• gonza pedro miguel
gonza miguel
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  • País: Argentina
 
  - Mi soledad, un síntoma de su ausencia. A ella, siempre la esperaré, aunque mi espera sea inútil. -Tu  espera será la viva expresión del masoquismo humano, hay cosas más altas que llorar por un amor perdido. -¿Qué puede ser más alto que el amor? -El amor es esa profunda e íntima  comunión entre dos seres, si eso se rompe lo que queda no es amor… No, no es lo mismo, el pasado ya no es tuyo, sólo es tuyo ese barroco,  nostálgico recuerdo. -Me quedaré  esperando de ella ese Tónico abrazo. -¿Esperando…?  la paciencia es tu enemigo, quizás te canses de esperar. -Tanto nos esperamos y siempre a destiempo, quizás tengas razón, quizás no.   - Conformarse a esperar, esperando en la esperanza,  esperanzado en un sueño, ¿Soñando qué…? - Dicen que:  “El tiempo siempre te acomoda a tu lugar”, yo espero encontrar mi lugar. -Yo creo que la única presencia que puedes abrazar es su ausencia in vitro en esas fotos guardadas en tu celular.  Si ya  no hay palabras,  si ya están o si ya  fueron todas dichas. Sólo queda este informe de su ausencia. -La espera duele…pero a veces vale la pena. -¿Qué,  tu lengua no se cansa de tanto nombrarla? ¡Eso no es memoria, sino tormento! No mires al pasado que te distrae del presente y no miras el futuro. - Una vez, azules me miraron sus ojos y se mezclaron con el verde de mi esperanza, esperanza que jamás tuvieron mis ojos. Despuntadas las flechas que me atravesaron, mortalmente herido de amor, ahora ya no la puedo olvidar.  Qué  puedo hacer si el deseo y la pasión  mueren por manifestarse, me brotan por los ojos, se desprenden por las manos y explotan  por el pecho. -Si cruzas los límites de la razón, con  el cuerpo despedazado y roto las carnes, dolorosamente ensangrentado del pelo de la cabeza a la planta de los pies, en  agonía que arranca el alma, tanto  que,   entre un difunto y vos no habrá  poca diferencia ¿No abandonaras  la vida en lecho de doloroso duelo? -Amortiguados mis sentidos, quedando mi alma floja y sin fuerza, ¿qué más puedo hacer, sino aferrarme a la esperanza de volverla a ver? -Estas en el lugar equivocado, corriendo detrás de las fortunas que se disipan con la vida y se pierden con la muerte, engañado por la promesa de fortunas verdaderas, así la vida no cuesta nada. -Con mucha librería en los dichos, defiendes la vida,  que muchos la estiman y la tienen por buena, pero es  una verdad mesclada de mil mentiras…sin ella no se vivir. -Como tu sombra no me puedo negar, te acompañaría  vagabundo y sin provecho, representando tu tragedia por los tablados del mundo en el teatro de la vida…los recuerdos así, tarde se curan y para siempre duelen,  que lo mejor es aprender a vivir con ese hermoso recuerdo mirando al futuro, Muchas mujeres hay con espíritu  noble y titulado,  que si no  la aventajan en hermosura y verdad, no se quedan atrás.  
La espera
Autor: gonza pedro miguel  210 Lecturas
El llanto Ella –Por tu insoportable ausencia,  de mi pluma brotan  ríos de tinta, para deshacerse en la sal de mis lágrimas. Él -Si las lágrimas salen en cualquier momento, no se vale llorar, ellas, como las letras, a veces pierden su contexto. Ella -Una lágrima siempre nos deja con el cuerpo y con el alma a la intemperie,  refleja el más puro de nuestro sentimiento. Él -¿Es siempre así? Te dejo con mis preguntas rotas y mis dudas ciegas. Ella – Filosa tu pluma en la duda, entrando a matar con puño y letra firme. Ay, ay,  es una pena que el peso de una prohibición así, te  impida   llorar a libre demanda. ÉL -Ten cuidado con lo que escribes, te pueden caer como palabras invertidas, como frases sin sentido.         Las mujeres casi sin causa, siempre brotan en un llanto generoso, ya ves como  ahora, esa gota,  se seca y escurre  al mezclarse con la tinta. Ella -Si un día cualquiera, uno de esos que vienen sin haberlos pensado, de los que aparecen sin haberlos llamado, te vienen ganas de llorar ¿Qué harás? Él - Falsos perfectos me parecen las lágrimas, y en el rostro de una mujer, terrible herramienta de la manipulación psicológica. Ella – Eso salió de una cabeza sin corazón o en el peor de los casos el corazón traiciona el uso de la  razón. Desnuda tu mente y deja tu alma escuchar, que mi corazón va  hablar. Piensa en un ser  querido, entrañable, uno de esos al que si no vieras por mucho tiempo te dejara triste… Él - Yo soy de pecho amplio, de brazos largos,  listo para todos los abrazos, pero no para los llantos. Ella – En cambio en mí, estas lagrimas; son ellas,  testigos involuntarios  de mí verdad.  Verás que la piel tiene memoria, en esta gota y su sal,  queda expresado todo el recuerdo, ese “te extraño de lejos te quiero más cerca” lleno de paciencia estiradas, por eso mis ojos desbordan en  llanto amargo.       El amor o simplemente la amistad, buscan resistir al tiempo, al silencio, a la  ausencia y la distancia.  Las lágrimas  sueltan  mis esperanzas, dueña de mis cadenas, para que veas  tu recuerdo vigente  anidar en mi piel. El llanto se hace carne y en la sangre me recorre por doquier y así te llevo y te guardo, bañado en la nostalgia,  envuelto en suspiros, atravesado por llanto. Él -Esas lagrimas no devuelven un  amor, pero enturbian el alma, escóndete y llora  en soledades. Ella -El poeta es más poeta si puede, sanar sus heridas, crear sus propias respuestas,  regar sus versos con la última lagrima. Quisiera que lamentáramos juntos  nuestras desgracias y llorando  desahogáramos   nuestro tormento.  Aprende como yo,  ¡llora! Un poco de lágrimas y te  quedará, el alma limpia.   Él -Creo que perdí mi sensibilidad, hoy no siento nada, las debo haber olvidado en las ropas que me cambié o se cayeron cuando me duché, en fin, la anestesia es total, todo me parece gris. En otras letras, en otros versos quizás… 
El llanto
Autor: gonza pedro miguel  236 Lecturas
Perro de la calle En tu madriguera entre el humo de un cigarro Y el aroma de un alcohol Vas engañando a la vida, con yerba florida. Perro de la calle con tu bronca estampada, y en el pecho tatuada, la daga atorrante.      -¡Abra la puerta! Soy yo.   -¿Qué quiere?  Él espera en la puerta.  Se sostiene como puede. La sangre brota por encima de la cintura. Es extraño pero no siente dolor, sólo un poco de mareo… pero no le duele la herida. Suplica nuevamente. -Por favor, le ruego que abra la puerta…¡¡Abra carajo!! Un fuerte golpe de puño sobre la puerta resonó en la oscuridad de la noche, luego un silencio, después un ruego, una súplica, casi como una confesión. -Soy yo. Abra por favor. Se lo suplico.  Lentamente, se abrió la puerta y una sombra se divisó adentro y sin abrir del todo interrogó. -¿Qué busca aquí? ¿Qué quiere? -Necesito un lugar.  En un enfrentamiento,  el tartufo y el mono   murieron y a mí me hirieron…  Recibí un disparo en el abdomen. Apoyado en la puerta y con sus brazos, tomando el abdomen tratando de tapar la herida, que no paraba de sangrar.   Necesito un lugar, para curarme, es por unos días, je, je, si antes no me muero, tal vez,   sean estos mis últimos  momentos. -¡Menos mal que su madre no está aquí para ver esto!  Si no, se moría junto con usted de dolor. La puerta se mantenía entreabierta, mientras una sombra  cautelosa  se divisaba como oculta  cerrando el paso. Ya casi no se podía sostener de pie.  Le costaba mucho respirar, un sudor frio  recorría su cuerpo, había ya un pequeño río de sangre que bajaba lentamente por una pierna y descendía serpenteante, hacia la vereda. Al ver la gravedad de la herida Él  decide  abrir la puerta. -Pase que voy a intentar curarlo- dijo con tono amargo y tosco, mientras le indicaba un rincón donde había una cama.            Todo esto que hago, no lo hago por usted,  lo hago por su difunta madre,  Porque usted fue  su único hijo-.  Decía esto mientras se iba a buscar un poco de alcohol y unas gasas. - Claro, lo hace por mi madre, ¿alguna vez podría hacer algo por mí? Intento gritar, pero le faltaron fuerzas, buscó la cama, dio unos pasos, notó que estaba mareado. -Ni en este momento, el más funesto de su vida, ¿podría usted dejar esa actitud quejumbrosa? Agradezca que lo haga, porque no es para mirarlo satisfecho y abrazarlo.  De  todas las tragedias, el peor agobio es pensar o  preferir que el hijo que uno tiene esté mejor muerto que vivo y la peor de las tragedias es que eso se haga realidad. ¡Gracias a Dios que su madre no está aquí, para ver esto! -Mire usted, yo pienso casi igual. De todos mis agobios es pensar que mi propio padre sea el fundador de esta inquina; y que después de inaugurada él mismo reniegue y desprecie eso que él mismo promovió.  -Yo, no lo empujé a esto, fueron sus amigos.  -Yo, creo que el santo y el monstruo  laten en un mismo ser. En esta paternidad, su presencia infamante, pero indirecta me empujó a esto. Yo, hacía todo lo posible, incluso lo malo, para que usted se fijara en mí, pero eso fue sólo al principio, después… después, de tanta indiferencia  ya no me importó, ya no me interesaba, ni su mirada, ni su afecto, ni su consejo, ya no quería nada de usted. Por esto he maldecido el nombre que yo tengo de  usted, la   parte que a mí me toca la he aborrecido y si he robado o matado, si lo hice, fue porque, no tenía un padre que me guiara. -¡AH, eso no!  ¡No ponga excusas mi amigo! yo no habré sido un padre afectuoso, pero eso no es motivo para vivir y morir de este modo. ¡Mírese! Tendido ahí, en esa cama, escupiendo sangre. ¡Menos mal que Dios llevó a su madre para que no tenga que ver esta sombra de la vulgaridad! Mire como desprestigia los consejos de su madre, vea como hace inútil el cariño que le dio, ya se desvanecen en la elocuencia las recurrentes súplicas de su madre, sus largos y envejecidos consejos, ¿de qué sirvieron sus prolongados y adornados ruego? si aun así… termina vencido por la violencia de este modo. A usted no le faltó cariño, sino correctivos.  -No son escusas. Además,  mi queja no es contra ella, mí queja es contra usted ¿Alguna vez recibí de usted un abrazo, una palabra de afecto? Siempre usted ahí; agazapado en sus largos silencios dejándome fuera de su mundo sin pretensiones. ¿Alguna vez hablamos mirándonos la cara? ¿Estuvimos juntos en algún interés? Nunca un consejo,  o una palabra de aliento. Siempre tendemos a no mirarnos a huirnos la mirada y con eso ¿qué relación de padre e hijo podemos hacer?   Lo que pasa que usted… usted,  no quiere hacerse cargo de la parte que le toca,  ¡¡Si soy como soy, en parte es gracias a usted!!  ¡Por favor! Sea hombre y tenga el valor de aceptar  toda la torpeza y toda la cobardía de esa tímida paternidad de este vínculo mal prefabricado. ¡Lo juro!  En mis crimines su ausencia se vuelve sospechosa, que usted no lo quiera ver; eso es otra cosa. -¡Ah! Eso no lo voy aceptar !No le permito que piense así! Eso es por culpas de sus amigos, no mía. Nunca  le pedí que robara, incluso le decía a su madre,  “No deje que se junte con ese tal Tartufo, no me parece que sea una buena persona”. Mire… mire, como terminó, bañado en sangre  ¿Vio que  yo tenía razón? ¿Se da cuenta que mis enojos no eran infundados?  ¡Yo… yo  sabía que esto iba pasar! ¡Yo sabía!...  Me acuerdo cuando nos dijeron que estaba enfermo y lo fui a visitar en su madriguera, lo vi, usted  y sus amigos, acostados al lado de una caja de vino  y bañado en el humo de una flor. De esa  dolorosa verdad brotó  una desesperada resignación, una terrible impotencia. Desde ese momento usted se convirtió en algo irremediablemente odioso para mí, sin nada que justifique su existencia. Perdida la esperanza de que sea un hombre. ¿Qué me queda?   Ya  se adivinaba  que esos, sus gestos atrasaban, y  harían desagradecido a esos sueños. Cuando su madre preguntó por usted, para cuidar el altar de su memoria, en la que ella le puso,  quise esconder con borrones de olvido los resabios de sus malos gustos; por amor a ella guardé sus fallas, las cubrí con siete capas, adornando la historia, estudiando el sermoncito, ocultando su vida tan subida de tono. Yo nunca quise que terminara así, el camino lo eligió usted, pero no podía ser de otra forma, con esos amigos sin talento, sin oficio, con mucha calle y poca escuela; cortos de estudios ¿Qué podemos esperar? ¿Un toque intelectual? Evidente que así no tienen un bien que asegure sus esperanzas, solo les queda robar;  por que  trabajar ni soñando y con el tiempo que les sobra echarse el humo de una flor y el aroma de un alcohol hasta perecer ocioso. Un amigo comisario me contó  lo que usted hacía  con esos amigos del vicio y el recreo; Tropezando y Cayendo confundido con los malos amigos que tiene: Esos Hijos del ocio y  hermanos de la calle.  Por eso…  por eso   le decía  a su madre, para que hable con usted y lo separe de esas juntas. Cuando ella no dormía preocupada por usted, por los tiros que se sentían en la distancia, mesclados con el llanto de las sirenas de la policía, yo la apretaba contra mi pecho y la tranquilizaba. No sólo ella sufría por usted, yo también… Una fuerte contracción muscular tensó el cuerpo del joven. Desvanecido por unos instantes,  sus ojos se retiraron para atrás. Lentamente su cuerpo  se relajó y volvió a respirar, pero con más dificultad que antes. -¿Dónde está? -Aquí,  a los pies de la cama. -¿Por qué apagó la luz? -Pero si la luz está… -Bueno, no importa, lo que tengo que decir lo puedo hacer con luz o sin ella… dejemos por un momento la liberación de tantos reproches,  culpas y disculpas.   ¿Recuerda a Dorita? Ella… ella,  está…embarazada, eso me puso contento.  Me dije: Por este bebé y por ella, la mejor solución es  dejar esta vida de malandra. Ella me dijo: Especialmente a tus amigos y vas a conseguir un trabajo digno… Yo sin remordimientos ni demora  le prometí que por ella cambiaría.  En rigor de la verdad, es lo que siempre quise. Sin nostalgias acepte. Nunca quise ser como soy. Lo único que necesitaba era una escusa para cambiar… Ella me ofreció generosa esa escusa y yo estaba dispuesto a cambiar… ¡Qué bronca! Justo cuando estaba decidido a cambiar me sorprende esta  desesperada resignación de aflojar la vida. Es  horrible la impotencia de no poder cumplir y cambiar mis años de errata.  Tan juiciosa mi renuncia queriendo cambiar mi destino con el mono y el tartu  salimos a una cena de despedida. Era la última vez que los veía, después de esa cena no seríamos más que  amigos a la distancia.  Por una ironía del destino terminamos a  los tiros. Pero lo importante…es que,  ella… espera un bebe. Me confesó  que no es mío, ella… ella… no lo quería tener, me dijo que lo quería abortar…  yo, yo le roge…le suplique que no lo hiciera…le dije, qué culpa tiene ese ser para pagar con su vida los errores ajenos ¡Eso no es justo!  Le prometí que yo me haría cargo del bebe… ¡No! ¡No… diga nada! ¡Escúcheme! Usted sabe. Lo estamos viendo. Yo no voy a poder cumplir esa promesa sin su ayuda… Le voy a pedir  un único y último favor, pero no lo  haga por mi madre, si no por mí. Nunca le pedí nada, ahora… ahora,  le doy la oportunidad de comenzar de nuevo…de no cometer dos veces… los mismos errores… de ser un verdadero padre.  No todos tienen la misma maravillosa oportunidad de redimirse… Este momento trágico nos brinda a los dos… esa única e increíble oportunidad… Cuide al niño por mí.  Cumpla mi sueño.  Dé  al niño el afecto que yo nunca conocí.  Que  él tenga… el cariño y el amor de un Padre, que yo siempre quise y… que  nunca  tuve,  entonces usted tendrá el hijo que siempre soñó… cariñoso… estudioso… respetuoso…  amable… Ahora al padre, un fuego encendido le nació de pronto, el calor invadió todo su cuerpo, le sudaban las manos, la frente, su cara y sus ojos se pusieron rojos, su  pecho galopaba, las ideas alocadas y entre mescladas no le permitían hablar, sus ojos vidriosos se convirtieron en dos grandes represas que casi desbordaban y que apenas  contenían el copioso llanto. Mientras uno se encendía el otro se apagaba, tirado ahí, en la cama, un sudor frio le congeló los pies, subió por la espalda, le abrazó el pecho y congeló  las manos. Su rostro helado mostraba el esfuerzo en cada respiración, su pecho lentamente se callaba, cada latido parecía el último.  -Verá entonces usted y entenderá que el amor… que el amor… no sólo hay que sentirlo en lo profundo del   silencio y la soledad, como en secreto… sino que también hay que expresarlo abierto y públicamente,  con caricias…con fuertes  abrazos… con incontables besos y con innumerables ¡te quiero!.. A las personas las hace buenas, el amor, algo que a mí me faltó,   sí  usted hace esto por mi… si me promete que hará usted todo esto…  entonces yo…  entonces yo… lo perdono. En ese momento desbordó la catarata contenida en un llanto silencioso, en un segundo recordó las innumerables  veces en  que se  negó a ofrecer ese “sacrificio” de amor, a mostrarlo públicamente, muchas veces quiso y no supo cómo, ¿pero cómo hacerlo? si él siempre fue educado, en la doctrina de que los verdaderos hombres no dejan ver los afectos, esos sentimientos  son para las mujeres, pero aquí, frente la agonía era imposible seguir sosteniendo ese discurso. La tragedia de ese momento funesto, deja ver claramente el error de su vida, entonces se dejó caer sobre el pecho del joven, lo tomó entre sus brazos, lo apretó contra su pecho, tomó su rostro helado entre sus manos, salpicadas de sangre, lo miró a los ojos  le habló al oído como en secreto, le  pidió perdón y le juró que mientras tenga vida cumpliría ese sueño. Al joven se le dibujó una tenue sonrisa, mientras recibía un cálido beso,  no tenía ya fuerzas para responder, fue su último gesto ante la victoria que alcanzó en el último segundo de su vida, el cariño y el afecto que siempre soñó.
Es gratis enamorarse Si enamorarme no me costó nada y olvidarte me cuesta todo Es porque me valieron sagrados Tus besos, que al perderlos `perdí la paz, perdí la calma Y peor aún,  perdí mi alma.
Hechizo de luna Si te falta  un amor, Ruega al oráculo de los necesitados Con  pecho humilde y sencillo clamor Mira La luna callando los labios. De sus rayos deja, Te hagan un ser enamorado Que no habrá unión que no intente Mirada que no endulce, Pasión que no empuje, ni corazón que no embriague. Es ella, dueña que siembra con claro rayo. haz pie firme en su promesa que sabrá ella sumar corazones y multiplicar tus amores.
Hechizo de luna
Autor: gonza pedro miguel  226 Lecturas
Entre el cielo y la tierra está tu  altar, como un lugar sagrado de tu morada y la gloria.  Son tus labios seguro resguardo de mis besos profanos. Y yo me arriesgo al pensar, que ya sos mi bien idolatrado.    Yo deudor insolvente Al descubrir tu amor me arrojé sin miedo, y fiel a mi deseo, me arrebujas en tu pecho. A las caricias de tus manos me encomiendo y de tus ojos el amparo pido. El santo sello de tu amor primero, y el justo celo de tu amor quiero. Los afectos de tu pecho ruego, y el dulce néctar de tus labios deseo. Yo deudor insolvente, de tus labios versado en amores, escudriñan en mis labios los sabores y mi boca poblada de besos, acaudalada en amores, te pregona eterna alabanza y te tributa los afectos de mi pecho.
Hoy, en este día, en esta hora,  alcancé la reliquia de la dicha porque  dijo sí, a lo que esperaba. La suerte venturosa me regaló una flor llamada rosa, que por azar o por fortuna no merecen el sueño ni el olvido. Por la risa alegre que en mi ser regó; yo me encontré en su mirada perdida: Esa,  en la que miraron con dulces ojos, y viéndome adornado con tales prendas, la embadurné en mis sueños, de besos recurrentes. Retrato de un amor que dulce espero, amor que en esperando muero, si más me pides amarte yo más puedo.
Andaba yo arrastrando mi dolor, cuando la vi una mañana de enero. Ella era como yo, un poco libre y le daba algo de crédito a mi alma, de donde yo pudiera cobrar alguna esperanza, para alcanzar esa belleza del amor, que ha visto este pobre soñador. Mis ojos seguidores Detrás de ella, alas son mis ojos, llenos de contemplados desafíos. Poética obra, eres inexpresable como inimaginable, éxito sin precedente de una ilusión romántica. Torrentes de miradas se presagian inminentes, en esa geografía de fuego. Yo, la miré con muchos ojos, a  ese cuerpo que  aduce constantemente, ilustraciones convincentes, de deseos contenidos. Cuando camina: Bailan esos pétalos en su cuerpo, que sobran para estallar lo mucho que la deseo   y la vez,  acobardan la fe de mi mirada. Si tan sólo…mi  pasión fuera… soluble en su deseo.
Mi prima II ¡Oiga! Usted que anda buscando novia, le voy a contar como es mi prima, la fulana,  pá que vea en el lujo del detalle.  Échele una miradita como pá darse cuenta. ¡Cómo que si está buena! ¡No joda! le juro a usted, viene con todo un cargamento de amor, tiene dos pechos como pá tres novios y una cinturita como pá uno. Mierda, que no hay ojo que no le saque una foto con un escaneo meticuloso de esas curvas.  Cómo que no le gusta. ¡Ah! Esa fruta yo no me la como. A otro santo con esa vela.  ¡Oiga, cumpa! No se me eche pá atras  que el mundo no se deja así, sin pretensiones ¡No joda! a menos que sea cosa contra la fe, no joda, fantasía del cielo es esa niña,  échele un beso o un abrazo, tiene que servirle de algo ese primor, mire que ella tiene afecto como pa´ tres amores. ¡Ah! Eso sí… esta polvorita viene con mecha corta. No joda cumpa,  se lo digo pá que tenga cuidado. ¿Cómo que no le gustan las mujeres con carácter? No joda,  voy entrando a este circo y otro payaso me hace reír. !No joda! Ja, Ja. Que no le asusten  esas brasas que con un poco de agua se apagan hombre, no joda se puede ser bueno, pero no tanto, si ella tiene carácter usted doble la apuesta, ¿pá qué es hombre? no joda cumpa, cierre los ojos y pierda el sentido, que no se va arrepentir. Ella viene con esa sonrisa puesta que no se borra con nada, tiene un caminadito donde expresa sus libres convicciones, y un corazón que sabe de promesas únicas, y claro uno ya sabe que después de esa única promesa usted, en esos  labios latinos probará  la tutela de sus besos, no joda, sí señor, si se anima a esas curvas en el asombro serán una suerte para sus ojos. ¡No joda! No es para mí y aunque lo sea para usted, la fulana parece amarga y desabrida, pero rompiendo la dura corteza de la distancia llegará a los perfumes de los jardines y las flores. Cómo que le tiene miedo a tan divinos tesoros. Mire cumpa que la fulana no muerde ni pica. Cómo que se siente feo. No joda cumpa. Bien veo desde mi rudo ingenio y mis cortos estudios, que en el amor no hay hombre feo que no tenga algún virtuoso efecto, ni tan malo que no tenga algo de bueno, que en el mundo no hay feo ni lindo, que con poco de oración y ayuda del cielo no consiga una flor.
Mi prima II
Autor: gonza pedro miguel  243 Lecturas
De amores vides Maomeno Desmigado y desolado  Tacuneando  piedritas por la videflores        Salteadito  raleado de amoresvides Rotopulgui esperanzado en amoresenti De una venus que olvida amorisdi Todotranqui esperanzado en  la olvidanza Con un tintiyo amigo de mis nonis Berberaje que tapa berretines Única esperanza de mi única olvidanza 
De amores vides
Autor: gonza pedro miguel  256 Lecturas
Hace tiempo que oigo voces pero hoy… hoy un día en la semana, en esta hora calculada… llego a casa y no hay nadie… :/ ¿y el perro dónde está? busco comida y no !hay! llamo a mi vieja y no contesta, salgo afuera no hay nadie, espero el colectivo no viene, quiero usar el teléfono y no tiene batería :(  Ufaa. Me perdí, creo que andaba pensando, me encontré por algún lado solo dudando: Sólo me queda la ausencia. La casa, la heladera, vos, mi vieja, el mundo, ¿todos contra mí? Yo pensé, tengo un par de cervecitas y unas pizzas caseras, justo hoy que tengo una vieja historia, necesito un oído agudo para mi voz parlante y ¿Qué  pasa? ¿No hay nadie? ¡Justo hoy! Necesito saber lo que quiero y si eso que quiero ¿Es justo lo que necesito?… hoy necesito que alguien me escuche y me limpie la cabeza. 
  Noche negra Noche amarga de una vida  sin olvido, hecho de arrabales, milonga y farolitos. Noche negra y la más negras de las noches. Suena un tango compadrón y arrabalero, que la diosa del buen vino fertiliza con la luna, una a una estas penas entrelazadas. Quisiera tapar con el vino, con mujeres de trago y con amigos de la calle, hasta que este pecho se calle con un tango hechos del ritmo de una queja. Épico del orbe, son bastos tus dominios, en caderas, milongas y canyengues.  El dolor  crece fecundo, con tu huida y la resignación de tu partida. Quisiera comprar con un trago la paz que adormece los sentidos. Busco y no encuentro en esta copa de vino, a esa pebeta que misteriosa y esquiva va rodando por la esquina, de callao y puente Alsina. con el recuerdo de esa noche, de su olvido y su traición. Noche negra y la más negra de las noches. Suena un tango hecho  del ritmo de una queja; Ya que su pecho rencoroso no me encontró entrañable, que el indeciso deseo de su boca ondee  libremente. Bailongo lego que regó mi risa suelta con el vino del olvido. Suena un Tango como un himno de mi liberación. Caído el velo de mi fantasía, que aniquila mis esperanzas   y maltratado por mis celos ciegos, termino inmolado en mis anhelos, en mis deseos humillado,  enredado en mis palabras, ahogado en mis temores, y perdido en la razón. Tango, luna,  milonga y farolito. Me dejan quejumbroso en penoso daño En esta noche negra y la más negra de las noches.
Noche negra
Autor: gonza pedro miguel  231 Lecturas
El cuento vacio Descalza y en harapos, con los ojos desenfocados, decía ella, entre nuevos deseos sobre viejas carencias: Me siento más sola que la luna. Mi pecho no sabe de despedida, ni quiere, ni puede decir adioses. Mi bronca se hace nudo y el nudo se hace llanto sobre el grito que guardaba adentro llamando al que está afuera, preguntando con angustia a los presentes ¿Dónde está? Y cuando el grito sale buscando igual me sigue angustiando y esa angustia no me  alcanza para vivir. Decía ella, aguantando el desahogo, lo mismo que un amigo dijo: “La muerte es la garantía del cambio, y el precio de otras vidas” decía yo: ¿No habrá otro camino, otra ruta para el cambio?  Noche a noche aturde la astilla de la ausencia y con eso aporrea los tímpanos ajenos con gritos de dolor, llora en tres o cuatro idiomas diferente, mientras decía ella: Él es una de mis nostalgias y no hay otro que compensara su ausencia.  Llora tanto que a esta hora ya es una inundación, para caer desecha, para deshacerse un poco más, para no ahorrarse una gota de sal, con ese silencio a dos voces, mientras en la memoria se hace y deshace entre reproches, dudas e introspecciones, en esa frontera de las preguntas mescladas de melancolías entre negaciones y aceptaciones de culpas de haberlo sacrificado todo y no haber logrado nada. Preguntaba yo: ¿Hasta cuándo? Decía ella: Hasta que deje lastimar la ausencia, hasta que olvide ese nombre, hasta soltar todo ese dolor, ese desconsuelo, hasta quedar limpia o perder la razón en el intento y salir de esta experiencia carcelaria. Yo la vi sola y en silencio como rezando pronunciando ese nombre, con las manos anudadas, algunas veces levantaba las manas como si quisiera atrapar ese abrazo merecido, como si estuviera invitando a ese abrazo doble y verdadero e inminentemente suyo y en su imaginación se abrazó a él con más fuerzas que antes. Yo le  pregunté ¿Cómo estás? Ella me dijo: Como usted habrá visto aquí abundan los soñadores, amarrada aquí yo le doy libertad a mis ojos para hacer visitas, los domingos por las mañanas voy a la playa, corro por la arena, hablo un poco con el mar, le cuento mi intimidad en desorden, sus olas siempre están dispuestas a escuchar,  a veces escucho las quejas de algún viento lejano de otro mar, en este lugar las dudas, los miedos, los rencores ya me parecen remotos, donde el destinatario siempre está y el contacto nunca queda trunco  ni corre a esconderse, en este lugar la noche es tibia, el silencio no lastima y tu forma es sin falacias, a estos muros los lleno con tu recuerdo, aquí el vacio no es una opción, aquí se disfruta la serena paz de los  vencidos con la evasión como derrota, donde   la locura era la defensa obligada, la sola forma de estar vivo y soportar tu ausencia, a esa tu indiferencia bien lograda y sin fisuras…  me dijo esto con una sonrisa herida  y sus ojos secos. Yo le dije terminó tu larga penitencia.  Entonces ella me dijo: Ya no tengo coraje para salir de aquí, con mucho corazón te digo, ya no puedes arrancarme de aquí, elijo con dolor, mejor quedarnos aquí como una enmienda de mi memoria, entonces ella,  cerró nuevamente los ojos para creernos  felices.   
Pobre hombre Diré esto con holgura y atrevimiento: A veces lo quiero golpear, para apagar las infamias de sus dichos…  pero… mejor escribo algo.     Pobre hombre Que duro acero no cede ante tus afiladas uñas. Rapaces y avarientos son tus dedos, con las que llenas las arcas de tu madriguera. Como un mendigo atesoras el pan enmohecido que robas. Te crees buena persona: Yo lo niego y con evidencia lo pruebo. Imitas al gusano que pudre la manzana. Por eso a tu lado nadie descansa ni duerme tranquilo. Pobre hombre, siempre mirando el plato ajeno. Alas tienen esos ciegos ojos, lo que no lo ve, lo inventa y esa lengua de fuego todo lo convierte en cenizas. Murmurador y detractor de toda buena acción. Como la herrumbre que corroe   las cosas excelsas y dignas,  él  las convierte en viles y bajas: Emblema de la premura de su juicio imprudente. Tus cortos estudios y las escasas letras no son un freno  para esa curiosa lengua que tienes,  más de larga como de filosa ¿Quién podrá escapar de la infamia de tus labios mentirosos? Pensada ofensa de mí ser en lucha, ¿Cuál es el bien que respaldan tus dichos? Si tu oficio es de fabulador, de disfraza elocuencia. Apoyado en tus comentarios aderezados de gran ingenio para repartir maldades. No califica tu razón de nobleza: Antes retorcida,  así lo acomodas, enmascaras y lo pintas con la lengua para que calce según el talle de tu maligna idea; lo limas y lo pules, quitando o agregando según los caprichos de tu pecho. Sin miedo, ni vergüenza, sin temor a Dios: Siempre listo y en carrera, ligero  para hacer el maldades. ¿Qué buenas o dignas obras patrocinan tus manos? Si en tu madriguera tienes carta de residencia en el ocio. ¿Qué buenas obras financian tu pecho? Antes aborrecidas, declinadas y añejas son las incorregibles maldades de tu pecho, que gratuitamente regalas a diestra y siniestra. Hijo del ocio, ignorante, ciego y torpe  en las buenas obras, sabio y entendido en toda clase de malicias. No calificas con nobleza, más por tus vicios y mal ejemplo serás desechado y el aborrecido pago recibirás. Por las recurrentes  maldades  obstinadas de tu pecho: Necesitaras la muerte para que te crean buena persona… Pero ni con eso alcanzarás el abrazo sentido. Terminarás  la  vida abandonado y sin un perro que te huela.
Pobre hombre
Autor: gonza pedro miguel  222 Lecturas
El espejo Ese mágico objeto, en cuyo lazo ninguno está seguro, si se rompe con presagio de mal augurio. Espej-ismo Si te miro, un recuerdo, y si no te miro un olvido. Labriego singular, súbdito del amor, la réplica de una fantasía es tu aporte. Leo mis fútiles sombras en tu claro reflejo, cosecho así una imagen pintada a tu antojo, tejedora de pinturas ilusorias y vanas. Si ahora, la juventud a tu puerta llama, si en el espejo de la belleza te miras, vestido de salud veras lejano, el oscuro destino al que somos llamados. Verás la memoria que guardan los destinos de perdidos reflejos clandestinos, con detalle de realidades banales. Superficie sutil; resplandor y destello del eco infinito de una imagen; son mágicos, tus áridos reflejos que  a la luz natural  imitas y multiplicas la virtud de lo profano.
El espejo
Autor: gonza pedro miguel  219 Lecturas
Me quedé sin palabras…….                                 La muerte de la palabra I No puedo decir lo que pienso; no puedo pensar lo que digo. Porque oscuras y cerradas son las palabras olvidadas. Palabras aisladas y silenciadas son las palabras encapsuladas      Se han perdido tu brillo y tu color,   se devaluaron las riquezas de tus sentidos.  El error grave y profundo,   crece en este suelo fecundo    ¿Quién podrá escribir simple y claramente   lo que piensa, dice y siente    con esta palabra, herida de muerte.
El amor En el mundo no existe nadie tan pobre de afectos,  que no tenga un poco de amor para dar. El amor es aquello en lo humano, que nos acerca más a lo divino. El amor Si existe por si mismo Y lo demás por él Y si es verdad que no siempre elegimos Será entonces, no sin razón Que por la excelencia de este bien supremo Que es la causa y el efecto De la perfecta salvaguarda De la pasión humana, Por lo que, Lo bueno y lo justo existe 
El amor
Autor: gonza pedro miguel  221 Lecturas
Al Gran Comandante En pocas obras humanas encontraremos tanta entrega vital y compromiso moral en difundir el resplandor de la virtud, de la equidad y la justicia social.     Al  Gran Comandante  Gobiernos de América Latina. Con una mano de inmundicia y de codicia, juntan con sobrada y evidente avaricia, con la otra desparraman saqueo y despojo. Triunfo soberano de la brutal tiranía, de la privatizada  pobreza y el vil despojo. Le  alentaron estas ofensas, a buscar de lleno la defensa. Tu voz: Proclama de la libertad, rugió furioso en tu pecho de acero. Con euforia y arrebato, se levantaron las banderas de tu pasión. Dijo el señor de la teología del libre comercio: “Enemigo sobre todo enemigo es la vos del pueblo Seré su capital enemigo. Sirva su pecho de brutal escarmiento.” Y así, el señor  del dinero, que sabe comprar silencio quiso comprar con la muerte el olvido. Que muera o viva, ÉL no le pide clemencia a la muerte. Nada dobló su voluntad. Tanto prodiga amores tu pecho, tanto que después sabes cumplir, su entrega inmortal. Ganar a la muerte una victoria. Vencer la historia y el tiempo. Perdurar en la memoria. Por tu historia tu sacrificio y tu sangre, Vivirá tu nombre atravesado en la historia, y tu historia  enredada  en la memoria de los pueblos libres.
2 de abril Algunos dicen: Son las pequeñas cosas  que hacen dichosos nuestros días. Yo pienso muy diferente. Esas pequeñas cosas me son indiferentes, si las tengo o no, si están cerca o están lejos, no me dicen nada: Son pequeña.  Para mí,   las grandes personas son las que hacen realmente  dichosos nuestros días. Poco te alabo por todo lo que te mereces: La generosidad  de tu alma, la caridad de tus manos, me elevan, me liberan, me confortan. A la luz de mis ojos deseo:                                                                                                                                                     Si quedó en distraído silencio tu razón, con torpes y ciegos pensamientos, y veas naufragar tus razonamientos. Alcanza las más altas cumbres,            por las escaleras de los alados sueños. Recibe los dones de los que suben tan alto, de las ciencias, las artes y las invenciones. Allí donde anidan luces, verdades y sombras. Entiende así las oscuras locuciones, Del espíritu, la razón y el entendimiento. Lumbre que rompe represas de estancados errores, elevando el ingenio, raudales de tu creatividad, con caudaloso torrente natural de ingenio. Bendecida es así la pluma, la tinta y el tintero de tu mano.
Ella:  la niña de mis ojos Mi mejor proyecto, mi verso más elevado, mi sueño mejor cumplido. La razón causa y efecto de mi ser en lucha. Pondré tu nombre en un verso para que quede después que me haya ido…  que todos vean cuanto te he querido. El duende de la fantasía, pintó de realidad mí sueño, que habiendo sido humano, te hizo ser divino. Es tu sangre de tinta,  son tus manos de papel y tus labios de rima, que destilan miel. Como el árbol de la vida, son  tus frutos de poesía.
Vida Descubriendo a Borges.  Desde hoy mi maestro, mi guía. Antes no lo entendía. Ahora me declaro su admirador. Algunos textos son la llave y la puerta en la razón oscura, marcan el camino, iluminan los pasos. De: Las ruinas circulares                     ¿Qué idea más sublime no engaña?                   ¿Qué verdad más clara no confunde? Vida Encuentro en vos lo que la razón inventa y multiplica en lo falso esos dones, de esta Historia y este Tiempo, mezclados de sueño y  pasión, como otra dimensión de lo real. Vida Encuentro en vos, lo necesario de lo inútil. Reverso vano de esa necesidad fútil, impregnada  y dominada del azar. Busco y no encuentro la estrella,  ese punto cierto en el albur, entre la razón y el escepticismo. Vida       Encuentro me resignado a vivir y a morir. ¿Dónde está la frontera de mi humano ser? Busco esa esencia que mi ser esconde, en esa ilusoria y sutil ironía  llamada razón, que me dice que mi ser es y no es. ¡Oh! Naturaleza humana, espejo de las memorias, llena de ficciones y espejismos, donde nacen mis anhelos, y mueren  mis esperanzas. 
vida
Autor: gonza pedro miguel  201 Lecturas
Deseo Que la diosa del buen hado fertilice tu pluma y la riegue con el suave néctar de la inspiración y que de ella como vertiente  broten: Clara, cristalina y pura la tinta de  tu imaginación. Que en el mar de las letras, tu mente pueda nadar, y que en el ancho cielo de las ideas, pueda volar. Que tus pies presurosos, puedan alcanzar, lo que se pudiera escapar, del cielo o del mar.
deseo
Autor: gonza pedro miguel  208 Lecturas
   La muerte de una idea Encuentro mí realidad anímica  como parcelada, dividida  por estratos. Unas veces arriba otras abajo. ¡Hoy otra vez en el sótano! Cuando intento poner por obra mis palabras. Soy un ser en lucha. Un campo de batalla contra el reino del silencio y como única arma: Mi razón estéril. Necesito ayuda, un objeto, una palabra, una mirada, un algo que despierte mi imaginación… Nada… Soy una hoja en blanco, una letra sin sentido, un ser sin motivo…         La muerte de una idea Que con tan pocos y naturales dones. Tropezando y cayendo confundido. Torpe, ciego y errado en todo destino,           con inseguras,  discordes y pobres rimas: Busco la idea que misteriosa se esconde, en esos oscuros y desamparados borrones.                                                                                                Tuve una idea, pobre, flaca, desnuda. Como fruto, como criatura: vacía. Silencio dormido de una idea que muere pintada de gris, cubierta de oscuridad. Muda sordina de una idea, que mi pluma no sabe escribir.
 Luna                                                                                       Una mañana de enero, mi corazón saltó hacia el indómito mar de las letras, y la locura de mi atrevimiento, abrió el camino de mis audacias, dejando abierto las sendas, de la locura y la poesía. Quiso el azar glorioso un día, que vistiera a la luna de poesía. ¿En qué metáfora la encontraré perdida? ¿Con qué suerte venturosa le daré vida? Como a Borges. Nueve lunas acompañaron, lo que estos versos declamaron, y el alto honor que no lograron, pintar  la luna como debía… y yo, queriendo ser poeta no podía, fundir plenamente mi luna con  las letras. Luna feba  altiva y presuntuosa, dueña de sueños asustados, son tus claros  rayos guarida de miradas hechizadas.   Caripela  que mudas  con las noches, ya te  besan los sapos  en los ríos y orquesta de grillos té pregonan, profesadas  serenatas.   Capanga de la noche ¿Quién no te mira? Peregrina  eterna de los cielos taciturnos,      testigo fiel de chamuyos indiscretos, y devota ferviente de farras y fandangos.   Ya son tus mágicos reflejos, capela de los pobres y lumbrera de catreras, de ranchos y taperas
luna
Autor: gonza pedro miguel  204 Lecturas
Entre luces verdades y sombra                                                                        Yo, fortuita cosa, con mi pobre y tosco ingenio,  de pocas luces heredadas, escaso de letras en el virtuoso efecto. Pero por la gracia o la fortuna que me visitó oportuno, de un árbol de libros me hice dueño. Su brote extraje de la biblioteca de Alejandría, con sus raíces rescatadas en el río del mágico Leteo, en sus hojas anida la sabia  tinta y el dulce fruto que poetas ilustres bebieron y que multiplicaron así los versos a su antojo. De raíces atrapadas y enredadas  en la historia, el tiempo y la memoria; convertidos esos ecos en  actos,  en palabras,  se despliegan hoy ante mí, venturosos como el viento. Es así como  puedo ver que,  por la morosidad de mi escaso ingenio algunas  ideas callan   su gesto fecundo.   Por eso, ruego, imploro al Guardián de la palabra viva,  que mis ideas no sean para el olvido, que no huyan de la memoria en procesión hacia la nada, como la letra sin sentido, como esos versos muertos que no dicen nada. Ideas amontonadas en masa incoherente que fluyen sin cesar, sin rumbo ni destino, en incesante vaivén. Versos al aire, ellos corren ligero con el tiempo, con la vida y con la muerte;  inútilmente, vacíos de contenidos, como  glosas inconclusas, de palabras que no cuestan nada. Engañados por la esperanza de metáforas felices, vagan hacia una futura forma póstuma.   Líbrame, Señor, de tan funesto camino, que no sea ese el destino de mis ideas, que no mueran en el intento como esos versos que no saben, y no dicen nada.   Divino guardián de la palabra viva, si tu simiente no fecunda mis ideas: El tiempo que devora la memoria y  destruye toda inconsistencia cegará toda reminiscencia, lo cubrirá con el polvo ciego como cubre las erráticas ideas. Sobre la letra muerta pasó el ayer, sucederá el mañana. Miren  como corren presurosos los segundos, los minutos, las horas. Vean que no vive el tiempo en la memoria de versos caídos.  Inexorable corren sus influjos. Observen como la letra escrita se sujetas a sus prisiones, si fueron buenos sus sueños de metáfora renacerá eternamente, y por el Dios de la letra viva será devuelta a la memoria y quedará estampada en la historia,  pero si no alcanzaron la altura y la dignidad  las palabras quedarán atrapadas en los brazos del olvido.    Señor, guía mi discurso por  la senda de la palabra viva, que de la más ruda materia pueda brotar la letra más bella; para que, luego, cuando mire atrás, las encuentre eternizadas, atrapadas y enredadas,  en la historia, el tiempo y la memoria.   Ilumina estos pobres y flacos pensamientos, que bajo el amparo de tus alas y tu consejo, me atrevo a mostrar, a todos los corregidores,  a  los que son y los que serán los sensores: Tribunales de la calle a jueces y fiscales, las virtudes  y los dones de esta pluma.
El alma poeta …Con permiso del cielo Dios me ha dado vida para que escriba y tiempo para que la corrija, que alguna idea misteriosa  y digna diga y otras que conveniente calle.  Que no es de ahora el interés, ni nació ayer lo que hoy intento. Por los dichos y los hechos, Juglares versos salieron hechos PMG.                 En el principio fue la idea, como la dueña del espacio y señora del tiempo, creada en un lugar sin tiempo, sin antes ni después,  es ella, en su huella onírica en la que  perduro, habitando el origen. Desde el reservorio de su memoria, ese  que es  anverso  y reverso de todas las creaciones estéticas, es también la gran matriz natural para la libertad en la fantasía creadora, caldo de cultivo de todo lo que existe y es; con su gesto originario y productor, es el alimento del alma poeta. Yo lo encuentro, con buen apetito lector, entre lecturas y relecturas, en el pórtico al mundo de los léxicos, ya en camino hacia la dulce patria, me descubro en odre viejo, mi mundo interior que se desparrama en fructíferas errancias. Al principio Ideas hurgadas que caen hacia pálidos  versos, luego llegan esos,  que  saben rendirse a mi buena suerte. Al principio, así me encuentro, exhumando pasiones perdidas, en el fondo ilusorio  de los rumores  de antiguos relatos de muchas lenguas, hasta encontrar el verso que me nombra. Soy de los que toman la propia vida, y lo envuelven en un diálogo íntimo, buscando en esa intuición originaria, las raíces de lo etéreo    y en muchas peregrinaciones, caminando los textos,  ascendiendo y descendiendo por bibliotecas y libros,  en nacimientos y resurrecciones hasta encontrarme con lo superior y trascendente de  la idea. En esa vieja amistad busco mí génesis poética. Despreocupado encuentro la fuerza y la voluntad entre la prosa y el verso, que lleva mi palabra hacia,  un  coraje para la verdad, descubro una fe para el espíritu, un descreimiento al miedo negando la negación  y afirmando una libertad para crear. Memoria y destino en la voluntad de mi verso, que ahora son y siempre fueron, fieles testimonios del alma poeta, en su vocación constitutiva en el ser de la idea. Leyendo lo que hasta hoy llevo escrito, buscaba entre mis ruinas y ni señas de lo que fui, aquellas ruinas del pasado, las he ido limpiando, yo sé, no es poco, quizás  no es mucho, o tal vez estoy cerca de ser, ese escritor que soñé cuando niño. 
El alma poeta
Autor: gonza pedro miguel  232 Lecturas
Bohemia II   Con mi vocación de permanecer Quisiera yo  morir Y volver a resucitar  en mí, Con mi alma escrita en un verso,  con la libertad de mi pluma Encendida y viva en su mejor milagro, como aguda flecha, Sembrada y nacida en una metáfora. Como pregonero labrador, quisiera yo Pasear por los lindes del sueño entrar y salir de la luna y el sol donde se labran los  hebras que tejen la trama de mi texto, mi contento verdadero, mi  perfecto verso. PMG Un día como este, ocioso en el tiempo, leyendo mis escritos, descubro los muchos y los malos errores que tengo, lo poco que vale y cuesta mi letra, la dura corteza de mi pluma, lo  amargo y desabrido de mi tinta, tan costosamente obrado en lo más, que un texto se pueda encarecer, aunque lo lime y lo lustre, quitando o agregando aderezos, para que calce según las pasiones de mi pecho, pero…aun así, no hago suelo ni pie firme, ignorante, ciego y torpe en las buenas obras. Me percato, no califica mi pluma con nobleza ni con altura. A veces, me siento tan pobre de ideas, desnudo y falto en la razón, creo que voy caminando a ciegas por estos pedregales, como un loco en confusa suerte,  hablando a tontas, dando voces al viento, clamando en el pensamiento, suplicando entrar en el reino y señorío de la imaginación. Yo lo leí, se que existe, ese lugar sagrado, ese mundo donde la libertad flamea, de un lado al otro en olas de ideas,  a  ese mar sin límites  quiero entrar y acortar distancia a nado, yo sé, que si logro entrar, puedo aprender a soñar despierto… quiero entrar y así, abrir mis alas, para corregir mi ser de tinta y de papel.  ¿Cómo puedo suplir la falta de mi ingenio y resolver mi vergüenza? ¿Cómo lograr que la diosa de la inspiración, me regale algún virtuoso efecto y mi palabra alcance la elocuencia en la voz? Quizás ganando el favor del cielo, pueda encontrar el remedio para mi pluma. Ruego al cielo para que le den  amparo  a mis versos fijen la clave y tallen su forma en el ser de mi pluma. Este, es uno de esos días de crisis, donde espero una respuesta del cielo; clamores y súplicas  fueron y regresaron pero yo…sigo esperando. En la buena tinta de viejos textos busco  la llave y la puerta, donde nacen mis anhelos y crecen mis esperanzas. Con las manos levantadas, con las rodillas golpeo el suelo ¡Oh! ¡Señor de la palabra! Así como el humilde, que anda pidiendo por casas y calles, necesita de un benefactor, así, con la humildad del que pide porque no tengo, te ruego, te suplico los dones para mi pluma.  Divina inspiración, si con tus favores quisieras coronarme, que tu luz a mis ojos no le falten, y que mi pluma siga el derrotero de tu camino, Sagrado seguro  a tu corrección me allano y tu alto consejo pido, para alcanzar claro entendimiento.  
Bohemia II
Autor: gonza pedro miguel  213 Lecturas
Bohemia …A veces cuando estoy Queriendo soñar, Perdido entre los relatos, Encastillado en los cuentos Abrazando en esa tremenda inocencia: El deseo de escribir… PMG     En la peor noche, con mi mejor amiga: la pluma.  Vacía de soledad vi estas páginas en blanco, irremediablemente me nació el deseo de escribir algo…pero,  un miedo atroz y paralizante se apoderó de mí. Siempre me da miedo comenzar un texto desde cero, porque son muchas las cosas que uno puede poner  en una hoja en blanco.  El miedo está en mí, como una fuerza que me empuja a callar y como en un presagio inminente, como en una revelación, presiento la incertidumbre de no saber cómo comenzar, ni que decir…pero, a pesar del miedo, una hoja limpia siempre es una invitación que no puedo resistir. Este presente incierto,  me revela viejos deseos, antiguas carencias que se remontan desde cuando era un niño en mi ser, queriendo soñar, perdido entre los relatos, encastillados en los cuentos, abrazando en esa tremenda inocencia el deseo de escribir. En ese tiempo, el espejo donde me miro está entre los grandes de la literatura y ellos, mostrándome el camino, en eso que puedo y quiero ser y aun no soy. Son estos los que pasaron a ser los resortes vitales de mi pluma. Esa fuerza propulsora se despliega y se ensancha hoy, en  la mera posibilidad latente en este papel en blanco, con cada letra, con cada palabra, con cada idea, con su existencia de algún modo rompen el silencio. Quizás este texto termine en una posibilidad frustrada como otros tantos textos, o tal vez logren, de algún modo, provocar un comentario favorable de tu parte,  aunque no sé, tengo  la esperanza de que un día  de estos, por causa de unos de estos textos me considere un escritor o poeta, por ahora me quedo, con la menos presuntuosa de saberme, un pobre de las letras. Me lo digo a mí mismo en castigo de mi mediocridad, muchos son los que escriben y pocos los que saben, yo reconozco que soy parte de los muchos que no saben y esto no lo digo por  este orgullo enfermizo  que  me asiste, muy por el contrario, quiero aprender y escribir bien, por lo tanto, no limito mis aspiraciones literarias, yo sé que lo reproches solos no alcanzan, pero  son necesarios para crecer, para reconocer las erratas y también para los perdones. Muchas veces me he interrogado, si puedo hacer algo que le dé un poco más de sentido a mí ser y de paso justifique mi existencia. Quizás  con mis intentos de versos, pueda dejar atrás  mis torpezas y los largos silencios de mi pluma junto a las  sombras de la vulgaridad, hasta encontrar el camino. Hubo un tiempo en que me creí inteligente, mucho más de lo que hoy me confieso, pero mi pluma porfiada y trabajosa se cree capaz de grandes cosas, cuando la pasión me desborda, sin miedo al absurdo,  tiene su oportunidad y un motivo para escribir, o cuando  me ciega la pasión, o me muero de ira, o me rompo en la ignorancia al huir de mi confusa suerte. Otras veces con un poco más de suerte,  encuentro  la enmienda y la salud de mi pluma en la soledad.  Buscando el privilegio de poder imprimir lo que me nace en el pensamiento de mi humana suerte, las penas contenidas o la dicha provechosa de un amor, cualquier tema, lo importante dejar que la tinta fluya; pero claro, la idea es hacerlo con altura, con dignidad.  
Bohemia
Autor: gonza pedro miguel  223 Lecturas
Mi hermano Le juro a usted. No tengo rencores para mi viejo ni puedo tenerlos ni  para él ni para mi vieja, aun cuando actuaran juntos siguiendo esas espontaneas coincidencias en contra de mis pretensiones, siempre fueron semejantes y estuvieron juntos haciendo causa común en contra de mí hasta de mis gestos más comunes. Nunca entendí por qué siempre vieron una sombra de vulgaridad en todo lo que hacía. Cada uno de mis gestos jamás alcanzaron el prestigio ante sus ojos.  En cambio actuaron diferente con mi hermano, pero yo ya había quedado al margen mucho antes de que el naciera, tan distinto era el trato entre los dos que mis celos hicieron fuerza hasta convertirlo a mis ojos en algo irremediablemente odioso. (Lo juro con el tiempo después aprendí a querer a mí hermano)  Cuando él dio sus primeros pasos lo festejaron  como un triunfo soberano, en cambio yo tuve que construir mi personalidad a fuerza de eludir esa auténtica negatividad. En estas líneas marginales reniego un poco de mis viejos, lo sé, pero también tengo recuerdos “cariñosos” lo juro, existieron esos pocos momentos en que fueron capases de mirarme satisfechos y darme un abrazo. Recuerdo que una vez mi abuela hizo una torta de crema. Nunca lo voy olvidar. En un descuido hundí mi mano a dedo limpio en la crema, y sin aviso con la cuchara de madera recibí un coscorrón de parte de mi abuela. Mierda que sonó fuerte ese cucharon de madera, mi vieja se asustó tanto que me abrazó fuerte, y yo lloraba, pero no por el golpe, sino por la alegría del abrazo compartido. Cuando partió mi abuelo, entre llantos y estallidos yo escribí unos versos en su memoria (Aunque para mí no haya adquirido vigencia ni la muerte ni el olvido)  “Ay, ay, de la coronilla a los pies, no habrá poro de la piel que no te extrañe” Después de estos sentidos versos mi viejo me abrazó y lloramos juntos nuestros duelos. Quiero vivir tranquilo sin ese fantasma de los celos. Ya dije: No tengo rencores, ni puedo tenerlos. Mi viejo y mi vieja justifican mi existencia y en esto estoy agradecido.  
Mi hermano
Autor: gonza pedro miguel  203 Lecturas
El paseador Yo soy el que  saca a pasear las palabras, algo parecido al que saca a pasear los perros, digo algo parecido porque en realidad, cuando las saco a pasear, las palabras tiran de mí, y me pasa lo mismo que al paseador, con tanta fuerza tiran, que son ellas las que me llevan.  En una mano, con la izquierda llevo un hato de palabras soeces, verbos libidinosos, adjetivos groseros, junto con un grupo de verdades pequeñitas, chiquitas: intrascendentes, mescladas con algunas mentiritas y en la otra, la derecha, al tropel, un grupo de verbos puros, claros y transparentes, casi diría palabra santa, junto con algunas verdades, casi inmutables. Mientras caminaba, escuché el comentario que alguien hacía -¡Que inconsciente! Cómo puede mesclar verdades por más que sean chiquitas, con adjetivos groseros y lo peor aun ¡rodeado de verbos libidinosos!    Decía otro, -Eso no es nada, él las lleva como verdades intrascendentes, ¿dónde se ha visto que una verdad sea intrascendente? Eso no existe, si es una verdad no puede ser nunca pequeñita y menos aun, intrascendente. Otro con cara de aquí no pasa nada, le decía al que protestaba, -Lo que pasa que el mundo está loco y la única solución es entrar en la locura de este mundo y éste loco sólo expresa la locura de este mundo y para este mundo loco, las grandes verdades ya no existen y menos aun las verdades verdaderas, eternas e inmutables, por eso dice que en la otra mano lleva verdades casi inmutable. Otro que pasaba por ahí escuchando la polémica opinó, -Para mí, en algún sentido él tiene razón, (lo decía por mí apuntándome con un dedo) pero hizo mal en llevar en la derecha  las verdades casi inmutables, porque en el fondo, si son casi verdades: son  mentiras disfrazadas de verdad, sería justicia en honor a la verdad que estas fueran en la mano izquierda,  deberían ir juntos con las verdades pequeñitas e intrascendentes que si son pequeñitas e intrascendentes no tienen valor de verdad y por lo tanto es natural que se las vea junto a términos soeces y vulgares. Decía el primero que opinó, -Para mí es injusto que saque sólo a pasear a las palabra, todos se olvidan que los silencios también dicen algo, siempre tienen un valor, por ejemplo en la música son muy importantes los silencios. -Es verdad, -decía otro sumándose a la polémica- no sólo se olvida él (mirándome evidentemente molesto)  de los silencios, también se olvida de los gestos, si los silencios hablan, mucho más los gestos, por algo, algunos dicen que un gesto vale más que mil palabras.     Un transeúnte que pasaba por ahí, con pinta de literato, al ver el nutrido grupo,  escuchaba atento hasta que dijo, -Para mí las palabras tienen una zona equívoca, es decir, un adjetivo puede ser soez o no dependiendo del contexto, lo mismo pasa con la verdades, las mentiras, los silencios, los gestos y con cualquier otra cosa que se pueda decir, por lo tanto es una locura llevarlas por separado, que izquierda ni que derecha,  para mí deberían ir todas juntas y mescladas y que cada uno elija como usarla; por otro lado  no es absurdo pensar que los silencios y los gestos puedan ir juntos con las palabras, hay que pensar cómo integrarlos, pero ese es otro tema. Mientras el murmullo crecía yo pensaba. No sé… los gestos y los silencios juntos con las palabras… no sé, puede ser… quizás.  
El paseador
Autor: gonza pedro miguel  218 Lecturas
El soñador …Te miro y te miro con ese capricho y esa impunidad que me da el amor PMG   Estas líneas en blanco no alcanzarán a cubrir los muchos elogios que para ella tengo, una sola de sus miradas  basta para entorpecerme, para quitarme el raciocinio y terminar  embobado y sin sentido, quedo perdido en su trasatlántica  mirada, en ese momento crítico, cuando me mira, me vuelvo un idiota y ella lo sabe, se da cuenta que me explota por los ojos, en ese preciso instante me brota, un deseo y una pasión que nunca es calculada, me nace así, espontáneamente, casi instintivamente y sin buscarlo. Siempre hay una zona equívoca, no sólo en las palabras, también en los gestos y los silencios, y ella sabe pasearse muy bien por esos lindes de lo difuso. Coquetea ella con esas miradas conspiradoras que impiden justificar mis tímidas sospechas, mientras yo, me conformo sólo con mirarla, en esta dicha sin pretensiones, para luego tenerla vigente en mis fantasías, la única felicidad que parece posible: El sueño, sueño donde yo recibo en alarde de sinceridad  todos los elogios de su mirada. Ella  funciona como un fijador para mi pecho, sus ojos, sus manos, su pelo, no necesito esforzarme para recordarla, soy como un espectador inclaudicable de su belleza.  Yo también ya quisiera que ella pudiera, como yo, retenerme en la mirada y que mutuamente con la misma franqueza nos recordáramos…pero ella a veces, me mira con una atención  de segunda mano, en esa frontera imprecisa de la amistad. Otras veces es sostenida su indiferencia, mientras me ejecuta el éxito de su tímida crueldad;  casi sin convicción a veces me escucha, con sus respuestas monosilábicas parecería que niega mi existencia, mientras siento el peso de toda su ternura obligada, pero otras veces, con más suerte, siento como brilla sobre mí, el sol de su mirada y veo como me contempla, como si yo, fuese un espíritu importante, quizás por la poesía, no sé, quizás se imagina hablando con un poeta, no sé…  dudo mientras su voz me arrastra y yo, sin poderme resistir, hasta dejarme con la voz temblorosa y quebrada; ella mirándome y yo desesperado, confirmando que cuando ella me mira y me habla, el mundo es un callejón sin salida. Por eso siento que,  cuando me habla, me quedo sin defensa y recubro mi cobardía con gestos forzados de amable cortesía, soñando con esa posibilidad, quizás vana, de que me pueda corresponder  su amor. En un momento así, sólo pensar en su ausencia, me desvela. No le temo a la muerte, si no a una idea de una vida sin verla. Todo mi temor se precipito el día que me presentó a su novio, se me encharcaron los ojos; yo le dije rojo de vergüenza: Es de felicidad mientras pensaba: A ella la fortuna le dio un amor y a mí… a mí sólo la amargura de los celos, junto con esta  bronca. Bronca que en mi mano es la que se levanta y se hace puño y golpea mi pecho. En un momento así, tanto odio mi suerte, tanto duele mi dolor, tanto quiero mi muerte. Recordando o mejor dicho, intentando olvidar su gracia prescripta después que de mi destino desapareció, por eso ruego, suplico; que ni en mis ojos, ni en pecho, que de ella ni la sombra quede, ya  mi pena a su castigo dejo, que a mí me queda  una tristeza de adoquín; aquí me quedo desollando las nostalgias, no queda otra. ¡Que la espuma refrescante  borre en esta  noche de farra! ¡Que suba hasta los umbrales del abandono y llegue hasta  los vaivenes en esta tierra firme en borracheras que se pasean por el fuego de su castigo! Primero la música,  la risa, el barullo, el bochinche, después el vino tiró para otro lado, filosa la bronca entrando a matar, así nació la tristeza, el llanto, que el vino no quiso calmar. Al final lo reconozco, soy como ese otro pobre hombre, que en su falsa prosperidad  quiso ser lo que no es, sólo me queda, de algún modo, perderla cuando estoy despierto y recuperarla en mi sueño.        
El soñador
Autor: gonza pedro miguel  219 Lecturas
Paradójico mérito  Cuando nos inaugura la intuición,  nos hace lucidos y desgraciados. PMG  Releyendo mis textos, recorriendo palmo a palmo mi letra me doy cuenta que hay frases, ideas que me sorprenden ¿Cómo están ahí? ¿En qué momento las imaginé? ¿Cómo llegaron a ser parte de mi letra? Entonces  percibo que mi palabra vale por sí misma, está protegida de mi ignorancia de aquello que nunca se me ocurrirá, mi palabra tiene ese plus que la hace independiente de mi consejo, ella vive su propia existencia, y así siento dolorosamente esa ajena distancia… pero es mi letra, yo sé que es mi pluma y entonces me siento paternal e importante. Antes no podía escribir con libertad, ahora me veo protegido contra mi propia impotencia, contra mi miedo o cobardía, me he dado cuenta que mis palabras valen por sí mismas. Es increíble la sensación de libertad que produce el efecto de hallar que mi pluma no depende absolutamente de mí, ella es por sí misma. Por otro lado pienso, si esta letra no es absolutamente mía, en último rigor a la verdad, nada tengo que ver con ella, y esta es la idea que me mata, esa distancia, esa terrible ajenidad, esa sensación de saber que lo que escribo no es absolutamente mío, sin embargo están absurdo pensar que mi pluma y yo no somos uno.    En sacrificio a la verdad, no puedo dejar de unir mentalmente los dos conceptos, es mí pluma pero la siento ajena y distante. La agradable ignorancia de pensar que la paternidad de mi letra era toda mía, pero ahí está la intuición con la clara revelación para hacerme desgraciado, para negarme la plena autoría de mi cosecha. Reconozco mi letra, todavía insegura, próxima desmoronarse con la escasa convicción en lo que dice, pero también está la otra parte, esa pluma vigorosa, como un intruso exponente de lo ajeno, que a mí me deja este sabor amargo de una modesta felicidad.  Esta pluma me da un poco de admiración con su aire desafiante y agresivo, que sabe decir sin callarse sus presentimientos.
El adiós   Este amor, no fue una frustración, Sino un éxito mal usado. PMG Vos y yo somos bastante similares, pero con algunas diferencias.  Diferencias sobreentendidas nunca aceptadas y ni aclaradas,  fue este primer silencio fallido: un error. Ahora me doy cuenta la importancia de gastar en palabras, también me doy cuenta que los silencios traicionan, y que hay que aprender a desconfiar de los sobreentendido. Fue una desgracia que no pudiéramos ver esa felicidad asequible, por lo bueno y lo amable que hay  entre los dos.  No me reconozco y seguro no te reconoces en este final.  ¡Qué pena! Con la última gota de decencia, nos arrogamos insultos y antes que la boca,  se levantaron primero las manos, quedando atrás  el afecto, lo que hoy, ya  doy por perdido. ¡Qué pena! No saber ceder en ese clima de violencia, dejar que la bronca nos  gane, para terminar derrotados. ¿Cuándo aprendimos a alargar los silencios, en qué momento aprendimos a huirnos, a no mirarnos de frente, hasta hacer insoportable los gestos más habituales? Es una lástima que nos hayamos comportado mezquinamente, con esa actitud individualista destinada a perder, sin tener en cuenta esas conexiones profundas que nos relacionaban a perpetuidad. Sé que fui irremediablemente torpe y peor aún, con mi boca atropellada, todo se complicaba más con mis llegadas tarde, mixturada con la inflexible impaciencia de tus celos. De que me servían esas incrédulas explicaciones, tan solo para verte llena de increíble extrañeza al escuchar mi relato. Es tan absurdo pensar que un día nos gustamos, ya no somos los mismos, somos copias borrosas de eso, lo que una vez fuimos. Me voy, no puedo más, tampoco quiero seguir arrastrando esta relación, a mí no me hace bien y a vos tampoco. ¿Por qué esa cara de asombro? Si siempre lo supiste, y si no lo sabías, tendrías que haberlo pensado como una posibilidad, si nuestras actitudes ya lo profetizaban.  ¿Promesas? Las promesas aquí ya no sirven, ahora ya no interesan, no es que yo la desprecie, pero es ya un poco tarde. ¿Cómo que nunca es tarde? Es tarde si después de años de vivir de ese modo, un día, uno se despierta y decide que así no quiere vivir.  No puedo seguir  sosteniendo esta terrible complicidad. ¿Razón? No te pido que me des la razón, tampoco son razones, como vos decís pacientemente prefabricadas para ocultar otros secretos motivos.  Hay que tener valor para aceptar nuestros errores, para poder crecer como persona, también para no cometer lo mismo, si tenemos suerte y comenzamos una nueva relación.  En este tiempo, el de las franquezas, para que no quede un falso recuerdo de lo que hemos sido, es mejor tener bien en claro dónde están nuestros éxitos y nuestros  fracasos. Terminamos como dos seres ajenos y desconocidos. Recapitulando, sólo me queda añorar lo que hemos sido al principio, cuando éramos increíblemente tontos, cuando hablábamos poco y reíamos mucho y nos perdonábamos todo.  
El adiós
Autor: gonza pedro miguel  220 Lecturas
Me acuerdo de mi viejo Lo reconozco, de chico siempre fui un poco atrevido y un algo temerario y en mis nalgas llevo grabado, por causa de mi atrevimiento una de las cosas que más temor me causó: La marca  de mi viejo y su varita en el consejo, ja, de su uso mi hermano también puede hacer mención. Tuve un amigo que me acompañó en todas mis intenciones. según mi vieja, era él un escándalo para la virtud, de cuyo lazo engañoso nunca me pudo liberar. Un día con mi amigo le dimos campo franco a nuestras curiosidades y le robamos un poco de tabaco negro a mi abuelo. Lo fumamos detrás de la casa, salíamos todo mareados, ebrios por el humo del tabaco cuando nos descubrió mi abuela.   No voy a contar como fue el castigo, pero a mi viejo, después de eso, le tuve un miedo particular. El siempre tuvo la mano pesada y ese día se la conocí. Yo,  como siempre, corrí buscando el seguro resguardo de la acostumbrada clemencia de mi vieja, esa vez eso no me alcanzó, ni ella con sus ruegos y  prolijas súplicas lograron calmar el enojo encendido de mi viejo. Algunos días después yo seguía algo huraño con mi viejo, él entendiendo lo que pasaba me dijo: A mí también me dolió, pero si no escuchas los consejos con amor, entonces será con dolor. Debes saber que robar no es cosa buena. Después me lo agradecerás.  Para que sepas el precio de la desobediencia, y para que tengas dichosos y largos años. Hoy con cincuenta y dos años y con algunas canas que corren y cuentan experiencias vividas, no tengo mucho para agradecer, yo hubiera actuado diferente. Para mí fue excesivo el castigo, pero bueno, mi viejo era así, con su carácter fiero y seco. ¿Me amó o se supone que me amó? Yo de chico sentía  gorda mi duda, debajo de los anteojos me brotaba la mirada estúpida ante la pregunta inteligente, que se disipa y se resuelve en ese castigo,  aunque mi yo responda con una banalidad y su incertidumbre se multiplique por diez mil, yo lo quería, no tanto como yo hubiese querido, pero  a mi  modo lo quería. Ahora de grande pienso un poquito diferente ¿Qué sabe nadie de la manera en que él me amó? ¿Quién puede decir como toca el amor a cada uno? Sólo Dios entiende de estas cosas.   Me acuerdo de mi viejo y de su carácter fiero y más fiero se puso cuando se enteró que quería ser escritor; me dijo –Que pena que a un joven tan fuerte le haya nacido flaco de fuerzas un ánimo tan pobre. Sabrás lo poco  que vale y cuesta vivir de los sueños. ¿Despreciando toda buena consideración dejarás el arado por la pluma? Eso hacen los vagos. Si quieres vivir de las letras, ve estirando la paciencia y prepara tu oído para escuchar pasearse el hambre en tu estómago, cuando eso pase aquí no vengas buscando un pan. Un último consejo te doy después de eso te puedes marchar tranquilo. Por soñar no te quedes dormido; porque los sueños mejor cumplidos son los que se realizan trabajando. Hoy no sé si hizo bien o si hizo mal, pero eso sí, no estuvo muy errado en el pronóstico,  mucho me costó y  aun hoy me cuesta vivir de las letras.  
El proceso …Después de un sueño desperté y recordaba una idea. Tenía presente todos los hechos, todas las palabras y  sin embargo, después mi memoria parecía negarse. PMG  En la gesta de una idea, no es común, pero a veces nacen como una instantánea revelación, aparecen así, de pronto,  casi mágicamente. Para estos casos siempre es conveniente tener a mano: papel y lápiz,  registrar la idea antes de que desaparezca. Yo he perdido varias de esas ideas por no tener algo en que anotar, por más que intente guardarla en mi memoria, si no la registro, de a poco se diluye. Otras veces, una idea tan incómoda y punzante merodea especulando con salir. Otras, las más comunes,  nacen por introspección. Mi mundo interior siempre es caótico, vertiginoso y lleno de ideas cubiertas de locura, para que una de esta idea se pueda contar, hay que quitarle esa fachada de idea enajenada, hurtándole el quicio a la locura del caos. De tanto en tanto, me detengo y miro dentro de una de esas ideas, escucho lo que me dice, miro donde va, qué cuenta esta historia, con esa intención de sacarle la fachada de idea enajenada,  y ver en el caos y la locura, la lógica de la razón, entonces…  uno de los miedos que más frecuento, es al silencio de una idea, ella está ahí, como en un presagio inminente… pero no logro descubrir su esencia. Yo he aprendido por mí mismo hacerme esperanza mirando en cada idea que tengo, cuidando que no se convierta en chatarra hay que dotarla de prestigio.  Me rodeo de la imagen mientras la tengo.  Hay que  descubrir en cada idea, el  deseo que la completa, que totaliza el relato, que la hace creíble y por sobre todo…una idea  posible.  Yo la deformo, le agrego, le quito buscando el equilibrio y la fuerza  propia que cada idea posee con lo cual inventa su verdad, este es el puerto por donde entran al mundo, y una idea nueva inédita, desconocida, de mi pecho sale galopando con su rostro sustancial, después de eso, ya es un relato que se transforma en historia.   
el proceso
Autor: gonza pedro miguel  212 Lecturas
La gran cosecha …Hoy sigo descansando en la serenidad del lecho, cultivando  el silencio en un rito privado, con mi alma de madera clavado en el paisaje. Mi recuerdo viejo , sedentario me recibe quejoso; recorriendo la geografía de mi pasado, me hace dueño de cada uno de mis instantes. PMG   En el dolor de los años viejos, con  la frente desteñida repaso mis adentros. Volver el almanaque atrás, poder ojearlos con la lentitud de los años… ¡Tanta luz que con los años se hace sombra!... A pesar de eso es mi mejor historia. Esas fotos sepias, solidarias a mi memoria sacando lagunas que se esconden en el olvido.  Recuerdo la gloria de ser niño y la ingenuidad de no saberlo, a mi abuela  con su madeja de lana y sus virtudes teologales, a mi viejo ceñudo por la abundancia de mis faltas, siempre él,  invariablemente él, con la varita lista en el consejo, a mi abuelo en su taller de cicatrices y sus paños de consuelo. Yo siempre le lloraba a él  con mi vocación de mendigo y él con su pródiga mano y su pecho amplio siempre, siempre ahí, cumpliendo mi caprichito. En esta biografía de la nostalgia, no me puedo olvidar de Ella, la espía de mi infancia, hasta ahora detrás   de mis pasos, con su vistazo tutelar.  Con mi vieja era, leer un libro y hacerlo de aventura. Pastoreaba  mí   infancia con  los ecos de antiguos pregones, con su cielo de horizontes y su mar de expectativas.   Entre las cosa que tomo y las que dejo, su mejor regalo, ese libro viejo,  envase lírico, lleno de visiones de   figuras heroicas en los lindes del sueño, donde  pierdo mi infancia, siembro mi aliento, gano mis alas y   creo mi fe.
La gran cosecha
Autor: gonza pedro miguel  212 Lecturas
Porqué vivir es una tarea impuesta …Atrás quedó el remanso, delante la dura pena. PMG   Se acerca a la ventana abierta. No es fácil por causa de esa funda que se adhiere como una piel. No poco le cuesta sacar un brazo. Una ola de fuerza lo empuja, poco a poco hasta la frontera del  exilio. Va avanzando, asoma una parte y en una fría corriente de aire se deja ver la piel arrugada, la cara morada por el esfuerzo. Se ve una mano y tiran con fuerza de los hombros.  La repentina penumbra se hace luz, no quiere abrir los ojos, pero sabe que ya está afuera. Aquí es frio y diferente. Le  nace  una repentina bronca, un enojo se abre paso,  por abandonar ese lugar confortante  y en un grito sofocante respira, respira hondo sin dejar escapar una gota de aire. -Ya estás aquí. Te guste o no…yo sé… no es fácil…pero te darás cuenta que, cuando uno nace no te regalan un cuerpo… no…te regalan un pedazo frágil y precario, una masa al principio, casi sin sentido. Por ahora sólo eres  un ser sin motivo, en esa procesión hacia la vida.   Uno se siente con la necesidad de darle cuerda a ese ser, con la deseable certidumbre de que con eso ganamos  la vida, pero… en este preciso momento, con este regalo de la vida, te nace la obsesión por mirar la hora, te regalan la obsesión de mirar el tiempo y el miedo en cualquier momento a perderlo todo, entonces  nos lanzamos a no malgastar un instante…pero… sobre este cuerpo  pesará el ayer, corren presurosos los minutos,  con cada segundo, que se hacen horas, te percatas del tiempo y de su inexorable influjo que te hace prisionero.   Y  son las seis y son las ochos y es lunes y es martes y  es  domingo y es un mes y es un año que se va con su primavera y su verano. Sobre este cuerpo pasó el ayer y sucederá el mañana. Hay que intentar sobrevivir el día a día, en este mundo donde todo es pasajero, es una apuesta continua a un futuro incierto con aristas de quimera Once     Es un mundo de gente, donde se vende y se compra de todo. Con la variedad adornan el gusto, y con eso hermosean la vista, alegrando el ojo, soltando el bolsillo, ideal para gastar tiempo y perder dinero. Volviendo la cabeza, torciendo el cuerpo, mirando para todos lados sin saber por dónde caminar, todos como yo, parecen no saber dónde ir, ni que comprar, las cosas que aquí se venden, te tiran y estiran de  los ojos,  veo tantos como variados presentes y de tan variados gustos, que tan dividido quedo sin saber que elegir, poniendo el ojo aquí o allá y no habiendo quien lo adiestre a uno, aumenta la ansiedad y la incertidumbre.,  Detengo un poco el paso y alzo la mirada sobre un objeto, uno de los vendedores lee mi actitud de presunto comprador y  me llega con sus baratijas, quiero volverme al camino, pero uno me cierra el paso y contra toda voluntad, otro  haciendo fuerza, se cuelga de mi brazo y apelando a la caridad, me quiere  obligar a comprarles  algo,  después de varias súplicas  como ve que no tengo una oreja muy dispuesta de comprador, molesto me hace a un lado como a un estorbo, para correr a otro, con la esperanza de que sea un  blanco más fácil. En Once hay que tener cuidado, porque son  muchos armando la ilusión en la calle, donde te envisten y despedazan  los bolsillos. Te cuento algo, quizás servirán aquí mis penas, para que veas el poso donde me viste resbalar y aprendiendo no pongas el pie donde me viste caer,  esto te predico y te vendo y así,  viendo mi desgracia, evites las penas y alcances los premios. En Once, me detengo en una esquina, cuando creo haber hallado y elegido un producto, era un celular que vendía un vendedor ambulante, el precio: Dentro de lo que esperaba,  nuevo, moderno, con su cajita, el manual y los auriculares, todo empaquetado, lo mostraba  mientras  él intenta persuadirme, nombrando como ciertas y acertadas todas las virtudes del teléfono,  él no sabía, que yo, ya las conocía en todas las razones que me daba.   Pensé, no me lo vende caro, está en precio…pero yo… haciéndome  de rogar dudaba en comprarlo   y él con suspiros y lágrimas contaba  lo mucho que le dolía vender ese teléfono, pero como estaba muy necesitado por un problema de enfermedad, sólo por esta vez, me lo vendía, casi a la mitad del precio original. Yo no lo podía creer, si antes me parecía aceptable, ahora el precio parecía un regalo, ese: el teléfono soñado, era lo que yo quería, pero… yo…dudaba,  el precio era muy por debajo de lo esperado, él me explicaba que como no pagaba impuesto y un amigo se lo conseguía directo de la aduana, además… con estas y otras muchas razones que daba, buscaba persuadirme. Mientras él, entre suspiros y penas decía, lo mucho que no quería venderlo a ese precio, que él así, no ganaba nada, incluso iba en pérdida de su bolsillo, pero, que por ser muy grande su necesidad no le quedaba otra… De esta manera, estos creadores de ilusiones  mueven los gustos, dejando abierta la puerta de los descuidos para ganarte con la boca, con sutiles mentiras y  gran actuación. Para mi desgracia, compré el teléfono. Hasta ese momento, pensaba yo, que había sido una excelente compra, había regateado el precio y lo terminaba pagando casi a la mitad del valor, inicialmente pedido. Me sentía el rey de los compradores. Me entregó la caja e hizo un recuento mostrando que no faltaba nada, estaba el celular, la batería, el cargador, los auriculares, el manual, cerró la caja con las instrucciones de siempre, no usar hasta no poner a cargar por lo menos 24hs  y me recomendó que lo guardara y abriera la caja en un lugar seguro, según él,  en Once está lleno de arrebatadores, por la calidad del celular,  era un peligro mostrarlo tan abiertamente. Pensaba, tiene razón, mejor lo guardo y en el tren con más cuidado y menos preocupación  puedo tomar estrecha cuenta de cómo funciona el teléfono, esto fue así,  seguí la ley de su consejo, sólo para encontrarme después con la ley de su trampa, y ver la zancadilla que me hizo.  Por ser el blanco de su puntería, me quedé perdido y sin provecho. Por mi mala cosecha, es mi mano que se levanta y hace puño. ¡Si lo veo de nuevo…!
El empate Te juro, Carlitos estuvo toda la semana hinchando con el partido del sábado, era de lo único que  hablaba, hacía  aspaventó con su primo, según él, el mejor arquero del mundo, yo le dije: che, vamos a ver si es tan bueno eh, espero que no sea un tronco de carne y hueso como vos eh. Él me dijo -Ya lo vas a ver-, y siguió  con su tono de amenaza y apuntando con un dedo, -si te haces el vivo, como la otra vez, el lunes te traigo en cama-.  Eso si me agarras, sentencié.  Entonces le dije: Ahhh… si te acordás  de la otra vez, es porque te dolió y mucho, el caño que te mandé, ¿te acordás o no? y que varias veces quedaste desparramado, mirando mi espalda y viendo como encaraba para el arco. –Vamos a ver si podes repetir la historia- Me gritó mientras se iba. No sé si sabías, el picadito será el sábado, en la canchita del viejo López, si ya sé, esa canchita está maldita, siempre que jugamos ahí empatamos o perdemos,  pero bueno que va… pienso, un día tendremos que romper esa desgracia. Para poner a prueba el talento llovió toda la noche.  Yo ya sabía la repuesta y sólo para cumplir con el ritual le pregunté a Carlitos: Che,  la cancha está media barrosa ¿jugamos igual? Me respondió  Con la picardía de sus días mejores,  mostrándome una sonrisa amplia y generosa que dejaba ver su teclado de baldosas sueltas. Tempranito estábamos en la cancha, Los mejores exponentes de una extirpe legendaria ya casi extinta, ja, ja,  el gordo Aldo,  Roni, el ojo de  Carrizo y nuestro jugador estrella: El  Pitu.   Como todos dicen, es un capo con la pelota, juega en el medio y ahí  en el medio, es el patrón calidad, sacrificio y huevo del equipo.     Con una cintura mejor que una odalisca: El Pitu, lo menos sospechable, delgadito, bajito, frágil, rápido,  el disfraz perfecto para ocultar y disimular el tremendo carácter de ese león perfecto, de talento exquisito.  Ellos no tienen un jugador estrella como nosotros, pero tienen un equipo que juegan juntos desde chicos, se conocen bien, sus pases son de memoria, de toques cortos, rápidos, cruzados, por arriba o por abajo, son precisos. Si no los marcas bien, estos te llenan la canasta.  No necesito echarlo a cara o cruz, le di a Carlitos a elegir el arco. Te juro, no lo vas a creer, el Pitu, de entrada dejó ver el hilo con el que está hecha su tela. Cuando lo vimos  jugar. Todos  decíamos: El tipo este, es muy bueno. Él solo les hacía frente, y gracias a él, el primer tiempo terminamos empatados cuatro a cuatro, y sin contar las pelotas que sacó Manotas, (Le dicen así, en alusión al pulpo)  el primo de Kike, que no era bueno, es buenísimo. Que si no fuera por él, le pegábamos una goleada histórica al equipo de Kike. Manotas  con su oficio de  arquero,  sabe leer muy bien los gestos de los delanteros para predecir donde va ir la pelota,  y así sacar ventaja de su ya, segura agilidad, si a eso le sumamos,  su increíble  intuición en elegir el palo correcto.  Es  impensable  la calidad que exhibe este cristiano, más allá de la fama que ya tenía. Según Kike, su falta de ambición lo llevó a rechazar la oferta de ir a jugar en un equipo de primera. Fue una pena para ese don tan maravilloso. A Carlitos lo asistía su hermano, con esa parsimonia de buen jujeño. Brillaba con humildad, con un brillo silencioso. Tiene esa inteligencia para darle calidad a la distribución del juego, con  el impulso en el momento preciso, con esos pases micrométricos, nunca lo vi dar un pase adelantado o atrasado, siempre ahí, al pie. Terminamos el primer tiempo. El Pitu arrancó cansado el segundo tiempo, más tranquilo, ya no corría tanto. Pero igual, ya cerca del final,  con un amague de cintura dejó uno en el camino, otro quedó desparramado ante la filosófica gambeta del cambalache, tres, cuatro y, lo vio venir a Carlitos,  apuró el pase antes de recibir el hachazo y quedar despanzurrado de trompa, haciendo sapito en el barro. Todos no reímos…pero no se levantaba, después  nos asustamos. Te juro. Parecía que  el golpe fue brutal. No fue nada grave, después se levantó como si nada, para festejar el gol. Con ese golpe Carlitos nos avisaba que no piensa perder por goleada y con una actitud resignada y poco digna establecen una cerrada defensa de trinchera para evitar la humillación. Les íbamos ganando cinco a cuatro y parecía que se venía el sexto. Por fin rompimos la racha perdedora en esta canchita.       Carlitos con su esotérica significación, detrás del arco le hacía tres nudos a la bandera, mientras juraba por todos los santos cumplir con la promesa de pagar un asado  para el equipo si ponían huevo y nos empataban. Yo siempre lo dije: Esta es una pasión para sufrir y disfrutar y en este momento, esta pasión me desbordaba. Hasta que, en una contra con precisión, de Carlitos y su hermano.  Cinco  minutos finales del partido.  El tiro libre. Pelota al segundo palo para  sufrir…   cuando pasa rozando el palo derecho y gol. Cinco a cinco. Ante el error de la defensa. Gritos y reproches iban y regresaban,  llenos de ridículos pretextos. Vino el gol. Después el desorden con inexplicable desconcierto. Se había perdido la serenidad.  Afloraba una terrible impotencia, naturalmente era sólo un gol, una claudicación momentánea aun faltaba algunos minutos pero… EL Pitu  solo ya no alcanzaba. Tampoco lográbamos remendar nuestra desgarrada defensa. Cansados con el respirar fatigoso. Parecía inminente que ellos nos terminaran ganado seis a cinco. Carlitos con toda la potencia del asecho. Con esa picardía, merodeando por los  lindes del arco, tremendamente provocativo. Recibe un pase por lo alto, salta y con el pecho la deja ahí, dormida. Se da vuelta y le pega a la pelota con una ternura calculada. Yo veo como queda él solo.  El miedo atroz me cercó, yo sentía que no podía pensar en nada, lo único que allí existía era, esa mirada de sangre en el ojo de Carlitos, salió el tiro y entonces bruscamente mi mano se elevó abierta y esquinada, luego cayó hecho un puño y con un golpe seco que no justificaba mi fama, me quedé con la pelota.  Ni yo lo podía creer. Lo veo solo a Carrizo para salir de contragolpe. Se la doy de primera. Elude a uno y otro. El Pitu con señas se la pide, pero…    Ese caprichoso incurable, ese egoísta reincidente, que se cree con todo el derecho de posesión sobre la pelota, se corta solo. Carlitos de atrás lo barre con `pelota y todo. ¡Qué bronca!  El Pitu se la pedía solo frente al arco. Ese  era el gol del partido. Como en todo el partido,  otra vez se queda con la pelota para perderla de nuevo. Te juro. Yo no lo entiendo. Si ya pasó a uno y a otro que le cuesta pasarla al compañero. Te juro, no sabés la bronca que me dio. Ver al otro gritando, levantando la mano y el, ahí intentando una jugada más.  De nada sirven los reproches. Un silencio seco y tolerante nos reprochaba la falta de ambición.  Solo nos quedaba la espera del pitazo final en actitud pasiva y resignada al empate. Pitazo final para sostener la racha perdedora en la canchita del viejo López y acrecentar la dicha de Carlitos. Ya encontraremos otra  buena oportunidad para vencer con esa porfiada y trabajosa  pelota que se resiste a besar más la red. 
el empate
Autor: gonza pedro miguel  223 Lecturas
Palabras Con su vocación congénita  las palabras atesoran la identidad de los goces, los deseos, las frustraciones y las guardan en imágenes que se revelan en lo que decimos. PMG …Cuando ya no quedan más palabras Cuando está todo dicho Sólo queda el silencio. PMG     Ya fue sembrado el desaliento, con la mirada vieja, con el amor gastado y la pasión tibia. De a poco de a rato aunque sea de a tantos antes que muera del todo la esperanza hablemos un poco. Quizás pueda descubrir o comprender o descifrar la esencia de lo que nos pasa. Quiero saber dónde se sembró tu desaliento,  ese que ahora se infiltra en  gestos y en actos. Lo seco y desabrido se hace cotidiano con esas palabras lavadas, palabras que se vuelven ausencia, palabras que marcan distancias. Recuerdo esos labios proselitista arengando a viva voz el fuego de la pasión. Para mí este recuerdo tiene un encanto partidario. En ese momento tu voz era diferente, decía otra cosa, tenía otra voluntad. Probablemente la mayor dificultad que hoy enfrentamos sea la palabra, para nosotros se está empezando a convertir en algo de mal gusto. Pareciera que para vos, recordar el pasado es invadir el presente con un recuerdo fósil. Yo sé  que juzgar el pasado no es una tarea fácil, pero… Tampoco busco el encadenamiento afectivo,  ni quiero la distancia que nos hace extraños. Quiero que hablemos. Quiero que recuerdes alguna palabra que sobreviva al olvido y que aun hoy nos acompañe. Quizás ella, con su recuerdo nos defienda, nos dé algún aliento, siembre alguna nueva esperanza. Antes al menos  teníamos enfrentamientos verbales. Si ya sé, nos decíamos cosas injustas. Después los perdones, las disculpas. Hasta que un día, se hizo moneda corriente y nos empezamos a decir cosas irreparables. Entonces simultáneamente  empezamos a callar. La presencia inevitable en la cama, hace más incómodo el momento. El silencio, en este lugarcito tan íntimo, hace que la soledad sea total. Yo estoy tan podrido de ese silencio brutal, que te busco con la mirada y vos me huís. Ahora al menos nos miramos. Hay una extraña iluminación en tu rostro, a veces pienso que intentas ocultar una alegría, porque se supone que debemos estar con caras largas. Aquí en el borde de la cama. No quiero solo tu mirada, quiero que me digas algo. Presiento que hay algo que me quieres decir. Si tus labios callan esa lágrima rodando por tu mejilla me cuenta todo. Si hasta hace un minuto quería que hablaras, ahora quiero que cayes.       
palabras
Autor: gonza pedro miguel  215 Lecturas
Luciano Mamá –Luciano. ¿Por qué Llora tu hermano? Luciano -¿Por qué siempre que él llora yo tengo algo que ver? Mamá –Bueno, vamos a ver. Benjamín. ¿Qué pasó? Benjamín –Me quiere quitar la pelota (llorando) Mamá –Luciano. ¿Te das cuenta? Tengo razón o no en preguntarte por tu hermano. Luciano –No mamá, vos no entendes nada. Yo estaba jugando con la pelota, la dejé ahí, para ir al baño.               Cuando vine, estaba él con la pelota.  Yo se la pedí y se puso a llorar. Mamá –Luciano vos ya sos grande, èl es chiquito. Deja que tu hermanito juegue tranquilo o jueguen los dos  con la pelota.         Luciano, tenes que aprender a compartir. Luciano –¿Yo mamá tengo que aprender a compartir? ¿Y él? Por qué no le enseñan también a él a compartir.        Cuando él llora: Yo tengo la culpa. Cuando él quiere algo: Yo se lo tengo que dar. Y todo eso porque él más chiquito, ¡Ay Mamá! Vos no entendes nada. Él tiene seis y yo ocho. Ni él es tan chico, ni yo tan grande.        Mamá, él es un manipulador,  sabía que yo estaba jugando con la pelota, sabía que vos estabas en la cocina y por eso llora, él sabía que ibas a salir y me ibas a pedir que le dé la pelota. (Llorando) Mamá, él quiere todo lo que yo tengo y él sabe que ustedes se lo dan. Mamá –Luciano, Benja es chiquito, no entiende muy bien cuando le pedimos las cosas, por eso te pedimos a vos que sos grande y entendes más… Luciano -¡No Má! Vos no entendes nada. Él entiende todo. Cuando vos le pediste que no le tire la cola al perro por que le puede morder, él dejó de tirar la cola. Cuando fuimos a los chinos, y vos le pediste que no pida golosina porque no tenías plata, él no pidió ni un caramelo. El otro día cuando papá le pidió que haga silencio porque estaba hablando por teléfono: Él calladito. ¿Entiende o no lo que le dicen?  Te das cuenta Má. Ahora me saca la lengua, burlándose de mí. (Benjamín detrás de su mamá se burla de su hermano)       ¡Ay má! Vos siempre llegas tarde. A mí me retas por todo y a él nunca le decís  nada.  ¿No te das cuenta que él es un manipulador. Mamá –Luciano,  mejor dejemos solo a tu hermano, necesito que me ayudes en la cocina. Luciano –No es justo má, él se queda jugando y yo tengo que ir a trabajar. Mamá (Riendose) –No protestes Luciano, es una ayuda mínima, mientras charlamos un poco de la escuela. Luciano –Bueno, hablamos pero no quiero hablar de Pablo sapito. Mamá –¿Qué pasó con tu amigo? Luciano  -¡Hay mamá! Vos no entendes nada.  Si te digo que no quiero hablar de Pablo sapito, es que no quiero hablar. Mamá –Lu.  Pablo sapito es tu mejor amigo, si pasó algo lo tengo que saber. Luciano -¡Mamá! Te dije un millón trescientas quinientas mil veces que no me llames “Lu” si te escucha algún compañero, voy a tener que aguantar las burlas. Mamá –Yo te lo digo de chiquito, aquí entre nosotros… Luciano -¡No má! ¿Vos nunca entendes nada? “Lu” es para las nenas, no es para los varones. A Carmen Lucía Manterola  las amigas le dicen “Lu” Mamá –Bueno Luciano, entendí. ¿Qué pasó con Pablo sapito? Luciano –Nada má, si te cuento, vos no vas a entender nada. Mamá –Inténtalo, quizás te sorprenda. Luciano –¿Por qué las mujeres son tan complicadas? Mamá –¿Por qué lo decís Lu? Luciano –¡Má! Mamá –Bueno.  Ya está, me olvidé por la costumbre. ¿Qué pasó con eso de las mujeres? Luciano –Explícame, porqué no lo entiendo. Lucía Manterola en el primer recreo jugaba con Pablo sapito y después,  a mí me regala un alfajor de chocolate y coco. A Pablo sapito le pide la regla y a mí me pide la goma. Yo digo si le gusta Pablo sapito porqué no le pide a él la goma y le regala a él el alfajor y  si gusta de mí porqué no juega conmigo en el recreo y me pide a mí solo las cosa que necesita. Yo le dije a Pablo sapito: Lucía está jugando con los dos. Pablo sapito dice que no existe nada entre los dos, que son sólo amigos. Mamá –Pero Lucía, ¿te dijo que gusta de vos? Luciano –Te das cuenta má. Vos no entendes nada. No se regala un alfajor de chocolate y coco a alguien que no te gusta. ¿Entendes? Mamá –Luciano te voy a decir algo y espero que me entiendas. Si Carmen Lucía no te dijo que gusta de vos y tampoco le dijo a Pablo sapito que gusta de él. Eso quiere decir que no lo dijo. Mientras ella no lo diga, eso quiere decir que sólo son amigos. Que a vos te regale un alfajor de chocolate o que juegue con Pablo sapito en el recreo, lo único que eso implica es que Carmen Lucía los quiere mucho, a los dos, como amigos. Porque eso se hace con los amigos, se comparten las cosas que tenemos,  un alfajor, una regla, la goma, un recreo. ¿Me entendes? Luciano –Mmm… Si má. Entendí. Lo de la goma, el recreo y la regla lo entiendo, pero  con el alfajor de coco y chocolate tengo dudas.            
Luciano
Autor: gonza pedro miguel  234 Lecturas

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