• Eduardo Fabio Asis
Eduardo Fabio Asis
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  • País: Argentina
 
Me pareció que te amabacuando intentábamos en vanodefinir el aroma exacto de los jazminescambiar el mundo de veraso crear el poema perfecto.Me pareció que te amabay ya ves que las cosas pasan.Los jazmines han florecido sin nombre.El mundo sigue siendo injusto y cruel.Y este poema...  nunca jamás lo recordará nadie.Ya ves que las cosas pasany sin embargo, ya ves ciega mía, te amo.
Ya la piel de la locura oprime el suelo mudo. Y debajo de tus plantas tibias, sucias y únicas sueño un nuevo mundo. Descubrir una huella tuya rejuvenece el planeta tierra. O cambian mis ojos mirar de nuevo el suelo. Ni lo se, ni me importa tanto, saber que nunca podré dejar de adorar, la planta de tus pies.
No te canses de gastar tus manoscon  las piedras que nunca arrojarás.No te canses del perdón, que la vida es cortay es larga la eternidad y quizás exista.No te canses de entregar rosas y jazminespor cada vez que te hayan odiado mucho.Es tan hermoso perdonar, y es imposibletotalmente imposible vivir enojado.De tu jardín interior, extrae las mejores floresy bríndalas a tus peores adversarios.También ellos, son humanos.
Atravesó el aroma de los jazminesy arañó el vidrio de mi ventana.Yo estaba del otro ladovarios siglos hacía que le esperaba.No quiso decir una sola palabraconozco esa timidez que las tumbas heridas callan.Me importa muy poco ser un mal poetaMe importa menos que me manden al neuropsiquiátrico.Esa alma bendita, desde algún rincón remoto,todavía hoy, como yo a ella, me sigue amando.
Algo que nunca supehizo que me derrametodo entero, todo vivoen una lágrima dura lloré como los últimos pájarosbuscan los nidos en la tarde llorécomo quien mirasesu mismo cuerpo muertoresucitando llorécomo amaneciendo para siemprea la alegría ¿qué importa si desde el lado oscuroseguía existiendo,  todavía el mundo?
lloré
Autor: Eduardo Fabio Asis  218 Lecturas
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Cuando tus labios aprieten el cristalseré yo quien te emborrache el almahasta que te duelan los dientes.Mujer imposible, hija de gato ferozy de bruja asesina...toma de mi copavacía de mundo, llena de miy en un minutoatraviesa conmigo la eternidad.
Por esas andanzas del silencio alguna vez su nombre conquistó mi voz débil.   Y musité cada letra inaugurando en el vacío la palabra que lo habita.   Pronuncié Dios,  casi al azar, y mi garganta abrió en el muro una ventana.  
HASTA EL FINAL   Vi un perro negro muerto en la calle, aplastado en medio de la acera, manchado, porque nevaba.   Vi la vida, allí mismo, y no había más que eso: la coartada del inocente: pagarlo todo.   Sentí en la nieve la vida y me vi morir como un animal que se resiste hasta lo último   hasta el deseo de ser rematado,   hasta el gemido final, el que pide perdón por todo crimen ajeno:                                                  el que perdona a dios.  
Quiero una mujer de pie incendiando un río.   Quiero una mujer caminando sobre el fuego mío.   Quiero una mujer distinta a los laberintos.   Quiero una mujer que me mate mientras esté vivo.
No tatúo burbujas de jabón para que se pierdan en el cielo en un instante.   Escribo poemas livianos para conmover a la niña que en las orillas habita.   Es la niña de tus ojos, que me leen, con lupa genial mi arrebato genital.   ( y nunca rozo siquiera tu mejilla)     Es la convicción mía que escribo creyendo que escribo con mis ojos en el telescopio.   (y nunca descubro cráteres en la luna)   Ya me perdí. No sé que cosa debía decir.   No sé que cosa, era el poema que quería y no salió. No sé que cosa, en el universo…  se desvaneció.
    He cultivado la primavera en una flor difícil.     Soy el exiliado de algún sueño antiguo.     El que en vano buscó tu deseo.     No me arrepiento.  De morir un poco en cada poema.        
Inter tanto
Autor: Eduardo Fabio Asis  447 Lecturas
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No. No me cierra. Que mi alegría siga cerrada mientras se abren las flores en primavera.   No puedo sostener que soy quien soy ave fugaz discapacitada para el vuelo.   No. No me cierra. Que no haya lugar en el cosmos donde esconder mi angustia.   Tampoco entiendo por qué escribo los versos más hermosos para que nadie los lea.   No. No me cierra. ¿en qué tumba fría, reencontraré el fuego? no lo sé… pero no me cierra que sólo espero la muerte para levantar cabeza.  
No me cierra.
Autor: Eduardo Fabio Asis  374 Lecturas
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Soy agua de un río antiguo y mi destino es crear el mar.   Soy fuego de palabras nuevas que quieren incendiar el mundo.   Soy aire donde flamean mis amigos caídos en el combate.   Soy la tierra sometida y muda que por mi boca puede hablar.   El poeta, ese soy, el que sirve para nada, y en la otra orilla…   conquista la verdad.  
Soy el poeta.
Autor: Eduardo Fabio Asis  469 Lecturas
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Un gato negro caza ratas coge gatas corre por la cornisa de un cementerio   se acurruca sobre la tumba de su antiguo amo   lame la foto: ¿la besa? Nadie conoce la psicología de los animales.     De los poetas, tampoco.
en noche muda ensayo la palabra para alumbrarte   ningún secreto tiene la luna blanca sobre tu piel   encuentro tu alma blandiendo poesía sobre mi cuerpo.
Las miradas me pueden, como camelias locas desprendidas del árbol del fuego. La mirada es una trampa al infinito, una burla a la eternidad arrancarle a la brújula su norte y comer el acero como un helado de frambuesa. La mirada me dice que estoy, yo que nunca fui. Y estaré solo pero me queda el gato con su sensación de abismo. Esos ojos me miran donde yo no se. Acaso porque no me vieron nunca la mirada confirma que soy. Elogio la mirada en el mundo ciego. Te amo a vos. Me ves?
Las miradas
Autor: Eduardo Fabio Asis  352 Lecturas
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  Será un brev,algunas horas sin poesí escrit mucho preguntar al mar,  habrá respues?no ta.  Quizá volver. No sé. Ta después. Chau.
Un árbol ha muerto, antes de nacer en un bosque sin dueños, alguna primavera negra.   Deseo a su sombra,  encontrar mi esencia solar, y amanecer poesía en el mundo que no es.   De su leña antigua, un fuego nuevo quemar mi dolor, y en el humo blanco, escribir el poema.
Quizás porque se acerca,  imperturbable y atroz,  el último tiempo de mi vida.  Me huelen a flores nuevas,  antiguas primaveras de mi infancia. La cama de bronce de mis abuelos maternos, que era la única reliquia que tenían,  con su colchón de algodón, haciendo un monte en el medio de la cama.  Entonces se decía, que si eso ocurre, es porque los amantes ya no se trenzan en el medio y cada uno, duerme por su lado.  Nunca lo supe. Jamás confirmé la versión.  Pero algo era cierto. A veces mis abuelos, me dejaban dormir en medio de ellos,  y yo dormía más alto y ellos se veían bajos.   Yo tendría unos tres o cuatro años,   todavía no existía… para mi, la escuela, y sin embargo…   mis abuelos, ellos, eran ya mi maestros.  Sepan disculparme, que cuente estas naderías,  que a nadie importan pero para mi … significan tanto
ALBA   Quieto,   como no moviéndose para que la sangre no rebase la boca   Quieto,   como sintiendo un pájaro herido en la palma de la mano   sin cerrar la mano sin abrir los ojos.   hay una fe que es absoluta:                         una fe sin esperanza.     HAY PERROS QUE MUEREN DE LA MUERTE DE SU AMO     Hay perros que mueren de la muerte de su amo   cuerpos que no hacen el amor, hacen el miedo   que no se agitan,                      tiemblan.   Y hay hombres en los que muere dios como una gota de lacre sobre el pecho          de un torso de mármol,   son los que lloran cuando creen estar hablando, o gritan soñando, pero al alba olvidan el grito con que encendieron la noche.   Hay hombres en los que gime dios por no encontrar un hombre                   donde morir de carne,   pero no llora como quien lo hace solo, llora como quien llora abrazado a un niño.     HACE APENAS DÍAS   Hace apenas días murió mi padre, hace apenas tanto.   Cayó sin peso, como los párpados al llegar la noche o una hoja cuando el viento no arranca, acuna.   Hoy no es como otras lluvias hoy llueve por vez primera                sobre el mármol de su tumba.   Bajo cada lluvia podría ser yo quien yace, ahora lo sé,                              ahora que he muerto en otro.     ORILLAS   Afuera ladra un perro   a una sombra, a su eco o a la luna para hacer menos cruel la distancia.   Siempre es para huir que cerramos una puerta, es desierto la desnudez que no es promesa   la lejanía de estar cerca sin tocarse              como bordes de la misma herida.   Adentro no cabe adentro,   no son mis ojos los que pueden mirarme a los ojos, son siempre los labios de otro                             los que me anuncian mi nombre.     NOCHE ADENTRO Y NO DUERMO   A lo lejos, en un atardecer en que el otoño es un lugar en mi pecho, comienzan a encenderse las ventanas,   mi nostalgia por estar donde bien sé que al llegar volvería a estar afuera.   Duelen los ojos de soñar tan a lo lejos   la frente de pensar lo impensable de tanta vida que no he abrazado, tanta deuda de lo que no he nacido.   Poco a poco se apagan las luces,   es el lindero de una  noche y otra noche, la frágil vecindad             del miedo y la esperanza.   El último día podría ser éste que termina, esta noche en la que aún escribo   igual, pero sin una ausencia nueva                                          para seguir esperando.     HASTA EL FINAL   Vi un perro negro muerto en la calle, aplastado en medio de la acera, manchado, porque nevaba.   Vi la vida, allí mismo, y no había más que eso: la coartada del inocente: pagarlo todo.   Sentí en la nieve la vida y me vi morir como un animal que se resiste hasta lo último   hasta el deseo de ser rematado,   hasta el gemido final, el que pide perdón por todo crimen ajeno:                                                  el que perdona a dios.     UN PEDAZO DE HAMBRE, UN VASO DE AGUA   Fiel a lo humano,   al tamaño de lo que los brazos mecen, a la fiesta de  lo que en las manos cabe,   a la callada esperanza que es no apretar los labios.   Fiel a un vaso de agua y al pedazo de hambre                   que otro cuerpo nos trae,   fiel sorbo a sorbo, hambre a hambre.   Fiel al pudor de apenas una seña, apenas el abismo del otro cuando el silencio calla la piel que nos separa.   Fiel al límite de morir hombre, de haber abrazado el vacío                             que ese mismo abrazo llenaba.       LO ABIERTO       Cae quieta la lluvia,                 lo abierto mana.   Cae la lluvia, cae sobre la espera,   en la caída la lluvia es su camino                                   y el camino su llegada.   Hay que osar lo abierto y la caída:                                      el desierto de la sed                                                           no la sed del desierto.   EN PLENA NOCHE     También en plena noche la nieve se derrite blanca   y la lluvia cae sin perder su transparencia.   Es ella, la noche, la que nos libra de los reflejos,              la que nos expande las pupilas.   Lo que busca con su bastón                           el ciego es la luz, no el camino.       EL ANUNCIO   Raro relámpago del instante,   brilla y ciega sobre                    un plato blanco y vacío.         Hay que acoger el fulgor de la ausencia,     reflejar   el don de lo que no está                          en cada cosa que creamos.       AFUERAS   Puerta en medio del campo:                        lindero y puente entre dos afueras.    El borde del salto no es una orilla, es la vida,                                                                al borde de cada vida.     SED ADENTRO       La boca abierta bajo la lluvia                                       y el agua buceando el alma.     Sed adentro   hasta donde el mar se seca noche,                                            hasta donde la sed amanece playa.     PARTIDA A PARTIDA   I   Sin ropa se nace, se brota   desnudo se llega:              partida a partida.     II   No tener adónde ir              no es que nadie nos espere,   es no tener dónde regresar:                                      la muerte es nacer afuera.   BAJO LOS TECHOS   Bajo los techos se oyen respirar los sueños                en el callar de la noche;   en la calle   un niño, sin sombra ni rumbo,   recorre el vacío de dios, paso a paso                                   desanda su esperanza. INFANCIA     Llueve y al árbol le pesan sus hojas,                            a los rosales sus rosas.   Llueve y el jardín huele a infancia,                            a cercanía de todos los milagros,                                   a ausencia de todas las memorias.       INSTANTE   Unas hojas, unas pocas hojas sacudidas                                por el viento.   Un temblor en oscuro bosque,                                     un destello de vida,                                                           un instante de niño.   RESPLANDOR     Ya noche,           caminando,   vi el instante de un relámpago                                                                 sobre el charco de una calle,              cerré los ojos y, blanca e inmensa, y a la vez serena,                                                     se encendía un alba.    NIEVE AL VIENTO   Copos de nieve al viento,                    caen desde su ahora,                                                                             caen sobre su aquí.   Cuando no hay ayer, cuando hoy es olvido, no hay con qué imaginar mañanas:                                      hay sólo lo que siempre hay,                                                                    hay este estar naciendo.  
Quiero que mi poesíatenga magia y tenga duendey que al lector que trasciendecon su mirada muy fríamis desvelos y agoníaspara  construir un poemase le aclaren sus dilemasy sonría su alma fuerteporque le cambia la suertede sus males y anatemas.
Cualquier hijo de puta afirma que yo también voy a morir.   Todo lo que nace muere dice el dogma universal,  y yo no me salvo, concluyen.   Estadística y naturaleza la única verdad verdadera, dice, que debo morir.   No importa cuándo No importa cómo No importa nada No importa todo.   Moriré como mueren las aves y las flores, dicen los poetas. En este sentido,  a pesar de amarlos tanto, les digo:   Pueden irse a la mierda!   Yo no voy a morir porque toda regla, tiene su excepción. He dicho.  
Un carnaval de perros sueltos donde el mejor de todos era un gato   así defino mis intentos poéticos ¡estrujen el cerebro! mi poética es mi vida   y no hay otra que ladra fuerte un miau!   ¿ya sabían lo que trato de ocultar?  me alegro si no,  no me han leído.
Yo me hundo en tu abismo, que es mi modo de volar. ¿por qué la rosa negra, floreció en mi jardín sin dueños? y …   ¿hasta cuándo tanto silencio, cegará la poesía? vamos… no te arrepientas de intentarlo de nuevo. Aunque no lo sepas, te diré la verdad:  “estás vivo” Ya la niña abrirá el ojo, a la luz de quien entienda. Ya el vocablo teñirá la hoja blanca. Ya volverás. Lo sé.  
Me duele el jazmín que no existe.   Cae como una piedra sin dueño en un estanque sin fondo.   Soy el escritor que no escribió ningún libro. Soy el padre que no tuvo ningún hijo. Soy el amante sin nadie a quien amar.   Pero la vida tiene una venganza paradojal estoy contento conmigo, y la nada me pertenece toda. ¿para qué más?  
 Las lejanas montañas te ocultan de mí,Mientras se me enciman las cercanasSi yo tuviera un pesado martilloPara aplastar las montañas cercanas.Si yo tuviera alas como un pájaroPara volar sobre aquellas más lejanas.
Me gusta el vino tintolos jazminesla infidelidad de las mujeres ajenasy los perrosMe atraen Venecia y los cementerios abandonados.En uno de ellos,encontrar una tumbay que el muerto me diga:“Estoy en Venecia, con tu mujer, a quien le regalo jazmines,acompañado de tu perro…    son las tres de la mañana”¿qué importa ser cornudo, si tengo pruebas, de la vida eterna?
De alguna herida antigua, cuyo nombre no se nació esta flor distinta.   No cabe en ningún jardín, pero es pequeña como la fe.   Afirmo que nadie la amó jamás, pero toda afirmación es siempre sospechosa.   Existe esta flor, cuyas pruebas no tengo o acaso, alguna vez destruí.   Se que cuando la ilumina el sol, se torna oscura como el dolor.   Y se enciende en la noche, como última esperanza en el pensamiento suicida.   De ser ciertos mis dichos, este poema torpe transmitirá…   su aroma, su forma exacta, su color   Y serás testigo. Testigo de una flor.
Algunos poetas, se han resignado pronto, a no ser nada. Denominan poemas, a sus escaramuzas sin alma, sin enemigos a la vista, sin aliados de acero.  Coquetean con las palabras, que otros les inventaron.  Y se sienten contentos, como peces en su charco. Cuando dicen…”jazmín”…  no estalla en sus almas, ni el blanco aroma, ni el misterio hondo, ni la soledad en calma. Dicen “jazmín” como dicen veneno, suegra, tirano o espantapájaros.  No se crea que los estoy juzgando, que soy un buen cristiano, prefiero, simplemente, matarlos.- Ellos ignoran la torpeza esencial que tiene toda palabra.  Y la nombran en vano,  y consideran una hazaña el maltrato. No se dan cuenta que la misión del poeta, es precisamente, conjurar esa torpeza y volverla comida para los que tienen hambre. No se nombra la voz “revolución”, simplemente, a la revolución se la hace, sabiendo que ella comienza, exactamente, cuando comienza a pronunciarse. Algunos poetas no saben el arma que lleva el lenguaje, y yo soy uno más de algunos, soy el que no sabe. Por eso amigos, me voy, me llega el turno, de matarme.
Ah jardín irresuelto de las flores cursisenamorado siempre de mujeres ajenasy para más males, amigo de sus maridos¡oh traidor consumado, oh malvado entre malvados!Has puesto tus ojos oscurosen la crisálida bella de mis amoresy le has sacado ya me dijeronun orgasmo con sólo mirarlaNo avances, Tolomeo,  tu infame astucia sobrela virginal doncella de mis desvelos.No vuelvas a mirarla, con tus ojos de fuego.Te prohíbo, incluso, ¡Oh Tolomeo!  que te masturbes pensando en ella.Seré cornudo quizás alguna vez, pero no por ti,malvado y rutilante Tolomeo,no serás el que enturbie con moscasel vaso de champán fino que he de beber.Tolomeo,  hermoso como los potros en celo,pero más malvado que los demonios del averno,ten cuidado conmigo, Tolomeo, que si insistesquizás yo mismo, algún día, me enamore de ti.  
Hubiera querido ser otroel que bebe la fuente del silencioy atraviesa indemneel desierto de la palabraPero en este mundo de otredadser otro, también, es ser lo mismo.Yo fui aquel que no creyó en Dioshasta que Dios, creyó en mi.Y lo hizo antes que yo naciera, mucho antes, de mi primer no.
Para ponerle nombre a tus silenciosquería escribir el poema perfecto,y desentrañar este amor que se evade.Queria hablar de tu alma,de su toque ultramarino y su delicadeza en sombras,pero apenas pude decirque extraño tu cuerpo,terrícola y luminoso.Ahora,escribo un poema como vos,un poema como yo,soberanamente imperfecto,como este que hoyestoy pariendo.
Se fueron mis amigos se fueron juntos todos a buscar sus destinos y me dejaron solo   Qué importa si se fueron detrás de la quimera lo que importa es que ellos ya pusieron primera   y van a la victoria aunque no sea conmigo para mi es la gloria de haberlos conocido   Y me dejaron solo para hacer mi destino solitario entre todos soy mi mejor amigo      
Una vez fui niño, en una casa sin biblioteca cuando no existía Internet.     Entonces se encendía mi abuela justo en el momento en que se apagaba el sol.   Con palabras idénticas a la noche anterior, mi abuela contaba el cuento de Genoveva del Brabante, y el de Guarino, tu propio nombre Mezquino,   y cada noche, el cuento igual, era distinto. Entonces no sabía por qué,  ahora tampoco.   Pero estoy en condiciones de afirmar que en mi mente infantil   Genoveva era una noche una santa, otra una malvada y otras…  era simplemente, mi mujer.   Guarino, curiosamente, también.    
A veces me enamoro de pequeñas sutilezas pasajeras. Ahora, por ejemplo, me enamora esta hora las siete de la tarde, de esta tarde de primavera. Y me enamora un pájaro que no quiso surcar el cielo, pero pudo hacerlo. Y se queda en el nido, con sus pichones, ignorando que pienso en ellos. Y otras tantas veces, fragilidad humana, olvido mis amados, y los pierdo, acaso para siempre. Y me vuelvo a quedar solitario con mi amor vacío, y con una alegría honda, que aun no entiendo.
Sueño , ya es hora, infinitos sueños pueblanel desierto de mis manos que escapan, brújulas ansiosas,en un norte imposible. Te quise, es cierto¿puede importar ahora no saber decirlo en poemas?Te quise, es cierto y recordaré siempreel músculo convertido en metáforaesa sentencia, de aquel, tu maravilloso poema.
Hubo un sueño donde robé el color de una florpara pintar el interior de mi soledad.Y he despertado rosado y rozando,horadando aquel color,  como una piedra rosa.
Estimados amigos y amigas:Para quienes lo han concido,  sea real o virtualmente, quiero informarles que ha fallecido, el pasado 19 de Agosto de 2018, Guillermo Capece.-Fui su amigo,  tuve la alegría de conocerlo personalmente y quería avisarles a todos los que de una u otra forma hubieran interactuado en esta página con Él.-Que en paz descanse nuestro querido GUILLERMO....  Adiós! 
Izzeldin Abuelaish, es un hombre, que tiene para contarte una historia, que no es cualquier historia,  sino el testimonio de una injusticia atroz y macabra que ocurre en nuestros días. No ocurrió en la edad antigua, ocurre ahora, mientras lees, y se violan los derechos humanos más elementales, en la cárcel a cielo abierto más grande de toda la historia de la humanidad, en la franja de Gaza.- ¿Por qué no sabemos de Él? ¿Por qué no conocemos su historia? porque el aparato de desinformación de los medios de prensa y difusión, funciona muy bien, a favor de los intereses aberrantes del crimen organizado a nivel mundial.- El libro que escribió este hombre, se titula…  “No voy a odiar”.-  Yo te invito a que lo leas, para que no seas cómplice, por ignorancia, de una de las salvajadas más crueles de la historia de la humanidad.- Leer este libro no es leer un libro.  Es dejar de formar parte de los muchos que, por ignorancia,  toleran y posibilitan, que las cosas sigan siendo así…    inhumanas, crueles, injustas…        entre esos seres humanos, en su mayoría niños, encarcelados en Gaza.-  
En realidad los suicidas tienen razón, pero están equivocados.  Tienen razón porque los problemas terminan con la muerte. Están equivocados porque los problemas no se solucionan con ella, es más, perviven…  como una voz ultramarina que buscara una sirena… no dejaría de ser una voz, acaso poética, pero sin oídos que la escuchen.- El suicidio es suprimir mi yo en el mundo, porque no se pudo suprimir el mundo que me oprime.  Tiene la dignidad del coraje absoluto, o de la cobardía absoluta, pero eso sí, no caben dudas, es el único absoluto absolutísimo que un ser humano puede brindar.- El velorio de los suicidas, es una ceremonia auténticamente horrible.  Parece una cita de culpables, un hazme-llorar donde las lágrimas no son de dolor, sino también de culpa, de impotencia, de rabia.  El velorio es algo que quizás acompañó al suicida, en su imaginación, como una de esas satisfacciones humanas que muy pocos, sólo los suicidas, pueden darse.-  Pero no quiero hacer una apología.  El suicidio termina en un fracaso, después del triunfo aparente, ¿por qué?,  porque el tiempo, nos hace olvidarnos del suicida…     de él y de la forma en que murió.   En eso, los suicidas se parecen a todos los que moriremos de muerte natural.   Ya ven,  no hay trampas que valgan frente a ese destino que tenemos todos: el olvido.   Ah…      me voy a suicidar un poco (voy a dormir unas horas)  y cuando resucite…   leeré sus numerosos comentarios.-  Chau!   P.D:  publicar para que nadie comente nada, acaso sea, suicidarse de veras. Salud! 

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