Cuando la filosofía se propone a investigar un tema, lo hace de manera analítica y crítica. Por ejemplo, al observar los principios últimos que dan razón a los hechos observados en varios aspectos de la realidad, la filosofía sobrepasa el terreno circunscrito en el cual trabaja cada ciencia y también cada campo empírico, dentro de los cuales se mueven los conocimientos científicos.

Es de este modo, como la filosofía se interroga necesariamente por lo que está plus ultra de lo observado y no puede prescindir de esta interrogación si quiere cumplir su función. Ahora bien, una vez que vá más allá de lo observable, resulta que comienza un campo de la realidad que caracteriza al pensamiento filosófico y da como resultado una investigación filosófica que afirma el saber filosófico como trascendente o metafísico. Entonces se puede decir que la filosofía inicia donde culmina la ciencia. A diferencia de la ciencia, la investigación filosófica no se restringe a un saber compacto, sino a un saber universal del conocimiento humano.

Podríamos decir entonces que la filosofía se caracteriza por poseer un tipo de conocimiento problemático y crítico, incondicionado y de carácter universal, cuyos temas de investigación (filosófica) van plus ultra del carácter empírico. Pero ¿por qué decimos que la filosofía tiene un contraste marcado para con la ciencia? Veamos el siguiente ejemplo:

Si tenemos a un matemático que estudia cierta clase de objetos (los números, el espacio, etc.) y lo vemos aplicando ciertos métodos (cálculos, demostraciones, etc.) empieza a distinguir las afirmaciones verdaderas de las falsas y hace avanzar el conocimiento en este campo. Sabido es la seguridad que ofrecen las matemáticas y los grandes logros que ha alcanzado desde la época de los griegos. Empero, la aplicación de esos mismos métodos las condujo a situaciones de crisis que han dañado sus mismos fundamentos como ciencia. Ahora bien, ante esta inminente crisis, el matemático se halla desarmado, pues su labor fue investigar dentro de los límites del campo matemático, aplicando los métodos aprendidos por las matemáticas y por ende, no puede hacer una crítica de sus propios principios desde una perspectiva superior a la del conocimiento matemático. Su campo de acción en su investigación tiene una gran debilidad: este límite.

Entonces ¿qué es lo que puede hacer? Para abordar y poder resolver los problemas que han provocado la crisis de las matemáticas en conjunto, el matemático ha de recurrir al Filósofo, cuyo temas de estudio son precisamente los principios y fundamentos de todo conocimiento, y en ellos podrá abordar los del conocimiento matemático (Filosofía de las matemáticas). Por muy hábil que sea el matemático en aplicar sus fórmulas y cálculos, estos son limitados ante el gran campo de la realidad y los factores circunstanciales que operan en ella. Es así como el filósofo puede ayudar al matemático a ver distintos modos de la realidad y no "una sola". Incluso el filósofo le podría mostrar las relaciones que las matemáticas guarda con la física, la biología o la historia, llevándolo a una conexión con el plano real.

Apuntes Filosóficos.
Escrito por: David Efraín Misari Torpoco.