Hago una pausa. Me entretiene la curva que se forma dentro de la sombra. Así me quedo modelando el plomo, respirando sus gases viciosamente, en la veta de la madera junto a tu sonrisa donde cada cadáver respira aún las voces disconformes de la mañana y los fuegos de artificio.               Y en mi taller observo el mundo del regateo como una protesta callejera, como van subiendo los efluvios entrecortados de la adrenalina para sucumbir en los pañuelos sin querer decir nada                   como en esta literatura que es una vana tentativa de plomosy merenderos              nada que decir            tan solo intentar una danza entre puñales y zozobras de viejos marineros como gresca de gauchos            el poncho y el facón fuera de la vaina mientras necesites del cuento para dormir la bestia sonreirá         los fuegos de artificio y la mermelada para mañana            la noche sin dormir y la luna que  estalla como si fuera una flor  o una voz lejana que se estremece de odio reprimido          una penumbra que es como un plato gratinado para escribir mejor en las páginas de la historia           mientras te vas pensando en volver por dentro de un tango             por dentro de una sombra o un perfil de la mirada de diamante y es eso lo que te desprolija lo que te reinventa en la satánica noche cuando vomitas la realidad de papel y te escabulles y rengueas entre las sordidas miradas.