Crnicas de lo imposible
Publicado en Aug 10, 2009
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Ius, Iustitia y Aequitas
( Crónicas de lo imposible)
 
 
Llanto, dolor y muerte...este fue mi nacimiento,
Crecí como un pequeño sano, como un brote bien derecho.
Llevo tatuado tres cosas, sobre el centro de mi pecho,
Y eso me guía y justifica...mis actos, hecho por hecho.
 
Aequitas
Llegué  a la casa de un infame empresario,
Como siempre, se encontraba con su amante encamado.
Ni siquiera escuchó, el lerdo retumbar de mis pasos,
Y como iba escucharlo, entre gemidos entrecortados...
No dudé y según mi larga y basta experiencia,
Tampoco pudo enterarse...limpia queda mi consciencia.
Su sangre, sobre otra sangre... llenos sus ojos de ausencia,
Ni pudo pedir perdón...y muerto ahora  ni redimirse, siquiera.
Iustitia
El cielo está muy oscuro, ya bien la noche entrada,
Caminando por pasillos, entre casas despintadas...
Llegué y allí estaban, borrachos con dos muchachas,
Violándolas a su gusto. Ellas, absolutamente drogadas.
Uno a uno fueron cayendo, es curioso...no son tan malos,
Uno gritaba...no por favor, cuando a los otros  los mataba.
Que curioso...le dije, me extrañan  tus inútiles palabras...
¿Quieres compasión?¿ La tuviste con la niña asesinada?
Silencio tras el disparo. Las niñas, ahora, están más pálidas,
Llamen a la policía, les dije. No, mejor llamen a sus madres.
Yo no vine por ustedes, mi misión esta terminada.
Ahora las calles están más limpias, sin esa basura humana.
Ius
Es una calle concurrida, un edificio alto y bello,
En un barrio importante, en Bs As de los más viejos.
Camino hacia la portería, un gesto me hace el portero,
Es un sí, con la cabeza.  Debo golpearlo primero.
Me cuesta darle el golpe, pero, primero lo primero,
Sería el principal acusado, o cómplice de todo esto.
Y es cómplice y no, según, como ustedes quieran verlo...
Cómplice, de un genocida o cómplice, del derecho.
No me costó abrir la puerta...él, creo, debió saberlo,
Sólo se encogió de hombros y dijo, debes hacerlo.
Pregunté, algo tienes que decir, antes de terminar esto...
Dijo: ¿serviría, ahora, de algo?-No, respondí. Cayó al suelo.
Hoy
Ya van, cien casos cerrados. La policía quiere mi pellejo,
Quiere encontrarme y no quiere, quiero entregarme y no puedo.
Debo terminar mi trabajo. Mil juicios. La muerte en todos ellos,
Es el castigo, es la pena, es el dictamen...ordenado desde el cielo.
Dicen, que soy un fánatico, y un loco, asesino enfermo,
Dios guía mis pasos, cada mañana y cada noche, desde luego.
Tres palabras bien visibles, se van borrando lento,
Concluida mi cruzada, desaparecerán de mi pecho.
Pero no debo dudar, cada vez que realice esto,
Sin piedad ni compasión, como no la tuvieron ellos.
Justicia, equidad y por supuesto, el derecho,
Son las palabras que Dios...grabó un día sobre mi pecho.
Página 1 / 1
Foto del autor Fernando
Textos Publicados: 172
Miembro desde: Jul 25, 2009
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Descripción

Palabras Clave: justicia equidad derecho genocidas

Categoría: Poesa

Subcategoría: Poesa General



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Verano Brisas

Raúl: Sin entrar en los terrenos de la ética, la filosofía o la moral, sino sólo en lo literario, me parece un magnífico texto, descarnado y franco. Lo veo más como un testimonio o confesión, que como crónica. Pero eso es lo de menos. En cualquier caso, un excelente poema. Cordialmente, Verano.
Responder
August 12, 2009
 

Sergio Pellegrini

original y comprometido como mucho de lo tuyo... me alegra mucho que sigas publicando y nos demuestres también el sadismo en el que vivimos y para sortear ciertas atrocidades está muy bueno que los intelectuales nos abran la mente de las maneras más inesperadas...brindo por ese don que vos tenés y ansío que tantos otros lo tengan y lo cultiven... Saludos y mucha suerte...
Responder
August 12, 2009
 

Elvira Domnguez Saavedra

Interesante lectura! La vida de un justiciero. Saludos!
Responder
August 10, 2009
 

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