Tus ojos son dos luceros,
tu boca un panal de miel,
tu cuerpo es la cumbre al cielo
y me estremezco por él.
 
 Mirarte es una pincelada
a mitad de un atardecer,
es como estar escuchando
un famoso tango de Gardel.
 
Con una copa de vino
o una taza de café
así me siento perdido
en tu beldad de mujer.
 
Con tu asimétrico estilo
imposible de olvidar
eres la representación gráfica
de un paisaje natural.
 
Tu esencia es como la lluvia
en una estación invernal y
tu sonrisa el adagio
de un campo primaveral.
 
Tu belleza me cautiva
no lo puedo controlar,
se aprecia como el reflejo
de la luna sobre el mar.
 
Me gustan los versos
que tú me inspiras
son cúmulos de nieve
azucarada en la neblina,
pequeños estímulos
emocionales, reflejo del
alma en grandes cantidades.
 
Una gema brillante
como pequeñas estelas,
un diamante,
lámparas de fuego o quizás
nubes gigantescas de deseo,
relámpago y trueno, tu eres
la descripción fiel y exacta
de lo que veo en el espejo.