Comunicacin Interpersonal en la Pareja (Ensayo) -10-
Publicado en Jun 01, 2011
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- Claves para el entendimiento de un proyecto común.
Capítulo 10: La sexualidad psicosocial.
- La ética del sexo.
- Psicología sexual.
- El sexo emocional
- Los sentimientos del amor.
- Las sublimaciones del amor.
10.1.- La ética del sexo.
Empecemos por definir, una vez que ya hemos hablado tanto del sexo, qué es la ética. La Real Academia de la Lengua Española lo abrevia diciendo que "ética es el conjunto de normas morales que rigen la conducta humana". Extendamos un poco más esta definición con el aporte de Wikipedia: "La ética es una rama de la filosofía que abarca el estudio de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir. La palabra ética proviene del latín ethĭcus, y este del griego ἠθικός, o transcrito a nuestro alfabeto, "êthicos". Es preciso diferenciar al "êthos", que significa "carácter" del "ethos", que significa "costumbre", pues "ética" se sigue de aquel sentido, y no es éste. Desconocer tal diferencia deriva en la confusión de "ética" y "moral", pues esta última nace de la voz latina "mos", que significa costumbre, es decir, lo mismo que "ethos". Si bien algunos sostienen la equivalencia de ambas doctrinas en lo que a su objeto respecta, es crucial saber que se fundamentan en conceptos muy distintos. La ética estudia qué es lo moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y cómo se ha de aplicar posteriormente a los distintos ámbitos de la vida personal y social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral, busca las razones que justifican la utilización de un sistema moral u otro. Algunos han caracterizado a la ética como el estudio del arte de vivir bien, lo cual no parece exacto, puesto que si se reuniesen todas las reglas de buena conducta, sin acompañarlas de examen, formarían un arte, mas no una ciencia. La ética es una de las principales ramas de la filosofía, en tanto requiere de la reflexión y de la argumentación, este campo es el conjunto de valoraciones generales de los seres humanos que viven en sociedad. El estudio de la ética se remonta a los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y su desarrollo histórico ha sido amplio y variado. Una doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios determinados. Una sentencia ética, juicio moral o declaración normativa es una afirmación que contendrá términos tales como "bueno", "malo",
"correcto", "incorrecto", "obligatorio", "permitido", etcétera, referidos a una acción, una decisión o incluso también las intenciones de quien actúa o decide algo. Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones, cosas o acciones. Se establecen juicios morales cuando, por ejemplo, se dice: "ese político es corrupto", "ese hombre es impresentable", "su presencia es loable", etcétera. En estas declaraciones aparecen los términos "corrupto",
"impresentable" y "loable" que implican valoraciones de tipo moral. Termino esta introducción definitoria de ética mostrando una definición de lo que es la ética cristiana (para que muchos no sigan engañados respecto a nuestra verdadera forma de ser y de actuar como cristianos y cristianas) y para ello transcribo el extenso artículo publicado en el periódico ecuménico cubano "Palabra" de Miami, Florida, Estados Unidos, en junio de 2007:
"Algunos de los rasgos distintivos más importantes de la ética cristiana son los siguientes: a) La concepción cristiana de Dios: un autor señala: "El cristianismo es un sistema teísta; este es el primer postulado: el Dios personal, ético y que se revela a sí mismo". Es interesante notar que la Biblia no es un tratado de teología solamente. Las grandes enseñanzas acerca de Dios son presentadas junto a enseñanzas eminentemente prácticas. La Biblia se ocupa de revelarnos quién y cómo es Dios. También dedica un lugar destacado a manifestar cual es el anhelo del Creador para la existencia humana. Jesucristo demostró su Deidad a través de sus milagros y también a través de su norma de conducta. No se halló pecado en él. Sin embargo la humanidad hoy día rechaza la revelación que Dios ha hecho de sí mismo. Muchos abiertamente reconocen ser ateos o dicen ser cristianos pero viven como si Dios no existiera. Pero el hombre no puede vivir aceptando semejante idea ya que ello implica que la vida carece de significado y destino. Las distintas manifestaciones religiosas por más erradas que sean demuestran que el hombre no se resigna a sacrificar su propia espiritualidad. Paul Tournier dijo: "a pesar de su rebelión contra el cristianismo, el hombre moderno conserva en realidad en el fondo de su corazón un ideal cristiano".
La ética cristiana descansa sobre la revelación de la Biblia acerca de la naturaleza, la justicia y el amor de Dios. Su grandeza se debe a la inmensidad de nuestro Dios. Fundamentar normas de conducta prescindiendo de Dios sólo conduce al desenfreno. Por esta razón nosotros debemos ocuparnos de proclamar el mensaje grandioso de la Biblia porque el conocimiento de Dios es el único medio para transformar el medio corrupto en que nos desenvolvemos; b) la concepción cristiana del mundo: el término "Cosmovisión", declara James Orr, quiere decir literalmente "idea del mundo" y comprende "la idea más amplia que la mente puede formarse de las cosas en el esfuerzo por comprenderlas, desde el punto de vista de alguna filosofía o teología particular. Por tanto, al hablar de una "idea cristiana del mundo" implica que el cristianismo tiene su propio punto de vista y su idea relacionada con él, y que esta idea, cuando se desarrolla, constituye un conjunto ordenado." El postulado básico del cristianismo es que un Dios personal, Santo y eterno creó el universo en el cual vivimos, lo sustenta y dirige. Esto se deduce de la propia revelación de Dios manifiesta en las Escrituras. Si de algún modo podríamos resumir la Cosmovisión cristiana podríamos escoger la frase de Pascal: "Jesucristo es el centro de todo, y la meta a la cual tiende todo". Claro que esta postura encuentra en el presente gran resistencia dada la generalizada aceptación de la teoría de la evolución. Más que una hipótesis científica debe ser considerada una posición filosófica ante la vida. Su atractivo reside en el hecho de que ya el hombre puede vivir desordenadamente sin pensar que un día será juzgado por Dios. Efectivamente, basado en la teoría de la evolución, Nietzche señaló que la denominada conducta moral es tan sólo necesaria para el débil. Toda acción debía estar diseñada para el desarrollo del individuo superior, el superhombre. Para que tengamos una idea acabada de la peligrosidad de esta nueva ética debemos recordar que estos conceptos fueron proclamados por Adolf Hitler. Ciertas investigaciones han demostrado que la ciencia médica de la Alemania nazi, salvo honrosas excepciones, colaboró en el exterminio masivo de los enfermos crónicos en interés de ahorrar gastos "inútiles" para la comunidad. Pero semejante proceso no se impuso abruptamente. Hubo toda una campaña propagandística previa. Un libro de matemática titulado "La matemática al servicio de la educación política" ampliamente utilizado en los colegios incluía problemas, expresados en términos distorsionados, acerca del costo de cuidar o rehabilitar a los enfermos crónicos y a los inválidos. Uno de los problemas preguntaba, por ejemplo, cuántas nuevas unidades de vivienda podrían construirse y cuántos préstamos pudieran darse a parejas recién casadas, con la cantidad de dinero que le cuesta al estado atender "a los inválidos y a los locos". Someramente podemos apreciar que una distorsionada concepción del mundo conduce hacia el caos. Debemos enseñar a nuestros niños los principios bíblicos respecto al origen las cosas. Un autor cristiano expresaba su preocupación diciendo: "Los persistentes esfuerzos hechos para desterrar el Cristianismo de los libros que se usan en las escuelas, y el éxito que han obtenido, movieron al autor a preparar una serie de textos para las mismas, con el expreso fin de restablecer el Cristianismo en el lugar que le corresponde en la enseñanza". Estas palabras fueron escritas en el año 1863. Si, leyó bien, 1863; c) la concepción cristiana del hombre: en cuanto a la naturaleza del hombre la Biblia la relaciona estrechamente con la doctrina de Dios. Lo primero que nos dice la Palabra acerca del hombre es que fue creado a imagen y semejanza de Dios. Así como Dios es personal y ético también lo es el hombre. Pero la Biblia señala asimismo la malévola intervención de Satanás quien es el creador y promotor del mal. El hombre cedió ante la tentación del maligno y ahora se encuentra esclavizado por el pecado. El pecado es "una afrenta infinita a la gloria divina". Dios se encargó de que la conciencia del hombre acuse su maldad y luego, para que no queden dudas, manifestó el bien y el mal en su ley (Romanos 2:15 y Romanos 7:7). También tomó la iniciativa en la salvación de la humanidad aun desde antes de la fundación del mundo (Primera de Pedro 1:18-20). La muerte de Cristo, prefigurada a través del sistema de sacrificios, concede al hombre la oportunidad de obtener mediante la fe la reconciliación con Dios lo cual implica el perdón de todas sus faltas. Sin embargo esta concepción del hombre es opuesta a la opinión de filósofos y científicos. Estos suelen pensar que el hombre es de por sí bueno. Su conducta improcedente puede ser mejorada a través de la autodisciplina. Otras opiniones señalarán que las manifestaciones malignas del hombre se deben a traumas originados tal vez en su crianza y que, con la terapia adecuada, pueden ser superados. Este ideal choca, no obstante, con la realidad ya que numerosos son los casos en que la maldad del hombre se manifiesta de modo innegable. Ante tales ejemplos muchos prefieren cerrar los ojos. Ron Rosenbaun al analizar diversas teorías sobre la personalidad de Hitler llegó a la conclusión de que muchos adoptan "una suerte de ilusión perversa -el deseo de creer que Hitler es antinatural- para eludir las consecuencias de pensar que de alguna forma era "normal". La dignidad del hombre descansa, según la Biblia, en el hecho de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios. Su miseria en haber caído en el pecado. Estos son dos puntos fundamentales de la doctrina bíblica brindan un sustento primordial a la ética cristiana.
Bien. Ya estamos lo suficientemente preparados para hablar de la ética del sexo desde un punto de vista natural y basándonos en la innegable idea de que realizar actos sexuales entran dentro del campo de las acciones morales del ser humano y, por lo tanto, medibles tanto para lo positivo como para lo negativo por medio de una ética que muestre la realidad moral de dichas acciones. Antes de seguir exponiendo yo mis puntos de vistas, veamos qué encontramos por Internet. He aquí el perfecto artículo en cuanto a conciencia y contenido, del Doctor y Master Don Humberto Bazán Mesquida:
"En cuanto a la sexualidad o conducta sexual, existen ciertos valores directamente relacionados con ella, y que para ser auténticamente humana es necesario contemplar y efectivizar.
Responsabilidad. Es la necesidad de elegir teniendo presente la consecuencia de nuestros actos. Es así como se habla de la "paternidad responsable", cuando la misma es elegida libremente y se tiene conciencia plena del papel que nos tocará desempeñar frente al nuevo ser del cual somos coautores. En cuanto seres racionales, tenemos conciencia de lo que sucederá o podría suceder al realizar ciertas acciones; esto es, no debemos dejarnos llevar sólo por el instinto -como hacen los animales- y pensar en lo que ocurrirá al utilizar nuestra sexualidad; por todo lo cual deberemos "responder".
Compromiso. Implica cumplir con una "promesa" (con promesa) que libremente le manifestamos a otra persona, por ejemplo a la pareja sexual, como el de compartir con ella todo nuestro ser y no solamente nuestra sexualidad. La promiscuidad, las relaciones sexuales ocasionales, por ejemplo, en las cuales no nos comprometemos como personas, dejan precisamente de ser humanas y contradicen la dignidad de la persona.
Respeto. Significa tener presente la libertad, la integridad, el parecer y la dignidad de las personas que resultan de alguna manera afectadas con nuestra conducta: nuestra pareja sexual, aquellos a quienes damos nuestro ejemplo, o el ser que posiblemente engendremos. Las violaciones, los acosos sexuales, el aborto, el incumplimiento del rol propio del sexo asignado por la naturaleza -homosexualidad-, son conductas equivocadas porque van en contra del valor del respeto personal.
Dignidad. Es el aprecio a la naturaleza personal o humana, no confundiéndola, por ejemplo, con la del animal. Es ser conscientes de que debemos obrar humanamente priorizando los valores espirituales a los vitales.
Libertad. Es el valor primordial a cumplimentar en un acto humano, para que sea considerado moral. Si carece de libertad, no puede juzgarse un acto como bueno o malo; tampoco es responsable quien obra sin libertad. Sin embargo, al tener en cuenta la jerarquía de valores, a veces debemos asumir las consecuencias de un acto aunque no haya sido querido libremente; por ejemplo, en el caso de una violación que produce la concepción, debe priorizarse el valor de la vida humana que comienza a gestarse a la libertad de la madre de decidir sobre esa vida.
Sinceridad. Entre las partes de una pareja sexual es valioso que exista una abierta y sincera comunicación, de manera que cada una de ellas pueda conocer y respetar los sentimientos, las opiniones y las características personales de la otra. Lo cual no puede ocurrir en parejas que poco se conocen o incluso no les importa conocerse.
Fidelidad. Proviene del respeto, del compromiso y de la dignidad de la persona.
A fin de otorgar a la sexualidad el valor que realmente le corresponde, es conveniente distinguir amor y sexo. Amor es el sentimiento personal que experimentamos frente a la realidad en general (incluidos nosotros mismos), mediante el cual valoramos su existencia y deseamos su bien. En el caso del amor sexual, supone reconocer en la pareja a una persona, que como tal debe ser respetada y valorada, descubrir en ella el complemento -no sólo físico-, y desear participar de una manera importante en su vida, como compañero en el camino del crecimiento personal.
El sexo, el acto sexual, es una consecuencia del instinto natural que persigue como finalidad principal la reproducción de la especie. Puede ser realizado sin amor, pero en este caso carece de los atributos morales y personales. Es desacertada, por ende, la expresión "hacer el amor", cuando alude a toda relación sexual, porque en ésta puede o no estar presente el amor, lo cual equivale a decir que puede o no ser un acto personal, responsable, respetuoso y comprometido.
Para que la sexualidad presente estos valores debe, asimismo, enmarcarse dentro de un proyecto de vida de la persona. Valorar la sexualidad significa decidir libremente la manera de utilizar las posibilidades que nos ofrece la misma, con absoluta conciencia de su importancia y de la necesidad de encauzarla hacia la consecución de nuestros ideales espirituales. Y nuestra pareja sexual debe formar parte de nuestro proyecto de vida; lo cual implica que no debe ser ocasional o transitoria.
Por otra parte, la sexualidad no sólo se expresa en la relación sexual, la procreación y el cuidado de los hijos. Estas realidades pueden incluso estar ausentes sin que ello implique frustración sexual y humana, porque la sexualidad también y fundamentalmente se expresa en otras conductas, en las cuales se reflejan los atributos femeninos o masculinos otorgados por nuestra naturaleza sexuada. La feminidad o la masculinidad nos acompaña en todos nuestros actos, y no sólo en los propiamente sexuales.
La maternidad -y también paternidad- adolescente comúnmente no forma parte de un proyecto de vida, o bien lo contradice. De aquí el daño personal que ocasiona, tanto a los padres como al hijo, porque aquéllos asumen un rol que no desean o para el cual no están preparados aún".
Es tan completa y profunda, a la vez que fácilmente comprensible esta magistral exposición, y está tan de acuerdo con lo que yo pienso y opino sobre este asunto, que no puedo añadir nada más; salvo álgún texto que transcribo, de entre mis publicados en Vorem.com para complementar lo que pienso que debe ser el sentido de la ética humana.
Primer texto ("En recuerdo de los idilios"): "Lo elegíaco de los cantos amorosos son como recordatorios yuxtapuestos entre los coloquios que mantenemos con la luna. Las diversas lunas inmutables de las atmósferas terrestres iluminan nuestras persistencias poéticas para evocar estos modos de cantar consecutivamente a los amores y desamores que dejamos en este nuestro pasar por la vida. Son las lunas mudas y silenciosas pero siempre presentes en nuestros cantos nostálgicos. Con los cantos del amor y del desamor pasa algo interesante: que nos dejan construcciones sentimentales que nos unen a la conciencia universal de todos los integradores de la poesía. Y nos hacemos hombres y mujeres restrospectivos con una memoria viva a través de los versos hilvanados con nuestras realidades y nuestros sueños sentimentales. En estos casos de recuerdos idílicos, realidades y sueños son la misma cosa. Soñamos siempre cantando a las fuentes amorosas idelizadas a través de realidades concretas pero llenas de metáforas. Cantamos al placer de amar y al dolor de amar y seguimos siendo siempre conclusivos en las maneras diversas y diferentes en que cada uno de nosotros y nosotras describimos, po ejemplo, un beso... o, por ejemplo, una caricia... o, por ejemplo, un acto sexual... El caso es que damos poemas a la tierrra para que germinen con el paso de la primavera... muchos poemas diversos...y como dejó escrito el célebre poeta italiano Giacomo Leopardi: "Né tu finor giammai quel che tu stessa inspirasti alcun tempo al mi pensiero". Que quiere decir, en español: "Ni hasta ahora jamás lo que tú misma inspiraste a mi mente en otro tiempo". Y nos inspiramos, bajo la luna, al lado de una fuente gorgorita que suelta sus perlas acuíferas hacia nuestros rostros de poetas y poetisas bañados por la luz de la noche...".
Segundo Texto (Ética - pensamiento): "La Ética es aquella embarcación donde sólo se atreven a subir los marineros conocedores de la Verdad".
Tercer Texto (La ética que evoluciona...): "El mundo actual ya es el desarrollo de lo que desde hace mucho tiempo se ha venido hablando: la globalización mundial y la llegada, al final, de un único gobierno en la Tierra. En este mundo actual, de globalización principiante y por ello lleno de crisis, también los valores éticos están siendo transformados hasta que se adecúen a una nueva ética mundial que es lo que yo llamo ética evolucionista. El ser humano es un ser que evoluciona y por eso su ética también. A veces dichas evoluciones se desacompasan hasta que llega un momento que se quedan firmemente unidas entre sí: es cuando el gran cambio social universal se ha realizado. La tesis central de toda ética evolucionista es la que dijo el pensador Ruse: "la moral humana es un producto de la evolución" y el pensador insistió, además, señalando que no se trata simplemente de afirmar que es el producto de una "socialidad" (que sí que lo es) sino que es el fruto de la evolución del sentido que tenemos del bien y del mal (que es cambiante según los grandes períodos de la Historia y estamos ya internándonos quizás en el período más cambiante de esa Historia Humana a la que nos estamos refiriendo). La ética que evoluciona es un producto final de la selección natural de nuestras acciones humanas y de sus interacciones sobre las mutaciones aleatorias. Distingo, al pensar en ello, dos cualidades generales de la ética que evoluciona: en un primer nivel, la "ética normativa" que es el conjunto de normas morales que prescriben tal o cual tipo de comportamiento y que actualmente está en un período de difícil adecuación pero que llegará, algún año, a consolidarse. En segundo nivel, la "meta-ética" que demostrará la validez de la la nueva moral de la ética evolucionista cuando el mundo se haya definitivamente globalizado. No es cuestión de ser globalizador o antiglobalizador... es cuestión de ser humano que observa y mira el futuro que estamos ya viviendo. La ética evolucionista nos aportará respuestas convincentes sobre cuestiones que, hoy en día, poseen muchos sentidos distintos, se ven desde muchos ángulos diferentes, se analizan desde planos a veces hasta opuestos. Es que estamos en los inicios de la globalización. Podemos estar criticando ferozmente las cuestiones negativas que posee esta ya inevitable globalización mundial... pero hay ya muchas personas capacitadas que están proponiendo las bases y cuestiones prioritarias de esa nueva ética evolucionista que se está desarrollando hoy en día".
Termino señalando que, dentro de la ética del futuro, estoy seguro de que el sexo tendrá un lugar preeminente: que las nuevas generaciones (sea cual sea la edad que tenga cada uno y cada una de sus componentes) rejuvenecerán dentro del sentido ético de lo que debe ser una realidad sexual noble (no libre pero sí liberada), pura (no contaminada por el pecado del "amor libre") y sana (propia de seres humanos que buscarán el compromiso de la fidelidad eterna en el matrimonio hombre/mujer).
Nota Complementaria.- Los versículos bíblicos citados dicen lo siguiente: Romanos 2-15: "mostrando la obra de la Ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia y acusándolos o defendiéndolos sus razonamientos"; Romanos 7-7: "¿Qué, pues, diremos?. ¿La Ley es pecado?. ¡De ninguna manera!. Pero yo no conocí el pecado sino por la Ley; y tampoco conocería la codicia, si la Ley no dijera 'No coi
diciarás'"; y Primera de Pedro 1,18-20: "pues ya sabéis que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir (la cual recibisteis de vuestros padres) no son cosas corruptibles, como oro y plata, sino la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. Él estaba destinado desde antes de la fundación del mundo, pero ha sido manifestado en los últimos tiempos por amor de vosotros".
10.2.- Psicología sexual.
Muchos son los equivocados que creen que el sexo es simplemente un acto físico y nada más; y es que desconocen que, precisamente el sexo, tiene que ver mucho tanto con la psicología masculina como con la psicología femenina. Mucho del éxito o del fracaso matrimonial tiene que ver con la psicología sexual de las dos partes (hombre/mujer) que componen un matrimonio. Porque el punto de partida de toda relación sexual dentro de un matrimonio se inicia en el proceso psicológico de ambas partes y finaliza también en dichos procesos psicológicos. Es por eso que podemos hablar de psicología sexual.
José Luis Catalán Bitrián escribe de manera profusa y profunda de ello: "La sexualidad es una acción específica del ser humano, que está integrada en el conjunto de las demás acciones que hacemos. Lo más frecuente es que la sexualidad forme parte de una relación amistosa o de pareja (esto último tiene sus salvedades, como por ejemplo en la masturbación individual en la que la relación es con uno mismo, o en la fantasía erótica, en la que nos relacionamos con un otro de carácter ficticio). Nadie se extrañaría si dijésemos que comer es una acción, ya que partiendo de la necesidad biológica somos conscientes de que tenemos hambre y hacemos una serie de actos con la finalidad de conseguir satisfacernos. Siguiendo este mismo argumento también podríamos decir que partiendo de una consciente necesidad sexual, la excitación, hacemos una serie de cosas para conseguir un objetivo que, de tener éxito, llamamos orgasmo y que es la mayor satisfacción que sentimos en cuanto al desarrollo de la excitación sexual.
Es evidente que la biología hace posible que podamos experimentar la sexualidad, ya que tenemos órganos aptos para desempeñar tal función y una base nerviosa y endocrinológica para controlarla, pero ¿cómo interviene la cultura en todo ello?. Lo resumiremos en los siguientes puntos:
-> En el desencadenamiento de la acción.
-> En el nivel de excitación.
-> En las estrategias técnico-corporales.
-> En la ideología de la técnica.
-> En los resultados.
-> En una ideología de la sexualidad.
Ya sabemos que el primer momento de la acción es aquel en el que lo que hacemos es estar pensando en ella. Si preguntamos a alguien, ¿qué haces?, nos puede contestar, estoy pensando en que quisiera hacer el amor. Claro está que de tener ganas a estar haciéndolo existe la distancia que media entre la imaginación y la realización. Pero se aceptará si la persona tuviera las condiciones adecuadas (poder-hacer) pasaría de las ganas a los hechos. Es decir, que un primer paso para que la sexualidad funcione es tener ganas. Por esta razón cuando se hace el amor por obligación, por piedad, a disgusto, etcétera, no se suele obtener auténtica satisfacción. Tener ganas no es suficiente para que se siga la continuación. ¿Qué quiere decir entonces lo de que obligatoriamente tienen que existir condiciones adecuadas?. Fundamentalmente que cada cual tiene una concepción de cuándo es oportuna, posible, atractiva. Veamos más despacio cómo se desarrollan tales ideas de conveniencia.
El bebé, que no ha configurado todavía la respuesta sexual, experimenta la sexualidad simplemente al azar de sus descubrimientos sensoriales, y de forma incompleta. Por los cuidados de la higiene, el roce de la ropa, el ritmo, sus exploraciones corporales... No domina todo el proceso que conduce al orgasmo, en primer lugar por inmadurez de sus órganos y porque tampoco en el resto de acciones sensorio-motrices sucede algo demasiado diferente (no controla tampoco totalmente las posibilidades de su cerebro y los movimientos de su cuerpo).
Durante el período infantil, en el que hay un perfeccionamiento de las distintas habilidades mentales y motoras, también se adquiere una mayor integración del cuerpo propio, dándose ya, el comienzo del esquema sensorial susceptible de configurarse como excitación sexual: el tipo de caricia táctil, estímulos olfativos y visuales, sensibilidad genital. En esta etapa los resultados son muy variables según la educación recibida y un componente azaroso considerable.
Algunos niños tienen inhibida la exploración sexual porque de muy pequeños han aprendido a descartar ese tipo de sensaciones. Algunos padres son muy pudorosos con las exploraciones sexuales infantiles espontáneas y las reprimen, con lo que el niño deja de investigar en ese sentido como podría suceder con la exploración de llevarse cosas a la boca, o el aprendizaje de lo peligroso o de lo que no se hace. Este tipo de niños, si no son inducidos por otros compañeros, pueden descubrir la sexualidad bastante tarde.
Otra problemática es la que deriva de la información sexual. No hay por qué suponer que un niño descubre la realidad por sí mismo sin ningún tipo de explicaciones de cómo es esa realidad. Este es el sentido de las preguntas típicas de por qué esto y lo otro. Si no le explicamos al niño que la lluvia cae de las nubes, puede estar convencido de que alguien está tirando agua desde arriba: es lo que creían los hombres primitivos y tardamos bastantes siglos en descubrir que no sucedían así las cosas. También hay sociedades primitivas, como por ejemplo entre los Arunta de Nueva Australia central, en las que no se sabe la relación que hay entre la sexualidad y la fecundación, de manera que poseen la creencia que las mujeres tienen un poder mágico de tener hijos.
Las teorías de los niños mal informados de cómo nacen los niños pueden ser bastante extravagantes: nacen por las orejas, por el ombligo, por el ano o los trae la cigüeña (esta última hipótesis no les suele resultar demasiado creíble y optan en secreto por alguna de las anteriores). Sólo les falta creer que uno coge un trozo de barro, sopla y aparece un niño. También suelen tener bastante confuso lo que es el órgano sexual: ¿será el trasero?, ¿será el pie?, ¿las niñas no tienen nada?, ¿eso de la sexualidad será subirse a un caballo?, ¿será pintarse la cara y ponerse colonia?, ¿será ponerse ropa de mujer?, ¿será apretarse la ropa contra las piernas?. La lista de ideas equivocadas es abundante y variada. Lo que tenemos que aclarar enseguida es que el niño no es perverso por naturaleza, sino por ignorancia: si le explicamos con ideas a su alcance cómo son las cosas atinará a comprender lo que es la sexualidad, cómo son los órganos sexuales masculinos y femeninos (no lo que falta sino el órgano que tiene la mujer), y cómo es el proceso de fecundación. El niño tendrá más sentido de la realidad si los educadores no le inducen a irrealizar las cosas.
Cada vez hay más niños a los que se les educa con mayor liberalidad, con lo que tienen la oportunidad de aprender, jugando, el funcionamiento natural de la sexualidad. A través de sus propias exploraciones sensoriales, una información fidedigna, y sus propias experiencias en las relaciones infantiles respetada por los adultos (ni reprimida ni obligada). Tal vez haya que hablar todavía de los derechos del niño, entre otros, a su sexualidad, y que en algunas sociedades que nosotros llamamos primitivas ya tienen.
Con la pubertad se alcanza una madurez de los órganos sexuales. Puede entonces conseguirse la acción completa de la sexualidad. Pero en cambio no hay un dominio paralelo de la socialización e identidad personal del adolescente. Ello redunda en el siguiente panorama: hay un mayor éxito en la sexualidad masturbadora que en la interpersonal. En la medida que flaquea el dominio de la relación intersubjetiva (entre iguales) la sexualidad adulta está en su expresión más inmadura. Suele haber un abanico demasiado amplio de desencadenantes de la sexualidad, lo que se refleja en la fantasía erótica que acompaña las actividades masturbatorias (los otros se dan en imagen y lo que hacen se rige por los caprichos del sujeto que ensueña): puede estar mal discriminada respecto a la agresividad (fantasías sádicas y crueles) u otro tipo de impulsos que el adolescente controla a duras penas. Se puede decir que lo que sabe controlar es la explotación mecánica de sus órganos genitales y su imaginación erótica. Este esquema, por supuesto, es muy variable, y además está demasiado interferido por el tabú que normalmente pesa sobre la sexualidad adolescente como para resultar del todo claro. En otras sociedades poseemos ejemplos de madurez sexual en el adolescente, de manera mucho más precoz que en nuestras sociedades, como las que ha descrito M. Mead de Samoa.
En comparación al bebé impúdico, en estas cuestiones el adolescente requiere de una protección de su intimidad y una concentración especial: pasar de una simple excitación al orgasmo cuesta un trabajo. Ya sabemos que todo trabajo exitoso, toda acción que realiza su finalidad, sólo es posible concentrándose en ella. Así, si queremos leer el periódico, mal lo podemos hacer si nos distraemos al llegar al primer párrafo. De igual forma la concentración necesaria para tener éxito en la masturbación, como en la sexualidad en general, puede ser alterado por condiciones inadecuadas (bullicio, interrupciones, preocupaciones, sentimientos de culpa o de odio...). La ansiedad resta sexualidad como el odio resta amor, o como la auto-agresión resta animación. Ansiedad y placer son enemigos irreconciliables, de forma que cuando aparece la primera se fastidia la fiesta. También se oponen a la sexualidad la repugnancia moral y el asco.
Conforme las vivencias sexuales se van perfeccionando se complican las condiciones que se le exigen. Aparece la aspiración de tener relaciones interpersonales de intercambio de prestaciones sexuales. Y hay un abismo entre masturbarse y realizar un coito: la relación con un sujeto de carne y hueso pasa por la aceptación de una persona que posee independencia, autonomía, libertad, deseos como nosotros. El otro de la fantasía hace lo que queremos que haga, es nuestro capricho, pero en la realidad el otro tiene su opinión, mira, juzga, valora, y hay que negociar un acuerdo con él.
El amor, que es una de las principales emociones del intercambio, es el más adecuado para que funcione la sexualidad en una relación de persona a persona. Si la sexualidad con el otro no se basa en por lo menos un intercambio amistoso, degenera en una especie de masturbación, en la cual al otro le hacemos tomar el papel de objeto sin serlo realmente. Por consiguiente las condiciones para la sexualidad equivalen por un lado a las generales para todas las acciones, y por otro lado en especial para los afectos amorosos: en este caso el amor tiene contenidos sexuales, los bienes que circulen serán trabajos de excitación. Para ello se requiere que no sólo uno tenga ganas, sino que el otro quiera también, y que pueda por lo tanto, iniciarse el proceso de intercambio.
Esta condición amorosa complica la sexualidad bastante más que en el caso de la masturbación, pero a cambio proporciona una mayor riqueza si comparamos éxito por éxito de cada una de las maneras. Se puede ver en principio mayor conveniencia en aprender a conseguir triunfar en la sexualidad interpersonal que renunciar y dedicarse a la masturbación, siempre que se persiga la máxima intensidad sexual. Claro está que muchos están lejos de este ideal, y tienen problemas a la hora de conseguir una satisfacción de su sexualidad con otra persona.
Una de las primeras reglamentaciones sociales que apareció en la historia humana fue precisamente sobre esta amor-sexual, y ello debido a la relación entre sexualidad y reproducción, la relación general entre hombres y mujeres, y las antiguas religiones familiares. A estas reglamentaciones las llamamos modelos de relación. Están pautados socialmente e imponen condiciones especiales a las relaciones sexuales. Hoy en día poseemos en nuestras costumbres una mayor libertad en cuanto a reglas sociales entre personas que quieren tener relaciones sexuales. Se ha vuelto más flexible el modelo, aunque no deja de haberlo, ni por ello renuncian a seguirse dando como emociones amorosas más o menos intensas.
El grado de libertad ha venido acompañado de otras transformaciones sociales. Por ejemplo, ha cambiado gran parte de la concepción familiar que interfería en el amor. fijémonos en un dato anecdótico: en 1834 estrenaba Fernández de Moratín su obra de teatro El sí de las niñas, obra de vanguardia, escándalo y provocación, en la que se enfrenta valientemente a las costumbres de la época defendiendo el derecho de los jóvenes a elegir la pareja de la que están enamorados. En fechas más anteriores todavía, por ejemplo en los primeros tiempos de los romanos, en la sociedad patriarcal en los que un señor era el rey de la casa (las casas entonces podían consistir en toda la familia más los esclavos) el matrimonio tenía más que ver con los intereses patrimoniales y religiosos -cada lar se regía por la divinidad particular- que con el amor. La concepción patriarcal de los lares familiares de la antigüedad no era muy propicia para las formas de amor-sexual que hoy en día conocemos, y que se daban más como excepciones mítico-heroicas que como otra cosa. Podríamos recordar también el ejemplo de la antigua China, donde los matrimonios se calculaban de antemano según el criterio de los primos cruzados.
Junto a los grandes modelos colectivos de relación entre los sexos, nos encontramos otras fórmulas no menos importantes a la hora de la verdad, como los gustos estéticos, ideologías, actitudes frente a la vida, clase social, etcétera, y que marcan los valores apreciados/despreciados, y por tanto capaces de integrar mayor excitación o degradar el posible sujeto erótico. El nivel de excitación es variable en la sexualidad. Sabemos sin embargo que es necesario un mínimo de excitación para disparar el orgasmo. La cultura nos da elementos para conseguir ese mínimo y aumentarlo. Un primer punto de partida para la consecución del orgasmo nos lo da le técnica masturbatoria, con su imaginería erótica por un lado, y por explotación puntual y mecánica de las zonas más sensibles, creando con ello un resultado determinado en cuanto a los niveles de excitación alcanzados, su canal sensorial y los hábitos que en cuanto a sexualidad genera.
Cuando interviene en la sexualidad una pareja es muy posible que las cosas vayan en un principio peor que cuando ambos se masturbaban por separado. Los partenaires están descubriendo fórmulas nuevas de excitación. Al comienzo de las relaciones, la penetración del pene en la vagina es una manera de obtener placer en la que la mujer en principio no domina lo suficiente como para llegar al orgasmo, y en la que el hombre no puede disfrutar como desearía, ya que muy a menudo se produce un orgasmo muy rápido compulsivo, o más soso en relación al obtenido en la masturbación. Para que las cosas vayan bien es necesario que la mujer se excite de una manera más intensa y que la penetración, estimulando indirectamente el clítoris, sea capaz de provocar el clímax: por esta razón hablamos de sexualidad irradiada en la que se transforma la forma puntual de conseguir excitación en una más difusa, global y abarcadora. En el caso del varón la irradiación consiste en que pueda repartir su excitación a todo el cuerpo (tener otras fuentes sensuales de excitación) y controlar el ritmo excitatorio antes de alcanzar el nivel crítico de disparo automático del orgasmo.
En la relación interpersonal los servicios mutuos prestados forman un conjunto de potenciadores de la sexualidad, de forma que el entendimiento mutuo, el lenguaje que los amantes crean para su sexualidad, la riqueza de su sensorialidad, la presencia del amor, etcétera, realzan la sexualidad hacia cotas cada vez más altas y satisfactorias. Claro está, que la difícil compenetración de una pareja pasa por un aprendizaje, por una parte de la sensibilidad intersubjetiva, y por otra de los modelos de relación ideológicos entre personas, particularmente en referencia a sus roles sexuales.
El nivel de excitación aumenta por un refinamiento de la sensibilidad corporal, por una forma de poner los sentidos en relación con la sexualidad. Así, los olores, el tacto, el oído, la vista, etcétera, pueden ser utilizados como magnificadores de la sexualidad, y es precisamente la cultura aprendida la que nos enseña a disfrutar de estas cosas inventando y cultivando el aprecio por la música, el baile, el perfume, la moda, etcétera.
Con el paso de los años sucede a menudo que la excitación sexual disminuye porque se atrofian en parte los sentidos, aumentan los problemas y no se saben encontrar con imaginación recursos nuevos. Las estrategias técnico-corporales de obtención de placer también tienen que ver con la cultura, y no nos estamos refiriendo al Kamasutra de las posturas para hacer el amor, aunque tenga su importancia, sino más bien a las peculiaridades sensoriales de cada cual. Por poner un ejemplo sencillo: a uno le excitan las caricias suaves, y al otro le dan cosquillas, de forma que estas diferencias en el gusto implican difíciles ajustes en los que cada miembro de la pareja tiene que ceder y aprender algo de la sensibilidad del otro si es que quiere entenderse con él. Por otro lado, este es el capítulo de otro tipo de estrategias de satisfacción sexual que no son las de la relación hombre-mujer, como en la homosexualidad, u otras formulas de entender la sexualidad.
Enlazando con el punto anterior, pensemos que la sociedad propagandiza o prohíbe las fórmulas diversas, de modo que el coito heterosexual es el que sale premiado, y si bien se toleran otras formas de sexualidad, como es el caso hoy en día de la homosexualidad, en cambio se prohíben otras, como sucede con el incesto y otras llamadas perversiones. Y no sólo eso, sino que a través de la educación se introduce en cierta forma en la vida íntima insinuando y persuadiendo, como por ejemplo predicando la actividad, iniciativa a los hombres o pasividad, coquetería a las mujeres. Cada grupo social instituye sus propias normas a propósito de la sexualidad, como sucede por lo demás con las otras actividades. Es sobre este fondo normativo que tiene sentido hablar de lo perverso, esto es, lo que va contra las normas emitidas. En ocasiones se olvida este modelo social normativo y en vez de hablar de transgresores se pretende que se trata de enfermedades. El modelo médico, en ocasiones, se utiliza socialmente para lo que no serían verdaderos trastornos funcionales de los órganos corporales. En el pasado se veía al homosexual, por ejemplo, como un enfermo con algún tipo de trastorno genético u otro desconocido.
El modo como influye la cultura en los resultados de la sexualidad, es decir, en la concepción del orgasmo, se jerarquiza en orgasmos de primera categoría, de segunda, tercera..., distinguiendo entre orgasmos mejores y peores. Se puede entender como mejor, por ejemplo, el conseguido a la vez por una pareja que se quiere.
También ha ocurrido con la religión de años atrás, que se recomendase o no se viese mal que no se llegara al orgasmo, sobre todo en el caso de las mujeres. Se veía con malos ojos sentir la máxima intensidad de placer sexual, y la política era reducirlo lo más posible ya que parecía que no se podía llegar a suprimirlo del todo. La sexualidad, como todas las actividades de la vida, son pensadas por la humanidad bajo puntos de vista diferentes. En ocasiones es una actividad pecaminosa, en otras se exalta como lo más importante de la vida. Se integra en el matrimonio como institución o se permite cualquier tipo de relación amistosa.
Una forma de normas sobre la sexualidad es la que se aplica a las edades. En unas sociedades se permite la sexualidad de los adolescentes, incluso la de los niños, y en otras se censura y se considera negativa o peligrosa. Lo mismo sucede con los ancianos. Nuestra sociedad en particular es un tanto estricta con los adolescentes, a los que se considera inmaduros para practicar la sexualidad, y los ancianos, en los que suele estar mal vista.
También el ambiente de algunas instituciones cerradas se convierte en censor de la sexualidad, por diversas razones: en las cárceles como forma de castigo y privación, en los hospitales por supuestas razones de salud o necesidades organizativas, en los hospitales psiquiátricos para evitar líos, o en otro tipo de grupos a veces aparece una especie de tabú por la suposición de que la permisividad sexual amenazaría o deterioraría al grupo".
Bien. Preguntaréis qué tiene que ver la psicología en todo esto. Es una pregunta mal planteada y a la que hay que responder que mucho... ya que todo acto sensorial (y el acto sexual es lo más sensorial que poseen los seres humanos) se llevan a cabo bajo prismas no sólo sociológicos sino, principalmente, dependientes de la psicología de cada hombre y de cada mujer.
Entramos de lleno en el tema con el siguiente texto de la Doctora Elisa Urbano, psicóloga, sexóloga y terapeuta: "Los trastornos sexuales se producen en un alto porcentaje de la población -casi la mitad-, y provocan mucho sufrimiento personal, a pesar de ello y por motivos culturales se acostumbran a ocultar. No se sabe hasta qué proporción pueden estar asociados a muchas depresiones no tratadas. Cuando se producen trastornos sexuales hay que descartar en primer lugar si se trata de algún problema orgánico o funcional, en cuyo caso, el tratamiento debe ser efectuado por un médico. No obstante, la mayor parte de los trastornos sexuales acostumbran a estar provocados por problemas psicológicos o son debidos a factores asociados. En ocasiones, resulta difícil discernir si los problemas psicológicos que puedan tener una persona o una pareja son la causa de disfunciones sexuales, o si son estas disfunciones las que han provocado los problemas personales o de relación con la pareja. Muchas veces el problema sexual es consecuencia directa de los problemas de relación de una pareja".
Apunta dicha doctora las siguientes causas: "Tipo de problema sexual, causas y terapia. Trastornos del deseo sexual. Inapetencia sexual. Trastornos de la excitación. Disfunción eréctil. Trastornos orgásmicos. Eyaculación precoz. Eyaculación retrógrada. Eyaculación retardada y anorgasmia femenina. Vaginismo. Enfoque sensorial".
Y continúa el texto: "En este espacio no pretendemos realizar ningún tipo de diagnóstico, únicamente orientaros para que podáis distinguir entre cada uno de los tipos de trastornos. Se pueden originar algunas o varias de estas dificultades, es decir, puede producirse una falta de orgasmia, pero excitarse normalmente, incluso llegar a la fase de la meseta. O bien, existir, ya de entrada una inapetencia sexual, y por lo tanto no llegar a tener interés por las relaciones sexuales.
A través de la entrevista, si asistes a un psicólogo, o a través del test de autoayuda si lo haces tú mismo/a, podremos conocer si tu problema es primario, es decir, si se ha producido desde la primera experiencia sexual, o si es secundario: que se ha manifestado a partir de un determinado acontecimiento. Después si ocurre con todas las parejas y en todas las situaciones, o bien se da de forma puntual, con alguna persona y en determinadas situaciones. Del mismo modo, si es debido a factores psicológicos, o a factores combinados. Por ejemplo: una enfermedad, o el tratamiento de una enfermedad puede interferir fisiológicamente en el interés sexual, la excitación o erección, etcétera. Sabemos, por ejemplo, que los tratamientos con benzodiacepinas afectan a la libido y alteran la eyaculación, otros fármacos afectan a las disfunciones eréctiles, y otros son capaces de producir erecciones espontáneas, etcétera. Asimismo debemos descartar si la perturbación es inducida por sustancias y también si existe algún problema en la identidad sexual.
Trastornos del deseo sexual. Inapetencia sexual. Es muy difícil definir el umbral de la inapetencia sexual, ya que la frecuencia de los contactos sexuales, o la abundancia de fantasías y pensamientos sexuales va en función de la personalidad, de la edad y del sexo. Por este motivo, lo importante es si tú o tu pareja tenéis un sentimiento de insatisfacción. Posteriormente se intentará identificar el origen del problema. Puede deberse a causas médicas, como dolor, desequilibrio hormonal, edad avanzada, efectos secundarios de los fármacos, etcétera. A causas psicológicas como el estrés laboral o social, depresión, problemas con la pareja, etcétera. O bien a problemas provocados por una incorrecta educación sexual, que puede provocar ignorancia, represión o inhibición. Como norma general, y ante la duda de una contribución física al problema, es conveniente hacerse una revisión médica. Se pueden producir comportamientos hipoactivos, o bien de aversión al sexo.
Trastornos de la excitación sexual en la mujer, o trastorno de la erección en el hombre. Disfunción eréctil. Hay diferentes grados de disfunción. Si nunca, o durante largas temporadas, a pesar de una suficiente estimulación se ha producido una erección, posiblemente se trata de un problema orgánico, en cuyo caso, es conveniente que visites al andrólogo, ya que se pueden resolver muchos de estos casos. Si puedes conseguir una erección espontánea o provocada cuando estás sólo, pero no con una pareja, o si al conseguirla no la puedes mantener para realizar el acto sexual (penetración y coito), es probable que se trate de una impotencia de origen psicológico. Aproximadamente el 85% de los casos de disfunción eréctil provienen de factores psicológicos. En caso de impotencia transitoria no es necesaria la realización de una terapia sexual, sino que lo más adecuado es la psicoterapia. Pero en caso de impotencia crónica sí que es más beneficiosa una terapia sexual, ya que la mayoría de casos tienen como base un estado de ansiedad relacionado con circunstancias interpersonales sexuales.
Trastornos orgásmicos tanto masculinos como femeninos, o problemas de eyaculación precoz en el varón. Eyaculación precoz. Este trastorno se da con bastante frecuencia en los jóvenes por falta de experiencia, y en los varones adultos en un 35% aproximadamente. No es una patología, sino una disfunción, y tiene sus raíces en la llamada "ansiedad del rendimiento", que es una ansiedad excesiva por complacer a su pareja y a la vez autoafirmarse. Por lo tanto, el tratamiento tratará de reducir la responsabilidad desproporcionada y utilizar un método, por ejemplo el Método de parada/arranque de Semans. Kaplan prefiere éste método el de "Squeeze", una técnica en la que se comprime la punta del pene entre los dedos para abortar la eyaculación justamente antes de llegar al umbral del orgasmo.
Eyaculación retrógrada. La eyaculación retrógrada se refiere a la dificultad de expulsar el semen después del reflejo orgásmico, y es una condición con la base puramente biológica, por lo que se tendrá que acudir al urólogo.
Eyaculación retardada y anorgasmia femenina. La eyaculación retardada se refiere a la dificultad para provocar el orgasmo cuando hay suficiente estimulación, en la mayoría de los casos tiene una raíz psicológica y se relaciona con el diagnóstico femenino de anorgasmia, y a ambos casos es conveniente una terapia sexual para tratar el componente psicógeno involucrado. Ambas tienen en común la causa de la anorgasmia. Una de ellas es la distracción, en la que el sujeto no se concentra en las sensaciones, y hay un desplazamiento del interés sexual por otros intereses, es decir, se está pensando en otra cosa. La otra razón es el control excesivo, esta inhabilidad para dejarse llevar por la excitación creciente no permite actuar al sistema nervioso parasimpático, y por este motivo no se produce el orgasmo. Se obtienen muy buenos resultados con una terapia sexual.
Vaginismo. A causa de la falta de relajación de la vagina, la introducción del pene produce dolor. Es una disfunción con el índice más elevado de resolución favorable (100% de éxito terapéutico). Una vez realizada la revisión médica y comprobado que no es de origen fisiológico se establecen las causas que la han provocado, ya que en muchas ocasiones se trata de una fobia desarrollada de forma secundaria a los primeros intentos de penetración sin éxito. En la mayoría de los casos hay un componente emocional y la mujer requiere un apoyo psicológico. Las primeras experiencias pueden haber estado dominadas por la tensión, por el intento de penetración de un hombre inexperto o insensible, por un conflicto moral, estrés, etcétera. Ello hace que los músculos de la entrada vaginal se contraigan y produzca dolor.
Enfoque sensorial. Los problemas sexuales conllevan mucho padecimiento. Los sujetos acuden al psicólogo con una mezcla de esperanza y escepticismo. En muchas ocasiones las parejas se sienten desilusionadas y frustradas, se han producido en su vida diaria acuden al psicólogo con una mezcla de esperanza y escepticismo tensiones y recriminaciones a causa de la insatisfacción sexual. Los ejercicios del método del enfoque sensorial sirve para mitigar esta tensión ya que crean un ambiente relajado, base imprescindible para que funcione correctamente el sistema nerviosos autónomo (involuntario), ya que mientras más se insista en dominar la respuesta autonómica a través del sistema nervioso central (a través de su voluntad) más se interfiere en el funcionamiento de la sexualidad. Se trata de crear un espacio libre de obsesiones por el problema, adoptar un cambio de actitud y disfrutar del contacto íntimo y sensual por medio de los ejercicios".
Ya tenemos perfectamente enfocado el tema. Una buena psicología positiva de cada parte de la pareja hombre/mujer es buena parte de la solución de estos problemas y, además, tampoco debe faltar el factor del humor cuando existen algunos obstáculos (lo cual no significa darle poca importancia al asunto sino inyectar un factor de filosofía psicologica positiva para recuperarse de problemas que hasta es posible que no existan en el modo psicológico de comportarse de ninguna de las dos partes del matrimonio sino que son problemas físicos que nada tienen que ver con los psíquicos y esta equivocación ocurre muchas más veces de las que se cree).
Para diferenciar entre psicología masculina y psicología femenina -con lo cual se rebate la idea equivocada de que somos iguales nosotros y ellas y respondemos de la misma manera lo cual es falso- lean este precioso texto de Walter Riso y llevenlo al terreno de la sexualidad: "Los hombres hemos intentado durante siglos subestimar la mente femenina, tratándola de poco rigurosa e ilógica. Hemos exaltado el valor de la razón sobre la emoción y menospreciado los atributos afectivos del mal llamado "sexo débil". Sin embargo, el supuesto predominio mental del varón no es más que una fantasía patriarcal. La antropología, la psicología y la neurología están de acuerdo en señalar que las mentes masculinas y femeninas son distintas (que cada género posee una manera particular de organizar y procesar la información, pero ninguna supera a la otra). Se trata de dos estilos de procesamiento, dos maneras de pensar, que de ninguna manera son irreconciliables. Las mujeres piensan en forma más holística (global), son más flexibles (menos rígidas y dispuestas a tener en cuanta la excepción a la regla), más intuitivas e imaginativas a la hora de buscar soluciones, y prefieren hacer planes a más largo plazo. A veces les cuesta tomar una cosa a la vez. Los hombres somos más atentos (circunscritos), nos cuesta suspender lo que estamos haciendo, nos gustan los resultados rápidos (inmediatistas), pensamos de manera más lineal y causal, y preferimos avanzar gradualmente en el logro de los objetivos (análisis por pasos). A veces nos cuesta integrar información dispersa. La mente femenina funciona con base a un pensamiento en red donde la información es permanentemente totalizada, la mente masculina es concreta, pragmática e hiperconcentrada. La psicología femenina puede ver más allá de lo inmediato y planificar con mucha anterioridad. La imaginación le permite adentrase al futuro y tener una actitud preventiva de alto rendimiento. Los hombres funcionamos más y mejor en el aquí y el ahora, nos agrada resolver problemas. La mente masculina tiende a rechazar el pensamiento visceral y las decisiones intuitivas: todo debe ser claramente explicado y analizado antes de tomar una decisión. La mente femenina es capaz de asimilar infinidad de pequeños detalles en un todo significativo y "olfatear" la solución aparentemente sin tantos recursos técnicos. Al ser más flexible asimila incluso aquella información que los hombres eliminan (en ocasiones la solución correcta suele estar precisamente en esos datos desechados). Quizás allí, en esa capacidad de juntar lo aparentemente aislado, reside la famosa intuición femenina, el oráculo de ciertas damas. La tendencia parece clara: la mujer aglutina y el hombre divide. El hombre ve el árbol y no es capaz de apreciar la belleza del bosque; la mujer se adentra en el bosque, y olvida los árboles. O desde una visión más optimista: el varón cuida más el árbol, mientras la mujer cuida más el bosque".
Admiro la belleza expositiva de este texto y si lo llevamos al terreno de los sexual obtenemos la siguiente conclusión: la mayoría de los hombres creen, por su forma de pensamiento psicológico, que es necesario "cumplir bien" y olvidan que para "cumplir bien" con una esposa no es cuestión de convertirla, en cuanto a la relación sexual se refiere, en objeto pasivo; en primer lugar porque ella no desea ser un simple objeto y en segundo lugar que, al ser tan rica en detalles la psicología femenina si le damos mucha mayor libertad y la dejamos ser activa en las relaciones sexuales entonces no solo "se cumple bien" sino que "se cumple mejor" ganando los dos al mismo tiempo y no imponiéndose ninguno sobre el otro en la ansiedad por cumplir.
10.3.- El sexo emocional.
¿Qué papel juegan las emociones en el terreno de las relaciones sexuales?. Yo creo que un papel fundamental. Habitualmente somos prisioneros de nuestros pensamientos pero, por eso mismo, es necesario liberarnos de ellos y dar prioridad, en la comunicación interpersonal de la pareja hombre/mujer a los profundos sentimientos sin ninguna clase de prejuicio ni de inhibiciones inoportunas. Las emociones deben ser la prioridad, en el matrimonio hombre/mujer, a la hora de manifestarse sexualmente el uno con la otra y viceversa. Pero... ¿cómo podríamos definir a las emociones dentro del terreno de lo sexual?. Veamos el siguiente texto que pertenece a la Fundación 14 y titulado "EL LADO EMOCIONAL DE LA SEXUALIDAD" (La sexualidad también se siente por dentro.):
"El ser humano tiene una conexión muy estrecha entre el área emocional y su sexualidad. Este vínculo es muy profundo y no puede ser desligado con facilidad, lo cual quiere decir que las relaciones sexuales siempre influenciarán emocionalmente a una persona, ya sea de manera positiva o negativa. Cuando hablamos de emociones es necesario hacer diferencia entre la forma en que estas son percibidas por los hombres y las mujeres, pues ambos sienten e interpretan de manera diferente las cosas. Con respecto a esto se dice que las mujeres son más emocionales y más sensibles que los hombres, pero esto no es así; tan solo hay diferencias. Desde este punto de vista analizaremos cada género y cómo somos influenciados positiva o negativamente por la sexualidad.
Las mujeres buscan dos cosas en una pareja, por una parte sienten la necesidad de ser protegidas y por otro lado requieren sentirse únicas. Estos dos grandes requerimientos le hacen tener una conducta específica que puede influenciar sus gustos y deseos. Por ejemplo a una mujer puede llamarle la atención un hombre de aspecto fuerte por la sensación de seguridad que este le brinda, pero si ese mismo sujeto también tiene una apariencia agresiva, entonces su mente le dirá que puede ser peligroso para ella y tal vez no se interesará en él. En ese sentido las mujeres realizan un minucioso análisis de un hombre, para ver si realmente les da esa sensación de seguridad y protección que necesitan y de manera involuntaria revisan aspectos como la fuerza física, su salud (aseo), temperamento, estabilidad emocional y económica, destrezas en diferentes áreas y otras más. La necesidad de ser únicas y ocupar un lugar importante, influye en su manera de ser y de mostrarse a los demás. Para una mujer es de vital importancia llamar la atención de algún modo y que las personas que la rodean noten que ella está ahí. A una mujer no le gusta pasar desapercibida, a ellas les gusta ser admiradas aun por personas que no las conocen. Una mujer no se sentirá bien con una pareja que solo la quiere por un momento (sin compromiso) y mucho menos si la razón es que existe otra mujer ocupando un lugar más importante que ella. Esta necesidad pone en las mujeres un fuerte deseo de escuchar halagos y palabras especiales para ellas, también les fomenta el deseo de ser consentidas y amadas. ¿Cómo influyen estas emociones en la sexualidad de una mujer?.
Como explicamos anteriormente la sexualidad no puede desprenderse de las emociones, por lo tanto las mujeres también experimentan sus dos grandes necesidades emocionales en el área sexual. Generalmente una mujer prefiere ocupar un lugar de sumisión durante una relación sexual, pues esperan que su pareja asuma el rol dominante y fuerte, aunque siempre hay excepciones. Por esta razón las mujeres pocas veces toman la iniciativa de empezar y prefieren ser buscadas en vez de buscar. También vemos este comportamiento en su preferencia de ser tocadas a tocar. La necesidad de ser únicas es de suma importancia en el aspecto sexual y tal vez sea lo más importante a largo plazo para ellas. Durante una relación sexual la mujer espera recibir cariño, amor, caricias, espera sentirse importante y valiosa, espera ser tomada en cuenta como persona más que como un juguete de placer ligero. Por esta razón es que las mujeres son reservadas en el aspecto sexual y a pesar de sentir placer físicamente, no andan buscando desesperadamente encuentros sexuales sino que prefieren satisfacer primeramente su necesidad emocional. ¿Qué problemas hay cuando las expectativas emocionales de una mujer no se cumplen en el aspecto sexual?. Muchas veces las mujeres ceden a sus requerimientos y se entregan en una relación sexual, para buscar un poco de amor y de cariño, pero si no reciben esto experimentan una sensación de frustración. Si una mujer se siente usada como un juguete de placer por un hombre, sentirá que no es única, tendrá problemas de autoestima y le será difícil valorarse como mujer. Para las mujeres es incómodo sentir que solo son objetos sexuales y no les agrada que la única admiración que despiertan en los demás sea de tipo sexual, pues esto les hace pensar que no son tan importantes y que no las valoran realmente, aunque muchas logran aprovechar esta situación para elevar un poco su autoestima y sentirse especiales. Sin embargo, si tienen relaciones sexuales bajo estas condiciones se sentirán frustradas, ya que ellas también esperan inspirar respeto, ternura y cariño. Otro problema que se presenta en torno a las emociones con respecto a las relaciones sexuales es el aspecto moral y los valores de cada mujer. En nuestra sociedad tenemos diferentes puntos de vista con en relación con los principios morales de la sexualidad.
Cada persona tiene un código de ética que varía de acuerdo a su formación. Cuando este código se rompe, entonces la persona experimentará un sentido de culpa e inconformidad consigo misma. Un ejemplo de esto puede ser la fidelidad, el esperar hasta cierta edad o época para comenzar la vida sexual, entre otros.
Los hombres tienen varios requerimientos emocionales que influyen en su manera de pensar y de actuar. Uno de ellos es el impulso de competencia o el deseo de triunfar sobre otras personas. Lo anterior se manifiesta no solo en el aspecto sexual sino en la mayoría de sus actividades, donde le es necesario destacarse por encima de otros. Un ejemplo de esto puede verse en el deporte, en los juegos, en los negocios, en el trabajo y demás situaciones de competencia. Otra emoción relevante en la vida de un hombre es el deseo de proteger. Esta necesidad influye su gusto hacia las mujeres, pues los lleva a desear que su pareja sea frágil, delicada y dócil, pues de esta manera se sienten protectores. El gusto hacia las mujeres también está influenciado inconscientemente por la necesidad de reproducción, es decir que sin darse cuenta se interesan por mujeres que muestren rasgos de fertilidad, como son el abdomen plano, un vientre simétrico, los senos bien definidos ya sean grandes o pequeños y otras características que asocian involuntariamente con la reproducción. Un hombre también necesita sentir que dirige y que tiene autoridad, por esta razón la gran mayoría asumen un papel dominante con su pareja. Esta necesidad también los conlleva a un fuerte deseo de ser dueños de muchas cosas, entre las cuales se incluye a su pareja.
¿Cómo influyen estas emociones en la sexualidad de un hombre?. En general, el deseo sexual de un hombre está más influenciado por sus sentidos corporales que por sus emociones. Ya vimos como estas emociones pueden influir en el gusto de un varón y determinar el tipo de mujer que le gusta, pero ellos pueden tener relaciones sexuales con alguna chica que ni siquiera les guste. La razón es que para un hombre está primero la estimulación de su cuerpo que sus requerimientos emocionales. En ese sentido un hombre podría ceder a sus necesidades de competir, proteger y dominar si al hacerlo recibirá placer físico. Lo anterior no significa que el aspecto emocional esté desligado de la sexualidad de un hombre, solo está diciendo que el deseo sexual está regido en principio por sus sentidos, lo cual influye en la decisión de tener sexo, mas no influyen en lo que siente internamente un hombre después de la relación sexual. Recordemos que la sexualidad de una persona no consiste solo en el instante que practica el acto, sino que se hace parte integral de su ser y ocupa gran parte de su tiempo. Esto nos da claridad para entender cómo funcionan las emociones en la sexualidad de un hombre, las cuales se manifiestan principalmente cuando ha pasado el encuentro sexual. ¿Puede un hombre sentirse mal emocionalmente después de una relación sexual?. Existen diferentes situaciones que pueden afectar sicológicamente a un hombre después de una relación sexual. En general los hombres son muy propensos a tomar la decisión de estar con alguien basados en "el calor del momento" y no en la razón, pero cuando todo ha terminado, las emociones, las normas morales y en general la razón, comienzan a cavar profundamente en su mente y es en este instante cuando el hombre puede sentirse mal o arrepentido. Por ejemplo si un hombre es infiel a su pareja a la cual quiere realmente y tienen relaciones sexuales con otra mujer, puede experimentar un sentido de culpa y una profunda decepción de si mismo cuando todo ha terminado. Otra situación que puede afectar sicológicamente a un hombre después de una relación sexual, es el hecho de no haber tenido un buen desempeño sexual. Esto golpea fuertemente su ego y le genera problemas con su autoestima. Este problema no es exclusivo de los hombres mayores, pues hay muchas formas de causar la insatisfacción de una mujer, como la eyaculación precoz, la disfunción eréctil, la falta de tacto en cuanto a las verdaderas necesidades sexuales/emocionales de una mujer, entre otras. Hay otros problemas emocionales que pueden manifestarse a largo plazo; uno de ellos tiene que ver con su historial sexual. Cuando un hombre ha tenido muchas compañeras sexuales, tendrá un "nivel de exigencia" cada vez mayor con respecto a su satisfacción. El problema está en que no todas las mujeres incluyendo a su pareja podrán ponerse a ese nivel y el único afectado será él mismo, porque le será difícil mantener una pareja estable y sentirse bien con ella".
Veamos otro aspecto de las emociones influyendo en la actividad sexual de una pareja matrimonial compuesta por un solo hombre y una sola mujer. El siguiente texto lo tomo de Forumclinic y dice así: "¿Influyen las emociones en nuestras relaciones sexuales?. La sexualidad está presente a lo largo de toda la vida y varía según las diferentes etapas vitales. Engloba el sexo, el erotismo, el placer, la identidad de género, la orientación sexual, la intimidad, los vínculos afectivos, el amor y la reproducción. La sexualidad se interrelaciona del tal manera con la personalidad, que se practica y se expresa en todo el que somos. Las emociones influyen en nuestra sexualidad porque estamos sumergidos en un estado emocional durante todo el día. Las emociones condicionan nuestra conducta, y una alteración de éstas facilita la aparición de problemas sexuales. Según Antonio Damasio (prestigioso neurólogo que ha dedicado su actividad profesional al campo de las neurociencias), las emociones tienen como finalidad la conducción de la vida, esencialmente son programas motores innatos al que se añaden estrategias cognitivas. Los sentimientos son las cogniciones (pensamientos) sobre aquello que nos emociona. Primero surge la percepción y evaluación de un determinado estímulo, que dispara la emoción, se ejecuta ésta y aparece el estado emocional. Todo este proceso emocional está mediado por estructuras neuroquímicas cerebrales. Estamos sumergidos en un estado emocional que ocupa la mayor parte del día y que determinará un estilo cognitivo y por lo tanto una determinada actuación. La sexualidad forma parte de las experiencias humanas que están implicadas en el establecimiento de vínculos interpersonales, y la ciencia nos ha demostrado que en este proceso participan de forma activa numerosos circuitos cerebrales. Se han encontrado algunas áreas cerebrales más involucradas que otras (hipotálamo), y se han descrito algunas de las sustancias neuroquímicas implicadas en algunos de los procesos de la sexualidad como la testosterona en el deseo sexual, la dopamina en el refuerzo y atractivo, la oxitocina en la afectividad y el enamoramiento y la vasopresina en los sentimientos de celos. Cada emoción nos predispone de una manera diferente a la acción, cada una de ellas nos señala una dirección, que en el pasado nos permitió resolver una situación de nuestra existencia. Nuestro bagaje emocional tiene un valor muy importante para nuestra supervivencia. En esencia las emociones son impulsos que nos traen a actuar de forma automática y cada una de ellas juega un papel dentro de nuestro repertorio emocional. Las principales dimensiones de las emociones son: el enfado, la tristeza, el miedo, la alegría, el amor, la sorpresa, la aversión y la vergüenza. Estos estados emocionales influyen en la sexualidad y la salud sexual de las personas. Emociones de vergüenza o miedo sobre aspectos de la sexualidad pueden condicionar de tal manera la vida sexual que pueden representar un problema a la vez del pleno desarrollo de esta. Para conseguir el placer sexual a través de las emociones hace falta una actitud abierta de aceptación de uno mismo, de emociones positivas hacia el sexo, de capacidades comunicativas, y de evitar sentimientos de fracaso o desprecio. Personas que presenten alteraciones de las emociones, como por ejemplo personas con enfermedades mentales, serán más vulnerables a sufrir problemas sexuales o disfunciones sexuales. La vulnerabilidad de un individuo viene determinada no sólo por factores intrínsecos (cómo por ejemplo presencia o ausencia de enfermedad congénita, estado inmunológico), sino también por otros factores psicológicos y otros factores determinados por la familia, el entorno social, cultural, jurídico, económico y político. Todas las experiencias vitales, que se dan en un contexto determinado, ayudan a configurar el bagaje emocional de cada cual y por lo tanto condicionan la respuesta a los diferentes estímulos, situaciones y retos que plantea la vida. La sexualidad es una de las dimensiones de la existencia del ser humano que se verá claramente influida por la impronta emocional".
Según datos extraídos de los estudios de la sexualidad por parte de Sigmund Freud: "La sexualidad es la mecanicidad a la que estamos sometidos los seres humanos en tanto no empezamos a pulir el diamante de la consciencia. Pero podemos irnos liberando de resentimientos, tensiones neuróticas, hostilidades y mermas psíquicas a fin de ir suscitando emociones más saludables y aprovechar para contentar a la otra parte de la pareja hombre/muijer".
En cuanto a mi propia opinión personal puedo asegurar que es muy importante tomar una nueva dimensión en la realización sexual de un matrimonio hombre/mujer si dejamos los varones de tener tanta implicación en el hecho de querer ser los dominantes. En otro punto de este capítulo ya indiqué que si dejamos parte importante a la mujer para que también interprete, en el acto sexual amoroso, roles de primacía -en otras palabras que se manifieste tan activa como el hombre- hemos ganado mucho en satisfacción personal individual y en satisfacción comunitaria de los dos. No olvidemos nunca que un verdadero matrimonio cristiano (y en base a eso lo digo) es aquel en que dos cuerpos se compenetran hasta ser "uno solo". Si somos un solo cuerpo con dos personas de diferente sexo interactuando lo más lógico, normal y enriquecedor, es que la participación activa y la participación pasiva (dar/recibir y recibir/dar) sea repartida equitativamente entre los dos y teniendo siempre en cuenta el momento psicológico en que se encuentra ella o se encuentra él para saber cuándo debemos tomar la parte activa y cuando debemos tomar la parte pasiva. El acto sexual se realiza así no como un sometimiento de ella a él (que es lo que sucede con los hombres machistas) o un sometimiento de él a ella (que es lo que sucede con mujeres tan dominantes que anulan el rol del varón en la sexualidad).
En todo caso, lo más consejable es que sea el varón quien tome la iniciativa primeramente, para darle la suficiente confianza a la mujer y proponerle, en el momento oportuno, que tome la parte activa ella. Si lo hemos realizado bien, el asunto no presenta complicación alguna.
Otra cuestión muy importante es la función de las fantasías como emociones propias de una buena relación sexual. ¿Qué son las fantasías sexuales?. Veamos lo que dice Wikipedia sobre este asunto: "Las fantasías sexuales son representaciones mentales creadas por el inconsciente teniendo como tema principal las relaciones sexuales. Se producen de forma voluntaria o involuntaria en nuestra mente. Si bien las fantasías sexuales son poco comentadas con otras personas, o no mencionadas en lo absoluto, son bastante comunes. Éstas comienzan con la pubertad y suelen acompañar al ser humano durante toda su existencia. A pesar de la popular creencia de que el varón es el que tiene mayor actividad sexual y por consiguiente más fantasías sexuales, se ha probado que hombre y mujeres fantasean al mismo nivel, solo que en diferente forma.
Al encontrarse en nuestra imaginación, las fantasías sexuales pueden perder el efecto estimulante que tienen en caso de llevarse a la práctica, pues la idealización que permite nuestra mente evita detalles que en la práctica harían de una fantasía algo muy difícil de concretar o quizás hasta imposible de realizar. El hecho de que una persona emplee una fantasía sexual no presume necesariamente que desee llevarla a la práctica. En gran número de ocasiones las fantasías se oponen a la naturaleza del ser humano, a las creencias y a la escala de valores de quien las evoca pero como lo único que compromete es la imaginación se las acepta. Hay casos de personas que las han llevado a la práctica, pero ya en terrenos reales tales acciones han perdido mucho de la magia que poseían en la mente. Paradójicamente una fantasía puede convertirse en una mala experiencia si se hace realidad. En el mismo renglón se encuentra el compartirla o no con la pareja, pues al tornarla de los demás, pierde ese toque de exclusividad. La opción de hacer realidad o compartir las fantasías queda al libre albedrío. Lo más importante de todo esto destacar a la fantasía como afrodisíaco y el único antídoto efectivo para contrarrestar la realidad.
Otro punto que vale la pena aclarar es que es muy común confundir a la fantasía con el deseo sexual, ya que ambos conceptos se circunscriben meramente al marco mental sobre el mismo contexto, la sexualidad, sin embargo mientras la primera se refiere a la evocación de una "situación ficticia", el deseo es el anticipo de una "situación real". Aunque también puede darse el caso de que el deseo tenga su origen en una fantasía, es importante dejar claro que no son lo mismo; ya que esto último puede ser indicio de la presencia de alguna "parafilia".
Clasificar las fantasías es un trabajo arduo, su número, tipo y calidad es tan grande como seres vivos puedan crearlas con total libertad y privacidad, muchas nunca se contarán. Las fantasías masculinas suelen centrarse en el control de la situación y en la capacidad sexual. Las más frecuentes son las siguientes: Tener relaciones sexuales con una pareja distinta a la propia, tener relaciones dentro de un grupo (orgía), mantener una relación en la que se incluyan escenas violentas como el sadismo o masoquismo, siendo él el que domina a una mujer sumisa que lo consiente y satisface o bien es el que debe obedecer y satisfacer los deseos de otra persona dominante, tener relaciones sexuales con personas del mismo sexo, tener relaciones sexuales con parejas anteriores, hacer el amor en lugar distinto al acostumbrado,
hacer el amor con su propia pareja de manera diferente a como se realiza habitualmente (oral, anal, o de otra manera donde la pareja sea más participativa), er objeto de una violación por parte de una mujer.
Las fantasías sexuales de las mujeres en muchos casos coinciden con argumentos imaginados por los hombres. Las fantasías femeninas parecen caracterizarse por ser de mayor duración que las de los varones y centrarse en relaciones sentimentales. Las más frecuentes son: Imaginarse mantener relaciones sexuales con otro hombre distinto al habitual (su marido o su pareja), pensar que está siendo objeto de una violación, ya sea con un hombre o más de uno, imaginar que se halla violando a un hombre, sometiéndolo a su voluntad, figurarse que está poseyendo o siendo poseída por otra mujer, rememorar otras experiencias sexuales mantenidas en el pasado, Mantener una relación en la que se incluyan escenas violentas como el sadismo o masoquismo, siendo ella la que domina a un hombre sumiso que la consiente y satisface o bien es la que debe obedecer y satisfacer los deseos de otra persona dominante, tener relaciones en un lugar más excitante (piscina, ascensor, baño de un avión, etc).
Debido a los preceptos sociales, las fantasías sexuales que involucran la infidelidad son mal vistos, incluyendo muchas veces a la misma persona que los padece, existiendo un sentimiento de culpa y arrepentimiento. Según estudios realizados la existencia de fantasías sexuales no es un factor determinante a la hora de ser infiel a la pareja, pero las personas que son infieles tienden a tener más fantasías sexuales que el promedio. Es recomendado por los especialistas en sexología que las parejas estables lleven sus fantasías sexuales a la realidad en forma de juegos sexuales, esto con el fin de reavivar la vida sexual de la pareja. Las fantasías sexuales son consideradas patológicas cuando empiezan a realizarse y esto comienza a afectar la vida del inviduo o cuando se constituyen la única forma de llegar al orgasmo. En estos casos se cae en el campo de las parafilias, en el cual el objetivo sexual esta precedido por fantasías y deseos sexuales compulsivos que deben llevarse a cabo y la copulación de los miembros de la pareja no es el fin del acto sexual sino realizar la situación generada por la obsesion del individuo. El tener pocas fantasías sexuales o caracer de ellas puede ser indicador de una patología conocida como deseo sexual hipoactivo o DSH o también de un cuadro de estrés y baja autoestima que esté afectando a la persona.
Cierro el asunto del sexo emocional con este curioso y bonito texto publicado por mí en Vorem.com : "Sueño que te estoy viviendo en este oleaje de ondas orladas por los símbolos del arte y un sinfín de figuras femeninas desfilan por mi mente, para barajarte en mis naipes de la Fantasía, y sacar ese comodín que me sirve para saber quien eres. Barajo las horas del anochecer con las cartas siempre marcadas por la Historia y te veo repetida tantas veces que me parece que desde el As de Oros hasta el Rey de Bastos, en todas hay algo de tí, un poco de ti o un mucho de ti. Algo siempre es mucho en mis ya desgastados naipes que voy guardándome en el bolsillo porque tengo ganas de soñar. Ya está. Ya estoy soñando que sales de la baraja, tomas mi mano y señalas el As de Corazones en tu propia baraja. ¿As de Corazones?. ¿As de Oros?. En las dos barajas, tus naipes y los míos son siermpre una misma cosa y una misma causa. Hasta mañana".
10.4.- Los sentimientos del amor.
Las relaciones sexuales en un matrimonio cristiano compuesto por un solo hombre y una sola mujer son las últimas culminaciones de algo todavía mucho más interesante, placentero y sensual, como es el amor en la más amplia definición humana del mismo. Es este, el amor, la base fundamental y primaria en donde se sustenta todo el andamiaje de la comunicación interpersonal de la pareja cristiana incluyendo, como factor muy importante pero no el primordial, las relaciones sexuales nobles; o sea, aquellas en las que tanto él sabe con total certeza que ella no le engaña con nadie más y ella sabe que él le corresponde de la misma manera. En cuanto a este sentimiento del amor tan profundo que deja huella para toda la Eternidad (si es que tienes fe suficiente como para no temer a la Eternidad) he recogido, de un libro de Miguel A. Calle titulado "El libro del amor", varios párrafos sueltos, les he añadido algunas puntualizaciones mías, y los he unido para completar el siguiente texto que tiene como lazo de unión el amor verdadero y noble (nada que ver con el "amor libre" de los no cristianos ni cristianas).
"Naha hay tan hermoso, ni tan provechoso que el amor incondicional. No hay sabiduría más fecunda, no hay saber más sublime, no hay brillo más intenso. Comprensión, tolerancia, respeto, indulgencia y perdón son actitudes hermosas y constructivas del amor. No hay venganza. La actitud amorosa nos hace virtuosos y nos ayuda a comprender las reacciones impropias de los demás. Cuando se procede correctamente no se desencadenan sentimientos de culpa, remordimiento o vergüenza. El amor es una actividad. El amor auténtico emerge cuando la persona se libera de ideologías, de conceptos que le despiertan apegos, de ideas a las que se aferra. El amor nunca puede dividir, sino que integra, une, genera afinidades. El odio disgrega y engendra incompatibilidades. Cuando se ha conquistado la actitud amorosa y el amor lo impregna todo, no puede haber lugar para ampararse en las ideas a fin de herir a los otros. El amor sabe ver desde todos los ángulos, con visión panorámica, a través de la lucidez y de la compañía. El amor más elevado es el amor incondicional. Incondicional porque no pone condiciones y es genuino. Por eso siempre prevalece. No se impone ni es exigible. Nadie puede o debe imaginar cuando nos llega; nadie puede exigir amor. El amor supremo es una actitud. Como la rosa exhala su aroma espontáneamente, así el amor, cuando se torna actitud, se irradia con naturalidad. El amor es ponerse en el lugar de la otra parte de la pareja, descubrir sus necesidades y tratar de ayudar a que se cumplan. La visión estrecha y personalista y el egocentrismo son algunos de los rivales o enemigos del amor. Por el contrario, la compasión, la benevolencia, la indulgencia y la solidaridad son hermanas gemelas del amor. El que ama a la otra parte de la pareja hombre/mujer sabe ver y comprender las necesidades del otro o de la otra y no solo las suyas. Cualquiera puede experimentar inclinaciones amorosas o afectivas, mas son pocos, en el mundo actual, los que verdadermaente aman. La actitud amorosa no es, en absoluto, falta de firmeza. Como es el resultado de una larga ejercitación, quien lo conquista lo hace a la luz de la sabiduría. También en el saber encontrar apoyo dentro de sí mismo y ser firme cuando las circunstnacias lo requiere. No sabe de dependencias, relaciones neuróticamente simbióticas ni de sacrificios inútiles o impregnados de tendencias falsamente piadosas. El sentimiento amoroso posee un gran poder transformador. Las intuiciones puras mejoran la calidad de vida psíquica. Mediante la correcta motivación, podemos hallar fuerzas para modificarnos y mejorar nuestras relaciones matrimoniales de carácter cristiano. Estando un poco más vigilantes de nosotros mismos, podemos desplegar un esfuerzo mantenido para ir liberándonos de mancillas emocionales. Así como pensamos, seremos. Si piensas con amor, eres amoroso o amorosa; si piensas con odio, eres odioso u odiosa. Los pensamientos impregnan nuestro carácter e influyen en las relaciones con la otra parte de la pareja hombre/mujer. El cultivo de los pensamientos amorosos es esencial para los sentimientos amorosos. El amor es activo, el enamoramiento es pasivo. El amor es seguro; el enamoramiento es más o menos fugaz, evanescente, mutable e inestable. Uno puede ejercitarse conscientemente en el amor y convertirlo en una actitud perdurable, creativa, fecunda y siempre expansiva; el enamoramiento toma y deja a la persona incluso a su pesar, más allá de la consciencia, puesto que el enamoramiento funciona en los remotos confines del inconsciente y puede abandonar al que lo experimenta incluso aunque éste o ésta se proponga firmemente lo contrario. El enamoramiento es orgánico (que sólo algunos pocos y pocas convierten en una poderosa alquimia para su tansformación en amor); mas el enamoramiento es solametne atracción, embelesamiento, turbación, sensualidad intensa, deseo tanto burdo como sutil, ansias de proximidad... y puede introducirse en nuestro interior más o menos abruptamente, de manera incluso inesperada o hasta indeseada; no lo tomamos, nos toma, porque se produce al haber personas predispuestas a dejarse tomar por la fiebre del enamoramiento. Ésta es muy intensa, desbarata la personalidad, aturde, entusiasma, fascina e hipnotiza... es excluyente, tiende a la simbiosis, roba el sentido de lo cotidiano, hace al enamorado o enamorada olvidadizo/a de todas las personas excepto del objeto (porque sólo es objetual y no como el amor que es, además de obejtual también espiritual), modifica temporalmente (unas veces por poco tiempo y otras por más tiempo pero siempre se acaba) los entendimientos mentales, hace al enamorado y a la enamorada querer la dependencia, vivir en angustia, en celos, por su afán de posesionar y te introduce en el miedo, en la incertidumbre ya que también posee una sobredosis de ánimo, vitalidad, encanto y alegría... pero se marchita muy pronto cuando se descubre que sólo es enamoramiento y no amor. El enamorado está pendiente sólo de la persona amada, que se vuelve el centro vital, sin sentido profundo alguno, en la fuente de sus esperanzas, el torrente de su entuasiasmo si es un enamoramiento muy intenso. Pero a mayor enamoramiento intenso se produce mayor ruptura intensa. Casi siempre está impregnado por la sexualidad y la fascinación que esto representa. Es "la locura de un día". Toda la atención del enamorado queda absorta en el objeto amoroso y la vida sólo tiene sentido en compañía de dicho objeto (no ocurre igual con la libertad en que se basa el verdadero amor). El enamoramiento no es amor ya que es sumamente equívoco e inestable y a menudo no se ama a la persona en sí misma sino al placer de estar con ella o con él. Los enamorados se tornan, el uno para la otra y viceversa, en juguetes amorosos. En esa situación, donde el éxtasis amoroso arroba a los enamorados, el amor no es eterno, las promesas se suceden y el juego de los sentidos genera alucinaciones que se experimentan con frenética intensidad. Pero la energía del enamoramiento, cuando no es amor verdadero, es más pronto o más tarde perecedera, se va desgastando y, finalmente, se agota y se extingue. Después quedará aquello que se haya conquistado solamente en el recuerdo. El enamoramiento ejerce un entusiasmo que nada más logra desencadenar tensiones; por eso el simple enamoramiento, que no es el verdadero amor, es también muy placentero y un instrumento para sentir en otra o en otro lo que en sí mismos no pueden experimentar o bien sirve para mitigar la propia soledad. Hay que distinguir forzosamente entre enamoramiento con amor y enamoramiento sin amor. El enamoramiento sin amor es como un hábil prestidigitador y le hace creer al enamorado o la enamorada que será eterno, pero por su propia dinámica y porque todas las sensaciones son mudables y transitorias, va remitiendo, incluso por el uso y abuso de la aproximación física y el festín de los sentidos termina por terminarse. Hay, obviamente, algunas raras excepciones y, por consiguiente, aquellos enamoramientos que se basan en la inaccesibilidad del objeto amoroso, como en el caso de los trovadores, es una limitación por querer solamente gozar muy de tarde en tarde de la persona amada, en cuyo juego temporal se apaga el fuego de la pasión y la distancia se hace inevitable. Hay un antiguo adagio que reza: "si alguien te gusta, mantenlo o mantenla lejos y te seguirá gustando". Ese lema ya entra en lo que se conoce como enamoramiento con amor porque el otro, el que sólo es ilusión, precisamente sirve para superarlo a través del paulatino olvido. Si el enamoramiento no va acompañado del genuino amor, cuando la presencia de la persona de la que se está enamorado o enamorada desaparece, desaparece también el sentido amoroso (cosa que, en el verdadero amor, es todo lo contrario). Cuando además de enamoramiento hay verdadero amor, puede desaparecer momentáneamente la pasión, pero siempre queda el sentimiento verdadero que prevalece y se impone al final. El amor auténtico y consciente es el que pone alas de libertad y madurez para que la persona amada sea feliz y no se quede en una simple forma mezquina de enamoramiento inconsciente que, cuando se tranforma en egoismo, dice aquello de "prefiero ser desgraciado conmigo mismo que feliz contigo". El enamoramiento sin amor verdadero está mucho más cerca de lo sensorial, lo estético, lo pasional, lo placentero y la sensación divertida y amable, pero carece del verdadero valor afectivo de carácter supremo, de la coridialidad extrema, de la benevolencia ante algún error, de lo altruísta en la entrega hacia el otro o la otra y de la verdadera admiración por ella o por él. Tales sentimientos anímicos, en el verdadero amor, son superiores siempre al simple enamoramiento"
He aquí tres ejemplos, a través de tres textos publicados por mí mismo en Vorem.com sobre lo que son el simple enamoramiento nada más ("Malloní"), el enamoramiento que ya promete ser verdadero y se traduce en noviazgo ("El día que hablé con Cervantes") y el que se transforma en amor verdadero cuando se llega ya al matrimonio ("La Gaviota y El Marinero").
Malloní (Relato):
"La madrugada estaba tan fría que no podría jamás, por más que lo intentara, poder hacértela sentir con palabras ni con signos ni tan siquiera con pensamientos de esos que a veces logran definir lo imprevisto, lo infausto, el aleteo de los sinsabores que se afanan en remover el claustro de las últimas sensaciones desesperadas; pero sé que allí estaba el viejo caserón de los cuatro pisos, que el portal se encontraba abierto y que comencé a subir los peldaños de la angosta escalera sintiendo en cada escalón un inmediato recuerdo y en cada tramo una secuencia completa.
Mientras subía, el cantaor seguía introduciendo su voz de trasnochador flamenco en mi cerebro y mis ojos aún te veían junto al mostrador, bebiendo los dos ese par de copas de blanco jerez; la espesura de la atmósfera invernal nos envolvía en aquel misterio sin palabras y en el silencio del bar yo no podía intentar besarte porque seguías siendo tan desconocida para mí como esa antología de cuentos funambulescos y fantásticos que me maravillaban sobremanera al querer reinventarlos y convertirlos en un costumbrismo bien templado, haciéndotelos conocer al calor de esa imagen de hogar en que yo intentaba situarte como figura central del blanco cortijo, rodeada de jornaleros que acababan de cortar la caña de azúcar madura y que, envueltos en sus capotes, reducían su expresión verbal a los términos más simples posibles.
Al final llegué a la puerta de la buhardilla. Al otro lado de la baranda, en el alféizar de la ventana, jugando equilibrismo para no caer al vacío del patio interior, los geranios rojos mostraban su tallo carnoso sombrereado de pequeñas flores ornamentales... y yo bajé, espantado, todos los tramos de la escalera, trompicando escalón tras escalón, mientras la secuencia completa del último recuerdo se desmembraba en múltiples pedazos disociados entre sí: tus labios rozando la copa y dejando su huella de carmín en el cristal; las quejas profundas del cante andaluz transmutadas en un carpe diem que exhortaba a gozarte en el momento de aquella vida tan breve que escapaba su aforismo en forma de sainete de casa de vecindad; tu desconocido silencio junto al mostrador donde los hombres proponen y Dios dispone; otro tiempo imaginado donde tu voz me era tan conocida que si quería la paz debería prepararme para la guerra; la siempre penúltima realidad de verme allí, afuera, en medio de la fría madrugada invernal, apoyado contra la pared de la casa de enfrente y mirando hacia arriba, absorto, obnubilada mi conciencia mientras observaba la luz de tu habitación bandeando de un lado para otro al vaivén del bamboleo de la bombilla que colgaba del techo... porque allí estaban Athos, Porthos y Aramis combatiendo unos contra otros, florete en mano, luchando por conquistar uno de ellos la ensoñación de D'Artagnan. Y yo estaba allí, cigarrillo tras cigarrillo, para destruir los efectos de la congelación que me aferraba el ánimo a los gélidos espasmos de la decepcionante frustración mientras pasaban las horas del tiempo en la blancura del reloj de la luna.
Los cuatro matarifes bajaron del mercedes para acorralarme contra las aristas de la pared del edificio y yo les dije, todavía sonámbulo de ti, que no se molestasen en penetrar en mis misterios, que me acababa de atropellar el camión de la basura pero que no buscasen sangre porque la embotellé, mezclada con fucsina, en un frasco ambarino con la etiqueta de Malloní para no confundirla con el éter del sueño. Y dije Malloní varias veces seguidas, concatenando significados y significantes en una ilación de ideas yuxtapuestas para formar, con todas ellas, un discurso carente de sepulcros blanqueados, quemando las naves del recuerdo para venderles la primogenitura de mis experiencias junto a ti a cambio de un mayor espacio de soledad. Dije Malloní muchas veces más; intentando abrir una brecha por donde escapar de aquella mala noche... hasta que Luis XIII me comprendió. Te entiendo. Puedes seguir viniendo todas las noches que quieras y quedarte ahí, sonámbulo contra la pared, muriendo poco a poco de congelación, hibernando tu futuro sin tardanza y en este mismo lugar. "Hit et nunc" apostilló Richelieu.
Me fui, sin saber por qué, al pequeño recinto del parque de la chatarra, a sentarme de manera indefinida junto al arbusto de las hojas inflorescentes, con sus racimos, espigas, umbelas, capítulos y cimas inflexas hacia lo alto, dejándome influir por el informalismo de aquella realidad fuera de todo orden lógico de espacio y composición y quedándome, de nuevo, con tus recuerdos, elementos simbólicos que la noche convirtió en dramáticos matices expropios gracias a la libertad de poder imaginarte escultura marcadamente conceptual... pero volví a ser prisionero de las arpilleras desgarradoras de la rememoración de tu cabello flotando entre el poemario de todas aquellas rimas que habíamos intuido la tarde anterior en el simposium sobre Miguel Hernández.
Recordé entonces tu etrusca sonrisa analizándome desde la otra orilla de la barra del bar mientras yo te narraba, con detalles de existencialista a lo Bergsson, y apasionado por aquel inofensivo juego de memorias de subsuelo en que se habían convertido nuestras miradas, la reciente entrevista que gabía sostenido con Dostoievsky y sus endemoniados personajes.
Eras mujer hidrópica en tu insaciable minuciosidad pulida y fría para saber de dónde había yo sacado aquel equilibrio de adolescente discípulo de Rembrandt embarcado en tan extraña aventura que encubría mi aspecto neerlandés con la síntesis de la literatura rusa, descubriendo rápidamente que mi verdad estaba envuelta en el laberinto de las aceitunas del cortijo andaluz. Y entonces dejé de recordarte para buscar de nuevo tu existencia, o tu nueva existencia, en el mapa de los bandoleros de Sierra Morena.
Mis ojos miraban, sin apenas ver, la sala de la cultura por donde desfilaban los sintéticos fotogramas de la fuente de piedra, el humilladero de la cruz enhiesta a un lado del camino, la laguna y aquella sierra por donde los potros y las yeguas trotaban libres por el campo. Tú volviste de nuevo a mí, siendo ahora una estatua de bronce erigida sobre un dolmen neolítico (no sé bien si el de Menga, el del Romeral o el de Viera) en lo alto del cerro, mientras yo me hundía en el torcal hasta que el huracanado viento que llegaba del valle me izó de nuevo y me transportó a las casas bermejas en donde las viejas del lugar rezaban el rosario.
Desperté henchido de nostalgia e hinchado de desilusión porque ya no estabas junto a mí. La hipoalgia me disminuía toda clase de percepción sensorial y el dolor del frío coagulándose en mi piel no reactivaba mi sistema nervioso que, sin embargo, todavía funcionaba transmitiéndome un sistema de comunicación en donde yo era, todo al mismo tiempo, emisor, receptor, canal y mensaje... hasta que no pude soportar más el silencio de tu ausencia y decidí que tendría que volver. Pero no volví nunca más.
Y ahora tienes que saber, Malloní de almendrales y aceitunas, que jamás regresaré a ese espacio cubicular de tus traiciones, en donde aquella noche me encontré narrándote, sin saber por qué ni para qué, las inexistentes semejanzas correlacionales habidas entre Dostoievsky y Rembrandt, que intentaba yo hacerte visualizar para que me aceptaras como amante y, a su vez, que toda aquella noche de ronda en que paseábamos reflexionando sobre el destino de un hombre y una mujer -posiblemente tú y yo- no era más que el principio de nuestro mutuo desconocimiento.
Y ahora, mientras yo me sigo adentrando entre los deshilachados flecos de la ensoñación, tú, continua efervescencia en que se me convirtió esta obstinada obsesión de saber qué es el mamboretá de la Reme de los cuentos de Cortázar, sigues jugando a hacer el amor con Athos, Porthos o Aramis cuando uno de ellos conquiste, al final, la ensoñación de D'Artagnan que no es otra cosa sino tú perdida en la somnolencia.
Y es que tú, Bovary tan lejana de Beauvoir, seguirás siempre exigiendo ser la pupila de Madame de Stael mientras yo estoy inexorablemente concenado a existir, con un poco de absurdo sensorial, como un extranjero de Camus; o si lo prefieres con mayor concreción hispana, tú siempre serás una mujer de gala ansiando llevar el anillo de una dama, anhelando tocar una cítara colgada de algún árbol y escribiendo tus memorias a través de un manuscrito carmesí... mientras yo siempre seguiré siendo un cajón de sastre en los laberintos de una taberna fantástica, trabajando en mi sempiterno oficio de tinieblas y no pudiendo jamás incluirte en mis memorias como una heroína de ultramar sino simplemente como un pensamiento de implacable mordaza".
"El Día que hablé con Cervantes" (Relato):
"Verano bochornoso. El calor penetra por la boca. Tú y yo conociéndonos a través de unos granizados en el madrileño Paseo del Pintor Rosales. Yo estoy contándote miles de tonterías y tú sólo ríes sin parar. Lo que no sabes es que por dentro estoy pensando incesantemente en cómo poder besar esos tus sensuales frescos labios sin tener que recibir una bofetada porque, al fin y al cabo, sólo eres una desconocida que ríes sin parar porque cuento miles de tonterías. Soy payaso infantil pero por dentro me corre a borbotones una sangre revuelta que en mis sienes concentra ardor erótico y trascendental.
La tarde va pasando ligera y yo me estoy sintiendo cada vez peor ante tu perturbadora presencia. Yergues tu cuerpo. Tus senos son dos firmes naranjas en el naranjo atardecer... y de pronto todo se hace noche y se acaba tu carnaval de risas porque has decidido marchar. Te pierdes en la sombra del portal con el punto de mira ya inevitablemente fijo en el avión que te llevará a París en la madrugada. París no es siempre una fiesta... sobre todo para quienes hemos perdido la ocasión de besar unos labios rabiosamente frescos...
Estoy solo. Terriblemente solo y aturdido. Necesito alguien a quien poder contar cómo se inició todo, cómo se desarrolló todo y como todo se acabó en seis rápidas horas.
Pienso en Ángel, en Pedro, en Milena... pero Ángel está ahora en su penúltimo burdel de la zona de Fuencarral con su inveterada costumbre de la prostitución; Pedro hace tiempo que anda por Barcelona con sus poesías esotéricas bajo el brazo y Milena ya no cree en mí desde que Lucas le ha metido en la cabeza la maquiavélica idea de que yo soy sólo un donjuán sin sentimientos. ¿Qué tendrá Lucas para ser siempre tan miserable?. Está bien que quiera tener algo con Milena pero... ¿por qué se empeña tanto en echar cenizas sobre mi cadáver?. Milena y yo hace ya meses que no tenemos nada en común, salvo esa vieja amistad que ahora está zozobrando por culpa de sus mentiras.
Lo mejor que puedo hacer, para olvidarte, es irme a Lavapiés y emborracharme en la tasca del Venancio lo mismo que hace Jorge Juan todos los fines de semana. Pero no. Yo no quiero olvidarte. Yo sólo deseo recordarte para siempre. No olvidarte jamás.
Y entonces comienza mi locura. Corro hacia el Templo de Debod como un lunático sacerdote de la Isis nocturnal... pero reboto en las escaleras y bajo a todo tropel hasta llegar a la Plaza de España. Me quito los zapatos. Me quito los calcetines. Plenamente descalzo me siento en el verde césped para parlamentar prolongadamente con las estatuas de Don Quijote y Sancho Panza. Total, yo ya estoy más loco que los dos juntos...
- !Bellaco imberbe juvenil!. ¿Cómo osas perturbar con tu insolente presencia mis profundos pensamientos?.
- !Tened compasión de él, mi señor Quijote!. Parece simplemente un muchacho enamorado.
- Muchacho o fantasmagórica transformación de algún diabólico jerife... hablad de inmediato si no queréis que os atraviese con mi adarga!. ¿Qué habéis venido a tramar en mis moradas?.
- Caballero de La Mancha... vos que sabéis tanto del desamor... ¿qué tengo que hacer para olvidarla?.
- Veo que sois muy tierno en estos menesteres. Para olvidarla no podéis hacar nada salvo encomendar vuestra alma al Destino. !Es imposible olvidarla!.
- No sóis muy generoso con él, mi señor Quijote.
- !Callad tragaldabas!. Cuando dos hombres hablan de olvidar el amor, los que sólo saben de pitanzas deben guardar silencio.
Llega un profundo silencio desde la Red de San Luis bajando a lo largo de toda la Gran Vía...
- !Oídme, jovenzuelo!. !Este silencio sólo es la antesala del ruido estremecedor de los diablos que vienen a gozar del festín de tus sentimientos!.
- Don Quijote... !ayúdeme a superar el miedo!. !Deseo acabar con este dolor!.
- !Callad, muchacho!. El dolor forja a los hombres hasta convertirlos en heroicos personajes de viejas leyendas.
Entonces me entra un rayo de lucidez y entiendo que el personaje que está verdadera y locamente enamorado de Dulcinea no es Don Quijote sino Cervantes...
- Don Miguel... ¿qué puedo hacer para olvidarla?
- No la olvides, muchacho. Lánzate hacia la primera magnitud de tus sentimientos. No pierdas el tiempo hablando con marmóreas estatuas. Búscala y bésala sin compasión...
Penetro en la locura de la enésima potencia. Dejo mis calcetines, mis zapatos y mi sangrante corazón en el jardín de los olvidos y me lanzo calle arriba. Llego a Martín de los Heros 36. Subo al segundo piso. Llamo. Ella me abre y yo la beso sin compasión como me ha aconsejado mi amigo Miguel...
Y, por último, la total y definitiva locura cuando en la pequeña habitación de la República del Manicomio, realizamos el sencillo acto de darnos un beso.
El avión de la madrugada, con destino a París, se eleva con la ausencia de una pasajera... una pasajera que está todavía aromatizando sus cálidas esencias en el germen de mi sensación".
"La Gaviota y El Marinero" (Cuento):
"Son madrugadoras y todas las mañanas cuando El Marinero se acerca a las cornisas del malecón de aquel pueblo impregnado de olores y sal, mientras las olas del mar azotan la playa rompiéndose en las arísticas piedras del muro de contención, ellas llegan para escoltar a las barcas de los pescadores y poder comer los pescados que éstos arrojan al mar. Y están también los otros. Los de la caña y el sedal -ajenos a la voluntad de las gaviotas- intentando capturar "tiburones" en forma de atunes, carpas y congrios; pasando sus vidas entre anzuelos y carretes mientras El Marinero abandona sus abigarrados pensamientos y se sienta sobre la roca para descansar envuelto en las blancas presencias de las gaviotas. En efecto, es El Marinero contemplando las vaporosas nubes que impregnan, de blanca sensación, la llegada de ellas.
Todas las gaviotas vienen en alegres y bulliciosas familias aéreas... pero aquella mañana la brisa marinera trajo a una muy especial. Llegaba mezclada entre un centenar. Sus compañeras pasaron lejos de El Marinero mas ella, que era diferente, cruzó como un relámpago ante los ojos de él. Y volvió a pasar dos veces más...
En el pico traía una rama plena de ilusiones verdes y emociones en forma de esperanza que llenaron el corazón del Marinero. Desde entonces todas las madrugadas llega ella y se posa en los hombros de él, toma alimentos de las manos de él, charla, amantísima, con los recuerdos de él...
El Marinero halló un nombre diferente para ella. Le quitó el número comunal, le otorgó una identidad personal y la llamó Roja.
El Marinero y La Gaviota Roja miraban, todos los atardeceres, el regreso de las embarcaciones que atracaban en el pequeño puerto. Ambos conocían los océanos. Ella por viajera. Él por soñador. Y todos los anocheceres hablaban de viejos mundos bajo el Sol y de nuevas fronteras más allá de las estrellas. A la Luna la nombraron mensajera de los pleamares y cuando el reflujo de las olas acariciaba, mansamente, las arísticas piedras del malecón, él amaba las blancas ilusiones de ella y ella traía, en el pico, oleaginosas esperanzas para él. Ambos sabían que no era necesario vivir en el tiempo y que lo único agradable, para ellos, era vivir la intensidad de todos los segundos que removían las olas del mar. El ondulado caminar marino se convirtió en tobogán de la existencia: la única forma de vivir sus sinceridades.
Una de aquellas tardes, ella le preguntó:
- ¿Por qué miras tanto al cielo?.
- Porque deseo acompañarte hacia tus azuladas ilusiones.
- Pero no tienes alas, Marinero, no tienes alas...
En el siguiente atardecer La Gaviota volvió a preguntar:
- ¿Por qué miras tanto al horizonte?.
- Porque ansío unir tus ilusiones a mis esperanzas.
- Pero no tienes barca, Marinero, no tienes barca...
Pasaron muchas horas, muchos días, muchos meses... y pasaron muchas tardes preguntándose y respondiéndose mutuamente... tan mutuamente que unieron sus vivencias en una sola canción.
- Tienes el corazón demasiado grande, Marinero, demasiado grande...
- Y tú tienes el alma demasiado extensa, Roja, demasiado extensa...
- Porque tengo alas y puedo volar hasta muy lejos del atardecer.
- ¿Podrías mostrarme ese atardecer de tus distancias?.
- Quizás...
Y la "q" de aquel quizás, que sabía tanto del querer de La Gaviota, se introdujo en el quebrantamiento del corazón del Marinero. Fue por eso por lo que ambos quisieron viajar juntos...
Un amanecer él se sujetó a las alas de ella y remontaron el espacio; mas ocurrió que la mañana era demasiado violenta y El Marinero se desprendió cayendóse al mar.
- !!Sujétate a las olas, Marinero!!.
- !!Lo intento, pero son muy blandas!!.
Y las olas lo arrastraron hasta las arísticas piedras del malecón.
Fue un golpe tan brutal que El Marinero yació inmóvil. Y cuando La Gaviota lo vislumbró, viéndolo inerte, lo dio por muerto... y marchó lejos, muy lejos, a secar sus lágrimas bajo el Sol... pero éstas eran tantas que aumentaron el caudal de las aguas del mar y El Marinero fue arrastrado, remansadamente, hacia la playa. Hasta quedar depositado en la fina arena deonde las estrellas de mar descansaban sus fatigas.
Llegó el anochecer y la Luna montó guardia sobre el cuerpo del Marinero y cuando, al amanecer siguiente, el Sol despertó... un peregrino, que venía caminando desde el interior del lejano desierto, encontró al inconsciente Marinero y lo reanimó dándole de beber de una concha marina que llenó del agua de una hueca calabaza que colgaba de su cintura. Después, una vez reanimado El Marinero, refrescó el rostro del muchacho hasta que éste despertó del todo.
El peregrino guió al Marinero hasta la cueva donde habitaba un ermitaño en las estribaciones de la sierra que servía para separar la costa del desierto. El peregrino volvió a sus caminos y un día, pasado el mes del accidente, El Marinero preguntó por La Gaviota Roja. El ermitaño, que había conocido a todos los seres del mundo, le respondió que lo único que él sabía de La Gaviota Roja era lo que comentaban los habitantes de la aldea costera.
- Dicen que una gaviota roja se acerca todas las madrugadas a las barcas a por algo de comer y que, después, en vez de seguir la costa como hacen las demás gaviotas, ella se marcha lejos, muy lejos... hacia el altamar.
- ¿Es verdad o invención tal historia?.
- Ya sabes que los rumores de los aldeanos son a veces realidades y otras veces sólo son mitologías.
- Quisiera poder verla.
- No puedes. Se va muy lejos. Hacia lugares donde ningún marinero se atreve a seguirla. Además... no puedes todavía caminar porque no estás totalmente restablecido. Tus piernas necesitan más reposo.
- Pues yo caminaré hoy mismo.
El Marinero tomó dos palos que se encontraban dentro de la cueva del ermitaño y, agradeciendo a éste por la atención recibida, caminó con dichos palos haciendo de muletas hasta la cornisa donde se encontraba el malecón. En su caminar se acompañaba de una botella de agua natural que le había regalado el ermitaño.
- Cuando tengas sed bebe de ella...
Al llegar, por fin, a la playa, casi exhausto por la fatiga, descubrió que la botella ya estaba vacía de contenido acuoso y pensó que podría utilizarla para introducir un mensaje en ella. Tomó un bolígrafo que también le había regalado el ermitaño y escribió en un papel blanco que encontró sobre la arena:
- "Tú me enseñaste a querer como quieren los olivos la tierra para crecer y los pájaros el nido. Tú me enseñaste a sentir como sienten los poetas sus versos para vivir y los niños sus cometas. Tú me enseñaste a amar como aman las gaviotas sus alas para volar y las olas sus derrotas".
Y arrojó la botella al mar.
El Marinero permaneció durante dos días y dos noches sentado sobre una de las arísticas piedras del malecón costero. Mirando al cielo. Sólo mirando al cielo y en el más absoluto de los mutismos. Mirando al cielo por ver si volvía La Gaviota Roja. Fue por eso por lo que no descubrió a aquel viejo "lobo de mar" que le tocó en el hombro derecho. Entonces El Marinero dejó de mirar al cielo y vio que el viejo "lobo de mar" fumaba una pipa tan vieja como él. Y vio, igualmente, que en la mano izquierda sujetaba la botella que él arrojó...
- ¿Es tuya?.
- Si. La arrojé al mar hace dos días.
- Yo la encontré mientras faenaba. Apareció envuelta entre los pescados de mi red.
- ¿Leyó el mensaje que iba dentro?.
- Yo no sé leer. Yo sólo sé faenar en el alta mar. Mi puesto de trabajo es el alta mar y es ella mi único lenguaje escrito,
- ¿Y la ilusión de los viajes?.
- Eso queda para los poetas...
El viejo "lobo de mar" entregó la botella al Marinero y se despidió de él. Caminó hacia la playa, donde le esperaban sus compañeros para repartirse los pescados que habían sacado del mar. En la botella aún se encontraba el papel escrito en su interior.
El Marinero se acercó al grupo...
Le dejaron sentarse junto a ellos y comer. Él escuchó las alegres conversaciones de los marineros de "La Esperanza" y después consiguió el permiso para quedarse toda la noche vigilando la barca mientras ellos se iban a festejar a las aldeanas cantinas. a festejar con mujeres, ron, ginebra y algo más que sabía a "incienso dominical" con regusto a fresa.
El Marinero permaneció junto a "La Esperanza" hasta muy entrada la noche. Y serían las dos de la madrugada -y quizás algún minuto más- cuando, aprovechando las horas del pleamar, arrastró la barca hacia las aguas y subió a ella. A remar.
Aquella noche, bajo las estrellas del cielo y sobre las estrellas del mar, una extraña corriente marina -nunca conocida hasta entonces en aquella región- empujó a "La Esperanza" hacia lo más interno del océano. La brisa hacía que el remar del Marinero triplicase sus avances hacia el horizonte. Allí, al llegar hasta la última frontera de las aguas... donde el cielo se junta con el mar... El Marinero se quitó la camisa y la transformó en bandera sobre cuya nívea blancura pintó un S.O.S. Después la dejó caer sobre las olas atada con una cuerda a la quilla posterior de "La Esparanza".
Nunca más se supo de él. Pero todavía es muy común oír hablar a los viejos marineros, cuando cenan en todos los hogares de las aldeas costeras, sentados con sus familiares alrededor del fuego de las chimeneas, que aquel muchacho permanece allí... y que ha habido algunos que consiguieron distinguir, más allá de las neblinas y la bruma marinera, en las claras noches de luna llena, a una gaviota roja que vive continuamente volando sobre una barca habitada por aquel misterioso joven. Y que son felices juntos. Y se comenta que él pesca los mejores pescados de la mar para ella y que ella le lleva los mejores alimentos de las lejanas costas. Que permanecen juntos diás y noches y que son felices de verdad.
Como dijo el ermitaño: "A veces los relatos de los viejos "lobos de mar" son reales y a veces sólo mitológicos..." pero la existencia de La Gaviota y El Marinero, amándose día y noche junto a "La Esperanza", es un relato de los más verídicos que cuentan los marineros del mar...".
Si los habéis leído despacio habréis notado las tres grandes diferencias que existen etre ellos. Los dos primeros, además, sólo son relatos pero el tercero tiene ya la magia del cuento.
10.5.- Las sublimaciones del amor.
Según la Real Academia de la Lengua Española, sublimar (del latín sublimāre) significa engrandecer, exaltar, ensalzar o poner en altura... pero consultando Wikipedia vemos que "la sublimación en psicoanálisis es un término descrito por Sigmund Freud como uno de los destinos posibles de la pulsión. Se trata de un proceso psíquico mediante el cual áreas de la actividad humana que aparentemente no guardan relación con la sexualidad se transforman en depositarias de energía libidinal (pulsional). El proceso consiste en un desvío hacia un nuevo fin. Entre los ejemplos de Freud como nuevos destinos de la pulsión sexual está lo artístico y lo intelectual: Sublimar consistiría en mudar el fin pulsional hacia una actividad desexualizada, intentando su realización, por ejemplo mediante tareas creativas o de prestigio social: arte, religión, ciencia, política, tecnología.
Sigamos recogiendo información sobre este aspecto del psicoanálisis de Sigmund Freud. Así, por ejemplo, según Javier Echegoyen Olleta en un Diccionario de Psicología que se puede ver en Internet "por este mecanismo de defensa el yo dirige de forma inconsciente e involuntaria la energía psíquica asociada a un deseo o representación inaceptable hacía actividades no censurables por su conciencia moral. Para Freud, en muchas ocasiones las actividades socialmente muy bien valoradas como la ciencia, el arte y la religión, son consecuencia de la sublimación de intereses y pasiones bajos y poco aceptables".
Continuemos con nuevos aportes. Con el completísimo texto de Elena Diez de la Cortina Montemayor, tenemos más que suficiente para habler aclarado definitivamente el significado de la sublimación. Dice así: "Como médico el interés de Freud se centró fundamentalmente en conocer cómo el cuerpo podía ser afectado por la mente creando enfermedades mentales, tales como la neurosis y la histeria y en la posibilidad de encontrar una terapia para tales enfermedades.
Como filósofo Freud investigó la relación existente entre el funcionamiento de la mente y ciertas estructuras básicas de la cultura, por ejemplo, las creencias religiosas. La cuestión fundamental consistía en dilucidar cómo se forma una conciencia individual y cómo operan la cultura y la civilización.
Freud distingue dos principios fundamentales: el principio del placer y el principio de realidad. El primero supone una búsqueda de lo placentero y una huida del dolor, que nos impulsa a realizar aquello que nos hace sentir bien. En contraposición a éste, el principio de realidad subordina el placer al deber. La subordinación del principio del placer al principio de realidad se lleva a cabo a través de un proceso psíquico denominado sublimación, en el que los deseos insatisfechos reconvierten su energía en algo útil o productivo. Tomando como ejemplo el deseo sexual, ya su práctica continua supondría el abandono de otras actividades productivas (trabajo, arte, etcétera), el hombre sublima sus deseos y utiliza su energía para la realización de otras acciones (deporte, literatura, juego). Sin la sublimación de los deseos sexuales no existiría, según Freud, civilización.
No obstante, la sublimación no elimina los deseos sexuales. Éstos, si quedan insatisfechos, se empaquetan o son reprimidos en un lugar concreto de la mente llamado inconsciente, que es, por definición, aquella parte de la mente inaccesible a nuestro pensamiento consciente (o yo) que reúne todos los deseos y pulsiones reprimidos. Sin embargo, existen caminos indirectos para acceder a los contenidos del inconsciente, como por ejemplo los sueños, los actos fallidos y las bromas.
Los sueños son satisfacciones simbólicas de deseos que han sido reprimidos. Inaceptables para la mente consciente (ya sea por la presión social y moral o por un sentimiento de culpa), algunos deseos se manifiestan oníricamente, de un modo extraño y absurdo que oculta su verdadero significado.
Los sueños utilizan principalmente dos mecanismos de ocultación: la condensación, en la que imágenes o ideas dispares son reunidas en una sola (correspondiéndose con la metáfora en el lenguaje) y el desplazamiento, mediante el cual, el significado de una imagen o símbolo es transferido a algo asociado con él que desplaza a la imagen original (su correspondencia con el lenguaje es la metonimia).
Los sueños pueden ser también interpretados a través de la paráfrasis o actos fallidos. Éstos, lejos de ser errores de la mente, revelan contenidos reprimidos del inconsciente que afloran en forma de olvidos, deslices, etcétera. Las bromas también son emergencias de deseos reprimidos. Por ello, el psicoanalista otorga una gran importancia al lenguaje utilizado tanto por sus pacientes, como el empleado culturalmente en determinadas épocas históricas, de ahí que el psicoanálisis se haya relacionado íntimamente con la crítica literaria.
Los contenidos del inconsciente son deseos sexuales (o agresivos) reprimidos que Freud llamó pulsiones (triebe, mal traducidos por "instintos"), originados en las primeras etapas del desarrollo del niño y ligadas estrechamente a la nutrición infantil.
La sexualidad adulta es el resultado de un complejo proceso de desarrollo que comienza en la infancia y que se desarrolla en distintas etapas que dependen de su ligazón con distintas áreas corporales: la etapa oral (boca), la anal (ano) y la genital o fálica (genitales). En la etapa oral el niño no tiene conciencia de ser un individuo separado de su madre o el mundo, lo que le lleva a tener deseos incestuosos. Esto se supera en la segunda etapa, la anal, en la que hay una tendencia a la extraversión, a sacar algo de sí mismo (heces) al exterior. En la etapa genital, el niño experimenta impulsos autoeróticos que soluciona mediante la masturbación, paso necesario para entrar en la vida adulta.
El niño descrito por Freud es un perverso polimorfo, que dirige sus deseos sexuales hacia cualquier objeto, desorganizadamente (por carecer de identidad) y sin represión, lo que le hace carecer de identidad sexual (género), identidad personal e incluso de inconsciente. Después del polimorfismo, el niño entra en un estado de latencia, donde sus deseos sexuales están aminorados y apagados hasta su exuberante florecimiento en la pubertad, última etapa del desarrollo sexual, en la que los deseos sexuales se dirigen hacia objetivos "normales" según Freud, es decir, se canalizan en encuentros heterosexuales, subordinados a la zona genital y con un fin meramente reproductivo.
La tarea fundamental del psicoanálisis como terapia consiste en curar todas aquellas perversiones sexuales originadas en la infancia, entendiendo por perversión aquel comportamiento no ajustado al modelo heterosexual, genital y reproductivo. La perversión implica que los deseos de la líbido "inapropiados" o prohibidos socialmente existen, aunque no se expresan (represión). La neurosis es una versión negativa de la perversión, en ella los deseos libidinosos reprimidos en el inconsciente son tan poderosos que se ha de gastar demasiada energía para reprimirlos.
El psicoanálisis supone que la represión de los deseos inconscientes puede causar ciertos trastornos mentales como la paranoia, la histeria, la obsesión-compulsión y otros desórdenes.
En el desarrollo sexual, es esencial el complejo de Edipo, que termina en la fase fálica, y en la que el niño ha de establecer por vez primera un vínculo afectivo con su progenitor de sexo opuesto (el padre), que es considerado un rival frente a la madre. El niño siente hacia ella un deseo incestuoso que tiene que reprimir por miedo a la agresión paterna y a la castración, temor que le lleva a construir el superego (superyó), una instancia encargada de controlar al consciente (yo) según las pautas morales impuestas por los padres.
El complejo de Edipo conlleva la aceptación del principio de realidad y la subordinación del principio del placer. El desajuste entre las demandas del consciente, el inconsciente y las exigencias del superego puede convertirse en conflictos denominados fijaciones y complejos, que pueden llevar a que el adulto sufra regresiones o modos de satisfacción sexual infantiles. La mente consciente, imposibilitada para funcionar normalmente perderá su control y desarrollará neurosis como modos de expresar dicha tensión.
Freud no pudo explicar cómo se desarrollaba el superego en las niñas, debido a que naturalmente éstas no pueden ser castradas. Sus prejuicios sociales le llevaron a elaborar una teoría, llamada complejo de Electra, en la que la vinculación de la niña con sus progenitores se establece en relación a una envidia del pene "ausente" en ella. La mujer es un ser deficiente, castrado, por lo que, según Freud, nunca podrá desarrollar un superego fuerte, lo que justifica su debilidad moral y su mayor tendencia al sentimentalismo.
La explicación del escaso papel social de la mujer a lo largo de la historia encuentra su respaldo en una base natural, científica, que constituye un factum del desarrollo humano. Definidas por Freud como el continente oscuro, las mujeres están condenadas al ámbito de lo privado, donde cohabitarán con hombres que representarán simbólicamente al padre que no pudieron conquistar. La crítica feminista sobre las ideas de género de Freud será, en este sentido, implacable".
Yo no estoy totalmente de acuerdo con Freud como tampoco están totalmente de acuerdo con Freud muchos psicoanalistas posteriores a él. Por supuesto que se puede entender fácilmente que sublimar es desarrollar actividades (estoy de acuerdo con los ejemplos de literatura, deportes y juegos sanos) para sustituir los deseos normales (que no son causados ni causan problemas mentales de ningún tipo y en eso estoy en desacuerdo con Freud) porque son actividades completamente sanas y recreativas que utilizamos todos los hombres y todas las mujeres continuamente en la vida y no solamente por cuestiones sexuales sino por otras relacionadas con nuestra vida en sociedad y que abarcaría un amplio espectro de contextos en los cuales ahora no deseo ahondar para no salirnos de la temática que estamos abordando.
¿Se puede sublimar la sexualidad?. No sólo se puede sublimar la sexualidad sino que, para llegar sanos al matrimonio y, en caso de los cristianos y cristianas, poder mantenerse virgen hasta el matrimonio, muchos y muchas son los que lo consiguen simplemente utilizando la mayor parte de sus energías, hasta que encuentran el amor verdadero, en una gran cantidad de actividades que están relacionadas con los hobbys de cada persona. Tenemos una gama infinita de actividades para poder sublimar los deseos sexuales sin caer en los "amores libres" que son o prostitución, o fornicación o libertinaje sexual y eso si que es recriminable y, para mí, estar trastornado mentalmente.
La hipocresía de la sociedad "super moderna" en la que vivimos hace creer que es necesario tener relaciones sexuales antes del matrimonio para ser sanos y no tener complejos ni traumas y yo puedo demostrar que no... que es todo lo contrario... que hemos llegado a un estado de cosas donde el "mundo normal" es anormal y donde lo considerado "anormal" es lo correcto y lo sano, al menos para quienes confesamos que llevamos un modo de vida cristiano. Muchos de los que practican el "amor libre" están verdadermaente enfermos y no han sabido superar las fases normales del desarrollo orgánico de sus cuerpos siendo, por lo que vemos fácilmente que ocurre en la sociedad "super moderna", mucho peor el remedio que la enfermedad. ¿Cómo mantener un cuerpo sano en una mente sana?. Simplemente sabiendo sublimar bien. La sublimación cultural, deportiva y recreativa (artes, actividades físicas y juegos sanos) no solo es positiva y te da personalidad bien formada (cosa que al parecer olvidan muchos psicólogos y psiquiatras cuando realizan informes de quienes consideran que se encuentran enfermos y después descubren lo erráticos que están en sus diagnósticos) sino que te convierte en un hombre o una mujer feliz, agradable a los demás (menos para los envidiosos), sano de mente y cuerpo y capaz de estar alegre hasta en los momentos más apurados de tu vida.
Por eso, permitidme que me tome a broma a Freud y Jung, porque a veces es mejor bajar de los "tronos" a quienes se creen seres superiores o semidioses cuando lanzan y proclaman teorías como si estuviesen pontificando en vez de reconocer que si al mundo lo volviésemos completamente "del revés" lo habríamos sanado y convertido de un "mundo enfermo" al que llaman "normal" hipócritamente en un mundo feliz al cual les da por llamar enfermos. Que me perdonen la broma pero es que, a veces, no queda otro remedio que escribir así para dejar constancia que el Ser Supremo es Dios y que por encima de todas las teorías "exploratorias" (y de verdad que parecen
"exploraciones con cantimplora y todo" en vez de estudios científicos) de tantos "sabios" que hay en el mundo, la Verdad, la gran Verdad de la Vida proviene de Jesucristo que es el mejor psicoanalista que ha dado el mundo. Aquí va mi texto para terminar con una sonrisa este "duro" y "arduo" capítulo de mi Ensayo.
Tratemos sin conciencia de aclarar ciertos asuntos relacionados con la sexualidad y los filosofopsicópatas como Carl Gustav Jung y su maestro el ateo Sigmund Freud. Tiene gracia la cosa esa de que para hacer el amor hay que tener en orden los orgones y los tipos psicológicos inconscientes. Yo creo, con total sinceridad, que ser un inconsciente cuando se está enamorando a una chavala lo único que conlleva es a coger una empanada mental monumental (valga la redundancia). Explico: Jung, que no tiene personalidad propia y sigue a rajatabla los neuróticos planteamientos iniciales de Freud, se hace un verdadero lío con sus visiones filosóficas del entorno humano a la hora de sentir el amor. Y no digamos nada del jaleo padre que se arma cuando lo quiere llevar a la práctica. Estar pendoneando con el yo y el super-yo en ciertos momentos de romántico placer es conseguir que la chavala se aburra del narcisista-machista y de tal manera que el divorcio es inevitable. ¿Y qué tiene que ver la biología con el espíritu humano?. Pues nada. Querer identificar ambas cosas en un solo y único contexto como intenta demostrar Jung en su libro "Tipos psicológicos" es tener las facultades mentales un poco o un mucho averiadas; porque lo espiritual (que sí existe de manera independiente a lo material) sólo proviene de Dios y no de ninguna extraña composición biológica y ajena al comportamiento natural y normal de las gentes. Jung es más antinatural que los incomprensibles y fatuos del sofisma filosófico griego. ¿Cómo se le ocurre ir diciendo en sus escritos dirigidos a las gentes sencillas de los pueblos y ciudades de todo el mundo que para amar se necesita tener en sintonía esa estúpida invención de los orgones?. !Vaya esquizofrenia!. Para empezar no es necesario inventarse ningún orgónico bluf para hacer el amor y para terminar es necesario saber que para hacer el amor solo se necesita tener el corazón bien puesto en su sitio para sentir y no como esos pedruscos de ateos y otros similares que parecen más brutos irracionales que personas.
En cuanto al "Yo y el inconsciente" (y pongo los títulos de los libros entrecomillados porque me da la real gana y para especificar claramente que son títulos de libros por mucho que se emberrechinen los escleróticos de la RAE y los voy a escribir siempre siempre siempre entre comillas y ya está) es otra gran bobada del "ilustre die Beziegungen" que este Jung se saca de la manga como un farsario prestidigitador de conejos. Si para hacer bien el amor sano (como Dios manda) tuviésemos o tuviéramos que estar sintiendo innumerables fenómenos conscientes y repasando toda nuestra vida anterior para poder dominarnos ante los nervios de la ocasión placentera que se nos presenta cuando ya estamos bien casados... apaga y vámonos... porque además de tardar más que un dia sin pan en realizar ese esperpéntico ejercicio ellas se nos aburrirían y nos preguntarían que para qué prometimos ante el altar amarlas sin complejos en lo bueno y en lo malo. Lo malo es que algunos hacen caso a Jung. No señor. Para hacer el amor como Dios manda no hay que ser un tiquismiquis ni un cantamañanas. Ni preconciencia, ni conciencia, ni subconciencia ni, por supuestísimo, inconsciencia... lo que hay que tener para hacer el amor noble (aparte de todas las partes orgánicas en su debido lugar) es una sinconciencia total llegada la hora punta. Una sinconciencia lúcida da como resultado un lucido trabajo y ellas tan contentas... Y una sinconciencia preclara porque es a plena luz del silencio (o sea a la luz de la puerta cerrada y váyase usted a cotillear a otra parte señora vecina que es usted peor que los paparazzi de categoria regional) cuando el amor noble se realiza con total plenitud (sea cual sea el tipo de luz ambiental que hayas libremente elegido) y con total lucidez y sana salud mental. ¿Cómo se le ocurre al bruto del ateo Jung colocar por encima de lo natural irracional a la personalidad matizadora del gran yo?. !Qué barbaridad!. Lo que importa en el amor es el tú y no el gran yo. Importa el tú para dejarlas felices y que no se nos vayan con otros... que para hacer bien el amor hay que tener siempre muy en cuenta -antes que a nosotros mismos- a la otra parte de la pareja y entregarse todo entero (cuerpo y alma) para hacerla feliz.
Refiriéndonos al maestro de Jung, el ateo y malhablado Sigmund Freud, hay que decirle unas cuantas cosillas para que no se vaya de rositas y no tontee tanto con los picos pardos, ya que este filosicópata, aparte de sosaina, aburrido y soporífero, levanta tal dolor de cabeza que hablar de él en momentos románticos a una chavala supone rompimiento total de toda aspiración a salir con ella.
"La interpretación de los sueños" de Freud (su obra más extensa) es una pérdida de tiempo lamentable. Según él, la excitación amorosa depende de ciertos peajes que son transformaciones absurdas. Las tranformaciones verdaderas y gratificantes son siempre milagros de Jesucristo (o de Dios en nombre de Jesucristo y a través del Espíritu Santo aunque me llamen por eso antiguo que no lo soy) y no, por supuesto, derivadas del aparato psíquico de las personas... puesto que si tuviésemos que transformarnos a través de la psique quedaríamos "in albis" y llegaría el alba y estaríamos como al principio: nada de nada y las chavalas cada vez más lejos (por andar tonteando con freudulentos pensares). No, señor Freud, no. No estamos dispuestos a perder el tiempo con sus soporíferas interpretaciones de sueños onírico-teóricos. El sueño siempre debe ser cristiano para lograr una transformación gratificante y bella. Y eso si es práctica y nò teórica parda. Quizás es que se necsitan muchísimas más Biblias en el mundo que tanto mamotreto y tocho "infumable".
Freud se empeña en "Introducción al psicoanálisis" en inducirnos a que seamos todos edípicos perdidos. Váyase al carajo (como dicen en Ecuador) tales teorías. Está demostrado que eso de amar sexualmente a la mamá es propio de niños enfermizos y/o maleducados. Los edípicos son disparates de la conducta social y no natural (como la homosexualidad, el lesbianismo y la bisexualidad) y es propio exclusivamente de las historias mitológicas griegas que nada tienen que ver con la realidad. Si sabemos lo que es el amor noble (y eso se puede saber desde el mismo momento del nacimiento) debemos respetar a nuestros padres. Ellos con la suya (nuestras mamás) y nosotros con las nuestras (nuestras chavalas casadas o solteras). El complejo de Edipo es un disparate que muchísimos niños no han sentido nunca. Las percepciones anímicas siempre vienen del buen gusto y es de muy mal gusto querer competir con nuestros padres en esto del amor al igual que viceversa. Los padres tienen su pareja y los hijos la nuestra. Y si se lee mucha mitología está bien pero no hasta el punto de confundir la gimnasia mental (cultura) con la magnesia mental (mogollón freudianista). El edipismo es una verdadera majadería de un Freud que leyó demasiadas tragedias griegas.
"Malestar en la cultura" es otra de las muchas idioteces freudianas. La cultura nunca puede producir malestar sino que siempre produce placer. Cuánto más culturas tengamos mejor sabremos hacer el amor noble con nuestras chavalas (parejas varón/hembra) y cuanto menos cultura tengamos seremos más brutos con ellas y ellas se cansarán de nosotros y se irán con otros más cultos (lo cual pasa ya muchas veces en la vida real que está llena de casos de estos). La cultura nunca es una molestia porque no ocupa lugar ya que forma parte intrínseca del saber (su parte más importante y esencial) y para salir y enrollarse con chavalas hay que tener muchísima cultura (que la belleza no está reñida con el conocimiento sino todo lo contrario). La cultura nos hace íntegros e integrales. Absurdo es el empeño freudiano de culpar al Cristianismo como causa de dolor cultural. Falso. El Cristianismo de Jesucristo siempre ha sido culto y ha fomentado el conocimiento (si no se lo creen lean los Proverbios de la Biblia cristiana de arriba a abajo y descubrirán que el Cristianismo no sólo no reprime ni castiga la práctica del amor sino que la fomenta e invita a desarrollarla con plenitud cuando ya estás casado con tu chavala). Eso no es represión. Eso se llama tener la cabeza y todo lo demás en su verdadero sitio y no como los freudianos que ven falos hasta en la sopa de letras. El Cristianismo solo hace ubicar correctamente lo que es el amor noble y cómo llevarlo a la práctica si eres casado o eres soltero. El ateismo freudiano es el que verdaderamente castra (primero intelectualmente y después, acto seguido, físicamente). Este ateísmo de Freud es, además de necio, tonto... y Freud es un bobo de atar bien atado. Déjenos ya en paz con sus orgones (que no los necesitamos porque tenemos algo más natural con lo que practicar el amor marital) y culturícense un poco más los freudianos leyendo la Biblia porque así seran más humanos y no tan humanoides como lo son hasta ahora.
En "Más allá del principio del placer" Freud intenta colarnos una historieta de humor al señalar que la libido es un instinto de la muerte. Vaya felonía. La libido, señor Freud (y fue inventada por Dios para que usted lo sepa) no es un instinto bajo sino muy elevado y está lleno de vida y no de muerte. Freud es un frustrado sexual y un imponente ignorante ateo. Lo que hace satisfacción y disfrute no puede ser nunca malo ni señal de muerte. Lo que sirve para satisfacer a las chavalas es un verdadero placer divino y no un displacer psicopatológico. Y nada de hipótesis comprensivas. Las hipótesis del verdadero amor son un "tú y tu libido para mí y para nadie más y yo y mi libido para tí y para nadie más". Lo demás son claustrofóbicas teorías de neuróticos perdidos que perdieron el tiempo sin aprender a ligar con chavalas y nos quieren amargar la existencia sin que nosotros tengamos la culpa.
De "Moisés y el monoteísmo" es mejor no hablar; porque yo no acepto que Freud, que negó el Crisitianismo, sepa verdaderamente analizar a Moisés y los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Uno que no cree no sabe lo que es creer y, por tanto, no sabe lo que se pierde en estos terrenos de lo erótico sexual. Por eso están tan amargados y reaccionan tan alevosamente contra los cristianos.
El "Porvenir de una ilusión" no se basa, como Freud intenta convencernos para engañarnos, en la pasión embrutecida de la Naturaleza sino en la rica pasión de la Naturaleza adornada por una amplia y extensa cultura humana general. Para los cristianos lo cultural es futurista y un porvenir muy hermoso se nos abre ante el futuro culturalizado. Nuestras chavalas son bombones pero, por supuesto, bombones muy cultos. Y ese es el verdadero Porvenir de la Ilusión y no el bodrio que nos intenta colar el Freud de las narices gordas.
"Psicología de las masas" es un libro más falso que Judas el Malo. Es imposible de aceptar porque primeramente las masas no pueden tener psicología puesto que las masas son aglomeraciones de personas y cada persona porta una psicología propia e intransferible... luego no puede existir una psicología propia de una masa. Y en segundo lugar la masa no es un mogollón despersonalizado ni monolíticamente masificado. La masa es un conjunto de personas y cada persona es un mundo diferente y distinto al de los demás. Creer que hay una única psiología de masas es una locura propia de Freud y sus seguidores.
Es de risa incluso el título siguiente ("Psicopatología de la vida cotidiana") pues no hay nada más despatológico ni nada más antipsicópata que gozar de la vida diaria cotidiana sacando siempre una linda experiencia de ello y ejercitando lo cotidiano para enriquecer nuestra psique y nuestra alma. LO que sucede es que para Freud y los ateos el alma no existe y por eso brujulean tanto a la hora de intentar explicar sus sandeces.
"Del totem y del tabú" es mejor no comentarlo. Sólo decir lo anterior: el señor Freud leyó mucha mitología y ha confundido las candelas con las calendas. Demasiado pensamiento calenturiento para tan poco razonamiento sensato. Pero no podemos cerrar este artículo sin partirnos de risa y a bocajarro batiente al leer las estupideces egoísticas del yo y el super yo y el ello. ¿Y el tú?. ¿Dónde deja usted al tú en las relaciones sexuales y sicosociales señor Freud?. No, señor filotrompeta, cada uno de nosotros, los cristianos y cristianas de verdad, pasamos de largo olímpicamente de sus teorías egoístas y compartimos el amor con total entereza y en igualdad suma con el tú de nuestras chavalas.
Y para terminar le digo lo mismo que a Carlitos Marx. Jesús está vivo y usted está muerto. Y Jesucristo sabe perfectamente lo que es el Amor en la más infinita, absoluta y real naturaleza que pueda tener. Amén. A ver si leemos mucho más la Biblia en vez de tanta basura literaria pornográfica y aberrante como ha producido y ha sido premiada en el Siglo XX incluso con el Nobel.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Ensayo sociolgico.

Palabras Clave: Literatura Ensayo Comunicacin Conciencia Conocimiento Matrimonios Realidad Verdad Amor Cristianismo

Categoría: Ensayos

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