Yo también...
Duele no tenerte y que te
tenga otro.
Tristeza vencida, claudicada.
Sepultada. Ya nada será como
ayer.
Ardo en deseos de decirlo.
Con fluidez reposada, sin forzar gestos
ni palabras.

Mis sentidos en desarreglo 
y el tiempo ondulante pasa silencioso
en ti y en mí, como un leve trazo. 
Duele, insisto, en no tenerte
y que te tenga otro.
Yo también te amo.
Así de lejos. Con esta muralla
granítica cercándonos el paso.

La promesa de que seas tú
el último pensamiento,en mi
postrero aliento,
se queda dormida en la alforja
como una anécdota frágil y
evocadora.
jalona el fragor de mañanas,
tardes y noches impetuosas.
Confundidas con artificios de pasajes venideros
de una improbable vida juntos.
Como ahuyentando la sustantividad
de nuestras vidas, que van y viene
como olas perdidas.

Espero converger algún día contigo
que no sea mañana, menos hoy.
Que sea cuando Dios quiera
que sea cuando el sol decline y la luna
muera. Espero para entonces
que mi viejo corazón esté blindado,
de una daga que me hiera.