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Publicado en Mar 30, 2013
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I
Hay momentos en la existencia en el que disipas la decisión de poner punto final a algo que te entristece o te hace daño  o en mi caso un atisbo que extravió por completo la manera de percibir el mundo o la concepción que tenias sobre como vivir en el, sabes cuando llega ese momento en el preciso instante en que vez como tus días se transforman en años cargados de emociones para nada paupérrimas, alejados de ese ser que exultas idóneo, y tus años se convierten en distorsionadas labores de supervivencia sin sentido, emocionalmente extintas, desgastadas y heridas. Esa tarde me aleje cuanto pude de ti, tenia que separarme de tu instigadora presencia que avasallaba mi seso y hacia tiritar mis rodillas, camine tanto como pude a través de todo el campus, subí unos escaloncillos, eran veintinueve, los conté de una elaborada y primorosa escalera de madera que daba al segundo piso del salón de música, donde la coral de la universidad concluía sus ensayos, me refugie detrás de un piano a esperar que ellos salieran. Entre los recesos de cada clase me gustaba ir a pensar en ese lugar, era algo así como mi escondrijo íntimo, el aire electrizante que dejaban los cantantes y la injuriosa asechanza del maestro sobre cada nota que se interpretaba luego de cada ensayo era muy artístico y emanaba poesía en cada rincón del recinto.
Todos se fueron excepto el jocoso profesor que analizaba el avance de las prácticas.
—Te a gustado el ensayo dijo sin siquiera voltear, de seguro me había visto al entrar pensé.
—No pude escucharle, aunque anteriormente si lo he hecho y no suena mal
—Por que tus oídos son burdos hijo, solo percibes lo superfluo ¡cuanto daría por ser así de mediocre y no sufrir tanto por la incompetencia!
Me asombre de verdad parecía desquiciado, rascaba su cabeza y no paraba de ver el reloj, pero no me disguste por lo que decía le comprendía. —Acaso desafinan agregue.
—Créeme cuando te digo que todo esta mal; a mi edad y con tanta práctica ya oír una nota discordante tiene la misma similitud al oír los pensamientos de las personas  y vaya que tú los traes alborotados ¿que te aqueja amigo?
—Tú hablas con la verdad, pero mis sentimientos son tan comunes como ver un búho en pleno vuelo a media noche.
—ya veo, no es conveniente que reprimas tus sentimientos de esa forma, es similar a mantener una fiera en cautiverio se contempla mansa pero su alma desarrolla ira implosiva y esa implosión te puede destruir.
—Soy consiente de lo que dices
—Apacigua un poco tus sentimientos, con algo estimulante te gustaría ser parte de los ensayos necesito sentimientos como esos para que esto pueda fluir consecuentemente.
Solo asentí con mi cabeza, y le di a entender que lo pensaría, aunque seria lo mas obvio que mi respuesta tendría que ser negativa, en medio de tanta tribulación no podría cargar con mas responsabilidades soy muy circunspecto en cuanto a la realización de actividades me caracterizo por tener el compromiso como principal principio, desde que recuerdo, se me enseño que el compromiso era la base de todo comienzo y la alegría de todo buen final.
—Se que no vas a querer participar, Dijo. De nuevo el hombre colocaba en evidencia mis pensamientos con una estuosa seguridad de saber lo que decía, cruzando su mirada con la mía, puso en evidencia su rostro que proporcionaba una sensación cálida al igual que proveía  la impresión de ser un hombre dulce, claro que sus palabras eran contrarias a su apariencia eran acertadas, precisas y tajaban la realidad como una daga afilada.
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Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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