10.- Ser libre
Publicado en Apr 03, 2012
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Era hora y media de vuelo hacia el Mar Mediterráneo. Geraldine se veía entusiasmada, ya que era la primera vez que abordaba un avión.
Observaba desde la ventanilla con un asombro casi infantil.
Evrart disfrutaba verla tan contenta, pues parecía que una sombra de nostalgia nublaba su semblante con frecuencia. Al parecer desde su infancia, la joven había vivido prácticamente encerrada en su casa, la cuál según contó a Evrart, era aquel enorme caserón vetusto y frío, que había pertenecido a los Doherty por cuatro generaciones.
Evrart había pretextado a Christine una salida de emergencia para visitar a un pariente moribundo. Su novia le había llamado durante la noche y al día siguiente, cuando por fin lo había localizado.
- ¿Por qué nunca me contaste nada sobre ese tío tuyo?- le reclamó por el auricular, se escuchaba bastante molesta.
- Porque yo mismo le había olvidado- aseguró Evrart -estaré fuera sólo un par de días. Me pondré en contacto. Te lo prometo.
- Lo único que sospecho es que no estás solo- objetó ella -o me habrías buscado para que te acompañara.
No pudo responder nada, pues Christine cortó la llamada abruptamente. Después de todo, tenía razón.
En el fondo, se sentía terriblemente culpable. Christine le había dado siempre todo su apoyo. Ahora él estaba siendo un desagradecido.
Pero una poderosa razón le hacía apartarse de su novia una y otra vez. Con Geraldine a su lado, nada parecía importarle. Y eso era extraño porque nunca antes había experimentado tal cosa. Geraldine se convertía en el centro de su vida, en su único motivo. Al verla reír, bromear y tratarle con especial cariño, se sentía el hombre más dichoso del mundo.
Llegaron al Lago Azul, en la isla de Comino. Les recibió un hermoso conjunto de hoteles, rodeado de un azul turquesa, cubierto de aguas cristalinas. La arena, que lanzaba destellos dorados, invitaba a disfrutar de un baño de sol.
- ¡Qué espectáculo tan increíble!- exclamó Geraldine. Eran las cuatro de la tarde, y la playa estaba desierta. Algunas rocas milenarias adornaban los alrededores y la arena estaba tibia. Evrart observó el suave oleaje junto a ella. La abrazó de la cintura y sonrió satisfecho. Geraldine estaba tan emocionada, que no pudo reprimir las lágrimas.
- Nunca pensé...- musitó en voz baja -que se haría realidad este sueño.
- Ya lo ves que sí- le dijo Evrart.
- Mi capricho debió costarte una fortuna.
- No te fijes en eso, sólo disfrútalo. Lo único que quiero es que seas la más feliz de las mujeres.
Geraldine abrazó a Evrart con esa intensidad que la caracterizaba.
- Gracias... eres muy bueno conmigo.
Evrart iba a decir algo, pero en eso Geraldine hizo algo que lo sorprendió.
Se quitó el amplio y largo vestido playero y lanzó su sombrero de paja a la arena. Sus largos rizos negros flotaron llevados por la brisa. Corrió desnuda y se internó entre las olas, abriéndose paso entre ellas y bañando su cuerpo en una pueril alegría.
Evrart se sonrojó vivamente y miró a su alrededor avergonzado. No había nadie por allí, pero eso no impedía que alguien se acercara. Observó a Geraldine zambullirse en el mar, aturdido y angustiado por su atrevimiento.
Ella se volvió hacia él, entusiasmada.
- ¡Ven! ¡El agua no está fría! ¡Es tan agradable estar aquí...!
- Pero...
- ¡Vamos!
- No traje el bañador.
Geraldine se echó a reír ante el pudor del muchacho.
- Lo más bello que tenemos es nuestro cuerpo- le dijo -¿por qué cubrirlo todo el tiempo? Ven, deseo compartir contigo mi gozo.
Evrart se desvistió entonces. Dejó las bermudas y la playera turquesa junto al vestido de Geraldine y avanzó hasta la playa titubeante. Se sentía vulnerable, exhibiéndose tal cuál era, desnudo frente al mundo. Caminó con dificultad entre las olas, que le golpeaban de vez en cuando con cierta brusquedad. A veces cubría sus genitales, temiendo algún peligro desconocido bajo el agua.
Pero en cuanto estuvo al alcance de Geraldine, ésta tiró de él y lo hizo caer, haciendo saltar una gran cantidad de agua. Evrart la tomó de las manos y le dijo:
- ¿No te duelen tus heridas? El agua es tan salada...
- Arde un poco- dijo ella -pero no deja de ser delicioso.
Él le pidió que le abrazara la espalda y la llevó a recorrer la orilla cual canoa humana. Nadaron, jugaron y retozaron como dos niños, hasta que el sol empezó a anunciar que se marchaba, pintando el agua de un encendido color rojizo.
Entonces se miraron sorprendidos, como si hubieran vuelto a la madurez, dejando atrás sus anhelos infantiles.
Se tocaban, explorando sus cuerpos mutuamente, se acariciaban y sonreían en el más profundo silencio, sin dejar de admirarse.
Por fin se unieron en un abrazo, al cobijo de una enorme y vigilante roca. Allí, sobre la arena, volvieron a jurarse amor eterno.
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Foto del autor El...vi...ra
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Descripción

Evrart es feliz al lado de Geraldine. De hecho no le importa mentirle a Christine y gastar mucho dinero con tal de que ella est a su lado. Decide cumplir su deseo de ir a la playa.

Palabras Clave: playa dolor amor gozo jugar arena

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (5)add comment
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Battaglia

Amiga:

ahora si me llecaste muy lejos...... Reconocer los cuerpos simpre es algo fuera de este mundo, la mejor de las sensaciones, el mas hermoso de los momentos.... sobre todo cuando te sabes amado y sabes que amas profundamente......´la escena por demás ambientada y recreada muy a tu estilo..... de ensueño....

a favoritos of course!!!!!

Me gusta muchoooooooooooooooo
Responder
April 09, 2012
 

El...vi...ra

Gracias Bett! Me alegra que te haya gustado, este capítulo se leyó poco, quizá a algunos les pareció repetitivo pero en realidad era necesario. Por lo que leíste del final, era importante este reconocimiento para ambos personajes: en el caso de Geraldine, para sanar heridas psicológicas, para Evrart; reafirmarse y sentirse seguro de sí mismo.
Abrazos amiga.
Responder
April 16, 2012

Gustavo Adolfo Vaca Narvaja

DE ACUERDO.....ES BUENA TU INTENCIÒN
Responder
April 03, 2012
 

El...vi...ra

Y si de intenciones se tratara, seguro que haría de ésta una historia muy bonita, Gustavo. Pero estoy escribiendo drama y esto debe seguir su curso como la vida misma. Gracias por venir amigo.
Responder
April 04, 2012

El...vi...ra

Disculpen tanto edulcoramiento, pero lo que viene después a estos pobres es más de lo que pueden imaginar. Así que dejémolos disfrutar un poco más su mejor momento.
Responder
April 03, 2012
 

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