Me reclino sobre una enorme roca, frente al mar, y, suspiro.
¡Este mundo maravilloso es mío!
Este lugar es mi universo; que a diario construyo, y no hay motivos para llorar.
El frio del agua, traída por una ola enfurecida, me hace volver a mi realidad.
Toco  mis pies mojados, miro a lo lejos y sonrío.
Aquí todo es bello.
Pero mi corazón es un mar turbulento.
¡Agrio contraste en mi vida!
Observo las olas salvajes que siguen golpeando la roca debajo de mis pies.
Vuelvo a sonreír.
¡Y me siento patrón y señor de la mar; un gorgojo con ganas de vencer!
Resisto los ventarrones de las injusticias humanas y perdono...
Alguna clara madrugada mi cielo se despejará y entenderé, que detrás de las nubes oscuras, hay una luna y miles de estrellas que brillan en todo su esplendor...
La fe es un regalo divino, la obtienes a medida que vas cultivándote; junto al compañero de siempre: Jesús.
Jlm
Mayo 2 011