Abandono
Publicado en Mar 16, 2013
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Estoy decaído, harto de mí.  
"¿Se puede estar harto de uno mismo? ¡Desde luego! Es lo peor que te puede pasar,
¿lo puedes creer? Lo creo porque lo estoy sintiendo y no encuentro la manera de
revertir esta condición.".
Dejé la pluma a un lado de la hoja recién garabateada. Me asomé por la ventana y la
vi acercándose. Caminaba con desgano.
"¿También está harta de sí? Sería el colmo que en una familia hubiera dos desconsolados
al msmo tiempo.".
Llegó hasta el portal, pero no tocó. No alcanzaba a ver qué era lo que estaba
haciendo y empecé a inquietarme. Había transcurrido el tiempo suficiente para
que se anunciara, pero no lo hacía.. Pensé en bajar y abrirle, pero eso no iba
conmigo. Tendría que esperar a que por sí sola se decidiera a entrar.
Cuando escuché como introducía la llave y la giraba, me tranquilicé. Después, con toda
claridad, oí sus primeros pasos dentro de la casa, pero no me moví. Esperaba
que subiera a saludarme. Sin embargo, no avanzaba, ni siquiera cerraba la
puerta.
"¿Qué le pasa?", me dije en voz baja para que no me escuchara.
Por fin oí que cerró la puerta e inició su ascenso. Avanzaba muy lentamente. No me
moví de la ventana. Simulé que seguía observando la calle, pero en realidad
estaba muy al  pendiente de cada uno de
sus movimientos.
La puerta de la habitación siempre la dejo entreabierta.. Sentí que setaba afuera,
pero no alcanzaba a verme, ni yo a ella. Así estuvimos un rato, como si ninguno
de los dos quisiera mostrarse o revelar abiertamente la ansiedad del
reencuentro..
Finalmente, fue ella la que cedió. Abrió la puerta con una lentitud escalofriante, como si
pretendiera que no la percibiera. Ahora la puerta estaba abierta completamente,
pero no entró. Fue entonces que volteé esperando sorprenderla, pero el
sorprendido fui yo, ¡no había nadie!
Corrí hacia el pasillo, me asomé desesperado mirando hacia ambos lados, pero estaba
vacío. Estaba solo en la casa, exactamente igual que como hacía más de un mes.
Ya  no me desilusioné.
Regresé a la habitación, tomé la pluma y sólo escribí, "Empecé a enloquecer...". Volví a
dejar la pluma y de nuevo me paré junto a la ventana. La calle estaba completamente
vacía.

Para cuando salí de la casa, ya había obscurecido. Anhelaba convencerme de que nunca
volvería, simplemente porque había sido una decisión voluntaria.
Una vez en la calle, me dirigí hacia la parte más obscura. Mientras caminaba recordé que no había recogido ni la pluma ni lo que acababa de escribir,
"Tal vez regrese, vea  lo que escribí y, por qué no, se convenza de volver" .
Seguí avanzando y ya no volví la vista.
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Foto del autor Juan Carlos Maldonado Garca
Textos Publicados: 109
Miembro desde: Jul 09, 2009
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Descripción

Una leve experiencia de lo que puede ser la traicin de los recuerdos que liberan nuestros deseos al grado de imaginar lo que ya no es y lo peor, que ya no puede volver a ser.

Palabras Clave: Recuerdo nostalgia soledad abandono.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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