La fogata del Duende (Cuento Infantil)
Publicado en Apr 21, 2011
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El Duende Tanata, como siempre, juega a cambiar palabras. Ahora, en medio del Bosque de Las Buganvillas, se frota las manos al calor de su fogata. Tiene entre los dedos de Andresito la palabra "hoguera" y la ha transdormado en "higuera" distrayendo la atención del niño quien, queriendo componer su frase, se encuentra con el travieso Tanata que no le deja escribir el texto que tanto desea.
- Tanata... o permites que Andresito termine de escribir su redacción o tendré que intervenir yo -le amenaza la Musa Calíope.
- Pero yo no daño a nadie por jugar un poco con Andresito y, además, a él le encanta que yo convierta sus palabras en ideas nuevas. Mira... ahora cojo la palabra "deseo" y la convierto en "paseo". Al fin y al cabo la Literatura debe ser algo improvisado para que luzca mejor.
- Te advierto que si Andrestio termina por molestarse no voy a tener más remedio que mandarte a dormir y sabes que soy capaz de hacerlo con un sólo toque de mi varita mágica dado en esa cabeza de chorlito que tienes.
El tiempo pasa. Andresito se esfuerza en componer su texto; una redacción sobre sus vacaciones que le ha mandado escribir Don Santiago, el maestro de Lenguaje del colegio donde los alumnos están componiendo directamente en las pantallas de las computadoras.
- ¡Déjame jugar un poco más, Calíope!. ¡Sólo un poco más hasta que me entre el sueño!.
Ahora ha aparecido una palabra inédita llamada "dueño" y él, hábil como siempre, se ha enredado entre los dedos de Andresito y la ha transformado en "sueño".
- Ya está. Ahora sí. Ahora ya tiene "higuera", "paseo" y "sueño". Ahora puede escribir bien.
Andresito escribe:
"En las tardes en que mis tíos dormían tras haber laborado en las faenas del campo yo me sentaba junto a la higuera y después daba un paseo por las callejuelas del pequeño pueblo hasta que me entraba el sueño".
- ¡Continúa, Andresito, continúa, porque yo te ayudaré a que lo narres mejor!.
El niño está cansado. Le cuesta seguir escribiendo. Ha entrado en una fase de desconcierto y no sabe cómo continuar.
- ¡Escucha, cabeza de chorlito, si Andresito no puede continuar por tu culpa te convierto en sapo!.
- ¡No, Calíope, yo estoy seguro de que va a continuar. Sólo tiene que escribir tres palabras más y verás cómo lo consigue! -y el Duende Tanata sigue frotándose las manos al calor de la hoguera en el Bosque de Las Buganvillas.
La siguiente palabra a transformar es "pacer". Tanata la convierte en "nacer". Y después, ya todo seguido, aparecen "sonido" que el Duende convierte en "nido" y "jolgorio" que El Duende convierte en "jilguero".
Andresito despierta de su sopor. Ya puede continuar libremente:
"En este mi nuevo nacer yo observo que, en la higuera, tiene su nido el jilguero".
- ¡Te prohíbo terminantemente que vuelvas a cambiar una sola palabra más!.
- Está bien, Calíope!. Ahora me dedicaré solamente a saber cómo lo hace.
Andresito tiene a la Musa Calíope dándole aliento:
"Al oír el canto de los pájaros a través de mi presencia allí... todas las tardes bajaba a ver cómo las golondrinas venían a posarse en el alero del tejado de la casa de mis tíos y mientras ellos dormían la siesta yo me introducía en la fiesta de la Naturaleza para poder seguir soñando. Tal vez contar cómo han sido mis vacaciones este año se reduzca solamente a existir mientras descanso bajo la higuera, paseo por las estrechas callejuelas del pueblo y sueño que hablo con el sonido del piar que se escucha en el nido del jilguero. O tal vez todo sea, solamente, una manera de entretenerme con ilusiones para hacerme un poco mayor".
Tanata ha cambiado la palabra "emoción" por la palabra "canción".
Andresito continúa.
"La canción del jilguero me llama a participar pero yo me pregunto si podré ser lo suficientemente capaz de participar de la fiesta de los pájaros mientras mis tíos siguen durmiendo la siesta".
Andresito hace una pausa... necesita un poco más... sólo un poca más de la ayuda de Calíope y que el Duende transforme las palabras "sinrazón", "cojo" y "gaveta". Tanata vuelve a enredarse en los dedos del niño y las convierte en "corazón", "rojo" y "gaviota".
Así que Andresito vuelve a escribir.
"La tarde es como un corazón rojo de gaviota volando hacía la costa. ¿Dónde estará ahora la costa que tanto me invita a irme a bañar entre los oleajes de mis sentimientos".
Calíope sigue ayudando y Tanata ha cambiado "yacer" por "hacer".
"En mi ser un nuevo hacer sigue naciendo. Y me siento ave capaz de remontar el vuelo y volar hacia ese horizonte donde, tarde tras tarde, se me perdía la conciencia al integrarme con todo el paisaje. Éstas fueron, tal vez, las mejores vacaciones de mi infancia. Sé que tendré que seguir aún más lejos, más allá de la costa, volando por encima de las aguas del mar, pero nunca olvidaré estas aventuras de poeta soñador mientras dormían mis tios sus pesadas siestas".
El Duende cierra los ojos. Frota sus manos al calor de la fogata y se queda profudnamente dormido.
Andresito quiere terminar ya porque Don Santiago está avisando de que el tiempo ya se ha acabado y, antes de apagar la computadora, escribe.
"Me siento mucho mayor ahora que he podido entender que un corazón, en medio del rojo atardecer, puede ser compañero eterno de una gaviota. Así que el tiempo, diga lo que diga Don Santiago, no se acaba nunca cuando vivimos las vacaciones más inovidables de nuestras existencias".
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Cuento de Ficcin con Fantasa.

Palabras Clave: Literatura Cuento Ficcin Fantasa.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa



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