12 de Octubre de 2007
 
Ese momento para escribir
 
            Quisiera un momento donde el tiempo no exista, sólo un momento donde el reloj detenga su marcha; o un momento en el que el Sol y la Tierra sigan su curso, pero que mi mundo se detenga en continuar con esto que hago: escribir.
                Sueño con un día casi eterno en el que pueda sumergirme en el más profundo deseo de mi corazón: leer, leer sin parar, leer hasta poder ser algún día lector escrito que otro pueda leer. Quisiera que llegue ese momento en que un corazón se refugie en mis escritos y encuentre, como en Dios y a través de Él, refugio para su alma, motivación para lograr sus sueños, inspiración para creer, y para crear sus propias obras, alegría profunda para pensar con optimismo y pasión para inyectarle a su vida vigor para disfrutar de ella.
                Espero ese momento en que me pueda perder en buscar inspiración para seguir inspirando a otros, porque en esto se basa la existencia, en inspiraciones. Tu y yo somos la mayor inspiración de Dios, una inspiración única, especial, exclusiva, y Él en su amor nos legó a su semejanza ese regalo de la inspiración. Todo lo que vemos a nuestro alrededor antes de ser obra fue inspiración, fue sentimiento, fue placer, fue anhelo, fue sorpresa y luego fue voluntad creadora que buscó plasmar ese estimulo en una obra que aportara riqueza, poder, alegría, compasión y hasta esperanza en todo aquel que la disfrutara con alguno de sus cinco sentidos. Espero ese momento de inspiración, ese momento en que pueda continuar con humildad ese momento maravilloso de Dios al crearnos.
Ese momento llega y se va, como hoy; pero espero que llegue más y se vaya menos, con una herramienta que me permita alimentar mi mente, inspirar mi alma y utilizar mis manos para regalarle a muchos un momento de vida. . .
Seré literario toda mi vida, la palabra será mi gesto y mi gesto escrito transmitirá lo obvio que a veces no muestro