¡Jamás! (El Chivatazo)
Publicado en May 05, 2011
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Ni jamás jamé jamón ni leches en vinagre. Ya tengo dicho un millón de veces que soy así desde que nací y que no voy a cambiar jamás de las jamases. ¡Ya pueden decir misa hasta un total de 28 obispos juntos!. Así que yo soy como los de Alicante (exceptuando a Benito)... ¡siempre hacia adelante y que me adelante quien quiera!... porque yo, en llegando a la costa, me doy un baño de H20 más NaCl y me vuelvo a la ciudad de Madrid más pancho que Pancho López y más largo que Largo Caballero.

Así que la cosa, en llegando ya a este punto sin retorno, está clara: iré a Madrid pongan como se pongan los señores julianes, los julinchis o fray Junípero Serra si es que revive. Porque sí o sí o sí. Porque en los jardines del té yo sólo pido café y en las cafeterías del mundo entero, allí donde me encuentro cada vez que salgo a pasear, café con leche para ser más exactos. ¡A hacer leches los señores julianes, los julinchis y fray Julián de los Julianes!. Que para jugar al solitario me basto y me sobro yo solo.

Alguien me pregunta qué es lo que se ofrece en los jardines del té. Ni me importa saberlo. Para mí el café Jurado es el mismo juramento de mi forma de ser: invariable, inaudita, inconmovible e impertérrita en ciertos asuntos. Iré a Madrid cuando me salga de la alcachofa radiofónica, del canal disponible (si es con repetición la jugada mucho mejor) y mi siempre entera condición.

¿Qué condiciones se necesitan para tomar las célebres combinaciones, variantes y variables conclusas o inconclusas de los jardines del té?. ¡Que se lo pregunten a un cingalés, a un ceilandés o a un srilankés que, al fin y al cabo, la misma cosa son!. Yo paso olímpicamente del té de Ceilán, Cingalá o Sri lanka o como quieran llamarse mañana mismo si no les vuelve a gustar el nombre de su país; porque no me gustan para nada sus chavalas por mucho que bailen el Baile de San Vito con el vientre o con la coronilla si mejor lo desean.

Y hablando de San Vito, los vitorinos jamás me dieron ni miedo ni mucho menos pavor por muchos pitones que tengan en su testuz. Mirad por donde de testuz carece el avestruz. Pero los berracos bragados me dan lo mismo sean vitorinos o santacolomas. Yo tengo cabeza suficiente para no olvidar...

¿Té moruno con hierbabuena?. Jamás. Ni té moruno con hierbabuena ni té cingalés con hierbaluisa. Y me da lo mismo la Luisa que el Luisón. Por cierto, de paso aclaro que Luisón Bobet, para quienes quieran saberlo, fue un gran corredor. Hablando de corredores que se corran todo lo que quieran los señores psiquiatras (de lugar a lugar me refiero pero interpretarlo como os dé la real gana porque !a mi plin yo duermo en pikolín!). Jamás tomaré un té pakistaní con especias porque le dan un sabor más amargo que el de los mates argentinos. ¡Qué miren ustedes si amargan los mates argentinos!. Pues bueno. En vez de mates argentinos prefiero un buen par de melones de Villaconejos. ¿Qué les pasa a los psiquiatras argentinos que parece que están siempre en sus horas tontas?. Lo único de Argentina a destacar (dejando a un lado a Gabriela Sabattini porque está de muy bien) es el Té Earl Grey de los ingleses. ¡Toma castaña!.¡ Vaya forma de ser patriotas!. A los ingleses que les den bergamota que es bueno para los paladares desinfectados. A ver si ya se enteran que las inglesas (salvo muy pocas y raras excepciones) me importan menos que el adelgazamiento digestivo de los masajes con Pu-Erh Yunnan. ¡Tome usted purgantes si lo desea señor argentino licenciado, doctorado o masteurizado!.

Una recomendación para mis muchachos: combatir la fatiga física y mental partiéndoos de risa. Porque yo, por ejemplo, cuando me parto de risa me divido en dos partes. Una parte en Madrid y la otra parte en Madrid. A pesar de los partes meteorológicos que anuncian borrascas, chubascos y algún que otro pincho de tortilla española para hacer el boca a boca. ¡Ya lo ven!.

Y me da igual que se enteren y se cabreen porque me voy a la máquina ubicada en la catorce estación para seguir diciendo que soy el mismo conmigo mismo desde que nací. ¡Menos lobos, señor Barrinuevo, que tiene usted ya el casco tan viejo que se parece usted a uno de los últimos de Filipinas!. Para mí no existen doce estaciones al año, que no soy yo de los de misa en el coco y el rosario en los dedos que parece eso que es una ristra de mini morcillas compradas en Carrefour. No existe para mí ni primavera, ni verano, ni otoño ni invierno... porque paso olímpicamente (y cómo disfruto escribiendo bien olímpicamente con su tilde y todo colocada en el lugar exacto) de la pera de la primavera, del marrano del verano, del madroño del otoño y del cabrito tierno del invierno. Yo numero siempre al 14 que es un numerario existente a caballo. Si. Monto a caballo después del 13 y antes que el 15. ¡Que bastantes numerarios tuve yo que soportar cuando era El Estudiante y corté las dos orejas y el rabo a don José Antonio y todos sus falangistas!... porque resulta que las únicas falanges que a mí me importan y me interesan son las de los dedos de mis manos y las sigo teniendo completamente sanas y completamente en forma... para escribir como me da la real gana y no como decía que se debía escribir el marrano de turno... y ya sabéis a qué célebre Gran Premio Nobel de Literatura Universal y Extraterrenal me estoy refiriendo... si... al que llamaba caca al pan y pis al vino.. Y que se enfade si quiere Constantino el de Constantinopla o Nicéforo el del semáforo. ¡Que viva la farola y olé!. Que mientras exista una farola donde agarrarse que se quite cualquier farol de todos esos psiquiatras fantasmas.

¡Ya lo sabe, don Emilín!. ¡Yo juego siempre a pecho descubierto y no como usted que manda emisarios para ver de qué lado sopla el viento de las orejas de Benito!. Y como he dicho iré a Madrid por mucho que le canturreeen a usted las muelas del famoso juicio que nunca se llegó a celebrar o el apéndice nasal. Y ahora, una vez terminado este artículo, ustedes cuatro tranquilos, que yo voy a comer como todos los días. ¿Se han enterado ya Emilín y los tres suplentes de siempre?. ¡Repollos!. ¡Se venden repollos a 4 euros el kilo!. ¡Hala!. ¡A comer repollos ustedes cuatro!. ¿No son ustedes cuatro?. ¡Pues ya tienen una repolla para cada uno y aquí la Paz (que la que conozco yo está de muy buen ver) y allá la Gloria (que la que conozco yo también está de muy buen ver). Chao y luz, taquígrafos... ¡¡y a comer!!.
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