• gonza pedro miguel
gonza miguel
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  • País: Argentina
 
Don Mario y  Fulano Fulano –Don Mario, le digo la verdad, antes de conocerla mi pluma y mi tintero, vivían regalados y satisfechos y esto puede leerse literalmente.  Es en el duro acento de sus ojos claros donde me pierdo, ella es la reina de los corazones de piedra que atropella y manda. Don Mario -¿Quién es esa?         Fulano –Esa, de ojos tan divinos y mirada tan profana. Don Mario –Esos  ojos en su versión audaz tienen un condimento… Fulano -Y esa sonrisa don Mario, bahía amplia y generosa… Don Mario –Debo reconocer que, entre embrujo de amorío sus ojos tienen poderío. Fulano –Si don Mario, cuando esa pestaña se levanta y vuela bañada de misterio   Yo sueño con quedar bajo el ala de su mirada,           pero… qué me valen sus ojazos si no me miran. Don Mario –¿Intentaste hablar con ella? Fulano –Si don Mario, pero fueron vanas y falsas mis esperanzas. El miedo, verdugo de mis primeros pasos le me negaba letra a mi alma  y torpe mi lengua, a brazos cruzados se negaba a toda mi voluntad. Don Mario –A otro pobre con ese hueso. Lo poco que sabe el pobre: lo mucho que el rico tiene. Sigue intentando porque tienes con que. Las dudas con los miedos pueden  hacer un encuentro fallido con el amor. No te des por vencido. Fulano –Don Mario, gracias por el crédito que le da a mi alma. Don Mario – Aunque guardo la fe en la prosa, insiste con un verso. Donde no hay perfume, inútil que se busquen flores. Pensando en ella… quisiera que expreses  el puro y verdadero texto, puedes  escribirlo a tu sabor,  mezclarlo a tus sueños. Le seguirás la huella a una rima para llegar al verso seguro. Fulano –Don Mario ya le recité algunos de mis versos. Don Mario –Aunque el tiempo corre, no tiene apuro. Tan apurada La ansiedad: de profesión y oficio ladrona de tu  paciencia. Si sabes esperar, para ese corazón enamorado llegará el día premiado. Fulano –Negado el beso, desechado el piropo,   sería  dar, lo que  de  suyo es poco. Don Mario –Mira,  ahí viene, siento que hoy es un día para inventarte una ilusión. Fulano –Ruego para que la letra me  salga fácil, aunque,  no habrán duda de esta suerte que, quererla y no quererla es locura o muerte.  
Brindo por esta vida Sin que a vos te nombre, Brindo por esta vida. loca, solitaria, abundante y asumida por este placer de levantar los brazos con olorcito a limpio y con sabor a libertad.
Era la fiesta Este tiempo se quedó sin magia.  Vuelvo a reclamarme a como era, cuando ostentaba mi inocencia, con mis fieles amigos con esas alegrías sin escusas  cuando todo era demasiado sencillo, en ese tiempo era raro verse triste; todos los días parecían domingo.   El comezón, de los recuerdos con sus viejos adioses,  con estricta nostalgia recuerdo mi pueblo, no sé pero… el verde era distinto, su gente era otra, recuerdo cada una de sus calles de barro, corriendo por ahí, con mi vos de niño despojado de todo mal, con el anhelo desnudo y el llanto fácil, entonces era el tiempo sin agujas; la mañana y la tarde se fundían con las risas con tantas manos sucias y era en un  juego dejar que la vida transcurra con sus realidades invertidas Como aventura y enigma En un paredón de manchas  brotaban sombras de barcos, de monstros.  Piedra a piedra esa pared desataba el viento que hoy me arrastra. Después   de un día de aventura, de noche caía como piedra en el sueño. Me acuerdo a como era. Él no es este, el de ahora, ese Se paseaba hasta sentirse dueño, de acuerdo con sus órdenes. Decía, la mano que se convierte en puño: “Escribe sin borrones” y yo, sólo quería escaparme y en la savia del miedo, agachaba la cabeza y repetía “¡Si señor!” después, despacito decía: Viejo podrido. Ella era diferente. Ella siempre oculta en el aire y yo siempre puesto al alcance de sus ojos, la espía de mis noches y sus días. En su mano: La caricia que perdura en el amor sin defecto, con sus brazos grandes para todos los abrazos. Preciosa nostalgia de recordar las raíces de tu profunda ternura, pese a la distancia intratable que me ignora. Eran mías,  porque eran mías,  aún perduran tus manos de pura generosa. Ahora los domingos son odiosos y vuelvo a reclamarme a como era antes…          
Era la fiesta
Autor: gonza pedro miguel  308 Lecturas
Un dios en el monte de Venus Como un indicio generoso,                          tus piernas me enseñan el camino,   donde se guardan las flores de mi deseos.   Tus bondades, nunca me encuentran desarmado, siempre listo y en carrera, hasta llegar a ser un dios provisorio,  un héroe en la cumbre de los estatuarios, en la plenitud del gozo. 
Tan loco como desesperado me arrojo sin miedo Busco el secreto aposento de un verso Mucho te digo que corro para darle alcance Con muchos cuentos y poemas que no son para referir Con esperanzados principios Pero con desgraciados fines.  Los miedos ahora dividen, A mi pluma pobre y gastada, Desnuda de toda composición Ya De rasguño bosquejo, tanto que Por cada verso, lo tengo padecido. Apurando el sueño para ver si puedo ganar la fantasía. Como un atajo, ruego a la musa que me inspira, Que multiplique las glosas a su antojo. Le entregué mi pecho y no lo volví vacío Dando el saldo a mis manos y el cobro a mi tinta No fueron vanas ni falsas mis esperanzas En el oficio de mi pluma         Ahora le saco el  buen tono a la rima.  Para llegar al verso seguro...
Para mi mami Entraña de dura piedra he sido. Para mi poca edad siempre todo era prisa. El ojo de mi madre siempre atento, donde quizás yo perdiera el pie Y fuera ya necesario su socorro. No era ella muy amiga de los azotes,  sí dura jueza de mis actos torpes, ya desde mis años verdes, cuando mas publicaba mi necedad. Si me equivoqué cuando joven: por ella  conozco mi falta. En su escuela me hice ser prudente, ya viejo cano, no olvido su varita en el consejo. En su corrección andaba yo muy bien, como prolijo relojero  marcaba el paso, siempre a la hora señalada. Te alabo en tu justicia y me consuelo con tu paciencia. Por tomar tu regla tengo para dar. Hija,  hoye  bien este consejo: Escucha siempre el corazón de tu madre, Que serán sus manos, puerto tranquilo Y su pecho, seguro resguardo, En tus momentos malos.
Para mi mami
Autor: gonza pedro miguel  303 Lecturas
Dueña señora y reina Por la falta que me haces alargas mis horas, mis días, mis noches en dolores, llantos y penas ¡Hija de Venus! Concédeme el derecho De la conquista de tu pecho de mi ser por vos ya vencido   para vivir o morir por vos de mi bien ya idolatrado. Están mis ojos amarrados al suelo de esta celda y al oxido de esta cadena. ¡Señor! Envía lluvia Para socorrer la agonía De mi llanto  seco ¿Hasta cuándo mujer? Reina de las hechiceras, ¿cambiarás mis pesares en flores  Y mis dolores en amores? ¿No tienes piedad, por este espectáculo de muerte?
De concierto su mirada y la mía Sólo con la mirada,  no hubo quien no entendiera o supiera como si para verdades más claras y puras se necesitaran testigos. Mucho me gustaban sus ojos, aunque más me tiraban sus labios. Hechizo que me hechiza me perdieron dulcemente.  Su cintura ayudó aunque sus labios fueron la causa de todo. A esas curvas no hay embrujo que no acompañen.  Esas increíbles curvas la causa de mi perdición, sus ojazos el arado con que siembra el fuego de su pasión, sus brazos la hoz que siega la siembra que me dejó. Si mis versos valen que corran y cuenten el áureo fuego que me besó: trofeo de mi victoria. Su entrepierna abierta riquísima mina descubierta donde yo pudiera encontrar los frutos de mi pasión , su vientre como caudaloso río que ni se cansa ni se agota,  como tormenta en el mar  que se levanta y crece tan a mi gusto y deleite.  Me llevó a media rienda y así anduve galopando con ella en mi cintura, su mirada y la mía fueron una, en  el pensamiento igual, sobre una manta de antojos  vimos el cielo abierto, hasta quedarnos seco en los márgenes del sosiego.  Por horas nos quisimos lo que en años no vivimos.
Al descubrir tu amor me arrojé sin miedo Y fiel a mi deseo, me arrebujas en tu pecho. A las caricias de tus manos me encomiendo Y de tus ojos el amparo pido. El santo sello de tu amor primero Y el justo celo de tu amor quiero. Los afectos de tu pecho ruego Y el dulce néctar de tus labios deseo Yo deudor insolvente De Tus labios Versado en amores Escudriña de mis labios los sabores Y mi boca poblada de besos Acaudalada en amores Te pregona eterna alabanza Y te tributa los afectos de mi pecho
Ella II Ella, de primera  ganándome  de mano por los ojos, me atrapó por su figura, con un pestañeo de su mirada me sacó la segunda, con no poca ventaja, y yo cuan al contrario iba, sin armas me quedé,  sin tan siquiera una defensa, me alentaron sus ojos y yo levanté vuelo. Me dijo un amigo que no me fiase mucho de la alabanzas de sus ojos, que es costumbre suya muy usada, jugar con la mirada, me dijo que es un sueño incoherente y vago dejarse llevar por su estilo suave y elegante, que era una idea muy más hermosa y era engaño. Yo que me sentía amparado y defendido de sus ojos en las demasías de sus miradas, pensándome favorecido de ella, le dije que; si decir se puede ganaré por sobre la envidia y la murmuración la dote exclusiva de su pasión. Él, me dijo que para empresa tan grande, no es bueno salir a combatir con tan pocas ventajas, que es público y notorio para conocidos y amigos de toda la torta de lo cual yo carezco, yo le dije cuando veas resplandecer su nombre patrocinado por el mío, en esa fiesta digna de guardar, los que ahora ignoran conocerán  las armas que yo tengo, los que creen que son muchas mis privanzas quedaran temido por mi ingenio. No te ilusiones que esta prenda de otros mucho es muy estimada, hasta por señores y príncipes, dijo mi amigo. Yo, que soy como el río que nunca va para atrás, pensando que lo religioso sobrepuja los buenos deseos inclinados a toda virtud, puse en oración esta admirable industria. De paso y por la posta, como quien no quiere la cosa a ella le llevé un presente, deslumbrando con ellos sus ojos, le mostré unos versos que a ella le gustaron muy mucho. Hallándome con ventaja sobre los otros, esos versos desbarataron y rompieron toda esperanza de mis contrarios; ganando la mayor victoria vista hasta entonces, tanto así que no se atrevieron a cortejarla más. Yo que en la vida carecí de bienes de fortuna, no le faltaron dotes a mi alma cuando mis labios  la consagraron  como la dueña, señora y reina de mi casa. Obedecido y amado de ella, tanto que a devoción me daba su mirada, tan era así que más no sabré pedir, ni menos podré entregar, ella que  a brazos abiertos era, hasta que un día si decir se puede,  me robaron su presencia, fue cortar el agua que con su vida regaba mi jardín. Como no tengo mucha ciencia y es poca mi erudición quizás me cueste  entender este castigo del cielo, que con leyes trágicas y  divinas me quitaran mis ojos, que si antes saltaron vivos, ahora terminaron ahogados o muertos.
Ella II
Autor: gonza pedro miguel  296 Lecturas
Apreciar así tus ojos es querer profundamente tu alma, cuando Tus ojos sin derroche, lleno de sobre entendidos me miran así… y me siguen poniendo la piel vulnerable.
Esos besos enajenados y medidos Pero ni me honraba, ni me abrigaba tanto, no sustentaba mi brazo, ni le daba aliento a mis pies. Por sus malos gustos, fue un catálogo de malos tratos. Y esos besos enajenados y medidos eran ya una limosna Si la necesidad externa era mucha, cuanto más había  puertos adentro.  Cómo rogar sus besos me valían tan poco Y comprarlos me resultaban tan caros y tanto me dolía, me propuse no pedirlos. Maldito el recuerdo que me quedó. Por sus malos antojos, sigo su nombre callando Y todo de lo que ella tuve,  ya lo hice odioso.
Quiso cruel mi destino Que siempre quise su bien, que sólo su regalo deseaba, Ella ocupaba mi memoria. Desvelaban mis sentidos, la dulzura de sus razones. De ella era mi voluntad, que a mí nada me quedaba, y en todo le quedaba en deuda. Enlazado quedé con su mirada, con estrecho nudo. Pero en hora desgraciada y con todo el rigor del cielo, siendo el daño sólo mío y la pérdida tan de mi alma; un día me vi solo. Tan agachado quedé, que con la cabeza daba al suelo y con la mirada labraba la tierra Me hice amigo del suelo y al cielo ya nunca miro. Ya amigo del vino y del suelo; quiso cruel mi destino, olvidara su nombre con el vino.
El tigre Benitez Persuadido por la abundancia, de aquella divina estampa, salpicando luz y brillo, con esa percha, que se tiró encima: Es un derroche de facha. Con  esa caripela,  la va de ganador, y ese arrastre de bailarín tanguero, agrandado y atenti,  tirando facha. Entre mil caras, buscó esa mirada que le dé calce. Al ritmo de un bandoneón, ya se chamuya a una chuchi,   entre  esos  amigos de tragos, esos que nunca le faltan. 
Extraño tus consejos tanto…tanto,  que más no se podían encarecer. Estos ojos que te vieron subir, ya nunca más te verán bajar ¿Con qué rigor del cielo, Los santos se juntaron, y tus ojos me negaron? Quiero la medicina de mi pecho, el ungüento de mis huesos, el jarabe de tus consejos
En el olvido eterno al final ¿seremos nada?  La pregunta pobre que no llena. Tras mi última jornada de trabajos padecidos, la vida  hizo el desafío.    Ante El todo con mí misma parte, aunque temido seguiré el mandato de su gobierno. El hombre se resiste a dejar la vida, pero obedecido y amado de la tierra, la pala nos espera de punta ¿Y el poso nos dejará ver Cómo se ve una flor desde abajo?
Es momento de amar El plazo del amor es un instante, no resignes ese único momento, No lo dejes transcurrir.  Nace en un gesto, una mirada Y despliega en un suspiro.  Es momento de amar, con este beso, místico, profano,  íntimo y sensual. En esta excursión a la pasión que es tu cuerpo, en esta pasión hacia el amor, que son tus labios, ruego para que me creas y le des amparo a mis manos. 
Soy poeta  Es mi verso ya de caudaloso rio que ni se acaba ni se agota: ¡Soy poeta! Por corazón y letra: ¡Soy poeta! Ya  de tinta mi sangre, ya  mi alma de papel: ¡Soy poeta! Mis manos y mi pluma ya son una: ¡Soy poeta! Si mis pies ya  tienen alas y mi sueño es un cometa: ¡Soy poeta! 
Soy poeta
Autor: gonza pedro miguel  292 Lecturas
  Lo que más me gusta de vos, cuando dulce y prodigiosas tus manos tibias, me reciben abortando tus ausencias 
De vos
Autor: gonza pedro miguel  291 Lecturas
Retrato de una contrariedad furia e injuria,  después… después del  olvido de mis caricias y besos. Delicia y consuelo eran tus manos, deleite de mis deseos todos. No queda más que una pequeña, sombra de tu recuerdo viejo. ya mis tristezas son de fierro, Ya mis dolores de piedra, ya de cayos mis ojos, por causa de mi llanto seco. Dormido o despierto lloro; solo el amor con su canto, puede  calmar este llanto. Aquí recuerdo tu nombre, aquí te extraño de nuevo, aquí siempre aquí ... te espero
Tanto te olvidé, que tu nombreya no entra en una palabratampoco cabe en una idea Lo borró tu insoportable ausencia
Algunas veces Hay veces en que te extraño Y en otras tu ausencia no  me dice nada Hay veces que quiero tenerte Y en otras prefiero no verte  Hay veces que muero por hablarte Y en otras prefiero callarme.
Algunas veces
Autor: gonza pedro miguel  290 Lecturas
Las aventuras de Pedrito Galán famosísimo, según él dice que fue o quién dice que sea; esta es su historia por haber sido pródigo en amores. El deseo de contar sus historias me nació de haberlas estimadas por buenas, por eso ruego al destino me ayude a tomar mi pluma y pueda  escribir  sin que se cansen mis manos. Seré como un cronista de lo que oí y supe, para que todos vean que no es necesario rostro hermoso, él solo con su discurso de calidad, enamoró a mujeres humanas y divinas. Escuchando su historia me puso en obligación su relato esbozado, y mi pluma  encontró la ocasión para descubrir su nombre y su rostro, para que vean como es de él, la suerte del destino, que en aquel que toca; para siempre gana. Si vos lo conocieras pensarías ¿Cómo es posible qué señoras, señoritas, reinas y princesas caigan rendidas a los pies de Pedrito? que con su lenguaje simple y sencillo gana tan solo con la mirada.  Lo único que queda por pensar es que a él se lo habrá de querer por la fuerza, porque si uno mira a Pedrito puede ver que no es un hombre perfecto, sus manos castigadas por el trabajo, su figura no es precisamente la de un héroe mitológico, sin embargo Pedrito desde el principio de su juventud lleva en él, los caprichos del destino, la estrella favorable de los elogios en la miradas femeninas.  Así nos cuenta que a la edad de trece años roba su primer amor, una vecina suya, rubia, de trenzas largas, de ojos verdes, de unos dieciséis años se enamora perdidamente de él, al principio era todo como un juego, así como juegan los niños, después ella lo convence a Pedrito para que hable con su padre (de Pedrito) y entre los dos le pidan a la familia de ella, le dejen llegar a su casa como el novio. La primera de las respuestas del padre de Pedrito fue la risa, después con la mucha insistencia, el enojo pero como la gota orada la piedra, tanto lloró, suplicó, prometió buena conducta Pedrito que al final ganó. El padre y el hijo se pararon frente a la puerta del alemán para después recibir un portazo; después de eso la niña no se rendía, el niño menos, un día de esos, ese juego de niños casi llega a ser un juego de adultos. En el preciso instante en que Pedrito pensaba pasar a los hechos, el padre de ella los descubre, Pedrito sale a correr con los pantalones casi por el piso por los campos, el alemán por atrás, algo le gritaba, no se sabe que. La niña quedó roja como un tomate, su enamorado; desaparecido. Por un buen tiempo Pedrito desapareció y no se lo volvió a ver por ningún lado. Cuatro meses después, el alemán con la niña de trenzas largas de la mano parados frente a la casa de Pedrito, pidiendo se haga cargo del embarazo, Pedrito jura y perjura que sólo la tocó con la mano y que nunca pasó de ahí, ella jura por todos los santos del cielo que fue él, el único que la tocó. A Pedrito no le queda otra que el casamiento, se hacen los arreglos para después del nacimiento, mientras tanto los tortolitos se quedan en la casa del alemán, Pedrito aprovecha y por primera vez, prueba las delicias del amor, después de esto nunca más dejará este vicio.         Bajo la tutela de la niña de trenzas largas, así se va haciendo diestro y bien disciplinado en las armas del amor, fue desde niño un soldado con la espada, que lo consagra como varón. Cuando nace el bebe tiene únicamente los ojos verdes de la madre, del padre la piel y por la mescla algo oscura y unos rulos que todos se sorprendieron, Pedrito se dio cuenta que no era el padre, los otros también, Pedrito salió corriendo ofendido por la estafa. La escapada lo  dejó en Buenos Aires, solo con algunas monedas, en plaza Constitución conoció una mujer de unos cuarenta años o más, después de algunas horas de charla se lo termina llevando a su casa, era una mujer soltera, sin hijos. Un poco conmovida por la historia de Pedrito, otro poco por ángel que llevaba que lleva adentro,  no le queda otra que enamorarse de Pedrito. Así nace esta segunda historia, Si Pedrito ya había tomado clases con la hija del alemán, la veterana le enseña lo que faltaba. Mientras estuvo con esta señora nuestro amigo no trabajaba, salía poco de la casa, ella lo atendía como aun rey, cumplía con todos sus caprichitos, a cambio de esto él le ofrecía toda la fuerza de su juventud casi inagotable. Después de dos años de entrenamiento en el arte de amar, un día Pedrito ya aburrido de siempre lo mismo, decide salir un poco, ella se niega, el insiste, llegan los gritos, las recriminaciones, los pases de facturas. Pedrito otra vez huyendo en la oscuridad de la noche, escapándose furtivamente, casi en secreto, ella lo ve salir cuando gana la calle, a los gritos le pide perdón, llorando le dice: si fue verdadero el amor, no es tan justo premiarse así todo el ofrecimiento recibido, seguro te irás con otra, pero como en esta gloria con ningún otra disfrutaras. Pedrito a lo lejos  le respondió: Seguro encontraré otras con menos fortunas que vos, pero seguro estoy no le faltaran dotes a su alma como te faltaron a vos. Después de esto desapareció en la oscuridad de la noche. Así conoce a la gitana que apenas lo ve se enamora de él, ella lee la fortuna mirando en la palma de su mano y le dice que un gran mal lo asecha, le dice que él está huyendo de ese mal, que muy pronto si alguien  no lo ayuda, esa misma noche morirá. No sabemos si la gitana adivinó que estaba huyendo o si se dio cuenta de esa situación por el bolso que llevaba o si lo delató la cara de preocupado; tampoco sabemos bien, si él aceptó irse con la gitana por la premonición del peligro que lanzó la gitana o si se fue con ella porque era muy hermosa de rostro y de muy bonita figura, la cuestión es que la gitana cuidó de Pedrito por el tiempo de un año, hasta que un día, otra gitanilla vino a visitar a su amiga, encontró a  Pedrito solo en la casa, su amiga no estaba, por horas hablaron, ella le contó de su vida, sus anhelos, sus proyectos, le habló de sus gustos, después él le contó de sus aventuras, como se escapó del alemán, sus idas y venidas. No sabemos si la gitanilla se enamoró de Pedrito por la estrella que lleva en su pecho o  por alguna otra causa secreta que nosotros no conocemos, la cuestión es así,  la gitanilla lo convence a Pedrito y esa misma tarde se escapa con su nueva compañera. Esa misma noche después de una rica cena romántica Pedrito quiere consumar su nuevo amor, ella también, pero el amigo de Pedrito se niega a la consumación. Después de varios intentos fallidos en varias noches consecutivas, la gitanilla piensa que esto es un maleficio, arrogado desde su antigua amiga, en venganza por el robo. La gitanilla no duda en ir a ver a una gitana vieja para que lo “limpie” a Pedrito. Dos horas de viaje, tres colectivos y un remis  fueron necesarios para llegar hasta donde vivía la vieja gitana. El ranchito se sostenía de milagro, parecía que ya se caía, un perro flaco dormía en la puerta y un loro en un árbol en la entrada daba la voz de alarma. El loro gritó, el perro se levantó alerta, la vieja salió, a penas vio a la joven levantó los brazos en señal de bienvenida y a los gritos, casi llorando repetía el nombre de la joven, la apretó contra su pecho, luego la separaba un poco la auscultaba de la cabeza a los pies, la apretaba de nuevo, así un buen rato hasta que se calmó. La gitanilla contó la historia de Pedrito, la vieja lo miraba sorprendida. Trajo su mazo de cartas lo puso sobre la mesa, le pidió a Pedrito que cortara el mazo con la mano izquierda, él obedeció. La primera de las cartas: El rey de copa. La vieja hace un gesto de afirmación. La segunda carta: El as de espada. La vieja se tapa la boca para no gritar y abre los ojos grandes. Saca la tercera y última carta: El as de corazones. La vieja, respira. Dice la vieja gitana: La primer carta habla muy bien de Pedrito, cuenta su pasado, presente y su futuro  (mirando a Pedrito) siempre levantará la copa de la victoria, tendrá caídas pero al final levantará su copa y esto, lo que hoy le pasa es sólo pasajero, la segunda carta es un tanto oscura en tanto no dice claramente que, la espada siempre tiene dos lecturas una positiva y la otra negativa, por algo es de doble filo, la espada es un arma  y siempre implica peligro o el uso de la fuerza.  Algunas veces las cartas no cuentan todo y sólo nos ponen en alerta. Tal vez el peligro venga por el lado del corazón dice mirando la última carta: Una cuestión de amor puede ser peligrosa  para él (mirando a Pedrito) Después de eso la vieja se levantó, tomo una rama de laurel y le daba pequeños golpecitos por todo el cuerpo mientras decía alguna oración, en tanto  le tiraba bocanadas de humo. Después de esto Pedrito recuperó la fuerza de su juventud y nunca más, según él y nosotros le creemos volvió a tener problemas con el más fiel de sus amigos. Si ustedes me preguntan cómo es hoy  Pedrito, ya con más de cincuenta años, les digo que mi amigo sigue tan ganador hoy como ayer. Ya no digo lo que me dijeron, si no lo que mis ojos vieron, siempre a la caza y la pesca, él con pequeña ventaja tiene ganado de mano el oído de las chicas.
Va por caminos, sendas y veredas, tan llena en la medida de todos y sus muchos dones, con tan hermosos y fuertes ojos, con tan buen gobierno de su cintura que daba de sí en cada paso; toda su feminidad. A más de no poderse sufrir, así con todo ese bagaje de amor   Ella sabe hacer de sus antojos leyes y Yo que la tenía a espacio de puntería Le hice tiro, mientras soñaba con dar el blanco donde miran sus ojos.
Dijo el corrector nombrado A cuya costa somos, Imprime este principio: Con  lo que antes se piensa primero se dice,  conforme a él trae tú voz  en pública forma, luego de tasado y corregido se verá que va rubricado  el cumplimiento de tus dichos.
Has negado de mis labios tus besos Te finges atractiva fecundidad          Y de mi sueño alucinado quedo. En vano sigo tus pasos, inútil  pierdo mi sudor en seguirte, al oído sordo  lanzo mis versos, al abismo de la ignorancia mis quejas. Té has renegado de mi pecho y mis abrazos y has negado de mis labios tus besos. Me sobran penas para cantar, lo mucho que te deseo.
Vos Vos. Como en una lectura crítica, para ser pensada de nuevo. Tu imagen como una idea que merece un repaso. Como un libro te releo en mis insomnios. Desnuda te sueña mi mirada. Aunque creo que esta lectura tiene arista de aventura y de presidio. Con un pie en la tierra y el otro en el cielo. Curioso espío en tu interior para ver si mi esperanza crece, para calmar mis miedos, ávidos de saber si resucitarás mis dudas. De todas tus miradas quiero aquellas, las que me miran con atenuantes, las que me ven sin falta. Las quiero porque  que dejan huella. Mi pecho no se olvida de su hoguera, cuando tus ojos me dejaron entre cielo y la tierra. Me gustan tus piernas dulces y tiernas. A veces, yo me pregunto. ¿Necesito pensar tanto en sus piernas? Yo me digo que sí, tengo derecho en pensar en aquello que quiero. Es un descanso activo para mis ojos poder mirarte inexorable en mis sueños.   Lo que más me gusta de vos, cuando dulce y prodigiosas tus manos tibias, me reciben abortando tus ausencias.  
vos
Autor: gonza pedro miguel  286 Lecturas
La ruina nuestra de cada día …Los verdugos de los sueños,  estallan en la rutina y en el lodo del hastío  es donde la ignorancia complace.
Si tu no estas Con esas penas que se renuevan, Que nunca se hacen pasado. Tu ausencia pintó de tristeza mi rostro Y son los caminos de mis penas, Formadas por mis quejas. Que al enfriarse las cenizas Refrescan las heridas.               Tan al descontento andaba Tan sin gusto ni deleite, Que por la tristeza pasaba Que no buscaba ni quería Más que su presencia. No sabré decir, ni más podré pedir Si mi deseo no se puede conceder, Suplico: quede aquí, sepultado mi ser
Si tu no estas
Autor: gonza pedro miguel  286 Lecturas
Vine a rogarte si tu amor puedes ofrecerme. Si tus ojos y tu boca me desdeñan Y me imponen esta condena Que deba vagar con pena, que me castiguen la lluvia, el viento y el frio o que me cubran los oscuros días  y me tapen las densas noche, donde siempre llore y donde nuca calle con mi paso errante y mi corazón perdido. Dueña, señora y reina de este corazón abnegado de tus  ojos y tus labios negado. ¡Oh! Doncella mía, Escucha mis clamores. Quítame el juicio de Tu grave condena,  Que me tienes prohibido que tu belleza adore Que con estas humanas letras y sin retóricos dones Imploro de tus amores.
Buscando un amigo Dónde se anega la paciencia, se pierde la calma, y se consumen los deseos. Murmuremos de algunos hombres, que tienen la mano corta para las buenas obras. Puestos los ojos en la moneda, buscan en ella su mejor fortuna. Pocos son los que con buen celo, militan  por el camino derecho. Escasean  los hermanos y los amigos cabales en peso y en medida, como antaño, hombro con hombro: una costumbre perdida. Hogaño todos roban, todos mienten, así van por el atajo. Es cuento largo de esto, todo anda revuelto, corriendo tras la prisa, a la caza y a la pesca. De plomo y piedra los pecho. Es locura  que me asombra, y es ya  locura más hoy que ayer.
El cristal con que se mira Que a nadie se le caiga y quede perplejo, que no hay otro infortunio como este, con siete años  de espantos. Aunque  creo, sospeché mal lo peor, quizás nunca son sus efectos tan graves como sus amenazas. Levantando un poco el rostro, mirando de costado, venciendo el pudor y quizás un poco la vergüenza miraba mi desnudez y sin piedad me pongo a escrutar mi expresión,  a porfía el espejo avanza, la imagen extraña y familiar no hace más que aumentar la necesidad y la pobreza para ver como se aleja la cortesía de la juventud, que tan atrás me queda y en todo me conozco inferior. Mi cerebro se dice, como un aliento tácito: Depósito de experiencia nombrada y acumulada. Manotazo de ciego; por cuanto falto, la imagen que me re-tira; expele. Mil espejos tuve y ninguno me agradaba, algunos por faltos, otros  por sobrado, ya me mostraban tanto, lo que tanto me faltaba, conocí no ser lo que  pensaba, descubrí el engaño que en mi mente creí haberme hecho,   no fuera mucho si errara por poco, pero… los reflejos de mi privanzas  plantaron la base de mi sufrimiento; en el claro espejo la endechas de mi sufrimiento que duran en el ardor. Por haber nacido mal parecido, nunca tuve el premio de la juventud,  este maldito ha guardado poco y me ha  mostrado mucho; el,  no cuida mi fealdad, ni perdona  mi vejez. En esta mirada frágil y distraída, Todo en un mismo saco, radiante o borroso la turbia mescolanza.
Como una lectura crítica Vos. Como en una lectura crítica, para ser pensada de nuevo. Tu imagen como una idea que merece un repaso. Como un libro te releo en mis insomnios.
Gracias Amor Decía yo antes: No te cuento ni con un saco de balas que carguen sobre mi pecho, incluso con más de una metralla, el duelo que mi boca calla y mi pluma no relata. Me preguntaba ¿Cómo gritarle al mundo lo que me hace llorar?¿Cómo contar lo que es necesario callar? Hasta que un día…Ya enamorado encontré el fermento, privilegio de la dicha provechosa de la buena tinta,  entonces  dije, que esta pluma corra y cuente. Di mis primeros pasos, con mis toscas líneas y estos pobres versos,  sencillo de letras , quiso mi suerte venturosa me, hiciera  dueño de un par de alas, con su cielo y sus estrellas, unté  mi pluma en el fuego del mágico Leteo, bebí  de la tinta que inflama mi pecho y mojé en oleo la pluma que pintan estos versos, como  todo lo que escribo  se hace transparente, se ven se sienten, se huelen, destilan el fuego que arden en mis versos.
Gracias Amor
Autor: gonza pedro miguel  283 Lecturas
Como espina en mi memoria Calzada en mi retina         lo que su figura llenaba                                     Dejabas vacíos mis ojos
Desencuentros Vos decís que mi texto es de bajo escalón, que la naturaleza me negó letra,  y así vas, venteando la flaqueza de mi pluma; aunque mi verso sea como un jardín florido, para vos nunca dejaran de ser, pasto seco desabrido. Vos decís que no te quiero y yo que más no te puedo querer. Algunas veces los pares se encuentran y en otras, las dudas con los miedos hacen un encuentro fallido con la verdad. Vos sos como el amor que piensa y calcula y yo, si me enamoro sabré querer por la fuerza, contra viento y marea y así,  te quedas clavada como espina en mi memoria, mientras que    Vos sos, como el viento que viene, sopla y se va.
Desencuentros
Autor: gonza pedro miguel  282 Lecturas
De todas tus miradas De todas tus miradas quiero aquellas, las que me miran con atenuantes, las que me ven sin falta. Las quiero porque  que dejan huella. Mi pecho no se olvida de su hoguera, cuando tus ojos me dejaron entre cielo y la tierra
Ella, la señora de mis sueños En un silencio herido con palabras, que no alcanzaron a nacer hoy, ¡Que diferente  es la pobreza de la hermosura! Mis ojos devotos no la soltaban que oído, gusto, tacto y olfato, tampoco se resignaban. Por la abundancia de sus dones, mis cinco sentidos prendidos estaban Sin cargar la conciencia medí… Y me hallé capaz y suficiente  hasta aventurar mi fe… entonces me favorecieron tu ojos: No lo dudé, solté el freno, perdí la rienda, me apoye en mis versos que ya los tenía cierto y así… tardos y vacilantes tus pasos, me fueron llegando.
La soledad Hoy tengo una sordera que no me permite hablar conmigo mismo. Los pobres mueren de hambre los ricos de hastíos y yo aquí… solo, sin poder hablar de frío.  
La soledad II
Autor: gonza pedro miguel  280 Lecturas
Ella:  la niña de mis ojos Mi mejor proyecto, mi verso más elevado, mi sueño mejor cumplido. La razón, causa y efecto de mi ser en lucha. Pondré tu nombre en un verso para que quede después que me haya ido…  que todos vean cuanto te he querido. El duende de la fantasía, pintó de realidad mí sueño, que habiendo sido humano, te hizo ser divino. Es tu sangre de tinta,  son tus manos de papel y tus labios de rima, que destilan miel. Como el árbol de la vida, son  tus frutos de poesía.

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