Que gratos recuerdos del pasado que traen a mi mente hermosos momentos que sé con absoluta certeza quedarán por siempre en mi corazón hasta el último suspiro de mi vida.
 Me huele a café fresco recien colado de mi abuelita, un aroma tan exquisito que evoca mi niñez; corriendo en el patio , jugando con otros niños de mi edad y al entrar a la cocina sobre un fogón de leña, el café humeando y expidiendo ese aroma  mmmm lo puedo sentir, y a mi abuela sonriendo con la dulzura que siempre la caracterizaba.
Me huele a campo, a tierra humeda;  y los recorridos que haciamos con mi padre por el bosque mas cercano, podia sentir  la humedad de los arboles y la sutil frescura del rocio que caia  de tal manera que experimentaba un poco de frio, aire fresco, pero me hacia sentir realmente viva y en unidad con la naturaleza; haberlo vivido hoy para mi es un verdadero regalo.
Me huele a mango y con ello las travesuras que haciamos cada vez que ibamos de vacaciones donde mis buelitos maternos, muchos mangos aún en el suelo por la gran cosecha y todos untados hasta el pelo por que haciamos montocitos para comer hasta quedar satisfechos.
Me huele a lluvia, agua bendita  de una cascada y ese espectacular ruido que hacia al caer, sobre todo en las noches, no podia dormir por que era fuerte y aunque me producia un poco de temor aprendí a amar ese sonido que despues me hacia dormir en una paz absoluta y maravillosa.
Me huele a noches donde el perfume de un árbol emitia su olor fragante y envolvia todo el ambiente haciendo que todo fuera especial e inolvidable, divisaba a lo lejos el horizonte reflejado por una hermosa luna, y el silencio santo que cubria todo al rededor como algo lleno de magia.
Me huele a mi madre y hermanos comiendo juntos una cena sencilla de campo, pero felices como si tomaramos el más rico manjar que pudiese existir.
Me huele a estiercol de ganado, pues al levantarme en las mañanas era lo primero que percibia, con toda razón pues mi padre estaba en seguida ordeñando vacas  y lo primero que hacia era ir a observar como la leche salia y su calidez al tocarla, un verdadero milagro.
Me huele a tantas cosas que traen recuerdos de espacios ,personas, momentos de la vida que vale la pena llevarlos en el corazón.
Increible como con el paso del tiempo dejamos de disfrutar lo sencillo, lo valioso que tenemos al rededor y nos enredamos en la vida con cosas que nos roban el vivir conscientes diariamente.