• gonza pedro miguel
gonza miguel
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  • País: Argentina
 
Quisiera que fueras la reina de miss universos 
quisiera
Autor: gonza pedro miguel  262 Lecturas
Velando el sueño eterno Es tiempo de desandar la cuesta para descansar a la vera en el camino. Llegará el silencio y se llevará mi pluma Aquí estoy con la piel gastada, preparándome para besar el ancho suelo. Al seno más allá del suelo, Al verde prado como hermoso manto,           a paso lento voy entrando; Sueño para que en este viaje me acompañe la imagen pura de tu paisaje Y el perfume dulce de tu flor salvaje.  
Es gratis enamorarse Si enamorarme no me costó nada y olvidarte me cuesta todo Es porque me valieron sagrados Tus besos, que al perderlos `perdí la paz, perdí la calma Y peor aún,  perdí mi alma.
Cuando leas mi letra          Cuando leas mi letra será como quien ve mi  cara en un espejo, será entonces una oportunidad, para encontrarte conmigo mismo en  una constancia escrita de  mi ser desnudo
Nada nuevo bajo el sol A veces siento que mis versos  ni se entiende ni lo entienden. Busco el error en lo que dicen y pienso: Por  algo no lo leen,   Pensamiento estéril por donde se lo mire, dice siempre lo que otros ya dijeron, repite como una campana,  replica como un eco, poquedades  que ni curados tienen remedio Más aun, el cañón de mi pluma Deja caer verdades Añejas, vencidas   Muertas… Un pensamiento me llegó de camino: Vano ese verso  que ya se conoce. Vuelve mi pluma al combate, con versos de compromiso. Dirán las letras viejas, culpa y disculpa; que nada nuevo hay bajo el sol, para desventura de mi razón, Ignominia de mis sentidos.
El tigre de la leyenda El tigre Benítez Persuadido por la abundancia, de aquella divina estampa, salpicando luz y brillo, con esa percha, que se tiró encima: Es un derroche de facha… De los últimos guapos, el tan mentado tigre Benítez, por su mucha notoriedad  no lo dejaré pasar en silencio,  el más nombrado y buscado, y yo digo, no le faltaron dotes a esa facha. Notorio es y ninguno ignora, temidos de los varones, respetado  de las mujeres, quien no se rendirá así con las ventajas que lleva. Flamea el humo en la penumbra. Labios sueltos en llama que se encuentran en la noche fácil, la borrachera alegraba la noche sobre una vieja milonga, al ritmo de un bandoneón, pasos sueltos que se reconcilian en una baldosa.  Él entró y estaba todo el mundo a la mira,  desde el humo de su cigarro se quedó mirando, buscó esa mirada que le diera calce, el tigre marcó la presa, en un rincón, una jardín  florido, entre ellas; una sorpresa arquitectónica,  entre el humo de un cigarro y el aroma de un alcohol merodeó la presa. No fue ajena su presencia, ni su fama.   Todas las que allí pasaron esa noche,  hicieron cola las que de amor se conmovieron, tampoco la Laura, le quitaba un ojo de encima,   llevada de su pasión y antojo, ofreciéndose a la guerra, no le tembló el pulso para llegar a las manos,  cuando él la llamó, ella  salió con ligeras alas en los pies, que para nada se quedaron tiesos o quietos; con esto, que no es pequeña ventaja tiene ganado de mano los oídos y la atención del tigre Benítez.      Él mirando las baldosas midió la pista que tenía, la tomó por la cintura a la fresca rosa  y la mano bajó más de lo que recomienda la censura y no  fue necesario pedirle perdón para ganarse la boca y más de lo que hasta aquí se pretendía, ella cumplía su mandato siguiendo el ritmo de sus pasos, en cada nota de tango. Toda la noche,  paso a paso en cada golpe de un dos por cuatro,  ella seguía al llamado y al gobierno de aquellos brazos. El tigre entra a tienta en la noche de la milonga  derrochando afecto al vagabundeo  y sale con otro sol a la madrugada con las primicias del amor. Príncipe de la elocuencia,  así se cobra los frutos que macen de sus honras. El tigre y la rosa de la manito, él silbando la cumparsita, ella   contando baldosas, como dos amigos, por el mismo camino buscando un final feliz. Hasta aquí voy a tomar mi pluma para que no se cansen sus ojos, al cuento lo dejo corto,  imaginen lo que después pasó, para ir llegando al asunto entre el cazador y la presa. 
¿Poeta yo? Tomé mi pluma, amasé ideas, forjé poemas, templé metáforas. La sangre me dirá, lo que la nobleza Luego me confirmará, que con toda mi pobreza, ya mis letras son amigas de la Gracia; dejándose ver por la tela del cedazo, que con piropos se compran las galas, con que luego se regalan.
¿Poeta yo?
Autor: gonza pedro miguel  259 Lecturas
Dios es mi testigo Discutamos ante Dios,   cara a cara donde la verdad es evidente, allí haremos justicia. Quiero saber cuál fue mi culpa, para que olvidara así…tu nombre con el vino. Testigo lo hago de lo que te digo, de lo que hasta aquí tienes leído: Que mi pecho en penitencia, ya no tiene remedio, después de tu sentencia.  
Ella es como el viento que viene, sopla y se va y yo, con mi orgullo a cuestas, lavando con el vino las manchas que me dejó su olvido. En su mirada: la que antes pudo y bastó. Tenía unos ojos y una risa en rima entre otras cosas que traía de regalo. Yo que quería gozar el privilegio de sus formas y la alabanza de sus manos, en mi confianza me sujeté a sus promesas vanas hasta que descubrí la dura corteza de sus mentiras. ¿Para cuál de los dos, después de todo, la soledad será legítima? si su figura es un paso obligado, el que mira sufre y el que toca goza.
Le digo a esos pasos que  saben mi compás y el ritmo de mi cadera: En este trueque me quedo: Me das un beso, te doy otro 
Sin ira ni venganza Esas palabras, las que antes pregonabas con miradas y sonrisas, esas que eran dulces halagos, envolvieron  mi alma con paños de buenas pretensiones que luego deshicieron  tus avisos. A ella le di ricos vestidos, conformé deseos y gustos con puñados de monedas, ilustrando su nombre, magnificando su casa con glorioso nombre que luego contradice con otro amante  elegido,  maldito sea el otro que tiene más y por haber dado más donde yo falté, maldita la codicia, maldito el viento de su vanidad, que desplegó las velas de sus deseos, arrastrados por la violencia de su codicia, malditos esos malos humos, que cegaron las primicias de sus caricias, el triunfo de sus manos, su primer beso, el primer fruto de su amor primero, que luego fue mío, tan pregonado de sus labios y acreditado de sus ojos, así iba yo, y así  me llevaba ella, anclado en las ligaduras de sus brazos. Recibe mi gracia por el beneficio, vasija de vientre grande, hinche tu bolsillo y que crezca tu negocio.  Que  los trofeos de la victoria, la gloria de este amor pendenciero, sean de tus deseos muchos, la excesiva  pasión cárcel.
De amores vides Maomeno Desmigado y desolado  Tacuneando  piedritas por la videflores        Salteadito  raleado de amoresvides Rotopulgui esperanzado en amoresenti De una venus que olvida amorisdi Todotranqui esperanzado en  la olvidanza Con un tintiyo amigo de mis nonis Berberaje que tapa berretines Única esperanza de mi única olvidanza 
De amores vides
Autor: gonza pedro miguel  256 Lecturas
Amor pido, que no gracia.                                                                                       Pasión quiero que no fría. Si con amor me das tu corazón, con gloria recibirás el mío.
Amor pido
Autor: gonza pedro miguel  256 Lecturas
El ángel de mis sueños Andaban mis ojos presurosos Cuando la vieron llegar No le creyeron mis sentidos Ni mi pluma la podrá pintar Ni tu imaginación la podrá alcanzar Sólo te puedo decir que Ella le robó a Dios toda la belleza que una mujer pueda tener Vino ella toda finamente labrada, Como obra virtuosa  mirada y adorada Que no hay flor que la iguale Ni gusto que no se rinda  Que a otra no sabré querer, ni más sabré pedir   tan agarrada a mí, quedó por dentro, y yo sin ninguna ganas de soltarla quedó a mis ojos para mi regalo y como perdición a mis sentidos abobado, así con esa fuerza que me arrastra, su perfume me enredó a sus ojos, para repetirla luego en la letanía de mis sueños.  
Cicatrices en un papel en blanco Un poema romántico tiene siempre inevitablemente  algo de ridículo, pero tiene un atenuante: La poesía cura los dolores del alma.
Retrato de una contrariedad Una duda que anima mi ser, que resolver no puedo, de dos extremos distantes, mi pecho no sabe escoger No teniendo claro mis ojos, ni luz plena en mis sentidos ni por ésta, ni por esa otra, en agonía que arranca el alma a dos cabos lloraré por una y por la otra sufriré a mares. Que me ahogo en el deseo, Que me ciega la pasión, que me mueve la impaciencia. Ya huir quiero de mi confusa suerte y así, no acusen a mis labios de mentiroso o infamen mi pecho de lascivo. Con las dudas que ahora  multiplican mis temores, haciendo fieros me salí.
Cuando siento tu mirada Cuando siento tu mirada sobre la mía. Mi ser que se sabe dominar pierde su cuota de control, con la exasperación que le otorga tu figura.
El amor y la fe Dejo de dudar cuando empiezo a creer. Empiezo a soñar cuando te veo venir, Dejo de soñar cuando me miras a mí Empiezo a pensar que me quieres a así 
El amor y la fe
Autor: gonza pedro miguel  255 Lecturas
La plaza de los dos reyes Por mandato de los señores Con El  fall en la mano: La censura de la bota. No detiene la prolija arenga de la plaza, que de la libertad, de su uso se hace mención y el gesto no se desvanece en la elocuencia, sobre el  pie que corona las sienes. Brota el reclamo de promesas incumplidas: que hacen de la vida: amarga y desabrida.   Entonces  darán queja criminal de tu voz ¡Oh!  Pueblo  soberano, molido como el toro en la plaza corrido y perseguido. La bota entre pancartas y banderas corre desparrama y destroza. Luchado a fuerza la resistencia entrega algunos cuerpos, sobre muchos desaparecidos. Del norte viene la orden: Que no ponga el pobre el pie en la razón, que no descubra su sentido, se levante, luche y grite: ¡Revolución!
Poder y disciplinaRitual festivo del capitalismoFavorece el analfabetismoCuerpo redituable y docilitado Cuerpo vigilado y reticuladoCuerpo irritable y deformadoEs lo negado y rechazadoCuerpo estéril y deprimido, Lo posible y lo prohibidoMuchedumbre de enajenadosComo eslabones entrelazadosPotenciando rapidez y eficacia Cuerpo trabajo, cuerpo ganancia
Diálogo entre el poeta y su pluma II       Sobre el azar y el destino -De piedra y plomo mi mano. -¡Estamos mísero de letras! No se cae ni se levanta ni una pobre idea. -Fortuita cosa somos llevados por el viento. -Miremos a los que  antes fueron, tal vez en ellos encontremos nuevos bríos, -O dejemos que el azar y la fortuna construyan nuestro camino, que sean ellos los marquen nuestro destino. -¡Que cosas incoherentes dices! Si crees en el azar no crees en el destino, pero si crees en el destino, entonces hay un camino, donde podremos alcanzar,  lo que la suerte nos niega y no nos quiere dar. -¿Pero cómo alcanzaremos lo negado? -Confía, en esto reside el destino:  si ha de ser alto tu nombre, no serás un ser abandonado por el buen hado, que de lo pequeño hace grande de lo dudoso, cierto y de lo oscuro, claro. Que las grandes ideas son donadas por  la inspiración. -Confundes mis sentidos. ¿Qué debemos Hacer para poder escribir bien y con altura? -Levantemos la mirada al cielo y roguemos al Dios de la ventura  Él es el guardián de la palabra viva, por cuya mano poderosa ni abatido desesperamos, ni encumbrado nos olvidamos que por su gracia somos. -¿Con sólo pedir alcanzaremos la victoria? -Si la lumbre de tu fe me falta no previniendo la gratitud, líneas en blanco y colores mudos darán cuenta de nuestro error. -Roguemos y que sea la voluntad del Altísimo. -A  esta  torpe y estéril pluma                                                                                              ruego a Dios la fecunde, y bendiga este corto ingenio e ilumine estas pobres letras y milagrosamente muestre, la más ingenua verdad. Que de la más pobre y  ruda materia salga el más virtuoso efecto y revele del amor, sus misterios. -Gracias te damos Señor.
Cada mañana me visto con tu recuerdo Será en esta noche pasajera Que la austera soledad vestida de negro caprichosa me asedia de nuevo  y me enfrenta con la nada, Cual van mis sentidos perdidos están, Soy un texto sin argumento, Un hoja en blanco que cada mañana  me visto con tu recuerdo Y me pongo el traje de tu memoria. Ya que las cosas que tengo contigo Sin ti no valen. Ruego para que con el más puro y claro entendimiento  veas con buenos ojos, que no habrá otro nombre, ni más nombre que mi nombre para darle a tu  razón.
¿Qué me queda? El saldo flaco de tus caricias y besos. Tus Miradas pobres, llena de numerosas cautelas, Atrás quedó tu mirada clara, que sabía amar como Dios manda y que ahora sabe odiar sin atenuantes como el diablo quiere.  
La rebelión de las musas   Con  la mirada en la luna buscaba esa imagen pura… pero, después de un tiempo,  finalmente surge esa imagen fraudulenta, algo espuria de la luna. Yo sé que esa imagen de escombro que recibo no es la que busco ¿Cómo recuperar el equilibrio, en la fidelidad a lo bello y la justicia en la voz del relato para que adquiera valor en su conexión con el ser del objeto? Me doy cuenta que las musas, como portadoras místicas de los dioses,  me quitaron cierta osadía, que ya de por sí las tenía en dosis mínimas, y mataron más de cien ideas recién nacidas. Nadie pude ser fiel a la hermosura sin la seducción retórica de las musas, con esa mística generosidad. Ellas tienen la vocación congénita de la palabra, Antes de ella: Almas en pena; después de ellas: Almas en gloria, y con ellas, es real esa capacidad de lo suficiente para contemplar, descubrir y comprender el ser de lo sublime, mientras nos va llevando de la mano y cuando no lo queremos escribir nos va arrastrando de los pelos; alimentando visiones, alentando ideas.  Una parte de nosotros queda ahí, en la letra trasmutando, y así, el texto se hace la morada de las musas. Evidentemente ningún texto puede llevar por sí mismo ni una revelación, sin el aporte de las musas, ellas ponen de manifiesto esas esencias atesoradas, dejan en evidencia los signos estéticos de la identidad de las cosas. Sin ellas la pluma nos reserva, pérdidas, fracasos, sucesivas derrotas, cosechando sólo frustraciones, hay que prohibirse escribir sin esa tutela, sin ese legado de lo divino. Las palabras que brotan por la inspiración, son palabras lavadas, limpias, puras, y con ellas, las musas, adquieren una escalofriante verdad, siguen siendo palabras, pero, ante la mirada atónita del lector, se hacen arte y es la magia de la literatura que las hace renacer.    
Palabras Con su vocación congénita  las palabras atesoran la identidad de los goces, los deseos, las frustraciones y las guardan en imágenes que se revelan en lo que decimos.
Palabras
Autor: gonza pedro miguel  251 Lecturas
Un inicio, un punto de partida para la semilla libérrima y soberana. En el mercado libre de las ideas: Tu mirada como un aliento tácito, despertó la expectativa de la ilusión,   para el logro supremo, esa posibilidad exótica: Llegar a lo inexpresable, Y en un verso encontrar lo inimaginable.
la espera II
Autor: gonza pedro miguel  251 Lecturas
…Con permiso del cielo Dios me ha dado vida para que escriba y tiempo para que la corrija, que alguna idea misteriosa  y digna diga y otras que conveniente calle.  Que no es de ahora el interés, ni nació ayer lo que hoy intento. Por los dichos y los hechos, Juglares versos salieron hechos
Un inicio, un punto de partida para la semilla libérrima y soberana. En el mercado libre de las ideas: Tu mirada como un aliento tácito, despertó la expectativa de la ilusión,   para el logro supremo, esa posibilidad exótica: Llegar a lo inexpresable, Y en un verso encontrar lo inimaginable.
Un inicio
Autor: gonza pedro miguel  250 Lecturas
El fermento Mi mente es un fermento de letras, y, yo lo descubro en la mirada limpia de los justos, o en tus áridos mutismos, Inapelable como la muerte. Quién podría pensar que un simple resbalón Me  llevaría a beber del cáliz de tu olvido. El amor mismo la causa de tanto duelo, porque es eterno su conjuro. Entre suspiros de esperanzas perdidas, hago mi duelo aquí adentro. Acunado en el cuenco de mi alma, para desolación  de mi memoria: casi desquiciado te recuerdo. Qué ironía: Tu partida me dejó una pequeña fortuna: La poesía ¡Gracias amor por quedarte tan pobre, haciéndome tan rico!    
El fermento
Autor: gonza pedro miguel  250 Lecturas
Verdad y justicia Algunas veces la llama de la verdad Se cubren con las cenizas del engaño Pero con un pequeño soplo Se descubre y crece la llama encendida  de la verdad y la justicia.
Un encuentro con vos ¿Qué sería el amor sin esta mortal Amistad de los sexos? ¿Un encuentro con vos? No  sólo será corporal Entre ambos hay ya un repertorio de Miradas, sonrisas con un toque espiritual De  tinte poético y musical. 
Yo sé                                                  Yo sé que  los sueños incumplidos son pequeñas muertes, las dudas: Sus espantos, los olvidos: Sus asesinos.  
Yo sé
Autor: gonza pedro miguel  249 Lecturas
Cuando ya no quedan más palabras Cuando está todo dicho Sólo queda el silencio. Ya fue sembrado el desaliento, con la mirada vieja, con el amor gastado y la pasión tibia. 
Y le dicen “La fea” Hermosura para mis ojos Cuando para otros no lo sea Rompo las noches sin sueño A sangre caliente. Satisfacen mis ojos Y los frutos de mis deseos Sus muchos y escogidos dones Viéndome perdido en sus amores Entregué mis fuerzas, dejé mis suspiros. Para mi dicha creció mi luna Y el sol de mi ventura. Se admiro de mí, no menos yo de ella. No fue tan avara mi fortuna Para mostrarme una a una Que  la belleza y el amor Viven en una piedra o una flor
Cómo me siento Cómo me siento: Abandonado como un recuerdo viejo. Estar solo está bueno cuando es una libre elección, pero cuando es una soledad enraizada  en la fantasía de tenerte; es una esperanza frustrada e inútil; entonces  uno siente como aterradora esa soledad, que llena todos los espacios disponibles, como esta nutrida ausencia. ¿Qué me queda? Sobrevivir a este silencio mortal. ¡Cómo extraño esos pasos que saben mi compás y el ritmo de mi cadera! Como un libro viejo, sin letras, sin hojas pero con una idea fija, con una idea loca: Tenerte.  Aunque no quiero mirarte de lejos, voy a creer que la esperanza es un olvido y que el amor se resuelve en la distancia. Yo sé que puedo extrañarte un poco más. Necesito  tus largos brazo para los abrazos, pero sin el pecado de la soberbia… pero otra cosa sé y es que esto no es posible, por esto me quedo solo mirando, yo que miraba por sus ojos. Pienso, lleno de soledades varias con mis ojos al desnudo: Qué sola va a quedar mi mirada sin la suya. 
Como me siento
Autor: gonza pedro miguel  249 Lecturas
Aquí estos versos que declamaron aquellos, los labios que me besaron esos, los brazos que me envolvieron estos, los pies que me acompañaron y en esta mirada: Tus ojos tribunales;  Azules, mágicos y fatales
Una caricia que duele: tu mirada sobre la mía.
Una caricia
Autor: gonza pedro miguel  248 Lecturas
Como mina que no tiene contra  Carita de pan dulce, carterita bajo el brazo, pollerita corta, taquitos altos. En una esquina, toda dulce almibarada; regalando luz y brillo. Así  gana un suspiro, dos miradas y tres promesas enamoradas.
La amé: Con la fuerza del sacrificio, con la voluntad del deseo, pero con la abundancia de mi miseria, y no alcanzó  
la amé
Autor: gonza pedro miguel  247 Lecturas
La sangre y la tierra Pierde el hombre esta tierra y con ello no gana el cielo. Si vencer a otro lo cuentan como gran victoria, cuanto más vencerse uno mismo, no te digo ya para ganar el cielo prometido, sino tan solo para vivir un poco mejor en esta tierra, porque venciendo lujos, vanidades y pasiones contenidas, no sé si ganaremos el cielo, pero seguro estoy: la tierra `prometida.    Nos salimos del camino, va en ella el hombre con sus males, abriendo la boca de la codicia; multiplicando por mil la renta de esta tierra. No piensa dejar ni memoria de lo que aquí hubo. No pone el ojo en los que vienen, ni el oído en los que están con hambre, sólo monedas en la razón y la mano. Hay que enseñar al hombre a amar esta tierra, atornillar el cuerpo a este suelo, fundirlo con la tierra en un abrazo cerrado, antes que lleguen los años secos

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