El momento es tan grande  
crepuscularmente nocivo.
Que cuando abro los ojos  estas ahí distante y cansada.
Maldita alma vaga  fantasmagénica transparina.
 
Que  con esa magia citadinaen sucias el mugre  de la orilla,
de mi estación de vuelo,
cerca de aquella noche de enero.
Y mis labios gastados, mis ganas quemadas.
 
Y ese pájaro astuto vigila las puertas del  laberinto absurdo. 
Y el único consuelo es que espero, es tu  boca cortante, alas de hierro.
Entonces subiendo hasta no poder mas.
 Y mi planeador se derritió.
 
Pero mi confianza deposito su demencia,
en tres cálidas palabras  por tus oídos  olvidadas.
Y confié morir en tus brazos,  bailar en tus manos,
 recitar mi poesía en tu pelo.caer en tu boca fuego.
 
j. atrato.