• HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES
HERNAN
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  • País: Argentina
 
El puñal hermético y la noche virtuosa  que asesta en el corazón amante su lujuria... La rosa sangró restituyendo el predominio del sol en el crepúsculo inverso. Recien  habló mi ser con mi alma, cuando mis carnes dormidas sobre esos ríos y esos valles que tienes preparado, luego que  la angustia se disipe. Este abrazo que se dan nuestros cuerpos, apaciguados, intransferible, únicos; sedosos como el velo traslúcido de mi paladar cuando tus labios traen el rosado del cielo… Posase la esfera celeste de la angustia con esa piedad que tiene tus manos en mi cara, con ese estar coexistiendo lo noble de tu alma y mi espada. Reverencia que te nombra, instancia que te desea, cuando los planes del orbe se juntan para proclamar nuestra realeza y esa piedad que nos recorre sin más reino que mis lágrimas. HERNAN ALEJANDRO LUNA FRINGES  10 de diciembre de 2011.    
Concreta tu dicha y ese silencio constante que adormece y desalienta. Esa parodia que agiganta la magnitud de los salmos noctámbulos. Silencio que somete al alma al fulgurante desliz, que disloca el otoño en fracciones ínfimas, volátiles, de reyertas injustas y malditas.Poséete, asume los designios y la vida que trasciende. La opinión contraria de la gente. Ama lo incierto la elección de los días y la penumbra de tu sombra; donde el haz no penetra, donde las banderas retroceden.Adora las contrariedades del amor desolado, del versoProscripto, del encuentro prohibido del beso perverso.Asume tu fetichismo ascético el singular dictamen.Prospera en tus ansias seglares y báñate al sol desnuda:Impropia pero segura tu castidad regresa consternadaa estos brazos que eligieron sostener la dicha de tu llanto.Ven adora, escinde, posesiónate de lo mío, espárcete… Sé nuevamente esa primorosa dulzura en mis labios.Sé tenaz dicha de la miel compartida por mi boca. Ese sabor intenso de tu piel flagelada por mi cielo.HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES 2006
Ahora digo lo que no pude decirte y lo que no pude decirte es un olvido repetido que la memoria disconforme se niega a borrar de su pasado. HERNAN ALEJANDRO LUNA FRINGES
Ah, ese cielo que se cae en diamantes y guirnaldas eléctricas…                       Esa infinitud del  amor y el cosmos… Mis ojos reflejan ese deleite de las luminarias mientras gira el dolor y el amor perseguido por la muerte. En algún camino de esta vida quedamos juntos. Quedamos solo,  mirándonos como dos fuegos enfrentados. Mis ojos, dos ocasos. Esa noche, tu piel expresaba la magnitud de la palabra. Me asomo como un indefenso niño al pozo de los sentidos. ¿Adónde encuentro mi tristeza perdida?… ¿Adónde me dejaste si era tu preferido? -Solo soy un niño perdido… -¡Qué  bastedad!… Esta extensión imposible, sin tu mano tu amor se aleja. Mis lágrimas se deslizan por mi cuerpo.  Mi gemido tenue que se entristece de mi debilidad. ¿Adónde iré sin mí, sin mi alma, sin esos recuerdos?  Las estrellas me sepultan: son diamantes crepitantes y es tan grande mi piedad que hace el amor me compadezca. Amando cada instante, -pasé amando en esta vida-. Pasé con mis labios besando labios, labios infinitos… Pero mi amor es tan grandilocuente como no estar. Mi niño me toma de la mano y vamos desparramando tristezas. Esta es la balada del niño solitario   que espera sentado frente al mar, el regreso de su amor acongojado. HERNAN ALEJANDRO LUNA FRIAS  15 de agosto de 2011.
Y este amor que no termina… Mira esa inmensidad de todos estos cielos superpuestos… Mira morir la sangre de los hombres sin almas… Yo amor te espero sentado a la vuelta de la esquina… Mientras mi mano toma el vaso del tiempo y se lo lleva a los labios… Te bebo amor en esta instancia de sembrar mi simiente por el cosmos. Y tú aquí sobreponiéndote a la rudeza de mis palabras sobre tu cuerpo. Me nace, nacemos de esta cruel tiranía de los cuerpos que se amaron… Eres mi madre y mi padre sucumbido cuando me pariste… Y la sangre redime y crea una constelación de soles con mi semen. Amor no es extenso este cielo de miserias, mira el mundo matarse… Mira la noche en su vuelo negro, sobre tu pubis y mi órgano erecto te procrea. Somos ese ser apareado, pareándose como dos almas en una danza esquiva de besos Nuestras carnes, nuestro suelo, nuestro cielo y esta red de venas y de versos. HERNAN ALEJANDRO LUNA FRINGES  13 de diciembre de 2011.      
[El amor sobrevive y se traslada a mundos extraños…] Los soles eran iguales, apartados, quizá por un espacio de negrura, propios de las dimensiones del universo. La ruta terminaba en el medio de ese límite  imaginario y el cenit. El planeta era azul  y habitable semejaba un paraíso selvático. Los seres habían desarrollado una estructura social vertical de mandos. Copiaron la tecnología humana, pero no llegaron a comprender algunos motivos de esa cultura remota. Nina aferró la mano de Gilberto y recordó que habían nacido el mismo día de una conjunción planetaria. Su padre Aristóbulo le había contado que el séptimo planeta que se alineo aquella noche era una piedra azul llamada Agua, semejante a Odeón. Odeón era azul y neblinoso por las selvas profusas y las lluvias convectivas incesantes  se precipitaban cuatro veces al día. Las temperaturas eran constantes todo el año y las sombras escasas por la acción intensa de Tirano y Nerón los dos planetas que en perfecta sincronía danzaban desde el origen de la galaxia. La máquina voladora se precipitó en un mar espumoso y vibrátil que por aquellos tiempos iniciales. La luz fue tan intensa que la atmósfera de Odeón centelleó semanas… La tarde era buen momento para tomarse de la mano y caminar por esa planicie perenne o internarse en el bosque acuoso. Nina abrazó a Gilberto mientras algunos de los soles declinaban sobre su eje y se ocultaba entre las montañas escarpadas y cubierta de nieblas espesas. Los colores se perdían en marañas confusas y se disipaban en una extraña paleta en la lejanía. Gilberto observó con insistencia el resplandor…Entró por su pupila excéntrica, rasgo que lo caracterizaba,  y encendió sus neuronas recargando las sinapsis de su cerebro  que crecieron, se entrelazaron y proliferaron. La imagen al principio informe se fue aclarando hasta saber que en realidad se llamaba Sergio y que en aquél cuerpo había estado atrapada su alma en una existencia anterior. Supo que Nina era Esteban su amante, su pareja. Habían pasado por el tubo conductor tornasolado de energías. Cayeron para amarse en un nuevo mundo vaporoso, cordial, inocente. Algo poderoso les dio una nueva oportunidad. Sus cuerpos se sentían complementarios, coincidentes, nadie se opondría…El renacer de sus vidas, hacia más inmensas las estrellas que centelleaban. Se besaron,  pero Nina nunca supo que en aquel desliz de los segundos transformarían sus conciencias dotándolos de la sabiduría humana. HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES 13 de noviembre de 2001                
En la ciudad el único que comprendía la realidad, la dimensión de las cosas, el peso de la lluvia, ese era Simón. Había nacido al final del tiempo de la cosecha, sus ojos eran infinitamente claros, límpidos, sin las impurezas de la maldad, que carcomía a los seres impíos. El fuego estaba encendido siempre. La gente se reunía en derredor de grandes fuentes de calor, en el centro y de manera concéntrica se abroquelaban con cierto orden, estas criaturas absorbían el calor, mientras la noche de aquel planeta transcurría con su esfera irrespirable. Los cambio de la atmósfera habían transformado sus órganos y la adaptación dio lugar a una compleja simbiosis de las criaturas con ese mundo extraño y sangriento. Clarisa lo había protegido y disimulado sus dones de tal manera que nadie sospechara. Lo mantuvo en resguardo en la hora que los jóvenes eran iniciados. La sangre de los devotos debía ser derramada. Los ojos eran entregados en sacrificio a los dieciséis años, solo se pensaba en cumplir el mandato de la colmena. Simón podía leer los intricados símbolos que el cielo perpetuaba en la hora del ocaso. Esa infinidad de colores, de miles de destellos que su piel podía discernir con una precisión imposible. Leonel estaba dispuesto al sacrificio, sería un honor inmolarse por Simón. Intercambiaron olores y sus prendas asumieron la personalidad y la prestancia de Simón. Nada impediría que la noche llegara y en el atrio central del templo los insectos se reunieron con grandes zumbidos y guturales gestos para proceder al rito. Había llegado lejos de mano de Clarisa, ella lo amaba más que a sí misma. Estaba conforme con aquella entrega suprema de su hermano Leonel. El amor por Simón la llevaría al otro lado del mundo.   El viaje había sido prolongado y fastidioso, en aquel lugar se decía que los seres eran como dioses alados. Vieron a Simón y todos aquellos quiméricos seres se postraron ante Simón. Lo subieron a un gran carruaje con escolta militar. Cerró sus ojos, al despertar el sol empujaba la seda de las cortinas de la ventana, se aproximó y pudo ver a Clarisa, su pecho colgaba sobre una gran mesa de piedra. Aquellos seres devoraban su corazón y otros sus viseras. El sacerdote mayor gesticuló y la colmena se disponía a coronar a su nuevo rey. Al beber la sangre del cáliz su suerte estaba echada. Clarisa viviría eternamente al mezclar sus sangres. Una lágrima se deslizo sobre su mejilla y pudo fundirse con su amada. Su cuerpo traslúcido se esparció…, la multitud quedó en silencio. Atónitos una suave brisa se interpuso elevando una esencia dorada que al penetrar por los pulmones de esa multitud y bajar a sus pechos, un fuerte latido los estremeció. Sus cuerpos ahora podían interpretar el significado del amor. HERNAÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES            
Relato. (Parte II) [Para quienes aman la esperanza y la templanza del amor.] Cuando Sergio esperó, lo hizo sabiendo que el momento apropiado llegaría. Como su cuerpo era un fluido inmaterial, la luz del día los hacía traslúcido, invisible a las banalidades de los seres humanos. El crepúsculo siempre fue su momento preferido, era ese instante en que algo le recordaba a miles de soles pasados. Los ojos de Esteban eran marrones claros como la tierra recién humedecida y sus cabellos parecían tan finos en su textura, con esa semejanza de los gratos aguaceros que la tarde solían golpear inesperadamente la piel. Recordaba lo inestable que le resultaba obviar los detalles de su existencia pasada. El tiempo ya no tenía un significado, ni era relevante estar expuesto a la intemperie, ya su piel era tornasolada, huidiza, como una fina película de aguas comprimidas por manos gigantes; aguas de un estanque que niños etéreos arrojaban piedrecillas, que al romper el espejo del cielo, en perfectas ondas inestables esparcían el polvo del universo. Sabía que estaba muerto, que el nuevo estado de su materia corporal, era una manera organizada de sentir, de percibir mundos jamás imaginados y que su naturaleza se expandía y se dilataban sus sentidos magnificados por un designio imperecedero e inexplicable. La línea del horizonte ensanchaba el drama del Cielo y de la Tierra -¿Quién se sustraería de aquella lucha milenaria?-. Sergio reparaba en aquellos detalles. Apoyó su cabeza y sus hermosos cabellos oscuros se desparramaron sobre la loza fría. Dios había permitido el paso de tres mil millones de giros a nuestro planeta y billones de auroras y ocasos se sucedieron mientras la piel dorada de Sergio permanecía inconsciente. La luna era plata brillante contra un fondo oscuro intenso, como una cortina de pana cubría el escenario del cosmos. Sintió ese toque de ternura que viene de afuera, ese algo que uno no puede discernir con plena conciencia. -¿Por qué al fin al cabo, qué es el amor?- ¡Qué alguna alma sabia me lo diga! –Inquirió para sus adentros-. Suave fue la luna magnética colgándose…Ante sus ojos fueron apareciendo los ojos de Esteban hasta quedar emparejados a una mínima distancia. Un fulgor de risas lejanas y destellos de cálida grandeza sobrevoló enredando de perfumes livianos como de la piel al ser amada por la flama. En los días subsiguientes, la luna del mes de noviembre era acompañada por místicos resplandores, que se intensificaban en las primeras horas de una primavera, acrecentaba el amor en los adolescentes. Muchos decían sentir la presencia de los amantes y al dejarse invadir por las caricias de esa luna incomparable, hasta despertar desnudos bajo un nuevo cielo preñado de estrellas incandescentes. HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES 12 de noviembre de 2011.        
(Relato - Déjate llevar, el corazón también comprende). Había tratado de encontrar una razón a su vida. Comprendo esa, su edad, se puede decir que sentía las mismas dudas, la misma indefensión, el mismo drama de la existencia. Eso que nos llena de amargura y nos hace padecer desde nuestro interior agitado. Cuando uno cae, busca  apoyarse en algo y al final se levanta y prosigue su marcha. No todos tenemos esa firmeza. En fin, algunos somos más frágiles: rencorosos, inseguros, defectos evidentes y vulnerables ante ciertas situaciones. Diecinueve años es algo muy bueno, pero no todos lo soportan, es una edad que marca el límite de nuestro mundo y el de la vida real. Es enfrentarse al mundo. Las criaturas humanas somos tan complejas –pienso-, mientras veo un documental en la TV sobre el rescate de un alce en un río helado de Canadá. En ciertas circunstancias podemos causar un gran dolor aun aquellas personas que amamos o por lo menos eso creemos. ¿A dónde me llevan todas estas reflexiones? –No lo sé, me digo-. De todas maneras no es fácil ser gay en una sociedad tradicionalista, machista y hermética como la jujeña. Sergio siempre planeaba liberarse, viajar, salirse de alguna manera del esquema, romper el estereotipo que le planteaba su “casa”, bueno en realidad su padre. Sabía los comentarios que su sexualidad provocaba. Pero nadie podía sentirse como él, estar en su piel. ¡Padecer! Su existencia transcurría en un garaje de mala muerte, sin puertas, ni ventanas, sin la intimidad que su cuerpo delicado y moreno requería. Siempre fue un estorbo, un chico oscuro sin sueños profundos…Ese era el pensamiento general de sus tres hermanos varones. Encima demasiado afeminado para ser mostrado o tenido en cuenta en decisiones trascendentes. Subió al bus que lo llevaba lejos…, había pasado horas viajando. Se bajó, y cuando nadie parecía que lo buscaría estaba Esteban sonriente, un joven de treinta años o más. Le habló de cosas tan humanas y tiernas que nadie más podría decirlas. Y así pasaron bellos días transparentes con esa brisa que se siente en la piel y el alma. Cuando Sergio abrió los ojos Esteban estaba muerto a su lado, nunca imagino que a Esteban le quedaba poco tiempo. Su futuro se cerraba mientras miraba por la ventanilla del transporte urbano. Indiferente, nostálgico por la ventanilla observaba sin entender, cuando vio la oscuridad de los ojos de su padre reflejado sobre el vidrio. El vehículo cayó por el barranco, dio varios tumbos…La noche comenzaba nuevamente en su eterno circuito. De la negrura cortante se pasó a un silencio profundo. Sergio dejó de respirar y su cuerpo delicado fue trasladado a la morgue sucia del pueblo. Nadie solicitó sus restos y la tierra árida devoró sus carnes. Alma que los hombres dejan en desuso. Un día no establecido, Sergio pidió una excepción, que prontamente le fue concedida y se sentó sobre su tumba en la espera de que Esteban despertara de su sueño. HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES  8 de noviembre de 2011.         
Es el centro de la poesía, porque es la poesía. Lo ancestral  del “eros poético” es que se contiene a sí mismo. Rige el mundo sensorial y es el motor primero del  alma poética. Atiende a los instintos y compulsiones físicas del cuerpo. Las letras creadas en ese acto son absorbidas y vomitadas en múltiples cadencias y dan por resultado la acción poética del verbo primigenio. HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES. 05 de diciembre de 2011.
Puede que nuestro exterior cambie, se deteriore o se disperse como cenizas llevadas por el viento... ¿Pero cuanta verdad tiene el alma para subsistir? Aun así, si ella no existiera habría la necesidad de crearla. De alguna manera el espíritu crea su propia alma y hace posible su existencia. HERNÁN ALEJANDO LUNA FRINGES 04-12-2011.
La intolerancia y discriminación nos llevaron a crear un universo de persecuciones y conflictos, donde las minorías fueron desbastadas, torturadas, vejadas por un mundo temeroso de que algunas de ellas pudieran contaminar sus “mundos perfectos” y alterar su génesis degradada por la maldad y la corrupción. Buscan entonces la destrucción de la persona humana por ser diferentes en pequeños detalles insignificantes: su color de piel, su origen, su etnia, su sexualidad; como si ellos no fueran humanos, como si estos seres no tuvieran alma, y como si ellos los discriminadores tuvieran el poder de decidir y no Dios quien vive o muere en sus sociedades malsanas. Tengan cuidado los que se fijan en los detalles de la especie humana, de los que hacen diferencia por cosas insignificantes, como mostrar su cuerpo, o lo sensual de la imagen por su arte u oficio.   ¿Acaso la belleza física los ofende?, ¿o acaso la sensualidad no es un atributo erótico de Dios? Acaso la Divinidad no pone su mano en aquellos seres para diferenciarlos como ÊL lo crea necesario, siendo nuestro Padre el más perfecto y eterno de los espíritus? ¿Acaso el más perfecto nos rechaza pese a nuestras imperfecciones, debilidades y sufrimientos…? Miremos las manos de los hombres impíos que a lo largo del tiempo de la historia humana, que derramaron innecesariamente la sangre inocentes de generaciones,  solo por no coincidir con supuestos ideales que llamaron “superiores”. Aprendamos y aprehendamos de nuestras experiencias pasadas. De qué vale que sometamos a seres dulce, delicado e inocentes a las mismas premisas del odio que algunos repitieron por aquellos mandatos que creían sublimes y en sus acosos pretéritos y actuales repiten el viejo esquema, más convencidos, quizá de que su odio e intolerancia ayudan a Dios en el extermino más cruel, el genocidio, el odio eterno del hombre contra el hombre; del terror y el horror de la  guerra a los seres indefensos que solo podían ofrendar su amor al odio en holocausto. A esa bronca de los monstruos,  y solo podían oponer la simpleza de sus almas traslúcidas, ¡esos los sangrientos monstruos de la historia!  No voy opinar sobre personas individuales o por sus motivos profundos de los que discriminan. Solo hago notar la insolencia de esas mentalidades absurdas que se quedaron para morir envenenadas por sus propios odios y desidias que nada contribuyen para lograr la tolerancia en un mundo que se auto destruye a veces sin saberlo. HERNAN ALEJANDRO LUNA FRINGES. 14 de noviembre de 2011.
[Fundamentos poéticos.] El poema debe doler… Debe estallar como un “Bing Bang Unigénito”. Debe estremecernos y captarnos hacia dentro con un recogimiento del alma hipersensible. Debe dormirse sobre sueños sub-irreales y en figuras infra-reales sin tiempos, sin espacios... Debe transgredir, incitar al amor, para que el cosmos se ame y se recree. Debe asumir su inmortalidad, aunque venga de la mortalidad del hombre y al terminar su ciclo, se desmaye despojado de la nada, en un cielo infinito. HERNAN ALEJANDRO LUNA FRINGES      
Desnúdate en mi cama y veamos pasar el cielo. Sintamos este abismo de besos y caricias  en torno de nuestras sábanas y sedas: de nuestra piel plateada  por una luna atardecida. Desnúdate amor, mujer, encuéntrame en tu piel, mientras  me oculto de tus labios y de  tus pies. Sobre mi pecho camina tu alma con la frescura del fuego, de la sombra desnuda  que me habla con tu boca. Terso mi cuerpo, colosal  me habitas. Los cielos eternos de soles y llamadas extrañas: las voces de los muertos que nos amaron, los cantos del infinito deleite de querernos. Pasa por mi cama y desnúdate mujer hasta mi alma. HERNÁN ALEJANDRO LUNA  22 de agosto de 2011      
[A los que aman la profundidad del alma…, y a vos Cari por tu tierna humanidad.] Mi alma se quiebra y desvanece. Se posiciona entre ese mar extenso y las estrellas de tus ojos… La arena infinita de tu boca proclama la sed recién nacida de mis labios… Y ese cielo…, por Dios!, ese cielo…Titilante, efímero, como esas gotas de amor derramada en el ocaso… Se cierra el día para apaciguar la languidez que la sombra de la noche endulza tiernamente… Abro puertas y ventanas…, mi mano esparce ese cielo inmenso… Inmenso cielo de palabras… Inmensidad que me besa, que besa y me besa…  Besos inmensos que me siguen besando cuando el tiempo decae para elevar las esperanzas más amadas de tu ser y  mi desconsolada nada. ¡Noche y beso atravesados por tus manos y mis puñales! ¡Déjame templar contigo, mientras mi pecho resucita y resucita tomado de tu alma! HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES 03 de diciembre de 2011.    
[De nuestro sentir] He de decir que si los besos se me cayeran,  no podría recogerlos para que la distancia  entre mi cuerpo y tu alma fuera infinita. Dejaríamos de existir inútilmente. Ascender por esas columnas filosas del tiempo. Amedrentar esas geografías innatas que construyen los días y se destruyen con la noche cuando el sol dispersa su indiferencia consuetudinaria. He de decir que te amo, que te amé o que a veces te encierro sin un descanso previo. Mi verbo es necesario pero incorrecto. Los vórtices extraños como uvas vertidas sobre tu lengua degustan mis soles, mis músculos con su carga de nervios amantes y efímeros ríos de menhires fálicos e inciensos irresolutos. Descender por esos tallos que vienen de los muslos recíprocos al tacto de tus dedos como dátiles perdidos en tu boca de ámbar y sexo. Puentes que incendian las perspectivas de los grises en un silencio atroz que se combina para establecer su protuberancia pretérita de amantes suicidas. He decidido contrarrestar el sonido de tu voz, sin que tus lágrimas concurran a mi presencia. Y me salves amor y me salves cuando todo confluye y se desintegra cada partícula de tu génesis. Mi prosa descomprime mi voz, la hace etérea, lúgubre, vibrátil; vívida cadena de deidades. He de decir que nuestro convenio fenece. Nadie vendrá a discutir el proceder  de nuestro sentir. Se apaciguan las luces y los altos tacones de tus pies se alejan de mi cuarto.   HERNAN ALEJANDRO LUNA FRINGES 27 de noviembre de 2011.       
[A mi madre principalmente, a las mujeres que me amaron, a las que me odiaron, a todas…] Que me diste la vida mujer, que me diste tus labios… Que de tus manos nacieron mis manos… Se hicieron tuyas mis ternuras porque de ti nacieron mis ternuras. De tu vientre lánguido a tu sexo, me pariste para el amor. Para el amor me pariste mujer, mujer que enalteces mi vida y  haces de mí el niño que era y que en tus ojos se refleja.   Mujer mi amante sutil, sutil compañera de los sueños… Incinérame para amarme y para amarme me reconstruyes. Soy de tierra amasada, soy de polvo exiguo, soy amor tu golen.   Que me diste la vida, en esta vida, ¡qué contundencia de tu risa! Labios femeninos, sin violencia, sin tiranías posibles solo amantes… Labios y manos que atadas por mis vastos deseos tenebrosos.   Atados a mis carnes, tus dolores… Atados por tu vida mujer y por mi vida, mis dolores. ¡Mis dolores mujer, son tus dolores! HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES  02 de diciembre de 2011.          
Boca que callan, que esperan ser basadas. Bocas cerradas con labios esclavizados. Bocas desnudas, flageladas y frías.   Bocas indiferentes sin gestos perceptibles. Bocas cuestionadas por el tiempo sin un aire. Bocas amantes del mar y el sonido fino de la arena.   Bocas silentes con una daga de amor, atravesadas. Bocas asustadas por los filosos días del amante. Bocas insipientes que desnudan sus quejas.   Bocas ambiguas que sin el sexo solo besan. Bocas sensitivas que encadenan y liberan. Bocas dulcemente amables que se despojan.   Bocas con senos que se forman para enaltecer su plagio. HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES  02 de diciembre de 2011.    
¡Enciende este apagado corazón, desliza el día! Profundiza el instante sutil de su melancolía. Espero amarte arrodillado y rendido a tu alma. En este deseo que me incita a desplomarme y descender por tu boca más abajo y más distante… ¡Qué dulzura inconstante esta de padecer tu piel! Vivo lloviendo… En mi alma, el alma llora y llueve… Llueve tu alma y tus lágrimas me mojan candorosa… Aguas amargas me ahogan en su ternura deliciosa. HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES 12 de noviembre de 2011.    
Tus insinuaciones me dejan muerto, me das esa lluvia áspera de tus lágrimas. Se oscurece un rojo interminable… Concluye ese malestar del silencio con las flores y ese  perfume que hiere enalteciendo tus deseos. ¡Mátame amor con tus deslices! ¡Mátame amor con tus quimeras! Yo no digo…Solo hago que el sol se precipite. Lluvia de besos, besos besados, bocas que se besan. Infinito que traga las bocas que se incendian… Tu vida me pasa como una secuencia de indelebles caricias repetidas, de esa ventana con una imagen fija del ocaso cuando muera. Persistencia que tiene el mañana al concluir la faena del cuerpo enrojecido por la aurora. Atardece y mi mundo se avecina… Se introduce por tus ojos y sale por tu vagina esplendorosa para que nuestro hijo aullé de alegría. HERNAN ALEJANDRO LUNA FRINGES  22 -11-2011      
Quiero tener la certeza de que mis palabras no mueran y se esparzan por el universo como las lejanas estrellas… Deseo el cielo y la ternura y las caricias de mis amigos… Sí, la tuya, el que lee estas líneas de amor y dolor insuperable… Para usted que ama la vida y contempla con recogimiento los ocasos… Para vos que piensas que se termina el tiempo y es la vida que comienza… A mi corazón que se estremece con cada inspiración y sutileza. A mí mismo, que camino los recónditos lugares del  deseo… A mis enemigos que se oponen sin motivos al abismo. A la muerte que crea la vida con la muerte misma. A la soledad del mundo que comienza con cada amanecer. A todos los que tiemblan con el beso insuperable del amor. A ellos los que sufren sin saberlo… A las almas resplandecientes que hacen posible las melodías  de la eternidad. A mi Dios que puso en mi boca sus palabras… HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES      
Dame una oportunidad para ahuyentar estos vacíos… Y llenar mi dolor con tu perfume, tus carnes… y tu amor… Mañana no será lo mismo cuando  me faltes vos… Mañana vendrá el reclamo de la muerte a quitarme tu voz…   Nada debes decirme, ni arrepentirte de tu pasado… Yo vengo a ser tu presente,  para amarte  con ese desentendimiento del mundo, que solo puede importar  quien ama lo que toca o crea… Espero tu ternura, tus manos en mi cuerpo, tus labios en mi boca y en mi cuello tus ojos clavados en mis ojos… Dormirme amándote dulcemente como quien uno se muere,  para volver amar con todo  hasta encontrarnos nuevamente. HERNAN ALEJANDRO LUNA FRINGES  18 de noviembre de 2011.  
Muchos de ellos, son juegos oníricos, mi prosa se relaciona con los sueños, como mi poesías, las irrealidades múltiples, los mundos de la mente; -el ámbito de mis dominios- son los amores que me concurren, los que dejo, lo que existen  o fenecen. La realidad en mis escritos son ficciones y las ficciones realidades que no obedecen a nada conocido.... HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES 17 de Noviembre de 2011.
Mi cuerpo, tu cuerpo, la levedad del deseo. Estar de nuevo contigo donde todo se hace finito. Donde cada sustancia de tu universo se fusiona al mío... Morirme…dentro, sin más que tus ojos en mi alma. Morirme en esta tumba milenaria de tu piel acariciada...   No tengo necesidad del olvido. Ese compartir tu cama y mi semen en el abismo de tus sábanas.... Yo acudo, sintiendo mi ser en tus manos. Yo deshecho,  y devorado por esa boca inmensa del espacio.   Adormecida mi alma, se triza para amarte... Aunque destruyas  de pronto nuestro mundo,  reconstruiré el tiempo con mis manos. HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES

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