GAMERO Ocho generaciones de historia. Capitulo VII
Publicado en Feb 26, 2013
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                                                             Capítulo VII



Fernando Gamero Borrego       Rafael Gamero Borrego        José Antonio Gamero Borrego
               1941                                   1948                                         1952


Los tres hijos de Fernando y Fuensanta nacimos en Casariche,  como consecuencia del traslado de residencia que nuestro padre adoptó una vez en libertad tras el encarcelamiento de la
Guerra Civil.  Era la alternativa mas lógica tras los sucesos y enfrentamientos acaecidos en Puente Genil. No olvidemos a los que llevaron a nuestro padre a la cárcel, ellos paseaban por
las calles con aires de triunfadores, con mando y poder, pertenecientes a la Falange Española.
Los años de  pos-guerra fueron muy difíciles. La gente denominó a los años 40 los años del 
hambre,  en los que se impusieron las cartillas de racionamiento.
A los pocos meses de libertad, nuestros padres decidieron tener el primer hijo. Mi hermano mayor nació un 26 de Abril de 1941. De nombre Fernando como no podía ser de otra manera, al ser el primer hijo.  La niñez de Fernando transcurrió felizmente. A su alrededor los primos, hijos de sus tías Dolores y Josefa, hermanas de  nuestra madre.
Llegó la etapa escolar y la impartió en la Escuela Primaria de D. Armando, único nivel existente en el pueblo. En aquella época los jóvenes se incorporaban al trabajo muy pronto, algunos desde la niñez.   Pocos estudiaban y los que hacían carreras universitarias  vivían con familiares en Sevilla, casi siempre eran los mas ricos, hijos de familias nobles, agricultores, con capacidad económica notable..
Fernando era un niño inteligente y vivaz; con mirada decidida,  dispuesto a librar y vencer todas las batallas, como demostraría desde muy joven. Su deporte favorito era el fútbol. Jugó con el equipo local Ventipo, CF y destacaba por su fuerza y rapidez de juego, que remataría con esplendidos goles en competiciones de feria contra equipos de los pueblos limítrofes.   Fernando jugó algún amistoso en las filas del Puente Genil CF cuando este estaba en 3ª división.  A veces nuestro padre le acompañaba en los entrenamientos ya que también era un gran aficionado. Recuerdo que jugaban en "El hoyo de la Molinilla" una cantera abandonada.
Cuando el contaba 7 años nací yo,  otro varón al que  pusieron Rafael, en recuerdo a los
años infantiles y juveniles que nuestro padre vivió en Córdoba. Al menos así lo manifestaría años después. Fue como todos los partos de aquellos tiempos, en la casa,  viviendo en la calle Las Monjas, hoy Blas Infante, esquina con la Cuesta la Palma, (casa Bar El Rubio)  Por cierto, que aquella casa se derrumbó poco tiempo después, no sabemos si de vieja o es que hubo un seísmo, el caso es que salimos de ella a toda urgencia instantes antes de su caída. Según relatos de nuestro padre, él conmigo en brazos y mi madre corriendo delante. 
Entre los escombros, joyas  para su reparación y otras  para su venta.   Significaba el segundo descalabro, ya que como recordaremos el primero fue el saqueo previo a su detención en Puente Genil. 
Mi hermano estaba ausente ese día. Se libró de presenciar  aquel terrible seceso. 
En su condición de monaguillo, había acompañado al Cura de la Parroquia a Badolatosa, municipio donde se celebró una misa solemne con la participación de varios curas de la comarca.  Cuenta Fernando, que tras la misa, no hubo mas alimento que la Hostia sagrada, y que fue un amigo de mi padre,  D. Rafael Ortiz Carrero  quien observando tal evidencia, le invitó a comer. Gesto que aún recuerda.    Al regreso se encontró su casa derribada.
Nuestro padre no se lo pensó dos veces y compró otra casa en la calle Triana, a  D. Antonio Vidal Moriana, valorada en 55.000 Pesetas, que aplazó en diez años. La casa estaba situada junto al Cuartel de la Guardia Civil(hoy en el cuartel han hecho una calle) y frente a una inagotable fuente de agua donde las mujeres se acercaban a llenar sus cantaros, haciendo
colas y hablando entre ellas.   En el centro, un pilar circular que servía de abrevadero de ganado. Allí paraban las caballerías,  mulos con arreos de labranza; antes y después de la jornada agrícola. Hoy no existe. El Ayuntamiento ha pavimentado la plaza dejando una fuente como recuerdo de aquel lugar inolvidable.  En la esquina próxima, frente a casa, el bar
de los padres de  Prudencio Giraldes, aquel niño que fue seminarista y ahora es el Párroco de la Iglesia Ntra Sra. De la Encarnación, Iglesia donde fuimos todos bautizados. Más arriba, la tienda de ultramarinos  "La Campana". Recuerdo que cuando mi padre no salía al bar, yo me brindaba a comprar una peseta de atún para su aperitivo, que naturalmente  yo consumía.. 
En esta casa hicimos matanza algún año, los jamones después de salarlos mi padre
los colgaba para su oreo en la cocina. Hubo épocas de bonanza y otras de miseria. Al caer la tarde, la merienda en la calle. Un buen hoyo con aceite. Por las mañanas nos visitaba el lechero, que ordeñaba las cabras en la misma puerta. También era frecuente ver y escuchar pregonar al tío del queso, que pesaba con una romana y cobraba a dita.
Siguiendo con la situación de la casa, en la otra esquina, a la izquierda y junto al puente de Triana, a las riberas del río, un paseo de terrizo ideal para jugar al fútbol;  y el Bar de Marín, allí se emborrachaban los tíos y  primos de mi madre, Antonio y Alfredo Borrego, gente adinerada del pueblo, que a veces les daba por tirar las estanterías con botellas y todo, gamberrada graciosa que Marín  cobraba hasta el último céntimo.  Marín era un buen comerciante, vendía material de construcción, yeso, losas, cañas para techumbres, muebles,
bicicletas, latas de  conservas y todo lo imaginable, ya que en Casariche no existía prácticamente comercio alguno. 
D. Armando el maestro escuela,  también se veía en el bar, allí hablaba con m padre y otros amigos. Subiendo la calle Triana y tras pasar el túnel de entrada al pueblo, se encontraba la
estación de ferrocarril donde paraban casi todos los trenes. Recuerdo a  ferroviarios apeándose con tren en marcha  a baja velocidad, lo que llamaba mi atención.    El Jefe de la Estación se
llamaba Miguel Escalera.
Los primeros años de mi infancia lo recuerdo con cierta tristeza.  Mis primeros pedaleos en bici, las caídas de aprendizaje,  cuando mi hermano me enseñó a nadar en la piscina del Capitán Martínez, mi primera comunión con pantalón corto porque el presupuesto no daba para más, recuerdo a mi madre el día que me llevó al fotógrafo Ríos de Puente Genil, "sáquelo Vd. de  rodillas para arriba, que no se note el pantalón corto.."  Corrían tiempos de escasez, en la Escuela de D. Armando nos daban a media mañana un jarro de leche de polvo, pan con mantequilla y posteriormente queso, procedente de la ayuda americana. 
El jarro lo aportábamos cada niño el suyo, hecho en lata.    Recuerdo además unos terribles sabañones que me salieron un invierno en todos los dedos de las manos. El remedio casero
era introducirlos en agua muy caliente para que circulara la sangre. Al final se reventaron y tuve las manos vendadas algún tiempo. Desde entonces los dedos los tengo deformados.  En la escuela se metían conmigo porque las orejas las tenía despegadas y también por mi
fantástica elocuencia, ya que contaba cuentos que yo mismo me inventaba.
Existía un personaje militar muy importante amigo de mi padre. D. Rafael Martínez,
Capitán retirado que luego fuera ascendido a Comandante. Era una persona influyente en el Ayuntamiento del Régimen Franquista. A pesar de todo, era amigo de mi padre, porque en el fondo, no comulgaba mucho con el régimen, tal como había demostrado durante la contienda en el pueblo.  Durante la Guerra Civil y pos-guerra, construyó una piscina olímpica con los presos encarcelados del régimen de Franco. Según mi padre que también estuvo encarcelado en la Prisión Principal de Córdoba, decía que mientras los encarcelados eran fusilados en otras
poblaciones, en Casariche incluso dormían en sus casas con sus familias, gracias al Capitán Martínez, que poniendo en peligro su carrera y su vida, tenia ese gesto con los presos de Casariche, añadiendo informes favorables para la mayoría de ellos.
El en los años 50 conseguiría con sus contactos en Madrid, fondos para la construcción de una piscina infantil de forma de almeja, el suelo de menor a mayor, alicatada con bellos azulejos.
La almeja quedo artísticamente  rematada con dos ranas de cerámica que impulsaban con sus bocas respectivos chorros de agua.
Por aquella época aprendí a nadar, y el mismo me extendió un Certificado tras conseguir superar la prueba, consistente en nadar 25 metros seguidos sin parar. Yo apenas contaba 8 años.
D. Rafael vivía solo.  Se hospedaba en la fonda de la calle Luna, allí ocurrió un hecho que dio que hablar. El era aficionado al canto de grillos, y tenia uno enjaulado en su habitación. Un día
se hospedó un viajante en la habitación del al lado el cual no conciliaba el sueño por el canto del grillo, hasta que decidió entrar en la habitación aprovechando la ausencia del Capitán y acabar con la vida del cavador.
Cuando D. Rafael se dio cuenta de lo ocurrido, se enojó y convocó a los niños del pueblo a que le encontraran grillos, mejor que fueran hembras. Pagó a  peseta por unidad, y la verdad que la broma le costaría un dineral por el número de niños que acudieron grillo en mano,   yo mismo le alcancé uno, que resultó hembra, no fue difícil distinguirla porque las hembras tienen las alas blancas en su comienzo.    Yo también me aficioné a escuchar el canto del grillo, mi padre terminó comprándome una jaula pequeña, similar a la de D. Rafael.
Los domingos, único día festivo de la semana,  se proyectaba cine,  películas españolas de los años cincuenta, casi todas debido a la censura, para mayores. Yo veía las de indios y americanos en la función de tarde, siempre en primera fila.  A la salida, me invadía el temor  que mi casa estuviera cerrada. Yo corría a más no poder para llegar cuanto antes. Si la Casa Cuartel  se encontraba abierta, era señal de que no era tarde y que la puerta de casa también estaría abierta. No comprendo aquel temor, ya que mis padres jamás se les ocurriría cerrar las puertas estando yo fuera.    A veces, por el mismo coste cambiaba el cine por un dulce.  La
confitería continúa en la plaza.
A penas contaba 8 años cuando sentí curiosidad por la  sexualidad.  Ante la primera erección me asusté y se lo dije a una criada que teníamos en casa. Ella me acarició mientras que comentaba que así quedaría flácido en su estado natural.  Me gustó y cada vez que me encontraba en esa situación acudía a ella.   Recuerdo a otra sirvienta, que mientras
limpiaba las lámparas,  subida a unas escaleras, yo miraba desde abajo a sus piernas. Ella se daba cuenta y consentía.
Los Reyes Magos me habían regalado un cine exin con películas de Popeye. Yo convocaba a las niñas de la vecindad, algunas, hijas de guardias civiles para que vieran la función. A mas de una les gustaba con la luz apagada, "jugar a novios" con otros niños y conmigo mismo. Consistía en coger la mano y poco más.
Cuando nació mi hermano José Antonio yo contaba cinco años. Otro varón a quien le pusieron  José por el abuelo materno y Antonio en recuerdo al abuelo Juan Antonio. Fue una noche de Navidad, ya en el día 26 de Diciembre del 1952. Recuerdo a mi padre, al "Tío Tabletas" y a la
patrona en la antesala del dormitorio.
Al poco rato de nacer lo llevaron a mi cama y mi padre me dijo: mira ya tienes otro hermanito. Su niñez fue muy parecida a la nuestra, jugaba con los regalos de Reyes, un caballo de cartón, una espada de madera y lápices de colores.               
Al principio José Antonio acudía a la miga de Dª Pilar, escuela infantil privada próxima a la casa.  Por ser el mas pequeño, era el ojito derecho de nuestra madre.     Los  juguetes mejores vendrían de la mano de nuestros tíos los franceses,  Adolfo y Mercedes, familia por parte de
nuestra madre. Ellos por motivo de trabajo vivían en Francia y nos visitaban cada año en verano. Nos traían como regalos, unos juguetes de "última generación" reproducción exacta de modernos autocares con batería de pilas, coches descapotables,  linternas con luces de colores y otros objetos modernos que no conocíamos en Casariche.
El padre de Adolfo que también residía en Francia,   le apodamos "El Chelo" persona alta y
corpulenta, le gustaba comer en abundancia, le decía a mi madre "sobrina, echa una gallina al cocido.." Murió en el Asilo de Puente Genil,  muchos años mas tarde, y fue mi hermano
Fernando quien se encargó de su sepelio.
Nuestro padre viajaba con frecuencia a Estepa en los autocares de Díaz Paz, municipio
donde tenía buenos clientes. Allí lo representaba D. José Ortiz, maestro escuela e hijo de citado D. Rafael Ortiz Carrasco de Badolatosa.  Mi madre, que era mas simpática y comercial que él, acudía con cierta frecuencia a Puente Genil, allí recogía encargos, principalmente composturas que arreglaba mi padre en su taller.
Muy pronto, mi madre comprendió que el futuro de nosotros estaba en Puente Genil, un pueblo importante donde podíamos estudiar. En Casariche no había mas que la Escuela Primaria. Esta idea fue recelosa por nuestro padre, ya que no quería volver a Puente Genil. Allí continuaban los falangistas de triste recuerdo.  Pero un buen día decidió que debía olvidar el pasado y hacer frente al futuro de sus hijos. Mi madre se encargó de encontrar vivienda en la Matallana, de concretar el alquiler, incluso de la mudanza.
En aquellos años surgió el mercado negro y estraperlo en beneficio de los especuladores.
La política impuesta por Franco descartaba cualquier tipo de autonomía en las regiones españolas, las cuales se vieron sometidas a un rígido centralismo y a un estrecho control por parte de la administración.
Los propietarios de las tierras se aprovecharon de los bajos salarios como consecuencia de la abundancia de mano de obra. Obtuvieron grandes beneficios, que se marcho en buena parte fuera de Andalucía,  atraído por la sustanciosa y segura rentabilidad que ofrecían las 
inversiones en otros lugares.   La acumulación de capital fomentó la mecanización de la agricultura, aumentó aun mas el paro y forzarían a que muchos españoles emigraran a otras regiones o países de Europa en proceso de recuperación tras la 2º Guerra Mundial.
Emigraron más de 2 millones y medio de españoles hasta el 1970.
Las inversiones en las industrias fueron muy escasas, ni el Estado ni la iniciativa privada apostaban por la creación de nuevas empresas en Andalucía,  El turismo fue la industria importante que se puso en marcha.  La Costa del Sol absorbió buena parte, a través de construcciones de hoteles al borde de la playa sin ninguna previsión urbanística para años venideros.  Y sin conocer por supuesto, el significado del medio ambiente.  D. Manuel Fraga
Iribarne responsable  de aquel desaguisado pero fructuoso para los mismos de siempre, ahora en el área de turismo, sin que por otro lado esto significara un porcentaje consecuente en
números de empleos.
El peor recuerdo del franquismo fue la fuerte represión y recortes de libertades, deteniéndose a miles de personas, que atrajo la atención a la prensa internacional, la cual trataba de presionar para que se iniciase un régimen de libertades en España.
Hubo que esperar hasta la muerte de Franco para abrir un proceso de transición política hacia el régimen democrático.
Una primavera del año 1956, cuando José Antonio tenía solo cuatro años, llegamos a
Puente Genil. Una esplendida casa en la calle Susana Benítez, número 32 el edificio aun se conserva. Nada mas instalarnos, nuestro padre decidió ingresarnos en un Colegio que tenia
cierta fama de rigidez.  Y no se equivocó, se trataba de la  Escuela de D. Jerónimo, ubicada mas allá del tropezón. Mas que rigidez el sistema utilizado era  "la letra con sangre entra". Palmetazos, castigos de rodillas con los brazos en cruz, te repetían las respuestas a voces, en el oido, para que te enteraras bien, etc.  Duré solo unas semanas.   Luego pasé a otro
colegio que me fue mejor, en el escaso tiempo que estuvimos en el barrio alto.
A los pocos meses,  nuestro padre entiende que la Matallana no fue buena decisión ya que el comercio se encontraba ubicado en aquel entonces en el barrio bajo, además allí vivían muchos antiguos clientes que animaron a nuestros padres al cambio definitivo.   La Matallana, empezaba a ser  lugar de moda para esparcimiento y ocio, en la moderna avenida, muy diferente al lugar que  por su lejanía urbana, era durante la contienda, ideal para ejecutar a
inocentes rojos o republicanos contrarios a Franco. Hecho ignorado y silenciado, pero protagonista de aquel triste episodio de la Guerra Civil.
Se trataba de una casa de tres plantas antiguas. Mi padre solo alquiló la planta baja por 800 ptas. mensuales. Su propietario D. Antonio Aguilar Tablada. Un terrateniente con domicilio en Aguilar de la Frontera, que acudía puntualmente los días uno a cobrar.  La casa tenia su
entrada independiente a las plantas altas y otra baja, por donde se accedía al taller y  vivienda.
Posteriormente nos hemos enterado que la casa guardó los archivos de la Iglesia de la
Purificación durante la Guerra Civil, por su proximidad a la Calle las Campanas, por donde tiene la entrada  la sacristía.
Muy pronto mi padre realizó algunas reformas, resultando el primer establecimiento al público con taller en la nueva etapa.   El acta de actividad aun conservada por mi hermano José Antonio, indica que fue el número 50, lo que aflora el número de establecimientos inscritos en Puente Genil.
Las octavillas que mi padre hizo anunciando su llegada, decía: Atención, ha vuelto a Puente Genil Fernando Gamero González, orífice joyero, con taller de reparaciones de toda clase alhajas, con soldaduras en oro, plata y platino..
Corría el año 1959.  El barrio bajo tenía otro ambiente bien distinto al que hoy vemos. Además de los centros oficiales, se concentraba una gran población que salía los domingos y llenaba los bares de la calle la Plaza, hoy D. Gonzalo. Comercios como Los Caminos, Tejidos Berral, Casa Márquez,  Tejidos Pérez en la misma esquina de la Cuesta Borrego. El Cinema España y Teatro Circo, ofrecía los domingos funciones matinales, tarde y noche. Bares como el Bar Central, Bar X, Los Faroles, o entidades sociales recreativas como El Circulo Mercantil, Los Mosquitos,
Mau-Mau, o el Club Taurino Martorell (junto a la farmacia) El Mercado de Abastos en la Plaza Emilio Reina, hoy desaparecida, y muy cerca, Calzados La Elegancia, Manolo Cabello "El Rey de
las Bodas"  la Carnicería de Miguel Jiménez "El Piñón" o la Fabrica de carme membrillo "La Fama"  en la calle Francisco  Domínguez.-   Muy cerca, la "Posada Santa Ana", el Bar "La Rana" y junto al Mercantil, el  Bar "La Marina."
En la casa de abajo, se ubicaba el Estanco de D. Domingo, una persona muy querida por todos,  "La Sombrerería de Andujar" tienda exclusiva de sombreros y enfrente, las hermanas Moyano.  En la casa de arriba Calzados Rodríguez,  "Los Caminos" en la Cuesta Baena, había una cajera Carmela, prima de papá. Enfrente, Lola Cielos, que tenia una tienda de cintas, bordados y complementos, era muy guapa,  terminó casándose con el tío Alfredo Borrego de Casariche.
Mas abajo, el peluquero  Manolo Esojo,  encargado de arreglarnos a todos.  En la calle Las Campanas, las Bodegas Varo. Allí me mandaban a comprar vino en rama, "Chusma" para la cocina y Extraviejo para mi padre.
Buenos tiempos para el viejo barrio donde se ubicaban la mayoría de los Cuarteles de
Semana Santa. Mi padre perteneció a "Los Samaritanos" y luego a "Los Testigos Falsos". La pasión a la Semana Santa también caló en mí, con Juan Ortega decidimos sacar un paso,  la Virgen de Los Dolores, imagen que tenia acceso mi amigo Juan.  Queríamos hacer procesión  el  Día la Cruz. Pero para eso hacia falta unas andas. Cometimos la ingenuidad de hacer
el encargo a Rodrigo, carpintero de la Calle Santa Catalina, para lo cual aportamos una caja de fruta que sirviera de peana para la Virgen.
Con la ayuda económica de nuestros padres fue posible. Pero aquel Día de la Cruz yo
estaba enfermo con el sarampión y el destino quiso que viera la procesión desde la ventana del dormitorio de mis padres. Fue muy emotivo porque giraron la virgen para que yo la viera, lo que me emocionó muchísimo.
Entre los personajes que recuerdo, está en primer lugar D. Federico Nieto Linares, Ex Diputado a las Cortes Republicanas; una persona muy educada que de vez en cuando visitaba a mi padre. Residía en Badolatosa.
Otro, que tenia como mote "El Chirri,"  se dedicaba a la chatarra. También pasaba por el taller a contar sus historias. A mi padre no le gustaban estas visitas ya que la situación era delicada y podía ser mal interpretada  por otros. Casi siempre se trataba de chismorreos del regimen.. 
Un día le dijo que el dueño del Hotel España a punto de morir, quería pedirle perdón, arrepentido en su lecho, de las acusaciones que hizo contra él en la Guerra Civil y por lo que estuvo encarcelado tres años. Era uno de los falangistas.   Mi padre lo perdonó, pero no fue a su casa..
Había una amistad no comprendida por mí. Se trataba de  Gonzalo Reina Bajo, también de derechas, funcionario del Ayuntamiento y persona influyente del Régimen. Mas tarde supe
que su padre fue un hombre de izquierdas, humanista y que se le reconocen  gestos generosos con los pobres de la época. Su casa siempre abierta posibilitaba acoger a personas necesitadas.
Otro personaje, El Cojo Feliú que trabajaba en el Banco Español de Crédito. En la calle D. Gonzalo. Acostumbraba a mandar notas a nuestro padre a través mía con la advertencia que una vez leída se rompiese. Casi siempre  trataba de avisar a nuestro padre de intrigas
y confabulaciones  contra él, oídas en el Banco. Con esta incertidumbre mi padre vivía 
sin exteriorizar lo mas mínimo, no quería preocupar a ninguno de nosotros.   Pero yo lo sabía.
También tengo recuerdos para  Araceli Balaguer Gamero, criada que fue de D. Joaquín Reina, en la casa que precisamente hoy tiene la vivienda mi hermano José Antonio.  Araceli nos llevaba guisos buenísimos y pequeños bocadillos de vez en cuando de salchichón, para la merienda.  Araceli estaba siempre muy apenada y al mismo tiempo agradecida con mi
padre.  La razón era el recuerdo del único hijo que tuvo, fusilado en la Guerra. El compartía celda y patio con nuestro padre y en el último momento le pidió que cuidara de ella. Así lo
hizo.  
En otro lugar, mis recuerdos entrañables a la Huerta la Barca, donde apetecía contactar con la naturaleza en aquellos parajes aun sin contaminar, utilizando como no, la barca para atravesar el río en el antiguo embarcadero en las riberas del Geníl, casi siempre por las tardes, con merienda incluida. y recoger flores en primavera, acompañados de las amigas de la  adolescencia,  Isabel, sobrina de la Yaya, Purificación Montero,  (hija de José Montero que se casó en segundas nupcias con Candelas y que duró el matrimonio un día) también nos acompañaba Mari Carmen hermana de Miguel el Piñón.
Los domingos veíamos en el Cinema España las películas de actualidad, Los Diez Mandamientos, Ben-Hur y otras. La  misa por la mañana en los Frailes.
El Paseo de Manuel Reina, cuya planta es similar a la cubierta de un barco, pase ratos de mi juventud charlando con mi amigo Desiderio Pérez,  Juan Ortega y Antonio Luna.  Desde allí magnificas vistas al Puente de Miragenil y a la isla  del rio. En su orilla, un enorme eucalipto que aun existe.
Pero la contrariedad social y costumbres de Puente Genil   volvió a cambiar  y en la década de los 60 se fue poblando el barrio alto, la gente prefería este barrio para vivir, máxime tras la riada del 63 en que quedó demostrado la inseguridad del barrio bajo por las incontroladas
crecidas del río.
Con esta suerte, vimos como poco a poco el barrio se iba quedando solo, algunos establecimientos comerciales cerraban y entidades bancarias abrían nuevas sucursales en la Matallana, donde afloraban en sus alrededores, nuevas urbanizaciones, comercios y lugares de ocio.
Mientras, la vida de nuestro barrio fue descendido hasta quedarse como está en la actualidad.
A pesar de la crisis,  se consolidó el taller de platería, fortaleciéndose el prestigio profesional que caracterizaba a papá, incorporando nuevas iniciativas de nuestro hermano Fernando, como fue la nueva configuración del taller mas tienda, realizando reformas oportunas, así como la incorporación de relojería como nuevo producto tras el curso de aprendizaje que realizo por aquellas fechas, entre partido y partido de fútbol. Jugaba en equipos juveniles.
A el se le debe la exclusiva del reloj Exactus. La mili de Fernando, la hizo en el Cuartel de Aviación de Tablada, en Sevilla. Entre los amigos mas entrañables  Antonio Pino Peña que tenia gran afición a los toros y al flamenco.  Otro, Lorenzo Illanes, que trabajaba de mancebo en una Farmacia. También otro amigo, Rafael Aguilar  que tenia como mote "El Grullo" Disfrutaba de
una  moto marca Ducatti deportiva, envidia de todos. Visitaba con frecuencia a mi hermano.  Yo flipaba con la moto. Un día tuvieron un accidente sin grandes consecuencias; de regreso de Badolatosa donde fueron a dar un paseo, se cruzó un mulo en la carretera, no pudiendo esquivarlo del todo,  fueron a parar a la cuneta.
A Fernando se le reconoce un espíritu emprendedor digno de elogio, sin apenas ayuda, recién salido de la mili, se estableció por su cuenta en la Plaza del Romeral. En alquiler un modesto local al que le sacó su mejor aprovechamiento.  Con mucho esfuerzo y tesón, adquirió años después -en propiedad- el local contiguo, antigua sede de la Gran Peña.  Allí ubicó un gran establecimiento de joyería, artículos de regalo y relojes de las mejores marcas, también diseño
de Antonio Solis. Yo mismo asistí a la inauguración siendo Delegado de Economía de la Junta. Me acompañaban, el Presidente de la Asociación de Joyeros José Adame; el Presidente de APEMECO el Alcalde Miguel Vallejo, así como la Directora del BBV, y otros amigos de mi hermano.
Con mas trabajo que suerte, consiguió ganarse a pulso la confianza del público del barrio alto de Puente Genil.   Su simpatía, elocuencia  y don de gentes le proporcionaron esponsabilidades de carácter social, fue Presidente de la Corporación Bíblica "Los Testigos Falsos" en cuyo mandato un Jueves Santo recibió el honor de  recibir la visita del Presidente de la Junta de Andalucía, acompañado del Consejero de Turismo y de mi mismo como Delegado Provincial.    
Entre sus habilidades de ocio, cabe destacar su destreza en el juego de ajedrez, habiendo competido con Campeones de Andalucía y España, jugando partidas simultaneas contra diez jugadores a la vez.
Próximo a cumplir 65 años, Fernando planea una retirada del ámbito comercial, dispuesto
a disfrutar el descanso de una merecida jubilación.  Finalizo diciendo que es ejemplo de
integración familiar, su consejo siempre certero tanto a hijos como nietos. Y porque no decirlo, a mi mismo como hermano. Fernando ha sido y será mi segundo padre y confidente,  en la seguridad que siempre lo encontraré.
Nuestro padre algo mayor y cansado con los achaques propios de la edad, comenzó a
estudiar la formula de que recayese la continuidad del negocio, en José Antonio, que había adquirido como todos nosotros el oficio de joyería, habiendo ampliado sus conocimientos  a relojería, haciéndose cargo del taller en general atendiendo los pueblos donde ya se
mantenían las vendedoras, en especial el Rubio, Casariche y Estepa.  Consigue impulsar nuevamente las ventas de la tienda, con indiscutible dominio profesional, que a pesar de su  juventud, supera con creces, consiguiendo la confianza de la clientela y de nuestro padre en particular, que finalmente decidió el traspaso y venta a su persona.
Muchos años después, el 8 de Noviembre del 97 José Antonio inaugura un nuevo local en
la misma calle, dándole un nuevo aire moderno y funcional, diseño de su amigo y gran profesional en alta decoración comercial, Antonio Solís.
Con posterioridad, inauguró un segundo establecimiento en la Matallana, con objeto
de su regencia por su hijo Fernando, que contrajo matrimonio en el 2002.
En el próximo y ultimo Capitulo, hablaremos un poco como fueron aquellos años del
pasado y también del presente, cuando culminamos el 2005. 
Les espero en la próxima lectura, recuerdos, anécdotas que quizás no vuelvan a
repetirse, sencillamente porque así es la vida.  





 
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Descripción

Muy pronto, mi madre comprendió que el futuro de nosotros estaba en Puente Genil, un pueblo importante donde podíamos estudiar. En Casariche no había mas que la Escuela Primaria. Esta idea fue recelosa por nuestro padre, ya que no quería volver a Puente Genil. Allí continuaban los falangistas de triste recuerdo. Pero un buen día decidió que debía olvidar el pasado y hacer frente al futuro de sus hijos.

Palabras Clave: Fernando Gamero Borrego Rafael Gamero Borrego y José Antonio Gamero Borrego.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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