Como una medusa prensada entre tablas
, siempre repitiendo su nada Sonora,
Caminando descalza como las azucenas
Con silencio de arbol cansado.
¡Anda salvame de la vigilia esteril!
Llevame a la ribera de tu playa azulada
Para abrir los laberintos
donde se depositan los deseos
Y acurrucarme en los pastos
De la sinfonia pristina.
Al compas del olvido de los pequeños dioses
Traspasada de distancias
agolpada de tristezas,
nostalgias arrebatas de un naufragio
Trepidando cadenciosamente entre sollozos.
Salgo a buscar tu nombre
Y de nuevo, allá se divisa
un tren Cargado de distancias,
Y yo agrupada de silencios ruidosos
Para inventar la realidad de algo que no acontece.
Erigiendome aquí,
 
en la planicie de mi soledad
Donde ya no hay más tregua
Que paredes impregnadas de humedad
Y un torbellino de tardes angustiantes
Luchando contra este devenir angosto.
Inusitada ternura con la que pienso,
Con la que te sueño,
en este cronotopo del tiempo
De un pasado que no tiene retorno
Ahora tendre que reciclar los viejos trastos
Que componen mi historia y crear un nuevo ciclo.