Empuño el lápiz entre mis dedos bajo la tenue luz de la madrugada, estas horas solas donde mi alma te extraña y en el corazón nacen versos nuevos para ti derramados en manantiales de pureza, pero aun así no encuentro como enviar mi alma  a pedirte auxilio, a declarar cada una de estas pasiones llenas de amor; porque todo esto que nace de mi cada noche, entre mis pensamientos alados es tan real que podrían pasar mil años de amantes por tu cama, pero no superaría este instante en el que mis sentimientos estallan en miles de manifestaciones para ti mi luz, el fuego que quema mi piel en las noches frías y el agua que baña mi ser cuando está contaminado.

Si tan solo pudiera decírtelo sin dudar, si tan solo pudiera desnudar mi alma ante ti y saber que es real, que te puedo decir todo lo que en mi nace bajo la musa de tu ser sin desplomar la armadura que los años ha creado para mí, no sé si todo esto está bien, que me esté resucitando en un amor ajeno a la razón, que me derrumbe ante ti, un total desconocido que no se manifiesta en mis noches en vela, que te tengo tan cerca y a la vez tan lejano.
Quisiera simplemente volar y llevarme cada uno de esos sueños conmigo, los recuerdos de esas noches donde bajo el manto de la oscuridad te he sentido mío, deseando nunca cruzar ese umbral que nos aleja; escondiéndonos de la luz porque de nuevo te pierdo. Es este amor que muere cada vez que te vas y revive cuando mis ojos se pierden en los tuyos y mis manos empiezan a navegar por la geografía tan perfecta de tu cuerpo, en tí, donde encuentro todo para vivir y morir, desear alimentarme de tus besos y sentirme tan eterna en tus brazos que me llenan de calma, pero sigo atada al silencio mi amor, porque en el  fondo de mi alma siempre vivirá el miedo a perder algo que nunca tuve, de perder la oportunidad de sentir la alegría al saber que más que un instante he de conseguir la vida a tu lado.