me llamo Rosa Morena y quisiera poder conocerte. Te propongo que nos veamos esta noche, a las diez, en el Restaurante "La Ocasión" porque quiero invitarte a cenar si es que no estás comprometido con nadie. Cuando me conozcas no te vas a arrepentir y perdona por mi atrevimiento. Aquella nota de una tal Rosa Morena que tanto ansiaba conocerle personalmente le dejó perplejo, por unos largos segundos, a Paco Rubiales que, de repente, comenzó a hacerse una idea propia de aquella situación tan singularmente rara. - Supongo que será alguna broma pesada de algunas de mis vecinas que saben que soy solterón empedernido y que no deseo formalizar ninguna relación con nadie porque soy huidizo y prefiero la paz interior antes que andar de aventura en aventura. Siempre he sabido que las rondas no son buenas y terminas por llorar. En un principio pensó romper la hoja y tirarla al cubo de la basura pero dudó y volvió a leerla. - ¡Caramba! ¡No parece ninguna broma pesada! Y lo que más me llama la atención es que me pregunte si estoy o no estoy comprometido con alguien. Se sentó en el sofá de la espaciosa sala-comedor y, en contra incluso de su propia voluntad, comenzó a imaginar cómo sería aquella persona que se llamaba Rosa Morena. Su primer impulso le guió a imaginarse una flamenca, una sevillana o una malagueña, amante de las bulerías y los fandangos. Su segundo impulso fue descartar cualquier supuesto y olvidarla. Pero el tercer impulso fue mucho más poderoso; así que se abrigó con su trinchera de color caqui y salió caminando hasta el cercano Restaurante "La Ocasión". Llegó una hora antes de las diez de la noche y, para que el tiempo pasara sin ponerse nervioso, después de que le sirvieran la copa de coñac que había pedido, comenzó a razonar a manera de filósofo existencial puesto que la filosofía y la existencia eran dos temas apasionantes para sus reflexiones diarias. - El miedo a perder en los asuntos amorosos son, en realidad, los grilletes de mis pensamientos. Recordó rápidamente a Epicuro: "El cuerpo, en los lances de amor, es parte indispensable del alma". ¡El cuerpo! ¡El alma! ¿Cómo sería la mujer que le estaba haciendo recordar que un cuerpo sin alma es lo más parecido a un vacío insustancial? ¿Sería lo insustancial el problema verdadero de su soltería a pesar de que estaba a punto de cumplir los 36 años de edad? También recordó una frase que había leído en alguna ocasión aunque no supo responder en dónde: "Nadie puede ser perfecto, y siempre cometeremos errores, así que si tus exigencias están muy elevadas, el problema no es el amor sino tú". Se asombró verse a sí mismo como personaje diletante puesto que siempre había cultivado, acerca del amor, una actividad de manera superficial o esporádica. ¿Sería aquella desconocida que estaba a punto de conocer la causa primordial de un cambio en su vida? Paco Rubiales no era rubio, tal como parecía suponerse conociendo su primer apellido, sino de cabello muy negro ya que era un nativo de Guinea Ecuatorial que se había instalado en Carmona con su negocio de venta de automóviles. En la ciudad de Carmona, en aquella Sevilla alegre y pìntoresca, él era un hombre de piel negra que se sentía satisfecho con su soledad. ¿Admitiría por mucho más tiempo aquella soledad antes de llegar a la significativa situación de convertirse en cuarentón sin descendencia alguna? Estaba meditando en estas cuestiones cuando entró en "La Ocasión" una mujer de cabello rubio platino, y piel tan blanca como el mármol, que se acercó a su mesa. - ¿Eres tú Paco Rubiales? El sorprendido solterón de orígenes africanos quedó estupefacto. - ¿Eres tú Rosa Morena? - Me ves tal como soy. Una islandesa que busca el calor de algún ser humano que suspire por la valquirias. - Reconozco que no eres lo que yo pensaba pero sí... yo soy Paco Rubiales... Ella se sentó frente a él y sonrió antes de hablar. - Reconozco que he sido muy atrevida, demasiado atrevida, porque siempre he creído que el amor está por encima de cualquiera de nuestras previsiones. - Lo que no comprendo, a primera vista, es que te hayas decidido por mí... - Escucha, Rubiales. No soy producto de mis circunstancias, soy producto de mis decisiones tal como dijo Stephen Covey. - ¿El licenciado, escritor, conferenciante, religioso y profesor estadounidense? - Sí. Y supongo que no serás de esos misóginos que tienen miedo a las mujeres intelectuales. - Yo sólo vendo ocasiones... - ¿En forma de oportunidades? - Sí. Pero sólo son automóviles nada más. - ¿Y podrías darte una oportunidad de no vender sentimientos sino de apropiarte de uno de ellos para un futuro total? El ecuatoguineano Paco Rubiales supo, rápidamente, que aquella mujer no solo había entrado sin permiso en su vivienda sino que también lo había hecho en su corazón. Voló la palabra aleteando buscando dueño, filtrándose en mentes pensadoras, cada intelecto estaba anegado, sin asimilarlas, las desconocían y las apartaban presurosos como si fueran moscas o algo contagioso. algunos las acariciaban guardándolas, olvidadas en un cajón, otras fueron dormidas en bibliotecas, algunas fueron depositada al borde de una ventana, saliendo despedidas por el viento. Así llegaron a un lugar remoto perdido entre montañas y lagos, al fin encontró quien las apreciara y las tomara prestadas, esparciéndolas por todo el universo, ahora es de todos y de nadie, salvo un escrito que creemos nuestra propiedad, despertando intelectualidad en quien las necesite. Personas de todas las edades transitaban las calles de un pueblo bastante atractivo y pacífico como mar con olas ausentes; excepto los fines de semana, esas 48 horas sí que son agitadas. Unos pasos más, otros menos; risas, comentarios, quejas y llantos de infantiles; el sonido de los buses y su música parlante, el tubo de escape resonando por doquier; un día que se convirtió en víctima del sol radiante y una suave brisa… Así transcurría un domingo para una joven universitaria que, mientras la mayoría disfrutaba de un paseo, ella construía sus minutos laborando en una tienda de zapatos. Ese día para ella era como un panadero en diciembre: no paraba de trabajar. Su jornada de medio día se tornó llena de clientes en busca de algo que adquirir, sí, porque muchos se iban con las manos vacías luego de hacer correr como ratón a su vendedora; eran pocos los que compraban el calzado ideal que cubriera sus expectativas o necesidades. Lo cierto es que el domingo laboral para esta chica terminó de una manera asombrosa, desde la visión de su propio mundo. El miércoles que precedió a ese fin de semana, la adolescente de cabellos castaños pidió permiso a su jefe para comprar la merienda en un sitio aledaño a su zona de trabajo. Segundos antes de pisar la entrada del establecimiento, bajó su mirada rápidamente para admirar a un perro de pelaje canela que se encontraba reposando en la acera; tenía aspecto de obrero después de haber trabajado bajo el sol. No era para menos, su lengua expresaba cansancio, otorgaba - a cualquiera que lo mirara - indicios de dolor; jadeaba sin parar. Cuando los ojos nobles de la fémina ven tal aspecto, tardó solo segundos en recorrer el cuerpo del canino en búsqueda de lo anormal, momento en el cual descubre con desdicha que una de sus patitas rogaba ser curada: sus almohadillas grises se hallaban desprendidas, mostrando el color rojo del interior. Con la mente perturbada, entró a comprar su tentempié recorriendo los pasillos y anaqueles con aquella imagen que quedó grabada en sus entrañas. Su cariño por los animales es inmenso, y situaciones como ésas la desconsolaban. Al salir del supermercado, parece haber atado sus párpados a su frente. No bajó la mirada para evitar chocarla con la lesión del desamparado. Después de varias lunas, esta delgada mujer logró olvidar temporalmente esa amarga experiencia; pero llegó aquel domingo soleado y lleno de trabajo, día en el cual, justo en la acera de la tienda, se posó aquel canino tal cual escultura esperando ser admirada, aunque lo que llamaba la atención de los transeúntes era su herida, no su imagen. Este fue el momento que la chica decidió sacar del dolor al animal de cuatro patas, bueno, de tres para ese instante… No pudo contener que algún integrante de la sociedad no ayudara al indefenso en esos cuatro días que pasaron; otra razón más para asistir al peludo. Era hora de actuar: aun dentro de su horario de trabajo, llamó a un representante de alguna fundación animal, un hombre ya de canas y aspecto de papá cuidando su hogar, pero no era así, también socorría a los animales en situaciones críticas; esto era parte de su vida. Todo parecía fácil, pero dentro de la solución nació un inconveniente. La moza debía llevarse al perro hasta su casa, y ¡vaya que era grande!… no era un pinscher como para trasladarlo en un bolso, o en el regazo. El señor de 57 años podía atenderlo pasado el mediodía (tiempo en el cual ya la muchacha desesperada no estaría en la tienda). Pero esto no era problema para esta animalista, ella sin pensarlo dirigió sus pasos a una charcutería y, emocionada por ayudar al can, compró suficiente jamón con la intención que el perro se fuera tras ella, y así fue… Se aproximaba la hora de cierre, y con ella la angustia de trasladar al herido varias cuadras más adelante, con un sol que amenazaba a aquél que no escogiera la sombra como el mejor lugar para caminar en esa fracción del día. Se cerraron los locales y empezó para esta chica el rol de rescatista. Antes de abandonar el lugar de trabajo, el hijo de su jefe le gritó desesperadamente a cierta distancia y con mucho afán que nombrara a este bello animal “Yoker”, y así fue bautizado. El niño estaba maravillado con sólo saber que alguien ayudaría al pobre animalito. Comenzó la travesía, los dos recorrían poco a poco las calles, atrapando la mirada de aquellos que veían ese tipo de acciones poco comunes, que muchos admiran pero se cuentan quienes se atreven a realizarlas. Fueron minutos de resistencia para el peludo color canela, su pata ya figuraba el tamaño de una manzana; la inflamación y el dolor hacían vida en ella; esto hacía que la mantuviera al aire y en consecuencia nunca la afincó durante el camino. El jamón era su motivación, era su foco para seguir; acompañado de caricias y buenos gestos que generaban confianza en él para seguir con la joven bondadosa. Al fin llegaron a casa Yoker y su salvadora. Cansados por el sol de mediodía, se sentaron juntos en la acera del frente, refugiados en una buena sombra para esperar al cortés hombre que curaría la herida. Cuando llegó, pudo con la chica tratar al canino y aplicar todo lo necesario para su cura. Apenas terminaron, Yoker se tendió por completo en el cemento y sólo su imagen reflejaba tranquilidad, una armonía que le había sido arrebatada a causa de la fuerte lesión que puso sede en una de sus patas. Luego de unos minutos, el perro se marchó con la gratitud en la frente y un andar pausado, ya no agotado como un obrero. Las cosas surgieron maravillosamente, como si se hubiesen planeado. El perro fue curado y su prolongado sufrimiento exterminado; la impotencia ante tal situación fue derrotada y tres corazones experimentaron elevada dosis de alegría. El representante de la fundación cumplió con su trabajo, la chica gozó de dicha al ver el cambio de ánimo del canino y, el perro, irradiaba con sus ojos una inmensa gratitud por quienes lo socorrieron. Días después, estos dos individuos se encontraron para curar por segunda vez al canino, resultó un éxito. Y así fueron las siguientes curas. No fue fácil para ellos encontrar al perro cada vez; primero la chica debía ir y comprar algo de comida para ganar la cercanía de Yoker y, posteriormente, poder aplicar el tratamiento junto al cincuentón animalista. La felicidad se apoderó de esta chica al darse cuenta que desde un principio su destino era ayudar al can, sólo faltaba una señal para darse cuenta que se convertiría en la heroína de este bello animal. Aquel domingo el perro la buscó, y se posó en su frente para decir que aun seguía luchando por su existencia; sólo esperaba que le tendieran una mano. Hoy por hoy, Yoker hace vida en una esquina donde venden comida. Parece que desde un principio el canino ha sabido escoger el lugar... Tierras. Nubes. Océanos. El intenso clamor de un cielo azul limpio y descontaminado. La belleza de la vida con todo su misterio penetrando en la intensa atmósfera de la luz. Sueños. Hay algo en el planeta terrenal que nos acerca a todos los seres humanos para alcanzar la utopía de la victoria que nos convierta en hermanos de una sola patria. La naturaleza humana se empeña en batallar contra los imposibles. Las guerras -esas nefastas guerras de la historia del pasado y del presente- deben ser ya pesadillas enterradas en el olvido. Debemos dejar que el sentimiento racional nos convierta en los heroicos herederos de un paraíso cuyas sombras nos cobijen y nos unan de corazón a corazón. Podríamos hasta escribir una oda para gritar que sí podemos entendernos porque hay un idioma universal que nos nace dentro del alma y nos guía a las lágrimas y el dolor, pero también a la alegría y la felicidad. Solo necesitamos entrar en el epicentro de nuestros corazones para sentirnos, ya definitivamente, hombres y mujeres con la belleza de un solo canto: escucha hermano y hermana la canción del nuevo día en que todos seremos humanos. Busquemos ese nuevo día y quizás logremos entendernos al concentrarnos en un solo y cercano planeta universal donde todos vivamos con la esperanza de un mundo mejor. Cuando comprobé que no existen aves guías inmortales creí haber elegido ser un pájaro huérfano que con las alas plegadas se dejaba caer. El tiempo me enseñó que no existen pájaros sin lastimaduras y que los que realizan los mejores vuelos son los que aprenden a llevar consigo el dolor sin darle combate. Me enseñó también que en los puentes de salvación siempre existen tablas sueltas y que el único soldado que las puede reconocer es uno mismo.Dejé de necesitar hacer pie en la fragilidad de otro y salvarlo para comprobar mi propia capacidad de resistencia ante la adversidad porque mostrarme débil ya no me importa.Solté el afán absurdo de ser una semirrecta impaciente con vocación de empuje y resistencia desde que comprendí que soy un punto en la grandeza de la vida, un punto que puede detenerse y que detenerse no es necesariamente morir. << Inicio < Ant.
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