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A mi soledad compinche de tu ausencia Yo le ofrezco mis sacrificios y quemo en ella mis memorias, donde arden culpas y disculpas. El empate Te juro, Carlitos estuvo toda la semana hinchando con el partido del sábado, era de lo único que hablaba, hacía aspaventó con su primo, según él, el mejor arquero del mundo, yo le dije: che, vamos a ver si es tan bueno eh, espero que no sea un tronco de carne y hueso como vos eh. Él me dijo -Ya lo vas a ver-, y siguió con su tono de amenaza y apuntando con un dedo, -si te haces el vivo, como la otra vez, el lunes te traigo en cama-. Eso si me agarras, sentencié. Entonces le dije: Ahhh… si te acordás de la otra vez, es porque te dolió y mucho, el caño que te mandé, ¿te acordás o no? y que varias veces quedaste desparramado, mirando mi espalda y viendo como encaraba para el arco. –Vamos a ver si podes repetir la historia- Me gritó mientras se iba. No sé si sabías, el picadito será el sábado, en la canchita del viejo López, si ya sé, esa canchita está maldita, siempre que jugamos ahí empatamos o perdemos, pero bueno que va… pienso, un día tendremos que romper esa desgracia. Para poner a prueba el talento llovió toda la noche. Yo ya sabía la repuesta y sólo para cumplir con el ritual le pregunté a Carlitos: Che, la cancha está media barrosa ¿jugamos igual? Me respondió Con la picardía de sus días mejores, mostrándome una sonrisa amplia y generosa que dejaba ver su teclado de baldosas sueltas. Tempranito estábamos en la cancha, Los mejores exponentes de una extirpe legendaria ya casi extinta, ja, ja, el gordo Aldo, Roni, el ojo de Carrizo y nuestro jugador estrella: El Pitu. Como todos dicen, es un capo con la pelota, juega en el medio y ahí en el medio, es el patrón calidad, sacrificio y huevo del equipo. Con una cintura mejor que una odalisca: El Pitu, lo menos sospechable, delgadito, bajito, frágil, rápido, el disfraz perfecto para ocultar y disimular el tremendo carácter de ese león perfecto, de talento exquisito. Ellos no tienen un jugador estrella como nosotros, pero tienen un equipo que juegan juntos desde chicos, se conocen bien, sus pases son de memoria, de toques cortos, rápidos, cruzados, por arriba o por abajo, son precisos. Si no los marcas bien, estos te llenan la canasta. No necesito echarlo a cara o cruz, le di a Carlitos a elegir el arco. Te juro, no lo vas a creer, el Pitu, de entrada dejó ver el hilo con el que está hecha su tela. Cuando lo vimos jugar. Todos decíamos: El tipo este, es muy bueno. Él solo les hacía frente, y gracias a él, el primer tiempo terminamos empatados cuatro a cuatro, y sin contar las pelotas que sacó Manotas, (Le dicen así, en alusión al pulpo) el primo de Kike, que no era bueno, es buenísimo. Que si no fuera por él, le pegábamos una goleada histórica al equipo de Kike. Manotas con su oficio de arquero, sabe leer muy bien los gestos de los delanteros para predecir donde va ir la pelota, y así sacar ventaja de su ya, segura agilidad, si a eso le sumamos, su increíble intuición en elegir el palo correcto. Es impensable la calidad que exhibe este cristiano, más allá de la fama que ya tenía. Según Kike, su falta de ambición lo llevó a rechazar la oferta de ir a jugar en un equipo de primera. Fue una pena para ese don tan maravilloso. A Carlitos lo asistía su hermano, con esa parsimonia de buen jujeño. Brillaba con humildad, con un brillo silencioso. Tiene esa inteligencia para darle calidad a la distribución del juego, con el impulso en el momento preciso, con esos pases micrométricos, nunca lo vi dar un pase adelantado o atrasado, siempre ahí, al pie. Terminamos el primer tiempo. El Pitu arrancó cansado el segundo tiempo, más tranquilo, ya no corría tanto. Pero igual, ya cerca del final, con un amague de cintura dejó uno en el camino, otro quedó desparramado ante la filosófica gambeta del cambalache, tres, cuatro y, lo vio venir a Carlitos, apuró el pase antes de recibir el hachazo y quedar despanzurrado de trompa, haciendo sapito en el barro. Todos no reímos…pero no se levantaba, después nos asustamos. Te juro. Parecía que el golpe fue brutal. No fue nada grave, después se levantó como si nada, para festejar el gol. Con ese golpe Carlitos nos avisaba que no piensa perder por goleada y con una actitud resignada y poco digna establecen una cerrada defensa de trinchera para evitar la humillación. Les íbamos ganando cinco a cuatro y parecía que se venía el sexto. Por fin rompimos la racha perdedora en esta canchita. Carlitos con su esotérica significación, detrás del arco le hacía tres nudos a la bandera, mientras juraba por todos los santos cumplir con la promesa de pagar un asado para el equipo si ponían huevo y nos empataban. Yo siempre lo dije: Esta es una pasión para sufrir y disfrutar y en este momento, esta pasión me desbordaba. Hasta que, en una contra con precisión, de Carlitos y su hermano. Cinco minutos finales del partido. El tiro libre. Pelota al segundo palo para sufrir… cuando pasa rozando el palo derecho y gol. Cinco a cinco. Ante el error de la defensa. Gritos y reproches iban y regresaban, llenos de ridículos pretextos. Vino el gol. Después el desorden con inexplicable desconcierto. Se había perdido la serenidad. Afloraba una terrible impotencia, naturalmente era sólo un gol, una claudicación momentánea aun faltaba algunos minutos pero… EL Pitu solo ya no alcanzaba. Tampoco lográbamos remendar nuestra desgarrada defensa. Cansados con el respirar fatigoso. Parecía inminente que ellos nos terminaran ganado seis a cinco. Carlitos con toda la potencia del asecho. Con esa picardía, merodeando por los lindes del arco, tremendamente provocativo. Recibe un pase por lo alto, salta y con el pecho la deja ahí, dormida. Se da vuelta y le pega a la pelota con una ternura calculada. Yo veo como queda él solo. El miedo atroz me cercó, yo sentía que no podía pensar en nada, lo único que allí existía era, esa mirada de sangre en el ojo de Carlitos, salió el tiro y entonces bruscamente mi mano se elevó abierta y esquinada, luego cayó hecho un puño y con un golpe seco que no justificaba mi fama, me quedé con la pelota. Ni yo lo podía creer. Lo veo solo a Carrizo para salir de contragolpe. Se la doy de primera. Elude a uno y otro. El Pitu con señas se la pide, pero… Ese caprichoso incurable, ese egoísta reincidente, que se cree con todo el derecho de posesión sobre la pelota, se corta solo. Carlitos de atrás lo barre con `pelota y todo. ¡Qué bronca! El Pitu se la pedía solo frente al arco. Ese era el gol del partido. Como en todo el partido, otra vez se queda con la pelota para perderla de nuevo. Te juro. Yo no lo entiendo. Si ya pasó a uno y a otro que le cuesta pasarla al compañero. Te juro, no sabés la bronca que me dio. Ver al otro gritando, levantando la mano y el, ahí intentando una jugada más. De nada sirven los reproches. Un silencio seco y tolerante nos reprochaba la falta de ambición. Solo nos quedaba la espera del pitazo final en actitud pasiva y resignada al empate. Pitazo final para sostener la racha perdedora en la canchita del viejo López y acrecentar la dicha de Carlitos. Ya encontraremos otra buena oportunidad para vencer con esa porfiada y trabajosa pelota que se resiste a besar más la red. Ella: la niña de mis ojos Mi mejor proyecto, mi verso más elevado, mi sueño mejor cumplido. La razón, causa y efecto de mi ser en lucha. Pondré tu nombre en un verso para que quede después que me haya ido… que todos vean cuanto te he querido. El duende de la fantasía, pintó de realidad mí sueño, que habiendo sido humano, te hizo ser divino. Es tu sangre de tinta, son tus manos de papel y tus labios de rima, que destilan miel. Como el árbol de la vida, son tus frutos de poesía. Un encuentro con vos ¿Qué sería el amor sin esta mortal Amistad de los sexos? ¿Un encuentro con vos? No sólo será corporal Entre ambos hay ya un repertorio de Miradas, sonrisas con un toque espiritual De tinte poético y musical. Esa mirada Miro que me mira esa mirada Y que al mirarme no me dice nada, pero si esos labios callan, esa mirada me cuenta todo. Ya me perdí dulcemente, saboreando el dulce picaresco de tu mirada galana. Ya se ignore o se entienda por mil vidas que viviera, no quisiera yo perder, el manjar de tu mirada. Si amado o amando yo muriera, Serian esas, las muertes que yo quisiera. Mi amor, mi enfermedad El amor es la enfermedad más contagiosa que Dios creó para curar al hombre de su maldad. Se trasmite por contacto cercano con mirada fuerte, si más cerca, por un abrazo y si más cerca aun, por un beso. Vos lo sabés Vos lo sabés, algunas veces el verso es uno solo y uno en el apuro gasta ríos de tinta. Entonces pensé ¿Cómo poetas, hallaremos ese compromiso con las letras, que con justa y legítima necesidad reclaman nuestra conciencia poética, el apego a lo bello y la justicia en la vos del relato? Decía en mi conciencia: Hasta cuándo seguiremos escribiendo sin la mística retórica de las musas, textos que, algunas veces, uno se sorprende de que aparezca una buena idea. Vos lo sabés o lo habrás sufrido alguna vez, esto de leer y que te de bronca leerlo. Cuando leo algo y no me gusta, sufro como alma en pena, por esa vocación congénita con la palabra y lo peor que me puede pasar es que me encuentre, con uno de esos poemas modernos, que no tienen pie ni cabeza y para colmo de males, eso que ya de por sí es calamitoso; le guste a alguien; eso me revuelve la tinta. Si ya sé, vos siempre lo decís: No hay que ser tan estricto con los demás, si no con uno mismo. Por otro lado estuve pensando eso que también vos siempre me lo decís: Que yo, no le encuentre el pie o la cabeza a ese poema, no quiere decir que no lo tenga, por lo general cuando aparece alguna idea, vos lo sabés, suele suceder que no lo entendemos, casi siempre por un falso pre-juicio la consideramos como la más flaca y menos verdadera; todo esto tan solo por no entender la idea. Seguro vos lo sabés, te habrá pasado más de una vez; cuando uno lee uno de esos poemas que uno no entiende, me pregunto ¿Seré yo que no entiendo el ser sublime de esta idea? (teniendo en cuenta que a alguien ya le gusta y si le gusta; algo debe tener) Siempre me quedo con la duda. De una cosa es estoy seguro, las buenas ideas son difíciles de conseguir, por lo menos en mi mente no abundan. Hay momentos difíciles en los que uno descubre que; por más que busque no puede ni tampoco alcanza ni siquiera eso; una idea mediocre. La buena, cuesta conseguir. El problema está, si es que aparece alguna idea, cómo uno se da cuenta que, esa es la idea que estamos buscando, usted sabe, me refiero: la fórmula perfecta casi nunca se presenta clara pura y transparente, e indubitable, una idea así, casi siempre se presenta incomprensible en primera instancia, vos lo sabés, una idea de este porte por lo general es más grande que nuestra humana comprensión, uno tiene que desandar la idea y descubrirla de a poco. Vos lo imaginarás o esto lo sabrás muy bien: La vida del poeta no es más que la búsqueda de esta idea, algunos como vos y yo lo tienen como enfermedad y en la locura de la desmesura entran en la sofistería de la palabra, (es una pena pero debo reconocer que a veces entramos en esta) pensando así dar con el ser revelado de la idea. Vos lo sabés, cuando una idea está demasiado lejos uno entra a desesperarse, los miedos dividen, las dudas congelan la tinta, si nada original brota, se apela a los artificios. Después… después vendrá la culpa en lo irreverente, por ese insulto a la buena idea, por ensuciar la pluma. Debo de confesarte, quizás a vos te pase lo mismo, cuando por el apuro, publico algún poema que ni es tan poema, por el poco aliño a la idea o le falta fuerza, que suele soltar y aflojar. Después, vos lo sabés, a ese texto, no encontramos quién lo absuelva, digno de ejemplar castigo, como si fuera delito yo no quiero ni ver lo que he escrito. Te extraño A siete meses de tu partida, hoy, me levanté pensando en vos, sobre lo mucho que peleábamos y lo poco que duraban nuestros enojos, recuerdo con ternura esos ojos llenos de rabia y de manso a la vez. ¡Hay, Jorge! Cuánto nos criticábamos, cuánto deseábamos cambiar al otro. Al menos a mí, la vida me da otra oportunidad para darme cuenta que esas peleas se debían a que ambos queríamos el bien del otro. Entendí que tu elección no era mala sino diferente, igual a los míos, con direcciones diferentes pero con el mismo objetivo: ¡Ser! Cuesta aceptar por más hermanos que tenga, que uno se fue. No te queremos soltar, las reuniones, los cumpleaños siempre desemboca en vos… Te cuento que hoy ya no peleo con nadie, como siempre ¡Los que peleábamos éramos vos y yo! Mami tenía razón: “Dos leones en una misma jaula” Te extraño con esa dureza, con la que vos sabías cachetear con la verdad, sin suprimir una letra, y yo…yo nunca lo soportaba, volvía la espalda y me quedaba atrás masticando mi razón. Cuando papá se fue, fueron tus hombros… esos hombros los que nos abrigaban, seguro respaldo de mami, vos…vos siempre le decías a mami, “no llores más, ya vendrán nuevos besos, más frescos que los primeros, despide ya a esos pies que no te acompañaban, ni te honraban” era tu frase favorita y tu mejor consejo. Extraño tus consejos tanto…tanto, que más no se podían encarecer. Estos ojos que te vieron subir, ya nunca más te verán bajar ¿Con qué rigor del cielo, Los santos se juntaron, y tus ojos me negaron? Quiero la medicina de mi pecho, el ungüento de mis huesos, el jarabe de tus consejos. La soledad Hoy tengo una sordera que no me permite hablar conmigo mismo. Los pobres mueren de hambre los ricos de hastíos y yo aquí… solo, sin poder hablar de frío. La vida quiere olvidar La vida quiere olvidar la muerte, pero la muerte no tiene olvido, un día me descubrirá en su memoria, se acordará de mí, de este montón de huesos que eligió no agotarse a través de su pluma, quizás en un vano intento de perdurar y permanecer. Quiero mi insomnio, así me desvelo sobre tu cuerpo De esos besos mentirosos Recoge y junta los frutos de este amor, que pesada ofensa ha sido. Que aguados son y desabridos tus besos, arto delgado, con esos besos caros. Me sobran penas para cantarle a tu nombre. Inoportuna, pesada y enfadosa. No quiero, la franqueza de tus ofensas, Ni el privilegio de tus caricias mentirosas Que por delante me des aplausos y por a tras me digas: feo Excursión por los campos de la teoría del arte Recogía en ella, las flores de su mirada en mera contemplación y en cada pétalo de visión sacramental, soñaba con los misterios de su voluptuosidad. Cruel aventura de pensar su mirada sobre la mía, destellos deslumbrante de gloria, sueños de inclinaciones ardorosas para entregarme a la razón de sus leyes, hacia donde me arrastran sus dones, el sustento de mis pasiones. Grabaré en piedra o bronce los tópicos de tu feminidad, prodigiosos versos invocados desde tu ser, que en la incertidumbre indagan, en los lindes de la revelación; me invita a una excursión por los campos de la poesía, para volver a los hechos milagrosos de tu ser. Tus piernas entre cruzadas, laberinto de suntuosa complejidad, desgarrando entre el hecho y el deseo. Un modesto tesoro de comprensión de los innumerables finos matices que revelan tu gloria desnuda, terror de adoración de ese asombroso retrato, que establece la tónica a toda mi vida, fijan la clave en tus ojos, tallan su forma en la vid de mis versos y me dan un sistemático silencio, de un oscuro conocimiento en la contemplación de tu cumbre, en un trance creador. Tan linda, tan ángel. Apariencia mentida. Comerás del pan que el mismo diablo amasó. Yo quisiera… Mucho quisiera retenerla en la buena memoria, esa exquisita figura para poder repetirla en mis sueños, porque era toda de cielo, casi sagrada. Ella es delito, injusticia y querella para las otras, observando todas sus bondades miraban bien en ellas todas sus faltas, celosas todas por la codicia del provecho de tan dichosa estampa. Juegos, miradas, y sonrisas le hicieron soltar la paloma que llevaba en la mano, por el cisne que iba volando. Cambiándome ella por otro preferido, presuroso por el celo quedé perdido, ciega ella puso sus ojos en mi enemigo. Recordando el santuario de sus besos, en solitario quede forzado; ahora lloran así, el canto llano de mis versos. Tan distraída mi suerte tan sitiado mi dolor, tan cercada mi desdicha. Ruego que ni la ira me venza ni la venganza me hiera. No fue en mi mano el rencor, sólo en mi pecho el dolor. Con esa fuerza telúrica que mueve y transforma, el movimiento grandemente elocuente de tus formas y manifestaciones; estas consagran el triunfo soberano de mis ojos beligerantes y esos pechos fértiles, que generosos asoman entre el sustrato de esa prenda florida. Ruego para que concedieras a la más noble de mis manos las grandes mercedes territoriales de su conquista, hasta llegar más allá de las fronteras de lo visible. Mis manos puestas en el lugar justo, llegaron para fecundar las tierras vírgenes de tus pechos y ellas comprendieron que sin mis manos no podrían sobrevivir, menos aun sin el monopolio de mis intereses. Tus pechos de tan profundas raíces, tan trascendentales para el destino de nuestros frutos, tienen la audacia de tus miradas, tienen en lo extraordinario el afán de auscultar el deseo puro de mis manos, en tus pechos se puede ver la fe inmensa de su fruto que generosamente se regala en esa batalla cuerpo a cuerpo y yo con el arma en la mano defendiendo la lucha armada por la riqueza de tus formas. Después de la segunda batalla me he dedicado a perfeccionar mi posesión colonial sobre tu cuerpo y tu lecho, donde somos nosotros suavemente mesclados. He aquí, en tus formas, la fórmula de tu dominación, que impone y fija el ser de mis anhelos, y es la medicina para todos mis males. Al principio lo descubrí en sorpresas, en pequeñas batallas, escaramuzas las cuales van madurando, conquistando nuevas formas de unirnos, aumentando el ser de mis pasiones hasta alcanzar a dibujar la raya en la arena y esta se vuelve dilema; atrás está nuestro pasado, la libertad sin cadenas, libre de compromisos, del otro lado; nosotros y eso que podemos construir; pero también está el miedo a no saber llevar ese pacto de dependencia, a no saber romper las contradicciones. Inevitablemente la raya divide y nosotros lo descubrimos en nuestros áridos mutismos que no saben callar el silencio de nuestra cama No fueron poderosa mis manos para callar nuestras diferencias para aquello que es y debe ser la causa de nuestro espíritu disconforme, nos cuesta decir lo que está claro: Lo que no podemos avanzar por la senda de las condiciones concretas. El enigma Tus miradas valen. Mis palabras sobran. Tu ojos bastan para mi gloria, veraces se avienen, como regalo de amor. Tu piel envuelta de fuego y pasión, vocación para mis manos, que suave y lentamente, desnudan dulcemente el enigma que lo descifra. La idea de un amor En medio de mi estaba, en lo mejor de todo, sembrada, nacida y crecida, esta idea: Pensaba… si vos me quisieras como yo te quiero, queriéndome , así de mil modos como estos versos, que los traigo por deseo y los tengo por amor, que brotan de la matriz de mis anhelos, y me nacen enraizados en tus labios. Ya retoñan en mi pecho. el verde claro de tus ojos ya florecen en mi conciencia, y le dan los motivos a mis versos. Buscando una idea Es patria común de los pobres escritores quedarse vacio de letras. Con palabras empeñadas buscaba hacer mis ideas limpias, para que no la condenasen por muerta, a estas pobres letras heredadas que corren ligero como el viento, como sombras fugaces que se disipan con el tiempo. Quizás valen poco y mucho me cuesta dar alcance a lo que más huye, no había idea que no revise, ni verso que no intente, o camino que no busque, la gota orada la piedra y la porfía siempre vence. En unas letras vi mi buena esperanza: sepulta el tiempo las cosas y los aranceles del tiempo se cobran La madera se pudre, el hierro se dobla el acero se quiebra y los corazones se rompen el camino es largo y la vida corta y yo…yo me reinvento y sigo Rtrato de un amor que dulce espero amor que en esperando muero Si me pides amarte yo más puedo Palabras Con su vocación congénita las palabras atesoran la identidad de los goces, los deseos, las frustraciones y las guardan en imágenes que se revelan en lo que decimos. PMG …Cuando ya no quedan más palabras Cuando está todo dicho Sólo queda el silencio. PMG Ya fue sembrado el desaliento, con la mirada vieja, con el amor gastado y la pasión tibia. De a poco de a rato aunque sea de a tantos antes que muera del todo la esperanza hablemos un poco. Quizás pueda descubrir o comprender o descifrar la esencia de lo que nos pasa. Quiero saber dónde se sembró tu desaliento, ese que ahora se infiltra en gestos y en actos. Lo seco y desabrido se hace cotidiano con esas palabras lavadas, palabras que se vuelven ausencia, palabras que marcan distancias. Recuerdo esos labios proselitista arengando a viva voz el fuego de la pasión. Para mí este recuerdo tiene un encanto partidario. En ese momento tu voz era diferente, decía otra cosa, tenía otra voluntad. Probablemente la mayor dificultad que hoy enfrentamos sea la palabra, para nosotros se está empezando a convertir en algo de mal gusto. Pareciera que para vos, recordar el pasado es invadir el presente con un recuerdo fósil. Yo sé que juzgar el pasado no es una tarea fácil, pero… Tampoco busco el encadenamiento afectivo, ni quiero la distancia que nos hace extraños. Quiero que hablemos. Quiero que recuerdes alguna palabra que sobreviva al olvido y que aun hoy nos acompañe. Quizás ella, con su recuerdo nos defienda, nos dé algún aliento, siembre alguna nueva esperanza. Antes al menos teníamos enfrentamientos verbales. Si ya sé, nos decíamos cosas injustas. Después los perdones, las disculpas. Hasta que un día, se hizo moneda corriente y nos empezamos a decir cosas irreparables. Entonces simultáneamente empezamos a callar. La presencia inevitable en la cama, hace más incómodo el momento. El silencio, en este lugarcito tan íntimo, hace que la soledad sea total. Yo estoy tan podrido de ese silencio brutal, que te busco con la mirada y vos me huís. Ahora al menos nos miramos. Hay una extraña iluminación en tu rostro, a veces pienso que intentas ocultar una alegría, porque se supone que debemos estar con caras largas. Aquí en el borde de la cama. No quiero solo tu mirada, quiero que me digas algo. Presiento que hay algo que me quieres decir. Si tus labios callan esa lágrima rodando por tu mejilla me cuenta todo. Si hasta hace un minuto quería que hablaras, ahora quiero que cayes. Yo siempre le tuve un miedo particular a un cielo alborotado, cuando era niño, una tormenta igual sepultó de granizo mi infancia con un viento como aquel que ahora corre, desparrama y destroza las flores de mi jardín, por todas partes comprendo el terror que me causa y este cielo con un viento arraigado en la oscura nube, el trueno en el asecho y el estruendo que parece precipitar el techo, en el cielo abrió la herida con un tajo de tanto resplandor y yo con la espera del estallido que me devuelve esa antigua visión de cuando era niño, cuando el miedo paralizante y atroz me cercó. Cayó una piedra hecho un puño, luego otra con un golpe seco, luego otra y otra con ruido tronador. En un espejo vi mi cara de terror. Después el silencio y el silbido ronco del viento agazapado me descubre por un segundo por donde salió el sol que evoca mi nostalgia. Dos días que llueve y la gota cava en mi paciencia sobre el peso muerto del tiempo. Esperanzado en la promesa “Siempre que llovió paró” tanto cavo la gota que abrió en mi imaginación, lo que el tiempo, una vez se llevó, y esta lluvia en diez me lo recordó, una detrás de la otra brotan las imágenes de cuando era niño, que cuando una suelto, la otra queda asida en la raquítica soledad, en el largo silencio, donde mi memoria hizo la cuenta. Me he interrogado y Creo que puedo ser franco en cuerpo y alma de lo que ahora soy y de lo que puedo ser de aquí en adelante. El álamo con sus ramas en desorden, resistiendo estoico el ímpetu furioso con ese orgullo casi jactancioso de enfrentar el viento en su práctica porfiada y trabajosa. Pienso: siento una profunda envidia por ese álamo que firme en su postura me brinda un ejemplo para vencer mis miedos. Pienso en el álamo y en la tormenta y los tuve por buena suerte, siento que ahí está el secreto para sufrir la vida o alcanzar otro tono, y cambiar ciertas dudas del pasado y resolver mis problemáticas vergüenzas. Cómo me siento: Abandonado como un recuerdo viejo. Estar solo está bueno cuando es una libre elección, pero cuando es una soledad enraizada en la fantasía de tenerte; esperanza frustrada e inútil, entonces uno siente como aterradora esa soledad, que llena todos los espacios disponibles, como esta nutrida ausencia. ¿Qué me queda? Sobrevivir a este silencio mortal. ¡Cómo extraño esos pasos que saben mi compás y el ritmo de mi cadera! Que duro juez has sido Que duro juez has sido. No me mires con soberbia, no me acuses sin motivo. Ya mis labios te convocan y te gritan mi carencia ya la pena de una herida son la muerte de mi vida. Quiso cruel mi destino, enemigo de mi gusto, me dejaras de lado; como piedra del camino. Con mi vocación de permanecer Quisiera yo morir Y volver a resucitar en mí, Con mi alma escrita en un verso, con la libertad de mi pluma Encendida y viva en su mejor milagro, como aguda flecha, Sembrada y nacida en una metáfora. Como pregonero labrador, quisiera yo Pasear por los lindes del sueño entrar y salir de la luna y el sol donde se labran los hebras que tejen la trama de mi texto, mi contento verdadero, mi perfecto verso. Tus brazos un candado, tus ojos un cerrojo; no me miras ni te miro, no me escuchas ni te escucho. De tu amor: descuido, del mío, distraído. Reine acuerdo entre los dos Con fuerza y con pasión: Amor pido, que no gracia. Pasión quiero que no fría. Si con amor me das tu corazón, con gloria recibirás el mío. Del verbo este amor Del verbo: este amor. Prenda de mi amistad, Deposito de mis gustos, Erario de mis besos, Loas de mis noches. Mis deseos se desprenden con el más ligero vuelo, que prestos se abalanzan, hasta llegar al llano de su vientre Y subir por la sierras de su pecho, Sin dejar deudo mí deseo, Con sus recitados besos, Refrigerio de mis sueños. Una gota de agua por mi reino Si ya entonces entendieras, O si vos ya lo supieras, No lo aceptarías tan libremente. Para los dislates que el hombre hace, Los absurdos que sigue, Como niño presuntuoso, o mujer caprichosa, Como terca vieja, no mira, no atiende razones. Cuántos árboles destruye, Cuántos ríos contamina. Niega la razón con torpes actos, Sin considerar sus efectos. Cuantas imaginaciones atroces intenta, Ni sabe el valor de una gota de agua y como el que no lo gana no lo estima, como cosa nunca amada, no conoce el valor, En tanto que no le falta. Buscando solo la renta. No miran lo poco que se contenta, nuestra madre naturaleza. sepulta el tiempo las cosas y los aranceles del tiempo se cobran La madera se pudre, el hierro se dobla el acero se quiebra y los corazones se rompen el camino es largo y la vida corta y yo…yo me reinvento y sigo En mi mejilla quemándome la despedida, la mancha roja de tus labios y yo, mirándote a los ojos, queriéndote llegar al alma, preguntándome cómo Sobrellevar el ayer, Después de aquella fiesta de promesas rotas. Cuando ya no quedan más palabras Cuando está todo dicho Sólo queda el silencio. Ya fue sembrado el desaliento, con la mirada vieja, con el amor gastado y la pasión tibia. La ley de mis deseos Teniendo ya nuestras almas trocadas, me vino al pensamiento valerse que tus deseos sigan mi ley, cual era tanta mi solicitud, con muchas y suaves palabras, con amorosas y ardientes súplicas, con prolongados e insistentes ruegos, con la opresión de los suspiros. Como las muchas baterías aportillan los fuerte muro así echaron redes mis brazos a tu cintura, cerraron tus ojos, callaron tus labios, sin temor al exceso, sin culpa hablaron mis manos, ganaron terreno, sin miedo y pudor; recorrieron tu cuerpo con suave temblor. Revolución De tu voz que se levanta y gallardea. Abraza la razón como el incendio, comienza de lo más alto, llaga hasta a lo más bajo. Tanto puede la razón, que da fuerza a los más débiles e ilustra a los más pobres, haciendo hombre a los más hombre. Si levantas la voz, si declaras esa o esta verdad; entre estos jueces y justicias, que no miran entre altas moralidades, así lo que antes fueron como los que ahora son, entonces te quieren dar cadena. Si con la amenaza no acobardan la razón, tanto más violencia para intentar erradicarla, mas arraiga, se fortalece y crece. Que no ponga el pobre el pie en la razón, que no descubra su sentido, se levante, luche y grite: ¡Revolución! Quiero mostrarte algo Del cañón de mi pluma han nacido minúsculos versos, casi imperceptibles, con esplendor oculto, esperando ser, alcanzarán su esencia cuando sean descubiertos. Miles de ojos, millones de veces pueden pasar por sus letras, sin entender lo que dicen, estos versos para ser, necesitan que los encuentren. Si miras atento verás sus raíces atrapadas y enredadas en el infinito mundo de la imaginación; hay podrás descubrir el dichoso destino al que han nacido, son versos que enamoran con loca pasión, si miras atento: con gloria y sin pereza se dejaran ver, pero… sólo necesitan un poco de tu tiempo… que te detengas a mirarlas. Mira lo mucho que aquí te ofrezco y lo poco que aquí te pido. Yo quisiera que los encuentres y encontrándolos al menos uno, sea de tu consideración; yo sé, que no de todos ellos quedarás gustoso, pero si en uno de mis versos detienes tu mirada, clavada en lo más hondo encontrarás lo que aquí, yo te predico, la rara belleza, la ignota realeza, mira con atención, escucha lo que a gritos te dicen mis versos, no cierres los ojos, no los dejes pasar, la altura y la dignidad de mis versos no sólo dependen de mí, se completan cuando alcanzan a mostrar todo lo que pueden decir. ¿Qué amor no te hiere? ¿Qué dulce labio a veces no es amargo? ¿Qué lecho de rosas no tiene espinas? ¿Qué labio más puro no miente? ¿Qué corazón Puro no mancha? ¿Qué idea más sublime no engaña? ¿Qué verdad más clara no confunde? TKM Pensaba yo: ¿Hay algo más distante, huraño, seco y desbrido que un beso o un tkm por celular? Pero cuando yo lo recibí, fue mágico, abundante Y lo creí fiel a tu verdad. El tiempo pasa Ya fueron los años jóvenes, ya vienen los años viejos Y no hay puntal que los detenga, Ni vida que le ponga freno. Yo como fortuito ser, que sin gracia ni fortuna, fluyo inexorable en el tiempo ido. Con pasos atrapados, en un pasado con olvido. Que no tiene el tiempo, un gesto fecundo. Que todo fluye en procesión hacia la nada. Que nadie puede decir: Yo soy. El tiempo calla, silencia toda voz. Algunos corren ligero, veloces como el viento. Buscan allí donde anida la vida, donde nace el aliento Y encuentran el secreto, en detenerse y contemplar… tan sólo mirar: El momento. Los poderes de esta tierra No hay fuerza tan robusta que se resista a la salsa de esta sociedad, los poderosos de esta tierra, piensan que no todo se puede y ni se debe comunicar Existen diferentes voces pero un mismo interlocutor La pluralidad no existe, los discursos son únicos y cerrados El poderoso se pasea y hace sus disoluciones Desprecia a los otros y las injurias no las perdona No le pidas lo que te debe, ni le digas lo que no debe Si no quieres ser como polvo y ceniza de esta tierra Dinero tiene, juez es y lo gasta a su gusto Si molestas harán de vos penitencia Con tu ejemplo escarmentaran otros Ellos crean los infiernos y también los cielos. Para olvidarte, no hay más tiempo Te dejo una gota de mi llanto Esa que al caer no se olvidará de vos El duelo Cuando es el duelo lo que rodea, un solo adiós no es suficiente Con verdades de confección, mirando al cielo digo: Tus recuerdos matan, más que la misma muerte. A esta torpe y estéril pluma ruego a Dios la fecunde y milagrosamente muestre la más ingenua verdad. Es cierto que se fue, es mentira que no está. Sigue intacta su presencia y tan alto es el precio de su ausencia ¡y vale tan poco mi morir! que agonizo por la congoja. El silencio me declara lo que ella no me puede decir: Que nuestras almas unidas con admirable trabazón No tienen extremos distantes por la unión del amor. Este usuario no tiene textos favoritos por el momento
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Maria Jose L de Guevara
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