Hoy no busco la poesía perfecta, ni la rima exacta,
que ironía...
Pero tu más que nadie me conoces, y sabes que mi mejor verso, mi mejor palabra es esa que lleva tu nombre como sello indeleble.
 
Eres dueña de la noche que tomaste como tela, para bordar un manojo de estrellas cada día y arroparme cuando tuve frío.
 
Quiero regalarte algo más que este sencillo texto, pero ni logro colocar letras, eres la única rosa blanca que fragmenta mi recuerdo y me hace respirar tan lento, como si fuera a reventarme en lágrimas de caramelo.
 
Agradezco tu sinceridad al golpearme con tu puño analgésico cuando lo necesito, tu abrazo reconstituyente (que más de una vez me ha cosido los trozos del alma) y como olvidar los casi doscientos cuarenta amaneceres en los que permaneci dentro de ti, estuvimos gritando, escribiendo, exorcisando, cantando, aguantando, andando momentos, juntando caricias, risas antojos, tristezas, caidas, ahora que tú estas dentro de mi me enseñas a amasar todo muy bien hasta convertir estos amaneceres en la eterna edificación del amor.
 
Lo demas es un secreto que tú y yo guardamos en lo profundo de nuestros mares, hasta donde nadie llega, porque no hay mapa, solo tus bellos ojos en los que se esconde la grandeza, la fuerza y la realidad de una melodía que hemos tocado juntas durante corto tiempo, pero que seguirá sonando hasta que no suenen los instrumentos...
 
¡Serás siempre mi rosa blanca y yo tú flor de luna, o como bien dices tu pajaro libre! (risas)   simplemente queria decirte que te amo mamá.