Mujer llena de gracia
idéntica a todos mis sentidos
construida para ser habitada por mí y por nadie:
No sé bailar pero bailo en tu música
que reinventas con tu cuerpo interminable.
Pasas de veinte años despiertos
pero pareces una fragancia que no llegara a los quince.
Eres maravilla y desastre.
Tu pelo multicolor te delata atrevida.
Eres la generación en trámite.
En tus manos está la llave del siglo,
del que no cesas de abrir nuevas puertas.
Los ladrones conspiraron contra tí,
pero desapareciste en centelleos.
Mujer llena de gracia y de prodigios vitales,
los ríos de tu sangre palpitan en ti, justicieros
de ese encuentro de vida inesperado que eres cuando cantas.
Eres la que ha amanecido en su mismo camino.
Te sobran invenciones y arreglos
y andas viviendo el aquí y el ahora
como si fueran a írse, como si se desenlazaran:
Eso a veces te confunde
pero raudamente te repones y das al oyente tu lenguaje de notas reflexivas.
Tu cuerpo ante el micrófono hace tartamudear al alfabeto y sorprendes al cosmos.
Tus sílabas van directo a los oídos de los que te eternizan.
Ellos, boqueando de emoción se resbalan ante tu aclamada memoria genética.
Quieres la reconciliación de lo que se desmorona con lo que surge
y por un momento te quedas suspensa y reflexiva en tu meta.
Siempre estás anhelante de paz y de que la humanidad se exprese en todos.
La fama es tu prefijo.
La sencillez en prólogo del amor que predicas, suave samaritana.

Mujer llena de gracia:
¿De qué otra cosa pudiste ser llena sino de buenos sentimientos?
Quizá caminaste por el monte Carmelo y no lo supíste ni sabes.
Pudiste ser visión, tormenta, ráfaga, parpadeo del cielo.
Poetiza de ojos delicados,
mujer de carnívoros ojos dulces que no se arrepienten:
Tus seguidores conocen los fieles y tímidos impactos e impulsos
que te hicieron rosa y conciencia social: Nada callas.
Nunca actúas en desmedro de nadie.
Desentierras esperanza para una entrecortada fraternidad de niños descalzos.
Haces lo que sea por pintarrajear sus nombres en la frente de los tiempos.
Haz sentido las astillas punzantes de su dolor y filtrado lágrimas por ellos.
Tienes una cadencia que jamás se hara insulza ni pasajera
mientras la multitud te decrete su reina y propagues la soñada igualdad.

Tus apretados pantalones de cuero, la fibra eléctrica de la que naces
y tu blusa de estaño cristalino me hacen rememorar a las cándidas diosas
intermitentes que subieron del Egeo, meciéndose en su leyenda, porque
la espuma llevó la ambrosía más allá de los puertos de Corinto.
Mujer llena de gracia..........Y de identidad bella.
He reparado en tu pasión y rebeldía unigénita.
Esculpe lo que quieras en la página de mi mano.
Esculpe los cuatro elementos y hazlos audibles.
Esculpe una posdata rockera en mis pestañas de arcilla
mientras las constelaciones te ven como huerto y te riegan con párrafos.
Tu valor forja repercusiones como los déspotas forman cuchillos:
Sigue tu llamado.
Vive en él, desaparece en él. Cae sobre todos nosotros.
Mujer llena de gracia y de hombros cadenciosos.
Me sugestionas con tus arábigos bailes sugerentes,
con tu desempeño y tu don de entrega.