• Ibrahim Fajardo
Ibrahim1980
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  • País: Venezuela
 
“EL ÚLTIMO SUEÑO DEL ABUELO”   -¡Tuve un sueño maravilloso!- dijo, emocionado, el abuelo. Sus cabellos blancos parecían recobrar por momentos su antiguo color. Su rostro estaba lleno de frescura, como la montaña cuando es acariciada por la brisa de la mañana. -¡Tuve un sueño maravilloso!- volvió a decir el abuelo, sus pestañas jugueteaban graciosamente con sus ojos, ojos de estrella, ojos de planeta, ojos de luna, ojos de amor. Sus cejas parecían pedacitos de algodón colocados, con mucho cuidado, por encima de sus ojos. Su sonrisa no se eclipsaba con su avanzada edad. Su voz nunca se enfriaba, a pesar de que él ya estaba en el invierno de su vida. Cómo le admiraba yo. Cómo le contemplaba. Cuánto me gustaba visitarle. Cuánto me contentaba escucharle. Él era un viejo “nuevo”, cargado de sueños y esperanzas. Cuando alguien le preguntaba su edad, el abuelo solía responder que su querida madre la sabía con exactitud, pero que, desafortunadamente, ella había muerto mucho tiempo atrás y, por eso, él ya no podía decir su edad con confianza, con certeza. El abuelo recordaba los juegos de su niñez de una manera muy vaga en su mente, pero en su corazón guardaba, como en un cofre, las más bellas y tiernas sensaciones que en él despertaron esos juegos. -¡Tuve un sueño maravilloso!- dijo otra vez el abuelo. Estaba en la mecedora. La mecedora era su “cuna”, “cuna” de su vejez, refugio de sus largos años. Sus manos blancas y arrugadas, como papel “Bond” maltratado, le temblaban ligeramente. Sus orejas todavía oían el murmullo del río de la vida. Por su boca siempre decía hermosas y sabias palabras. Él era, sin duda alguna, un monumento de sabiduría, de serenidad, de felicidad. El abuelo se mecía al ritmo de la paz. El antiguo reloj de cuerda, que siempre le daba la hora, pronunciaba su tic tac desde el bolsillo de su pantalón marrón. El viejito se había quedado dormido en la cuna de su vejez y había estado soñando con un mundo diferente, de igualdad, de justicia, de fraternidad, con los hombres dándose la paz unos a otros, tal como en la misa. Había estado soñando con hombres y mujeres que se perdonaban las ofensas y que lloraban de felicidad. Tal como en la “oda a la alegría”, veía en su sueño que todos los hombres eran hermanos. Tal sueño de amor se acomodó en su corazón y por sus venas se extendió una paz, una armonía. Afuera de la casa, arriba en el cielo, el sol brillaba con mucha intensidad. ¿Acaso el astro rey sabía que el abuelo estaba cruzando la última esquina de su vida y, quizás por eso, le brindaba, con mucho amor, lo mejor de sus destellos? Afuera de la casa, los pájaros cantaban alegres melodías. El antiguo reloj de cuerda se iba apagando, poco a poco, paso a paso. El cuarto movimiento de la sinfonía de la vida estaba llegando a sus últimos compases. Quizás ese reloj, su inseparable compañero, metido en el bolsillo de su pantalón marrón, sabía que al abuelo se le acababa el invierno y que después vendría otra primavera. Y quienes estaban presentes en su casa aquel día- entre los cuales me incluyo-, se consolarían luego al recordar que el invierno siempre termina con el deshielo y que después viene la primavera, la alegre, eterna y hermosa primavera. El corazón del abuelo y su antiguo reloj dejaron de funcionar hace mucho tiempo. Cómo extraño su sosiego. Cómo añoro su paz. Cómo echo de menos su sonrisa, su mirada, sus canciones, sus cuentos, sus palabras, su poesía, su sinceridad, su sabiduría.     Abuelo, sé que andas ahora en otro lugar. Pienso que no te fuiste del todo, porque tus maletas nunca arreglaste, porque tus cosas siguen estando aquí, intactas. Pienso que te has ido de vacaciones y que mañana quizás, o un día de los muchos que vendrán, estarás de vuelta, como el sol en cada amanecer, como el canto de los pájaros en las mañanas, como el cometa Halley. Viejito, aquí está tu mecedora, tu habitación, tu cama, tu almohada, tus pipas, tus pantuflas, tus discos, tus retratos, tu ajedrez de madera, tus seres queridos, tu nieto, y está también tu inseparable compañero, tu antiguo reloj que ahora tengo entre las manos y con el que recuerdo tantos momentos que vivimos. El sueño que tuviste, algún día, debe de hacerse realidad. Quizás haya sido un adelanto, una premonición, una visión de lo que será. Porque los sueños están para que se hagan realidad.  
LA SINFONÍA DE DIOS: No hay duda de que Dios es el maestro de maestros, el mejor músico, el gran creador y armonizador del Universo. Dios es el aclamado director de la más grande Orquesta Filarmónica reunida: La Orquesta Filarmónica del Amor Eterno. También es el célebre compositor de la que es considerada como la mejor “sinfonía” de todos los tiempos: La Creación. Dicha obra está pensada y orquestada para una gran cantidad de instrumentos. A este respecto, se puede decir que los geniales Ludwig Van Beethoven y Gustav Mahler se quedaron cortos. Hay que destacar que la Sinfonía de Dios tiene una particularidad: entre los instrumentos con los que se interpreta no son los de viento-madera, ni los de viento-metal, ni los de cuerda, ni los de percusión los que tienen un papel importante o protagónico a lo largo de los movimientos de la obra. Son los instrumentos de “carne y hueso” quienes captan toda su atención, porque así lo ha querido Él, porque esos son sus instrumentos predilectos. Indiscutiblemente, la Sinfonía de Dios está en modo mayor, se puede decir que está en la tonalidad de do mayor. Se puede hacer esta afirmación no solamente porque muchos hayamos visto y reconocido la armadura de clave que aparece en la partitura de la Creación divina, sino porque Dios es Amor, Alegría, Misericordia, Paz y no tiene alteraciones. Porque Dios es inmutable, fue, es y será el mismo a través de tiempo. Y sus leyes y principios son constantes a través del tiempo.   La creatividad del Ser Supremo como compositor no tiene parangón. Y eso que ha habido grandes y notables compositores a través de la Historia. No olvide el lector que Bach, Händel, Mozart, Beethoven, Schubert, Liszt, entre otros, están en deuda con Él. Pero tomaré como ejemplo a uno de ellos, al genio de Bonn, el gran Ludwig Van Beethoven (1770-1827) Según mi parecer, en la hermosa Sexta Sinfonía, también conocida como La Pastoral, Él quiso hacer de eso un gran canto a la Naturaleza. Beethoven quiso expresar su agradecimiento por tanta belleza, por tanta grandeza plasmada en la Naturaleza y me imagino que, quizás, quiso decir algo como esto en los pentagramas: “Todopoderoso del Universo. Me siento feliz, encantado, cómodo, pleno, caminando por los bosques. Todos los árboles me hablan de ti, de tu amor, de tu sapiencia y  quieren revelarme, de algún modo, tus grandes misterios. ¡Cuánta gloria hay en uno de estos bosques! Me siento feliz entre los árboles, las ardillas, las diferentes criaturas que viven aquí. En este lugar se encuentra la paz que a los hombres les permite servirte”. Ahora, en cuanto a los instrumentos preferidos de Dios, los de “carne y hueso”, se puede decir que están hechos a su imagen y semejanza. Y como Dios es Amor, ellos también deben reflejar, como espejos, esas cualidades de Amor, Bondad, Paz. Cuando sucede así, puede hablarse de consonancias, de armonía, de afinación, de compenetración entre el ejecutante y su instrumento, entre el director y los instrumentos de su orquesta. Puede entonces hablarse de verdadera y hermosa música. Pero no siempre sucede así. El mundo de hoy es como una gran sala de conciertos donde continuamente se tocan “sinfonías” que suenan muy mal, que pretenden ser “vanguardistas”, “modernas” y decir que la Sinfonía de Dios, es decir, su obra máxima, La Creación y sus principios y leyes, está en desuso o “anticuada”.Cuando hablo de esas sinfonías del mundo, me refiero a un mundo que está de espaldas a Dios. Y cuando el instrumento de “carne y hueso” no refleja esas cualidades de Amor, de Bondad, de Paz, puede entonces hablarse de disonancias, de falta de armonía, de falta de afinación, de falta de compenetración entre el ejecutante y su instrumento, entre el director y los instrumentos de su orquesta. Cada instrumento de “carne y hueso” en el mundo de hoy puede tener cierto grado de desafinación o afinación, dependiendo, pero Dios, en su amor, lo que quiere es sacar bellas notas, bellos pasajes, en una obra que es su Sinfonía y que tiene seis movimientos a mi parecer, sí, fuera de lo común de los cuatro movimientos de una sinfonía clásica, porque Dios hizo su obra en seis días y en el séptimo descansó. Me imagino que, en el séptimo día, se sentó cómodamente en su butaca y descansó de toda su obra realizada y a Dios le pareció hermosa su obra, La Gran “Sinfonía”, La “Sinfonía” de Dios, la Creación.  LA SINFONIA DE DIOS - CC by-nc-nd 4.0 - Ibrahim Fajardo Muñoz
Aquella tarde tuve una inmensa alegría, sí. Yendo por la acera de la calle, vi a una muchacha muy hermosa. Ella iba por la acera de enfrente y, al verme, me saludó con mucha emoción: ¡Cómo renacieron mis esperanzas en aquel momento! Sentí que desaparecían los nubarrones de mi cielo. Sentí que el sol brillaba en todo su esplendor allá arriba. Sentí que la primavera llegaba, al fin, después de tantos crudos inviernos. Sentí que la tónica de mis días cambiaba de forma inesperada, o tal vez esperada. Pensé que eso que llamamos “amor a primera vista” podía ser verdad, que no era un cuento. Pensé que a ella la había flechado ese niño travieso que llamamos Cupido. Pensé tantas cosas. Todas me eran favorables, hermosas, dichosas, divinas. La estatura de la muchacha era ideal. Su pelo era castaño y largo y le llegaba justo a la cintura, exactamente como a mí me gusta. Tendría ella unos veinte años. Era hermosa y alegre, como una sinfonía de Beethoven, como la Sinfonía Heroica o la Pastoral. Y todo me impulsó a saludarla con una gran sonrisa que me brotaba de lo más profundo del corazón. Todo me impulsó a saludarla con el corazón latiendo a mil. Sentía que iba a explotar. Sentía que se me iba a salir por la boca. Qué momento aquél, tan fugaz, tan eterno, tan esperado, tan inesperado, tan mágico, tan crucial, tan hermoso, tan soñado. Ella me sonrió y yo volví a sonreírle. Yo estaba allí, detenido en la acera, detenido en un momento de aquella tarde. La gente pasaba a mi alrededor: viejitos, niños, jóvenes, cada quien en su asunto, cada quien ensimismado en sus pensamientos. Y yo lo que oía de fondo era una música maravillosa y hermosa como los instrumentales de la Orquesta Amor sin límites, como una serenata de Mozart, como la Pequeña serenata nocturna, como un preludio al amor total. Pensaba que el amor había llegado en esa forma, en aquella tarde especial. Pero entonces, luego de eso, su boca, con la que yo soñaba, a la que ya yo sentía besar, y que me sabía a dulces, entonces su boca de caña de azúcar, emitió un sonido que me hizo bajar, con mucha prisa, del pedestal en donde yo estaba; un terrible sonido, un nombre que no era el mío, que me hizo descender rápidamente por octavas como si yo fuera una nota musical hasta llegar a las vibraciones más lentas, hasta llegar a las notas más graves. "Caí". "Rodé". Entonces fue cuando vi detrás de mí y noté a un joven, de unos veinticinco años, que se apresuraba a pasar la calle para irse a reunir con ella, sí, con ella, en esa isla distante que era la otra acera. Y entonces ocurrió así: Mis esperanzas se durmieron profundamente, los nubarrones de mi cielo volvieron a aparecer y la primavera, con sus mil colores, retrocedió con rapidez hasta llegar a un paisaje desértico y helado. La tónica de mis días volvió a cambiar, regresando a su punto de partida de una forma inesperada. Pensé que eso que llamamos “amor a primera vista” era para cualquier otro, menos para mí. Pensé que ese "niño travieso" que llamamos Cupido había fallado en su intento de flecharla a ella, a aquella muchacha hermosa. Pensé tantas cosas. Todas me eran desfavorables. La gente siguió pasando a mi alrededor: viejitos, niños, jóvenes, cada quien en su asunto, cada quien ensimismado en sus pensamientos. El mundo siguió dando vueltas, pero yo estaba como “anclado” en aquella acera. Luego ella volvió a emitir ese terrible sonido, ese nombre inesperado, miré detrás de mí y noté al chico que se reunía con ella. Lo hizo, se besaron, se tomaron de la mano y los vi irse por la acera hasta que se perdieron en la inmensidad de la calle. Y entonces fue cuando mi alma, mi ilusa alma, mi emocionada alma, mi amante alma, mi pobre alma, emitió un terrible quejido, un terrible quejido que ella nunca, nunca jamás oyó.     La alegria de un tisico - CC by-nc-nd 4.0 - Ibrahim Fajardo Muñoz
¿QUIÉN ME LLENARÁ? No podrá llenarme el dinero. No podrán llenarme la fama y el prestigio. No podrá llenarme todo lo que sea superficial, trivial e intrascendente. Los días sobre esta tierra pasarán entre triunfos y reveses y sólo podrá llenarme Dios. Sólo podrá llenarme Aquel que me hizo por Puro Amor. Todo lo que soy, se lo debo a Él. Sólo podrá llenarme y sanar mis heridas El Creador. El Señor me dio el ser, el regalo más maravilloso que se haya dado.    No quiero falsos dioses. Tampoco quiero temer a los hombres. El temor a los hombres esclaviza, en tanto que el temor a Dios libera y alegra el corazón. No quiero seguir a los hombres (líderes políticos y pseudo-Mesías), porque la mayor parte están “equivocados”. Quiero seguir a mi Autor. Sé que puede sonar muy bonito y muy fácil decirlo, pero si Él me llena de sí, y si Él me atrapa y si no me deja oír la voz seductora de los hombres, y si yo escucho Su Dulce Voz que dice la Verdad y que es sabia de haber vivido tantos siglos… entonces estaré siempre a su vera, estaré en lo correcto, aunque yo siempre me equivoque. Por mi propia cuenta, no puedo ir muy lejos, pero con Él puedo llegar a los lugares más hermosos y allí descansar y allí sonreír.I. F. 
QUIÉN ME LLENARÁ
Autor: Ibrahim Fajardo  587 Lecturas
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CONCIENCIA VERDE
Autor: Ibrahim Fajardo  583 Lecturas
EL AMOR Y DIOS  ¿Qué es el amor? ¿Quién puede hablar con propiedad sobre el amor? ¿Acaso los poetas? ¿Acaso los santos? ¿Acaso aquellos que aman y que son correspondidos? ¿Quién  puede hablar con propiedad sobre esto? El amor es una fuerza, es algo sublime, celestial.Los poetas, los santos, aquellos que aman y que son correspondidos, los mártires, aquellos que han sufrido por amor, cada uno puede hablar sobre el amor desde su experiencia personal, desde su subjetividad, desde su propia finitud. Pero siento que sólo Dios puede hablar con propiedad sobre este tema, porque se trata de Él mismo, de su propia Esencia. Deus charitas est. Dios habla desde su vastísimo corazón, desde la profundidad de Su Ser y entonces se comunica, se revela, se manifiesta en misterio de amor, en sueño de amor, a los poetas, a los músicos, a los santos, a los pecadores, a los enamorados, a los que sufren, a cada uno de un modo particular, porque cada ser es único e irrepetible. Siento que es desde el calor y el acercamiento de la experiencia personal (Y no desde el frío y la distancia de la teoría y la razón), sino desde el experimentar a Dios en la propia vida, en el centro del corazón, que cada uno puede adentrarse más en el tema, un tópico que puede ser muy complejo y sencillo a la vez. Y es así como cada uno puede empezar a hablar más “en serio” sobre esta fuerza, sobre esto sublime, sobre esto celestial… hablando desde la propia finitud aderezada y enriquecida por Dios de una manera infinita.
El amor y Dios
Autor: Ibrahim Fajardo  581 Lecturas
Eres un ser humano, mucho más que una criatura, un hijo de Dios, tienes la dignidad de un hijo de Dios (1era carta de Juan 3, 1), eres una auténtica maravilla hecha, con mucho amor, por el Creador. Como cualquiera de tus semejantes, puedes tener tus momentos de gloria en este globo terráqueo (aunque no sean más que suspiros comparados con la edad de las galaxias y del universo) y puedes tener también tus momentos de miseria. Considera todo lo que tienes en tu vida, todas las bendiciones y agradece, de corazón, con todo tu amor, a Dios por eso, porque Él es la fuente, el dador de vida, el principal proveedor, el que nunca se cansa de hacerte el bien, tu benefactor, porque, como dice la Escritura, qué tienes que no te haya sido dado del cielo. A Dios le agrada que seamos agradecidos. Además, está comprobado que ser agradecido es bueno para la salud en general, porque libera el gozo en nosotros. Y es que también es algo hermoso ser agradecido. Consideremos el pasaje de la Biblia donde Jesús curó a diez leprosos (Evangelio de Lucas 17, 11-19) y solamente uno se devolvió para agradecerle a Dios y glorificarlo. Cuán desilusionado y triste hasta cierto punto debe haberse sentido Jesús en ese pasaje. Incluso, aunque sea difícil, se debe agradecer por lo que no es tan bueno en nuestras vidas, por las cosas que aparentemente son malas para nosotros, porque todo forma parte de la experiencia de la vida y todo tiene el propósito de formarnos como seres humanos.    Considera que tienes dos ojos con los cuales puedes ver amaneceres, atardeceres, arreboles, arcoíris, el colorido de las aves, auténticos cuadros vivos de gran belleza que, aunque se reunieran Picasso, Gauguin y otros más de su talla, nunca podrían ser igualados con los cuadros vivos y hermosos que te ofrece la Madre Natura. Considera que tienes una nariz con la que puedes percibir el olor de las rosas, de las cortezas de los árboles, de la vainilla, de la canela, del chocolate, de la hierba humedecida, del perfume de la mujer o el hombre que amas. Considera también que tienes una boca con la que dices cientos de palabras, con la que puedes bendecir o maldecir, decir la verdad o mentir, dar consejos a tus amigos, a tus familiares, animar al que está decaído. Considera que tienes unos labios con los que puedes brindar una sonrisa y hacer algo para alegrarle un poco el día a tu prójimo, a aquel que está próximo a ti. Esos mismos labios con los que puedes besar a un niño, a una joven, a los viejitos. Considera que tienes los oídos con los que puedes oír y escuchar lo que alguien te cuente, lo que alguien te confíe. Tienes también tus manos y tus dedos con los que puedes tocar cualquier tipo de escala con la guitarra española o la eléctrica, con los que puedes recoger la arena en la playa. Esas tus manos que puedes extender a quien las necesite, a aquel que tiene problemas y que necesita de un amigo en quien apoyarse. Y por si todo lo anterior fuera poco, como si fueran pocas las bendiciones, tienes en el “techo” de tu cuerpo, una “máquina” perfecta, asombrosa, calculadora, que trabaja continuamente de día y de noche y que le manda órdenes precisas a todos tus órganos. Tienes también memoria y conciencia de lo que haces, puedes disfrutar de las cosas e interiorizar las experiencias vividas. Investigas, lees, te expresas, te alegras y te entristeces y sabes que algún día dejarás esta tierra para pasar a otra vida, que es la Vida Eterna (1era carta de Juan 2, 24-25), que es el mayor de los regalos de Dios para nosotros, donde ya no habrá más enfermedad, ni dolor, ni sufrimiento, ni llanto, sino un compartir la felicidad divina, la felicidad que Dios nos quiere comunicar desde siempre. Pero de entre todas las cosas que tienes, de entre toda la riqueza que puedas acumular, hay algo que representa la cima en tu vida. No se te puede olvidar que tienes un “cofre rojo”, muy especial, justo allí en el pecho, que es también maravilloso, donde puedes guardar ternura, dulzura, comprensión, compasión, misericordia, perdón, bondad, agradecimiento, humildad, sencillez, poesía, música, buenos deseos, amor al prójimo, es decir, donde puedes guardar todo aquello que te acerque y te asemeje en algún grado a Dios, o bien donde puedes acumular odio, egoísmo, maldad, deseos impuros, intrigas, mentiras, (Evangelio de Marcos 7, 20-23) todo tipo de asperezas que sólo el amor verdadero puede limar. Ese cofre rojo es una auténtica maravilla, claro está, sin desprestigiar a la gran “máquina”, perfecta y calculadora, que tienes en tu “techo”.   Ojalá que siempre puedas guardar, en ese cofre rojo, muy especial, canciones de amor inolvidables, palabras profundas y sinceras, verdades, acciones de amor, mucho agradecimiento, la práctica del bien, mucha bondad y misericordia. Ojalá que algún día, con toda la ayuda que puedas necesitar para alcanzarlo, puedas guardarte tú mismo en el cofre mayor, el del rojo más intenso, en el cofre rojo que es la Fuente del Amor Verdadero y así nunca más salir de Él, para que lo ames con todo el corazón y con toda tu alma por siempre y para siempre.  CONSIDERA Y AGRADECE POR LO QUE TIENES - CC by-nc 4.0 - Ibrahim Fajardo Muñoz  
          Cuán noble es la Tierra con nosotros: nos da su biodiversidad, sus riquezas, sus frutos abundantes y alimenta a generación tras generación desde tiempos inmemoriales. Cuán paciente es la Tierra: espera a que maduremos, a que tomemos conciencia, a que cambiemos nuestra forma de comportarnos con ella, a que nos comportemos como sus verdaderos hijos. Y ha estado esperando generación tras generación. Cuán sabia es la Tierra: hay muestras de sabiduría en toda la Madre Natura… en los ríos…en los mares… en los bosques… en las sabanas. Y su sabiduría es eterna: está allí al servicio y al alcance de todas las generaciones. Cuán desinteresada es la Tierra: lo único que espera de nosotros es que la amemos como ella nos ama, de corazón. En el amor verdadero no hay espacio para el interés. El amor verdadero es algo puro, sublime, es como un cántico celestial, como un eco que se propaga por los valles, por el aire, por todas partes. Lo único que la Tierra espera es que sus hijos seamos buenos hijos, que sus hijos seamos humanos y respetemos cada forma de vida. Porque esa actitud es la garantía de la vida. Cuán musical es la Tierra: nos ofrece todo un mundo de sonidos, desde el canto de las aves, pasando por las olas del mar, hasta el sonido de las ramas de los árboles agitadas por el viento. El Hombre, desde un principio, quedó encantado con la musicalidad de la Tierra y entonces quiso crear él mismo sus propios sonidos, quiso organizarlos y controlarlos. De esa forma nació la música como la conocemos. Pero todo esto se lo inspiró la Tierra al Hombre. Cuán hermosa es la Tierra: sus montañas, sus playas, sus atardeceres, sus amaneceres, sus especies de aves, sus flores campestres, sus manantiales, sus estaciones, sus árboles, sus lugares más remotos. Con el ajetreo de la vida moderna, entre el tráfico, el smoke y la locura de una vida llena de facturas por pagar, podemos olvidar muchas cosas, (porque nuestra memoria no es infalible), pero hay algo que no podemos olvidar: La Tierra es un ser vivo, no es un objeto. Ella siente, padece, sueña. Siente todo lo que le hacemos (las caricias y los golpes que le damos); padece por nuestro mal comportamiento; sueña con un futuro mejor, con que algún día cambiemos totalmente; sueña con que haya miles de millones de ecologistas. Sueña con que no le hagamos más daño y, por ende, que no nos hagamos más daño a nosotros mismos. Porque ella sabe muy bien que el respeto a cada forma de vida y la explotación racional de los recursos naturales en el planeta son la garantía de la vida, la garantía de nuestras propias vidas. Hace tiempo leí una frase que decía así: “No heredamos la Tierra de nuestros antepasados, más bien la pedimos prestada a nuestros descendientes.” Esa es una gran verdad que ojalá quede guardada en nuestras mentes y en nuestros corazones, para así construir un mundo mejor, más habitable, más humano.   ATRIBUTOS DE LA MADRE TIERRA - CC by-nc-nd 4.0 - Ibrahim Fajardo Muñoz
ALGUNOS MOVIMIENTOS (4) DE SINFONÍAS FAMOSAS La palabra “sinfonía” significa “tocar o tocando juntos”. La sinfonía es una composición para orquesta que, por lo general, está compuesta de varios movimientos, usualmente cuatro movimientos. Hay casos de sinfonías que tienen 3 o 5 movimientos, pero lo más común son las de cuatro movimientos, que es su forma puramente clásica. La sinfonía tuvo un desarrollo notable como forma musical con el compositor austríaco Joseph Haydn (1732-1809) que perteneció al período clásico de la música. Él escribió más de 100 y estableció como norma que la sinfonía tenía que tener 4 movimientos o partes. Por eso y por la riqueza de sus sinfonías, a Joseph Haydn lo consideran como el “padre de la sinfonía” y con razón. Luego compositores como el también austríaco Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y el alemán Ludwig Van Beethoven (1770-1827) también hicieron sus aportes. Pero el que más revolucionó la sinfonía fue Beethoven que escribió nueve. Él escribió una sinfonía de cinco movimientos (la sexta o Pastoral) y en la novena, que fue su última, su obra cumbre, se atrevió a agregar la voz humana, un coro de voces, por eso la Sinfonía Coral. Entonces Haydn escribió 104, Mozart 41; Beethoven 9, y los compositores como Bruckner y Dvórak, 9 sinfonías, entre otros grandes sinfonistas. Muchos se preguntarán tal vez por qué Haydn escribió más de cien, tantas en comparación con los otros músicos. Esto se debió a que en su época las sinfonías eran piezas más cortas de unos quince a veinte minutos de duración, y eran más sencillas. Pero desde que Beethoven llegó al mundo de la música, la sinfonía cambió y por ejemplo, la novena de Beethoven dura una hora y diez minutos aproximadamente. La obra sinfónica pasó de ser una pieza para pequeña orquesta, pieza sencilla, pasó a ser una pieza para gran orquesta y que les daba a los compositores una gran oportunidad para expresar las más variadas emociones humanas. Vamos ahora a hablar un poco de 4 movimientos de sinfonías famosas, muchas de ellas tal vez ya las conoce el lector.   1-) Beethoven, "5ta sinfonía", 1er movimiento: Es quizá uno de los movimientos sinfónicos más famosos de toda la música clásica, empieza con el famoso: “ta-ta-ta-tán… ta-ta-ta-tán”. Este movimiento es un allegro con brio, un movimiento rápido con fuerza. Con esta sinfonía, Beethoven puso de manifiesto su genialidad al repetir esa misma frase musical (que parece ser el destino tocando la puerta) en los otros movimientos de la obra. La repite de forma diferente, con variaciones, pero están ahí, es decir, Beethoven logró una de las obras de gran alcance y de gran fuerza y expresión. Esta sinfonía es extraordinaria, porque tiene ímpetu, fuerza, expresión, pasión, emoción. Esta obra está en la tonalidad de do menor que era la tonalidad preferida de Beethoven. La obra toda es un arte, pero a mí me gustan más el primer y el segundo movimiento por sus hermosas melodías. Se los recomiendo con los “ojos cerrados”, mejor dicho, con los “oídos cerrados”.  2-) Mozart, "Sinfonía número 40", 1er movimiento: Mozart compuso un total de 41 sinfonías, pero ésta 40 tiene un lugar especial entre sus obras. Toda la obra sinfónica es un arte, en el caso del primer movimiento, tiene una melodía trágica. Esta es una obra dramática, emocionante, porque era la penúltima que escribía Mozart sin saberlo y porque la escribió en unas pocas semanas, hay que ver lo que es crear una obra de arte así en tan sólo unas pocas semanas. La sinfonía está escrita en la tonalidad de sol menor. He leído que la tonalidad de sol menor es una de las más tristes, melancólicas y hasta dramáticas que existen. Quizá en esta sinfonía Mozart quería expresar dolor, queja, por sus frecuentes problemas de salud y por su difícil situación financiera, porque él tendía a gastar más de lo que ganaba, Wolfgang Amadeus tenía una debilidad y esa era la del juego: gastaba mucho dinero en juegos de azar. Pero bueno, no es mi intención juzgarlo ni mucho menos, porque todos tenemos debilidades, sino que les daba ese dato. Pero retomando este primer movimiento de la sinfonía 40, me gusta bastante, toda la obra en sí es recomendable. De las mejores producciones de toda la música clásica.   3-) Dvórak, "sinfonía nueve", cuarto movimiento: El compositor checo, Antonín Dvórak (Vóoriák) compuso un total de nueve sinfonías. Entre ellas, la más famosa, es la novena, también conocida como Sinfonía del Nuevo Mundo. Dvórak era un compositor muy laborioso, su música a pesar de ser muy trabajada, es muy fresca, muy alegre en general, él siempre trataba de llevar la música de su patria a sus propias obras, siendo así uno de los compositores checos más importantes del llamado “nacionalismo checo”. La sinfonía también es conocida como Sinfonía del Nuevo Mundo porque Dvórak la compuso durante su estadía en los Estados Unidos de Norteamérica; durante esa época de su vida fue llamado a que fuera director de un Conservatorio Nacional de música y él aceptó y allí estuvo como tres o cuatro años de su vida. Pero Dvórak siempre llevaba en su ser la nostalgia de estar lejos de su tierra y siempre la llevó, como les dije, a través de la música y sus melodías. El cuarto movimiento de la sinfonía es un allegro con fuoco, tiene una de las melodías más famosas de las sinfonías de la música clásica. Si bien les hablo del cuarto movimiento, la obra completa vale la pena de oírla en sus cuatro movimientos, porque es la obra cumbre de este compositor que, a mi modo de ver, tenía mucho sentido melódico (sus melodías dan para mucho, mucho material de donde sacar más trabajos sinfónicos) y mucho sentido del ritmo, lo cual lo reflejó en buena parte de sus obras. 4-) Franz Joseph Haydn, "sinfonía número 94", “La sorpresa”, segundo movimiento: El compositor austríaco Joseph Haydn, que como les comentaba más arriba, está considerado como el “padre de la sinfonía” no sólo porque compuso más de cien, sino porque contribuyó mucho a darle carácter y forma a la sinfonía. Muchas de las obras de Haydn tienen sobrenombres, por ejemplo, que si la Sinfonía militar, Sinfonía el reloj, la sinfonía “El oso”, La sinfonía La “gallina”, la Sinfonía sorpresa, eso tiene sus razones históricas para tener esos sobrenombres, pero sin dudas que una de las sinfonías más famosas de Haydn es la llamada “La sorpresa”. En ésta destaca mucho el segundo movimiento que tiene una melodía que si se quiere parece haber sido tomada de una canción infantil o tema de pequeños. Hay un momento en que la orquesta toca un acorde bastante fuerte y dicen que de allí proviene el sobrenombre de “sorpresa”, porque el compositor buscaba "sorprender" a la audiencia y ayudarles a que no se quedaran dormidos. Porque Haydn se había dado cuenta que mucha gente iba a la presentación de sus obras a dormirse, entonces él, con el sentido del humor que lo caracterizaba, compone esta sinfonía con el “elemento sorpresa”. Esta sinfonía está en la tonalidad de sol mayor. A mí me parece una obra muy bonita, me gusta en especial ese segundo movimiento, pero esto no quiere decir que los otros movimientos no sean buenos, claro que no, sólo que el segundo movimiento tiene una de las melodías que más recuerdo y que son más sencillas de asimilar. Vale la pena agregar que Franz Joseph Haydn no solo está considerado el “padre de la sinfonía”, sino que lo llamaban “Papá Haydn”. Porque él ayudaba a los músicos que estaban empezando, él los apoyaba, y a algunos les daba clase y los alumnos, con aprecio, lo consideraban como un mentor, como un padre, por eso el título de “Papá Haydn”. Espero que estos movimientos de algunas sinfonías famosas hayan sido de su agrado, y quiero expresarles que doy el nombre de algunos movimientos porque es una manera de acercar a los oyentes a estas grandes obras, a modo de introducción a estas obras. Espero que sigan escuchando la buena música, a los grandes compositores de todos los tiempos, los cuales son un tesoro para la Humanidad y porque esto engrandece el arte y alimenta el espíritu humano.                                                                       Ibrahim
DÍAS FELICES   Un día notablemente feliz en mi vida será cuando plante un árbol. Porque me sentiré en armonía con la Naturaleza y me reivindicaré, de algún modo, con ella. Quiero que me disculpe si, en alguna ocasión, he profanado su templo, destruido sus columnas. Que me disculpe si alguna vez la he ofendido, la he herido. Que me perdone si he causado “cráteres” a sus mejillas. Que me dé su perdón, si le he hecho derramar lágrimas saladas y amargas en días de copiosa lluvia. Y si mi actitud ha sido, a menudo, indiferente para con ella, pues entonces me arrepiento, me arrepiento de corazón y no de mente.   Otro día notablemente feliz en mi vida será cuando haga algo por alguien. Cuando ayude a restaurar las piezas de un templo en ruinas, de esos que andan deambulando por líneas rectas de asfalto. Cuando no dé algo simplemente porque me sobra, sino que me haya quitado algo de mí para dárselo a otro. Cuando no espere recompensa, aplausos o fanfarrias por hacer algo a alguien, también será un día de felicidad, como para no olvidar.    Otro día feliz en mi vida será cuando me ponga en el lugar del otro, "en los zapatos del otro", cuando practique la “empatía”. Cuando logre la amplitud de ir más allá de mi propio punto de vista, que siempre es limitado, finito, que siempre necesita de la pluralidad.   Otro día de felicidad será cuando escriba algo que se parezca, aunque sea un poco, a la Oda a la Alegría que plasmó Schiller. ¡Ojalá pudiera! Cuando cante el Himno de la alegría de Beethoven y no olvide sus estrofas. Y mucho más, más feliz, si lo interpreto tocándolo con varios instrumentos y en todas las escalas mayores conocidas.   Creo que un día triste en mi existencia no tiene que ser necesariamente cuando vea que las cosas no me salen como esperaba, tendré que pensar que no convenía tal o cual manera, tal o cual escenario, tal o cual plan. Tendré que tener un poco de eso que llaman paciencia. Pero resulta que la paciencia no es algo que se venda en una farmacia de turno.    Creo que un día triste en mi existencia no tiene que ser precisamente cuando un sacerdote esté concluyendo el acto de mi despedida de este mundo con las palabras ya conocidas de antemano: “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”, o como decían antes, en latín: “in nomine patri, et filii et spiritu sancti”. Sólo espero una cosa en esta vida: cada vez recortar más las distancias entre lo que pienso, lo que digo, y lo que hago, entre lo que concibe mi mente y lo que hacen mis manos, entre las ideas, los dichos y los hechos. Si hay un punto neurálgico en todo esto, es precisamente éste. El día más feliz de mi vida será también... cuando tenga un hijo, porque será la prolongación o extensión de mi ser, y cuando haya más alabanza, más fe, más amor, más caridad, más esperanza, más gratitud, más cánticos, más congruencia entre la mente y el cuerpo, entre los pensamientos, los dichos y las acciones.   DÍAS FELICESII - CC by-nc-nd 4.0 - Ibrahim Fajardo Muñoz
DÍAS FELICES
Autor: Ibrahim Fajardo  490 Lecturas
LEOPOLD MOZART (1719-1787) Y SU HIJO MOZART (1756-1791): Fue un músico, un violinista y fue el padre del talentoso Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). El mismo año en que nació el súper dotado Mozart, en 1756, Leopold publicó un tratado sobre la enseñanza del violín, que era el instrumento que él dominaba. Se encargó de la enseñanza musical de su hijo que no asistió a conservatorio alguno. Y sacrificó, en buena parte, su propia carrera como músico para dedicarse a presentar a su retoño y su maravilloso don a parte de Europa. Sí, porque cuando Mozart era un niño, su progenitor lo llevó por varias ciudades europeas importantes a presentarse ante reyes y grandes personajes despertando en ellos la admiración ante el gran don de ver cómo él tocaba el teclado o el violín, cómo podía improvisar sobre un tema dado, cómo podía ejecutar música con una facilidad sorprendente. De 7 hijos que tuvo, sólo dos sobrevivieron y éstos fueron: Mozart y su pequeña hermana, Nannerl. Y como el señor Leopold era también un hombre de fe, un hombre piadoso, hizo una declaración que quedó guardada para la Historia: “Dios permitió que el Milagro ocurriera en Salzburgo”. Ahora, “el genio de Salzburgo”, empezó a escribir música alrededor de los 5 años de edad. Y murió a los 35 años. Por lo tanto, se puede decir que fueron 30 años, 30 maravillosos años en los que estuvo desarrollando el talento que el Creador le dio, creando su música, su universo de sonidos, la perfección y la belleza de su música: sus sonatas, sus sinfonías, sus conciertos, sus divertimentos, sus cuartetos, su música que fue del propio Período Clásico, también conocido como el Clasicismo. El Clasicismo fue un período de la música clásica en el que dominaron nombres como Haydn y Mozart, entre otros. Y se caracterizó, entre otras cosas, por la búsqueda de la perfección, por el seguimiento estricto de cánones o reglas a la hora de componer, por la búsqueda del equilibrio, de la armonía, de la mesura, de la belleza, pero siempre mirando hacia la razón, hacia el intelecto, por sobre las pasiones. En ese mismo período se puede colocar o ubicar al Sr. Leopold Mozart. Volviendo a Leopold, se puede decir que no hizo tanto caso a la preservación de su música como sí lo hizo con la de su hijo. Sin embargo, algunas de sus composiciones han llegado hasta nosotros y son de una gran belleza, como las siguientes: El Divertimento en fa mayor, La misa solemnis en do mayor, la sinfonía de caza en sol mayor, la sinfonía pastoral en sol mayor, la sinfonía burlesca. También cabe decir que existe una sinfonía de los juguetes cuya autoría se la atribuyen a Leopold, pero hay algunos autores que afirman y sostienen que no es suya. También hay que decir que fue un hombre de amplios intereses y que pronto dejó la Universidad para entrar a formar parte del equipo musical del arzobispo de Salzburgo. Y fue allí donde destacó luego siendo “maestro de capilla”. Uno de los momentos más duros en la relación entre Leopold y su hijo fue precisamente cuando Mozart quería casarse con Constanza Weber. Leopold consideraba que su retoño no debía casarse, ya que no tenía unos ingresos estables, estaba en precaria situación económica. Pero Mozart lo hizo sin el consentimiento de su padre, en agosto de 1782. A Mozart le acompañaría una difícil situación económica debido a sus muchos gastos y su afición por el juego, por los juegos de azar. Leopold Mozart falleció en 1787, a los 68 años de edad. Nos dejó parte de su música y dio al mundo una de las más grandes figuras de la música clásica de todos los tiempos: el genial Wolfgang Amadeus Mozart cuya obra contiene más de 1.000 composiciones, desde su niñez hasta su adultez. Y cada una de ellas es una obra de arte en sí misma por la calidad de su trabajo. Gracias a ustedes por leer y gracias por estar allí. Ibrahim Fajardo
Tuyo, no de otra, de ti, tuyo soy, tú bien lo sabes Unido a ti es como yo quiero siempre estar Y qué haría un tipo como yo lejos de ti. ¿Adónde iría? ¿Adónde? Oh, tú eres, para mí, como una diosa del Olimpo que se me presentó justo cuando más lo necesitaba.   Ibrahim E Fajardo 5 de Octubre de 2020
ACRÓSTICO (TUYO)
Autor: Ibrahim Fajardo  484 Lecturas
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ACRÓSTICO (GEN)
Autor: Ibrahim Fajardo  482 Lecturas
LOS ANAWINS: “… Entonces los justos dirán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos? (…) El rey responderá: en verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí”. (Evangelio de Mateo, 25, 37-40)   Anawin es una palabra que aparece en el Antiguo Testamento y que se refiere a los pobres. Significa: “Los pobres de Yahveh”. Desde abril de 2003, en la parroquia Nuestra Señora de La Paz, en Montalbán, Caracas (Venezuela), se viene realizando todos los sábados, la ayuda a los indigentes, los hermanos Anawins. Vecinos de Montalbán colaboran con alimentos, con ropa, con su tiempo y su disposición. El párroco de la Iglesia ha manifestado en las misas a toda la feligresía que la idea es que esta obra crezca con el tiempo, teniendo siempre en cuenta que la atención debe ser integral, que es necesario hacerlos sentir partes de dicha obra. Un sábado corriente en la Iglesia Nuestra Señora de La Paz puede ser descrito de la siguiente manera:A partir de las diez de la mañana, los hermanos Anawins van llegando. Unos llegan solos, otros en familia, cargando con sus pequeños. Poco a poco llega la gente a traer sus colaboraciones: ollas con comida, bandejas con cambures, con panes. En la cocina, un grupo de señoras se prepara con sus delantales. Antes de empezar a atender, todos los voluntarios hacen una oración, tomados de las manos, ofreciendo el trabajo de la jornada a Dios. Luego empieza el movimiento, la acción. En promedio, cada sábado comen unas cien personas. Como la atención debe ser integral, también se realizan consultas médicas, hay al menos tres médicos colaboradores que prestan su ayuda.   Los Anawins deben ir a recibir una muda de ropa e ir al baño a asearse. Hecho esto, deben esperar su turno para comer. Y cuando se sientan a la mesa, se les enseña que se debe dar gracias a Dios por los alimentos recibidos. El jugo de naranja es una constante todos los sábados. Hay un grupo de voluntarios que se dedica a sacar el jugo de naranja. También es constante la gelatina para los niños y la cebada para las mujeres embarazadas. Colaboradores van de un lado al otro llevando platos, sirviendo, señalando puestos libres para que otra persona se siente a comer. En la cocina, las señoras siguen sirviendo la comida caliente con asombrosa agilidad. Muchos Anawins, luego de haber comido, suelen pedir a ver si pueden llevarse comida en envases. Pero a veces es difícil hacerlo porque siempre está llegando gente a comer y los recursos son “limitados”. De existir la posibilidad, de haber sido atendidos todos, se les da para que se lleven comida si queda. Ya a eso de las dos de la tarde se les ha atendido a todos. Aún entonces queda trabajo por hacer: recoger las bandejas, recoger las sillas, desmontar las mesas, terminar de fregar las ollas, barrer, botar la basura, entre otras cosas más. Los Anawins poco a poco se van yendo, cada uno irá a sitios muy lejanos, solos o en familia. Muchos de ellos volverán la semana próxima. La Iglesia queda luego en el silencio. Parece como si no hubiera pasado nada, pero en realidad las paredes y las estructuras de la Iglesia han sido testigos de que algo ha pasado, de que se ha hecho algo por calmar el hambre y la sed de mucha gente. Es sabido que aún queda camino por recorrer, pero por más camino que quede por andar, si existe la cooperación, la disposición, la voluntad, si cada uno pone su “granito de arena” es mucho lo que se puede lograr y de gran forma.
LOS ANAWINS
Autor: Ibrahim Fajardo  480 Lecturas
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SONETO AL AJEDREZ
Autor: Ibrahim Fajardo  475 Lecturas
SONETO SOBRE JESÚS   Oh, la Luz Divina es Jesucristo El Camino, la Verdad, la Vida Su reino es de Amor y de Justicia Como Él, nadie se ha visto.   Príncipe de paz es Jesucristo Hacedor del bien, dador de vida Murió en una cruz por darnos vida Y lo encontraban en los pueblitos.   Sanó a enfermos, curó a leprosos La gente se le acercaba Pues vieron en Él a alguien bondadoso. En parábolas, al pueblo hablaba Se encontraba siempre muy gustosoY del Padre Celestial les contaba.
LA NECESIDAD DE DIOSDios es el creador del cielo y de la Tierra (Génesis 2, 4-6), quien separó la luz de la oscuridad (Génesis 1, 3-5). Dios también es un gran poeta, aunque no le hayan dado aún un Premio Nobel. Porque cuánta poesía hay en cada amanecer, en cada atardecer, en los picos de los pájaros besándose, en los peces haciendo burbujas, en los delfines nadando en el mar, en el caballo corriendo por la llanura, en la mariposa volando con gracia por el aire, en los colibríes y las flores, en las abejas que liban la miel, en el arcoíris que es como un puente de amor, que nos recuerda la promesa de Dios a Noé de no acabar el mundo con el agua (Génesis 9, 11-17). Dios es fuente de Vida y de Alegría. También Dios es autosuficiente, es Omnisciente, Omnipresente y Omnipotente, Él se basta a sí mismo. Sin embargo, Dios necesita del humano y lo necesita de muchas formas, en una “aparente contradicción”: Dios “necesita” que el humano escuche su Palabra, que la medite en su corazón y que luego la lleve a la práctica, al día a día, para así hacer de éste un mundo mejor; “necesita” que las manos de los humanos ayuden a su hermano necesitado; “necesita” que el humano se adentre en el camino que lleva a la paz, al sosiego, a la Vida, a la Salvación Eterna. Dios se basta a sí mismo, sí, pero de alguna forma “necesita” que los humanos vivan como hijos suyos, que cada uno sea como un árbol que da muchos frutos, como una paleta llena de colores. Dios está necesitado de humanos arrepentidos, doloridos, que estén en vigilia, rezando, orando, evangelizando, construyendo el reino de Dios aquí en la Tierra, que es posible, cada quien poniendo su “granito de arena”. Dios está necesitado de humanos que se alejen del camino del mal, que luchen por la verdad y se esfuercen en no decir más mentiras. Necesita de humanos que condenen al exilio las malas palabras, las burlas, el falso testimonio, la avaricia, la intriga, la envidia, el egoísmo, la maldad, la búsqueda del interés y el lucro en cada actividad humana. Ciertamente, Dios es Omnisciente, Omnipresente y Omnipotente, eso es así y será siempre así, pero “necesita” que nos amemos los unos a los otros, así como Él nos ha amado (Evangelio de San Juan, 13, 34-35), “necesita” de seres humanos que cultiven la virtud, especialmente de hombres sencillos y humildes de corazón que reconozcan que necesitan de Él, que dependen de Él, que lo tengan en cuenta y presente en sus vidas, en sus planes, en sus acciones.    Camino por las calles de la urbanización y llego a una parte donde crece el monte. Y allí me quedo un rato, mirando las florecillas silvestres que surgen allí. Y logro ver también muchas mariposas volando por los alrededores. Y eso constituye para mí un espectáculo hermoso y gratuito. Porque veo muchas mariposas posándose sobre las flores. Noto lo delicada que ellas son, tanto las mariposas como las flores. Y entonces me digo a mí mismo que Dios es amor (1era de Juan 4, 8), ternura, dulzura, trabajo, minuciosidad, pequeños y grandes detalles de amor. Y también pienso que Dios es Todopoderoso. Pero Él necesita de hombres que quieran conservar la casa de la Humanidad, el planeta Tierra. Dios está necesitado de personas que más bien se concentren en buscar los bienes verdaderos, los bienes del cielo, los bienes de arriba. Necesita de humanos que sean como ovejas, mansas, obedientes, que reconozcan la voz del Buen Pastor, que formen un solo rebaño. Dios “necesita” de hombres  que tengan una fe viva, una ardiente caridad, una fe viva con obras, con hechos, con hermosas muestras de amor, que sean como los árboles que dan frutos, porque esos frutos Él los guardará en el Sagrado Corazón de Jesús, en un lugar muy especial. Dios “necesita” de oídos que oigan, de ojos que vean, de corazones que se abran como una flor cuando quiere ser acariciada por los rayos del sol. Además “necesita” que los humanos oren o pidan por sus hermanos para que así pueda haber muchas conversiones a Él, para que de esa manera, muchos hermanos vivan pendientes de Dios y no de espaldas a Él.           Dios es autosuficiente, se basta a sí mismo, claro que sí, es Omnisciente, Omnipresente y Omnipotente, siempre ha sido así y será así, pero de alguna forma “necesita” de los humanos y su colaboración, en una “aparente contradicción”, porque Él es espíritu (Evangelio de Juan, 4, 23-24) Él es el padre de los espíritus y necesita de nosotros que somos espíritu, alma y cuerpo (somos espíritus encarnados) y que somos sus hijos que estamos de paso, de peregrinación, en esta tierra, en este mundo, y que podemos hacer uso del libre albedrío para que algún día nos encontremos con Él ya en la plenitud de la vida inmortal. Amén. I. F.
LUCEROS EN LA DISTANCIA Un lucero en la distanciaMe señala un camino¿Adónde llevará esa senda?¿Conducirá a buen destino? Otro lucero en la distanciaSe dibuja y desdibuja¿Acaso no me mostrará su camino?¿No llevará a buen destino? Bajo el techo donde habitoRecibo sus luces lejanas Tan brillantes como los ojos del AmorTan antigüas como la Música.  ¡Oh, distantes luceros! Pobladores del firmamentoEn el silencio ustedes brillan y "saltan"Pero callados siempre los veo. Tarde o temprano llegará el día En que me sumerja, con ustedes, en el infinitoEso es más que seguroPorque, antes que todo, soy finito.  I. F. 
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MUNDO AZUL
Autor: Ibrahim Fajardo  437 Lecturas
 SONETO Nº 2 SOBRE JESUCRISTO Jesucristo, el cordero de Dios Que quita los pecados del mundo Se le siente en silencio y en profundo Él es la Luz Divina, Él es Dios.   Jesucristo es también El Buen Pastor Su voz la oyen sus ovejas A nadie solo lo deja Y dijo, en la cruz: “Perdónalos, Dios”.   Jesucristo es la vid Nosotros somos los sarmientos Y su reino no tendrá fin.  Jesucristo, El Alfa y el Omega El amigo fiel, principio y fin Del Paraíso, nos abrió las puertas.
 ANTONIO VIVALDI (1678-1741):Compositor italiano, de Venecia. Su padre le enseñó a tocar el violín, que fue el instrumento predilecto de Vivaldi durante toda su vida. En 1703, fue ordenado sacerdote, por eso fue conocido, posteriormente, como el “cura rojo” porque era religioso y tenía el pelo rojizo. Pasó la mayor parte de su carrera enseñando violín y liderando la orquesta en el orfanato de las niñas de Venecia. Compuso muchos conciertos… Casi 500 conciertos para toda clase de combinaciones instrumentales. Sus conciertos fueron muy influyentes en establecer la típica forma de tres movimientos: (rápido, lento, rápido) y popularizó también efectos como el pizzicato y el silencio. Entre sus trabajos más destacados están: Los conciertos Las cuatro estaciones (1725) y su composición sacra El Gloria (1708). Vivaldi fue altamente imaginativo y sus trabajos influyeron mucho en compositores de la talla de J. S. Bach, entre otros. El concierto para dos mandolinas y cuerdas que recomiendo, entre otros, tiene tres movimientos, a saber: Allegro, Andante, Allegro. Tiene una duración aproximada de 11 minutos. Y está escrito en la tonalidad de sol mayor. Es una obra hermosa, como muchos conciertos, de este famoso compositor veneciano, quien fuera uno de los grandes maestros del período barroco. JOHANN PACHELBEL (1653-1706): Compositor y organista alemán. A pesar de que escribió una buena cantidad de música, de las cuales sus variaciones corales para órgano y el Magnificat son destacables, a pesar de eso, hoy en día se le conoce principalmente por una sola pieza, el famoso y popular Canon en re mayor. El canon, en re mayor, es una obra hermosa para cuerdas que dura cuatro minutos aproximadamente y es quizá una de las obras más conocidas de ese período barroco. Es muy probable que el lector haya oído y escuchado esta bellísima pieza. Que disfrute el lector y el melómano.  DOMÉNICO SCARLATTI (1685-1757): Compositor italiano e intérprete del teclado. Hijo del compositor Alessandro Scarlatti. Durante un tiempo trabajó como asistente de su padre en Nápoles. Su padre lo envió a Venecia donde probablemente conoció a G. F. Handel y Antonio Vivaldi. Se dice que él tuvo una competencia con Händel en la cual éste ganó en el órgano, pero Scarlatti ganó en el clavicordio. Ya en el año 1723 fue tutor de la infanta española (luego coronada como princesa) María Bárbara. Él estuvo a su servicio durante buena parte de su vida. A pesar de que Scarlatti escribió óperas, oratorios, cantatas, y otras obras, su reputación y fama descansa en las brillantes 555 sonatas para teclado que escribió para la princesa. Esa obra constituye uno de los más grandes cuerpos de trabajo escrito por algún compositor del período barroco.  Recomendación: SONATAS K 10 Y K 9, EN RE MENOR, PARA CLAVICÉMBALO. Y SONATA K 11, en do menor, también para clavicémbalo.
LOS HOMBRES-ESTRELLAS, LOS HOMBRES-COMETAS “Por sus obras los reconocerán”   Los hombres que han hecho contribuciones importantes a la Historia y a la Humanidad, se asemejan mucho a las estrellas, porque al igual que éstas brillan con luz propia en la vastedad del tiempo y del espacio.          Una estrella que tiene gran cantidad de masa ha de vivir una vida breve, relativamente “breve”, porque agota mucho más rápido su combustible en comparación con las que tienen menos masa. En forma parecida, los hombres-estrellas suelen tener una vida corta, relativamente corta, pero rica en sucesos. Ellos son también hombres-cometas. Se les reconoce por la estela que dejan al pasar por el mundo. Su vida puede ser no muy larga, pero intensa, prolífica, llena de escollos y de sacrificios, pero con un brillo atractivo para los demás.          El paso de los días, de los meses, de los años, de las décadas, no hace sino confirmar la importancia de estos personajes. El tiempo no los olvida. Más bien actúa como aliado de ellos, porque se encarga de consolidar sus legados, sus aportes, sus contribuciones, todo aquello por lo cual trabajaban. Ejemplos de estos hombres no escasean. Cabe acotar que cualquier lista que de ellos se haga estará siempre incompleta. Siempre se escaparán muchos nombres. De todos modos, pidiendo mil disculpas a quienes queden fuera de la siguiente lista arbitraria, vale la pena recordar a algunos de los que han brillado y brillan aún con luz propia:          Abraham (el padre de la fe), Moisés (el Libertador de Israel), el rey Salomón (el gobernante más sabio), el rey David, Homero, Sócrates, Platón, Aristóteles, César Augusto, Virgilio, Jesucristo (en el aspecto humano, 33 años), Dante Alighieri, Juana de Arco, Gutenberg, Cristóbal Colón, Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci (el hombre universal), Isaac Newton, Galileo Galilei, Nicolás Copérnico, Miguel de Cervantes, William Shakespeare, René Descartes, Juan Sebastián Bach, Händel, Mozart (35 años), Beethoven, Haydn, Teresa Carreño, Francisco de Miranda, Simón Rodríguez, Simón Bolívar (Libertador de cinco naciones, 47 años), Antonio José de Sucre, Andrés Bello, Benjamín Franklin, Balzac, Dostoievski, Leon Tólstoi, Julio Verne, Thomas Alva Edison, Louis Pasteur, Albert Einstein, Picasso, Gandhi, Martin Luther King, Charles Chaplin, Rómulo Gallegos, Arturo Uslar Pietri, Gabriel García Márquez, la madre Teresa de Calcuta, entre muchos otros.               La anterior es, sin dudas, una muestra muy incompleta y hasta sesgada; es imposible nombrarlos a todos, como es imposible señalar y nombrar a todas las estrellas del firmamento en una sola noche. Uno debe contentarse con mencionar a algunos de los exponentes de esta especie de hombres, o intentar buscar una Gran Enciclopedia que los incluya a todos, pero la inclusión o no de muchos de ellos dependerá, en gran medida, del cristal con que se les mire. Desde aquí, desde uno de los planetas de un sistema solar que se encuentra en uno de los brazos de la Vía Láctea, vaya un cordial saludo y un caluroso abrazo imaginarios a todos esos grandes contribuyentes de la Humanidad, personajes de acero inoxidable, resistentes, a toda prueba, al inevitable óxido del tiempo.
El Padre amoroso ama al unigénito Hijo El unigénito Hijo ama al Padre En Él tiene sus complacencias el Padre El Espíritu Santo, en el amor, los bendijo.   En el arcoiris, ellos están El puente de amor de bellos colores En el sol, en la luna, en las flores En la lluvia y en el desierto están.     En la mariposa que vuela En la hormiga que trabaja En el niño que va a la escuela.   Tres Divinas Personas En el cielo, están, estarán y se aman sin cautelaY su Amor se renueva en cada amanecer, en cada alba.
MICROPOEMA 1: “Haz el bien sin mirar a quien”, dicen algunos. ¡Y esto es cierto! Al que actúa bien, le tiene que ir bien. Por razones de la misma lógica. ¿No te parece algo lógico?   MICROPOEMA 2: Vivamos, mi amor, nuestro romance. Ya sea que lo vivamos en América, o en Europa, o en Oceanía, las sábanas serán testigos de lo nuestro, de nuestra pasión, de nuestro cálido romance.  Ibrahim Fajardo Marzo de 2021(Copyright)
     Mucho antes de crear al Hombre, Dios se había dedicado a hacer de la Tierra un lugar hermoso, habitable. Había creado y esparcido por el universo el hidrógeno y el oxígeno. Había fusionado estos dos elementos para formar un maravilloso y vital líquido: H2O. Había creado las estrellas, las galaxias, la vía láctea, los cometas, los asteroides, los planetas y los satélites, nuestro sistema solar, con sus planetas y sus respectivos satélites. Había creado también la hermosa luna para que acompañara siempre a la Tierra. Había creado además la música, la danza y la poesía para que acompañaran siempre al humano en sus alegrías y en sus tristezas, en los sostenidos y los bemoles de la vida. Había creado las plantas y los animales. Había hecho el sol para que nutriera a la Tierra y a todos los seres vivos con su energía y su calor. Pero hubo un momento cuando Dios se dio cuenta de la fragilidad de la Tierra, de lo delicada que es, de su vulnerabilidad ante ese “gigante gaseoso”, llamado el sol. Entonces Dios pensó rápidamente en una solución eterna y creó una gran capa protectora formada por partículas de ozono (O3), oxígeno triatómico, para que absorbiera siempre la mayor parte de las letales radiaciones provenientes del sol y del espacio exterior. Dios colocó esta maravillosa “capa” en la atmósfera de la Tierra, a modo de escudo protector.       Muchísimo tiempo después, luego de la Revolución Industrial (siglo XVIII y principios del XIX en que Gran Bretaña y después Europa continental sufrieron una serie de transformaciones económicas y tecnológicas, como nunca antes en la Historia de la Humanidad) y con el crecimiento de la población mundial, con el transcurrir del siglo XX y de los primeros años del siglo XXI, el humano ya le ha hecho grandes agujeros a esa “capa” protectora y continúa destruyéndola, poco a poco, paso a paso. El humano, impulsado por la irracionalidad, por la irresponsabilidad, por el egoísmo, por la falta de amor, por la falta de respeto por su propia vida y por cada forma de vida de este planeta y por las generaciones futuras, continúa destruyéndola, esa capa maravillosa. La Tierra pareciera estar respondiendo ante tantos maltratos. Recuerdo que había una profesora, en bachillerato, en la materia Ciencias de la Tierra, que nos decía algo como esto: “Yo nunca he visto alguna ballena lanzando petróleo a los mares y océanos, nunca he visto que alguna criatura de la naturaleza fabrique químicos que destruyan la capa de ozono, solamente el humano”. Eso es muy cierto, las demás criaturas no hacen sino conservar el medio ambiente donde viven. Porque saben, de alguna forma, que destruir el medio ambiente es acabar con ellos mismos.     Con fortuna, existe un remedio para esta locura destructora y esta tendencia hacia la propia aniquilación: debe el Hombre enamorarse de la vida, enamorarse de verdad de la Tierra, reconocerla como “madre” y hacer todo lo posible por no abrirle más agujeros a la “capa” que la protege tomando las medidas necesarias, valorar lo que Dios nos ha dado, que es muestra de la prevención de Dios, de lo minucioso y detallista que es Dios, que es muestra de un amor sin límites, de su amor ilimitado (Primera carta de Juan 4, 16).Ibrahim F. 
ODA A LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827): Beethoven, me deleito en tus divinos pentagramas Naciste, viviste y moriste para y por la música Has dado alegrías con tus obras a muchas almas Fuiste enviado del cielo para hacer celestial música.   Beethoven, creaste tu propio universo de sonidos En él te recoges, te expandes, te alegras, te entristeces Me extasía cómo empleas los bemoles y los sostenidos Y obras de diversos géneros las plasmaste con creces.   Tus nueve sinfonías son un tesoro de la Humanidad La Heroica, La del destino, La Pastoral, La Coral Fuiste un hombre que también tuvo su dificultad Pero fuiste un valiente pudiendo a ella superar.   Tus treinta y dos sonatas para piano Son un legado en cuanto a éste se refiere Tocando Claro de luna, Appassionata y Patética Hoy muchos grandes pianistas te lo agradecen.  Tus bagatelas, tus conciertos, tríos, cuartetos y ópera Es maravilloso ver cómo los elementos en ellos operan Beethoven, un poco orgulloso y hasta huraño Pero tu talento creció siempre, enorme, año tras año.Beethoven, no sería igual el mundo sin tu música Fuiste y siempre serás El genio de Bonn El mundo no sonaría igual sin alguna de tus musas Acordes y arpegios hoy hablan, y no se callan, de tu pasión. 
ODA A BEETHOVEN
Autor: Ibrahim Fajardo  407 Lecturas
¿Por qué tengo que andar mendigando tu amor?Soy, tal vez, un mendigo que te extiende la manoPara pedirte tu cariño, para pedirte tu calor,Pero tú no me haces ni caso y siempre pasas de largo CORO:Niña, dame tu cariño, Niña, dame tu calor, Niña, dame de tus besos Niña, dame de tu amor, por favor, por favor, por favor.   ¿Por qué tengo que andar mendigando tu amor?Soy, tal vez, un mendigo que te extiende la manoPara pedirte tu cariño, para pedirte tu amor, Pero tú no me haces ni caso y siempre pasas de largo. IR AL CORO 
Cada vez que sonríes, te haces más bellaCada vez que sonríes te admiran las estrellasCada vez que sonríes, eres como la lunaQue durante la noche va mostrando su hermosura. PRE-CORO: Eres eso y mucho más, cada vez que sonríesEres eso y mucho, mucho más, cada vez que sonríes CORO:Sonríe y ya tú verás que miles de flores se abriránSonríe y ya tú verás que la vida también sonreirá Sonríe y ya tú verás que miles de puertas se abriránSonríe y ya tú verás que la vida también sonreirá. Cada vez que sonríes.   
"El universo es una cosa grandiosa. La mano de Dios está en él. Fue entonces cuando Dios hizo SUS MEJORES VERSOS, soñando, pintando, creando EL UNIVERSO"Ibrahim Fajardo(Copyright)
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ACRÓSTICO (AMÉN)
Autor: Ibrahim Fajardo  392 Lecturas
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ACRÓSTICO (BACH)
Autor: Ibrahim Fajardo  388 Lecturas
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