Hoy haré que vuelvas a la penumbra, que caigas y no te levantes. Hoy Seré la mujer que odiaste perder. Seré tu amor, tu pesadilla y tu recuerdo. Aquella mujer que no logres olvidar. Esa que te llama en cada sorbo, el espectro pálido en cada paso al caminar y el típico de tus recorridos hacía algún bar.
 
Seré un recuerdo nítido de algún beso frustrado, una caricia sucia que poco a poco te vuelve a llamar. Un susurro olvidado, un placer que recuerdes muy bien. Hoy seré esa mujer que fragmento tus opresiones, que quebranto tus sueños, que arrebato tus amores. Seres tus dedos y tus manos al escribir, seré tu mejor inspiración durante las noches, tu peor forma de dormir. Seré luego tu pesadilla, el sudor de tu frente al despertar. Seré tu espejo, tu sombra, el dinero que llevas para beber.
 
Recuerda. Me verás en tus perros juegos, en tu mala pasada, en la peor de las suertes al apostar. Luego encontrarás mi perfume en tu primer vaso, recodaras lo bien que creé. Veras mis venas rodear tus cigarrillos, mis lagrimas enmarcarte la piel, te perturbará cada llanto de mis lamentos y carcomeré cada nuevo amor que se te cruce.
 
Seré tu culpa, y también, esos vasos de más que pediste a mi cuenta. Seré ese renombre de mujer sucia que recorre tu mente. El peor rostro y la cara más bonita. La silueta deforme y la línea perfecta, los ojos oscuros y la mañana color miel. Seré la gorda que no cuida los gramos y la flaca que no puede comer. Seré todo lo que pretendí no ser.
 
Seré la perfección huyendo de tus pasos tambaleantes. La lluvia que moja tu cuerpo embriagado de soledad, la oscuridad que no te refleja, las mentiras que no me pude tragar, mis verdades que nunca escuchaste, pues hoy para hundirte todo lo seré.
 
Amanecerá, llegarás a tu habitación; Ahí estaré y, seré ese incomodo sueño que te espera, el pensamiento mareado de tanto licor, la sobredosis de alguna sustancia, tus lentos y sucios latido, y el poco aire que te queda por malgastar.