Hay moscas volando indiscretaspor las fauces de un minotauro atolondrado. Bebo una cerveza.Hay muertes pequeñas aguardando en sucios callejones oscurospara clavarte su cuchillo en la yugular.Bebo otra cerveza.Norcorea declara la guerra en nombrede su peor enemigo que es…fuck you USA.Bebo otras cervezas.Cadáveres en mis venas, de mi abuelo, de mi tío.De tu puta madre. De una sirena desnuda en el calendario de los tritones mecánicos.Bebo muchas cervezas.Hay cuadros, figuras de arte, masturbaciones abstractasde un espíritu insatisfecho en la cara de la cultura.Bebo cerveza. ¿Dónde están las moscas que me susurraban poemas de amor?Los niños mueren descuartizados por sus padres.Bebo cerveza.Puede que mañana, ese mañana que no existe,escriba un poema decente, un poema sobrio.Deslizaré mi pluma como un cuerno de torosobre la espalda desnuda de una mujer…Pero ahora bebo cerveza.Sé que soy una basura, una basura que no deja de perder,y me emborracho como cuartada,digo, no soy bueno porque estoy borracho,ya verán cuando esté sobrio… Pero no. Soy una basura, una basura inmunda,todos triunfan, van por allí con sus autos zapatoy sus casas de infonavit, tienen hijos listos, parejas decentes y trabajadoras, dinero,vacaciones, prestaciones de la ley, televisión,internet de banda ancha, césped, bolsas negras, y yo aquí con mis fracasos, con mi pereza, con mi hastío del mundo y con cerveza para seguir bebiendo. Sé que el mundo tiene sed, yo no.

Hay un jardín en tu boca, de besos oceánicos, de abril descarnado;un poema que susurra a los ángeles en las venas, como una droga taciturna, como la noria de un sueño en el suspiro de un amor imposible. Tan fugaz la vida, los meses, los días, el sol.No hay nada nuevo bajo el sol,el sol es el que es nuevo.  Y tus manos tiemblan, y tiemblan tus muslos, la noche resbalando su rocío por tu espalda, y la mañana perpetuando el crimen. Hay un jardín de cerezos en tus sexo, una comunión secreta con el infinito. Hay versos dormidos en hojas secas, tibias caricias en las raíces de los árboles, humedad en sus troncos perfumados, hay pájaros ebrios de tu nombre cantando en las copas, brindando su vida.Hay un jardín en tu vientre y en tus brazos, y yo te beso entera, dulce, secreta, derramada; el nudo de nuestros cuerpos iluminado por la primera luz del día. Tu cuerpo, sudoroso y sereno, descansa a la orilla de la savia y de la resina. Hay un jardín que es un poema en la punta de los dedos, de abril suicida, de espuma seca en el alma, de tristeza partida en dos.

"esse est percipi" BerkeleyTu ausencia es quemar, con hielo, mi suerte,es hundirse a todos los precipicios,es abrigar a puños los vicios,es existir, viviendo tu muerte.  Tu ausencia es quedar perdido sin verte,es mirar lo piadoso con malicios,es enjuiciar la sangre sin juicios,es suicidio de tanto quererte.  Tu ausencia es dejar de ser para serte,es desvalijar ante el estropicio,es cambiar de bonito a Picio,  es tener sin, por un lapso, tenerte,es llevar la vida por el prejuicio,¡Tu ausencia es mi ausencia, es mi muerte!

¿En qué oscura galería sin palabras tendrías que encerrartepara no sentir, encerrada en la saliva de mi alma,que desbordo tu imagen desnuda en la conciencia de mi pupila?¿Cómo podrías evitar, con qué invisibles barreras,que bese tu sangre con mi sangre,y que el cielo se cuartee con alas de recuerdo de cada centímetrode tus senos?¿Cómo podrías evitar que te dé latigazos con mi mirada,que intuya tus labios en una balada de pasión y carmín, tiernamente delineada, como el suspiro de un ángel agónico?¿Cómo escaparías de mi voyeur instinto,y cómo podrías dejar de tocarte, cuando sabes que te miro,cuando sabes que me toco, cuando abres a propósito esa cortina,cuando nos aburrimos en esta vecindady dejamos que los fluidos se precipiten al frío cemento?

 Ahora que he de confesar mis multiples masturbacionesy los sueños en que sexualmente dejas una heridahe de evitar las siniestras abreviacionesy llorar porque no eres mía.Ahora que vengo a confesarte mi amor tan desesperadopor ser tú la que conoce el origen del universo,te dejo mi corazón tan pinche abolladopor romperlo en cada verso.Ahora que te confieso mi admiración de poeta frustradoa tu belleza que es lo único bueno del jodido mundo,también confieso estar espiritualmente castradosin tu beso tan poéticamente fecundo.Ahora vengo a confesarte que te quiero más que a la pitufinamás que a Rei Ayanami, más que a mi valapukmás que a mi shot de morfinamás que al facebook.Ahora vengo a confesarte que estoy sin letrasllorando triste y solo en una sucia cantinabrindando por tus tetas¡a tu salud Janinna!

Quiero viajar en mi tren de letraspor tu mar vítreo.Quiero sentenciar tu nombrea cadena perpetua en mi corazón.Quiero delirar, como un loco,la deLírica de tus besos.Quiero viajar en mi barco de letraspor tu dermocorazón.Quiero que tu imagen entre en mícomo si yo fuera tu espejo.Quiero metamórfearmeen tu líquido termal.Quiero expandir mi concienciacon una pastilla de tus nervios.Quiero inyectar tus estrellasen mis venas circulares.Quiero viajar en mi cohete de letraspor tu Universo vítreo.

A Pamela, la puta teibolera... Tomó la escalera, iba a descender por la vagina de la mujer gigante. En unos minutos estaba ahí y se dio cuenta que toda la sabiduría de los humanos era una farsa. La verdadera sabiduría estaba ahí, en ese lugar de cuerpos destazados y sangre nueva saboreando la sangre ya podrida. Ahí habían evocado todos los espíritus del averno y también los del cielo; todos tenían que pagar tributo. Había moños gigantes hechos de corazones. Había perros que ladraban luces y sombras, fotografías, imágenes, símbolos, colores. Había hombres-bomba que, cuando explotaban, nacían estrellas en aquel cielo tan cercano, que cualquiera se podía masturbar con una nube.Ahí no se podía hablar de dioses ni demonios, todos éramos iguales, todos teníamos que rendir tributo. Algunos se arrancaron la lengua para con ella dibujar corazones en el piso de aquel lugar. Algunos, cual globeros, hacían figuras con su alma: caballitos, bicicletas, caritas, lunas… Ellos tenían los ojos blancos, parecían zombis con su ropa sucia y su cuerpo lacerado y sin vida. Otros se acicalaban en las paredes, sin parar, maquinalmente. Otros se hundían en el canal de líquido termal que por ahí corría; se hundían mientras su mente parecía estar en profundas reflexiones. Otros, ebrios, cantaban y bailaban, mientras hacían una fogata con su aliento. Unos pocos, los menos, recitaban poesías de Venus a las pequeñas dunas de ese lugar.También había dos mujeres en ese lugar. Tiempo después él se dio cuenta que eran la madre y la abuela de la mujer gigante, ambas estaban desnudas, una etérea aura de olor las cubría. Esas mujeres lo maravillaron; pero más lo maravilló y lo espantó el hecho de que todos aquellos personajes, incluyendo las dos mujeres, tenían su mismo rostro. Había hombres flagelándose, comiendo, bebiendo, sembrando besos, orinando lágrimas, eyaculando velocidades, suicidándose, matando, jugando a las canicas con canicas de lumbre, fumando pestañas, pintando rojo, bañándose en sangre, bautizándose, mutilándose, rezando, siendo. Todos ellos tenían su  rostro, el mismo rostro de él. Él estaba ahí sólo para percibir. Tomó su escalera y salió de ese lugar. Caminó rápido, casi corriendo, hacia el ojo derecho de la mujer gigante. Ella lo miró, lo llevó a su pecho y lo durmió con dulces canciones de cuna.

Briznando la brizna briznantela piel del oso, flor de elefante.tragando vidrios y espadassobe una cuerda floja¡que es tu nervio!y está rojo de sangre, resbaloso,la luna te corta la garganta,gata de noche, lata la lata.Desvirgando los hilos de saliva,los canales de los espejos,por donde te llegaban los sexos.Besos de sexosen los huesosrevientan los sesos.Mi único farotu faro mi falo.Tus besosen mi intestino delgado...¿será el destino del pecado?es el niño dios, hijo de puta,que déjamos ahogado.Quiero usar mi sombrero de gánstery mis pistolas de aguaque traigo cargandoen la poca cintura que deja mi panzota,la luna, la otra,dispárame tu cuerpo.Voy tejiendo mis neuronasen tu alfombra voladorapara que vueleshasta mi licuadora violadora.Vente, quiero tu líquido vaginalen mi garganta, bendita hada,en tus alas¡que me lleve la chingada!abraza el tatuaje que tatuéen la piel del viento,abrázame desnudafuera lo que va pa fueratírame como una cualquiera.Dispárame hacia tu universoque mierda el platano el versola quijadalo perversoblancanegraverdecafétequilaTe espero en la ezzzzquinacon mi cohete de dietaminapara llevarte a conocer los fantasmas del rayohayo hayo hayo hayo hayo hayola médula de la sombra y la luzinstante.

"Pero creo que mi soledad debería tener alas"Alejandra PizarnikIAhora que te han noqueado, que lanzas aves de sangre, que vomitas tu alma, envuélvete en un papel arroz para fumarte toda la noche, para lanzarte, hecha humo, hasta aquella luna, distante, lejana, estúpida, a la que dedicaste tu vida. Tus pechos firmes, tu pubis de triste miel, la saudade que tomabas cada mañana, tu licuado de nervios y pastillas ¿dónde quedaron? Enterrados bajo el agua de un pozo llenado por tus lágrimas. Quedaste convertida en algunas palabras que todavía recito. Pero has sido vencida, pronto morirás, o ya estás muerta. Quizá estés sobre tu cama, masturbándote con un cuchillo, haciendo música el infierno. Convertiste en arte, no lo dudes, las formas de la melancolía. Sólo a ti te vi cabalgar en un caballo onírico con el culo al aire. Hiciste erótico el llanto. El mundo renació en tu mirada. Y (podré confesártelo ahora), cuando me mirabas, con esa puñalada de percepción carmesí, hacías de mis tripas una flor. Ahora, maldita hora ahora, en esta oscuridad, busco los últimos ecos de tu voz. Busco todavía tu brujería, ese ataráxico danzón, que me convertía en pluma, hoja y poesía. Te invoco en este aquelarre, en esta orgía medular, para que aparezcas semi desnuda, con tu garrafón de palabras, para ahogarme dentro de ti. Ven. Voy. ¿Eres yo? ¿El espejo que me refleja? Quiero sacudir el hielo de mis botas, dejar de estar aquí fumando tu último beso, quiero dejar de llorar, pero me rompiste por dentro, me rompiste cuando te rompiste, Alejandra.IILo que te pasa -le dije- es que tu muñeca, sin un ojo y desgarrada, está, en aquel rincón, tejiendo el Otoño

Demasiado amor hasta para un bolero,y la rueda esmeril de la distanciaafilando la tristezaque me corta el cuello.En mi vena yugular hay una galaxiay todas las constelaciones tienen tu nombre,La termohidráulica de tus palabrasda agua caliente y electricidada la ciudad que hay en mi alma.Por mis entrañas navegan pequeños barcosdonde tus sonrisas son los capitanes.Tu amor es un rayo de solque entra por la ventanaderritiendo la nieve de mi casa tan fría.Demasiado amor hasta para un boleroy los besos se drogan de ansiae infectan la salivadel te quiero.En mi espina dorsal hay una postalcon las huellas dactilares de tu mirada.Y en el nombre de mi espíritu santose van tejiendo las redespara pescar al amor con tus palabras.En el via crucis de mi sangrehas crucificado al dolor, tú, mi única religión.Tu amor es esa voz que va rompiendo la cárcelde soledad que encerraba a mi imaginación.Tu amor es la exacta melodía de la canciónque hace girar las ruedas de la bicicletade mi corazón.Demasiado amor hasta para un bolero,y con esta hoja en la mano,aquí te espero

Soy una lluvia de estrellas fugaces cayendo en tus piernas. Me levanto del cosmos y muevo mi cuerpo, me meto dentro de ti, y me sacudo todas las luces de mi ser, hasta iluminar todas tus venas. Soy la comunión. Soy la luz oscura que muerde tu médula. Soy una brizna  de sueño, entrando por tu boca, masturbándote besos, eyaculándote caballos de dulce plasma.Estoy arriando mis espectros, para tatuarlos en tu piel, para que vivan eternamente besándote la piel. Corren mis dedos a la velocidad de mis ojos, y mis ojos son mis dedos y mis dedos mis ojos. Te miro, te toco. Estoy robando tu cuerpo del sarcófago, estoy dejando en su lugar un puñado de miedos. Ven. Vente. Abre tus piernas y quémame con tu manantial de dulces mariposas.  Estoy rodeando tu cuerpo.Levántate, levántame mi amor. Enséñame el amor. Ya sanaste mi alma con tus palabras. Ahora déjame existir en tus manos, en tus caricias, en tus besos. Hagamos infinitos los instantes, porque es lo único que podemos hacer infinito. Bébeme y déjame beberte, elixir sagrado, mi rebelión contra el mundo, mi reconciliación con el MUNDO, mi espacio, mi tiempo, que se extiende y contrae inescrutablemente. Mi curita, mi descanso, mi aspirina, mi bálsamo, mi ansiolítico, mi barbitúrico, mi psicosomático espíritu. Mi punto de escape. Mi percepción que me percibe. Mi cielo… Simplemente me haces feliz.