• gonza pedro miguel
gonza miguel
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  • País: Argentina
 
El cuento vacio Descalza y en harapos, con los ojos desenfocados, decía ella, entre nuevos deseos sobre viejas carencias: Me siento más sola que la luna. Mi pecho no sabe de despedida, ni quiere, ni puede decir adioses. Mi bronca se hace nudo y el nudo se hace llanto sobre el grito que guardaba adentro llamando al que está afuera, preguntando con angustia a los presentes ¿Dónde está? Y cuando el grito sale buscando igual me sigue angustiando y esa angustia no me  alcanza para vivir. Decía ella, aguantando el desahogo, lo mismo que un amigo dijo: “La muerte es la garantía del cambio, y el precio de otras vidas” decía yo: ¿No habrá otro camino, otra ruta para el cambio?  Noche a noche aturde la astilla de la ausencia y con eso aporrea los tímpanos ajenos con gritos de dolor, llora en tres o cuatro idiomas diferente, mientras decía ella: Él es una de mis nostalgias y no hay otro que compensara su ausencia.  Llora tanto que a esta hora ya es una inundación, para caer desecha, para deshacerse un poco más, para no ahorrarse una gota de sal, con ese silencio a dos voces, mientras en la memoria se hace y deshace entre reproches, dudas e introspecciones, en esa frontera de las preguntas mescladas de melancolías entre negaciones y aceptaciones de culpas de haberlo sacrificado todo y no haber logrado nada. Preguntaba yo: ¿Hasta cuándo? Decía ella: Hasta que deje lastimar la ausencia, hasta que olvide ese nombre, hasta soltar todo ese dolor, ese desconsuelo, hasta quedar limpia o perder la razón en el intento y salir de esta experiencia carcelaria. Yo la vi sola y en silencio como rezando pronunciando ese nombre, con las manos anudadas, algunas veces levantaba las manas como si quisiera atrapar ese abrazo merecido, como si estuviera invitando a ese abrazo doble y verdadero e inminentemente suyo y en su imaginación se abrazó a él con más fuerzas que antes. Yo le  pregunté ¿Cómo estás? Ella me dijo: Como usted habrá visto aquí abundan los soñadores, amarrada aquí yo le doy libertad a mis ojos para hacer visitas, los domingos por las mañanas voy a la playa, corro por la arena, hablo un poco con el mar, le cuento mi intimidad en desorden, sus olas siempre están dispuestas a escuchar,  a veces escucho las quejas de algún viento lejano de otro mar, en este lugar las dudas, los miedos, los rencores ya me parecen remotos, donde el destinatario siempre está y el contacto nunca queda trunco  ni corre a esconderse, en este lugar la noche es tibia, el silencio no lastima y tu forma es sin falacias, a estos muros los lleno con tu recuerdo, aquí el vacio no es una opción, aquí se disfruta la serena paz de los  vencidos con la evasión como derrota, donde   la locura era la defensa obligada, la sola forma de estar vivo y soportar tu ausencia, a esa tu indiferencia bien lograda y sin fisuras…  me dijo esto con una sonrisa herida  y sus ojos secos. Yo le dije terminó tu larga penitencia.  Entonces ella me dijo: Ya no tengo coraje para salir de aquí, con mucho corazón te digo, ya no puedes arrancarme de aquí, elijo con dolor, mejor quedarnos aquí como una enmienda de mi memoria, entonces ella,  cerró nuevamente los ojos para creernos  felices.   
  Noche negra Noche amarga de una vida  sin olvido, hecho de arrabales, milonga y farolitos. Noche negra y la más negras de las noches. Suena un tango compadrón y arrabalero, que la diosa del buen vino fertiliza con la luna, una a una estas penas entrelazadas. Quisiera tapar con el vino, con mujeres de trago y con amigos de la calle, hasta que este pecho se calle con un tango hechos del ritmo de una queja. Épico del orbe, son bastos tus dominios, en caderas, milongas y canyengues.  El dolor  crece fecundo, con tu huida y la resignación de tu partida. Quisiera comprar con un trago la paz que adormece los sentidos. Busco y no encuentro en esta copa de vino, a esa pebeta que misteriosa y esquiva va rodando por la esquina, de callao y puente Alsina. con el recuerdo de esa noche, de su olvido y su traición. Noche negra y la más negra de las noches. Suena un tango hecho  del ritmo de una queja; Ya que su pecho rencoroso no me encontró entrañable, que el indeciso deseo de su boca ondee  libremente. Bailongo lego que regó mi risa suelta con el vino del olvido. Suena un Tango como un himno de mi liberación. Caído el velo de mi fantasía, que aniquila mis esperanzas   y maltratado por mis celos ciegos, termino inmolado en mis anhelos, en mis deseos humillado,  enredado en mis palabras, ahogado en mis temores, y perdido en la razón. Tango, luna,  milonga y farolito. Me dejan quejumbroso en penoso daño En esta noche negra y la más negra de las noches.
Noche negra
Autor: gonza pedro miguel  231 Lecturas
Yo sé                                                  Yo sé que  los sueños incumplidos son pequeñas muertes, las dudas: Sus espantos, los olvidos: Sus asesinos.  
Yo sé
Autor: gonza pedro miguel  249 Lecturas
La ruina nuestra de cada día …Los verdugos de los sueños,  estallan en la rutina y en el lodo del hastío  es donde la ignorancia complace.
El amor propio en la esperanza ajena Aprovechemos el tiempo, antes que la vejes nos escombre, antes de que sea tarde para opinar diferente, deja tu agonía de llorar junto a las ruinas, que yo,  desde la carne y los huesos, desde la razón y la locura, desde mi fe más pura: te amaré.
Hace tiempo que oigo voces pero hoy… hoy un día en la semana, en esta hora calculada… llego a casa y no hay nadie… :/ ¿y el perro dónde está? busco comida y no !hay! llamo a mi vieja y no contesta, salgo afuera no hay nadie, espero el colectivo no viene, quiero usar el teléfono y no tiene batería :(  Ufaa. Me perdí, creo que andaba pensando, me encontré por algún lado solo dudando: Sólo me queda la ausencia. La casa, la heladera, vos, mi vieja, el mundo, ¿todos contra mí? Yo pensé, tengo un par de cervecitas y unas pizzas caseras, justo hoy que tengo una vieja historia, necesito un oído agudo para mi voz parlante y ¿Qué  pasa? ¿No hay nadie? ¡Justo hoy! Necesito saber lo que quiero y si eso que quiero ¿Es justo lo que necesito?… hoy necesito que alguien me escuche y me limpie la cabeza. 
Mi prima II ¡Oiga! Usted que anda buscando novia, le voy a contar como es mi prima, la fulana,  pá que vea en el lujo del detalle.  Échele una miradita como pá darse cuenta. ¡Cómo que si está buena! ¡No joda! le juro a usted, viene con todo un cargamento de amor, tiene dos pechos como pá tres novios y una cinturita como pá uno. Mierda, que no hay ojo que no le saque una foto con un escaneo meticuloso de esas curvas.  Cómo que no le gusta. ¡Ah! Esa fruta yo no me la como. A otro santo con esa vela.  ¡Oiga, cumpa! No se me eche pá atras  que el mundo no se deja así, sin pretensiones ¡No joda! a menos que sea cosa contra la fe, no joda, fantasía del cielo es esa niña,  échele un beso o un abrazo, tiene que servirle de algo ese primor, mire que ella tiene afecto como pa´ tres amores. ¡Ah! Eso sí… esta polvorita viene con mecha corta. No joda cumpa,  se lo digo pá que tenga cuidado. ¿Cómo que no le gustan las mujeres con carácter? No joda,  voy entrando a este circo y otro payaso me hace reír. !No joda! Ja, Ja. Que no le asusten  esas brasas que con un poco de agua se apagan hombre, no joda se puede ser bueno, pero no tanto, si ella tiene carácter usted doble la apuesta, ¿pá qué es hombre? no joda cumpa, cierre los ojos y pierda el sentido, que no se va arrepentir. Ella viene con esa sonrisa puesta que no se borra con nada, tiene un caminadito donde expresa sus libres convicciones, y un corazón que sabe de promesas únicas, y claro uno ya sabe que después de esa única promesa usted, en esos  labios latinos probará  la tutela de sus besos, no joda, sí señor, si se anima a esas curvas en el asombro serán una suerte para sus ojos. ¡No joda! No es para mí y aunque lo sea para usted, la fulana parece amarga y desabrida, pero rompiendo la dura corteza de la distancia llegará a los perfumes de los jardines y las flores. Cómo que le tiene miedo a tan divinos tesoros. Mire cumpa que la fulana no muerde ni pica. Cómo que se siente feo. No joda cumpa. Bien veo desde mi rudo ingenio y mis cortos estudios, que en el amor no hay hombre feo que no tenga algún virtuoso efecto, ni tan malo que no tenga algo de bueno, que en el mundo no hay feo ni lindo, que con poco de oración y ayuda del cielo no consiga una flor.
Mi prima II
Autor: gonza pedro miguel  243 Lecturas
Andaba yo arrastrando mi dolor, cuando la vi una mañana de enero. Ella era como yo, un poco libre y le daba algo de crédito a mi alma, de donde yo pudiera cobrar alguna esperanza, para alcanzar esa belleza del amor, que ha visto este pobre soñador. Mis ojos seguidores Detrás de ella, alas son mis ojos, llenos de contemplados desafíos. Poética obra, eres inexpresable como inimaginable, éxito sin precedente de una ilusión romántica. Torrentes de miradas se presagian inminentes, en esa geografía de fuego. Yo, la miré con muchos ojos, a  ese cuerpo que  aduce constantemente, ilustraciones convincentes, de deseos contenidos. Cuando camina: Bailan esos pétalos en su cuerpo, que sobran para estallar lo mucho que la deseo   y la vez,  acobardan la fe de mi mirada. Si tan sólo…mi  pasión fuera… soluble en su deseo.
 Jerusalén Grabaré en tus puertas y en tus muros La fertilidad de tu seno. Tus formas un rincón del Edén, paraíso de contemplación purificado. Tentado estoy de disfrutar las dadivas de tu ser, El divino orden de tus paisajes  Como el único heredero de tu universo. Alabada por la pintura religiosa de mis versos, la doctrina de tu verbo que cayó sobre mí, resuelve el misterio de mi existencia y le da sentido a mí ser.  
Jerusalén
Autor: gonza pedro miguel  492 Lecturas
Palabras Con su vocación congénita  las palabras atesoran la identidad de los goces, los deseos, las frustraciones y las guardan en imágenes que se revelan en lo que decimos.
Palabras
Autor: gonza pedro miguel  251 Lecturas
…Con permiso del cielo Dios me ha dado vida para que escriba y tiempo para que la corrija, que alguna idea misteriosa  y digna diga y otras que conveniente calle.  Que no es de ahora el interés, ni nació ayer lo que hoy intento. Por los dichos y los hechos, Juglares versos salieron hechos
La amé: Con la fuerza del sacrificio, con la voluntad del deseo, pero con la abundancia de mi miseria, y no alcanzó  
la amé
Autor: gonza pedro miguel  247 Lecturas
Cuando ya no quedan más palabras Cuando está todo dicho Sólo queda el silencio. Ya fue sembrado el desaliento, con la mirada vieja, con el amor gastado y la pasión tibia. 
Hoy, en este día, en esta hora,  alcancé la reliquia de la dicha porque  dijo sí, a lo que esperaba. La suerte venturosa me regaló una flor llamada rosa, que por azar o por fortuna no merecen el sueño ni el olvido. Por la risa alegre que en mi ser regó; yo me encontré en su mirada perdida: Esa,  en la que miraron con dulces ojos, y viéndome adornado con tales prendas, la embadurné en mis sueños, de besos recurrentes. Retrato de un amor que dulce espero, amor que en esperando muero, si más me pides amarte yo más puedo.
Entre el cielo y la tierra está tu  altar, como un lugar sagrado de tu morada y la gloria.  Son tus labios seguro resguardo de mis besos profanos. Y yo me arriesgo al pensar, que ya sos mi bien idolatrado.    Yo deudor insolvente Al descubrir tu amor me arrojé sin miedo, y fiel a mi deseo, me arrebujas en tu pecho. A las caricias de tus manos me encomiendo y de tus ojos el amparo pido. El santo sello de tu amor primero, y el justo celo de tu amor quiero. Los afectos de tu pecho ruego, y el dulce néctar de tus labios deseo. Yo deudor insolvente, de tus labios versado en amores, escudriñan en mis labios los sabores y mi boca poblada de besos, acaudalada en amores, te pregona eterna alabanza y te tributa los afectos de mi pecho.
El llanto Ella –Por tu insoportable ausencia,  de mi pluma brotan  ríos de tinta, para deshacerse en la sal de mis lágrimas. Él -Si las lágrimas salen en cualquier momento, no se vale llorar, ellas, como las letras, a veces pierden su contexto. Ella -Una lágrima siempre nos deja con el cuerpo y con el alma a la intemperie,  refleja el más puro de nuestro sentimiento. Él -¿Es siempre así? Te dejo con mis preguntas rotas y mis dudas ciegas. Ella – Filosa tu pluma en la duda, entrando a matar con puño y letra firme. Ay, ay,  es una pena que el peso de una prohibición así, te  impida   llorar a libre demanda. ÉL -Ten cuidado con lo que escribes, te pueden caer como palabras invertidas, como frases sin sentido.         Las mujeres casi sin causa, siempre brotan en un llanto generoso, ya ves como  ahora, esa gota,  se seca y escurre  al mezclarse con la tinta. Ella -Si un día cualquiera, uno de esos que vienen sin haberlos pensado, de los que aparecen sin haberlos llamado, te vienen ganas de llorar ¿Qué harás? Él - Falsos perfectos me parecen las lágrimas, y en el rostro de una mujer, terrible herramienta de la manipulación psicológica. Ella – Eso salió de una cabeza sin corazón o en el peor de los casos el corazón traiciona el uso de la  razón. Desnuda tu mente y deja tu alma escuchar, que mi corazón va  hablar. Piensa en un ser  querido, entrañable, uno de esos al que si no vieras por mucho tiempo te dejara triste… Él - Yo soy de pecho amplio, de brazos largos,  listo para todos los abrazos, pero no para los llantos. Ella – En cambio en mí, estas lagrimas; son ellas,  testigos involuntarios  de mí verdad.  Verás que la piel tiene memoria, en esta gota y su sal,  queda expresado todo el recuerdo, ese “te extraño de lejos te quiero más cerca” lleno de paciencia estiradas, por eso mis ojos desbordan en  llanto amargo.       El amor o simplemente la amistad, buscan resistir al tiempo, al silencio, a la  ausencia y la distancia.  Las lágrimas  sueltan  mis esperanzas, dueña de mis cadenas, para que veas  tu recuerdo vigente  anidar en mi piel. El llanto se hace carne y en la sangre me recorre por doquier y así te llevo y te guardo, bañado en la nostalgia,  envuelto en suspiros, atravesado por llanto. Él -Esas lagrimas no devuelven un  amor, pero enturbian el alma, escóndete y llora  en soledades. Ella -El poeta es más poeta si puede, sanar sus heridas, crear sus propias respuestas,  regar sus versos con la última lagrima. Quisiera que lamentáramos juntos  nuestras desgracias y llorando  desahogáramos   nuestro tormento.  Aprende como yo,  ¡llora! Un poco de lágrimas y te  quedará, el alma limpia.   Él -Creo que perdí mi sensibilidad, hoy no siento nada, las debo haber olvidado en las ropas que me cambié o se cayeron cuando me duché, en fin, la anestesia es total, todo me parece gris. En otras letras, en otros versos quizás… 
El llanto
Autor: gonza pedro miguel  236 Lecturas
  Recuerdo esos labios proselitista arengando a viva voz el fuego de la pasión. Para mí este recuerdo tiene un encanto partidario. 
Recuerdo
Autor: gonza pedro miguel  240 Lecturas
Vuelvo para mí. Hacia mi pequeñez, para creerme algo o alguien. Pensar que en tu mirada era. Ahora presagio de sombra y abismo de olvido.
¿Qué me queda? El saldo flaco de tus caricias y besos. Tus Miradas pobres, llena de numerosas cautelas, Atrás quedó tu mirada clara, que sabía amar como Dios manda y que ahora sabe odiar sin atenuantes como el diablo quiere.  
  - Mi soledad, un síntoma de su ausencia. A ella, siempre la esperaré, aunque mi espera sea inútil. -Tu  espera será la viva expresión del masoquismo humano, hay cosas más altas que llorar por un amor perdido. -¿Qué puede ser más alto que el amor? -El amor es esa profunda e íntima  comunión entre dos seres, si eso se rompe lo que queda no es amor… No, no es lo mismo, el pasado ya no es tuyo, sólo es tuyo ese barroco,  nostálgico recuerdo. -Me quedaré  esperando de ella ese Tónico abrazo. -¿Esperando…?  la paciencia es tu enemigo, quizás te canses de esperar. -Tanto nos esperamos y siempre a destiempo, quizás tengas razón, quizás no.   - Conformarse a esperar, esperando en la esperanza,  esperanzado en un sueño, ¿Soñando qué…? - Dicen que:  “El tiempo siempre te acomoda a tu lugar”, yo espero encontrar mi lugar. -Yo creo que la única presencia que puedes abrazar es su ausencia in vitro en esas fotos guardadas en tu celular.  Si ya  no hay palabras,  si ya están o si ya  fueron todas dichas. Sólo queda este informe de su ausencia. -La espera duele…pero a veces vale la pena. -¿Qué,  tu lengua no se cansa de tanto nombrarla? ¡Eso no es memoria, sino tormento! No mires al pasado que te distrae del presente y no miras el futuro. - Una vez, azules me miraron sus ojos y se mezclaron con el verde de mi esperanza, esperanza que jamás tuvieron mis ojos. Despuntadas las flechas que me atravesaron, mortalmente herido de amor, ahora ya no la puedo olvidar.  Qué  puedo hacer si el deseo y la pasión  mueren por manifestarse, me brotan por los ojos, se desprenden por las manos y explotan  por el pecho. -Si cruzas los límites de la razón, con  el cuerpo despedazado y roto las carnes, dolorosamente ensangrentado del pelo de la cabeza a la planta de los pies, en  agonía que arranca el alma, tanto  que,   entre un difunto y vos no habrá  poca diferencia ¿No abandonaras  la vida en lecho de doloroso duelo? -Amortiguados mis sentidos, quedando mi alma floja y sin fuerza, ¿qué más puedo hacer, sino aferrarme a la esperanza de volverla a ver? -Estas en el lugar equivocado, corriendo detrás de las fortunas que se disipan con la vida y se pierden con la muerte, engañado por la promesa de fortunas verdaderas, así la vida no cuesta nada. -Con mucha librería en los dichos, defiendes la vida,  que muchos la estiman y la tienen por buena, pero es  una verdad mesclada de mil mentiras…sin ella no se vivir. -Como tu sombra no me puedo negar, te acompañaría  vagabundo y sin provecho, representando tu tragedia por los tablados del mundo en el teatro de la vida…los recuerdos así, tarde se curan y para siempre duelen,  que lo mejor es aprender a vivir con ese hermoso recuerdo mirando al futuro, Muchas mujeres hay con espíritu  noble y titulado,  que si no  la aventajan en hermosura y verdad, no se quedan atrás.  
La espera
Autor: gonza pedro miguel  211 Lecturas
La vida y la muerte de la palabra Pesada es la coraza de una idea que muere, que surge de una entraña de recitadas letras muerta para nacer fallecida al mundo de los versos muertos. Según sea el pensamiento, órgano responsable de los sueños,  tendrá una muerte eterna, o bien,  si fueron buenos sus sueños de metáforas, renacerá. Un dios muy antiguo, que está  presente en la puerta de los  texto, le dará  vida,  es el guardián de las palabras vivas, que por su voluntad nacen y mueren las palabras, este es un dios que nació cuando nacieron las ideas, él creó las primeras palabras que fueron fundidas con el alma poeta, fue así como palabra y pensamiento nacieron en un mismo parto; la palabra implica el pensamiento y no pueden existir pensamientos sin palabras, sólo pueden existir como un  puro deseo, pero sólo antes de que este antiquísimo  dios les dé esencia. Existe un templo funerario del mundo de los léxicos muertos. A la entrada del templo, un gran salón, con un altar y  entre la gran puerta y el altar existe una balanza.  Allí  una remota divinidad del cielo de los sueños  pesará la letra muerta y lo colocará en el panteón de las oraciones evocadas. Si su ayer fue fértil,  si su realidad fue fluida, y su lógica coherente con su exclamación plena: Volverá a nacer en la  mente de algún poeta o maestro de la palabra;  pero si no está de acuerdo con el arte expresivo  del alma poeta: Quedará perdida y decadente. Entonces a la palabra muerta poco a poco se le irá desvaneciendo, desintegrando hasta convertirla en un deseo, o sentimiento primigenio o pensamiento liberado; desgarrado de toda voz. Un puro anhelo, sin existencia viva. Será entonces que se le irán     agregando nuevos nexos, los que trasmutarán creando un nuevo término, que desde el mundo subterráneo del subconsciente poético. Crecerá y se desarrollará en la entraña efervescente del  alma  poeta. El alma poeta es una fuerza creativa, una energía que le da sentido y coherencia a todo lo que existe y es. Es lenguaje, el alma pura, que está en la base de la materia, es la voz de la materia, es la justicia y el orden cósmico, son la causa, la razón y el entendimiento fundidos en el alma poeta. Cada partícula del universo está infundida de esta esencia, el hombre puede conocer porque participa de esta esencia, por eso el hombre es deseo, razón y palabra, es decir, el hombre es poeta.
Aprende esto: La felicidad llega a pedacitos. La dicha y la gloria son retenidas a puro ánimo, a fuerza de lucha, y se derraman fácil, así: en miedos, en celos, en culpas, en las propias incertidumbres, en la falta de fe.  
Aprende esto
Autor: gonza pedro miguel  233 Lecturas
Un inicio, un punto de partida para la semilla libérrima y soberana. En el mercado libre de las ideas: Tu mirada como un aliento tácito, despertó la expectativa de la ilusión,   para el logro supremo, esa posibilidad exótica: Llegar a lo inexpresable, Y en un verso encontrar lo inimaginable.
Un inicio
Autor: gonza pedro miguel  250 Lecturas
Mi prima             El otro día vino mi prima  a verme por un problema que tenía, llegó muy  nerviosa dijo, ─tengo un bardo que no te lo imaginas, te lo cuento, pero necesito que    no se lo comentes  a nadie, pero  a nadie ¿me oíste? necesito que seas una tumba, prométeme  que no se lo vas a contar a nadie─. Rogaba mientras movía la mano apuntándome con el dedo ─¡He! mirá que me muero si alguien más se entera, por eso,  antes  quiero que  jures, no como esos juramentos que son falsos y hechos a la ligera, no, necesito que jures  por lo que más quieras, por tu mamá o mejor aún  por tus hijos... sí, hacelo por tus hijos-. Bueno... vos sabes que yo detesto jurar, pero le prometí que guardaría con mi vida ese  secreto, bajo siete llaves, y que, para que se quede más tranquila arrojaría las llaves al fondo del abismo del olvido, desde donde, nunca jamás persona alguna podrá recuperar ese recuerdo, quedará perdido allí junto con otros tantos secretos olvidados que me fueron contados y de los cuales ya no tengo memoria, y que, para mí son como si nunca hubieran existido. Si ya sé, no quedó muy convencida con lo que le dije, pero al final cedió y fue más fuerte su necesidad de contar lo que tanto le preocupaba, que su temor a que todos se enterarán. Igual antes de comenzar a contarme volvió a rogarme y a suplicarme que no dijera una palabra a nadie,  de lo que iba a decirme y otra vez la misma ceremonia de la promesa, para que largara el rollo. Ahora bien, yo te lo cuento a vos... Si ya sé, te estarás preguntando  ¿Y la promesa?  ¿Y las siete llaves?  ¿Y el abismo? Pensarás que no tengo palabra, pero vos sos mí amigo y me vas a entender. Lo que pasa, son dos cosas, primero…sé que en un par de meses todo va a quedar al descubierto, porque va ha ser imposible ocultarlo, con lo cual no tiene sentido guardar el secreto y en  segundo lugar, porque no puedo callar más éste secreto, y  bueno, si... si soy un poco chusma, que le voy hacer, por eso,  te pido que lo guardes sólo por un tiempo, por lo menos hasta que todo se sepa. Bueno, si estás de acuerdo te lo cuento...bien…hay va. Mi prima me dijo con cara angustiada. -­La semana que viene me caso con Juan Alberto-. Yo le dije, pero cuál es el problema si hace ocho años que estás de novio con él ya era hora que te casaras. Yo no alcanzo comprender la raíz del problema. Y si no lo  queres, no te casas y listo. -Eso es verdad-, me dijo, -pero yo lo quiero y me quiero casar con él, lo que pasó es que lo engañé con mi jefe y tuve relaciones sexuales con él-. Juan Alberto ¿lo sabe? Le pregunte, me contestó que de esto no sabe nada, pero entonces ¡he! che, no es para tanto, le dije, una canita al aire  se la tira cualquiera, no es para estar así de  amargada, pensá un poco, fue sólo una despedida de soltera. -No entendes  nada- me dijo, -no fue una vez, fueron ocho veces-, entonces le dije, menos mal que lo querías mucho a Juan Alberto. Pero  bueno, la cosa ya está, y no es posible cambiar lo sucedido, y si a Juan Alberto, lo querés como bien decís  y  de esto  él no tiene ni la menor idea, para el caso es lo mismo  que el engaño  haya sido una vez o varias, te casas con Juan Alberto y cortas con tu jefe y se acabó el problema. Fue entonces cuando me confesó, -Estoy embarazada-, me dijo -y el bebé no es de Juan Alberto, es de mi jefe´-. No podía cree lo que escuchaba, pero... me dije, Si lo pienso  bien el problema no es tan grave. Vos fíjate. El novio no sabe que lo engañaron, por lo tanto no sabe que ella está embarazada. No sería la primera, ni última vez que alguien reconozca un hijo como propio cuando no lo es. Entonces le dije a mi prima. No hay ningún problema. La semana que viene te casas con Juan Alberto, en un mes le confesas que estás embarazada y que él se haga cargo del bebé y listo, como va a nacer un tiempo antes le decimos que es un bebé prematuro, con eso resolvemos el problema de los nueve meses y en cuanto, al parecido buscamos algún abuelo o abuela, tía o tío que dé con las características del bebé. No va faltar alguno que diga se parece al tío  pepe, por nombrar alguno y se acabó el problema. (Recuerdo que una situación similar lo vi en una telenovela  colombiana)   Todo esto yo lo decía con aire de victoria  triunfal, mientras pensaba: No te equivocaste en venir a verme. Ahora tu problema está resuelto, parecía una situación más complicada y no lo era tanto. Todo este discurso mi prima lo escuchó con  lo la mirada perdida,  cuando terminé  de sus ojos rojos  brotó una bronca escondida, y me dijo, mi jefe es oriental.  
Mi prima
Autor: gonza pedro miguel  235 Lecturas
A mi soledad compinche de tu ausencia Yo le ofrezco mis sacrificios  y quemo en ella  mis memorias, donde arden  culpas y disculpas.
A mi soledad
Autor: gonza pedro miguel  279 Lecturas
Cuando ya no quedan más palabras Cuando está todo dicho Sólo queda el silencio. Ya fue sembrado el desaliento, con la mirada vieja, con el amor gastado y la pasión tibia. 
Tan linda, tan ángel. Apariencia mentida. Comerás del pan que el mismo diablo amasó.
El enigma Tus miradas valen. Mis palabras sobran. Tu ojos bastan para mi gloria, veraces se avienen, como regalo de amor. Tu piel envuelta de fuego y pasión, vocación para mis manos, que suave y lentamente, desnudan dulcemente el enigma que lo descifra. 
el enigma
Autor: gonza pedro miguel  272 Lecturas
Una caricia que duele: tu mirada sobre la mía.
Una caricia
Autor: gonza pedro miguel  248 Lecturas
  Ella y yo Ella, aquí a mi lado, quizás por la poesía, y contra toda apariencia, y a pesar de la diferencia, juntos en el interés por estas cosa, pero aun así  enfrentaba mi inquietud o temor   convencido de su belleza. Jugando en la alfombra. En ella   todo parecía fresco, espontaneo. En su rostro había una alegría y una emoción indestructible. En la relación  llegamos a un punto donde las posibilidades se bifurcan y yo dudaba ¿Y si mis versos fallan en su efecto?  ¿Y si toda esta ternura no alcanza? Me conformó su mirada y yo lo saboreé tiernamente, entonces fueron   a la caza  mis versos y en la letra el alma y el cuerpo con ese íntimo deseo de vencer ese cuerpo tangible, en ese recorrido palmo a palmo para poner al día el retrato del otro sin habernos perdido ningún detalle del cambio, donde  cada uno toma nota dejando afuera el mundo, los otros. Primero  tendemos a mirarnos  sin saber qué hacer con el silencio del otro y   ella, con esa forma académica de decir las cosas y ese toque intelectual abre el camino, y yo, preparándome para entrar en esa zona inédita de su cuerpo, y mis  brazos que saben hacer su mandato, sobre ese cuerpo que al principio  se brinda con una confianza cautelosa, en cada beso, en cada abrazo se hacía ella literalmente más vulnerable  en esa transición hacia la dicha segura, donde se agudizan nuestros sentidos. Con los ojos cerrados entraba en esa convicción de su figura espigada, le decía yo: una vez más quiero mirarte, con estos ojos que vuelven a desearte  y otra vez cerrar los ojos y tenerte, mientras ella reía de mi locura. Mi pluma con toda su potencia en el acecho, sonríe y  no puede callarse todo el rítmico  balanceo, mientras mis manos vuelcan sus sentimientos en ese juego de las afinidades y las conexiones profundas, a pesar del pudor y la vergüenza quiero decirlo todo, no quiero callarme nada hasta descubrir la instantánea revelación, esa que en el amor es la única religión  posible: Esta  adoración. Rodeado de su olor de su deseo vigente sólo para mí, y ahora juntos en esta espontanea coincidencia donde sólo nos conmueve lo inmediato y dejamos fuera el mundo.
Ella y yo
Autor: gonza pedro miguel  235 Lecturas
   El viejo Él: viejo. Ella: mujercita, con toda la ternura obligada, ella no decía nada en la parte mecánica de las cosas. Él pensaba en alcanzar toda la felicidad posible, en esa dicha sin pretensiones, sobre esas formas estilizadas. Según él, acaso sea la única variante posible para gozar despreocupadamente de la vida, a pesar de toda su torpeza o esa tímida cobardía, sin contar que tenía miedo o vergüenza  aun de rozarla, por eso la cubría con un cerco de contemplación, y a la distancia  disfrutaba de ella sin limitaciones, ella parecía bañada de una provisoria soledad, pero esos ojos alegres y conspiradores lo invitaban a soñar, a no sentirse viejo a olvidar las arenas del tiempo. Pero, lo hacían dudar esa aparente poca emoción y creía como probable el arrepentimiento, por un  momento él pensó que era él, dueño de la decisión, pero un fuerte dolor en pecho le hizo pensar que ni siquiera era dueño de sí mismo, ella con una ternura nunca calculada le hace olvidarse de todo, en ese momento se  vuelve un idiota, la carita, esos ojos  poseen una inocencia  brutal, y lo hacen dudar. Quiere, lo intenta pero no puede aguantar por largo rato el optimismo… la tristeza  crónica resulta insoportable. Ella sin inhibiciones se ve molesta y no le agrada  la perspectiva resignada, entonces… se quedaron en silencio sin ningún estímulo intelectual, ni afectivo, solo mirando las manchas en el piso. Él la miraba de algún modo inconsciente como una figura distante, ninguna parte del cuerpo pugnaba por acercarse a ella. Él, las manos entrelazadas entre las piernas esperanzado en la esperanza, esperando. ¿Esperando qué? Mientras  ella que estaba ahí totalmente dispuesta. Piensa él: En un momento así sólo queda refugiarse en la angustia. Intentó pedirle perdón por ese cuerpo que ya no me respondía,   pero pensó eso tampoco sería un éxito. Pensó en esa esperanza sin mañana, con  esa  fuerza casi estacionaria sin vacilación, una esperanza puesta en una fe bastante insípida diría él, que como un convidado de piedra solo aumenta el peso del pesimismo, remarcadas por las  tediosas lamentaciones de ella, él mira lo que es y casi preferiría no contarte lo que fue,  aquella esperanza frustrada. 
El viejo
Autor: gonza pedro miguel  241 Lecturas
Un inicio, un punto de partida para la semilla libérrima y soberana. En el mercado libre de las ideas: Tu mirada como un aliento tácito, despertó la expectativa de la ilusión,   para el logro supremo, esa posibilidad exótica: Llegar a lo inexpresable, Y en un verso encontrar lo inimaginable.
la espera II
Autor: gonza pedro miguel  251 Lecturas
¿Poeta yo? Tomé mi pluma, amasé ideas, forjé poemas, templé metáforas. La sangre me dirá, lo que la nobleza Luego me confirmará, que con toda mi pobreza, ya mis letras son amigas de la Gracia; dejándose ver por la tela del cedazo, que con piropos se compran las galas, con que luego se regalan.
Poeta yo
Autor: gonza pedro miguel  231 Lecturas
 Mi abuelo Junto a un fogón encendido se formó una rueda de amigos, para escuchar los relatos de mi abuelo. Aquí  les digo que, si se me quiebra  la voz o se me añuda la garganta  me han de perdonar porque no soy ducho en el uso è la palabra. Voy a contar mi historia, más ante yo le pido a Dios y a todos los santos, que me saquen del olvido aquellos tiempos idos y los pongo por testigos, que todo los que aquí les digo, es verdá que sucedió. Ricuerdo que era una noche oscura, de esas que son cerradas, en el camino me tope  con un paisano y le dije ¿dónde va amigo? El otro me respondió -A nadie  le doy cuenta, ande vengo o ande  voy y por más le digo, usted,  no es mi amigo, gaucho atrevido-. Y se me cruzó en el camino diciendo -!Hágase un lau de la güeya y enderiece su camino!- Cuando dijo esto pensé: Este gallito de pocas plumas no pisa en mi gallinero. Yo no ando titubeando, pa’ mí cualquier lugar es cancha cuando el pecho se me ensancha ¡Abran paso! que el hombre que tiene buen nombre y fama, como toro  brama si alguien le hace frente y a mí naide me hace recular si me sabe esperar. ¡Ahí juna canejo!  Fue de sorpresa no lo esperaba. El primer golpe fue a la cara, sentí como se nublaba la vista, después vino  el segundo golpe,  fue entre las piernas, sentía como corría piernas abajo la clara y hasta la yema. Como burlándose me dijo, -Diré esto con holgura y atrevimiento y sepan disculparme los presentes.  Compañero, si no quiere quedar ausente lo mejor es la retirada-.   Miren ustedes como éste gaucho sotreta, hijo ‘e una gran siete me enfrentaba. Entonces le dije: La pucha; ¡Que lo parió! Que tiene una lengua que salpica, vamos a ver si pica esta lengua viperina. ¡Si va  prender el fuego, se tiene que poner la carne al asador! y cargué sin dar más güeltas,  con el facón en la mano. El otro me dijo, -Yo no soy gaucho remolón- Y sacó un facón que briyó con la luna, parecía largo y sediento. -Pa’ mí, la tierra me queda chica si alguien se me achica y sale a pitar y por más que se esconda en el bosque más tupido ahí lo sabré encontrar, esto se lo puedo jurar. Yo le dije: ¡Aah! No piense que tengo miedo, ni hace falta ir tan lejo’, aquí me puede encontrar, que a mí naide me hace recular. Lo poco que yo sé, es que, miedo no tengo, manco no soy y no me pienso retirar. Si me cantan flor y truco, digo: ¡Quiero retruco! Me tiró un puntazo que lo esquivé como pude, mientras se arremolinaba el poncho en el brazo. Era rápido que pa’  que les digo, que no le pude dar un chuzazo. Con cada golpe se veía que era más duro que un fortín. Ante el primer amago se movía como una fiera por temor a que lo hiera ¡ha! Malaya no era fácil de vencer éste gaucho matrero. Era gueno en su tanto, pa’ que les voy a mentir. No hallándose sobrado con que le pudiera dar ni siquiera un puntazo. En cada golpe de suerte los dos  miramos la muerte y ansí piliamos tuita la noche. Con los primeros rayos del alba, pude ver a mi bravo compañero, ansi cuenta me di que los dos compartimos el mismo pecho materno. Existe en mi pecho un tormento Que mi razón ve, Por un lado la pasión y no sé porqué, las causas de este atrevimiento. Qué locura saber, que he perdidos los frenos, Y no saber porqué.   Boliado en la razón, Descolado  en  los sentidos,  con ardiente pasión, de pecho, brazo y mano. ¡Qué locura…casi achuro a mi hermano! o pior aún, terminar así, achurado por sus manos. Seguro que si mi mama nos viera Aurita nos dijera: “Los hermanos sean unidos, esa es la ley primera.”
Mi abuelo
Autor: gonza pedro miguel  244 Lecturas
Señora En esta alegría sin fin señora, su presencia se vuelve algo sospechosa. De esta irremediable verdad brotó una dulce necesidad, quiero decir, que usted se convirtió en alguien  que justifica mi existencia. Ya se adivinaba que esos gestos suyos harían dichosos estos ojos y el sello de su  mirada, favorecidos estos sueños.  Con una mirada palmo a palmo sobre mí pecho, quiero decir, después de haber medido bien mis sentimientos,  ya se lo digo señora, no quiero ser en usted una escala fugaz y transitoria, y menos aun, una desamparada expectativa sobre este mar de perspectivas. Si tan solo  me diera un indicio, perdone usted si desde mi soledad insisto en el don de su mirada, y sobre su figura suave del alba. Quisiera que me disculpe pero, mi soledad me llama a olvidar mis espacios en blanco, su risa convoca mis silencios y hasta su voz ya se hace  eco en mis sueños, tanto que mi letra escrita ya queda anclada a la ligadura de sus ojos. Si usted señora, se aleja es mi pánico sin atenuante, es mi miedo sin escusas, y si sus ojos no me miran, entonces  mi esperanza decide derrotarse, pero si estos ojos me miran como ahora, en cascadas Usted, me da cuerda, me deja más cerca del cielo que de la tierra y en un momento así sólo me queda refugiarme en su mirada tónica. Creo estar corriendo tras la esperanza de fortunas verdaderas, señora a usted la quiero cerca a libre demanda  a oferta generosa, así quisiera yo y ojalá también, así quisiera usted.
Señora
Autor: gonza pedro miguel  224 Lecturas
Un hidalgo corazón La amé con locura y ella me lo decía y aumenté lo que ya sabía y lo reafirmó con sus besos, que de otra manera pudiera ser, que yo lo olvidara. Porque los corazones enseñados aprenden,  que si pecho y brazos te tienden, es de buen hidalgo proceder, sacar del alma lo que tiene prometido. Sabrás entonces lo que yo he sabido que mi pecho y mis ojos, para otros ojos, que no sean tus ojos: están prohibidos.
Y le dicen “La fea” Hermosura para mis ojos Cuando para otros no lo sea Rompo las noches sin sueño A sangre caliente. Satisfacen mis ojos Y los frutos de mis deseos Sus muchos y escogidos dones Viéndome perdido en sus amores Entregué mis fuerzas, dejé mis suspiros. Para mi dicha creció mi luna Y el sol de mi ventura. Se admiro de mí, no menos yo de ella. No fue tan avara mi fortuna Para mostrarme una a una Que  la belleza y el amor Viven en una piedra o una flor
El Señor de la Palabra De la necesidad nació mi atrevimiento.  Resistiendo al ímpetu  furtivo de la idea que huye como enemigo, con pensamientos mal pertrechados, buscaba una mejor pluma que me defienda.  No eran otros mis anhelos y quería tanto mi remedio y mi total cura, que en muchas noches sin descanso rogué y supliqué al pié de mi cama por la fuerza de mis intentos y la publicación de mi libro, entre llantos suspiros y pena presentaba mi queja al Señor de la palabra,  al Guardián de los textos, y así quizás pudiera yo, alcanzar los favores del Altísimo.   El Señor de la casa de la Palabra escuchó mi clamor y Yo que poca cosa he sido, estando en mi cama dormido, recibí la visita de una de mis musas, En sueños vi,  como en un lugar sagrado un gran libro  escrito de mi puño y letra y al lado del libro, una hermosa dama vestida de blanco y  ella me dijo así: Mira lo que es y lo que será. Yo, soy Memosin, diosa de la inspiración, y la escribana en la cámara del Gran Rey, guardo en mi memoria todos los relatos habidos y por haber y doy fe que habiendo se visto el vuestro por los dioses del gran consejo  y corregido por el Gran Rey de la palabra, Señor del mundo de los léxicos, se te concede libertad y licencia para dar Ser a lo que de suyo no lo tiene,  será tu palabra arraigada en la buena tinta, y la letra pura. Esta merced que a vos a hacemos, es en virtud de tus muy prolongados ruegos y muchos pedimentos. Veía en sueños mi libro que era tasado y corregido. Mandó el Señor cuya vida guarda el don de la palabra  que se ponga en cada hoja del pliego el sello de su mandato, para que se sepa y conste la base  de su inspiración. Y así es como veía firmado y rubricado la aprobación de mi texto, entonces escuché al Juez que lo sentencia: A Vos digo que si no te apartares, siguiendo las leyes de nuestro reino y señorío, y si por parte de vos siguieres  los principios de nuestro consejo, atento siempre en la composición, entonces tus ideas las que ahora son y las que serán de aquí en adelante estarán libre  para sembrarse como original autor bajo las alas de la verdad, y ninguna de las tres muertes verá tu pluma con la garantía del  que ampara tus obras. Por tres noches consecutivas se repitió el mismo sueño sin que se modificara en una coma o en una tilde, la cuarta noche en sueños me visitó un crítico literario para que me enfrentara a mis remordimientos, a la enfermiza demora de mis ideas, como una suerte de fantasmas aparecieron todos mis rencores como sirvientes del tiempo y del olvido, (EI olvido es la primer muerte de la palabra, cuando ya nadie recuerda lo que se dijo) justo aquí a mi lado con esa presión nerviosa de las trivialidades que eran  muy frecuentes en mis textos, (La segunda muerte de la palabra en los texto es lo no interesante, lo que nadie lo lee)  como una sombra de vulgaridad bañaban mi texto y desprestigiaban el azul de mi tinta. (La tercera y última muerte de lo que se dijo es la vulgaridad, el texto carece de todo valor estético) Con versos groseros, que ni siquiera eran originales me presionaban para que reconozca toda mi torpeza en esa letra lavada y tímida que era mía. Entonces el crítico con voz quebrada una vez más habló y me dijo: ¿Cuál es la verdad que amparan tus versos? ¿Cuál es la virtud de tu tinta? ¿Qué letra no tiene defecto que no merezca un borrón y un olvido? ¿En qué autor no corren ríos de tintas de banalidades? ¿Qué relato está libre de los errores de la ignorancia? En mi sueño Yo, los enfrentaba sonriendo sin caer en la tontería de discutirlo, seguro de haber quedado al margen de esas críticas. En líneas marginales,  le dije mansamente sin otorgarle demasiada importancia a los dichos: Esas cosa se las pedimos a los que están dando los primeros pasos en las letras, a los niños, mi letra es corregida y justifica la existencia de mis versos.  Por otro lado, si algún error me queda sé muy bien que me voy a corregir bajo la protección que traigo, a esta confianza me entrego dejándome seguro y tranquilo. Entonces el crítico me dijo: Suelen algunos que sueñan soñar sueños de fantasías movidos fuertemente por la imaginación, sin darse cuenta que son solo sueños, que no suplen la falta de ingenio ni se alcanza con la fuerza de la oración, ni los prolongados ruegos. Yo le dije algo molesto: Puede ser que los sueños sean solo eso, sueños; pero los sueños dejan el alma a descubierto, revelan al ser desnudo, manifiestan nuestro más íntimo deseo, si este fuera el caso, si solo fuera un sueño ¿Qué diría este sueño, qué dejaría al descubierto? Que mi ser de tinta y de papel tienen voluntad de permanecer, de vencer el tiempo, quieren quedar en la historia y vivir en la memoria.    Este sueño duró otras tres noches sin modificarse  (como el otro) mientras que yo después por otras tres noches y tres días  consecutivos no pude dormir, hablar o escribir.  En la protección de la soledad de mi lecho  pensando en esos largos silencios, en esas pausas buscaba comprender, ¿Será verdad que a partir de ahora mis versos han adquirido la vigencia y están por fuera de la muerte y el olvido? ¿Será verdad que mi pluma con su forma estilizada por el espíritu de la palabra derramará una tinta de versos pregonadamente originales? ¿Quedará mi letra por fuera de toda mi torpeza? ¿Fue solo un sueño de mí ser de tinta y de papel? Creo poder aspirar a que me crean si leyendo mí texto descubren lo que les digo.   
Algunas veces Hay veces en que te extraño Y en otras tu ausencia no  me dice nada Hay veces que quiero tenerte Y en otras prefiero no verte  Hay veces que muero por hablarte Y en otras prefiero callarme.
Algunas veces
Autor: gonza pedro miguel  289 Lecturas
Del verbo este amor Del verbo: este amor. Prenda de mi amistad, Deposito de mis gustos, Erario de mis besos, Loas de mis noches. Mis deseos se desprenden con el más ligero vuelo, que prestos se abalanzan, hasta llegar al llano de su vientre Y subir por la sierras de su pecho, Sin dejar deudo mí deseo, Con sus recitados besos, Refrigerio de mis sueños.

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