• José Orero De Julián
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JMC es homosexual (habemos en español y sin eufemismos anglófonos para llamar a cada cosa por su verdadero nombre) y, como es homosexual, nadie de la Jefatura de Ingenieros de Madrid quiere dirigirle la palabra. A mí me da lo mismo. Soy el único que se apiada de su soledad y le da conversación sobre temas diversos aunque a él le molesta una enormidad que yo saque a relucir el tema de las chavalas guapas, sexys, interesantes e inteligentes; así que hablamos de mitologías, teatro y otros divesos temas del popurrí cultural. En esas estamos cuando llegan las Fiestas de "El Trascacho" y, con ellas, también la invitación personal. Acepto. Rodolfo, que ya me conoce un poco, también se apunta. Terminamos los tres en una de las cuevas de las bodegas más famosas de Valdepeñas. De pronto se arma el "jaleo" cuando una libertaria madrileña comienza a poetizar sandeces sin ninguna clase de conciencia. Consultado el cura del pueblo éste desea saber hasta dónde piensa llegar aquella necia. Y se arma el escándalo teniendo que intervenir la Guardia Civil. Refugiados en el interior de la bodega, se me propone que, por cada vaso de vino, sea capaz de recitar algo que no sean sandeces como ha hecho la necia libertaria de los madriles que a mí desde luego que no me representa para nada de nada. Ni ella ni toda su "poesía" pornográfica que ni es poesía ni nada que se le parezca. Así que recurro a la inteligencia de los sanos pareados y sobrepaso todas las pruebas de barril en barril.  Terminada ya la fiesta y las berengenas de Almagro, llega la noche y la proposición de JMC que es homosexual. Rodolfo está a la espectativa. Me da por reírme a carcajadas mientras respondo.  - Escucha bien, JMC, porque no lo digo dos veces. No estoy borracho ni hago locuras así que hasta ni borracho ni hasta loco. ¿Me has entendido bien? Y que sea la última vez que se te ocurre decirme que tengo cara de gilipollas aún siendo el único que te dirige la palabra, porque si me lo vuelves a repetir te vas a enterar, de una vez por todas, quién soy yo y quién eres tú en realidad. ¿Me has comprendido o te lo tengo que decir? Estamos de fiesta pero sin insultar todos somos más guapos menos tú. JMC, que es homosxual, se queda más callado que el cayado de mi abuelo Bonifacio; mientras Rodolfo se niega también en rotundo en medio de la carcajada general. A la mañana siguiente parece que le he caído gracioso a la hermana de JMC y ésta me proponer "jugar". Estoy al loro y no necesito que Rodolfo me haga "el quite" porque soy torero que se enfrenta sin tener ayudas de nadie. - Escucha bien, hermana de JMC, acepto jugar a los crucigramas pero tengo una novia que no la cambio ni por mil como tú, ni tan siquiera por un millón como tú; porque Ella es única e irrepetible y la amo más que a mi propia vida... así que nada de hacer "manitas" conmigo... Jugamos al crucigrama. Recogo las dos bellas (la del tinto y la del blanco) que me han regalado y desembarco en la Jefatura de Ingenieros de Madird con ganas de seguir trabajando en esto de investigar sobre Baco y sus bacanales de borracho perdido. El capitán Mario no sale de su asombro. El teniente de los planos guarda silencio. Y el general Gordejuela me llama a su despacho para felicitarme en nombre de la Patria.  Nota Adjunta.- "El Trascacho" es una fiesta del vino de Valdepeñas y se celebra durante el mes de noviembre.  
Estoy a punto de salir del útero materno. En otras palabras, según dicen algunos aunque estén del todo equivocados, estoy a punto de nacer; lo cual es totalmente falso porque fui engendrado en el cuerpo de mi madre desde hace unos 9 meses más o menos. Pero para entendernos bien digamos que estoy en el Día Cero, Mes Cero y Año Cero de salir a la luz pública. No tengo miedo escénico. No siento pánico ante los demás. Salgo a la luz del día tan desnudo como sale cualquier otro ser humano sea hombre o sea mujer. Fui engendrado en la ciudad española de Cuenca, pasé por la ciudad española de Madrid y voy a salir a la luz del día en la ciudad española de Badajoz. No tengo ninguna clase de complejo ni de inferioridad ni de superioridad. Por eso voy a asomarme a este mundo tan desnudo como se asoma cualquier otro bebé sea niño o sea niña. Llevo dentro de mi genética los caracteres de un conquistador. Sé que no quiero ser un donjuan pero sé que me encantan las mujeres guapas, sexys, interesantes e inteligentes así que espero que, una vez que haya salido a la luz pública, las mujeres guapas, sexys, interesantes e inteligentes sigan existiendo y no se hayan acabado. Espero en Dios que así será. Día Cero, Mes Cero y Año Cero. Mi fiesta va a comenzar. 
Un tándem significa unión de dos personas formando un equipo hasta conseguir alcanzar un objetivo y terminar siendo los vencedores. Hoy mismo, en el Senderismo del Hogar, Gomariz y yo lo hemos demostrado sin dar lugar a ninguna clase de dudas. El caso es que yo estaba previsto que hiciera la prueba con total tranquilidad y sin tirar nunca; pero Gomariz, nada más salir de la puerta del Hogar me ha propuesto formar un tándem para batir el récord de la Ruta Número 5 que estaba establecido en 1 hora y 45 minutos. Le he contestado que qué iba a pasar con los demás.  - Eso no es problema nuestro, Diesel. - ¿Y si nos llaman insociables?- Da lo mismo que nos llamen lo que quieran porque para mí esto del senderismo es caminar y no pasear.  Estoy de acuerdo con Gomariz pero éste se encuentra, en un principio, muy nervioso, y ya antes de llegar al primer kilómetro da un tirón y se escapa. Yo le he advertido que no tirase tan pronto ya que era mejor ir en los puestos de cabeza y no gastar energías hasta ver cómo se encontraban de fuerzas todos los demás. No me hace caso. Se lanza al ataque y, por culpa de los nervios, se confunde de dirección y tiene que volver a unirse al grupo de los que vamos en cabeza. - Llevabas razón, Diesel. ¿Crees que es conveniente que lancemos el ataque en el segundo kilómetro?- De acuerdo. He comprobado que todos van demasiado escasos de fuerzas como para poder ayudarnos en nuestro objetivo de batir el récord. Ataca tú y si veo que nadie responde al ataque salto yo, me uno a ti y los dos metemos marcha hasta dejarles a todos completamente atrás. Durante mucha parte de la prueba estamos pulverizando el récord de la Ruta Número 5 pero los dos, formando un completo y perfecto tándem, decidimos esperar al primero de los grupos para ver si nos pueden ayudar en la tarea o de verdad siguen sin energías suficientes. Les esperamos y vemos que no responden a las exigencias; así que volvemos a dar un tirón que es la penúltima ocasión que le damos a los demás. Por la parte "selvática" yo sigo con mi labor de ir al rebufo de Gomariz para no malgastar fuerzas y sólo cuando veo que se desgasta demasiado me pongo a su altura y seguimos dándonos ánimos los dos conversando de temas personales pero no transcendentales y que, al ser muy personales, no publico ya que sólo nos importan a él y a mí.  - ¿Esperamos a los cuatro que nos vienen siguiendo, Gomariz?- De acuerdo, Diesel, pero como no tengan fuerzas yo me lanzo al ataque final. Les esperamos. Formamos el grupito de 6 pero no tienen fuerzas; así que ya sin dudarlo ni un instante, en el último kilómetro de la prueba seguimos uniendo nuestros esfuerzos en un tándem tan completo que podemos llamarlo perfecto y logramos la proeza. No sólo hemos llegado los primeros a la meta (yo unas décimas de segundo antes que él) sino que lo hemos conseguido. El récord de la Ruta Número 5 ya no es de 1 hora 45 minutos sino de 1 hora 30 miunutos. Y todo gracias al tándem completo y prefecto formado por Gomariz y yo.  Ni los japoneses lo hacen mejor. 
En 1967 las mujeres que vivían a mi alrededor se habían convertido en algo mucho más serio que un juego de entretiempo. Habían pasado de ser "para mayores" (3) y habían pasado de ser "para mayores con reparos" (3R). Ahora, de repente, sin casi transición más o menos lógica, eran ya "gravemente peligrosas" (4). A mis 18 años de edad era totalmente natural que me adaptase a esta nueva situación sin más ayuda que mi propia capacidad de supervivencia. "Las noches de Cabiria" se habían hecho realidad. Sinopsis al escenario: "Cabiria es una prostituta que ejerce como tal en uno de los barrios más pobres de Roma. Sueña, sin embargo, con encontrar el amor verdadero, un hombre que la aparte de la calle y a quien pueda entregarse en cuerpo y alma. Su bondad y su ingenuidad la convierten en víctima propicia de sucesivos vividores que se aprovechan de ella, le roban y la golpean. A pesar de sus fracasos, recobra la esperanza una y otra vez". En medio de todo aquel movimiento de pasiones yo jugaba mis piezas con suma tranquilidad. Si tenía que manejar a la reina era mejor defenderse con las torres. Y mis torres eran muy elevadas. Tan altas como para poder ver todo el "tablero de la vida" madrileña con el sumo cuidado de no caerme al vacío de los paletos venidos a la capital con sus boinas como señal de ignorancia. Era mejor vivir estudiando las leyes de la gravedad para saber en dónde situar a mis peones. Los caballos del deseo galopaban por las oscuras calles de la gran ciudad. Los grillos se perdían en la memoria de mi infancia junto a las vías del tren. Ahora no era una imagen de la inocencia. Mi personalidad se formaba lejos de las varillas porque nunca las varillas me interesaban lo más mínimo. Eso quedaba para Benito. O sea que en esto de las gravemente peligrosas mientras él caía para no levantarse jamás yo seguía viviendo dentro de esa burbujas del champán sin caer nunca borracho por la la bajada de los Tiradores Altos hacia el puente de Los Tintes. Me centraba en la Gran Vía de Madrid y, al salir la Luna, siempre tenía delante de mí las luces rojas que yo convertía en albas de poesía y Benito era incapaz de comprenderlo porque le faltaba algo esencial llamado personalidad de artista. Había comenzado mi bohemia.    
Hola Sandy, me alegra de que tengas a Gloria Fuertes como uno de tus referentes literarios. La conocí personalmente a través de un amigo mío de nombre José Manuel que era del castizo barrio madrileño de Lavapiés (aunque hoy vive en San José de Valderas). Como tú conoces Gloria Fuertes era del barrio de Lavapiés (había nacido en la calle de la Espada) y siendo yo estudiante de Periodismo pude tener una corta entrevista con Gloria Fuertes para una revista aficionada que llevábamos varios compañeros y compañeras de la Facultad. Esto era cuando ella trabajaba en TVE ("Un globo, dos globos, tres globos" y "La cometa blanca")... en el tiempo en que se convirtió definitivamente en la poeta de los niños. Tenía una gran personalidad Gloria Fuertes y siempre me dejó un indeleble sello en mi ánimo... hasta que pude colaborar, junto a ella, en una revista que publicaba un café literario que estaba dirigido por un poeta malagueño de aspecto muy becqueriano y se encontraba (ya no existe por desgracia) en la calle Toledo (muy cerca del Viaducto madrileño). Aquel poeta se llamaba Jiménez y era como un Juan Ramón anclado en la bahía del imaginario puerto madrileño; muy cerca del "Rincón del Arte Nuevo" donde yo también acudía para sentirme en la gloria de los fuertes. Una isla nada más. Pero una isla llena de bosques. Y como dejó escrito Gloria: "A esta isla que soy, si alguien llega que se encuentre con algo es mi deseo: -manantial de versos encendidos es lo que yo tengo". Yo sé que Gloria -allá en la gloria en que se encuentre- sonríe con tus poemas, Sandy...  En el café literario del poeta becqueriano jugábamos al parchís mientras nos daba por el entretenimiento de comer pipas de girasol. Subrayo lo de "para mí es un placer ser ignorada, isla ignorada del océano eterno". Muchas veces yo me he sentido igual de feliz porque, al igual que ella pero en masculino, soy esposo porque me esposé con todos mis amores, no fui nada y soy algo y, por supuesto, modesto mi lujo es el silencio en zapatillas.  A veces me tengo que defender del ataque de la melancolía; pero la melancolía no tiene por qué ser siempre un signo de trsiteza como muchos creen. A veces la melancolía nos transporta a una renovación.  Renovarnos y tomar nuevos alientos vitales. Volver a ser como éramos no es un imposible y, en este aspecto, la melancolía nos trae a la memoria una renovación total que nos hace impulsarnos hacia el futuro. Para mí, con todos los respetos a quienes opinen lo contrario, la melancolía sí que es uno de los ingredientes que forman parte de mi renovación para ser solamente un chaval de 18años. Es mi opinión privada y, por lo tanto, totalmente subjetiva pero valiosa, sumamente valiosa para mis propias interpretaciones; porque la melancolía forma parte adicional de algo que llamo Sinceridad; o sea, para resumir lo que Gloria Fuertes pudo ser para mí, digamos que un nostalgia convertida en expresión. Basta yo sobra con el silencio que otorga veracidad a lo que se vive. Se me quedaba algo en el tintero. Es lo siguiente: "Para alcanzar la gloria hay que subirse a la noria". Desde arriba, desde lo más alto de este parque de atracciones que es la vida, se está mas cerca de la gloria. Por eso lo digo. Y como dijo ella: "vino un mensajero y me dejó una cruz para la vida". Ese mismo mensajero me dejó a mí una gran verdad para después de la muerte. No un misterio como a Gloría sino una certeza de que existe la Eternidad. Quizás Gloria Fuertes ya la esté viviendo.  
¡Ay Manoli de mi vida! ¡Ay Juanito de mi alma! En la bombilla se queman siempre los paletos porque no saben de geografía humana. Farolillos. Muchos farolillos y algún que otro farol que se tiran para decir que saben lo que son las maracas de Machín. Y pasodobles. Muchos pasodobles para acompañar el paseíllo. Los olivos están verdes, muy verdes, demasiado verdes y en la cuenca de una mano suena el retintín de las monedas. Pesetas. Estamos hablando de pesetas y de duros que se las dan de John Wayne porque las modistillas de Madrid están de moda. Pero olvidan que son inalcanzables y entonces tiran de cuartos con las chachas del retiro. ¿En el Valle Verde hay azúcar? Las ferias de los fines de semanas siguen con sus historias de frustraciones alrededor de bailes con sangrías. Y siempre aparecen los juanetes. ¿De tanto bailar o de tanto sufrir bailando? Pedros, Juanitos, Migueles y Jesuses. Por la florida pasean los paletos mientras las castizas de Madrid ríen que da gusto verlas. Les gusta el nombre de Pepe porque se les pega en los labios. Y mientras tantos los paletos desfilan al son de las panderetas de unos tunos universitarios a los cuáles jamás llegarán a alcanzar. Queda el recurso de la cuenca de una mano donde van resonando el retintín de las monedas hasta que, consuelo de perdedores, cierra su puño y publica el letrero: "Cerrado por Vacaciones". Los olivos y los mochuelos deambulan por la gran vía pero van de morros. No se saben muy bien cuáles son las razones de sus nostalgias. ¿Lumbalgias de tanto bailar? Los fados están más allá de la frontera que los verdes no saben situar. No se saben las causas exactas pero los adoradores de "Gimi" cada vez están más perdidos que un grupo de monjes en una playa nudista. ¡Ay que ver lo que es la vida! ¡Ay que ver lo que es el alma!  
Antes de que comiencen los sonidos de diana y de retreta me doy la última vuelta por el séptimo de la principal. Al amparo de la luz de las ventanas domino el arte de saber estar en medio del "fuego cruzado" de chavalas que se me van quedando atrás. En el arte de figurar liderando el Top 100 recuerdo, por lo de Estévez, a Francisco Bizcocho, un futbolista español que nació en Coria del Río el 22 de enero de 1951. Se formó en las categorías inferiores del Betis. En la temporada 1968/69, jugando con el Triana Balompié, filial del Betis, consiguió el subcampeonato de España de su categoría. Al amparo de la luz de la ventana me estoy despidiendo del séptimo de la principal mientras las chavalas me contemplan sin comprender nada. No es necesario salir de Sevilla. Juan Araujo Pino nació en La Carolina, Jaén, el 24 de noviembre de 1920. Es un futbolista español que jugaba como delantero y su primer club fue el Jerez Club Fútbol. Comenzó su carrera jugando en el equipo aficionado del Sevilla, para pasar en 1943 al Jerez en calidad de cedido. Dos años después regresó al Sevilla, con el que se proclamó campeón de Liga en la temporada 1945/46, siendo un gol suyo el que dio el título al Sevilla sobre el Barcelona. Dos años después, se proclamó campeón de la Copa del Generalísimo. Estuvo en el club hasta 1956, por once años seguidos en los que disputó 210 partidos de Liga y marcó 136 goles. Tras su etapa en el club hispalense se fue al Córdoba, donde jugó hasta el año1957. Su última etapa como profesional la pasó en el Xerez, equipo en el que se retiró en 1958.  ¿Qué hago recordando fútbol en el séptimo de la principal? Lo más probable es que nadie sepa que al amparo de la luz de las ventanas soy más feliz que desayunando con extraños compañeros que se comportan como compañeros extraños (va por usted Don Luis de la Mayor porque, como usted ya comprende, a mí no me interesan las viejas de las barras pues no sufro de desesperación y a buen entendedor le sobran muchas). Siempre he dicho que para ligar bien es necesario ser individualista cuando la chavala bien se lo merece. Lo demás es puro cuento de quienes no se comen roscas con ellas. El bocadillo bien. La vista mucho mejor. Y ya sí. Ya estoy preparado para el toque de diana y el toque de retreta. Si a la vuelta del servicio militar todavía me sigue alguna recordando mejor que mejor. Pero tengo todavía mucho camino ya andado y mucho camino por andar. Por eso sé muy bien lo que hago en el séptimo de la principal. Saber es conocer. Nadie conoce cierto saber que queda en mi memoria. Por cierto, aunque parezca increíble, ni el bético Estévez ni el sevillista Araujo jugaron en el fútbol de nuestras chapas. Cosas de la vida. De esta vida que gozo en libertad desayunando en el séptimo de la principal, al amparo de la luz de las ventanas, mientras los demás ni se enteran de lo que sucede. Es mejor no dar explicaciones a nadie porque a lo mejor ni se lo creen. Y sin embargo fue verdad.   Nota Adjunta: Luis de Carlos, ¡ojo al dato!, todavía es solamente un Directivo del Real Madrid. Sí. Lo he escrito bien. Luis de Carlos. Por cierto... ¿Luis es un verdadero amigo de Carlos?... quizás ni tanto ni tan calvo sino más bien todo lo contrario... o sea que Carlos si es verdadero amigo de Luis. A la inversa cuesta mucho creerlo.      
En los tres últimos años del Siglo XX yo estaba implicado, de manera completa, en las áreas educativas del Ecuador. Tras la celebración de algunos Talleres propiciados por los medios de comunicación, a los cuales yo también pertenecía de manera profesional, recuerdo que el ciclo se cerró con una mesa redonda donde compartimos saberes entre personas importantes de la clase sociopolítica ecuatoriana. Llegué con el tiempo justo para comenzar. Me hicieron saber que me estaban esperando para comenzar con las charlas y firmé en el Acta de Presencia sentado al lado de grandes damas y grandes caballeros de aquel país. Estábamos rodeados de un numeroso gurpo de estudiantes universitarios: chicos y chicas que habían acudido para aprender algo más que teorías abstractas. Desmenuzamos los temas y fue una reunión muy importante para mis recuerdos. La traigo a mi Diario con mención muy especial. Compromiso. Lealtad. Profesionalidad. Eran y siguen siendo mi forma de participar en actos públicos que reivindiquen la liberación de nuestras opiniones sabiendo qué es lo que estamos opinando. Y porque todos los que somos padres (y nos citamos nosotros en primer lugar) deberíamos hacernos algunas interesante preguntas… ¿Dónde están las llaves de la educación de los hijos e hijas? ¿Dónde están esos padres cuando sus hijos e hijas los necesitan? ¿Dónde están las claves sociológicas y psicológicas para poder hablar con ellos? ¿Dónde está el padre del hijo o la hija que se siente solo o sola? ¿Dónde está el padre del aquel niño o niña que necesita consejo, orientación, ejemplo, imagen real y no ficticia de la vida? ¿Con quién o quiénes se han ido cuando sus hijos o hijas están a punto de probar las drogas, ser utilizados en un robo, o a punto de contactar con malas compañías que marcarían el futuro de sus vidas? No olvidemos que el Destino es de carácter divino e inamovible … pero el Futuro es humano y por tanto voluble y cambiante como tantas veces lo querramos los humanos. Nota.- Añado a eso el Taller sobre la figura de Nietzsche y su pensamiento sobre las mujeres. Y es que también se notó mi presencia en la Universidad Católica de Quito donde expuse unas magistrales conclusiones que asombraron incluso a la educadora que dirigía el Taller.
De la segunda década de los años 50 del siglo XX tengo muy buenos recuerdos porque la falta de grandes juguetes la superábamos con "pequeñeces" que nos hacían felices. Antes del fútbol de chapas no sólo estaban los tebeos sino que una de las grandes aficiones que teníamos en nuestra casa de la calle madrileña de Alcalde Sáinz de Baranda, número 56, escalera iquierda y puerta 5-D, era aquella gran mezcla de recortables que, en forma generalizada, consistía en soldaditos para los niños y en muñecas con diversas prendas para las niñas. Me refiero a los recortables de papel. Ya en aquellas primerizas actividades lúdicas a Emilín le gustaba lo "violento" y por eso amaba sus recortables de legionarios y soldados "duros". Los tres pequeños teníamos mucha variabilidad y nos conformábamos, muchas veces, con ver cómo Emilín gozaba él solo a la hora de recortar con las tijeras mientras nosotros mirábamos su quehacer e Isabel se dedicaba a los recortables de niñas. Pudiera ser que, de vez en cuando, a los tres pequeños (Maxi, Boni y yo) nos dejara Emilín recortar algún que otro soldado de marinería o vaquero del oeste pero a sus legionarios no los podíamos ni tocar. Le tiraba eso de la afición por la "violencia mental" así que en algunas ocasiones jugábamos a "pelear" con nuestros ejércitos de recortables pero con la ineludible condición de dejarnor ganar o se acababa el juego. Y como a nosotros tres nos importaba menos que un pimiento ganar o dejarnos perder pues nos dejábamos perder en las "peleas" de los recortables porque de esta manera nos asegurábamos seguir jugando. ¿Ganar? ¿Perder? Esos dos verbos no entraban en mi memoria. Mi único verbo era jugar. Y así fue cómo pasamos, rápidamente, al "enorme universo" que creamos, entre los cuatro, con el fútbol de chapas. Como estábamos acostumbrados a dejarnos ganar en las "peleas" de los recortables y de los juguetes de "indios y vaqueros" (que fue otra de nuestras grandes alternativas de juego siempre dejándonos ganar, por supuesto, para que no se enojase el Emilín o, dicho más claramente, el "ojito derecho de mamá") no tuvimos ninguna clase de dificultad en seguir haciendo el "paripé" para que Emilín ganara en el juego de fútbol de chapas con tal de que no pillase una pataleta tal como las del famoso "Rabietas" del tebeo "Mendoza Colt".  A veces llegó José Angel, el hijo de los Merino, a jugar con sus recortables de soldados con los nuestros y recuerdo que, una tarde, era tanta la cantidad de recortables "a gogó" sobre la mesa del comedor que hasta tuvimos que aprovechar la mesa redonda pequeña y alguna que otra silla para dar cabida a todos ellos. Recortables a gogó y una moral "de hierro" para soportar todo aquel "trajín" que nos traíamos con eso del perder adrede no fuera que si ganábamos alguna vez se pusiese de "morros" el "ojito derecho de mamá". En realidad a mí no me importaba demasiado estar a un lado o al otro de la frontera entre "la verdad" y la frontera de "la mentira" porque estaba tan ilusionado con mis libritos de bolsillo de la colección de "Pulgas" que lo de los recortables sólo me servían para observar la distancia que había entre ser reaccionario o empezar a saber lo que era la democracia infantil. Y los mismo digo con los indios y vaqueros de goma. El caso era pasar la vida lo más soñador posible. Por eso pude tantas veces soñar. 
DESPÍDETE DEL CALDERÓN (por José Orero de Julián "Diesel") Hoy he vuelto a pasar por el Estadio. Viajo por ese túnel del tiempo que nos lleva de una estación a otra deteniendo su marcha en medio de los recuerdos. El Atleti había fichado a Luis, Colo y Martínez que venían de las tierras sevillanas, de aquel "viva er beti manque pierda" que hacía furor entre las mozas de Andalucía. Martínez era alto, pelirrojo, tácticamente muy ordenado, seguro con el balón, atento y fuerte. Sucesor natural de Glaría no llegó a jugar la Liga ni la Copa con nuestros colores rojiblancos. Un 7 de julio de 1964 se quedó soñando. Ocho años después despertó en el Cielo. Era "El Panocha". Era alguien que dejó las botas de fútbol para calzar las sandalias del pescador. Algo así como una ráfaga de viento entrando en el Estadio en aquellas tardes y noches en que los nostágicos caminábamos por el Paseo de Los Melancólicos esperando que los goles de Gárate nos dieran la victoria.  Camino con mi padre hacia un destino perpetuo: aquel paseo que tantas tardes disfruté para sentir cómo "El Panocha" jugaba con los ángeles del fútbol en un paraíso llamado Eternidad. ¿Por qué somos del Atleti, papá? Mi padre guarda silencio. Miro al Cielo y "El Panocha" me sonríe. Hoy he vuelto a pasar por el Estadio y he recitado de memoria una alineación. Final de la Copa en el Estadio Santiago Bernabeu de nuestros "eternos" rivales blancos. Perdimos por 1-2 ante el Zaragoza de "Los Cinco Magníficos". Madinabeytia; Rivilla, Griffa, Calleja; Ramiro, Glaría; Cardona, Martínez Jayo, Jones, Adelardo y Collar. Falta "El Panocha"... pero es que José Miguel Martínez Ferrer está jugando en el más allá con los que se fueron para volver siempre acompañados de nuestra memoria...  Autor: José Orero de Julián "Diesel"Calle Mayor, 71 - 9-A. 30500 Molina de Segura (Murcia)DNI 01075100-BTel. 649 79 59 84.   
Hoy me he levantado con ganas de recordar infancias. Andrés García Madrid expone en Internet lo del pasemisí pasemisá que me está llegando a la memoria. Lo hace de la siguiente manera: El pasimisí era un juego mixto en el que participaban tanto chicos como chicas.Se reunía el grupo de jugadores y dos de ellos se colocaban uno frente a otro cogidos por ambas manos. Éstos levantaban los brazos y los balanceaban de derecha a izquierda, mientras que el resto del grupo iba pasando por debajo uno a uno. Se cantaba: Pasimisí, pasimisá, por la puerta de Alcalá; los de alante corren mucho, los de atrás se quedarán.Finalizada la estrofa, los dos chicos que mantenían los brazos en alto, los bajaban y metían entre éstos la cabeza de quien pasara por debajo en aquel momento. Se retiraban los tres para que no les oyesen los demás, y los dos que dirigían el juego preguntaban al tercero, por ejemplo: ¿a quién quieres más: a tu padre o a tu madre?, o bien: ¿qué te gusta más: el chorizo o el jamón?. En este último caso, los que iban contestando chorizo, se colocaban a un lado y formaban un grupo, y los que respondían jamón se situaban al otro lado para componer el grupo contrario. Se cantaba una y otra vez la estrofa y se repetía la misma acción por cada uno de los jugadores y, cuando los dos bandos estaban formados, los jefes de grupo se colocaban uno frente a otro con los pies separados y unidos por ambas manos. A cada uno de ellos se iban cogiendo, agarrados por la cintura, los jugadores que hubieran contestado la opción que ellos comandaban. En el último ejemplo se unirían al uno todos los que habían contestado chorizo, y al otro todos los que habían respondido jamón. Formadas las dos "sogas" de chicos, cada grupo empezaba a tirar para un lado gritando su nombre (los unos: ¡chorizo, chorizo!; los otros: ¡jamón, jamón!) hasta que a alguien le fallaban las fuerzas, se desenganchaba de la hilera y se quedaba sentado en el suelo. Con frecuencia, detrás de quien caía el primero, lo hacían los demás, formando un montón de brazos y piernas. El grupo cuya "soga" se rompía era el perdedor y ganaba el contrario. Al chico o chica culpable de la derrota, es decir, al que le habían fallado las fuerzas y había aflojado los brazos dejándose caer, se le decía: "roncha huesos, roncha huesos" varias veces para que quedara bien claro que era el responsable de que sus compañeros de grupo hubieran quedado en mal lugar. Formas y maneras de jugar con total inocencia. Y, sin embargo, hoy está el mundo lleno de niños y niñas de las mismas edades que los de antes pero que se dedican a jugar a los suicidios y, en algunas ocasiones, se suicidan de verdad o son detenidos un poco antes de que intenten suicidarse. ¿Qué ha pasado con la infancia, o al menos con cierta parte de la infancia que ya no juegan sino que se suicidan? Recuerdo aquella etapa de mi vida como algo que me llenaba por completo. ¿Será que en la actualidad hay muchos niños y niñas (o por lo menos un número pequeño pero cada vez más creciente de niños y niñas) que han perdido la sensación infantil. Porque la infancia es, sobre todo, un sentimiento. Y si falla el sentimiento sólo se desea morir. Familias desectructuradas. Esa es la respuesta.  En mi mente sigue viviendo el pasemisí pasemisá y no lo cambio por ninguna acción suicida. Si el mundo se diese cuenta de que sonreír es la solución posiblemente esos niños y niñas que prefieren salir de la vida para siempre podrían llegar a ser abuelos, bisabuelos o tatarabuelos. Recuerdo el pasemisí pasemisá y todavía tengo ganas de seguir jugando.  
Estamos sujetos a la solvencia del ser o no ser. Nuestra capacidad de elecciones siempre pasa por el riesgo de saber hacia dónde vamos o perdernos en las sombras de lo impredecible. El filósofo siempre se pregunta si es necesario saber dóde está el límite. El poeta no se lo pregunta jamás. Mientras el filósofo duda, el poeta sigue adelante sabiendo que deja atrás lo que no tiene más significado que lo efímero. El filósofo se detiene para pensar mejor; pero el poeta piensa mejor cuando camina. Si es cierto que no hay caminos también es cierto que existe el espacio para poder crearlos. El filósofo no sabe despertar nada más que la conciencia pero el poeta es conciencia en sí mismo y prefiere no despertar jamás una vez que ha conquistado el alma de su compañera: "Somos dos personajes de historia / viajando en este mundo / donde yo soy el profundo / soñar del profundo amar. / Cielo, tierra y mar. / Esta vida es una noria / y hay que saber entonar / la música del viajero / que nunca muere al viajar".  El filósofo se queda meditando si el camino es o no es lo que existe. El poeta rasga las cuerdas de su guitarra porque sabe que más allá de cualquier camino el amor espera. Y al crear conciencia de los versos surgen los besos que de su alma nacen. ¿Filosofamos al poetizar? Quizás sea algo más que filosofía. Quizás sea que hacerlo en familia tiene ventajas. El filósofo de las relatividades no comprende por qué el poeta ama con el absoluto de su propia fantasía convertida en realidad. Y es que el poeta conoce lo que su alma le dicta en lo profundo de su corazón mientras el filósofo nunca sabe nada más que teorías vanas. En la vanidad de los pensadores se muere ese amor que el poeta nunca olvida. Pensar supone quedarse lejos del viaje. Y el poeta crea familia en cada una de las sílabas de su soneto: "Tú eres mujer y yo hombre / puede que de fortuna escaso / pero no detengo el paso / pensando que soy muy pobre. / El verso es ese sobre / cada vez que ando escaso / y necesito ser un ocaso / para nacer con renombre. / Que venga el rico y que nombre / al sucesor de su cobre / su plata, su oro y repaso. / Yo guardo este pronombre / que en tí siempre recobre / mi beso profundo y manso".     
Hubo un tiempo, durante mi infancia, en que los cuatro hermanos estábamos centrados en jugar a los "indios y americanos". Realizábamos aventuras y batallas con vaqueros e indios de goma dura, más algunos de plástico porque el plástico empezaba a aperecer en los juguetes infantiles. Y nos pasábamos horas enteras rememorando a Búfalo Bill y Toro Sentado entre otros muchos héroes legendarios de la Conquista del Oeste. Todavía no estaba en nuestras mentes lo de estudiar el Ingreso a Bachillerato salvo Emilín, el favorito de mamá, que era elogiado por todos como el que llevaría a lo más alto los apellidos familiares. Mi madre le presentaba en la sociedad de los amigos y los conocidos como un genio. ¿Qué diría Dios en el futuro? Delmomento lo que pedía Dios es que jugásemos como niños y dejar en manos de Él la resolucion de todo aquel enigma.  Recuerdo que, además de indios y americanos, introducíamos en nuestras hazañas bélicas, al conejo de la suerte, al pato Donald, a Daisy, a Campanita y hasta a Pepito Grillo. ¿Qué hacían estos y otros personajes (como el Capitán Garfio y su esbirro gordinflón) dentro de las historias de indios contra americanos? A Emilín no le gustaba aquella mezcla tan heterogénea pero yo sonreía mientras le veía enfadarse cada día un poco más. No era que los tres pequeños quisiéramos ofenderle sino que él mismo ofendía a toda la familia porque tenía mal genio desde que nació. Si Emilín era un genio ya comenzaba a no manifestarse como tal en el trato que nos daba a los demás cuando llegaban las horas del juego y si un líder no es capaz de conseguir que todos sean iguales ante sus ojos es que no es un líder: primera señal ostensible que ya iba aclarando la idea. Emilín no era un genio sino un niño al que querían encumbrar a la categoría de los escogidos haciéndole estudiar más de lo que un niño normal podía resistir. Así que en aquellas aventuras de indios contra americanos Emilín y yo formábamos un dúo frente a Boni y Maxi. Lo normal era que, después de haber llevado a cabo alguna aventura, dejáramos para la imaginación ir mejorando la forma de jugar. Y así fuimos adaptando cualquier clase de material que caía en nuestras manos para aumentar el interés y la novedad aventura tras aventura. Pero llegó un día en que Emilín demostró lo que había en su interior y llevó a cabo una acción que mostró a todos su mal carácter y su violencia contra los demás. Estaban luchando Emilín (con los americanos) contra Maxi (con los indios). Como yo estaba viendo lo que sucedía, formando parte de la trama, me dijo que guardara completo silencio pero que todo aquello iba a terminar como la Segunda Guerra Mundial. En otras palabras, que iba a lanzar una bomba contra los indios de Maxi a los cuáles éste ya los tenía perfectamente alineados (pues Maxi, con la ayuda de Boni, era más bien perfeccionista de detalles teóricos) sin que nadie más que yo supiera cuál era la pérfida estrategia que iba a usar.  En medio del planteamiento de la batalla, cuando todos estábamos dentro de la aventura, Emilín no esperó a ninguna clase de diálogo ni escuchó ningún sabio consejo sino que, a través de la fuerza bruta y movido sólo por su ansiedad de ser el líder que casi todos mis familiares esperaban que fuera (iniciado por su propia madre) lanzó la bomba con tanta furia, tanta ira y tanto odio (¡BUM!) que los indios ya formados por Maxi para comenzar el juego volaron por los aires y un silencio profundo inundó el ambiente hasta que Maxi, llorando con unas lágrimas de las cuales se reía y se mofaba Emilín, recogió todas sus tropas y las guardó bajo juramento de no volver jamás a jugar con ellas. Y ese fue el final de nuestros juegos de indios contra americanos porque nunca más volvimos a jugar con ellos. A partir de entonces nos dedicamos a otras maneras de ocupar nuestro ocio y a partir de entonces supe que tenía que tomar yo el mando y la obligación de cuidar de Boni y de Maxi frente a los peligros de la vida y estar con ellos ayudándoles a crecer sin traumas en sus infancias, en sus adolescencias y en los primeros años de su juventud. Emilin se lavó las manos como Pilatos y demostró que no valía para ser lo que todos estaban deseando que fuera. En el futuro Dios diría quién de los cuatro era merecedor de la Princesa como señal de liderato y genialidad.  Yo solo guardaba silencio mientras me dedicaba a mi labor de educador de Boni y de Maxi como complemento de la propia educación autónoma e independiente de mí mismo. Y me envolví en el silencio esperando las señales de Dios y mostrando mi Fe al conseguir entrar a estudiar Ingreso de Bachillerato en contra de todos mis familiares, excepto mi abuela materna que siempre cofiaba en mí y que hizo que mi padre y mi madre terminaran por hacer lo mismo que ella: observar mi evolucíon siempre hacia delante y subiendo cada vez más escalón tras escalón hasta llegar a liderar a los grupos que me necesitaban. La opinión de los demás me importaba menos que un carajo. Algo así como lo que hago hoy mismo con quienes no son de ese Dios cristiano llamado Jesucristo a la hora de saber cuál es el Camino, cuál es la Verdad y cuál es la Vida. A la hora de todo lo demás convivo con cualquier ser humano pero jamás nadie me va a hacer que vuelva atrás porque no vuelvo atrás, no vuelvo atrás y no vuelvo atrás. 
En 1979, y tal como había vaticinado mi abuela materna Rufina nada más nacer yo, ya estaba hecho "todo un vigardo completo" que, en el caso concreto de mi personalidad, quiere decir persona alta y corpulenta. Por eso en los autobuses de la EMT (Empujando Montan Todos) no tenía ningún problema para entrar y situarme en los mejores lugares de "observación". Era una época en que los autobuses parecían latas de conservas de "pulpos" y algunas chavalas comenzaron a protestar forjándose las primeras Alianzas Femeninas contra el Poder Masculino. El caso es que, en medio de aquel caos pseudodemocrático, yo comprendía sus justas y además respetables reivindicaciones; como aquel día en que, Andrés y yo, hicimos bajar a uno de esos "pulpos" que abusaban de chicas en apuros por culpa del "Empujando Montan Todos" y estuvimos a punto de partirle la cara en plena Estación del Norte de Madrid (hoy Estación Príncipe Pío) porque había que hacer justicia y poner a cada uno en su lugar. Andrés era mucho más bajito que yo pero en eso de "los golpes bajos" podía hacer demasiado daño a los "escojoncios" de aquel tipo. La chavalilla, liberada del tormento de aquel abusador, nos lanzó una sonrisa mientras esperamos a que el "pulpo" se perdiera de vista. Terminamos los dos en la "Casa Mingo" tomando unas sidras "mano a mano". Ni Andrés ni yo caímos al suelo. 
Dieciocho años después de haber nacido me encontré ante una tremenda disyuntiva. ¿Qué hacer? ¿Tirar hacia adelante para aguantar el "chaparrón" del BHA o lanzarme a la vorágine? Como yo no era José Eustasio Rivera Salas ni tampoco había nacido en San Mateo ni en el día de San Mateo, decidí aguantar el "chaparrón". Recordé que había salido de una caja y ahora me encontraba sentado en un banco. Recurrí a mis experiencias de la Conquista de la Cima y, a pesar de todos los pesares, decidí seguir siendo fiel a mis principios: el amor siempre tira a donde el instinto te señala. De algo me debía valer lo de ser un león que nunca se convertía en chaquetero ni tránsfuga. Era más fácil fugarse de aquel cerco femenino pero como dicen que de perdidos es mejor tirarse al rio, empecé a reírme de todas las circunstancias. ¿Qué sucedería en aquellos tres primeros meses de prueba antes de ser todo un profesional de la maquinaria social? Lo social no me desagradaba del todo y, viendo que me mantenía a flote, decidí remar en la dirección correcta. Los vientos de la Alcalá soplaban en el lluvioso mes de abril pero no era cuestión de quejarse pues de bien nacidos es estar bien servido. Y como era mejor callar las pruebas del amor mi silencio desconcertaba a todos mis rivales. El goteo del día a día representaba mucho más que un simple simbolismo. Yo había aprendido, en algunos de aquellos momentos de rebeldía humanista, que el simbolismo literario hispano, con algunos importantes antecedentes peninsulares como Gustavo Adolfo Bécquer y Salvador Rueda, se subsumió en un movimiento más general conocido como modernismo. Así que lo más interesante era apuntarse a lo de ser moderno e ir pensando ya en las camisetas de colores y los pantalones vaqueros. Mi primera excursión con "chicas a la vista" resultó todo un éxito más o menos esperado o inesperado. Lo de esperar era una condición que me hacía resistir mejor la embestida de los oleajes sentimentales y, de sentimiento en sentimiento, fui buscando los lugares más estratégicos de la Oficina Principal una vez que ya se me había confirmado como "fijo". Y me fijé en las que tenía que fijarme. El aburrido gris de los "anticuados" al estilo de Luis Miguel no me decía nada de nada. Y lo que Luis Miguel fuera o no fuera me importaba menos que un pimiento de Padrón, aquel lugar de Galicia donde dicen que había nacido Camilo José Cela. Si Luis Miguel iba detrás de Mati no era para mí ningún punto de referencia esencial. Lo más recurrente era seguir haciendo como que el tiempo no estaba pasando. Lo que sí estaba pasando es que mi Princesa iba creciendo dentro de mi corazón. Y a las cosas del corazón era mejor no traicionarlas.  Desayunaba en lugares donde acudían las mejores "palomas del palomar" y, echando un vistazo al material humano, cada vez me sentía más humanitario y más cercano a mi propio yo. ¿Quién era mi propio yo en aquel laberinto de pasiones? Bastantes años después respondí a aquella pregunta existencial. Esta era la verdadera respuesta que los "grises" como Luis Miguel nunca llegaron a acertar: "Te busco y estás en mí. Te encuentro tan dentro de mi alma que eres y formas parte intrínseca de mi propio yo. Eres la que conduce mi mente hacia las riberas del sueño y la que me despiertas al alba. Amaneces siempre en mis entrañas y estás tan unida a mi yo que eres mi propio yo. Te busco y estás en mí, tan en mí, que somos una sola identidad personal. Eres la que conduces mis pasos y la que, saliendo de ti vuelvo a entrar dentro de ti. Sin más premisas ni rodeos, jamás te pierdes de mi lado porque estás, precisamente, dentro de mí desde el mismo día en que naciste. Tan dentro que eres mi yo reflejado en tu yo: o sea el doble yo de mí mismo". Lo demás sólo eran falsas conjeturas de los ignorantes. Nadie había descubierto mi verdad hasta que, una vez ya casado con mi Princesa, todo se había consumado.         
1963. Para combatir aquel inmenso calor veraniego de junio, julio, agosto y septiembre, no hay nada mejor que tomarse una buena cerveza fresca. Es por eso por lo que algún avispado publicista de la época aprovecha la ocasión para lanzar una campaña aunque sea con un pareado tan malo como "!Qué calor! Águila... por favor!" usando la estilizada figura de una actriz, una cantante, una modelo o las tres cosas a la vez. El caso es que en 1963 se pone de moda la cerveza "Águila"; aquella cuyas chapas forman parte muy importante de las que seleccionamos para nuestro fútbol casero. Además de la cerveza "Águila" también está de moda "La Casera", una gaseosa que supera a "La Revoltosa" y mucho más a "La Pitusa". Pensando en aquel año de 1963 yo no sé ni cómo ni por qué aparece en mi mano un membrillo recién cogido del árbol. Le meto el diente y aquello resulta ser más áspero y más duro que el canto de un chinarro, pero me lo como por completo porque hay que sobrevivir y la valentía solo se demuestra tirando de valor. Me lo como entero pensando que acabo de hacer un gran favor al mundo. Todos los que han tenido la desagradable sensación de haber tenido que comer membrillos recién cogidos de los árboles me darán la razón. Otra cosa, bien distinta, es el conocido dulce de membrillo. Tras comerlo viene bien un par de cervezas "Águila" y ya está. Aquello de "¡Qué calor" Águila... por favor" se escuchó en todas las emisoras radiofónicas y fue la moda en toda la ciudad de Madrid y sus alrededores. Algo después vendría "Mahou" para desplazar del primer lugar, en cuanto al ránking de cervezas se refiere, a "Águila". Pero en cuestión de cervezas los que más entendemos de "rubias" sabemos que la mejor de todas es "San Miguel". Y cierro mi Diario en medio de un calor que me hacer recordar tiempos de adolescencia.  
Esto que anoto ahora en mi Diario personal no es ninguna clase de chiste malo ni tampoco tiene nada que ver con clase alguna de gracia. Tampoco me estoy refiriendo a las Cuevas de Altamira de la provincia de Cantabria, sino a una Academia de Bachillerato que estaba situada en la calle madrileña de Antonio Arias, a la vuelta de la esquina de la manzana de la calle madrileña de Alcalde Sáinz de Baranda, el último año que toda la familia junta vivíamos en esta última calle citada. La verdad sea dicha, y ajustándome solamente a la verdad autónoma e independiente, sin prejuicio de ninguna clase, yo estaba estudiando Tercero de Bachillerato en dicha Academia Altamira de Madrid (no de Cantabria porque me hubiese sido imposible viajar todos los días desde Madrid hasta Santander para poder estudiar ya que entonces no era yo ningún multimillonario ni nada parecido a un multimillonario con avión particular a mi servicio) y en la citada Academia (que ya no existe por cierto) había un joven de unos veinte años de edad, poco más o poco menos, que era el encargado de abrir y cerrar las puertas de entrada y salida. El caso, y repito que no es un chiste ni tengo ganas de ser gracioso, es que aquel joven portero se apellidaba Mochales.  De este tal Mochales todavía recuerdo una anécdota que en su día me hizo reír un buen rato. El asunto fue que un alumno (no había alumnas en la Academia pues era solamente para chicos porque estábamos en pleno franquismo) un alumno se había extraviado o había hecho "pellas" (que quiere decir que se había ido al Retiro o a jugar al billar) y su padre o su madre, o los dos al mismo tiempo (porque entonces las familias estábamos muy unidas y no como pasa en la actualidad) estaban preguntando por su paradero. A alguien de los compañeros de mi clase (quizás Municio o alguno de los amigos de Municio) se le ocurrió la peregrina idea de preguntarle a Mochales si él sabía o no sabía la verdad acerca de dónde se encontraba el "desaparecido". Mochales respondió lo siguiente recordando un pasaje de la Biblia: "¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?" (que fue lo que Caín dijo para disimular que había matado a Abel). No sé bien si Mochales lo dijo para quitarse el "muerto" de encima o porque estaba acochambado (que es palabra española hoy en día casi en desuso) con el "desaparecido" pero aquella respuesta se me quedó grabada en la memoria y, miren por dónde, sin yo beberlo ni comerlo, el cura filipino que nos daba clases de Religión me encasquetó una Matrícula de Honor que se debió de sacar de "debajo de la manga" porque yo, la verdad, en sus clases de Religión me entraba tal clase de "modorra" que me quedaba traspuesto del todo y algo así como dormido pues no había nacido yo para ser ninguna clase de religioso ni mucho menos un capuchino o algo similar. Ver para creer pero todo esto es cierto.  Nota Adjunta (posdata).- Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, mochales es un adjetivo coloquial que se dice de una persona que está chiflada o medio loca. Y esto no me lo invento yo sino que es una palabra que existe en el idioma español. 
Primera década de los años 50 del Siglo XX. En la casa paterna de la calle Alcalde Sáinz de Baranda, númeor 56 y piso 5-D de la Escalera Izquierda, mi madre guarda con mucho celo revistas mexicanas cuyos títulos son "Confidencias" y "La Familia"; dirigidas, especialmente, para las mujeres. Fue en ellas donde leí, una vez que comencé a saber leer, el anuncio de "Las cuentas claras y el chocolate espeso". Esta frase se inició cuando desde América, el monje español fray Aguilar envió las primeras muestras de la planta de cacao a sus colegas de congregación al Monasterio de Piedra, para que la dieran a conocer, al principio no gustó, a causa de su sabor amargo, por lo que fue utilizado exclusivamente con fines medicinales. Posteriormente, cuando a unas monjas del convento de Guajaca se les ocurrió agregarle azúcar al preparado de cacao, ese nuevo producto causó furor, primero en España y luego en toda Europa. En esos tiempos, mientras la Iglesia se debatía sobre si esa bebida rompía o no el ayuno pascual, el pueblo discutía acerca de cuál era la mejor forma de tomarlo: espeso o claro. Para algunos, el chocolate se debía beber muy cargado de cacao, por lo que preferían el chocolate espeso, o sea, "a la española"; para otros, el gusto se inclinaba por la forma "a la francesa", esto es, más claro y diluido en leche. Los ganadores, finalmente, fueron los que se inclinaron por el chocolate cargado, por lo que la expresión "las cosas claras y el chocolate espeso" se popularizó en el sentido de llamar a las cosas por su nombre. Entre nosotros, circulaba por los años 50 ya citados   la variante "las cuentas claras y el chocolate espeso", usada en relación con las deudas (sobre todo de dinero) que suelen mantener las personas.  Así que, apoyándome en aquel anuncio de chocolates de las revistas mexicanas de mi madre, yo pensé en crear una canción que demostrase una gran verdad de mi vida. Esta canción la he compuesto hoy. Dice así y no le quito ni una coma ni me arrepiento de cantarla: "¡Adiós amigos compañeros de mi infancia, tiempo pasado, otra distancia, hoy me encuentro por fin ya realizado, y olvidé ya tanta desgracia!". Como soy, y he sido siempre, un chico de la calle, ni me importa ni me importó jamás "el látigo de la indiferencia" porque a mí la indiferencia de los demás me la sudaba en aquel entonces y me la sigue sudando hoy en día. Siempre he considerado a la frase "te castigo con el látigo de mi indiferencia" propia de pijos y he conocido, a lo largo y ancho de mi vida, pijos que son millonarios, pijos que no son millonarios y millonarios que no son pijos pues de todo hay en la viña del Señor como decía mi abuela materna Rufina. Dos Notas Adjuntas.- Ni hubo ninguna desgracia ni fueron, para nada, mis amigos sino todo lo contrario en ambas cuestiones. Abur y que estén viviendo lo más felices que puedan. 
67 años. Nueva dimensión y su conciencia correspondiente. No es lo que muchos piensan sino que ahora se nos unen en la casa César, Carla, Joseph y Elisa. Es mucho mejor para mi concentración mental. Buscando al amor está en el disparadero, el taller de literatura es una posibilidad digan lo que digan quienes no conocen su verdadera profundidad y el catalejo mundial gana en lo cualitativo. Lo cuantitativo también cuenta en otras áreas productivas. Lo que sucede es que el baremo ha dado un subidón en su altura y hay que saltarlo o quedarse eliminado. No caigo en el desánimo. Sigo ya sin detener una andadura que comenzó en el aula de Don Florencio. Todo queda lejos o todo queda cerca según miremos el vaso. Para mí siempre está medio lleno y siempre lo sigo llenando porque creo en la conciencia. Mi Princesa ha subido ya tales cimas que podemos ir de la mano por las alturas incondicionales. No hay condiciones. Nunca el desánimo. La ventaja que tenemos es que el epíritu no nos abandona. Tantas tragedias humanas a nuestro alrededor han servido para algo más que empeñarnos en perdurar. Lo que importa, de verdad, es esta nueva dimensión y su conciencia correspondiente. A la dimensión hace ya muchos años que la definí. Lo paso a mi Diario a los 67 de edad porque necesito saber por qué se sube el listón de las exigencias: "¿Amar u odiar?. Dicen que son dos extremos de nuestros sentimientos. Y dicen que los extremos se juntan de alguna manera. El amar y el odiar ¿pueden ser complementos de un mismo espíritu? Inducidos como estasmos al entusiasmo de admirar lo bello y hermoso que nos rodea (incluso lo bello y hermoso que hay en la naturaleza humana) y a detestar lo feo y aberrante que observamos (incluídas algunas acciones humanas) podría darse el caso de que del amor al odio no haya apenas distancias. No lo sé. Me considero un ser lo bastante equilibrado para mantener muchas distancias entre ambas dimensiones pero el caso es que hay ejemplos de personas que apenas tienen barrera entre ambas expresividades y pasan del amor al odio como un centelleo continuo. Quizá todo dependa únicamente de la composición anímica del espíritu inasible de cada uno de nosotros. ¿Qué opináis vosotros y vosotras compañeros y compañeras del Vorem? ¿Quizá la felicidad estriba en la cantidad que poseemos para amar y por contra la infelicidad estribe en lo opuesto? ¿Y en cuánto grado actúan las diversas circunstancias que nos rodean para amar u odiar de manera casi inexplicable? Os dejo abiertas las respuestas". Yo sigo hacia las nuevas cimas de esta "cordillera" inédita para mí.  Si quiero es que puedo. Si puedo es que lo consigo. Y si lo consigo es que sé hacerlo. Si a esto lo llaman vanidad están en un error del cual no pienso sacar a quien se lo crea. La vanidad es la mediocridad. No me considero mediocre. La soberbia es la inoperancia. No me conisidero inoperante. El egoísmo es una etapa de la vida que nunca jamás ha existido en la mía. Si a esto lo llaman creer que soy demasiado no me importa que lo crean porque sé que nunca somos lo suficiente hasta que demostramos serlo. Y en esas estoy a los 67 de edad viendo cómo crecen las ilusiones en forma de planes con futuro. Creo que al futuro sólo se llega creyendo en el presente basado en creer en el pasado. Si alguien sabe interpretar esta trilogía de creencias es que me está comprendiendo. El resto me es una ausencia. No digo que quede fuera de mi área personal pero el resto no es un reto para mí porque es parte alícuota de lo no correspondido. Y lo que no nos corresponde no tenemos que tenerlo en cuenta salvo para no caer en el error de darle importancia alguna. Nueva dimensión y su conciencia correspondiente. Eso es. Así de fácil de entenderlo aunque haya quienes crean que es difícil de obtenerlo. Como estoy con el vaso siempre medio lleno sigo subiendo el listón. Ya estoy en el borde y lo único que tengo que aprender, y lo aprendo con plena convicción, es que no se me va a desbordar la carrera. Si sigo es porque sé que ya he llegado. El resto sólo es añadidura de Dios y por eso creo en Jesucristo como el Camino, la Verdad y la Vida. Sigo su Camino y no me pierdo. Asumo su Verdad y no me equivoco. Acepto su Vida y no muero. Nuevas dimensiones y sus tomas de conciencias correspondientes. Pues eso. Amén.   
A los 19 años de edad yo navegaba con rumbo a lo todavía desconocido pero ya presentido e intuído por mí desde la más íntima infancia. Eran días de mucho soñar en medio de las compensaciones bancarias. Si estaba allí era por una sola razón: descubrir que la belleza femenina forma parte de la existencia humana y que los humanos que saben apreciarla nunca la mancillan con persecuciones que terminan en fracasos definitivos. Así que, gracias a las Mercedes de Dios, alguien tocó mi corazón para decirme que, efectivamente, la belleza o se admira o solamente sirve para satisfacer un ego desatado. Como mi ego nunca había estado sujeto a los caprichos de las gentes mundanas entendí que aquello suponía reconocer a la belleza femenina mientras seguía soñando con canciones del otro lado del mar. Alguien tocó mi corazón cuando yo tenía 19 años de edad y ese alguien jamás fue olvidado por mí. Mercedes doy a Dios por tal causa; porque sería mi Princesa la que hizo que este corazón latente vería de verdad la Luz de la Belleza en todo su esplendor. Cuando alguien tocó mi corazón éste entonó una canción a mis 19 años de edad.  El amor que yo soñé jamás lo pude conseguir. No pensé que en realidad pudiera sucederme a mí.  Sé muy bien que todo amor significa esclavitud perderé mi libertad por ganar tu juventud. Yo prefiero ser esclavo estando enamorado a ser libre como el viento y vivir sin tu amor... Tengo tu amor, ¿para qué quiero más?, me conformo con ser feliz, ¿qué más puedo pedir? Tengo tu amor, ¿para qué quiero más?, me conformo con ser feliz, con saber que tu vives para mí. El amor que yo soñé jamás lo pude conseguir. No pensé que en realidad pudiera sucederme a mí. El dinero no me importa; tengo tu cariño, y podré decir a todos que ya tengo tu amor... Tengo tu amor, ¿para qué quiero más?, me conformo con ser feliz, ¿qué más puedo pedir? Tengo tu amor, ¿para qué quiero más?, me conformo con ser feliz, con saber que tu vives para... Tengo tu amor, ¿para qué quiero más?, me conformo con ser feliz, ¿qué más puedo pedir? Tengo tu amor, ¿para qué quiero más?, me conformo con ser feliiz, con saber que tu vives para mí.  Y es que Mercedes me tocó el corazón para dejarlo abierto de par en par. Solamente Liliana fue capaz de tocarlo con mayor intensidad y entrar dentro de él. Alguien me tocó el corazón a los 19 para dejarlo abierto y alguien entró con él a los 33 y para siempre. ¿Vidas paralelas? Posiblemente sea cuestión de vidas paralelas nada más y muchos nunca se lo explican porque buscan explicaciones racionales cuando sólo se trata de sentimientos de amor nada más. Cierro con una sonrisa. 
Don Miguel Monge escribe con la tiza blanca (siempre blanca porque entonces no existían las tizas de colores) en la pizarra donde, de vez en cuando, rasga con sus uñas y a todos nos entra un chirriar áspero de dientes. Chirrian todas las mañanas escolares y más allá de las ventanas la libertad de nuestros pensamientos se enredan con los juegos de la magia blanca. Hay un niño que calla; que siempre calla recordando el inmenso cuento de un anochecer en la selva de un país lejano. El rojo del atardecer. El amarillo del sol. El azul del río. ¿Qué significaban aquellos tres colores para aquel niño que callaba? La selva es el escenario y personaje omnipresente. Por ese entonces de aquel anochecer, ese niño decide abandonar la comodidad del ambiente familiar para instalarse en la selva pionera. Con su violencia natural incontenible, frente al hombre, aliado a veces, destructor las más, de esa naturaleza salvaje. Ese niño quiere inventar un lenguaje selvático de América, en contraposición de la tendencia del común de los escritores a imitar las modas literarias de Europa.  La tortuga gigante es el galápago que monta para nadar entre las medias de los flamencos mientras el loro pelado relata la guerra de los yavarés. A un lado la gama ciega espera salvarse de la historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre y el paso del Yabebirí persigue a la abeja haragana. La anaconda vigila. Es el regreso de la anaconda lo que describe al verdadero hombre muerto. La voz destemplada de don Miguel Monge devuelve al niño que callaba su realidad. ¿Cuál era la verdadera vida del niño? ¿La que vivía o la que soñaba? Sólo puedo decir que aquel niño que callaba, a los siete años de edad, era yo.   
Parecía increíble que aquella lejana voz procedente de los cercanos prados fuesen palabras; pero el viento las traía hasta la puerta del caserío como para insuflar vida al espíritu del aire. Aideku se acercaba, inexorable, hacia "Larrezuri" mientras Aguirrechu comenzaba a temblar de miedo. Siempre que Aideku se había presentado en el lugar alguna vaca había quedado preñada sin haber ningún aparejamiento por medio y parte del ganado se perdía por los valles. El miedo surgía en el rostro del arrogante Aitor. -  ¡Me zor duzu, Aitor. - ¿Cómo es eso de que te debo una, Aideku? No recuerdo deber nada a nadie y menos a un espíritu como tú. Sabes muy bien que te admiro demasiado. - ¡Somersaults itzali zituen! La soberbia de Aitor le impedía aceptar ninguna otra cosa que no fuera su propio ego. - ¿Quién daba volteretas, Aideku?... yo... yo no recuerdo nada...  - Daba y daba volteretas el patético payaso de la máscara y el alcohol. Y entre la máscara y el alcohol no hacía más que ir como los picaflores: de flor en flor, de feria en feria, de festival en festival. Siempre abandonando a quienes le llegaron a querer. Al final el payaso de las volteretas ha dejado el arte poético de sus lucubraciones teatreras y se ha metido a peón de albañil donde tiene que tener mucho cuidado en dar sus famosas volteretas en los andamios porque abajo le está esperando la Muerte. Ahora Aitor si que estaba asustado de verdad. Escondido en el caserío sólo meditaba que su reputación y su estimada arrogancia estaban en peligro. Aideku volvió a rugir.  -  Ez zuen esan duzu onenak zinen? Ez zara ziren argitaratzeko kopuru bat zinen? - Decía que era el mejor porque siempre he sido el mejor de todos y me considero el número uno porque cualquier otro sólo puede ser el número dos mientras yo esté presente. - Hori egia balitz ... zergatik inoiz zure jarraitzaile kopurua gero? ... - Mis seguidores no me entienden bien, Aideku. Mis seguidores nunca me han entendido lo suficiente. Pero eso quiere decir que yo soy especial. Los desmesurados labios rojos de Aguirrechu, recién pintados para llevar a cabo su trabajo de payaso en Donostia, se abrían y cerraban como pez a punto de morir dentro de un vaso de agua. La congoja de Aitor Aguirrechu Pitxorro era la justa medida para saber que su vanidad resultaba insoportable.  - Zenbat aldiz izan apaltasuna besteei iruzkinak edozein eskaintzeko? Beste pailazoak hitz bat ez merezi dute? - Lo siento, Aideku. No hacía ningún comentario a la labor de los demás payasos porque eran muy inferiores a mí. No me gusta perder el tiempo viendo cómo actúan los demás.  - Zulo hori ikusten duzu? - ¡Ese pozo está seco! ¿Para qué quieres que pierda el tiempo viendo lo que hay en un pozo seco? - For nola zure bihotza ikusten duzu! - ¿Mi corazón está de verdad seco? ¿Cómo puedes afirmar, espíritu de venganza, que mi corazón está seco? ¡Yo también palpito como los demás!  - The besteen bihotzak taupadak besteentzat baina bakarrik beat zurea interesagatik! - Vuelvo a decir que estoy arrepentido, Aideku. Reconozco que mi corazón no latió nunca para favorecer a los demás sino para mi propio interés. Es por eso por lo que me dio vergüenza cuando vi llegar a otros que pensaron tanto en los compañeros y las compañeras que me dieron una verdadera lección. -  Apaltasuna bainu bat? - Eso es, Aideku. Un baño de humildad que nunca supe aceptar porque es duro para un vasco como yo tener que decir que había madrileños y madrileñas muchísimos más interesantes que mi persona. Cuando vi que triunfaban sin mi ayuda preferí marcharme sin reconocer que me habían derrotado del todo.  -  Zer duintasuna da, baizik eta hori aitortuz zirko pailazoak ere aspertu ziren baino uzteko? - Lo más duro para un payaso es aceptar que es muy aburrido y que los demás saben que eres muy aburrido. Lo mejor era creer que al marcharme del circo éste se iba a hundir y, sin embargo, fue cuando más comenzó a crecer.  Aitor Aguirrechu Pitxorro se quedó mirando al suelo, como si hubiese perdido un trozo muy importante de su personalidad, imaginando que Aideku se iba a olvidar de él; pero el espíritu se quedó otro largo rato en el caserío. - Kontuz zure iritziak publikoekin ibili! Grinak politiko labirinto batean ezin duzu lortu duzu nola menderatu jakin gabe! Eta zure ipurdia airean geratu ahal sinesten kopuru bat berriro! - Gracias por advertirme con sinceridad, Aideku. Tendré mucho cuidado en no decir estupideces en cuanto a la política vasca. Es mejor para mi futuro no meterme en jaleos sin saber luego cómo salir de ellos. El espíritu salió por la ventana arrastrando tras de sí todas las hojas que Aitor estaba escribiendo sobre sus Memorias. Las había titulado "Veremos cómo". Pero respiró profundamente cuando se vio liberado de aquella pesada carga. A partir de aquel día se dedicaría a cuidar de que la leche de sus vacas se convirtieran en una leyenda para toda la comarca de Oiamungo Gaina. ¡Y es que la ansiedad de Aitor Aguirrechu Pitxorro por alcanzar el éxito y la fama le habían convertido en un payaso incorregible y ante tal cuestión ningún espíritu del bien o del mal podían hacer que entendiera que era. en verdad y de verdad, un payaso demasiado aburrido incluso aunque todo fuera solamente cuestión de leche buena o de mala leche!.
1956 después de Jesucristo. Emilín dibuja realidades. Yo dibujo sueños. Mientras él se asocia a la escuela de las Vírgenes de Murillo yo me entretengo en simbolizar imágenes con sentimientos expresivos a través de líneas de color. Observo los dibujos de Emilín y veo cómo maneja líneas de academicista nato; pero mi única Academia del Arte es mi propia manera de soñar. Si a la selva él la dibuja con árboles yo la dibujo con historias. Es su Arte contra mi Arte. Es su Realismo contra mi Imaginismo. Se nota en los dibujos de Emilín esa decepcionante calidad de quien formula figuras sin defecto alguno. Yo busco cualquier otro sentido; por ejemplo, la luz del alta mar en un atardecer. Quizás es que Emilín no puede figurar más cosas que las que ve y quizás es que yo configuro las cosas que presiento. Entre ambas formas de dibujar existe un espacio por donde cada uno camina hacia sus metas. Él prefiere la Materia. Yo eligo el Espíritu. En medio de este pleamar de nuestras diferencias lo que él expone con vehemencia yo lo oculto con ductilidad. Para quienes no sepan comprender estas cuestiones tengo que explicar que la vehemencia de Emilín es una impulsividad en el comportamiento o actuación; mientras que mi ductilidad consiste en llegar a controlar todas las situaciones pero con suavidad.  Los dibujos de Emilín gritan. Mis dibujos silencian. Soy casi dos años menor que él pero el modelo de mi Arte no se forja en el molde del autoritarismo sino que fluye de la cadencia de lo vitalista. Si Emilín prefiere quemar sus años antes de tiempo dibujando perfiles violentos, yo prefiero ambientar mi existencia en el ejercicio de alargar mis años hasta sentirme calma. Dibujando él es el viento de un Goya apasionado por la lucha del garrote contra el garrote. Dibujando yo soy ese misterio que se entona con fondo musical de Mozart. Dibujando, cada uno de nosotros dos se va distanciando del centro concéntrico de nuestras vivencias: él busca con afán mientras yo encuentro con fe. Si en sus búsquedas hay cantidades, en mi fe hay calidad. Prefiero dibujar un rostro de mujer con sonrisas antes que dibujar un rostro de mujer con lágrimas. Si él busca los hiperbólico yo sólo busco la luz. Son dos maneras tan opuestas de entender la vida que, dibujando, cada uno se sorprende siendo lo que ha decidido, por propia voluntad, ser lo que deseamos de cara al futuro. Él canta en la ducha de un cómodo hogar. Yo canto bajo la lluvia de una calle sin final. Si eso tuviéramos que dibujarlo Emilín elegiría una casa de campo en las agrestes cimas de un promontorio a lo Zurbarán y yo elegiría los matices cromáticos de una plácida playa de Sorolla. 
Tengo una copla morena echa de brisa, de brisa y de sol; cruzando la mar serena, con ella te digo adiós. Adiós mi España preciosa, la tierra donde nací bonita, alegre y graciosa como una rosa de abril. Ay, ay, ay, voy a morirme de pena viviendo tan lejos de ti. Cruzando la mar serena, con ella te digo adiós.Que lejos te vas quedando España de mi querer a Dios le pido llorando que pronto te vuelva a ver. Como una rosa encendida perfuma mi corazón. Adiós mi España querida pa' ti canto mi canción y al darte mi despedida, y es beso, y es oración. Mi España tierra querida, pa' siempre adiós.  En los años 50 del siglo XX lo cantaba Antonio Molina. Fue en 1994 donde me tocó a mí cantarla porque, una vez que me despedí voluntariamente del Banco Hispano Americano de Madrid, dejaba toda mi vida española detrás y cruzaba "el charco" para iniciarme en mis verdaderas realizaciones profesionales en tierras de Ecuador. Salí creyendo que nunca más volvería a mi patria pero Dios hizo que, una vez conocido el éxito en tierras ecuatorianas volviera a regresar a mi España querida. Pero no fue fácil el asunto del regreso y, además, en 1994 no contemplaba la ocasión de volver. No solo me había ido del Banco Hispano Americano de Madrid sino que vendí mi casa de la calle San Roberto de El Batán (junto a la Casa de Campo de la capital de España). Los emigrantes sabemos lo que significa decir adiós sin querer volver la vista atrás para no tener que llorar de amargura. Es verdad que en Ecuador me abrieron todas las puertas y uve enormes alegrías al ver que me daban oportundiades de trabajar en muchas ofertas laborales que cumplían todas mis expectativas; es verdad que siempre agradecí a todo el Ecuador esa confianza que me dieron a cambio de trabajar duro y hacer patria por todos los rincones ecuatorianos y es verdad que era feliz no solo con mis diversos trabajos sino con mi amplia cantidad de familiares de aquel Ecuador que entró a formar parte de las vivencias de mi corazón; pero una gran parte de mi alma se había quedado atrás, en aquella España querida que, vista desde las alturas del avión que me puso rumbo definitivo a Ecuador, era una especie de amor que se perdía entre las nubes. No lloré. No me faltaron ganas de llorar. Pero era hora de ser valiente, de apretar los dientes para superar el dolor y de enfrentarse a la conquista de aquel nuevo espacio donde mis antecesores extremeños habían desscubierto un tesoro para el mundo entero: América.  Y entonces recordé otra canción. Esta vez era la voz de Nino Bravo. Donde brilla el tibio sol con un nuevo fulgor dorando las arenas, donde el aire es limpio aún bajo la suave luz de las estrellas. Donde el fuego se hace amor el río es hablador y el monte es selva hoy encontré un lugar para los dos en esta nueva tierra. América. América. América. Es América. América. América. Todo un inmenso jardín eso es América. Cuando Dios hizo el Edén pensó en América. Cada nuevo atardecer el cielo empieza a arder y escucha el viento que me trae con su canción una queja de amor como un lamento. El perfume de una flor el ritmo de un tambor en las praderas. Danzas de guerra y paz de un pueblo que aún no ha roto sus cadenas. América. América. América. Es América. América. América. Todo un inmenso jardín eso es América. Cuando Dios hizo el Edén pensó en América. América. América. América. Es América. América. América. Todo un inmenso jardín eso es América. Cuando Dios hizo el Edén pensó en América. Vuelo en el avión junto a mi nostalgia pero con un millón de sueños en mi equipaje. Mi Princesa Liliana me espera con muchos proyectos y yo voy ideando lo que peudo llegar a alcanzar si consigo conocer el éxito desde mi promer contrato laboral con la Revista Ambato Internacional. Todo es una mezcla de muchos hermosos recuerdos que dejo atrás, en una querida y amada España que no sé si volveré a ver en alguna ocasión, y de millones de sueños para convertirlos en realidad en esta América de Dios. Sé que no puedo fallar. Sé que tengo que ser agradecido y fiel con Ecuador y, a la vez, sacar adelante a toda mi familia. Y sé que a las rosas de todo el bello pasado en mi patria tengo que sumar los claveles de todo el bello futuro. Pero mi presente es un avión dentro del cual voy volando hacia un nuevo amanecer. Desfilan por mis mentes los amigos que dejo, las chavalas que conocí, el trabajo del que me he marchado sin derramar una sola lágrima porque a la nostalgia la he sustituido por la ilusión, la madre que dejo en España y a la cual nunca dejaré de amar pese a la distancia, los juegos infantiles, adolescentes y juveniles, los estudios en la Universidad Complutense de Madrid y todo un universo de historias llenas de aventuras pero también pienso en todo otro universo de aventuras y de historias que me esperan en estas tierras que mis antepasados extremeños descubrieron pra el mundo. Hacia esa especie de gloria me acerco. Y sé que, aunque no sé si volveré a España, es mi ilusión triunfar en América para regresar como un vencedor. Jesucristo me acompaña y eso es señal de éxito porque tengo fe en lo que he decidido experimentar. Voy en el avión observando el cielo arriba y el mar abajo. Dentro de mi esperanza hay un pequeño hueco para el sentimiento de esa España querida que siempre estará en mi corazón al lado de este querido Ecuador al que tampoco podré olvidar jamás.   
Muchos me han preguntado cuál era el campo oficialista donde jugaba sus partidos de fútbol el Esparta Club de Fútbol como local. Es fácil de comprender. Nuestro nombre completo era Esparta de San Isidro y, como era del todo natural, nuestro campo favorito era La Pradera. Me refiero a La Pradera de San Isidro de Madrid donde, en aquella temporada inolvidable de mi equipò amarillo con pantalonetas azules, se podía jugar alegremente porque todavía estaba sin urbaninzar ni se había convertido en el jardín que es ahora. ¿Qué decir de La Pradera de San Isidro? Como éramos un equipo de fútbol donde la cultura estaba siempre presente, pues estudiábamos todos el Bachillerato Superior una vez rebasado ya el Bachillerato Medio (algunos logramosterminarlo y llegar a hacer una carrera universitaria y otros se quedaron por el camino), bueno es traer a mi Diario una pequeña historia sobre La Pradera. La Pradera de San Isidro de Madrid.   El parque de San Isidro o Pradera de San isidro, es hoy una amplia zona verde de la ciudad de Madrid situado situado en el barrio de San Isidro  del distrito de Carabanchel. La histórica Pradera (donde se dice que labraba San Isidro y cuando se dormía los ángeles labraban por él) pintada por Francisco de Goya en 1788, fue constituida y catalogada como parque en 1970 por el Ayutnamiento de la Villa de Madrid. Tras su ampliación en 2006, alcanzó los 355.420 metros cuadrados, que incluyen el recinto ferial para la Feria de San Isidro, que se celebra cada 15 de mayo, con motivo de la festividad del patrón de la capital de España. Ricardo Sepúveda describió así la verbena y romería de Isidro Labrador en su libro "Madrid Viejo", publicado en 1888 [...] Al amanecer empieza el movimiento de los romeros contemporáneos. No es ya la tradición religiosa, o la devoción al glorioso San Isidro, la que conduce a la mayor parte: es el deseo de divertirse y cometer toda clase de locuras, casi en las barbas del santo. Una nube de carruajes de todos los tiempos y procedencias, desde el calesín carcomido hasta la diligencia (solo falta el tranvía que acaso le veamos algún año), se lanzan a todo escape, desde la Puerta del Sol, cuesta abajo por la de la Vega, o se desbocan desde la plaza de la Cebada y sus contornos, por la Fábrica del Gas, hasta la puente Toledana y ermita de San Isidro, [...] Una vez en la pradera es verdaderamente magnífico el espectáculo que allí se ofrece, sin contar el de las innumerables tiendas de vinos o binos, que todo se lee en el tránsito. [...] mucho Tío Vivo, y algún tío muerto en riña, como suele suceder. Calificado en el callejero de Madrid con el número 74 del Paseo de la Ermita del Santo, fue constituido como parque en 1970. El parque desciende desde la Vía Carpetana hasta el Paseo del Quince de Mayo, junto al margen oeste del río Manzanares, y entre el Paseo de la Ermita del Santo y la calle Carlos Dabán. A tiro de piedra del Estadio Manzanares (Calderón) del Arlético de Madrid que ya va a ser derribado porque los del Atleti se mudan al "Wanda Metropolitano" para la próxima temporada de la Liga de Primera División del fútbol español. Concebido como gran espacio verde para Madrid y reserva para el esparcimiento popular durante las fiestas de San Isidro, el parque ha ido ‘evolucionando’ hacia el uso deportivo. Además de amplios paseos, varias fuentes ornamentales, arboledas y praderas, dispone de un carril bici y cuenta cuenta asimismo con un anacrónico "Jardín de Palmeras". En su perímetro hay también un lujoso tanatorio e infraestructura para conciertos al aire libre. Y ya está. Cuando sólo era una pradera con varios lugares arenosos (o sea antes de 1970) allí es dónde jugábamos al fútbol, como "locales", los del Esparta de San Isidro de Madrid. Justo donde San Isidro se dormía mientras los ángeles labraban por él como dice la leyenda. 
Soledad de las edades. Una loca lucidez de los pleamaresen los caminos de amor. He recogido una florpara cantar los cantares.  Una fuente de vida humana. Un pasear ya sediento.Un profundo sentimientoal iniciar la mañana.  Si el sentido de la vidafuese la cosa sentidatú eres vida para mí.Si de mi casa salí fue para la bienvenida. Y sorteando fronterasde cara a los sentidossalí de todas las eraspor ser caminos vividos.  Corazón mirando al frentepara beber de la fuente cual sorpresa renacida. Esa infinita y queridamanera de ser suficiente. En el misterio del sueñoeres quien me hace ser dueñode tu pálpito caliente.La verdad es alicientepara mi continuo empeño.  Hay milagro en tu miraday, dejando huella en el tiempo,eres tú mi enamorada. Lo demás es pasatiempode esta feliz madrugada.  La vida me llega sonriendoy yo estoy renaciendoen esta alegre jornada.  ¿Qué clase de viento frescome hace a mí tan feliz?Aquel que, sobre el tapiz, me sirve como refresco del recuerdo y su matiz.  La voz se hace profunda. El tacto se hace sutily se me vuelve rotunda esta mañana gentil.  Yo tengo clase y talentopara decirle al vientoque eres lo que sentíy siempre lo que yo sientoes estar ya junto a ti. Las penas son solo adiosesy no me interesan los diosesdel ateo pensamiento. Yo contigo soy cristianoy, cogiéndote la mano, a Jesús le ofrezco asiento.  Un lugar dentro del almamientras tú eres la calmade este mi gran concierto.Es cierto. Tú eres la roja llamaque me sirve de alimento. Se me llena la miradade luz plena y radiante.Todo es ya la brillantehuella en la playa dejada. Y cuando lleguen las olasestaré con caracolasen el fondo submarinopues azul es mi destinoen este feliz rompeolas.  Esta mañana he abiertolo que tengo yo de ciertocomo hombre y fiel amante.Si alguien lo llama arte lo firmo como un aciertoy sigo con el acento de mi sentir y mi cante.          
Mi examen de Ingreso al Bachillerato, en el Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid, fue un paseo triunfal. Yo era de la Enseñanza Libre y llegaba del Colegio Lope de Rueda madrileño. Tenía 9 años de edad y dejé a los del tribunal con la boca abierta. No perdí los nervios ante aquella "prueba de fuego" en la cual caían muchos derrotados por las circunstancias. Pero ni tan siquiera Urízar Azpitarte lo podría hacer mejor. Algunos se preguntarán qué tiene que ver Urízar Azpitarte con mi examen de Ingreso al Bachillerato en el Instituto de los niños pijos de Serrano. Pues sí tiene que ver porque yo era "el árbitro de la elegancia" en cuanto a la oratoria se refiere. Y todos deben saber que Urízar Azpitarte ha sido árbitro de fútbol. O sea que "de tal afición tal sensación". Aquel paseo triunfal fue sensacional y en casa me premiaron con unas vacaciones "campestres" que me hicieron contactar con la Madre Naturaleza. Saqué provecho de los melocotones, los higos y alguna que otra ciruela. Todo menos recibir calabazas. Y como en cuestiones de supervivencia ya era un alumno aventajado me bajé del estrado con un aplauso general que bullía en el interior de mi mente. Había comenzado con mi aureola de vencedor. Un vencedor silencioso que, a la hora de cantar las cuarenta, no me cortaba nada más que lo necesario para pasar por "chico bueno". En la trastienda de mis pensamientos yo jugaba con la p¡óxima temporada de los futboleros y el buen hacer de Bahamontes. Era cuando Julián Berrendero ya había dejado el deporte de las dos ruedas y mis sueños escalaban posiciones en el ranking de la clasificación general de los chavales listos. Fue un paseo triunfal y ya estaba listo para aprender quién era, en verdad, aquel Lope de Rueda del entremés de "Las aceitunas". Fue a partir de entonces cuando las aceitunas pasaron a ser uno de mis aperitivos favoritos. Con hueso o sin hueso las aceitunas pasaron a formar parte de mi "dieta voraz". Y es que me las comía de dos en dos o de tres en tres lo mismo que el Lazarillo de Tormes se comía las uvas del ciego. También. También los racimos de uvas de Valverde entraron a formar parte de mis meriendas. Y todo gracias a aquel paseo triunfal por las aulas del Ramiro de Maeztu de los pijos de Serrano. Por eso el jamón serrano nunca ha dejado de ser otro de mis "bocatas" especiales. Así fue cómo entré en el Bachillerato como los toreros triunfadores de Las Ventas. Salí por la puerta grande a hombros de mis musas que eran muchas y muy bien alimentadas por mi imaginación. Hasta Talía formó parte de ellas. Pero de eso prefiero escribir en otro momento de mi vida porque ahora sólo tengo 9 años de edad nada más.
¡Pitorreum habemus en las muy variadas y diversas naciones hispaniolas! Ahora resulta que el único requisito imprescindible, según el tal Pablo, Pablito, Pablete (de Podemos pero no Queremos), es ser homosexual. Y si te niegas a serlo, según el de Podemos pero no Queremos, tendremos que emigrar allá por donde los pingüinos comen "pecaítos" malagueños. Yo creo que el málaga virgen se nos ha subido a todos a la chinostra y nos hemos venido todos arriba, a la azotea, y por eso todos estamos tan mal de la cabeza que nos vemos obligados a ser lo que nadie, en los tiempos del Cid Campeador, pensaba jamás que terminaríamos por ser. Según el Decreto Secreto de Pablo Iglesias, o somos gays todos los españoles y nos casamos con tíos feos, feos, pero feos de verdad, o perdemos nuestra nacionalidad española y vaya Dios a saber qué nación nos va a dar el pasaporte. Para Podemos el pasaporte para la eternidad es eliminar a todas las chavalas guapísimas españolas para que nos ofusquemos tanto que tengamos que casarnos con un maromo. ¿Dónde está la furia de Sabino y su pelotón? Esto es un no parar a tope de gigas, descuentos y novedades por cada matrimonio gay que se convierte en matrimonio aunque tengamos que intentar convencer a los julitos (ya que de Iglesias estamos hablando) de que es mejor ser maricón que ligar con chavalas de esas de las sexys de verdad que van a ser expulsadas de España para que nos quedemos tristes y a solas como los pastores de la Extremadura. La canción del verano, de este año tan calentón, es "Mariquita Pérez". Nuevas tarifas para quienes se casen con un gay. Nuevas tarifas y nuevos cabos y, sobre todo, nuevos golfos. Con más número de gays con los que te cases mayores cantidades de cotilleos nuevos y en las peluquerías mientras el gay nos corta las patillas el otro gay, el que forma "matrimonium sumsum corda", nos soba la cara con aceite extra virgen de oliva. Se nos ha arremangado hasta las coderas el pablito (ya que de Iglesias hablamos) y mostrándonos su pecho (sin pelos en la lengua) nos informa que o nos amariconamos todos o rompe la baraja y nadie puede jugar al tute ni a la brisca ni al mus. Pablito se presenta en el Congreso con las mangas arremangadas a lo lavandera de Portugal, estilo "garrufón" de la clase "gañanera" y chancletas de corteza de melón. No sería de extrañar que, como le gustan tanto los gays, un día se nos presente sustituyendo el "gomero" filibustero por un lacito de color rosa en su "coleta". O sea, un "agarrapiñas" completo, con bragas a lo Pavía, que resulta ser "pijo de papá" disfrazado de navajo a lo Chayanne. Un antiprotocolario total que es a lo que más nos llega esta "memocracia" del lumpemproletariado de los burgueses que viajan por Burgos siendo cantamañanas. Hablan los de Podemos que o tragamos con el matrimonio gay o nos hacen ver las estrellas enviando nuestro informe laboral al laboratorio espacial a ver si a los españoles que huimos de la quema nos dan curre en un planeta normal, de esos donde todavía los tíos se casan con las tías y no pasa "ná". Si no ligas con un marica en Internet será porque no quieres. Pero para Podemos, con la alianza de los de Izquierda Unida ("garzón" habemos también) que les apoyan como a las pollas desplumadas, está completamente obsoleto lo de ser un hombre como Dios manda y como Pablo, Pablito, Pablete  y su "garzón" de turno (¡Madre del Amor Hermoso!) nos dicen que basta ya de ser hombres, que esto ya está caducado y que hay que ser homos, bis, trans, lesbis, etcétera, etcétera y etcétera (eadem eadem idem) para construir las mil y una Españas y contarnos, por la noches, historias de Mao y los cuarenta ladrones que eran maricones (las van a editar en poesía selecta) hasta hartanos los cataplines (que no rima con ones pero todos sabemos lo que quiere decir cuando la censura ya no es de Fraga sino de Braga). Braguetazo más o braguetazo menos, los comunistas de Podemos e Izquierda Unida, más todos los demás surrealistas marxistas encabezados por PSOE, se nos han vuelto "amapolos" y todos canturreamos lo de sal al balcón sal al balcón carita de azucena. Claro que cuando sale al balcón resulta ser un tipo con bigote que nos declara su amor incondicional y nosotros que pensamos que si fuera una chavala de las guay de verad sería mucho más bonito el romance. Pero quiá, quiá de quiá. Podemos e Izquierda Unida y los marxistas unidos jamás serán convencidos nos avisan que, con ellos en el gobierno, o todos nos transexuamos para ser "angelitos" o nos espera una bronca que nos vamos a tener que huir a más allá de los tejados de uralita de los urales; que son unos montes donde a lo mejor no nos obligan a ser "marujitos" Díaz. Hace ya "díaz" que lo estoy pensando y ya tengo una maleta de pelo de camello por si tengo que emigrar al desierto hawaiano donde, por lo menos, no te obligan a ligar con tipos gordos sino que te dicen aloha y te permiten intentarlo con las nativas. ¡Ay España, España de mis Dolores! Ya sabía yo que lo de La Pasionaria iba a terminar así.
A Servandín le dieron enormes ganas de ir a la Redacción del periódico "El Cabás" para decirle al Director de Sucesos que todo aquello era una gran mentira. El bulto que había aparecido en el zaguán de la puerta de su chalet no era, para nada, un montón de huesos humanos calcinados, por mucho que lo dijeran todos los vecinos que murmuraban desde que la policía local de Molinares se lo había llevado para investigar aquel extraño caso. Decir nombres no era correcto mientras se mantuvieran las dudas. ¿De qué manera iba él a guardar en una caja de cereales, vacía, un cinturón de púas? ¿Qué relación iba a tener lógica alguna entre el bulto de los huesos calcinados y el cinturón? Todo aquello era solamente un chisme de algún periodista que no tenía otra cosa que hacer más que concebir historias demenciales para entretener a las gentes durante el caluroso verano que atacaba los nervios hasta del más templado de los republicanos.  Por un instante, Servandín estuvo a punto de acudir a la Guardia Civil pero, dando mil vueltas a su cerebro, se le ocurrió que lo mejor era decidirse a tomarse la justicia por su mano. Don Rafael, el distinguido Director de Sucesos del diario "El Cabás", necesitaba que alguien le sobara los morros para que, de una manera más o menos razonable, se diese cuenta de que el honor de un hombre tan serio como él no tenía por qué esconder sus vergüenzas como si fuese un truhán cobijado siempre donde no había luz. ¿Qué era eso de ir siempre a gatas, todos los días, junto a las tapias del cementerio por culpa de aquel periodista de pacotilla que le había denigrado de manera tan cruel? No sabía ni cómo ni por qué el bulto de los huesos calcinados y el cinturón de púas encontrado en la caja vacía de cereales habían sido hallados durante las pesquisas del inspector Expósito. Pero lo que no estaba dispuesto a seguir consintiendo era que todos los del pueblo de Molinares le señalasen con el dedo acusador cuando iba camino de la huerta; aquella huerta que había heredado de su padre Servando que también la había heredado de su abuelo Servandón. La saga familiar no tenía por qué sufrir aquella injusticia social.  Servandín se había dicho a sí mismo que no. Que ningún republicano de Molinares iba a seguir llamándole mariquita por el simple hecho de celebrar, año tras año, una fiesta por todo lo alto en honor de la Reina Isabel II de Inglaterra. ¿Qué diablos tenía que importarle a los republicanos de Molinares que él tuviera tanta afición de admirar y adorar a Isabel II de Inglaterra con el lanzamiento de cohetes desde el patio trasero de su hacienda? ¿Acaso él denostaba o insultaba a los que recordaban y adoraban a Buenaventura Durruti cuando en realidad sólo había sido un asesino? No. Aquello resultaba del todo imposible de aceptar. Más de una vez le habían pedido una altísima cantidad de euros a cambio de permitirle seguir lanzando cohetes cada 21 de abril de cada año pero siempre había rechazado la tentación haciendo saber a todos los chantajistas que él nunca iba a dejar de conmemorar de aquella manera la fecha del natalicio de Isabel II de Inglaterra ya que, según Benito Bustos, el viejo veterano de la Segunda Guerra Mundial, el amor no tenía edad alguna y no había por qué tener edad alguna para enamorarse de toda una Majestad aunque fuese inglesa y estuviese más arrugada que una ciruela pasa. Así que todo aquello de los huesos calcinados, que todavía no habían sido reconocidos como de un ser humano, y el cinturón de púas hallado dentro de una caja vacía de cereales por el inspector Expósito, debía de ser alguna macabra broma de Pisonero, el que había estado prisionero de sus propios vicios en lugar de seguir siempre los rectos caminos de los que hablaba, domingo tras domingo, el cura Nemesio es sus prédicas durante las misas.  Servandín también estaba dispuesto a que el cura Nemesio, gallego de nacimiento pero murciano de corazón, llegara a descubrir la verdad de todo aquel extraño suceso. ¿Por qué ya nadie le invitaba a jugar al dominó en la Casa de los Jubilados aunque nadie había descubierto nada o, al menos, se mantuvieran las dudas razonables, y le castigasen con el silencio todos los habitantes de Molinares, excepto el borracho Santiaguillo Ronquillo, por culpa de adorar con tanta euforia y fanatismo a la Reina Isabel II de Inglaterra? ¿Qué culpa tenía él por haberse enamorado de aquella manera tan platónica que le hacía soltar cohetes todos los días 21 de abril de cada año desde la Década Prodigiosa que es cuando se dio cuenta de sus antojadizos y extraños amores? Fue entonces cuando, pensando en qué clase de venganza podía llevar a cabo, le dio un repente y se le fue la cabeza y cayó al suelo, mientras se orinaba en los pantalones sin poder aguantar el pis y sin poder contener la risa. ¿Se había vuelto de verdad loco aquel tal Servandín, hijo de Servando y nieto de Servandón? Muchos habitantes de Molinares, especialmente las beatas que acudían a confesarse con el cura Nemesio, más conocido por todas ellas como Neme "El de La Peineta" pues había sido futbolista profesional en un equipo de Galicia antes de meterse a vestir los hábitos religiosos y ahora era un seguidor acérrimo del Atlético de Madrid, hablaban pestes de Servandín; pero de manera muy especial aquel tal Pisonero que había terminado siendo prisionero de sus propios vicios. Casi no había luz, porque el sol se estaba ocultando, cuando Servantín pudo recuperar la razón. Se levantó del suelo y se sujetó los pantalones con aquella soga de cáñamo que había heredado de su tío Benito Bustos, el viejo veterano de la Segunda Guerra Mundial, muerto ya hacía un buen puñado de años, y se metió un puñado de bicarbonato entre pecho y espalda para poder digerir las habichuelas con chorizo y el tocino de magro. Y es que Servantín tenia una incurable úlcera estomacal desde que, siendo joven mozo, le daba por comer cucarachas vivas para apostar que era el más hombre de Molinares; lo cual no estaban dispuestos a consentirle los republicanos de aquel lugar. Ahora todo aquello del bulto de huesos calcinados, todavía no confirmados de que fuesen de un ser humano o de otra clase de animal, y el cinturón de púas encontrado dentro de la caja vacía de cereales, eran la "comidilla" diaria de todas las comadronas y de todos los compadres.   
Eduvigis "La Collares" había perdido a toda su clientela. Ya nadie, en Molinares y todos los lugares cercanos a Molinares, creían en el poder de las brujerías. Eduvigis del Corral Verde "La Collares" empaquetó todas sus pertenencias y, descubriendo que el Santander había inmovilizado todas sus cuentas corrientes hasta que el inspector Expósito terminara de saber a cuántos millones de euros ascendía lo que ella había evadido a Hacienda, tuvo que irse solamente con lo puesto: un mandilón de estilo musulmán y poca cosa más, con tan solo diez euros en su faldriquera. Así fue cómo se acabó el negocio de "La Collares" que tenía compartido con la Comunidad Musulmana Magrebí (COMUMA), una falsa asociación cultural que no impartía nada de cultura sino que era excusa para traficar con drogas y mujeres. Todo había sido sospechado, desde hacía tiempo, por el inspector Expósito vigilando los extraños movimientos de Mamónides Mamut Mamadah (conocido como "El Hombre del Saco" por todos los niños y niñas de Molinares) quien, de repente y sin previo aviso, había desaparecido sin dejar ni rastro. Pero las pesquisas de los hombres de Expósito descubrieron la "tostada". Y la "tostada" resultó ser cierta. "La Collares" y los musulmanes estaban intentando apoderarse de la voluntad de todos los molinarenses y de todas las molinarensas con sus sucios negocios. El alcalde Timoteo Timón dio la orden de intervenir las cuentas de ahorros de todo el grupo conocido como COMUMA y resultó que la estafa era de enormes alcances nacionales e internacionales. Molinares pasó a ser noticia principal para el diario "El Cabás". ¡Don Rafael acababa de encontrar el "culebrón" del verano que tanto estaba deseando descubrir! Y la columna de opinión del anónimo y desconocido periodista no tardó ni 24 horas en salir a la luz pública. Se titulaba "La Peste se viste de ansia". Decía así: "Cuando vemos que se secan los sentimientos y las lágrimas ya no forman parte del cuerpo humano es que nos están quitando el aire y no nos quieren dejar ni volar. Nos convertimos en pequeños gorriones desvalijados por culpa de las trampas y los falsos vientos; miramos al cielo y descubrimos que algo se está interponiendo entre Dios y nosotros o entre nosotros y Dios. ¿Quiénes dan vueltas y más vueltas alrededor de nuestras existencias capaces de desunirnos para cortarnos definitivamente las alas? ¿Quiénes no nos dan nada a cambio de haberles dado todo? Mirad a vuestro alrededor y los veréis infiltrados y escondidos en las esquinas donde maquinan, noche tras noche, cuál sería la mejor manera de eliminar todos nuestros sueños. Mirad a vuestro lado. Allí se encuentra el verdadero peligro de ser separados por la cobarde insidia de los santones vestidos como mujerzuelas. Lo demás queda para vuestro propio criterio personal; pero sólo tengo que deciros algo como despedida: jamás jamé jamón pero hay otros que bien que se los jaman después de un falso ayuno mensual".  La noticia corrió como reguero de pólvora por toda la comarca de Molinares y sus alrededores. La estudiante de Periodismo, Carmen Palacio y Torres Del Castillo, que hacía sus prácticas en el diario nacional "La Palabra", volvió a hacer acto de presencia. Llegó con su mente abierta a toda clase de opiniones. Sólo encontró una única verdad: "aquellos polvos trajeron estos lodos". Timoteo Timón celebró una asamblea extraordinaria con todos sus concejales y concejalas olvidando cualquier clase de ideologías para dar lugar a las ideas. El resultado final resultó determinar que aquel anónimo y desconocido peridista de "El Cabás" llevaba toda la razón. Se habló, en las calles, de la Razón y el Sueño. ¿Estaban viviendo una realidad o aquella realidad les había pillado soñando? Este fue el tema del cual los del Ateneo debatieron durante horas enteras. Mientras tanto los del Casino cerraron sus puertas a todos los extraños que no fueran socios y en el Hogar de los Jubilados se escucharon voces que hablaban de Eduvigis del Corral Verde como una persona andrógina. ¿Era una mujer o era una especie de diablo haciéndose pasar por mujer? Lo que todos deseaban es que "La Collares" nunca más volviera a pisar aquellas tierras.  Tan fuerte fue el impacto para la sociedad de toda la comarca que algunos lloraron bajo la luz del Sol sin importarles que se les viera llorar y otros esperaron a que saliera la luz de la Luna para poder llorar sin ser vistos por nadie. El mundo se había extendido más allá de Molinares y ahora, descubiertos todos los sucios negocios, los comerciantes de las supercherías intentaban escapar de los hombres del inspector Expósito, quien nunca jamás se daba por vencido ante ningún asunto sospechoso. Su propio cuerpo se lo pedía. Había nacido para ser un sabueso y unió, por primera vez en la vida de Molinares, a todos en un tema tan trascendental para el futuro de aquel lugar que sólo pasaba por cortar, de una vez por todas, las raíces de la peligrosa cizaña que intentaban extenderse por todos los lugares de la comarca. La luz del Sol pareció temblar cuando las nubes se concentraron sobre la Plaza de Los Azulejos y desató su tormenta. No todo lo que se decía haber estado bien atado estaba en verdad bien atado y por allí, por todo lo que se había podido poner al descubierto, fue por donde el instinto de Expósito empezó a hacer justicia. Nadie supo jamás quién fue el anónimo y desconocido periodista que publicaba, de vez en cuando, pequeñas columnas de conciencia social en la contraportada del diario "El Cabás" y el asunto del bulto conteniendo huesos calcinados y el cinturón de púas que se encontró dentro de una caja vacía de cereales quedó para siempre en el olvido. Sólo se supo que Servantino era inocente. ¿Fue la COMUMA culpable de todo ello? Don Rafael ya estaba otra vez preparado holiendo otro "notición" sorprendente para el diario "El Cabás".      FIN 
Acaba de nacer el quinto en la ciudad de Madrid. Ya somos 5 y entramos en el cupo de las Familias Numerosas. ¿Soy el tercero, soy el segundo o soy el primero? Para responder a estas interrogantes es muy fácil decir que las tres cosas. Soy el tercero, soy el segundo y soy el primero al mismo tiempo. ¿Difícil de resolver esta extraña paradoja? No hay que buscar tres pies al gato ni hacerse bolas el cerebro porque es mucho más fácil de lo que los lectores de mi Diario puedan creer. Tengamos primero en cuenta que aún existe la llamada Castilla la Nueva (Madrid, Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara). En realidad, si contamos a todos los hijos e hijas a la vez, soy realmente el tercero (el llamado "hijo sanduche") porque la primera es una niña. Si contamos solamente a los varones soy el segundo (porque los otros cuatro somos niños). Y si contamos a los nacidos fuera de Castilla la Nueva soy, sin duda de ninguna clase, el primero puesto que lo hice en la ciudad de Badajoz, tres de los restantes son de la ciudad de Cuenca y el que ha llegado ahora es de la ciudad de Madrid. Vemos que en todos los casos se trata de ciudades y no de pueblos ni aldeas. Así que solucionado el asunto resulta que soy el tercero, el segundo y el primero al mismo tiempo. Sin embargo nunca he dejado de ser el llamado "hijo sanduche" con todas las ventajas que esto conlleva.  Muy pocas veces se da esta curiosa circunstancia en Familias Numerosas compuestas de sólo 5 hijos e hijas. Yo, desde luego, no he encontrado nada igual en todas las personas que he conocido y conozco; y eso que he conocido y conozco a millones de personas. Fíjense que se deben dar tres circunstancia difíciles al mismo tiempo: que sean 5, que la primera sea una niña y los cuatro siguientes sean niños y que todos hayan nacido en Castilla la Nueva menos uno que, además para complicar más el asunto, tiene que haber nacido en la ciudad de Badajoz y, para más dificultad todavía, que los dos primeros sean de la ciudad de Cuenca, el cuarto sea de la ciudad de Cuenca y el quinto sea de la ciudad de Madrid y que haya algún mes de cada año en que todos formemos una sola fila continuada (por ejemplo, 5-4-3-2-1 años). Quizás hasta yo sea el único caso que existe en toda la Historia de España en la que se den, al mismo tiempo, estas difíciles circunstancias. Si investigaran el caso estoy casi seguro del todo de que soy el único. Cosas más difíciles pueden ser que existan pero esta curiosidad de ser el tercero, el segundo y el primero al mismo tiempo (contando solo a Castilla la Nueva y Badajoz) me parece que no existe otro caso igual si, además, hay algún mes del año en que los 5 vamos enganchados uno tras el otro con un año de diferencia. Ahora sí que estoy seguro de que no existe ningún caso igual ni en toda España ni en el mundo entero. Además, para terminar de afirmar que soy un caso único en toda la Historia de la Humanidad a nivel mundial, se ñaden también las circunstancias de que el padre de la familia debe ser un militar español llamado Emiliano, Brigada de Caballería y nacido en el pueblo de Valverde de Júcar además de haber participado en la Guerra Civil española; la madre debe llamarse Rosario, de oficio Sus Labores y nacida en la ciudad de Cuenca; y la abuela que vive con la familia debe llamarse Rufina, habiendo sido churrera, y nacida en la ciudad de Cuenca. He aquí la relación completa: Isabel (la primera, de la ciudad de Cuenca, con 5 años), Emiliano (el segundo, de la ciudad de Cuenca, con 4 años), yo (el tercero, de la ciudad de Badajoz, con 3 años), Bonifacio (el cuarto, de la ciudad de Cuenca, con 2 años) y Máximo (el quinto, de la ciudad de Madrid, con 1 año). Si encuentran algo igual (añadiendo todas las demás circusntancias ya explicadas) es que estoy equivocado pero puedo afirmar que no lo encontrarán y mucho menos después de la desaparición de Castilla la Nueva sustituida ahora por la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha aunque cosulten toda la Historia de la Humanidad desde su inicio hasta el día de hoy. Soy el tercero, soy el segundo y, sin duda de ninguna clase, soy el primero. Y el primero que pone al descubierto dicha verdad. Por eso se dice que soy especial. Y es que realmente soy especial pero no me siento más importante por eso sino más interesante. Y es que yo me siento mucho mejor siendo interesante para las mujeres que importante para los hombres. Jejeje. 
A mis 9 años de edad, estudiando Ingreso de Bachillerato con Don Florencio en el Colegio Lope de Rueda de Madrid, yo observaba que todos los que eran castigados con irse a "La Siberia" volvían de allí más contentos que unas castañuelas. Aquello de las castañuelas me sonaba a mí como a música celestial, asi que deduje que en "La Siberia" podías pasártelo mejor que en "Pasapoga". Transcurrieron un par de años sin ninguna gran novedad salvo que me seguía intrigando lo de "La Siberia". También sabía yo que en "La Siberia" se pasaba mucho frío pero estaba bien preparado con mi abrigo y la bufanda de color azul-morada que me había tejido mi abuela Rufina con pura lana virgen de oveja. Así que el problema del frío estaba solucionado pues, aunque no podría ir a "La Siberia" con el abrigo y la bufanda sólo con pensar en ambas prendas me entraba un calor muy agradable. Con todos mis conocimiento de política ya estaba enterado de que en la URSS se exiliaba a los llamados disidentes a Siberia. Así que, para conseguirlo, debía convertirme en un disidente aunque fuese solamente por un día nada más. De esta manera es como una mañana de primavera (como si estuviese en Praga, capital de la Repúiblica de Checoslovaquia) levanté la voz mucho más alto de lo normal reclamando menos leche en polvo y más queso amarillo. Aquello le sacó de sus casillas a Don Florencio y, efectivamente, me mandó exiliado a "La Siberia". ¡Lo había conseguido! ¡Una vez más mi estrategia funcionó a la perfección! Llegué a "La Siberia" dispuesto a pasármelo guay del todo. Como allí no se podía hacer ningún gua rechacé la idea de jugar con mis bolas (aquellas canicas de barro, piedra y/o cristal que tantas emociones me habían hecho vivir en el bulevar de la madrileña calle de Alcalde Sáinz de Baranda) y me decidí por jugar con la diana. Allí, a solas con mi diana, empecé a lanzar las tizas con unos aciertos increíbles. Ni Emilín, que tanto se las daba de "escopetero" contra pobres e inofensivos gorriones a los que mataba sin piedad alguna, podría jamás batir la altísima cantidad de puntos que obtuve con el tiro a la diana. Y comencé a pensar en la cazadora Diana de la Mitología Griega. Con aquella preciosa diosa dentro de mi memoria escolar me asomé a la ventana a ver a las chicas pasar. Fue un espectáculo maravilloso y, enfrascado en aquella aventura de observador infalible se me pasaron las horas volando.  Cuando Don Florencio envió a un emisario (algún pelota de aquellos que siempre buscaban matrículas de honor en lugar de cosechar calabazas) para decirme que el castigo ya se me había termiando y era necesario que volviese al aula, me despedí de "La Siberia" con un rostro más lastimoso que el del Lazarillo de Tormes cuando hizo que el ciego cayera en el cieno al dar aquel salto en medio del barrizal. Pero Don Florencio quiso saber algo y, de repente, me preguntó cuántos pueblos importantes de Valencia me sabía. Usé el recurso de mi gran memoria escolar y los solté: Valencia capital, Gandí, Cullera, Requena, Utiel, Paterna, Manises, Sueca... hasta que el maestro me dijo que ya era más que suficiente y que había conseguiod una Matrícula de Honor en Geografía.  Lo único negativo de toda aquella aventura tan truculenta fue que Don Florencio nunca más me desterró a "La Siberia" y es que Don Florencio sabía más que los conejos colorados y había descubierto mi artimaña. Pero dejé escrito en el pizarrón una frase inolvidable: "Tonto el que no lo lea". Un día de estos voy a ver si me como a una valenciana durante el desayuno.  Nota Adjunta: "Valencia es la tierra de las flores de la luz y del amor. Valencia tus mujeres todas tienen de las rosas el color. Valencia al sentir como perfuma en tus huertas el azahar quisiera en la huerta valenciana mis amores encontrar. La blanca barraca, la flor del naranjo, las huertas floridas, almendros en flor. El Turia de plata, el cielo turquesa el sol valenciano que van diciendo amor. Amores en Valencia son floridos como ramos de azahar. Quereres en Valencia sus mujeres con el alma suelen dar. Pasiones en la huerta valenciana sí te dan el corazón. Sus hembras ponen alma y ponen vida en un beso de pasión" (todo ello con música de Padilla y de paso recuerdo lo de "afeitese la barbilla con máquinas de Padilla). Abur.
Una maquinilla de afeitar, máquina de afeitar o rastrillo es un instrumento para afeitarse que protege la piel de la exposición excesiva de la cuchilla eliminando la posibilidad de grandes cortes, como los que pudieran ser causados por una navaja de afeitar. Las maquinillas de afeitar más famosas, en la ciudad de Madrid capital, durante la primera década de los años 50 del siglo XX eran las de Padilla. Yo escuchaba su publicidad diariamente a través de las ondas del aparato de radio "Condal" en nuestra casa de Alcalde Sáinz de Baranda. Mi padre usaba dichas maquinillas para protegerse de las "terribles" hojas de afeitar de las marcas "Palmeras" y "La Sevillana".  Un bloguero llamado Emilio me lo hace recordar con total nitidez: "Se acababa de terminar lo del racionamiento y el estraperlo en un país devastado por la guerra y regido por la política de autarquía, y se acabó la Guerra Mundial, en la que, al menos formalmente, España era neutral y pretendía reconstruirse a partir de sus propios recursos naturales. Después vendría la paz mundial, el plan Marshall y la visita de Eisenhower a quien recibimos agitando banderitas. El racionamiento fue sustituido por la leche en polvo y el queso de lata que se repartía en los colegios. La radio de esos tiempos incluía muchos anuncios locales, para los que se contrataba a cantantes de zarzuela que grababan en el propio estudio con métodos rudimentarios. Se trabajaba mucho el ripio: "Pa'l otoño madrileño gabardinas Butragueño" y "Aféitese la barbilla con máquinas de Padilla" por poner dos de los ejemplos más famosos de los años 50. Esta tienda de Padilla, cerca de la Puerta del Sol, vendía unas brochas de afeitar excelentes y yo creo que existe todavía. Por esa zona se movía, al parecer, un precursor de los actuales hombres-sandwich que compran oro: el gigante con zancos que anunciaba a otro sastre de prestigio: Flómar, que era una contracción de Florentino Martínez, que nada tiene que ver tampoco con el que están ustedes pensando". ¿Sigue exisitiendo la Perfumería Padilla en Madrid? La respuesta afirmativa la encuentro en una información del Internet: "Perfumerías Padilla abrió sus puertas en el año 1928, y ya van por la cuarta generacion y la sexta tienda en Madrid, ubicadas en la zona centro, en Calle Carmen 7 y 8, Mayor 6, Callejón de Preciados 2, Arenal 26 y Princesa 45. Tienen unos descuentos muy agresivos de un 20% durante todo el año". Termino con un texto de Eduardo Lumpié "Según tengo entendido, por estas fiestas se han debido de vender no sé qué cantidad de millones de videojuegos, consolas y demás aparatos que en poco tiempo nos han invadido. Todo esto me lleva a recordar los aparatos de radio. Conocí los aparatos llamados de galena, que consistía en una cajita de madera con una serie de cables, una lámpara y dos auriculares que hasta se oía alguna emisora. Más tarde fueron llegando los llamados de capilla, por su forma que más bien parecían aquellas capillitas que llevaban a domicilio con un santo y que se tenía en las casas durante unos días para sus rezos y peticiones. Cuando ya empezó a perfeccionarse algo más la radio fue con la llegada de los Telefunken. Con éstos era más fácil, a pesar de las interferencias que los acoplaban, escuchar aquella célebre emisora pirenaica que le llamaban Radio España Independiente, que tanto gustaba escuchar a los contrarios al régimen anterior y que servía para ponerlos verdes. Tenía la cosa de que eran bastante perseguidos los que la escuchaban y por eso solían cerrarse puertas y ventanas. Luego creció y creció. Se radiaron los partidos del mundial de fútbol de Brasil en los años cincuenta, con los célebres locutores Matías Prats y Enrique Mariñas, con aquel gol de Zarra a Inglaterra y que después tuvimos la ocasión de verlo en el Nodo. Lo que sí era verdad es que muy pocas personas disponían de un aparato de radio, por lo que en una casa uno servía para varios vecinos. Hubo en Cádiz un comercio dedicado solamente a la venta de radios y que fue Radio Condal, en la calle San Pedro y Sagasta, que hasta llegó a fabricarlos con ese nombre. Lo que sí fue un boom fue la llegada del transistor, aquello de llevar en el bolsillo un aparato de radio sin cable ni electricidad casi no se lo creían, pero fue la apertura sobre todo para la gente del campo, que de esa forma ya llegaron a tener noticias de lo que sucedía en el mundo".     
Que Flórez estaba como una regadera en el Colegio Lope de Rueda de Madrid -Sección de los No Bachilleres- lo sabía hasta aquel tal "Chichinosky" al cual le salvó "Gimi" de recibir alguna que otra hostia debido a que era "su protegido". Pero volvamos con Flórez. Era una chaval tan "ido" del todo que nunca parecía haber llegado de ninguna parte pero que clamaba, a los cuatro vientos, que era Pero Botero. Su cantinela de siempre era "¡Yo soy Pero Botero! ¡Yo soy Pero Botero! ¡Yo soy Pero Botero!" aunque, claro está, yo no le hacía ni puñetero caso porque bastante trabajo era ya tener que aprenderme, de memoria, toda la lista de los reyes visigodos. Aquel tal Flórez me lo ha hecho recordar un tipo "obtuso" que ha entrado en Bombay, quizás confundiéndolo con Catay, diciendo que quiere ir al Infierno a jugar al mus. Así que se lo he dicho en poesía: "¡Con Pero Botero de compañero y contra Satanás y el malvado de Anás!". Porque de todos mis recuerdos siempre algo queda.  En un "plisplas" he rellenado los dos crucigramas de ayer viernes y he conseguido encontrar hasta un total de 5 diferencias en tan sólo un par de minutos. Me entra la risa y tengo que ponerme de nuevo a recordar. Flórez estaba como una regadera. Quizás le haya entrado ya un poco de luz con el paso de los tiempos pero dudo que se le haya encendido "la bombilla" (entiéndase el cerebro para celebrarlo) o quizás siga teniendo ansiedad (¡ansiedad de tenerte en mis brazos y en las noches voverte a soñar!) recordando a "Los cuernos de Don Friolera" (léase a Ramón María del Valle-Inclán) para pasarlo bien caliente en el "más allá". Peores cosas he visto yo ya en esta vida de los terrícolas.  Por ejemplo, si aquel tal Flórez todavía vive para contarlo, quizás esté ahora por los cerros de Úbeda acompañando a las cabras por el puerto de Arrebatacapas o el de Despeñaperros y cantando lo de "hay quién dice de Jaén que no es tierra andaluza". Yo me quito el sombrero (de manera simbólica por supuesto porque este menda del Bombay no me cae guay) ante tanto loco como anda hoy suelto. Y, por cierto, "El diablo cojuelo" (léase a Luis Vélez de Guevara) sigue atacando a las "mentes" mentalizadoras de muchos tipos como aquel tal Flórez que se acercan a los mercadillos sabatinos (otra cosa era Sabatini y el tenis femenino) buscando oportunidades de "lucirse" ante las más guapas del mundo del "mucho ruido pero pocas nueces". ¡Dios mío que existencia aquella del Lope de Rueda que me viene hoy a la memoria! Y es que "hacer el hindú" gastándose 5 euros por una simple cajetilla de cigarrillos en la máquina expendedora (que se escribe con equis) es lo que les mola a más de uno que ansía (¡ansiedad de tenerte en mis brazos y esta noche volverte a soñar!) estar más "sonado" que las maracas de Machín. Hubo otro en el Lope de Rueda que era Machín, hijo de Machín (aquel formidable futbolista del Atlético Aviación y entiéndase Atlético de Madrid) que terminó siendo ordenanza de una institución pública -creo que de un Ministerio- porque aquellos no eran los tiempos de "Ronaldo y Messi" y se ganaba tan poco que, al final, había que ganarse las judías "como mejor se pudiera" aceptando, por ejemplo, un cargo de ordenanza si se tenía "suertecilla". Pero de Machín hijo no recuerdo más que en esto del fútbol no era "ni fu ni fa".   Pues bien. Dicho todo esto resulta que sí. Resulta que aquel chaval llamado Flórez (no Flores sino Flórez) hasta llevaba flores a la Virgen María durante todos los meses de mayo, pero no se le quitaba de la "chinostra" ir predicando en medio de toda el aula y a "grito pelado" que él era Pero Botero. Mas yo seguía intentando recordar de memoria toda la lista de los reyes visigodos y no estaban los tiempos para pensar en "Las Batuecas" (valle español situado entre la provincia de Salamanca y la provincia de Cáceres) en "esta España mía esta España nuestra" a la cual con cuánto amor y perseverancia le cantaba Evangelina Sobredo Galanes, más conocida como Cecilia (guapa de las de verdad y digna de haber llegado al Cielo y quiera Dios que así haya sido) pero estos locos que andan clamando a Pero Botero abundan ya tanto como las margaritas campestres o los gladiolos "de andar por casa en batín recordando a Tintín". Vosotros ya sabéis a lo que me refiero.   
En 1978 yo conocía todo lo relacionado con el atleta de fondo Lasse Viren nacido en el mismo año que yo (22 de julio de 1949 en Myrskylä, Finlandia). Ganó cuatro medallas de oro olímpicas entre 1972 y 1976 en 5.000 y 10.000 metros. Yo ya estaba acostumbrado no a correr 5.000 metros y 10.000 metros solamente sino a llegar a resistir pruebas de mayor longitud llegando, a veces, has los 42 kilómetros de la maratón. Lo hacía de vez en cuando mientras jugaba al fútbol o entrenando con mi hermano Bonifacio los dos a solas en el Vallehermoso de Madrid. Había participado en algunos cross de la Casa de Campo y me estaba acostumbrando a resistir cada vez más y mucho mejor. Era por eso por lo que conseguía llevar al equipo de fútbol de "Letras" a las continuas victorias dominicales contra el equipo de "Ciencias" que dirigía Luis Miguel. Y no les dimos ni la oportunidad de conseguir ni tan siquiera un solo empate. Ya estaba yo acostumbrado a resistir todas las horas que fuesen necesarias y, curiosamente, cuanto más tiempo duraban aquellos inolvidables e interminables partidos de fútbol, más fuerza, más resistencia y más velocidad imprimía yo a mis acciones puestas al servicio del equipo y mientras los demás ya tenían todas sus energías gastadas yo me encontraba más fresco que cuando comenzaban los partidos. Esta fue una de las claves de aquellas dos larguísimas temporadas en las que cuando yo jugaba en mi equipo nunca jamás empatamos ni perdimos contra estos encarnizados rivales. Aunque se reforzaran, de vez en cuando, con jugadores ya contrastados de Madrid (como el hermano de Julio Alberto el del Atlético de Madrid y Barcelona) y el hermano de Fermín (del Real Madrid) nunca jamás pudieron con el equipo dirigido por mí. ¿De dónde había yo sacado toda aquella energía de corredor de fondo que unía a mi enorme clase, mi admirable técnica, mi sorprendente táctica y mi mágica estrategia? Nadie me había entrenado jamás para conseguir todo aquello. Era una fuerza energética que salía de mi interior sin que nadie supiese explicar cómo se producía tal cosa. Tengo un pensamiento propio, inventado por mí, que dice que "jugar al fútbol consiste en manejar con los pies un balón pero para ganar un partido no sólo tienes que manejar muy bien el balón sino saber manejar todavía mejor la cabeza". Esto me hace recordar aquel año de 1978 en que yo ya era una especie de Abebe Bikila pero en blanco. Alguien que no sólo utilizaba la fuerza y la resistencia, sino que aplicaba la inteligencia para saber cómo dosificar la velocidad y, sin dejar de correr nunca, aprender a saber cuándo ralentizar la carrera, cuándo dar un "hachazo" para dejar a otros eliminados, cuándo imprimir más velocidad en los momentos que eran necesarios y, sobre todo, nunca quedarse parado para no perder el ritmo. A mi fondo de carácter genético nunca le faltó la velocidad necesaria de los grandes a la hora de correr cuando era importante correr: la velocidad en cortas distancias, aunque parezca mentira pero era verdad, la había demostrado en todos los entrenamientos del Banco Hispano Americano que realizábamos, entre semana, en el Campo del Gas de Madrid cuando existía la cancha de fútbol. En las pruebas de sprint salía más o menos en el grupo de "todos" pero a partir de la mitad del campo (donde se demuestra quiénes son sprinters de verdad, rebasaba a la inmensa matoría de rivales acelerando cada vez más y llegaba a la meta (unos 80 metros más o menos) siempre entre los tres primeros. Primero, segundo o tercero. ¿Era o no era yo capaz de correr en velocidad aunque lo que me significaba, sobre todo, fuese aquello de ser un corredor de fondo? Pues aunque muchos no se lo crean es cierto que manejaba muy bien ambas cuestiones (velocidad más fondo) y, a eso, si añadimos la capacidad de destacar en las distancias de mediofondista (que mantenía desde el principio hasta el final de los partidos), ya resultaba un jugador de fútbol totalmente completo; aquel pequeño Di Stéfano de la categoría de los "solamente aficionados" pero mejorado todavía más cuando demostraba ser también un excelente y sensacional guardameta (cosa que no hacía Di Stéfano). Sin embargo jamás le di importancia alguna a aquellos detalles porque para mí el deporte no era una profesión sino una escuela. ¿Comprenden la enorme diferencia entre ser alguien que vive del deporte y ser alguien que aprende del deporte? Es algo que muchos deberían de saber analizar. Y por eso solamente sonreía cuando algún ignorante lo pusiese en duda precisamente por ser un ignorante. Yo a los paletos nunca les hice caso.  También puede testificar de que todo esto es cierto el que fue jugador de fútbol del Real Madrid y del Rácing de Santander en Primera División, apellidado Barba, y un equipo completo de ciclistas (con lo duros y resistentes que son siempre los ciclistas) al cual le metimos "caña" venciéndoles por abrumadora mayoría. Los ciclistas se quedaron tan perplejos y tan "asustados" que nunca más nos pidieron jugar al fútbol contra ellos. Y los de "Ciencias", viendo que ya llevaban dos larguísimas temporadas perdiendo siempre que estaba yo en el terreno de juego, no quisieron alargar más sus derrotas con una tercera temporada y prefirieron "tirar la toalla" y quedar como amigos antes que seguir prolongando aquel "suplicio" infernal. Todo ello con toda la variedad de ambiente que os podéis imaginar: con calor, con bochorno, con aire, con frío, con escarcha, con lluvia, con tormenta, con barro, con charcos, con nieve, con temperatura primaveral, con arena, con orugas, con piedras, con ramas de árboles, o con cualquier otra cuestión climatológica y/o terrenal que penséis nunca nos pudieron ni tan siquiera empatar y nunca jamás dejé de jugar estuviese como estuviese la cancha de fútbol entre pinares. Muy cerca de la tapia de la Casa de Campo que daba salida hacia el pueblo de Húmera.  
Las últimas elecciones generales que han ocurrido hace poco tiempo en Ecuador ha demostrado dos cosas fundamentales: que Alianza País (haya o no haya habido trampas en las urnas aunque está muy demostrado que sí que las hubo) no es ninguna alternativa de desarrollo para el futuro de ese país y que el único y verdadero desarrollo de cara al futuro es solamente el Movimiento CREO que demostró ser el único de los partidos que presentaba un paquete de acciones verdaderamente progresista, de desarrollo bien planificado y de ofrecimientos que no sólo eran creíbles sino que eran ciertos que servirían para un futuro de esplendor para toda la república ecuatoriana. Además de que las urnas fueron manipuladas también es super conocido que infinidad de veces las masas populares, manipuladas con total descaro por quienes sólo buscan perpetuarse en el poder todo el máximo de tiempo que pueden, se equivocan a la hora de votar. Y se equivocan porque les meten miedo, porque les obligan a aceptar lo que saben que les está dañando la vida y la exitencia amenazándoles hasta con la muerte, porque muchos no comprenden que la única salida posible de Ecuador, para evitar que se hunda en el marasmo donde ya se encuentra Venezuela y se convierta en otra nueva república empobrecida donde son ultrajados todos los derechos democráticos por un dictador zafio, analfabeto, bruto y maleducado llamado Maduro que ni sabe lo que es ser un verdadero político democrático porque lo único que sabe es disparar a matar el mayor número de personas cuando la inmensa mayoría de la población venezolana está ya harta de sus "borriquerías" de carácter filocomunista y, por lo tanto, antidemocrática. Y eso es en lo que quieren convertir a Ecuador los de Alianza País. Se sabe, por definición, que la política es una ciencia para desarrollar el arte de gobernar bien a los pueblos. No parar vivir como dioses quienes dirigen el poder sino para que todo el pueblo viva más y viva mejor. Alianza País, en tan solo 8 años de poder, ha arruinado por completo a Ecuador, ha abusado de los jubilados y los más pobres, ha engañado a los migrantes retornados, ha abandonado a los minusválidos, han permitido que la delincuencia campe libremente por las ciudades y los pueblos, ha expulsado del país a empresarios extranjeros que estaban creando miles y miles de puestos de trabajo, ha ido abusando de los nativos de las selvas quitándoles todos sus derechos, ha amenazado con matar a quienes no piensan como ellos ni creen para nada en lo que ellos hacen. ¿Eso es el arte de gobernar bien a una nación mientras los líderes de Alianza ya están sacando billetes para escapar hacia países extranjeros para no rendir cuentas al pueblo español de su pésima gestión económica, de sus abusos de poder tiránico, de sus evasiones de capitales que han arruinado de nuevo a esta República, y de la verdad que tanto ocultan. Estados Unidos ya les ha dado el aviso, serio y responsable, de que dicha nación no les va a permitir que se escondan en sus territorios. La soberbia es la máscara de la ignorancia. Con esa máscara ha estado gobernando durante ocho años Rafael Correa Delgado y sus sucesores de Alianza País siguen usando la misma máscara pero todavía con mayor ignorancia si es que eso es posible. Este gobierno ni va a desarrollar el país de cara al futuro ni sabe cómo gobernarlo en el presente. Lenin Moreno Garcés es tan prepotente como lo fue Rafael Correa y junto con sus esbirros antidemocráticos de Alianza País seguirán hundiendo a la República de Ecuador hasta guiarlo hacia el fondo del pozo llamado miseria. Están dispuestos, igual que hace Maduro en Venezuela, a matar a miles de inocentes si es que es necesario. Si el comunismo ha fracasado en todos los países considerados como libres y democráticos, ¿se puede saber qué clase de desarrollo para el futuro van a traer los comunistas a Ecuador? Al final todo acabará con un "sálvese quien pueda robando todo lo que consiga" mientras el país se queda de nuevo destruido.    
Ya habíamos superado la adolescencia y Emilín había abandonado definitivamente el juego de las chapas. Se perdió lo más emocionante de toda su historia. Cada día Bonifacio, Máximo y yo, pensábamos en nuevos deportes y cómo hacer posible que fuesen jugados utilizando las chapas. Un torbellino de ideas nuevas para adaptarse a una nueva realidad. La juventud elevada a la máxima potencia de un juego que nos movía la pasíon. Y en lugar de buscar la apatía o el abandono preferimos elegir la magia de las emociones. Ya no sólo era fútbol, cicilismo en ruta, ciclismo en pista, ciclocross y boxeo. Aparecieron el balonmano, el atletismo (en algunas modalidades), la pesca submarina, ideas pensadas para el futuro tenis, el futuro baloncesto, el futuro golf, el ciclismo tras moto, incluso las carrera de motos, el esquí y hasta la natación o el casi imposible mundo de los toros. Pero el loco frenesí fue el hockey sobre patines.  Fue algo destellante, espectacular, como si un rayo de luz y de potencia energética nos hubiese aportado toda su carga y nuestras adrenalinas se subieron a lo alto de la cima de lo lúdico, de la emoción intrépida, del corazón galopando a un ritmo de tictac delirante. Porterías medidas para el hockey, una bola de mínimo tamaño y la enorme rapidez de nuestras manos respondiendo a los mensajes del corazón más que del cerebro. Por cada jugada un fogonazo, por cada movimiento una chispa. Valía marcar desde cualquier lado, el contacto físico era permitido como causa de aquella explosión que fue, ay Fabio qué dolor, el canto del cisne de un mundo fantástico. Jugamos un par de y veces y fue tan emocionante, tan esplendoroso, tan espectacular y tan explosivo que a Bonifacio y a Máximo les entró miedo porque no podían entender que una nueva forma de jugar era hacerlo al tope de todas nuestras posibilidades. Así que en la última etapa de una carrera de ciclismo campestre de 1967 dio por terminada una era inmemorable: la Era de los Juegos de Chapas. Aquel loco frenesí que había comenzado en nuestra primera infancia y se terminaba en nuestra primera juventud cuando se presentía tanto entusiasmo, tanta felicidad y tanto desarrollo de la imaginación que a Bonifacio y a Máximo les dio miedo. Yo quedé pensando. Y sé que en un muy próximo futuro hallaré el momento de volver a reír como un niño aunque sea con los ángeles de los juegos inmortales. 
Un día culaquiera de la primavera de 1967 inicié el comienzo de una pequeña amistad con un compañero de la Academa Cima de Madrid. Estudiábamos para Banca pero eran años en que en todos los barrios madrileños muchos grupos de amigos y amigas se unían para formar conjuntos munsicales del pop que tanto sonaba en las emisoras de radios y en Televisión Española. De aquellos grupos barriales habían surgido los más grandes y famosos de la música de la década. Así que un día cualquiera del verano de 1967 aquel compañero me confesó que le gustaría intentarlo con sus amigos y que si me unía a la idea. No me disgustó aquella posible aventura teniendo en cuenta que muchas chavalas estaban ya fijándose en cómo éramos sus compañeros de aulas. Le di un primer visto bueno indicando que me dedicaría, en principio, a ser letrista, compositor de letras que pudiesen servir, con los arreglos oportunos, para ser grandes canciones con grandes mensajes para la juventud del mundo del pop. Estabamos empezando a ser yeyés. En casa comencé con la tarea y así fue cómo escribí las letras de mis dos primera canciones juveniles: "Un día cualquiera" y "Existe una calle" además de adaptar a ritmos musicales algunos poemas de poetas románticos. Empezaría por ser letrista y quizás después me atrevería a aprender a tocar algún instrumento musical o hasta intentar educar mi voz como cantante porque el ritmo musical sí lo comprendía. Pero aquel año de 1967, cuando ya había terminado el Curso de Preuniversitario pero no había podido llegar a entrar en la Universidad (el gran anhelo que cumpliría años más tarde), mi madre estaba muy preocupada ya porque tendríamos que dejar nuestra vivienda para militares de Pizarra número 3 y no sabía cómo podría ir guardando algún pequeño capital para comprar una vivienda donde pudiéramos vivir toda la familia sin problema alguno. Isabel se casó y quedábamos los cuatro varones. Era por eso por lo que yo me planteé que sería una gran decpeción para ella, que alimentaba muchas esperanzas e ilusiones en que yo contribuyera a la compra de una vivienda para todo entregando mi sueldo en casa. Pero para ello tenía que hincar los codos y estudiar fuerte con motivo de aprobar oposiciones a Bancos.  Un día cualquiera de aquel otoño de 1967 decidí abandonar la aventura musical después de haber visto que quienes formaban el grupo estaban todavía demasiado "verdes" en lo musical y tenían muchos sueños pero escasas posibilidades de triunfo. Estuve en una ocasión en su barrio de El Batán y me gustaron sus fans femeninas. Pero no acudí al guateque donde se decidiría cómo formar el grupo musical y cómo hacer para que el éxito llegara pronto.  Un dia cualquiera del invierno de 1967 decidí dar una gran alegría a mi madre jurando que aprobaría todas las oposiciones a Bancos que fuesen necesarias para ayudarla a enocntrar una nueva casa. Ni mi hermana ni mis tres hermanos varones pusieron un sólo céntimo en la compra. Pero yo aprobé en dos Bancos y todos mis sueldos los entregué a mi madre que, de esta manera, pudo alcanzar lo imposible: con los sueldos de mi padre y el mío, en una cuenta corriente conjunta de los tres, en la Caja de Ahorros de Madrid, mi madre cumplió su sueño y yo seguí adelante; escribiendo poemas como el bohemio que había cumplido con mi deber. 
No me estoy refiriendo a ninguna especilidad originalísima de "bocata" de bar, cantina o cerveceria madrileña, sino que lo que sucede, a partir de 1968, es que ya los tres hermanos pequeños hace algún tiempo que estamos trabajando en entidades bancarias (Califa lo hace en el Banco Central, Fantini lo está haciendo en la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid y yo laboro en el Banco Hispano Americano después de haber estado en la Central de Ahorro Popular) y ya es hora de que nos toque la suerte (que siempre se la dieron a Gimi desde hacía ya bastantes años) de poder lucir "trajes a medida". Renovarse o morir. Y no nos quedó más remedio que renovarnos. A los tres nos sentaban los trajes a medida como a perfectos "gentleman" pero, mientras a Califa y a Fantini no les sirvió de nada para ligar con chavalas guays de verdad, yo aproveché el "tirón" de personalidad para batir a Gimi a la hora de conseguir empatizar con las más guays de todas las guays. Gimi se fue quedando atrás... atrás... atrás... hasta desaparecer de la memoria de todas ellas que ya estaban preocupadas solamente en saber qué iba a pasar con aquel chaval tan atractivo (además de guapo) en que me había convertido la vida bohemia.  Lo más paradójico de todo aquello de los "trajes a medida" es que no nos los confeccionaban en ninguna butique de moda sino en Casa Yustas, que nació en 1834 en la Plaza Mayor de Madrid, en el número 30, y estaba especializada en todo lo relacionado con las ropas y los objetos militares. ¿Cómo pudo un bohemio como yo superar todo aquello de hacerme "trajes a medida" en un lugar tan estricto y de normas sociales decimonónicas? Pues aunque muchas de las chavalas que me conocieron "ligando" con mis trajes "a medida" no se lo lleguen a creer del todo resulta que fue cierto. Superé las pruebas, me vestí tal como Dios manda, batí por completo a Gimi y, al final, seguí siendo tan bohemio como siempre para volver a vestir como yeyé inconformista y como rebelde por miles de cosas varias. Por eso cuando paso por "Casa Yustas" de Madrid, no puedo aguantarme la sonrisa, mientras me veo mentalmente vestido de futbolista del Estrella Olímpica por ejemplo. Fue verdad.
Adiós amigos compañeros de mi infancia. Ni fuisteis mis amigos ni tuvo ninguna importancia. Hoy yo vivo como Jesucristo quiere y tal como mi esposa lo prefiere. Mi infancia fue un período muy feliz a pesar de la "distancia" de los compañeros. Nosotros éramos una hermana y cuatro hermanos. Como todos nos llevábamos solamente un año de edad, no necesitábamos a nadie más para crear nuestro propio universo infantil. Felices porque estábamos unidos por los lazos de la amistad y felices porque éramos un número más que suficiente para crear y recrear millones de aventuras que vivíamos al tope de la alegría, el placer de ser niños comunicativos y no pertenecer al mundo de las vulgaridades, ni de las chabacanerías ni de esos "chulos de barrio" que nunca jamás se atrevieron a enfrentarse contra nosotros porque nos tenían miedo mientras nos miraban con los ojos llenos de envidia por estar tan unidos. Sólo nos retaron a jugar varias veces al fútbol y todas las veces les vencimos hasta por goleadas. Escarmentados por tanta derrotas cosechadas nunca jamás intentaron retarnos a nada. A nosotros sus patinetas nos importaban menos que un carajo. Nosotros viajábamos siempre montados en la magia de nuestras historias. Ninguno de los niños del barrio pudieron jamás aceptarlo pero sólo consiguieron encontrar la envidia mientra se sentían impotentes a la hora de querer superar nuestra unidad familiar que traspasábamos de inmediato a nuestros juegos y nuestras actividades cotidianas. Nunca fuí un niño triste sino todo lo contrario: un niño feliz que pasó por el Colegio Lope de Rueda de Madrid como un relámpago de luz. Algunos se dieron cuenta de que era especial; pero jamás me consideré superior a nadie salvo a la hora de plasmar ideas en mis queridos poemas y en mi no menos queridas redacciones escolares. Ellos necesitaban la compañía de muchos para intentar vivir. Yo tenía otra compañía mucho más alegre y mucho más divertida: la compañía de ese ángel que siempre me estuvo protegiendo regalándome horas y horas de felicidad. Siempre supe encontrar la sonrisa más adecuada para cualquier momento bueno o para cualquier momento malo. ¿Po qué nací siendo poeta? Porque la niña de las estrellas llegaría algún dia a encontrarme. Mientras tanto fui ese niño que, viendo películas de Joselito y su "banda del tutú", jamás necesité ser un pandillero de barrio para encontrar el punto exacto de mis emociones. Si tuviera que definir mi infancia la titularía como "ese espacio de tiempo que me condujo a la fe en mí mismo". Base esencial donde construí mi personalidad bajo la luz del sol, bajo el influjo de la luna y bajo el fulgor de las estrellas. Así que fui algo así como un protagonista de "Luces de bohemia" a lo Ramón María del Valle-Inclán. Luces que nunca dejaron de brillar y que jamás se apagaron durante aquella infancia feliz. Hasta me sentí satisfecho de haberme iniciado en los relatos como un niño "unamuniano" que superaba a los de la Generación del 98. O dicho de otra manera, un escritor con su propia idiosincrasia genial. Si alguien no lo consideró genial no es mi forma de ser discutir literariamente contra nadie. Sólo aprendí que, como dijo Anna Frank: "Qué maravilloso es que nadie necesita un solo momento antes de comenzar a mejorar el mundo". Por eso siempre me ha ido muy bien con las chavalas. Así que cierro esta página de mi Diari con un pensamiento propio: "Cuando sonríes durante toda tu infancia es que has alcanzado la cima de tus futuros sentimientos".   

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