En medio de un castillo que se derrumba, el niño que deslumbrara al mundo con la canción "Ben" fallece este año en medio de escándalos, excentricidades, una familia desintegrada y cuantiosas deudas.
Es vergonzante ver el magnífico espectáculo para despedirle, después de que los mismos medios y miles de personas dejaron de verle como ser humano y se concentraron en todo lo negativo de su persona, como una especie de monstruo de circo, que no dejaba de producir dinero con cada nueva noticia.
Michael Joseph Jackson es un ejemplo más de esos niños talentos que se van cayendo en su camino a la madurez, y cuya infancia no es precisamente esa sonrisa que vemos en sus fotografías y videos junto a sus hermanos en los Jackson Five.
Ídolos infantiles como Mark Lester, Corey Feldman o Macaulay Culkin desaparecen en cuanto la edad adulta les alcanza. No es el caso de Michael, quien por el contario acrecenta su fama y su fortuna conforme va madurando.
Excelente músico, bailarín y empresario, Michael Jackson cuenta tan sólo con una debilidad: "ser niño".
Esa fantasía perdida a temprana edad, por una educación rígida y la ambición de su familia, crean en Michael la obsesión de haber vivido como un niño "normal", si se le puede llamar normalidad o todos esos caprichos raros que lo empezaron a caracterizar.
Y es que la ilusión de volver a ser niño, más de a alguno nos viene a la mente en ocasiones, pero engañarse con la idea de que puede ser algo realizable deja de ser sano.
Por desgracia, a los famosos se les eleva a la categoría divina, haciéndoles creer que por mediación del dinero podrán conquistar todo aquello que desearon sin obstáculo alguno. La despedida a Michael fue la despedida a un "dios" que nunca existió, pero que el mundo requiere homenajear para acallar su conciencia.
La leyenda de Ícaro y Dédalo vuelve a ser vigente en cada nuevo siglo. La leyenda de Narciso se vuelve realidad otra vez.
Despidamos a Michael, un ser humano talentoso que perdió el rumbo de su vida por desgracia. Lo perdió en la búsqueda de ese sueño imposible: "Volver a ser niño".