El Baile Final
Publicado en Mar 13, 2013
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Esta todo oscuro, no hay una sola luz, pero por alguna razón la chica no tiene miedo. Esta ahí, parada mirando quien sabe que. Esta descalza, por lo que siente el frio en las plantas de sus pies. El frio que viene del piso que es lizo y resbaladizo. La chica lleva una capa que la cubre de pies a cabeza. Una capa negra aterciopelada que le acaricia la piel donde no lleva ropa.
  De repente una luz blanca, que casi ciega, ilumina el lugar, un escenario de teatro. El suelo es negro y brilla, refleja todo lo que haya sobre el. Las cortinas de terciopelo son negras, altas y pesadas. Están abiertas. Los asientos también son negros pero no hay nadie en ellos, parece que nunca nadie se sentó en ellos. Las paredes son del mismo color que todo el lugar lo que provoca dos efectos. Uno es la inmensidad, que este lugar no tiene fin. El otro, provoca un sentimiento de encierro. La chica sigue ahí parada, es difícil encontrarla, la capa la cubre tan bien y ella esta tan inmóvil que parece que no estuviera ahí. La luz blanca ilumina el fondo del lugar, negro también, pero después desciende a la chica.
  Ella reacciona. Levanta la cabeza y se ve su cara. Tiene la piel blanca como el mármol y tiene un aspecto de ser tan suave como el terciopelo del que esta hecha su capa. Tiene unos rasgos delicados y dulces, una cara con la que puede lograr lo que quiera. Tiene unos grandes ojos del color de las avellanas tan intenso que deslumbra. En ellos tiene un brillo de inocencia. Sus labios están entre gruesos y delgados y son un rosa claro, muy pálidos. Su nariz es recta y pequeña, delicada. Es toda una muñeca de porcelana. Tiene el aspecto de ser sumamente frágil. De que cualquiera que la tocase puede romperla. Sus manos parecen moverse por debajo de la capa y de repente la capa cae al piso, dejando a la chica tan expuesta e indefensa. El resto de su cuerpo tiene la misma piel blanca y suave. Lleva un vestido del siglo 18. Es de color azul como la noche. Se ciñe a su delgado cuerpo, como si hubiese sido hecho solo para ella. Su pelo es del mismo color que sus ojos. Muy lacio y le llega por debajo de la espalda.
  Sin previo aviso la música empieza a sonar. Viene de todos lados y de ninguno a la vez. Es una melodía sin letra, suave y delicada. La chica empieza a dar vueltas por el lugar. Unas vueltas pequeñas y perfectas, en ningún momento se salen de su lugar. Hasta que tropieza. Ella tropieza pero no emite ningún sonido, nunca llega a caer. Unos fuertes brazos la tienen agarrada. Detrás de ella hay un hombre. Debe tener unos 21 años. Es mucho más alto que la chica, que ahora, parada junto al chico demuestra que su estatura debe rondar alrededor del  1,65 o 1,70. Pero el chico ese debe estar por el 1,85. Cuando la chica ve quien la tiene agarrada sonríe. Deja ver unos blancos dientes delicados. La sonrisa queda tan hermosa con ese rostro que el chico quiere lograr todo para que no desaparezca.
  El chico es alto y musculoso, lleva un traje del siglo 18, igual que la chica y sus músculos resaltan. Tiene un pelo castaño con algunos destellos rubios y le llega por la nuca. Su piel es clara, no como la de la chica pero aun así clara. Sus ojos son marrón como el chocolate fundido y sus labios son un poco más gruesos que los de la chica. Estos tienen un color rojo como los pétalos de las rozas, como la sangre. El chico endereza a la chica y la gira hacia él. Pone una mano en su delgada cintura y con la otra toma la mano de la chica. El brillo en los ojos de la chica cambia a uno aun más brillante. En ellos se refleja tanto amor y pasión que parece extenderse por todo el lugar. Y los ojos del chico son iguales. La música sigue sonando y ellos empiezan a bailar un vals. Ambos parecen flotar, se mueven con perfecta coordinación, como si hubiesen pasado toda su vida practicando. En un momento el chico pone su otra mano en la cintura de la chica y la levanta por los aires, haciéndola girar. Cuando la baja la chica cae hacia atrás pero otra vez no cae. Ahora la sostiene otro hombre.
  Este hombre es alto como el otro pero rubio como el sol y sus ondas le llegan hasta la nuca. Su piel es igual de blanca que la de la chica. Sus ojos son rojos como la sangre, igual que sus labios que sonríen y dejan ver unos dientes blancos y afilados. Tiene mucho parecido con el otro chico, lo que los diferencia son sus caras. El chico de ahora tiene un aspecto dulce pero por la mirada en sus ojos demuestra lo contrario. Deseo, eso se refleja en sus ojos. Pero cuando sostiene mejor a la chica ese brillo cambia al uno de pasión y amor, como el otro chico. Va vestido de pies a cabeza de rojo, con una capa en su espalda que ondea, aunque no haya ni una briza corriendo. Es todo un ángel, o al menos lo era. Y la chica lo sabe.
  Pero no es solo el hombre que cambio, la chica también lo hizo. Su cuerpo es igual, su cara también pero su pelo es unos tonos más oscuro y sus ojos ahora son rojos, como los del chico. Lo rosa pálido de sus labios desapareció y fue remplazado por un rojo sangre. Su sonrisa sigue, pero ahora tiene un toque de picara y malicia. Ahora sus dientes están afilados. El vestido fue remplazado por uno rojo mucho más atrevido. El hombre extiende sus brazos y los de la chica. Tienen las manos unidas y lentamente, dejando el brazo de la chica en alto, hace que su brazo descienda por el cuerpo de la chica hasta su cintura. El chico empieza a girar con ella en la misma posición. La atmosfera del lugar es diferente, ahora esta lleno no solo de amor y pasión, sino de deseo, poder, maldad. Son dos diablos. Finalmente el chico la baja y la envuelve en sus brazos y la hace girar lejos de él.
  La chica es atrapada por un tercer hombre. Uno alto y no tan lleno de músculos como los otros pero aun así pueden sentirse sus músculos. Tiene un pelo marrón lacio por la nuca. Sus ojos son marrones y reflejan la adoración que siente por la chica. Su piel es de un rosa bebe y tiene una sonrisa aniñada y cariñosa. Parece el más normal de los 3 hombres. Va vestido de pies a cabeza de negro y cuando esta seguro de que tiene a la chica en sus brazos la sujeta fuertemente contra él. El chico pone sus manos en la cadera de la chica y ella le rodea el cuello con sus brazos. El ambiente se llena de ternura y comprensión, el chico piensa conocerla, piensa que sabe todo de ella y solo quiere ayudarla, pero él no sabe toda la verdad. Empiezan a menar las caderas suavemente y finalmente la chica se separa de él y vuelve al medio de la pista. Mientras bailaba con el tercer hombre su forma volvió a cambiar, su pelo  había aclarado un poco y sus ojos eran marrones, no como el avellana de antes, sino con un leve tono rojizo. El vestido rojo ya no estaba sino que ahora tenía una pollera y una musculosa negras.
  Cuando vuelve a estar sola en medio del escenario se da la vuelta y mira a los tres hombres. Todos la miran llenos de amor y esperan que vuelva a sus brazos. Pero ella no lo hace, simplemente se queda ahí parada, mirando, dejando que el tiempo la consuma. Hasta que no queda nada de ella. Al final, lo único que resta de ella es su capa. La luz blanca del lugar se apaga para siempre, al igual que lo hizo la chica.  
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Foto del autor Flor
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Descripción

Palabras Clave: Cuento

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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