las lagrimas de aquel muchacho tan excesivamente apuesto empapaban mi ropa mientras con mi mano rodeaba su cintura a la vez que él con las suyas rodeaba mi cuello. era realmente angustiante ver como sollozaba sin control por aquel muchacho que no lo amaba y que solo lo veía como amigo (creo que ese es el problema de sentir algo más por un amigo hetero).
 
- lo lamento tanto- dijo aún sumergido en la desdicha.
 
no me había percatado que también estaba llorando, hasta que una lágrima entró en mi boca llenandola con un sabor salado y desgarradir.
 
-no te preocupes- dije- si pudiera, le rompería la cara a ese amigo tuyo.
- él no tiene la culpa, soy yo el del problema.
-ser gay no es el problema y amarlo tampoco, el problema radica en que él sabiendo lo que sentías, te daba falsas esperanzas- respondí un tanto enfadado.
- no me digas eso, soy yo el que me ilucioné, y creé una situación mas allá de la amistad.
- creo que ahora no podré parar...
- ¿de que hablas?- preguntó algo confundido.
- mi llanto es eterno.
-el mío igual- esbosó una sonrisa algo quebrada y me abrazó aún mas fuerte.
 
en ese momento abrigué la posibilidad de besar sus labios que con tantas ancias deseaba, pero el instante no era el apropiado. o al menos eso pensé yo.
 
- bésame-dijo entrecortadamente.
- ¿qué?
 
y no me dió tiempo de reaccionar. sentí sus labios cálidos y humedos, sabor a despecho mezclado con dolor. era nuestro primer beso y aún así sentí que no lo era.