May 23, 2022 May 19, 2022 May 13, 2022 May 09, 2022 May 02, 2022 Apr 28, 2022 Apr 25, 2022 << Inicio < Ant.
[1]
2
3
4
5
6
...
39
Próx. >
Fin >> |
Dos señores a media noche se entraron a una casa, Con mañita y sin permiso, sacaron unas cositas; Pendejadas de valor que los dejó bien contentos. Sin que los dueños lo sepan, estos alcanzan la calle. Mientras comparten trofeos, les caen algunos otros, Cuatro motos y ocho hombres, cierran el paso a este par. Comienza la matutina y todo es oscuridad; Pero estos ocho avispados se apropiaron del botín Que a ninguno le ha costado pero que tuvo este fin. Dicen algunos que: “el dador de la vida es el único que tiene derecho a quitarla”. Pues bien, lo que tal vez no terminamos de entender a la hora del juicio y la crítica al prójimo o a nosotros mismos, es que el dador de la vida tiene infinidad de formas, a pesar de lo cual no pierde su don de dador de la vida…, por ende, en cualquier circunstancia, por cruel o dolorosa que esta sea, nunca cede ese derecho, Su derecho. Carmen es una mujer de raza negra de 41 años de edad; acuerpada, mide más o menos 1,65 mt. y 80 kg de peso corporal. Quedó viuda hace 15 años luego de que su esposo Alberto, un hombre negro de 28 años, comerciante dedicado al negocio de un restaurante; padre de su único hijo, fuera asesinado en su propia casa y en presencia de su mujer y de su hijo de apenas 10 añitos de edad, por negarse a pagar una extorsión a la guerrilla. A raíz de este crimen y agobiada por el constante asedio de la guerrilla para despojarla del fruto de su trabajo, decidió dejarlo todo abandonado y emigró con su hijo adolescente a la capital donde empezó de cero con el negocio del restaurante, pues, cocinar es lo único que Carmen ha sabido hacer durante toda su vida. El único equipaje que llevaron consigo fue la escopeta que fuera de su marido sacrificado. Así pues, Carmen después de luchar sola por su único hijo, quien le colabora en las labores propias del restaurante, porque nunca quiso estudiar más allá de 5 grado de primaria, ha logrado, luego de muchas privaciones, acumular el dinero suficiente para comprar un local y amoldarlo a sus gustos y necesidades. Nadie sabía que Carmen, desde que llegó a la capital hace ya 13 años, se hizo el propósito de tener algún día casa propia con un local acondicionado para su otro amor, su restaurante. De tal manera que, una vez tiene disponible el dinero suficiente para comprar la casa de sus sueños en el lugar y con las condiciones necesarias que le permitan amoldarla y ajustarla a sus requerimientos, Carmen llama a su único hijo, Carlos que ya tiene 25 años de edad, para contarle su proyecto y así mismo encomendarle la difícil tarea de buscar y encontrar esa casa con esas especificaciones. Pero el negocio del restaurante no puede descansar ya que este es el que da para el sustento diario; así es que estas averiguaciones e indagaciones en nada afectan el normal desarrollo de las actividades del restaurante, que aumenta su clientela a diario, haciéndose cada vez más evidente la necesidad de un local más amplio y cómodo. Así pues, ante la presión vehemente de Carmen, por fin llega el momento en que Carlos le comunica a su mamá que ha encontrado la casa adecuada en el lugar indicado y le sugiere que debe tener ya el dinero disponible para concretar la transacción lo más pronto posible. Obviamente Carmen asiente y consiente las recomendaciones de su único hijo y acuerdan ir a ver la casa para cerrar el trato con el actual propietario. Correspondiendo a lo acordado, Carmen y Carlos van a ver la casa que se proponen comprar, luego de inspeccionarla y constatar que es lo que desea y necesita, la mujer pacta una cita con el vendedor de la casa para hacer efectivo el pago negociado para el próximo martes a las 3 de la tarde en la residencia actual de Carmen y Carlos. Sin embargo, el lunes anterior al día de la cita, sucede un imprevisto que ratifica que el único error posible en la vida, radica en su inmaculada perfección… Llegado el lunes, antes de la cita entre comprador y vendedor de la casa, en el restaurante de Carmen solo se respira un aire de realización y agradecimiento que se reflejan en el rostro de satisfacción de los innumerables clientes que hoy han disfrutado del buen plato y del buen ambiente en una cantidad muy por encima del promedio habitual hasta la 1:45 de la tarde más o menos, cuando unos cuantos comensales, luego de que reposaron un poco el almuerzo, se disponen a continuar con su respectiva jornada y los dueños, o mejor la dueña porque Carlos no se encuentra en el negocio en este momento debido a que salió a llevar un domicilio y aún no regresa, se preparaban para terminar con su labor del día, Carmen revive su historia de horror y terror que le ha marcado toda su vida. Siendo más o menos la 1:45 de la tarde del lunes, irrumpen en el restaurante de manera violenta dos encapuchados; uno de estos se queda agazapado en la puerta del local y el otro desenfunda un arma y apunta a la cabeza de Carmen mientras se acerca a la caja donde se encuentra esta mujer casi paralizada por el pánico y la desilusión; a pesar de que la circunstancia se le hacía conocida, hoy sentía un hielo devastador que le revolcaba las vísceras. Cuando el encapuchado llega a la caja, siempre apuntando a la cabeza de Carmen, empieza a vociferar con una gruesa voz de mando: “la plata, la plata… a ver, movete vieja hijueputa que no tengo mucho tiempo…”, gritaba este delincuente al tiempo que le daba con la cacha del revólver a la mujer en la cabeza… ante la renuencia de Carmen a entregar el dinero, el segundo delincuente, el que estaba en la puerta desarmado y desalmado, se acerca al lugar de la escena. Carmen ya se ha dado cuenta que este hombre no tiene armas y piensa, con ilusión, que viene a socorrerla o defenderla de la brusca actitud de su atacante. Sin embargo, el hombre sin mediar palabra alguna, estruja a la mujer, señalándole con la boca fruncida, que traiga el dinero ya. Carmen se da cuenta que uno de los clientes que había en ese momento en el restaurante, logró salir y lo más seguro es que haya ido a pedir auxilio a la policía; entonces les entrega todo el dinero que tiene en caja. No obstante, el hombre insiste en que tiene que entregar todo el dinero y empieza a ultrajarla verbalmente, ya casi desesperado frente a la persistente negativa de la mujer que, a pesar de la convulsión interior que está padeciendo, se ha percatado también del nerviosismo de sus victimarios. Repentina y bruscamente el encapuchado quita el seguro del arma… este espeluznante ruido hace helar la sangre en las venas de todos los asistentes al grotesco espectáculo y hace reaccionar al cómplice que le hace un gesto de tranquilidad al delincuente para que no vaya a disparar, le da un fuerte empujón a Carmen y hace que ésta caiga al piso, circunstancia que es aprovechada por este hampón para patear a la mujer en la cara y forzarla a que entregue todo el dinero de sus ahorros logrados durante todos estos años. Ante la brutal agresividad de este hombre, Carmen se levanta del piso como puede, se lleva la mano izquierda a la boca de donde brota un chorro de sangre y con la mano derecha le hace un ademán para que espere un momento mientras ella trae el dinero que está en el cuarto de enseguida. En efecto, Carmen entra al cuarto de enseguida de la caja del restaurante, toma las chupas negras que contienen el dinero destinado a la compra de la casa y remodelación de su negocio y se dispone a salir. Pero, una vez en la puerta, antes de salir del cuarto, la mujer suelta las dos bolsas para mirarse en el espejo que está colgado detrás de la puerta y confirmar presa del pánico y la desolación: “ufff… este hijueputa me tumbó los dientes” dijo mientras oscurecía su rostro y su mundo con una mueca de asco y desesperanza. Sin embargo, cualquier emoción o sensación que se pudiera estar gestando en el interior de Carmen, se vio cercenada por el grito hostil del hombre armado: “muévase cucha que se me agota el tiempo y la paciencia…”…ante la perentoria orden, la mujer reacciona y se ubica en su cruel presente; con la cabeza en alto y sin derramar una sola lágrima por este ultraje físico y emocional, se agacha un poco para retomar las chuspas con el dinero… pero esta vez el dolor la distrae, como forzándola al cumplimiento de su perversa, desconocida y extraña misión. A punto ya de salir del cuarto a entregar las chuspas con el dinero a los dos atracadores, Carmen ve que, detrás de la puerta, colgada donde ha permanecido por años sin que alguien la volteara a mirar siquiera, está inmóvil, inerte, pasiva y silente la escopeta de Alberto, su marido asesinado hace ya 15 años. Como autómata, pensando sin saber qué piensa, pero sintiendo sin saber que siente, la mujer se lleva la mano izquierda a la boca mientras con la otra toma el arma e inmersa en una nube de confusiones, decidida sale del cuarto dirigiéndose donde está su único pero sanguinario victimario. Sin pensamientos buenos o malos, sin sentimiento noble o perverso, Carmen hace un único tiro, certero, preciso. Justo en este instante, llega la policía al lugar. Luego de constatar que el atracador ya está muerto, el agente de la policía descubre el rostro del hombre abatido por su víctima… ante el horror de esta sorpresa, enmudecen todos los presentes, menos Carmen, quien sin sorpresa y con certeza, como un tempano inerte, al tiempo que entrega el arma homicida al representante de la autoridad, lentamente se agacha para abrazar a su único hijo y hacer la señal de la cruz, mientras dice: “yo te di la vida… yo te la quité…”. Muchos años después, Carmen es una mujer con los ojos secos porque las lágrimas se le congelaron en el alma o, tal vez, inundaron la paz de su consciencia que le reprocha a gritos que su mayor error de madre, fue haber sido la mamá perfecta… Frente a su altar hincada; su gracia a Dios le imploraba, Pidiendo amor, suplicando riqueza; ora y ora y hace pereza. Esfuerzo y lucha no animan su ser; parada espera su renacer. Entra la tarde y trae su hastío, se oye lamento de tiempo perdido; Lucha con ansía y mucho afán; parecen inertes y fruto no dan. La noche ha llegado corriendo; sentada la espera… sonriendo. Y mientras descifra dudas y temores, encuentra que tiene suplicios mayores. Envidia y rencores han dejado huella… salpícanlo todo cual una centella. Pereza y complejos hicieron festín y solo tristeza dejaron al fin. Reprime pasiones, cuestiona valores, impone castigos a sus detractores. Extasia y seduce hablando de Dios, aunque en sus afanes no escucha su voz. Libera y ataca según conveniencia, procurando siempre calmar la consciencia. Olvida que Dios no es bueno ni malo; oculta que Dios está en todo humano. Ha creado ángeles igual que demonios, con ello alimenta amores y odios. Ingenua y astuta en su proceder… manipula incautos y agudos también. Al juzgar a otro tiene potestad, pero en sus entrañas no haya maldad. Condena al rico por sus posesiones, y estas son base de sus peticiones. Garantiza el cielo que hay más allá mientras quema el mundo del más acá. Engaña con logros sin tanto trabajo como si los frutos brotaran de abajo. Pretende ser fuente de la comunión sin ser el ejemplo de repartición. Interesada en los bienes externos, descuida el cultivo de dones internos. Esmerada siempre en mostrar su presencia, así sea tan solo pura apariencia. Encanta con versos y viejas historias que poco circulan aquí en la memoria. Obsesión de todos: creyentes y no; para unos, verdad, para otros, ficción. Somete la mente a su condición y la razón incumple con su obligación. Libertad y justicia no son su bandera, sin embargo, las usa como mensajeras. Natura proclama presencia de Dios… y si no la ves… el ciego sos vos. FE Y RELIGION Son las 6:30 de un oscuro amanecer en Lima, Perú. A través de la ventana de la cocina, Patricia contempla la leve llovizna que riega el jardín, al tiempo que disfruta a pequeños y espaciados sorbos, una taza de café colombiano, según ella, el mejor del mundo, mientras recuerda con nostalgia: familia, amigos, vecinos, calles y paisajes que han quedado en su entrañable Colombia desde donde emigró hace ya cinco años con un equipaje de esperanzas y su único hijo, de diecisiete años (para ese entonces), en busca de mejorar su situación económica y la de su familia en Colombia. Agradecida por la acogida que le ha brindado el país extraño, recuerda que, a pesar de que llegó al Perú con las manos repletas de ilusiones y los bolsillos clamando una moneda, pudo sacar a su hijo adelante luego de que, en su amada Colombia, el muchacho desde los doce o trece años más o menos, ya disfrutaba el peligro del vicio y la vagancia. Sin embargo, gracias a Dios y a su lucha férrea por salvarlo de ese riesgo, hoy en día, a sus veintidós años de edad, su único hijo es un hombre trabajador, ya tiene casa propia, es independiente y la ayuda a ella bastante en lo económico. Inmersa en ese estado de nostalgia y agradecimiento, el timbre de su teléfono móvil hela la sangre en sus venas y un pánico desconocido atora el grito en su garganta, sin saber el por qué. No es para menos. Patricia mira su móvil para ver quién es que la llama tan temprano y contesta ansiosa, aunque ya calmada. · Hola Marina, buenos días. Dice Patricia, inquieta. · Buenos días, Patricia. Ya te enteraste? Ya sabés que mataron al hijo de Carmenza por robarle el móvil? Carmenza y su hijo de veinticuatro años, también colombianos, amigos de Patricia y Marina. Patricia no puede contener el llanto, solo atina a gritar: · No puede ser, no puede ser… tengo que llamar a Carmenza, tengo que llamar a Carmenza… Luego de la breve charla, Marina se despide para permitirle a Patricia llamar a la amiga colombiana para solidarizarse con ella en el cruel momento que está padeciendo. Sin embargo, la consciencia del subconsciente, siempre nos alerta, aunque la hagamos a un lado. Patricia, decidida y comprometida con llamar a su compatriota y amiga, va y viene dentro de su casa; cada que toma el teléfono para llamar a Carmenza, recuerda alguna cosa que tiene que hacer: ordenar la ropa, sacar la basura, lavar el baño, comprar el pan, etc. Hasta que pon fin se ocupa de lo que su subconsciente le ha venido retardando, y entonces se sienta cómodamente para llamar a Carmenza a expresarle su solidaridad y brindarle acompañamiento y apoyo en lo que ella pueda. Sin embargo, primero entra una llamada, mira la pantalla del móvil que dice: hijo, la contesta para hablar primero con su muchacho. Al cabo de un rato, mientras aguarda en la sala de espera a que le traigan a su hijo, Patricia recuerda lo que le dijo el profesor de algebra cuando fue a cambiar a su hijo de colegio por los problemas que se le venían presentando: “Señora, tome consciencia que no está solucionando el problema, dese cuenta que solo se está llevando el problema para otra parte”. Levanta su rostro bañado en lágrimas y cae de rodillas al contemplar, a lo lejos, a su único hijo tras las frías rejas… Personas y ciudades, ficticias; personajes y hechos, verídicos. Más allá de esto, una realidad tan cruel como cierta; tan indeseable como repetitiva. Dos madres unidas por el amor y el dolor por su único hijo… dos mamás separadas por una tumba y una cárcel. NADIE imaginaría siquiera, ser una de ellas… Son las 10:10 de la mañana de un domingo especial, cuando Pedro parquea su moto al frente de su casa sin percatarse de que en la esquina hay dos hombres que lo esperan. Justo en el instante en que llega a la sala de su casa, Pedro percibe un extraño ruido proveniente de la calle. De inmediato, sale corriendo y ve cuando los dos hombres se llevan su moto, arrastrándola, entonces lleva sus manos a la cabeza, empieza a gritar y sale corriendo tras los hombres que ya están subiendo a su moto, mientras su hija menor se asoma a la puerta a ver qué es lo que está pasando. Para ahuyentarlo, uno de los hombres le hace un disparo al tiempo que sube a la moto como parrillero. Por fortuna Pedro se agacha logrando esquivar una bala que pasa derecho, y luego se levanta a seguir persiguiendo su moto que ya arranca. Sin mirar para atrás, Pedro toma un taxi y durante un buen rato logra seguir a los hombres con la esperanza de recuperar su motocicleta, sin poderlos alcanzar. Al final se decide a buscar apoyo en las autoridades. Así es que dando vueltas y haciendo trámites legales, se la pasa todo el día y la noche, pues regresa a casa cerca de las dos de la madrugada del día lunes, exhausto y sin su moto, y sin intuir siquiera que ha perdido algo que jamás podrá recuperar. Pedro encuentra su casa llena de gente, vecinos, amigos, parientes que se hacen presente para acompañar a la familia en el velorio de su hija menor, asesinada por la bala que él logró eludir cuando se llevaron su moto. Es la triste fantasía de una cruel realidad, sucedida algún domingo del año 2016, en alguna casa de Colombia. “Cada uno tiene la razón en su mundo; ninguno tiene la razón en el mundo de otro”. Voy por un camino estrecho en medio de dos montañas cuando me encuentro con Ñañel que viene corriendo, como intentando escaparse de alguien o de algo, no sé. Se detiene a mi lado y se sienta en una enorme piedra que hay a un lado del camino. Hace una mañana de verano, espectacular. ¿Qué te pasa Ñañel? –digo mientras él mira hacia atrás… luego me mira, con unos ojos exorbitados por el miedo o la rabia-. Venga niña, siéntese aquí a mi lado. Pasando por alto la incomodidad que me causa su mal olor, me siento a su lado para brindarle confianza. En ese momento viene por el camino un joven que, al pasar por nuestro lado, con una sonrisa amplia y burlona, grita: ¡Bañate Ñañel…! –y sale corriendo, convencido que Ñañel corre tras él para alcanzarlo-. Sin embargo, Ñañel ignora el pretendido insulto, se acomoda su sombrero de tornillo y me mira con unos ojos suplicantes y una asombrosa sonrisa que deja ver su escaza dentadura, al tiempo que me dice: Niña ¡por favor! Consígame una tambora pa’compañar a mis santitos en la fiesta… ¡por Dios!, ayúdeme niña. Aprovechando un poco su confianza en mí, pienso en utilizar esta ocasión para hacerlo bañar… Bueno Ñañel, yo te consigo la tambora para que acompañés a tus santitos en la fiesta y vos te bañás, ¿listo? -Digo yo con una inocencia casi pueril-. Solo hasta cuando la sonrisa de Ñañel deja de alumbrar su rostro me doy cuenta que la luz de una sonrisa no la aporta una buena dentadura. No niña –me dice con gesto antipático y tono regañón- yo no tengo porque bañarme porque yo soy un santo y los santos nunca huelen maluco porque “los santos no sudan…” En medio de su fantástica inocencia, Ñañel, me hace comprender que él vive en armonía con lo que le dicta su consciencia. Magnolia Stella Correa Martínez Colombia No puede inspirar alegría lo malo que a otro le pase mientras se ‘gana’ la vida, Aunque haya algunos bullicios que causan hilaridad mostrando la realidad. Y, no es que seamos buenos tampoco somos tan malos… en variadas ocasiones, a duras penas pensantes. Coinciden en sitio y hora, chofer y motociclista. Una cita acordada entre la vida y la muerte, Mismas que ultiman detalles para tan sublime encuentro. En el cruce de una calle hay un semáforo en rojo Que ignora el motociclista y aumenta velocidad. En el sentido contrario, el semáforo está en verde Que el chofer cruza confiado pues, va por su vía legal. Un hombre yace extendido y el otro muy compungido En medio de la avenida frente a una multitud afligida Por el fatal desenlace de una carrera inusual, Que, al conocer sus razones, lo pone a uno a pensar. Y aquí cumple su faena el agente policial, Mismo que rato antes persigue a un ladrón… Reconoce al difunto y observa el botín regado; En el suelo está el botín Por el cual cedió su vida… Pero que tuvo este fin. Magnolia Stella Correa Martínez Colombia 2022 La maestra eutanasia nos quiere concientizar Que sobran normas y leyes para ejercer su función Porque la muerte es ajena a la voluntad humana Pues no obedece a caprichos ni a nuestro interés mezquino. Solidaridad con Carlos, quien padece horrendo mal Y encuentra en la eutanasia el calmante a su dolor. Cumpliendo los requisitos para el proceso en Colombia, Se fija la fecha y hora para acabar con su vida. Ha llegado ya el momento y en el lugar indicado Siempre falta algún detalle para aplicar la eutanasia. Por uno u otro motivo, Carlos sigue padeciendo, Porque su muerte indolente, por ahora lo está esquivando. Imposible huir de la vida, aunque esta ya sea pesada; No es posible alcanzar la muerte, por larga que sea la zancada. Hay un designio mayor, que forma y deforma el mundo, Nos mueve entre el bien y el mal, sin consentimiento mutuo. Ya que, a pesar de las leyes, esas que inventa el humano El universo tiene sus normas, de las cuales nadie escapa. Aunque a veces lo entendamos y otras tantas veces no. Somos vasallos de un amo… que es Quien ostenta el poder. Magnolia Stella Correa Martínez Colombia 2022 Cuando el humano inclemente en su razonar demente Arrasa la creación, con motivo o sin razón, Deja una estela de muerte que ha de marcarle la suerte A toda la humanidad, sin distingo y sin piedad… Porque protesta la naturaleza inclinando su cabeza. A tanto mal que se ha hecho pongámosle ahora el pecho. El planeta necesita nuestra solidaridad para seguir siendo casa de la innoble humanidad. Ya se agota su paciencia consumida por el yugo de nuestra humana inconsciencia. Es clamor y urgencia de vida que tenemos que atender con la celeridad debida. Que no existe el crimen perfecto y que la trampa sale, dicen. La inteligencia usada en el mal, de momento suele salir bien, Pero su eficacia es la trampa en la que caerá el mañoso Que al final sale perdiendo y metido en un calabozo. En un control oficial, que aquí llamamos requisa, Se encuentra la autoridad requiriendo el documento A todos los ciudadanos que transitan el lugar. Algo sencillo y normal para conservar el orden. Un ciudadano es citado y le presenta al policía Su documento legal, con el cual se identifica, Donde nombre y apellidos son los mismos de este agente… Prudente, aunque malicioso, el policial se sonríe. Sorprendido por el símil y, ante posible homónimo El policía corrobora número del documento, Y en efecto, también coinciden los datos. Difieren foto y tipo de sangre, más que obvio para el caso. Los dos hombres frente a frente, ciudadano y policial… Los ha reunido el destino a cada uno en su lugar, Para continuar la obra, cada cual en su papel. El uno sigue su marcha aportando a la sociedad Y el otro desde un calabozo sin quién lo pueda auxiliar. El agente colombiano quien, cumpliendo su misión, Se encontró a un hombre cubano que, al pasar por Ecuador, Compró una cédula falsa para andar fresco en Colombia, Sin pensar que al que es tramposo… la vida le pone trampas. CUANDO YO SEA GRANDE ESCAPARE DEL TIEMPO Y SERAN MIS ALAS LOS BRAZOS DE DIOS Primera estrofa del poema “CUANDO YO SEA GRANDE” ME FALTA MUCHO CUANDO YO SEA GRANDE y haya transcendido los viles azares de mi razonar En el tiempo en que mi mente carente de juicios, haya comprendido qué es el perdón En ese momento, sin miedos ni odios ni rabias en mi corazón, saltará el Ser Humano Puesto que habrá vencido por siempre, la mezquindad humana enquistada en su ser… Solo entonces: ESCAPARE DEL TIEMPO que niega lo eterno y se esconde frágil detrás de un reloj. El que manipula con fechas y plazos, como si la vida tuviera un final… Ese creador de mundos de afanes con fines, ladrón de mi espacio para la hermandad Ese tiempo infame que sobra y que falta… que somete a todos para él subsistir Me iré volando: Y SERAN MIS ALAS fuertes, poderosas… que me eleven alto, muy alto hasta el cielo, Que, al iniciar el viaje lo sienta el planeta e irriguen el aire con rayos de amor Unas alas amplias sin ojos ni oídos; refugio de almas seguras de sí… de la eternidad Alas que me brinden amparo en la lucha, que su aletear sea el abrigo de la creación Tengo esas alas: LOS BRAZOS DE DIOS asilo de Seres sin sexo ni clases, unión de la vida con su Creador Cueva sagrada de los bisbiseos del cielo que preñan el hálito con rugidos de paz… Brazos que estrujan al humano imperfecto, dándole certeza de su perfección. Hogar de la vida eterna, Gracia Inmaculada donde se oculta hechizado el Hijo de Dios… Desde muy joven, hace ya muchos años, asiste al gimnasio con bastante regularidad; aunque es una dama muy sociable, no le ha dedicado tiempo a detallar a sus compañeros de rutina de ejercicio físico. Un buen día, mientras contempla frente al espejo su cuerpo musculoso y bien torneado, percibe como la observan minuciosamente algunos de los asistentes al gimnasio, agrupados en un pequeño rincón, a su espalda. Dos hermosas damas con sus cuerpos bien entrenados y mejor definidos y un caballero ya mayor, musculoso y robusto parecen devorarla con la mirada. Pasa por alto su percepción y continúa entrenando fuerte para desarrollar y endurecer sus músculos, cada vez más y mejor, a pesar de los años. Esta incómoda situación se repetía cada vez con mayor ferocidad; a tal punto que ella intentó abandonar su disciplina de entrenamiento tal vez intimidada por la actitud vehemente de las dos damas y el caballero citados, hacia ella. Sin embargo, su temperamento soberbio y arrogante la apoyó para continuar su lucha. Un buen día, después de concluida la articulación del proyecto para su nuevo negocio, se va al gimnasio con la sana intención de entrenar para endurecer y fortalecer sus músculos. De inmediato se ve asediada por el señor robusto que no puede disimular el hambre que le tiene y por las dos bellas damas que no se preocupan por ocultar la envidia que sienten por ella. Sin embargo, obstinada en su nuevo proyecto mientras entrena, una cruel frase intenta debilitarla… “ya estás vieja y cansada para comenzar una empresa” … ya a punto de rendirse ante el argumento de esta recia dama, aparece un razonamiento robusto que la anima a seguir su batallar sin juzgar las circunstancias… “el hijo de Dios es el heredero del reino de los cielos” … alentada por este elegante caballero, continúa su trabajo de fortalecimiento y endurecimiento, cerrando el paso a otra recia oración que pretende hacerla claudicar: “que estuvieras joven y con dinero, hasta de pronto…”. Teniendo en cuenta que la envidia es por naturaleza gavillera, permanece obsesionada con el proyecto de su nuevo negocio. Y es que ella es indescifrable, tan pronto es amiga y tan pronto enemiga. De repente nos apoya sin condiciones y al momento nos censura sin piedad… Bendita sea nuestra mente. ENTRE LA MIEL Y LA HIEL Sin razón alguna me veo inmersa en una confusa controversia en la cual nada tengo que ver (al menos eso es lo que yo creo), sin embargo, esto ha logrado sembrarme cierto sinsabor de incertidumbre e inseguridad; motivo suficiente para retirarme molesta e irme a rodar por Sentisemo, quizás buscando alguna explicación. Al entrar a Sentisemo me encuentro con una situación muy particular… además de su luz natural siempre seductora, hoy se aprecia una soledad inmaculada. De pronto veo al fondo de un largo camino, algo así como una pantalla de luz color blanco puro. Esta pantalla de luz capta toda mi atención. Sin pensarlo, inicio el recorrido del largo camino para disfrutarla de cerca. Una vez estoy al pie de la inmensa luz me detengo para contemplarla de extremo a extremo con la ilusión de no perder de vista algún detalle. Para mi mayor deleite se trata de una luz infinita. Extasiada por completo en la admiración por la luz del blanco inmaculado logro percatarme de un diminuto punto negro a duras penas visible en la parte más alta, hasta donde llega mi vista. Este pequeño agujero en la pantalla de luz acapara mi atención y me induce a rebuscarme la manera de subir hasta él para inspeccionarlo; sin embargo, la lógica me obliga a desistir de esta idea ¡imposible! Entonces, me dedico a merodearlo desde abajo con curiosidad. En ese instante de frustración llega mi amiga, me toma por la cintura y, como si yo fuera una pluma, me lanza al punto negro el cual puedo franquear sin problema alguno… para mi enorme desilusión. El panorama cambia de forma brusca. Al darme vuelta para tratar de salir de este tenebroso lugar adonde me ha lanzado mi enemiga, me encuentro con una inmensa pantalla de color negro intenso… en medio de mi desesperación observo un rótulo que, en letras brillantes y saltarinas, dice: “Bienvenida a tu parque de diversiones TRAMEPOÑA”. A pesar del pánico que este anuncio me produjo, una extraña fuerza me empujaba a explorar el lugar. Di unos dos pasos para encontrarme a la ribera de un tumultuoso río de agua dulce, agua melosa, aunque preñada de pirañas hambrientas y sedientas de mentiras, engaños y trampas… apenas comprendí el tenebroso nombre del parque Tramepoña: híbrido de mentiras, engaños y trampas. Me giro buscando la salida del lugar, pero me encuentro al lado de un caudaloso y silencioso río de agua salada, casi amarga… habitado por monstruos ávidos de legalidad y sinceridad que intentan ayudarme a salir de esta aterradora oscuridad, sin éxito. Aquí, estática entre la miel y la hiel, miro a la enorme y oscura pantalla sin esperanza alguna de poderla cruzar… en medio de la desolación alcanzo a ver en la parte más alta, inasequible para mí, un ínfimo orificio blanco inmaculado… mientras lo contemplo extasiada y extrañada, llega mi amiga, me toma por la cintura y de un solo envión me lanza hacia el reducido huraco blanco y consigo vadearlo sin dificultad. De nuevo en Sentisemo solo atino a agradecer a mi amiga por su constante presencia ya que, aunque muchas veces la ignoro y otras tantas la hago a un lado, mi gran baluarte, apoyo y orientación es ella… mi consciencia. Un ladrón muy avispado salió un día a trabajar; Quiere estrenar la pistola, que hace ya algunos días, robada se consiguió, Cuando entro a casa de gringos que vivían en la ciudad. El ratero está en la esquina divisando el panorama; Esperando con paciencia a quien va a damnificar, Mientras tanto este acaricia el arma que lleva al cinto. Al llegar la autoridad, encuentra una dama herida; Ya el ladrón ha escapado contento con su botín Un humilde celular que, de pobre, no lo va a sacar. Después en la fiscalía, esposado como toca El ladrón ya se lamenta su virginal inocencia Pues con el tesoro en las manos y él robando una miseria. Y es que el arma utilizada, aquella que robo a los gringos Resultó de esas genuinas que algunos llaman reliquia Por haber sido usada durante la segunda guerra. Historias del vivo bobo que a mí me gusta contar Para entrever lo evidente más allá de lo aparente, Pues, por lo general sucede que vista y apariencia Perecen en su reyerta. La cultura colombiana hace alarde de un personaje fascinante y ejemplarizante: “el vivo bobo” que, mucho más que una persona, es una actitud, un comportamiento que hace parte de la idiosincrasia nacional. El vivo bobo es el típico lumbrera que siempre cuenta sus hazañas mostrándose como el ganador porque siempre lo asiste la razón; algunos de manera romántica le llaman “malicia indígena” a la astucia y sagacidad para hacer uso del “todo vale” a la hora de argumentar su conducta, sobre todo cuando se trata de evadir normas o responsabilidades en pro del beneficio personal. Ni hablar del proceder manuelesco que consiste en amenazar con todo tipo de ataque (inclusive matar) dependiendo de la persona, circunstancia, lugar, etc. todo esto articulado para establecer su estrategia amenazante, el vivo bobo sabe muy bien que nunca va a cumplir pero que le permite jugar con el miedo que ello genera en el otro. Ejemplos tenemos unos cuantos. · Hay un retén de la Policía de tránsito en una esquina, temprano en la mañana. Viene un motociclista sin el casco reglamentario que es obligatorio en Colombia. Este hombre mayo de edad, viene tan desprevenido que no se percata del operativo oficial hasta unos 8 o 10 mt. antes de llegar al retén. Entonces el adulto frena de manera brusca su motocicleta, gira y se devuelve en contravía, evadiendo así el control policial. A la próxima esquina gira y se cae, en medio de estruendosas carcajadas porque, según el vivo bobo, se le voló a la Policía y sin darse cuenta que el agente estaba grabando todo el operativo desde su celular… además de que por todas partes hay cámaras, por lo cual, el comparendo (multa, sanción, etc.) le llega a casa del dueño del vehículo infractor. Pin, pin, pin. · Hace unos dos años un profesor del área de ética y valores me consultó acerca de modelos de negocios para invertir en finanzas. Le ofrecí algunos paquetes que ofrecen los bancos. No le gustó, argumentando que él no le iba a regalar su plata a los bancos. Entonces le hablé de inversión en acciones de grandes empresas como Ecopetrol y recalcó que él no iba a regalar su plata al gobierno. En aquel momento me comentó que alguien muy conocido del pueblo y muy bien referenciado, le estaba trabajando su dinero y que le daba muy buenos rendimientos. Me dijo que le había confiado al personaje cien millones de pesos (unos veinticinco mil dólares) y que en tres meses ya se los había triplicado. Le recomendé que intentará retirar esos rendimientos o disponer del capital invertido, y su respuesta fue contundente, me dejó callada: “NI LOCO QUE ESTUVIERA PARA SACAR MI PLATA DE DONDE ME LA ESTÁN TRIPLICANDO”. Intenté por todos los medios alertarlo acerca del peligro que representan esas fantasías de rendimientos económicos exorbitantes, pero me calló argumentando que: “ESTE SÍ ES UN NEOGIO MUY SEGURO PORQUE ES CON UN SEÑOR MUY HONORABLE” Como a los ocho meses de esta consulta, el profe de ética y valores, al igual que otros vivos bobos apenas se estaban enterando de que en este caso, la estafa ya ascendía a más de quinientos millones de pesos (unos ciento veinticinco mil dólares), solo con los del pueblo. · Cursando IX semestre en la Universidad, para el examen final de costos por procesos, el profesor deja un taller de cinco ejercicios de los cuales solo queda faltando por resolver uno, porque ninguno lo entiende. Cuando el profesor llega a dictar clase se lo hacemos saber y él dedica tiempo a explicarnos con voluntad y profesionalismo. Al terminar su explicación, el profesor pregunta: “alguien tiene alguna otra duda? De inmediato se levanta Julio con su mano derecha arriba pidiendo la palabra. Julio es el inútil del curso; nunca hace una tarea; siempre copia en los exámenes. Julio es un politiquero del pueblo que se ufana en decir que él solo necesita el título y, que ni le interesa, ni quiere, ni puede aprender; lo único que le importa es el cartón. Nunca sabe algo de la carrera que está por terminar y, por ende, jamás participa en clase, pero hoy él, sólo él tiene una, solo una, pregunta: “profesor, dice mientras levanta la mano y hace la venia al resto del grupo, dado que ninguno de nosotros ha podido resolver el punto número cinco del taller para el examen final, yo tomo la vocería por todos mis compañeros para pedirle el favor de que nos lo explique”. Las carcajadas que suceden a la intervención de Julio, todavía retumban en su cabeza sin que este vivo bobo se entere del por qué. Por sendero despoblado, ésta se fue a caminar… Muy temprano en la mañana y sin temor al peligro; Mientras goza del paisaje y del trinar de las aves, En gavilla, es atacada por siete indomables perros, Que, aceptando su derrota, se echaron a descansar Cuando ésta no se detiene ante el inminente riesgo Y continúa su camino a paso lento, muy lento. Confortada por el triunfo sobre los temibles canes, Ésta sigue caminando por camino pedregoso; A lado y lado cañales y esquivando lodazales De repente se vislumbra compañía en la soledad; Muchacho mal encarado y un perrito que lo sigue; Un ataque ésta imagina al visualizar la daga que él oculta; Cómo hablar de sentimientos si así se pierde el aliento. Solo son unos instantes los que dura el frenesí, Porque una vez frente a frente, ambos se miran sonrientes Y este patatús concluye con un gentil “buenos días”. No hay herida con la daga; no sobreviene algún daño; Son dos seres que se encuentran en el ámbito divino, Ese que todos andamos… sin conocer el camino. CITA CON… …UN MAESTRO la humanidad hastiada ya no sabe qué hacer; en su locura por el cambio pretende construir un nuevo mundo sin normas ni leyes porque la justicia murió cuando el bien perdió. Confundida y confusa me dispongo a evadir esta absurda realidad para asumir la nítida verdad de Sentisemo. Hoy circula mucha gente por mi sagrado lugar, según el ir y venir de tantas personas intuyo que hay algún acontecimiento importante. Esto me alegra y me dirijo a informarme para participar. ¡Me encantan los eventos en Sentisemo! Al llegar al punto de la congregación me entero que el evento se llama “CITA CON...”, enseguida hay una serie de opciones para escoger la personalidad con quien cada uno quiera tener un encuentro. De lejos diviso el nombre de mi elegido. Hay muchas personas en las filas esperando el momento para entrar a su cita preferida. Yo no tengo que hacer fila, nadie más ha seleccionado mi opción “…UN MAESTRO”. Entro por un iluminado sendero, alcanzo a visualizar al fondo un enorme espejo en el cual puedo verme reflejada; de repente percibo que alguien camina a mi lado izquierdo, pero no se deja observar en el espejo. No sé en qué momento empezó una extraña charla que me dejó muda de vergüenza y sin argumentos para controvertir. Cuando mi acompañante se refiere a mis juicios de valor, a mis creencias e ideales pienso ilusionada en Jesucristo… angustiada busco mi consciencia y la descubro agazapada en un rincón… acobardada, ni siquiera me miraba. Sin mucho orden, recuerdo algunas cosas que me dijo:“…nada se puede evitar porque solo sucede lo que tiene que suceder; que ninguna persona tiene autoridad moral para emitir algún juicio porque el Ser Humano desconoce los pensamientos de Dios y, por ende, ignora su linaje. Que nadie tiene la pureza suficiente para hablar del malo, del mentiroso, del criminal, del ladrón…” Ladrón? Al oír esto, de inmediato saltó mi consciencia envalentonada y acusadora obligándome a revivir aquella inolvidable experiencia. - Febrero 16 de 2019, sábado, 7:02 P. M., hago fila para tomar el transporte urbano, llega mi ruta, veo unas dos o tres personas de pie en el bus que llega; delante de mí sube una muchacha y se baja de inmediato, al parecer por la estrechez (después entendí); subo sin problema y me recibe la aterradora mirada de odio… de maldad… no sé (en ese momento no lo deduje) de un hombre más o menos de mi edad, vestido con camisa y pantalón blancos, de talla normal. No lo volví a mirar durante todo el camino, aunque todo el tiempo me sentí amedrentada. A pesar de que tengo un temperamento soberbio y arrogante, admito que ese minuto o minuto y medio que duró el trayecto a la próxima parada del autobús, fueron de angustia y pánico para mi gracias a esa única mirada del hombre que venía a mi lado izquierdo donde yo llevaba el bolso con el cierre abierto, solo cubierto con la solapa del mismo. Cuando se anuncia la próxima estación, este hombre dice: “ya me tengo que bajar” y da un solo paso a la puerta de salida y se bajó. En ese mismo instante, yo pienso: “! me robó… ¡”; busco en el bolso la cartera donde llevaba el dinero, documento de identificación, tarjeta profesional y las tarjetas bancarias; me cercioro que ese hombre me ha robado y comprendo que la mirada era para intimidarme y que la muchacha se bajó porque él la estrechó para hacerla bajar…-. Mientras transito por mi memoria, llego al lugar de mi cita: el inmenso espejo. Cohibida y temerosa evito mirarme en el espejo, sin embargo, de nuevo mi consciencia se hace presente obligándome a levantar mi vista hacia el espejo para cumplirle la cita a mi maestro. Ahí estaba él, mi maestro, el l a d r o n… y se repitió la historia: No lo volví a mirar… ¡Inolvidable! Roberto, trabajador del puesto de verduras en la plaza de mercado del pueblo, está ocupado desgranando arveja; de repente, un cliente pide que ¡por favor! le pesen una ata’o de cebolla. Gildardo, el dueño del negocio, está encargado del manejo de los pagos de los clientes y al escuchar el pedido que hace el comprador, dice: “oí Roberto, que pesés una ata’o de cebolla…”. Ante la imperante orden, el trabajador reacciona de inmediato, y de mala gana contesta: ¡pues que lo pese él, que yo estoy ocupado en otra cosa! Frente a la altanera expresión de su trabajador, el dueño del negocio contesta con soberbia: ¡vé este hijueputa, es que vos no sabés que al cliente hay que atenderlo?! Sin inmutarse por el improperio lanzado por su patrón y sin intimidarse por los varios clientes allí presentes, Roberto responde en el mismo sentido: ¡vea hermano, más hijueputa es usted! Plop… Gildardo, ¿quién es el patrón, sos vos o es él? -Dice una de las clientes, asombrada por la grosería del trabajador- A mí me llega a contestar así un trabajador, y es ya que lo estoy echando. A la intolerante expresión de su clientela, Gildardo responde en un tono totalmente contrario; consecuente y coherente, dice: “Y por qué lo voy a echar, mija… ¿por un madrazo? Nooo, si es que él me devolvió el madrazo a mí. No es pa’ tanto”. De este relato que, siendo real, no es que tenga algo de extraordinario ni por bueno ni por malo, se puede deducir que ambos personajes se hablaron sin razón en un momento dado; y sin compartir ni tono ni vocabulario, también se puede colegir que en algún punto de la charla los dos se hablaron con sentido. Personas, actualidad Señor MIEDO En Su Sentir Ante todo, deseo presentarle un franco saludo. Mediante la presente me permito expresarle mi más sincero agradecimiento por su valioso aporte a mi génesis y evolución, dado que, sin éste, sin su aporte mi labor se haría mucho más difícil y menos productiva. Reconozco mi auge a raíz de su incesante expansión y fortalecimiento basados en cualquier tipo de argumentos, todos válidos y con su justa razón de ser, con tal de que sirvan a nuestro objetivo de crecer al unísono. Permítame manifestarle toda mi admiración por su inigualable capacidad para diversificarse en tan innumerable cantidad de sentimientos, mimetizados en una incalculable variedad de emociones que me son del todo útiles y provechosas; todas ellas con una intensidad tan absorbente que les permite acumularse en determinados órganos para apropiarse de ellos poco a poco, despejándome el camino con cada paso que dan. Me permito hacer un reconocimiento especial a la angustia, la rabia, el odio, el rencor, el resentimiento, la envidia, etc. por citar solo unos cuantos, de sus incontables hijos, ya que gracias a su tesonera y desconocida labor yo me puedo encaminar sobre esas huellas invisibles que dejan sus pisadas. Gracias a usted y a su prole por adobar el manjar y servírmelo en bandeja de plata para saciar mi voraz gazuza con buen gusto. Por último y con toda humildad, le ofrendo los frutos de mi esfuerzo que no son más que las consecuencias del trabajo invisible y silencioso suyo y de sus apasionados hijos, gracias al cual yo puedo ostentar con orgullo los resultados de mi malicioso batallar. Mil y mil gracias. Reiterándole mi gratitud por siempre, hasta una próxima oportunidad. Atentamente, Enfermedad Antífona de fe y esperanza para enfrentar el miedo y la duda; Porque a pesar del dolor hay motivos para sentir la vida,Para festejar siempre el roce perenne de su Creador. Génesis de sabiduría, que suaviza penas más allá de razones, Porque encuentra el perdón en la fuente de la perfección Cuna de dicha, donde florece la esperanza al vaivén del Ser. Retribución al universo, derroche de brillos que alumbran guaridas Para extraer las riquezas ocultas en lágrimas ásperas Que a raudales inundan corazones supurando dolor. Alba sublime, cimiento de Paz gritándole al mundo su canto de amor Manantial de júbilo y dicha alabando la gracia de la creación Vacación de penas y dolores que tanto afligen nuestra realidad. Descanso del luto que nos adolece por aquella vida que se compartió Esperanza cierta de los mañanas juntos más allá del sol, Donde vida y muerte se hayan en lugar preciso para sanación. Explosión de rayos que alumbran la vida dándole brillo… y luz; Primavera fresca que aquieta la furia como un ventarrón; Que hala abundancia, trae bendiciones y atrae del cielo maná. Cúpula sin mancha que arropa cual si fuese manto de la bendición; Regazo y abrazo de madre, defensor del niño que nunca creció, Que aceptó faltas propias y ajenas, atenido siempre a la perfección. Infinito el sendero de su majestad, trazado en hilos de veneración Contemplando en trabajo y en lucha, el halago de una misión;Disfrutar mientras llueve del cielo el místico fruto del sol. Manantial sereno que surge entre rocas de angustia y tristeza, Que refresca el viento cuando está sediento de aire reciente; Aposento de gracia y virtud, con que se construye un altar. Inmaculada sentencia de serenidad, augurio certero de prosperidad; Alas de proyectos que vuelan sobre incertidumbre y dudas, Dicción sagrada en todos los idiomas… en todos los humanos. Emancipación de miedo y pereza, amortiguador de llanto y dolor. Bálsamo que cura envidias y odios y ayuda la mente a sanar. Alabanza de dicha y de aceptación, canto de humanidad. Natividad de sentimientos nobles que se engullen la desolación. Bienaventuranza y gloria a un mundo que urge de su salvación. Curación de males y bendición de anuencias en un santiamén. Triduo sagrado en una palabra que resume al todo de la creación. Sensación de alivio que es como hálito en dificultad Y que alumbra el aura del mundo con su resplandor. Oasis del cielo que encuentra en la vida su razón de ser… Personas, actualidad SeñorMIEDOEn Su Sentir Ante todo, deseo presentarle un franco saludo. Mediante la presente me permito expresarle mi más sincero agradecimiento por su valioso aporte a mi génesis y evolución, dado que, sin éste, sin su aporte mi labor se haría mucho más difícil y menos productiva. Reconozco mi auge a raíz de su incesante expansión y fortalecimiento basados en cualquier tipo de argumentos, todos válidos y con su justa razón de ser, con tal de que sirvan a nuestro objetivo de crecer al unísono. Permítame manifestarle toda mi admiración por su inigualable capacidad para diversificarse en tan innumerable cantidad de sentimientos, mimetizados en una incalculable variedad de emociones que me son del todo útiles y provechosas; todas ellas con una intensidad tan absorbente que les permite acumularse en determinados órganos para apropiarse de ellos poco a poco, despejándome el camino con cada paso que dan. Me permito hacer un reconocimiento especial a la angustia, la rabia, el odio, el rencor, el resentimiento, la envidia, etc. por citar solo unos cuantos, de sus incontables hijos, ya que gracias a su tesonera y desconocida labor yo me puedo encaminar sobre esas huellas invisibles que dejan sus pisadas. Gracias a usted y a su prole por adobar el manjar y servírmelo en bandeja de plata para saciar mi voraz gazuza con buen gusto. Por último y con toda humildad, le ofrendo los frutos de mi esfuerzo que no son más que las consecuencias del trabajo invisible y silencioso suyo y de sus apasionados hijos, gracias al cual yo puedo ostentar con orgullo los resultados de mi malicioso batallar. Mil y mil gracias. Reiterándole mi gratitud por siempre, hasta una próxima oportunidad. Atentamente, Enfermedad Algo poco usual sucede hoy en Sentisemo… una multitud desordenada circula por mi exclusivo lugar. Una vez logro estabilizar mi percepción de la extraña situación, me dedico a investigar cuál es el acontecimiento que ha logrado reunir a todas las personas del mundo aquí, en MI sitio sagrado; no faltan reyes ni mendigos. No es para menos, es la gran cumbre de Líderes Mundiales; un magnánimo evento que convoca a las personalidades que dirigen el mundo, en uno u otro sentido, con la finalidad de resolver los graves problemas que afectan a la sociedad humana a lo largo y ancho del planeta. De repente aparecen en el escenario los Líderes Mundiales comunicando el resultado de su trascendental cumbre. Un silencioso grito de esperanza ahoga la alegría de ponerle fin a las dificultades. Sin embargo, los Líderes parecen deducir esas expectativas Mundiales y, según su ceño fruncido y su gesto adusto, los frutos de la cumbre no son lo proyectado… “Querida gente: ante todo pedimos perdón por no presentar una solución generalizada a los enormes conflictos que hoy les aqueja… -de inmediato, el bullicioso llanto de la esperanza se traga la alegría de la muchedumbre-”. Luego del vehemente llamado a la calma, reina un silencio sombrío propiciando la continuación del discurso: “… Sin embargo, nuestro deber es orientar y apoyar a la gente… sobre esta base y mediante un acuerdo unánime, decidimos dejarlos en libertad absoluta y plena para solventar los graves problemas que les oprimen, acorde con los lineamientos generales que les serán entregados a cada uno de ustedes por nosotros mismos de inmediato. Así damos por concluida esta cumbre de Líderes Mundiales”. Tuve la sensación de que esta cumbre de Líderes Mundiales la terminaron de manera precipitada… lo cual se me hizo un poco entendible, dado los distintos gestos que se leían en el rostro de la multitud que dibujaban gemidos de esperanza, miedo e incertidumbre. En fin, el hecho es que llegué de primera a recibir mis instrucciones. Esta circunstancia me hizo sentir en desventaja… entonces, esperé un momento a quedar un poco más lejos en la fila con el objetivo de fisgonear los papelitos que cada uno recibía de las manos de los Líderes. No obstante, a pesar de mi esfuerzo y aunque todos los alcanzaba a ver bien, NINGUNO pude entender porque los lineamientos para superar los inconvenientes Mundiales eran un mensaje codificado individual. Ni modo, tocó esperar a que llegara el turno de percibir mi papelito. Y llegó. Sudor y temblor… una multitud incontable de sentimientos, emociones y sensaciones me reciben de píe, me hacen la venia y extienden su mano para entregarme el papelito con un mensaje más que legible… entendible: “los DOS nos comprometemos a apoyarte en tu decisión… la que sea”. DOS? Me cercioro. Reconocimiento y gratitud inundan mi visión, levanto el rostro para… justo en ese instante desaparecen de mi vista Dios y el diablo… En las primeras horas de la madrugada llego a Sentisemo, luego de una larga noche de insomnio, en busca de un poco de alivio al maltrato ocasionado por la mala noche que he pasado. Deambulo sin rumbo durante largo rato aprovechando, eso sí, en todo momento la paz y la tranquilidad que inunda este fantástico lugar; sin que alguien me distraiga de este solaz en el cual me sumerjo cada vez más profundo. Ya casi llegando al fondo del abismo puedo percibir que alguien me hala hacía sí, sin que yo tenga albedrío para resistirme; solo alcanzo a distinguir, en medio de una luz extrañamente blanca, una mano larga que intenta entregarme algo. Al recibir ese algo, la mano desaparece y yo me doy cuenta que he recibido una tarjeta de invitación… solo acato a sonreír ante el despropósito. Me invitaban a degustar un exquisito y suculento plato de letras… ahora mi carcajada resuena en todo el reino. Sin embargo, superada la sorpresa, dispongo de toda mi voluntad para asistir al inusual convite. Con una curiosidad delirante ¡me voy al ágape!! Por poco me retiro antes de entrar a la reunión; una especie de apocamiento se apoderó de mí al ver tantas y tan finas palabras allí congregadas… un complejo de inferioridad y timidez me amedrantó al escuchar el contundente mensaje de bienvenida con el cual me recibieron: “apreciadas palabras, con nosotros la invitada principal de la pareja real a este evento” … con su característica elegancia los miles de palabras se levantan ovacionándome con un sonoro y fino aplauso. Demasiados halagos para mi humilde persona; no obstante, ahora envanecida por ser invitada principal de los reyes, ocupo mi lugar en el puesto de honor. El exquisito aroma del plato de letras incita a comerlos con ferocidad; el subyugador olor que emana del suculento plato de letras me tiene tan absorbida, que no alcanzo a entender lo que se acaba de anunciar por el micrófono; solo la sorpresiva reacción de la palabrería me trae de nuevo a la realidad. Sigo a la palabritud cuando todas se levantan, pero me confundo al ver que unas lloran y otras ríen; algunas saltan felices mientras las demás se sujetan tristes; ¡Qué pasa?! Pregunto al aire, no sé… pero me responde, tampoco sé quién… “Los reyes anfitriones acaban de morir víctimas de la pandemia humana”. -De nuevo la algarabía de las palabras me confunden… no entiendo lo que está pasando; ahora todas se abrazan brincando de alegría como si se hubiesen liberado de algo muy cruel y al momento, todas lloran de tristeza como ante una gran pérdida-. “Como ustedes saben queridas palabras, la única manera de combatir estos dos virus de la pandemia humana es unirse en busca de una colaboración mutua, pues es una realidad que estos virus, pereza y envidia, tienen una altísima velocidad de contagio y un alto porcentaje de letalidad”. Yo sigo sin saber quiénes son los reyes, mis anfitriones y, por ende, no sé a quién agradecer esta distinción. Anticipándose a mi pregunta, alguien, no sé quién, me contesta: “el reino de la literatura está de luto, acaba de fallecer la pareja real; el rey Ingenio desapareció sumergido en el virus de la pereza y la reina Creatividad entregó su vida al virus de la envidia…” Ser Humano, eternidad Señor CORAZÓN En Su Despacho Ante todo, permítame saludarlo con el cariño y la fraternidad de siempre. En seguida me permito llamar su atención acerca de algunos sentires que usted ha venido disfrutando de manera clandestina, pasando por alto que esa indisciplina suya pone en grave riesgo la coordinación de nuestro trabajo en equipo. Es bueno que usted recuerde nuestro compromiso de trabajar unidos para lograr las metas propuestas en pro del beneficio mutuo; motivo por el cual considero muy incorrecta su actitud de andar en divertimentos que tan solo conllevan a distraerlo de la realidad y que, en consecuencia, restan ánimo y fuerzas indispensables para el logro del objetivo común. Es evidente que los logros alcanzados hasta ahora son fruto del esfuerzo mancomunado y sincronizado que llevamos a cabo en medio de las dificultades normales impuestas por nuestras enormes diferencias. Sin embargo, y aunque es largo el camino recorrido, aún nos falta mucho por andar; causa idónea para no cansarnos, puesto que un reposo ahora puede significar deshacer gran parte de los pasos dados. No es el momento ni las circunstancias para ceder espacio a fragilidades o fantasías. Lo animo para que reflexione y decida si sus afectos individuales prevalecen sobre los intereses de nuestro grupo, o si, por el contrario, es consciente de la necesidad de luchar juntos por nuestra realización. De tal manera que si usted resuelve persistir en nuestro trabajo conjunto por el provecho mutuo, puede contar con mi inalterable compromiso en aras de nuestro crecimiento en forma equitativa y realista. Sin embargo, no he de ser yo quien mutile sus sentires, de ahí que, acepto de buen agrado la opción que usted seleccione. Por último, le reitero mi cariño y solidaridad constantes. Tenga presente que aparte de cualquiera que sea su determinación, cuenta con mi apoyo y colaboración incondicionales para lo que se le pueda ofrecer. Dicho ya todo lo necesario, quedo a la espera de su respuesta. Hasta una próxima ocasión. Atentamente, Razón. Diversión que evoca a la divinidad, Familia, amigos, vecinos y demás. Inmigrantes vuelven del mundo a casa Y otros, vacaciones se irán a buscar. Compartimos vinos, dulces y comidas Mientras repartimos abrazos y besos. Ignoramos odios, dolores y envidias, La estirpe del niño hay que festejar. Esperanza cierta es su gran mensaje, Ser el guía que una a la humanidad. Misterio velado que ilumina al mundo, Inagotable fuente para la hermandad. Bienaventurado el don del Ser Humano Por ser, ante todo, un ser fraternal. Regocijo enorme que nos brinda paz; Donde se confina el hijo de Dios, que Eterno en la vida fluye por mundo y Camina errante en busca del padre.FELIZ DICIEMBRE Frente a su altar hincada; su gracia a Dios le imploraba, Pidiendo amor, suplicando riqueza; ora y ora y hace pereza. Esfuerzo y lucha no animan su ser; parada espera su renacer. Entra la tarde y trae su hastío, se oye lamento de tiempo perdido; Lucha con ansía y mucho afán; parecen inertes y fruto no dan. La noche ha llegado corriendo; sentada la espera… sonriendo. Y mientras descifra dudas y temores, encuentra que tiene suplicios mayores. Envidia y rencores han dejado huella… salpícanlo todo cual una centella. Pereza y complejos hicieron festín y solo tristeza dejaron al fin. Reprime pasiones, cuestiona valores, impone castigos a sus detractores. Extasia y seduce hablando de Dios, aunque en sus afanes no escucha su voz. Libera y ataca según conveniencia, procurando siempre calmar la consciencia. Olvida que Dios no es bueno ni malo; oculta que Dios está en todo humano. Ha creado ángeles igual que demonios, con ello alimenta amores y odios. Ingenua y astuta en su proceder… manipula incautos y agudos también. Al juzgar a otro tiene potestad, pero en sus entrañas no haya maldad. Condena al rico por sus posesiones y estas son base de sus peticiones. Garantiza el cielo que hay más allá mientras arde el mundo del más acá. Engaña con logros sin tanto trabajo como si los frutos brotaran de abajo. Pretende ser fuente de la comunión sin ser el ejemplo de repartición. Interesada en los bienes externos, descuida el cultivo de dones internos. Esmerada siempre en mostrar su presencia, así sea tan solo pura apariencia. Encanta con versos y viejas historias que poco circulan aquí en la memoria. Obsesión de todos: creyentes y no; para unos, verdad, para otros, ficción. Somete la mente a su condición y la razón incumple con su obligación. Libertad y justicia no son su bandera, sin embargo, las usa como mensajeras. Natura proclama presencia de Dios… y si no la ves… el ciego sos vos. FE Y RELIGION Aturdida por la nefasta realidad que muestra el mundo, confundida por una sociedad hostil que ama y odia en la misma medida, siento la necesidad de un poco de recreación que me brinde algún alivio… entonces me voy a pasear por Sentisemo. Me desplazo por las calles de Sentisemo disfrutando su aire cálido que arropa y refresca, siempre a la espera de encontrar alguna vivencia nueva y edificante. Este es un espacio con una luminosidad exclusiva y propia; posee una luz tan relajante que posibilita la visibilidad de lo invisible, aún para los ojos ciegos. En el momento de mayor éxtasis durante mi paseo, me doy cuenta que ya es hora de regresar a esa cotidianidad que había despreciado por un rato; cruzo la calle y me doy vuelta para deshacer aquellos pasos que me llevaron allí. De inmediato me encuentro con una letritud desordenada y desaliñada, amotinada alrededor de algo, o de alguien, no sé; la gazapera me impedía ver el centro. Ergo, me acerco al letrerío con el ánimo de enterarme de qué es lo que sucede y qué o quién es el centro de la reunión. A decir verdad, estuve a punto de retirarme de esta montonera al ver la evidente hostilidad con que me recibieron y que me demostraban su contundente rechazo; sin embargo, no me dejé intimidar por su enemistad, todo lo contrario, me metí en esta caterva hostil y bulliciosa hasta llegar al núcleo de la brutal aglomeración. ¡Increíble!... el centro de la desenfrenada montonera era una página en blanco. En ese momento apareció en el púlpito la idea; luciendo una elegancia exquisita dentro de la más humilde sencillez, dirigiéndose al letrerío, ya en absoluto silencio, a través de un micrófono, dice: “queridas letras, las he convocado hoy para proponerles un concurso: que ustedes mismas se agrupen para conformar palabras que puedan ser incluidas en la construcción de una frase que toda la gente entienda y que logre unificar a todas las personas del mundo en torno al Ser Humano”… en ese momento la algarabía de la letritud ahoga por completo la voz de la idea consiguiendo que esta, la idea, se retire molesta. En medio del desconcierto por la greguería y la vulgaridad, pude constatar cómo la envidia y el egoísmo entre las mismas letras, hicieron imposible que se llegara a dar forma a alguna palabra. Ya ha pasado todo el tiempo. Ahora, vestidas de gala impecable, se dirigen a la hoja en blanco atendiendo a una nueva convocatoria… ¡corro tras ellas! Al llegar, antes de entrar, a cada letra se le entrega una rosa blanca y de ahí se dirigen al centro de la hoja en blanco para participar de la solemne ceremonia de sepelio de la idea… Hace un tiempo publiqué algo, en alguna parte, que concluí así: “el Ser Humano es uno solo” a lo que un poeta español comentó: “decir que el Ser Humano es uno solo, es hilar muy delgado”. No sé si el poeta captó mi idea; tampoco sé si yo entendí lo que él quiso decir, pero estoy de acuerdo con su comentario y me ratifico en que “el Ser Humano es uno solo” más allá de los miles de millones de personas que lo representamos. La negra Carmenza y el indio Pacho son una pareja del pueblo; ambos vendedores ambulantes de mango, aguacate, etc.; padres de cinco varones (tres asesinados) y una mujer que, al igual que sus cinco hermanos, ya se pasea por el bajo mundo del vicio y la delincuencia a sus escasos quince años de vida. Un sábado en la tarde, en el salón de eventos donde tendrá lugar la fiesta de quince años, lujosa y costosa para sorpresa de todos, están la negra Carmenza y su hija afinando los últimos detalles para el agasajo. De pronto se escucha la corneta que indica que viene el indio Pacho vendiendo aguacates… madre e hija se miran y sonríen luciendo sin timidez su incompleta dentadura. Al ver la tranquilidad del indio Pacho vendiendo aguacates en el vecindario, nadie podría maliciar siquiera que era el portador de la noticia de un hecho, por lo menos, inoportuno. Llegando la puerta del salón de eventos, el indio Pacho suena la corneta de su carreta, al ver que ninguna de las dos mujeres sale, se acerca a la reja del lugar desde donde grita: Negra, negra le dieron al tuerto, lo tienen en el hospital… Pues andá a ver qué pasa, vos el taita y yo estoy ocupada y todavía nos falta hacernos arreglar el pelo y las uñas… Contesta la mujer sin inmutarse. Pues yo también estoy ocupado trabajando... al fin y cabo, vos sos la mama… Dijo el hombre al tiempo que seguía su camino tocando la corneta de su carreta anunciando sus aguacates. Sí, el tuerto, el menor de la casa, apenas trece años y ya había perdido un ojo por el golpe que le dio una señora cuando la iba a atracar; el hijo menor de esta pareja llegó muerto al hospital. Para esta pareja, era el cuarto hijo asesinado. Cuando la negra Carmenza por fin se presentó al hospital a eso de las seis de la tarde, se enteró que el cuerpo de su hijo había sido enviado a la morgue para los análisis pertinentes y que no sería entregado hasta pasadas las veinticuatro horas. Así pues, fiesta y alegría tuvieron espacio y tiempo; dicen que la rumba terminó a eso de las ocho de la mañana del domingo siguiente. De igual forma, hubo lugar y voluntad para el llanto y el dolor; cuentan que el cadáver lo entregaron a eso de dos de la tarde de ese mismo domingo.Sentimientos, sensaciones y emociones que hacen único al Ser Humano y que toda persona los manifiesta de acuerdo con la infinidad de variables que conforman el show de la vida. Dos mujeres acaparan hoy toda la atención de mis letras. La una se ha ganado el respeto y la admiración de todo el país por su profesionalismo y valentía; y la otra desde el anonimato me ha ratificado con su ejemplo que “la voluntad es el camino”. Por supuesto, estas se garantizan sus derechos cumpliendo con sus obligaciones. Clara Ximena Salcedo Duarte, es una abogada bogotana de 32 años, juez 30 de control de garantías. Esta joven mujer tuvo la responsabilidad de decidir jurídicamente y en estricto derecho, el hecho político más complejo de la historia del país. Frente al más selecto grupo de juristas y constitucionalistas, la doctora ni se minimizó ni se engrandeció; conservó una ecuanimidad admirable y envidiable, expuso sus argumentos con profesionalismo y con plena autoridad dictó su veredicto. Sin tener en cuenta su condición femenina, la doctora Clara Ximena Salcedo Duarte, ejerció con autoridad y profesionalismo su papel en el caso que tiene enfrentado al PODER del poder en Colombia. Sin inmutarse por el hecho de tener al frente solo varones, todos curtidos profesionales del derecho que le doblan la edad, no se asustó por presidir y decidir en la audiencia que tuvo los ojos de la nación encima. De igual manera, hay una mujer que desde una condición inversa y adversa por completo, me ha dado una lección de resistencia ante la dificultad física inimaginable. Mary Cely Correa Martínez es mi hermana menor, padece artritis crónica desde que tenía más o menos 25 años. A pesar de sus enormes dificultades físicas, ahora se propuso pintar una pared de unos 15 mt. de largo por 3mt. de alto. Por supuesto, en un principio yo me negué a semejante despropósito; mejor dicho, me asusté previendo las consecuencias del enorme esfuerzo para ella. No obstante, fue tan evidente su necesidad de mi apoyo, que no tuve otra alternativa sino secundarla, a pesar de mis temores. Como es lógico todo el tiempo estuve pendiente del proceso esperando verla rendirse ante la descomunal tarea. Sin embargo, su abnegación y entrega son el soporte de su férrea voluntad. Desde luego, una vez terminada la labor, no me fue posible poner de acuerdo a mi corazón con mis ojos… pero mi corazón, como siempre obstinado y posesivo, ahorcó mi vista hasta hacerla claudicar. Dios te bendiga mujer de mi vida… mi soporte y mi motor. Y AHORA: LA MUNDA… Desde el fantasioso mundo del lenguaje inclusivo, ahora nos proponen que digamos: la munda en vez de: el mundo… ¿Por qué o para qué? Bueno… la justificación de esta propuesta no es menos sorprendente que la idea en sí misma. Según la Actriz peruana Mayra Couto, quien ha patentado la novedosa sugerencia, el objetivo de esta es “EMPODERAR A LA MUJER” … vaya, vaya… Pero sí decimos la tierra… no decimos el tierro…”, por fortuna, ¿entonces? Debo dejar muy claro tres cosas antes de mi comentario acerca de esta “noticia” que anda rodando por las redes sociales. 1) Que en el mundo (todavía no me acostumbro a la munda), aún subsisten culturas que minimizan y abusan de la mujer en infinidad de formas, infames y aterradoras todas. 2) Que la forma como hablamos es el reflejo de la manera como nos comportamos y viceversa, de ahí que es innegable el poder de la palabra y, 3) Que independiente de cualquier otra condición social y cultural (raza, religión, moral, sexual, etc.), el Ser Humano es una mina de dones y talentos, que en ningún caso excluye a la mujer. Teniendo en cuenta estas precauciones, es el momento de que trabajemos por despojarnos de dudas, temores y complejos que son los enemigos que nos oprimen, que nos constriñen. Ya todo el poder nos lo dio la naturaleza, sin medida, sin restricción. Las quejas y lamentos no tienen justificación, solo son manipulación. Ya es hora de superar ese discurso rancio de la mujer frágil, de la mujer débil… la manipulación de esta arenga se presta para evadir la responsabilidad sobre sí mismas… Para ser prostituta, científica, ama de casa, ejecutiva, etc.: “LA VOLUNTAD ES EL CAMINO”… “EN LA INTENCIÓN SE ENCUENTRA LA OPORTUNIDAD“. Cumplir las obligaciones es la única manera de garantizar los derechos. En la medida en que cada una se respete a sí misma y respete a sus congéneres SOLO COMO SER HUMANO, los tributos están garantizados, ya que esta es la gran responsabilidad de la especie superior. Se trata de un lugar sagrado donde enfrento mis ángeles y mis demonios; donde yo soy el único juez y el único verdugo y esto me obliga a renunciar a ambos. Un lugar sagrado donde mis pasos, cada vez más lentos, me llevan en busca de un Poder Superior, donde la Verdad está más allá de la realidad. Es una cueva santa, donde me oculto de mí para descubrirme en el prójimo; para reconocer que comparto todos los comportamientos humanos siempre motivados o por el amor o por el temor, en cualquier caso, siempre inconscientes de sus consecuencias, aún a pesar de bondad y generosidad, o de malicia y picardía. Nácar infranqueable que protege mi Ser aún de mí misma; coraza inmaculada donde se preserva el perdón como el único fruto al deshacer el error. Hábitat de pecado y virtud que nutren la realidad de una comunidad ignorante de su obediencia y orgullosa de un poder que le ha sido negado por la naturaleza. También es el regazo que abriga y conserva la multitud evidente que se recrea en mi soledad y que me hace cómplice de un mundo que ríe y llora al mismo tiempo sin que la vida se inmute a pesar de que la muerte siempre esté presente. Donde la vida y la muerte conviven en paz en medio de su guerra por la supremacía. Inmaculado altar de comunión de amigos y enemigos donde difieren los criterios, aunque los valores sean los mismos. Ara donde comulgan todas las emociones personales con el Ser Humano Único que, despojado de poder, ejerce su sabiduría renunciando a cualquier juicio de valor sobre el mundo… hacia el prójimo. Sagrado y puro espacio donde convergen el Ser Humano con su Divinidad en una relación santa de Unidad inseparable a pesar de la separación; en una relación santa de semejanza no obstante la disimilitud. En esta unidad impecable se gesta un mundo sanado una vez que el corazón humano ha sido curado. Encuentro santo de emociones de todo tipo y de sensaciones de cualquier calaña… sin nombres, sin adjetivos, sin sentimientos… sin premios ni castigos para la realidad porque la dualidad queda reducida a la perfección del merecimiento; colisión de la trinidad que se manifiesta humilde y magnánima… Mantel exquisito de instintos y principios; remolino de almas recorriendo el universo en busca de su Ser. Edén donde es permitido comer todos los frutos porque todos ellos calman el hambre y la sed de Hermandad. Aquí me doy cuenta porque la Justicia no es humana y donde la obediencia desmiente la libertad… Observo aquí un asilo de todas las emociones humanas al amparo de mi consciencia individual, incapaz de diferenciar lo bueno de lo malo… Aquí me enfrento a solas con mi justo juez; sin argumentos para defenderme y sin razones para atacar desecho el juicio y perdono el mundo… absuelvo al prójimo. SENTISEMO es mi refugio sagrado donde puedo entender que mi vida es escaza y grandemente tan solo el resumen perfecto de innumerables vidas. Mi sueño… mi ilusión… mi fantasía… Nada real… Hay un lugar donde me encanta pasear de vez en cuando, y con mayor razón en estos tiempos en los cuales la mayoría, cansados de descansar, tenemos que sacar algún tiempito para procurarnos un poco de cansancio. Sentisemo es una cueva maravillosa, iluminada por luces de todos los colores que impregnan el ambiente de exquisitas siluetas. Escapando de mí llego a Sentisemo para encontrarme conmigo. Aquí puedo contemplar la inocencia de la creación. En Sentisemo, mi soledad me permite apreciar la multitud que llevo conmigo porque encuentro el mundo real, ese mundo invisible en la visibilidad. Mientras camino por Sentisemo observo a un hombre de mediana edad en medio de una jauría de ocho lobos. Me llama la atención la forma tan disciplinada como se encuentran distribuidos los animalitos a cada lado de su amo. Intento seguirlo con la esperanza de entender el motivo o la razón por la cual los ocho lobos fungen como guardaespaldas de este elegante caballero… sin embargo, la jauría agresiva se opone furiosa, amenazante… esto me obliga a desistir de esta idea y me detengo en una esquina sin saber hacia dónde reanudar mi paseo. Hoy Sentisemo está más subyugador que de costumbre; hoy más que siempre los espejos refulgen cual cielo henchido de estrellas… me detengo un largo rato a observarme en las distintas imágenes que destellan los cristales. Al cabo de un rato, atrapa mi visión una dama que anda paseando con su perrito por un parque. Me recordó al hombre que paseaba escoltado por una traílla de ocho lobos. Entonces me le arrimo con la intención de indagarle al respecto. Luego del saludo normal, le pregunté a esta dama por el señor de los ocho perros guardaespaldas y ella me dio algunos detalles que lograron inquietarme un poco. ¿Don Rasgulio, dice usted? –inquirió la señora en tono displicente- pues mire, ese viejo ha sufrido muchas decepciones por parte de varios de sus seres queridos más cercanos; historias de robos, traiciones y todo tipo de burlas y ofensas, y por eso desde hace algún tiempo ha decidido rodearse de estos animalitos y convivir únicamente con ellos; con ninguna persona habla ni comparte. El viejo se basa en aquella filosofía popular que dice que: “entre más conozco la ser humano, más amo a mi perro”. Y yo estoy de acuerdo con esta teoría, sabe? Yo estoy segura que el ser humano es el ser más vil de la naturaleza. En cambio, los animalitos solo saben amar. Esos ocho perritos a nadie le permiten acercarse a don Rasgulio, ni cerquita a la villa donde viven; ellos son los guardianes. Al despedirme de mi informante mis pasos me llevaron sin mi consentimiento o quizás guiados por los gritos de un hombre pidiendo auxilio, a una lujosa residencia… a medida que me acercaba se hacía más evidente la angustia de alguien clamando auxilio. Al llegar al hermoso y fastuoso enverjado, cuatro lobos saltan a defender su territorio con ferocidad… en esos momentos se escuchan unos frágiles lamentos pidiendo agua… luego de unos instantes… Don Rasgulio murió sin recibir socorro, pero custodiado por sus nobles guardaespaldas… Estando yo muy joven, por allá en los años 90s. tuve una paciente muy especial. La señorita Lucia era una paciente totalmente postrada, tampoco hablaba y decían que no escuchaba. No recibía comida, cuando se le Iban a dar los alimentos ella cerraba la boca y no había forma de que la volviera a abrir. Muy angustiada porque mi paciente no comía absolutamente nada, se me ocurrió decirle: “Señorita Lucia, si usted no come se va a morir y yo me voy a quedar sin trabajo…”. Fue así como empezó a medio comer un poquito de todo lo que se le daba. Así estuvimos más o menos cuatro meses. La señorita Lucia, nunca tuvo hijos, sí crio a dos sobrinos huérfanos y vivía con uno de estos, el sobrino Psiquiatra quien no se decidía a salir del closet y la hermana de éste, que era casada y vivía aparte. Estos dos sobrinos hacían todo lo que hubiera que hacer por tener bien, o al menos lo mejor posible, a su tía madre. Problemas de dinero o por dinero no había, sin embargo, la salud de la señorita Lucia empeoraba. Un sábado, lo recuerdo muy claramente después de muchísimos años, cuando la estaba aseando vi que tenía en el píe izquierdo un extraño morado. Yo tenía claro que ella no se había golpeado, entonces pensé: “hummm ya llegó el final…”. Yo tengo un extravagante talento y es que, dependiendo de mi observación de un paciente, puedo darme cuenta, con bastante aproximación, cuánto tiempo de vida le queda. Yo no sé si esto es una virtud o tan solo es una fatal coincidencia. Entonces, ese sábado que le vi el morado en el pie izquierdo a la señorita Lucia, llamamos al médico y le aumentó la dosis de medicina y pronóstico el desenlace por ahí para la próxima semana. Sin embargo, yo la veía cada vez peor, volvió a no comer, pero ya no le dije nada, porque yo sabía que estábamos en las últimas… Llamé a los sobrinos y estos llegaron a eso de la una de la tarde y la señora me preguntó: “¿cómo ve a Luchita, si llega a la próxima semana…?” No me sorprendió la pregunta tal vez porque la respuesta la tenía muy clara y bien identificada, entonces le dije: “yo le diría que no llega a las cinco de la madrugada…” Todo esto sucedió el sábado, todos nos reunimos alrededor de la cama de la señorita Lucia y pasamos la noche en vela; a eso de las cuatro de la mañana, la paciente fijó su mirada en mí, en ese mismo instante yo recordé que yo le había dicho que ella “no se podía morir porque yo me quedaba sin trabajo”, entonces un sentimiento extraño me acercó a ella y le dije al oído: “váyase tranquila y me cuida desde el cielo…”, en ese mismo instante… Cuando la solté, un cuadro con la fotografía de la señorita Lucia que estaba colgado en la pared, al espaldar de la cama, se cayó, se quebró y ella murió… Todo esto sucedió de manera simultánea. Hostorias que me cuenta mi hermana Mary Celly que ejerce esta noble profesión. Imágenes de internet Me encanta sentisemo; este maravilloso planeta me brinda la fantástica oportunidad de encontrarme cara a cara con mis envidias, mis odios, mi vanidad… y todas sus derivaciones de sentimientos, sensaciones y emociones vergonzosas y vergonzantes que me niego a reconocer en mí y que, sin embargo, identifico tan rápido en el prójimo. En consecuencia, con cierta resistencia, muy de vez en cuando suelo darme un corto paseo por sentisemo, el mágico espacio en donde conviven, en una constante guerra por la paz, mis ángeles y mis demonios; cada uno de los cuales presume y asume ser la voz callada de la Divinidad, en equilibrio y equidad intachables. En este momento deambulo por un tranquilo pueblo de calles irregulares, unas muy anchas otras muy estrechas, algunas planas otras montañosas; en donde la riqueza y la pobreza jamás se podrán ver tan solo como la recompensa de la consciencia interior que se manifiesta magnánima en ambos sentidos y en toda ocasión; aquí existe un solo tipo de personas, donde la igualdad es visible y elocuente en medio de una infinita diversidad de formas y estilos. Luego de divagar por largo rato, buscando con relativo recelo y angustia aunque fuese un poco de coherencia, esa propiedad del ser racional que se nos extingue a pasos colosales; de pronto divisé a lo lejos un espeso bosque que me genera una enorme curiosidad; me acerqué sin temor ni timidez algunos porque aquí: “todos somos iguales”, pensé… El exuberante bosque no era otra cosa que una caterva de personas que iban y venían cual rama de árbol al vaivén del viento… de pronto puedo identificarme en un rostro desconocido, pues veo el reflejo fiel de un hambre insaciable de coherencia… al parecer él tampoco podía encontrar el objetivo de esa búsqueda que compartimos. No sé por qué me causó tanta risa descubrirme en aquel semblante; me reí tanto que una vez llegué frente a este rostro que tan bien me reflejaba en ese momento, desdeñé mi búsqueda de mí y me senté por largo rato a observarme en forma y estilo tan disimiles a los míos, extasiada me contemplaba por fuera de mí. Esta imagen mía, por fuera de mí, me permitió darme cuenta que la solución no es simplemente andar persiguiendo la coherencia; no, el dilema es mucho más profundo, el remedio radica en eliminar mi incoherencia. Me veo en un hombre calvo, gordo, muy mayor; perteneciente a una comunidad cristiana. Vive en el centro de ciudad, justo al frente del parque principal, a una cuadra de la parroquia. Al lado derecho de la casa de este hombre funciona una discoteca muy concurrida y al lado izquierdo de la misma, queda un juego de billar (música y trago) que trabaja desde las ocho de la mañana hasta las dos de la mañana del día siguiente. En la entrada de su casa, el hombre tiene alquilado un local donde funciona un pequeño bar desde muy temprano en la tarde hasta las primeras horas de la madrugada. Pues bien, este hombre, quien socialmente es distinguido y reconocido como una persona de bien, fiel cumplidor de normas y leyes y ejemplo a seguir para la colectividad en general; hace algunos días, desesperado porque el estrépito de las campanas de la Iglesia Católica todos los domingos a las seis y treinta de la mañana no lo dejan dormir o que lo despiertan muy temprano, no sé, para el caso viene siendo lo mismo, entabló una demanda contra el cura párroco para que sea eliminada esta tradición para los católicos de las campanas llamando a la Santa Eucaristía, pero que a él mucho le disgusta. Muy rápido salí de sentisemo para continuar con mi habitualidad; sin embargo, no pude pasar por alto esta vivencia porque, gracias a ella, me permití aceptar ciertos rasgos de mi imprecisa personalidad. Sí, yo también creo que justicia es tan solo lo que a mí me conviene; si, yo también defiendo mis intereses aunque tenga que pasar por encima de los ajenos. Asumo mi responsabilidad de hacer esto en contra de mi consciencia que me está diciendo a gritos que: “no puede haber intereses separados porque todos somos una sola humanidad”. << Inicio < Ant.
[1]
2
3
Próx. >
Fin >>
|
Lecturas Totales | 23720 | Textos Publicados | 87 | Total de Comentarios recibidos | 301 | Visitas al perfil | 9056 | Amigos | 27 |
|