Aunque la hojarasca cubra los recuerdos
ante mis ojos las hojas se apartan
en un mudo torbellino que se impulsa
juguetean, se elevan y luego caen...
Esos recuerdos son valiosos, no los quiero perder
aunque algunos hagan daño,
otros llenan de voluptuosidad mis horas.
¡Cómo querer perderlos!
El recuerdo es el andar hecho,
equivocado o no...
Es la aventura que se vivió y aún no se termina.
se acabará algún día, con el último tic-tac
de la vida, pero mientras, vive , reaparece.
Hay recuerdos que conmueven,
que hacen doler hasta los suspiros;
otros dan calidez, alegría, sensaciones agradables
que dejan feliz eso, que llamamos alma.
El recuerdo de mi niñez, feliz, tranquila
desembocando en una juventud incierta, insegura.
Una madurez, con altibajos, entre feliz y doliente
pero con dicha de haber sembrado retoños
que me enriquecen en esta incipiente vejez.
¿Qué más puede darte la vida, esa rutina cotidiana,
que agobia el día a día implacablemente?
Nada más, rescatar los recuerdos que vuelan
Como las hojas y guardarlos....
o quemarlos y ver arder las chispas con el corazón
apretado, y unas lágrimas en los ojos.
                                                                    CIELOCORRENTINO