ADIOS FORZADO.
　
Deliro, por el borde donde tu cuerpo unió mis despojos
cuando te volviste, realidad en mi piel
y en vano intento busco, esquivar la tragedia
enfrentando la nada que existe,
en el adiós forzado que te envuelve
y aun así, tu sombra... permanece conmigo.

Como fantasma que no teme al alba,
como guerrero que ya no desea otra muerte
más que la propia, vuelvo versos este silencio
y la distancia, me sumerge en el infierno de esperarte.

Finalmente, es la noche quien me convence,
que ya mi musa se ha transformado
en esa mujer de nacar, que no necesita
mirar sobre su hombro para encontrarme,
porque sabe que estoy allí...
                                           aunque duela.
　
　
Dedicado a la dama de nacar que aun,
endulza mis sueños.