Atrapada en la oscuridad.
Publicado en Nov 23, 2012
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Rocas, rocas por todas partes. Algunas del porte de mi puño, otras parecían autos. Me llamó la atención los diferentes tonos que tenían según su tamaño; las más pequeñas eran muy oscuras y opacas, como el carbón y talvés lo eran. Las más grandes eran de un gris claro lustroso, parecían manatíes, asquerosos y horrendos manatíes y hasta olían a esas asquerosas bestias marinas. Desprecio. Absoluto desprecio. Las "rocas" me dejaban dos opciones, o las rocas pequeñas eran carbón y estaba en una mina o las rocas grandes eran bestias marinas y estaba en una horrible cueva en una playa. Genial. Dos cosas que odio. Odio las minas por ser tan oscuras polvorientas, bichos raros, y... esos "ecos", además cualquier movimiento en falso y se desata un derrumbe catastrófico. 
La idea hizo que me recorriera un escalofrío por todo el cuerpo. Se notaba, a pesar de la oscuridad, que era un lugar grande y cualquier ruido haría un eco espantoso, así que allí estaba yo y mi respiración.
La sensación de estar cayendo. No hay nada en que afirmarse o aferrarse, nada de que sostenerme, es cómo flotar desesperadamente. El viento azotando tu cuerpo, mientras más fuerte te golpea el viento, más alto es de donde estás cayendo. Miedo. Miedo a lo desconocido por qué estás acostumbrado a qué algo te sostenga a “estar con los pies sobre el suelo” y miedo a morir. Qué estupidez más grande.
Brisa marina, olor a pescado podrido. Que asco. La arena no se sale con nada de tu ropa o tus pies. El horrible graznido de las gaviotas. El ruido de las olas, cada vez más fuerte, cada vez las olas son más grandes amenazando con llevárselo todo. Con vengarse por lo que los humanos les han hecho al mar. Han manchado sus aguas con desechos, porquerías industriales, hasta sangre. Me parece justo. Sin embargo me aterra, odio el miedo. Miedo reflejado en los ojos de todo ser vivo. Hasta en el de las focas, que ven como su muerte se acerca, cómo se transformarán en maquillaje o aceite. Por eso no uso maquillaje o no como aceite que no sea vegetal. Odio esas malditas bestias, “focas” o “manatíes”, cómo quieran que se llamen. Asco.
Un horrible crujido me hizo salir de mi horrible visión para darme cuenta que estuve caminando todo el tiempo. Sin rumbo en la oscuridad. Paré en seco y divisé una pequeña piedra en el suelo. La pateé, frustrada. Choco con un montón de piedras grandes. Lo qué sucedió después no lo esperaba en lo absoluto. Todo, TODO, se vino abajo. Todo a mi alrededor y debajo de mí. Ruido, mucho ruido haciendo eco. La sensación de estar cayendo.
Miedo.
Genial.
Era una mina.
Una asquerosa mina.
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Foto del autor Angeline Sylva
Textos Publicados: 8
Miembro desde: Nov 20, 2012
2 Comentarios 595 Lecturas Favorito 1 veces
Descripción

Esta historia la escribi una amiga ma, su nombre es Camila Ramos y me pidi que la subiera. A mi, personalmente, me gust mucho la historia, qu les pareci a ustedes?

Palabras Clave: mina oscuridad manates criaturas marinas soledad sensacin de caer perdida confundida tnel

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



Comentarios (2)add comment
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Joderick Morgan

Me encantó el breve cuento. Es muy oscuro, desconsolador, para el que se siente triste, pero no, para él no lo es, si no para las personas que quieren reafirmarse como aquella misteriosa chica, la protagonista, su monólogo está lleno de intrigas.

Espero que pases a leer algunas de mis obras, que más son cuentos :)
Responder
November 23, 2012
 

Fernanda Sylva

Gracias por comentar la historia (=
Traté de entrar a tu perfil, para leer algunos de tus escritos, pero lo tienes como "privado" así que no puedo ver lo que has escrito, ¿podrías comentar con el link de alguna de tus obras?
Responder
November 23, 2012

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