Decirte  aquella palabra desde el corazón…
y es que no sólo es una palabra, ¡es un sentimiento!
¡Ni vano ni eterno! Es lo que es y nada más.
 ¡Cómo me gustaría decirte te quiero! ¡Gracias! ¡Eres mi cielo!
Sin embargo, el mundo da vueltas y eres si acaso un conocido que procura de mí.
Mantienes tu ternura distante y mi soledad se acompaña de mí y nada más.
Cómo son tan bellas 4 letras; que son un héroe, un ejemplo, la fuerza, la energía,
un guía, un amigo, el defensor, un protector, un rey con su princesa, un pañuelo,
 un sabio…¡un sueño!
Y ¿qué soy yo? Una responsabilidad, una obligación, un deber,
la sombra en el rincón, lo último en tu lista, el valle lejano,
una nube  gris en tu cielo de amor, la roca en la profundidad de tu mar …
un estorbo ¿no es así?
La espina clavada, que aunque ya no se encuentra me dejó marcada,
es una herida que no sana, no cierra… Tu tiempo sólo de ella  ¡De ella!
Tus brazos… para ella ¡Para ella!
Tu calor, tus besos y más de la mitad de tu amor, de tu ser son ¡Ella y nada más!
Dime, ¿Qué privilegios goza ella para robarte de mí?
¿Qué no te das cuenta?
¿Yo? Tu sombra olvidada, tu sombra pesada, tu sombra negra,
tu sombra inmunda y mefítica que quisieras sólo olvidar,
aquella sombra fantasmal de un pasado que te persigue y no puedes dejar…
estás atado  a mí… siempre lo será.
¡Qué envidia me da! Quisiera ser ella un día para que cuidarás de mí como antes lo hacías, para que me contarás de ti como solías; platicar y sentir  tus latidos…
pues lo  he olvidado. Sigilosos recuerdos tuyos me acechan, no siempre, pero cuando llegan duelen.
Cómo quisiera poder decirte ¡Te quiero! ¡Eres mi cielo! ¡Eres mi fuerza!
¡Gracias papá por ser lo que eres y nada más! ….
Sí, ¡Cómo me gustaría!