Ha pasado una semana desde tu partida,
el dolor de no verte aún no ha cesado,
siento ganas de llenar este vacío y no puedo,
veo tu asiento y creo que nadie podrá ocupar tu lugar.
 
Me sigo despidiendo a solas como el último día,
la vida debe continuar sin ti, pero algo me detiene,
en el camino me doy ánimos para seguir,
por momentos siento que lo lograré, pero todos me hablan de ti...
 
Y vuelves a aparecer en todas las cosas,
apareces en el viento como un susurro,
transformando mis sueños en posibilidades,
apoderándote una vez más de mis sentimientos.
 
Ayer hablé contigo, sintiéndome un poco más cerca de ti,
imaginando que por teléfono la distancia no existe,
que tu voz es el instrumento perfecto que tengo
para traerte de nuevo aquí donde en tu lugar ESTAS AUSENTE...